La ama tsundere y su sirvienta zorro
Vol 1. Capítulo 3 - La «comida» de Shen Hu
—Allá vamos.
Entraron en la habitación de la posada, que acababa de invertir en instalaciones para viajeros y vendedores ambulantes, y colocaron el pudín color huevo en un tarro de cristal transparente en el dispositivo mágico refrigerador que les habían proporcionado.
Lisa sonrió y observó cómo estaban alineados los pudínes, uno extra por cortesía del tendero, y cerró la puerta.
—Haa, seguro que es un lugar muy agradable para alojarse. ¿Cuán larga será la temporada que no estemos hospedando?
—La posada es bonita, pero no me apetece quedarme mucho tiempo en esta ciudad.
Shen Hu, que había trasladado la mesa y las sillas a la ventana, extendió la comida y el licor que compró en la ciudad y ya estaba algo achispada.
—…Sería una buena ciudad si no estuvieran ocurriendo desapariciones en serie…
—Eso es un gran problema, ¿no? Voy a tomar una ducha primero.
—¿Quieres que entremos juntas?
—Tonta. —Hizo a un lado los alegres comentarios de Shen Hu y entró al baño—. ¿Está bien? No vayas a espiar, ¿quieres?
—Sí…
Cuando se lo recordó antes de cerrar la puerta, obtuvo una respuesta seca.
—Si vas a espiarme, te echo agua del grifo… —Murmurando, se quitó la ropa y abrió el grifo de la ducha.
En cuanto le pareció oír un leve gruñido, el agua caliente a la temperatura adecuada, cayó sobre Lisa.
Al alcanzar el jabón, descubrió que su superficie había sido bellamente afeitada como una joya, y que había una flor metida en su interior. Tal vez estuviera perfumado con flores, y mientras se enjabonaba, el cuarto de baño se llenó de un delicioso aroma. Hizo espuma con una generosa cantidad de jabón y lo deslizó por su cuerpo con la palma de la mano.
Mientras lavaba así cuidadosamente cada centímetro de su cuerpo, su mente agitada empezó a calmarse poco a poco.
—Ojalá pudiera eliminar así esa abominable neblina como con la suciedad de mi cuerpo… —Murmuró para sus adentros y vertió agua caliente para quitarse la espuma. Para cuando las burbujas de jabón desaparecieron por el desagüe, su cuerpo estaba húmedo y cálido por el agua caliente.
Salió del baño sintiéndose fresca y limpia, con el cabello cepillado con aceite de miel y todo el cuerpo purificado.
—Ya solo resta el pudín.
Se cambió de ropa, se secó el cabello mojado con una toalla sencilla y volvió a su habitación.
Shen Hu estaba comiendo y bebiendo junto a la ventana como de costumbre, pero pudo ver que sus orejas de zorro, que estaban levantadas, se movían con frecuencia, como si le preocupara el ruido de fuera.
Debía de ser este tipo de atención que prestaba la que le permitía no perderse los puntos clave, aun cuando se veía tan insolente. Cuando abrió el dispositivo mágico refrigerador con admiración, descubrió que los tres pudines habían desaparecido sin dejar rastro.
—¿Qué? Shen Huu…
—¿Qué pasa, ama?
Shen Hu se dio la vuelta, sosteniendo los recipientes de pudín en su mano. La cuchara en su mano derecha estaba recogiendo el último bocado del pudín y llevándoselo a la boca.
—Ah… ah…
Mirando de cerca, ya había dos botellas vacías apiladas sobre la mesa.
—¿Hmm? ¿Te refieres a esto? Estaban bastante buenos.
Shen Hu ladeó la cabeza y le ofreció la última cucharada.
—¡Ya sé, di ah~!
—Mi-mi pudín…
Temblando, se acercó a Shen Hu, tomó la cuchara que le ofrecía y dio el último mordisco. El pudín enfriado se entremezcló con la fragante azúcar quemada, y la textura indescriptiblemente suave se deslizó por su lengua.
—¿…Por qué estás enfadada? He hecho todo lo que me dijiste que hiciera.
—¡Pero yo también quería! ¡Ahí había tres pudines y te los comiste todos…!
El pudín que debía disfrutar después de bañarse terminó en nada más que solo un bocado.
—Pensé que dijiste que me los comiera… —Shen Hu bajó las cejas, confundida.
—¡Siéntate ahí! Eso no es lo que quería decir, tú siempre, siempre…
La ira de Lisa era implacable y ordenó a Shen Hu que se sentara.
Sabía con toda su mente racional que se estaba desquitando con Shen Hu, pero la alegría que le había sido arrebatada de repente no iba a volver.
La ira de Lisa también se dirigió a la conducta diaria de Shen Hu, y el sermón continuó.
—…… —Shen Hu agachó la cabeza y permaneció en silencio, escuchando tranquilamente la reprimenda de Lisa.
La ira de Lisa se despertó aún más por el comportamiento inusualmente tranquilo de Shen Hu, aunque le gustó la falta de refutaciones petulantes.
—Eh, ¿estás escuchando? —Se cruzó de brazos y miró a Shen Hu de reojo.
—Sí que te escucho… —Shen Hu, que parecía agitada, miró a Lisa hacia arriba y dejó caer de nuevo la mirada al suelo.
—Ya-ya veo… —Cuando volvió a mirar a Shen Hu, vio que su cola también estaba caída, sin fuerza. Lisa se volvió para mirarla, con su ira agotada debido a su inusual recato—. Si-si lo entendiste está bien. ¿Qué demonios te pasa? Me vas a volver loca…
—¿Puedes perdonarme? —Shen Hu, que observaba el rostro de Lisa desde abajo, tenía los ojos húmedos como si estuviera a punto de echarse a llorar.
—Ya dije que está bien. Ya puedes volver a comportarte como siempre. —En cuanto vio la cara de Shen Hu, sintió remordimientos, preguntándose si había exagerado.
—¿…En serio?
—Sí, no pienso volver a repetirlo.
Asintió con la cabeza y respondió a la pregunta de Shen Hu como confirmándolo. En el momento en que Shen Hu escuchó la respuesta, una sonrisa volvió a su rostro.
—Kukuku, he estado esperando a que dijeras eso.
—¿Eh…?
—Quieres que actúe como siempre, ¿verdad?
Shen Hu no le dio tiempo a para pensar. Lisa sabía que tramaba algo, pero fue ella quien dijo que estaría bien si actuara como siempre. El orgullo de Lisa no le permitió retractarse tan pronto.
—Ya-ya dije que está bien.
Shen Hu sonrió y se levantó para contestar a Lisa con una sonrisa en el rostro.
—Entonces, como prometiste, es hora de una «comida».
Lisa se estremeció instintivamente ante Shen Hu, que movió los cinco dedos de sus dos manos en un movimiento de meneo.
—E-espera un minuto…
—Detén tu inútil resistencia, ama. —Al mismo tiempo que las palabras de Shen Hu, la maldición del collar se activó.
—Ah, uh… —Tan pronto como sintió la sensación de entumecimiento recorriendo su cuerpo, fue incapacitada físicamente.
—Kakaka, mira cómo se han girado las tornas, ama ♪. —Shen Hu sujetó firmemente a Lisa mientras ella se tambaleaba.
—…Uugh… —Intentó discutir, pero tenía tanto sueño que ni siquiera podía hablar. La conciencia de Lisa cesó allí, incapaz de reunir fuerzas para levantar los párpados, que caían pesadamente.
—…ma… oh mi ama…
Le sacudían los hombros.
Su cuerpo pesaba como el barro, pero apenas podía abrir los ojos.
—…Ya es hora de que despiertes…
—¿¡…!?
El rostro de Shen Hu interrumpió de repente el techo blanco que tenía delante.
Instintivamente, Lisa se levantó de un salto y miró fijamente a Shen Hu, dándose cuenta de su propio aspecto desaliñado.
—…Espera, no puede ser que tú… ¡Kyah! —Aunque su conciencia debería haber despertado, su cuerpo seguía sin hacer lo que se suponía que debía hacer.
Intentó escapar levantándose de la cama, pero inesperadamente fue sujetada por Shen Hu.
—¿Te encuentras bien, ama? —Shen Hu, que rápidamente la había sujetado por el pecho y las caderas, apretó la nariz contra el cabello aún húmedo de Lisa—. No me canso de este olor. Es exactamente el olor de una hermosa chica después de un baño caliente…
—¡Eres de lo peor al poner a la gente a dormir y luego hacerles eso…! —Puso la mano en la mejilla de Shen Hu y la hizo apartarse de ella, alzando la voz. Shen Hu parpadeó y miró la cara de Lisa con curiosidad.
—No, aun no hago nada. Ha pasado demasiado tiempo y acabo de cometer un error. ¿Te parezco tan despiadada?
—Eh… y esta apariencia… ¿entonces no fue por…?
Al oír la franca y confusa respuesta de Lisa, Shen Hu se llevó la mano a la frente en un exagerado gesto de tambaleo.
—Ooh, es que no tienes confianza en mí. Al menos puedes ver los cambios en tu propio cuerpo.
—…… —Con esas palabras, Lisa se inspeccionó con temor a su propio aspecto.
Aunque casi no tenía ropas, no había indicios de que le hubiera hecho nada concreto.
—Y, además, ama, tú misma prometiste darme una «comida» más tarde.
Los ojos de Shen Hu brillaban mientras ella exhalaba un suspiro de alivio, e hizo una mueca.
—¿No estás mintiendo? —Lisa desvió lentamente la mirada cuando sacó a relucir la promesa que hicieron en Hazelnigrado—. Espero que no me estés mintiendo…
Shen Hu, que intentaba evitar que Lisa apartara la mirada, le puso la mano en la mejilla y la hizo volverse. Lisa, dándose cuenta de que no había forma de que se saliera con la suya, preguntó con voz tensa.
—Si no mientes, ¿por qué estoy así…?
—Ahora que sabemos que la misión está relacionada con los demonios, no no tenemos ni idea cuándo nos atacarán. Además, ama, creo que antes dijiste que mi fuego de zorro no era lo suficientemente poderoso.
—Ugh…
Shen Hu comenzó a exponer una lista de razones perfectamente sensatas.
—Si como, mi poder místico también se fortalecerá. Supongo que es parte de la misión, ¿no?
—…Es un punto justo.
¿O estaba tratando de hacer más fácil que Lisa aceptara? Shen Hu hizo hábilmente que Lisa asintiera con la cabeza.
—Entonces ya lo aclaramos. Entonces, comencemos. —Shen Hu, que estaba tumbada detrás de Lisa, empezó a tocarle su cuerpo por detrás.
Los hombros de Lisa saltaron mientras ahuecaba las palmas por sobre sus pechos, como si quisieran envolver su ropa interior expuesta.
—Oh, espera… —Lisa, aún incapaz de liberar su cuerpo, miró a Shen Hu detrás de ella, con los labios fruncidos y jadeando.
—¿Qué pasa, ama? —Shen Hu la miró a la cara y acercó sus orejas de zorro, y la voz apagada de Lisa sonó en sus oídos.
—Si es sólo un beso, está bien…
—Por supuesto que… —Shen Hu respondió con una sonrisa, y antes de que pudiera terminar, Lisa puso sus labios encima de los de ella.
—Ah… —Lisa extendió suavemente la punta de su lengua sobre sus labios superpuestos. Shen Hu, sin embargo, levantó el cuerpo y se apartó antes de que la punta de su lengua pudiera tocarle los labios.
—Ahora, la tan esperada diversión está a punto de comenzar ♪. —La atención de Shen Hu ya estaba en otra cosa, aunque quería sentir la sensación de aquel dulce beso un poco más.
—No seas tan entusiasta… —Lisa dejó escapar un leve suspiro de insatisfacción y miró resentida a Shen Hu de reojo.
—Esto es porque nos quedamos a medias cuando Averlla nos interrumpió. —Shen Hu le puso suavemente la palma de su mano en su delgado hombro, y Lisa levantó la vista hacia ella.
—Nnnn…
La lengua de Shen Hu salió del espacio entre sus labios, que se juntaron de nuevo.
Lisa respondió sacando la lengua y entrelazándola entre sus labios mientras los labios de Shen Hu la atrapaban.
Shen Hu buscó la lengua de Lisa con la punta de la suya, como si quisiera hacerle cosquillas, y luego la besó profundamente. Lisa respondió al beso que había estado buscando con vergüenza y sorbió aquella saliva dulce con sabor a miel.
Debido a que su cuerpo seguía sin poder moverse a gusto, fue incapaz de abrazar a Shen Hu, pero en su lugar, ella la abrazó en su lugar y se tomó su tiempo para besarla.
—…Ah… —El aire de la noche tocó de pronto sus mejillas, que se habían calentado tanto que se derretían con el aliento de la otra.
Lisa se dio cuenta de que Shen Hu había levantado la parte superior de su cuerpo, y abrió los ojos sobresaltada.
—Espero que te hagas una idea de cómo me siento… —Shen Hu la miró con las cejas bajas y los ojos melancólicos.
—Idiota…
Shen Hu dejó escapar una risita ante la cortante respuesta de Lisa.
—…Por qué tienes que hacer esto cuando lo único que tienes que hacer es succionar mi vitalidad… —Lisa miró hacia otro lado, frustrada por la calma de Shen Hu.
—Pero, ama. Es vitalidad, pero sigue siendo vida. Ya te he dicho que para mí una «comida» es como un ritual. Y sería mejor para ti si me dejaras tomarme mi tiempo.
Sus labios calientes le mordieron dulcemente el lóbulo de la oreja y una voz seductora le susurró al oído.
—Admite que tu cuerpo se siente bien…
Los besos de Shen Hu, que ella llamaba «comidas», tenían el efecto no sólo en Shen Hu, un espíritu que se alimentaba de la vida, sino también en Lisa, con quien hizo el contrato.
Shen Hu dejó escapar un suspiro y miró a Lisa a la cara.
—¿Qué-qué?
—Me alegra que estés cooperando, ama. Ya era hora de que fueras más honesta con tus palabras y…
—Tonta…
Antes de que pudiera terminar, Lisa la interrumpió. Shen Hu miró a Lisa a los ojos con una mirada cariñosa y le acarició el cabello como para peinarla.
Lisa cerró los ojos y sintió el consuelo del tacto.
—Ya lo sabía, es que eres mi chica hermosa ideal…
—¿Cómo puedes decir eso después de obligarme a vivir con este cuerpo…? —El hecho de que Shen Hu expresara descaradamente su afecto por Lisa fue tan desconcertante que apartó la mirada y murmuró algo.
A Shen Hu no pareció importarle y puso la mano en la barbilla de Lisa y la miró a los ojos.
—Yo he decidido servir a esta hermosa chica el resto de mi vida. Por lo tanto, debo pedirle que se quede como está.
—En verdad, me has echado una terrible maldición.
—Pero si lo deseas, puedo liberarte. —Shen Hu, con una risa animada, puso su frente en la de Lisa—. ¿…O es que hubieras preferido estar con el prometido que tus padres decidieron para ti?
—…No tienes que ser tan mala. —Lisa le miró a los ojos cuando le preguntó, y descartó rápidamente el tema.
—¿Qué quieres decir con mala?
—Ah… —Sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta de que había dejado salir parte de sus verdaderos sentimientos inesperadamente.
—Ama, podría ser que…
—¡No, te equivocas! ¡No me gusta nada hacer esto contigo!
Quizá porque tenía prisa por cambiar de tema, de su boca salieron palabras que no necesitaba decir.
Se tapó la boca con la mano, pero la cara sonriente de Shen Hu lo decía todo.
—Ama, a eso se llama cavar tu propia tumba, ¿no?
—¡Por supuesto que no! —Intentó mostrarse fuerte, pero tenía la cara caliente por la vergüenza.
No queriendo que se notara su expresión, Lisa levantó las sábanas de la cama y se metió dentro.
—Jojó. Te preguntaré sobre eso más tarde. —Shen Hu, que había seguido a Lisa dentro de las sábanas, la abrazó con fuerza como queriendo afirmar que toda ella le pertenecía.
—Vámonos a la cama temprano. —Se sacudió, le dio la espalda a Shen Hu y exhaló pesadamente sobre su hombro.
—Déjame ver si puedo hacer eso. —Shen Hu se rio mientras decía esto y besó el cabello de Lisa.
En cuanto cerró los ojos, se vio envuelta en un profundo sueño.
Una brisa, que contenía el aroma del sol, acarició la cama.
La blanca piel de Lisa se iluminó por los numerosos rayos de luz cuando las cortinas se movieron y entró la brillante luz del sol.
—Nn… —Lisa gimió suavemente cuando la luz cayó sobre sus párpados.
El cuerpo de Lisa, enredado en las sábanas, se estremeció y parpadeó lentamente mientras despertaba de su sueño.
—…Shen Hu… —Se levantó y trazó la cama con la palma de la mano.
Shen Hu, que estaba sentada en una silla que había sido trasladada cerca del alféizar de la ventana, entrecerró los ojos mirando a Lisa, que acababa de despertarse.
—¿Por qué no me has despertado?
Por la posición del sol vista a través de la ventana, ya era más de mediodía.
Cuando salió de la cama, molesta por despertarse tan tarde, Shen Hu inclinó la cabeza y soltó una risita.
—Es porque estabas bastante cómoda durmiendo. Y era una agradable vista.
La expresión de Shen Hu, mientras sonreía, le hizo mirar su propio reflejo.
—¡Tonta! ¡Viejo verde, zorro desvergonzado! —Lisa se zambulló apresuradamente en su abrigo al verse todavía en camisón y lanzó a Shen Hu todas las maldiciones que se le ocurrieron.
—Sí, como digas. Pero sabes que mi amor por ti nunca cambiará.
Shen Hu se acercó a ella con una sonrisa en los labios y le ofreció un vaso de agua.
—…… —Lisa, que tenía sed, lo tomó con un mohín y se lo bebió de un trago.
—Haa. El mundo brilla y me siento como si hubiera vuelto a la vida. Como pensaba, tú y yo hacemos una pareja perfecta.
—¡Oh, ya cállate!
Empujó hacia atrás el vaso vacío y le dirigió una mirada fulminante.
Pero la expresión de Shen Hu no cambió en absoluto cuando la recibió, al contrario, acarició el cabello de Lisa como para apaciguarla.
—No te enfades tanto. Te digo que también se siente bien para ti que seamos capaces de intercambiar nuestros sentimientos de esta manera, ¿verdad?
—…Uh…
Intentó pensar que era porque había dormido hasta pasado el mediodía, pero supuse que no era así.
Tal vez porque hacía mucho tiempo que Lisa no tenía una “comida”, sintió inesperadamente los beneficios de esto y gimió por lo bajo.
Su cuerpo se sentía más ligero que nunca y, por muy riguroso que fuera el entrenamiento, tenía la sensación de poder soportarlo sin dificultad.
Tenía mucha energía y resistencia.
—Vamos, vamos, no te mataría darme las gracias para variar, ¿sabes? —Shen Hu, quizá notando el efecto en Lisa, la animó con una sonrisa socarrona.
—…No pienso decir nada de eso. —Aunque fuera en su propio beneficio, de ninguna manera podría alegrarse sinceramente de oír que era el resultado de ponerse a hacer «ese tipo de cosas».
Lisa soltó un gran suspiro, fingiendo estar evidentemente consternada.
—Me tomé más tiempo de lo habitual para responder a la petición de mi ama.
—Yo-yo no te lo pedí en primer lugar… —Como en respuesta a la mirada de Shen Hu, sus mejillas se calentaron. Era como si sus labios recordaran ese calor—. ¿Y ahora qué pasa?
Shen Hu, que miraba su cara, juntó sus frentes para comprobar el calor.
—¡¡…!! —La cara de Shen Hu, tan cerca de ella, le recordó los innumerables besos y palabras llenas de afecto de anoche, y su corazón saltó naturalmente en su pecho.
—Es que no puedo evitarlo. Ahora estoy en mejor forma gracias a ti.
Empujó a Shen Hu y salió de la cama con su abrigo todavía envuelto alrededor de su cuerpo.
—¡Ya veo, el efecto es genial! ¡Bueno, hoy daré mi cien por ciento, ama!
—…Sí, ya. Será mejor que nos pongamos en marcha… —Después de recoger su ropa, que aún estaba esparcida por el suelo, y ponérsela, Lisa hizo las maletas y salió de la posada sin esperar a Shen Hu.
***
—¡Ey, te has olvidado algo importante! —Tras caminar un rato fuera de la posada, Shen Hu no tardó en alcanzarla—. De verdad, te dije que tú y yo somos uno y el mismo…
Normalmente, Shen Hu la habría obligado a cruzarse de brazos, pero hoy no lo hizo. La miró de reojo, pero ella se limitó a parpadear.
—¿Le pasa algo a mi cara?
—No es nada.
Estaban caminando una al lado de la otra, pero la distancia entre ellas era frustrante. Cuando Shen Hu, que solía fastidiarla con frecuencia, no se acercó a ella, se sintió irritada como si esperara que lo hiciera.
En general, ¿por qué Shen Hu es tan despreocupada? Me siento como una idiota por estar tan nerviosa yo sola.
Estaba agonizando con unas palabras que no podía decir y avanzaba por la ciudad con paso fuerte.
Cuanto más pensaba en ello, más se enfadaba.
—¿Qué pasa, ama? Tienes la cara roja.
—¡Eek!
Shen Hu apareció frente a ella sin previo aviso.
—¿Así que sí tienes fiebre, después de todo?
Su rostro se acercó, su aliento era dulce.
—¿¡…!? —Los labios de Lisa temblaron al sentir el calor subir a su cara, percibiendo algo de lo que normalmente nunca sería consciente—. ¡No pasa nada, zorro erótico!
—¡Ay! ¡Y eso por qué! —Shen Hu, que había recibido un golpe en la cabeza, gruñó y se agachó en el acto.
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