Yuusha-sama no Oshishou-sama
Capítulo 54 - Demonio (II)
Nubes de polvo y llamas giraban mientras
una onda de choque ondulaba por los alrededores.
Hubo un estruendo cuando el suelo tembló.
Olas de intenso calor y aire obligaron a todos a cubrirse la cara.
Wynn depositó su cuerpo en el suelo para
evitar que la explosión le mandara a volar.
Qué
fuerte, Eliza se
maravilló mientras se protegía la cara con las mangas de su túnica.
El polvo que volaba por el aire impedía
que sus ojos se abrieran completamente, y luchó por encontrar a Leti.
Tratando de ignorar el ardor en sus ojos,
finalmente la vio.
Leti se había agachado para cubrirse de la
onda expansiva que se avecinaba.
Cada vez que se invocaba un hechizo, el
lanzador era rodeado del maná residual, que funcionaba como un escudo, protegiéndolo.
Cuanto más fuerte era el hechizo, más maná
había, así que el escudo de Leti debería haber bloqueado la mayor parte de la
onda expansiva.
“Bola de fuego” era uno de los hechizos
ofensivos más básicos, pero el que Eliza lanzó ni siquiera se podía comparar
con el que Leti acababa de conjurar.
A pesar de usar un hechizo que sobrepasaba
las habilidades de Eliza, Leti no parecía cansada en absoluto.
Si es así, hasta un demonio...
“¡Awoooooooooo!”
Los pensamientos de Eliza fueron
interrumpidos por un aullido parecido al de un lobo.
Al mismo tiempo, una luz granate atravesaba
el infierno.
Las llamas se dispersaron cuando el humo
se elevó desde donde el lobo fue visto por última vez.
“No... de ninguna manera...” tartamudeó
Eliza con los ojos abiertos.
“¡Imposible!” Louis gritó con
incredulidad.
“Vaya, eso fue sorprendente. No pensé que
aquí habría un mago fuerte.”
Veldaroth había atravesado las llamas,
pero aun así salía humo de su cuerpo.
Su brazo derecho había crecido en varios
tamaños, la luz granate pulsaba a lo largo de él.
“Había mucho maná, pero no sé por qué usó
llamas normales. Supongo que todavía está verde, ¿eh?”
Eliza rechinó los dientes cuando oyó por
qué el demonio estaba ileso.
La bola de fuego que Leti había lanzado
era el mismo hechizo que el de Eliza.
Ella imaginó el hechizo exactamente de la
misma manera que Eliza, así que Leti no canalizó su maná eficientemente en el
hechizo.
Como dijo Veldaroth antes, Eliza estaba
lejos de ser un mago de primera clase.
Era hábil... para ser una aventurera.
Comparada con los caballeros del imperio y los magos de la corte, era una mera
novata.
Esto era evidente en el hechizo Bola de
Fuego que había lanzado.
Por cada diez unidades de maná que usaba
para hacer la bola de fuego, sólo dos, como mucho, encantaban las llamas.
Dos de las ocho unidades restantes se
gastaron lanzando el hechizo, y cinco se usaron para crear llamas normales.
La unidad restante se convirtió en el
escudo del maná residual.
La habilidad de un mago dependía en gran
medida de su propia comprensión, que se ampliaba adquiriendo conocimientos de
grimorios arcanos y experiencia obtenida del ensayo y el error.
Los magos con experiencia tendían a
superar a los novatos porque podían encantar más de las llamas a través de su
conocimiento y experiencia acumulados.
A diferencia de la mayoría de los seres
vivos y monstruos, que podían ser heridos por las llamas ordinarias, los
demonios eran diferentes. Veldaroth sólo podía ser afectado por dos décimas
partes del poder mágico total utilizado para el hechizo — las dos décimas
partes encantando las llamas.
“Más... Ojalá hubiera usado más maná...”
lamentó Eliza, consumida por el arrepentimiento.
Como Leti simplemente imitó la “Bola de
fuego” de Eliza, incluyendo su defectuosa composición mágica, el hechizo fue
carente y no alcanzó todo su potencial.
“Tú pareces más interesante que estos
tipos de aquí”.
Veldaroth volvió su mirada sanguinaria
hacia Leti.
Los aventureros podían sentir la intensa y
sofocante presión.
La cara de Leti se congeló de terror cuando
la sed de sangre se concentró en ella.
No podía hacer ruido. Sus pies temblaban,
sus dientes castañeaban.
Lágrimas salían de sus ojos y caían por
sus bonitas mejillas de porcelana.
“Oye, muéstrame ese hechizo otra vez. Ven
a jugar conmigo.”
“¡Eek!” Leti sólo podía emitir un chillido
de miedo.
“Suspiro... Sólo una mocosa. Demasiado
asustá pa’ pelear. ¿Qué sucede? Quiero ver otro de esos. ¿O es lo mejor que
puedes hacer? Si es así... te voy a matar, ¿sabes?” Amenazó Veldaroth mientras
le enseñaba los dientes a Leti, que estaba congelada y pálida.
Señalando con su mano derecha a la niña,
le dijo: “Si no puedo jugar contigo, mejor te mato. Si te dejo vivir, te
convertirás en un juguete muy peligroso.”
La luz granate se reunió en la punta de la
mano derecha de Veldaroth y creció rápidamente en tamaño.
“¡Leti!”
Un momento antes de que la magia de
Veldaroth hiciera pedazos la cabeza de Leti, Wynn corrió a su lado y la agarró
del brazo.
Corrió mientras la arrastraba.
La luz granate se perdió su objetivo y
golpeó el suelo, enviando escombros al aire.
Wynn abrazó a Leti para protegerla de los
fragmentos que volaban hacia ellos.
“Ugh...” Leti oyó a Wynn gemir en medio de
la violenta tormenta de escombros.
Cuando el polvo finalmente se asentó, ella
abrió los ojos y vio al niño abrazándola con fuerza.
“¿O... Onii-chan...?”
“¿Estás bien, Leti?,” preguntó Wynn
mientras la sangre fluía de su frente y brazos.
“Onii-chan... sangre... hay sangre...”
“No es gran cosa. Más importante, ¿te
lastimaste, Leti?”
Llorando, Leti agitó la cabeza.
Ella trató de abrazarlo, pero Wynn la
alejó suavemente.
Se levantó y preparó su espada mientras se
movía protectoramente frente a ella.
“Qué valiente de tu parte,” se mofó el
demonio.
“¡Onii-chan!” gritó Leti.
Dejándola atrás, Wynn dio vueltas
alrededor de Veldaroth.
Se movió en zigzag y parecía estar
intentando apuñalar el torso de Veldaroth. De repente, se agachó y apuntó su
ataque a los pies del demonio.
Sin embargo, justo antes de que su espada
golpease, Veldaroth saltó al aire.
Wynn saltó detrás de él y movió su cuerpo
en preparación para atacar al demonio en vuelo.
“¿Eh?”
Pero Veldaroth había escapado de su
visión.
“¡Te mueves bien, pero eres demasiado
lento!”
“¿¡!?”
Cuando Wynn aterrizó, intentó darse la
vuelta rápidamente.
Vio a Veldaroth cargando contra él.
Wynn trató de ponerse en posición
defensiva, pero Veldaroth empujó su pierna derecha contra el plexo solar de
Wynn antes de que pudiera hacerlo.
Voló por el aire en un arco. Rebotó una,
dos, tres veces.
“¡Onii-chan!”
“¡Wynn!”
A pesar de los gritos de Leti y Paul, Wynn
no se movió.
La pálida luz se desvaneció de la espada
caída junto a él.
“Ooh, se desmayó. Bueno, me divertí, así
que pararé hoy.”
Veldaroth miró a los aventureros.
Levantó tres dedos y dijo: “Tres días. Les
daré mucho tiempo. Deberían poder recuperar su maná para entonces. Después de
eso, los mataré a todos, empezando por esa chica, y luego a esa mocosa avian.
El gran Señor Demonio me ordenó matar avians cada vez que los encontrara. Y el
maná de esa chica es demasiado peligroso para dejarla vivir.”
Veldaroth sonrió salvajemente. Casi
parecía como si su boca estuviera a punto de separarse de la amplitud con la
que mostraba sus colmillos.
“Y una vez que mate a esos dos mocosos, el
resto de ustedes serán los siguientes. No crean que podrán huir de un demonio
como yo, ¿verdad? Si quieren vivir, prepárense para mí. ¿No será divertido?”
Riendo a carcajadas, Veldaroth saltó del
suelo sin esfuerzo.
Desapareció en unos momentos, llevándose
consigo la intensa presión.
Ninguno de los aventureros que dejó atrás
pudo moverse ni un centímetro.
“Estamos condenados. No podemos vencer a
ese... ese demonio,” suspiró Oort mientras se ataba una tablilla a su roto
brazo izquierdo.
“Ni la magia de Eliza ni la de Leti
pudieron herir a ese monstruo,” susurró Paul mientras lloraba.
“No creía que los demonios fueran tan
fuertes,” murmuró Louis mientras miraba fijamente al fuego.
El primer golpe de Veldaroth lo había
dejado fuera de combate, y se sintió más molesto por ese hecho que preocupado
por sus posibilidades de vencer al demonio.
Su frustración había crecido mientras veía
a Wynn enfrentarse al demonio.
El niño estaba dormido en el regazo de
Eliza.
Como ella se había quedado sin maná, los
lugares donde él había sido herido por guijarros sólo podían ser tratados con
ungüento y luego vendados.
A juzgar por las manchas rojas en el
vendaje que tenía alrededor de la frente, sus heridas deben haber sido muy dolorosas.
Leti había llorado hasta dormirse mientras
se aferraba a Wynn.
Los aventureros no podían regresar a
Simurgh, ni siquiera a la casa de Laura, porque los dos niños estaban marcados
para morir cuando Veldaroth regresara en tres días.
No tendrían más remedio que esperar
pacientemente a que Leti se despertara y los llevara de vuelta.
Los aventureros también estaban exhaustos.
“No podemos vencer a ese demonio. Tenemos
que pedirle ayuda a la Orden de Caballeros.”
“¿Actuará la Orden de Caballeros?,” preguntó
Eliza.
Los demonios no aparecieron
imprudentemente a la lucha por capricho.
Las verdaderas razones eran desconocidas,
pero los eruditos teorizaban que se debía a su bajo número. Los demonios
evitaban dispersar sus fuerzas por miedo a ser aplastados por deidades,
espíritus o dragones si lo hacían.
Por eso, a pesar de una diferencia tan
abrumadora en el poder individual, la humanidad había sido capaz de construir y
mantener una línea de defensa.
Las fuerzas principales del Señor Demonio
eran monstruos completos. Este era el conocimiento que los humanos habían
adquirido durante décadas de guerra.
“Pero no tenemos elección. Quizá no nos
escuchen, pero escucharán al Gremio de Aventureros.”
“De cualquier manera, tendremos que
esperar a que pequeña Leti se despierte,” dijo Louis, poniendo fin a la
discusión, y se callaron.
El único sonido era el crepitar del fuego.
Observaron en silencio mientras las chispas se dirigían lentamente hacia el
cielo.
3 Comentarios
Muchas gracias por el capitulo
ResponderBorrarUff, ya tenia sintomas de abstinencia, espero sigan saliendo mas rapido porque este tardo bastante xD
ResponderBorrarMuy buena, esperando más capitulos.
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