Inside The Cave
Of Obscenity
Volumen 3
Volumen 3
Capítulo
Uno
“Crisol de Placer”
“Crisol de Placer”
(Ha pasado un tiempo de esta novela, ¿no? Sería más, pero he decidido que iré sacando estos caps por partes en vez de sacarlos completos. ¿La razón? Este capítulo tiene 14 putas partes xD. Básicamente a mitad de este año estaría completo… bueno, no tanto, pero sí tardaría bastante y lo más probable es que luego se les olvide que existe esta novela si lo fuera a sacar cuando esté el capítulo completo xD.
La próxima vez que suba una parte no será de a cuatro, como esta, si no que serán de partes individuales.)
Parte 1
Dulces y
placenteros jadeos resonaban a través de un área abierta en lo profundo de la
mina abandonada.
"Deten, te...
déja—..."
Después de haber
estado jadeando y gimiendo tan constantemente, su garganta le dolía hasta el
punto de que incluso hablar le causaba malestar.
Los vestigios de
la caballero de pelo púrpura de su antiguo ser se desvanecía— su armadura hacía mucho tiempo que se la
habían quitado y sus ropas estaban hechas un desastre— ella daba negativas a
pesar de los temblores de su cuerpo.
Sus dos brazos
atados sobre su cabeza, sus pies estaban separados y llegaban a la altura de
sus hombros. Se parecía mucho a una pobre prisionera atada en una cárcel, pero
una persona que la viera así no sentiría pena. Sentiría deseo.
Su ropa mojada
pegada a su piel, su cuerpo brillaba por el efecto de una sustancia que la
cubría. Su cabello no era la excepción, con hermosos mechones morado pegados
firmemente a sus mejillas. Sólo podía ser vista como alguien elevada en el
aire, pero su constante, dulce y tempestuoso jadear no era algo doloroso para
ella, era más bien— era más bien como si estuviera ardiendo por un fuego de
placer que se había encendido en su interior.
Con la única
armadura que llevaba todavía protegiéndo sus zonas más allá de sus codos, y por
debajo de sus rodillas en su lugar, aún le quedaban pocos vestigios de su ser
de caballero.
Sus ojos, una vez
llenos de una ardiente fuerza de voluntad, estaban nublados por la pasión
mientras las lágrimas brotaban de ellos antes de seguir para derramarse de sus
mejillas. Su piel enrojecida y su aliento desigual, ya no era capaz de poner
fuerza en los pies que debería haber usada para sostener su cuerpo. Si las
ataduras de sus brazos fueran a ser liberadas, cualquiera que la viera podría
entender eso, por no hablar de la huida, ni siquiera podría ser capaz de
pararse por su cuenta.
Su túnica había
sido enrollada lo suficiente como para exponer sus pechos, y sus descoloridos y
gruesos pantalones habían sido bajados hasta las rodillas. Era lo mismo para su
ropa interior, algo que debería haber estado cubriendo sus genitales. El lugar
que debería haberse mantenido oculto estaba expuesto a la luz que se abría paso
por el hueco del techo. Incluso su vello púbico había sido empapado por sus
propios jugos y algunos otros, más pegajosos, líquidos, y se aferraba a sus
genitales.
Y sin embargo, no
se le permitió preocuparse para que sintiera vergüenza por ello.
Ella intentó
recuperar el aliento, cerró la boca y tragó la saliva. Sin embargo, tan pronto
como abría la boca de nuevo, los gemidos, dulcemente calientes, brotaban de sus
labios como si estuvieran impulsados por una furiosa palpitación en su
interior. Intolerablemente frustrada por eso, trató de morderse los labios— esos
labios que no paraban de gemir.
"A-auuuuu...
déjame, ir..."
Su voz era débil.
Miró hacia el
moco negro que cubría sus senos.
El moco negro que
ahora cubría los abundantes y voluptuosos senos de Alfira parecía como si
tuviera voluntad propia, permitiendo que sólo un pequeño destello de su piel
blanca se viera desde debajo del limo. Como no estaba completamente oculto por el
fluido, eso permitió a Alfira darse cuenta de lo que le estaba pasando,
haciéndola llorar aún más.
Se dijo a sí
misma que no lloraría, pero...
“De-de-dét… —ente…”
Dentro de esa
mucosidad, en las puntas de sus senos, podía verlos. Lo que hasta ahora se
había escondido en sus pechos—
—Sus pezones
invertidos.
El secreto más
profundo de Alfira expuesto a la luz, ahora funcionaban como espléndidos
juguetes erógenos. Aunque lo único que cubría su pecho era el moco, sus senos
dentro de ese líquido se movían como si tuvieran voluntad propia.
Prensada y
empujada de esta y aquella manera, su carne intentaba volver a su forma
original. Esos blandos sacos de diversión —de lo que se podía jactar como
mujer, pero que también la avergonzaba como caballero— intentaron continuar como
hasta ahora a pesar de ser tirados y manipulados dentro del moco del Black
Ooze.
Cada vez que se
repetía esta acción, es decir, cada vez que usaba sus pechos como si fueran
juguetes, la mente de Alfira sentía un estímulo completamente diferente. Lo
mismo sucedió con sus pezones, que también estaban cubiertos por la mucosidad.
Hasta Alfira era
mujer. Aunque se había masturbado varias veces en su vida, sus sensibles
pezones que ni siquiera había tocado estaban siendo pellizcados, frotados y tirados
de aquí para allá. Cada vez que Alfira pensaba que sus pezones habían regresado
al estado invertido al que estaba acostumbrada, el limo entraba por dentro y
los sacaba de nuevo. Al igual que el director de una orquesta, tocaba con ellos
como si fuera el maestro de aquella orquesta.
Parecía que se le
hacía más fácil atormentarla ahora que sus pezones se habían agrandado al
máximo, ya que cada vez que los doblaba en una dirección dada, ella sentía una
mezcla de placer y dolor.
"Huu...
huuu..."
Corto y desigual.
Guiados jadeos pasaban por su boca y su nariz. En este momento, ella había llegado
al punto de ser capaz de llegar al clímax sólo por que tocaran sus senos por un
corto tiempo. Aun así, el cuerpo corpulento y apacible de Alfira aún no se
había acostumbrado a recibir estimulación en sus senos, lo que la hacía dejar
salir dulces respiraciones jadeantes. No importaba cuánto se mordiera los
labios, esos dulces susurros saldrían de su boca.
Aunque Alfira
intentó escapar de su estimulación torciendo su cuerpo, ya no tenía fuerzas
suficientes para hacerlo.
Entrar en una
mina abandonada, luchar contra monstruos, ser violada y que le arrebatasen su
virginidad.
Esta situación
anormal había causado que la energía de la caballero se marchitara.
Ahora que se
había mantenido así, su intención de resistir había prácticamente desaparecido.
Ella se
preguntaba cuánto tiempo podría mantenerse al día con sus palabras de
resistencia también. Agitó la cabeza para sacar aquel pensamiento.
¿Qué pasaría si
se rindiera?
—Alfira ya había
acabado viendo el resultado.
Por eso lo
rechazaba rotundamente. Eso era lo único que no podía hacer. Estaba asustada
por eso. Como caballero, lucharía contra monstruos y villanos, viviendo su vida
así. Tenía miedo de morir, pero había aprendido que había cosas peores que la
muerte.
Algo aún más
aterrador que su dignidad de caballero siendo profanada, ser violada por un
monstruo, forzada a gemir, forzada a sentir placer por ello como nada más que
una mujer.
Viendo a las otras
dos presentando sus propios cuerpos al monstruo por su propia voluntad, gimiendo
y jadeando todo el tiempo, ella se juró a sí misma que al menos mantendría la
diminuta cantidad de resistencia que aún tenía.
“A-ah—”
Sus brillantes
labios se separaron, ella dejó salir su tensa voz.
Sus ojos se
cerraron apretándose, la resistencia dentro de ellos se estaba... desvaneciendo.
Su resistencia
estaba al límite.
En aquel estado donde
le mostraban lo que le estaba sucediendo, ella dejó caer su cabeza, incapaz de
poner fuerza en su cuello. Sin embargo, aún no se había desmayado.
Aún podía respirar
y tenía fuerzas en los brazos.
Este moco negro—
un limo llamado [Black Ooze], movía su moco mientras observaba las reacciones
del cuerpo materno a lo que hacía. Este fue el resultado de lo sucedido después
de que Alfira fuera capturada en esta mina abandonada y fuera violada por él.
Cuando empujaba a
la fuerza contra el techo del útero dentro de su vagina, su cuerpo reaccionaba
saltando un poco, a pesar de lo que ella decía. Era su punto débil, por así
decirlo. Se frotó contra este punto débil no entrenado con su tentáculo,
cambiándolo de una forma a otra mientras mantenía una firmeza similar a la de
una polla. En realidad, era una forma que recordaba a un dedo humano,
moviéndose de un modo que le permitía reproducir tareas hábiles.
Estimulada por
este dedo una y otra vez, los ojos de Alfira corrían de un lado a otro detrás
de sus párpados mientras su cintura se movía hacia delante.
"¡¡Nnnuuu!!”
Su cuerpo entró
en un ataque de convulsiones bastante espectacular. Sus párpados apenas
cerrados perdieron la capacidad de permanecer en ese estado, abriéndose con un
repentino vigor. Su cara que había estado mirando hacia abajo ahora se había
volteado hacia el techo. Sin embargo, no podía ver nada en absoluto. Aunque
miraba al techo, no veía nada.
(N-no, puede ser...)
Alfira sabía lo
que estaba ocurriendo en su interior, pero no quería reconocerlo, mordiéndose
los labios para que su voz no saliera de allí.
Sin embargo, no
pudo hacer nada sobre las convulsiones de su cuerpo, por lo que tuvo que soportar
los temblores que este tenía.
Se había venido.
“Haah, haa—aah,
haah…”
Su lengua había
pasado por sus labios en algún momento durante sus convulsiones. Parecía un
perro, un animal, algo que no era humano. Aun así, ni siquiera tenía tiempo
para sentirse avergonzada por ello. Hacía todo lo posible para calmar su
respiración, a pesar de lo difícil que se le hacía ahora. A pesar de que la
saliva goteaba por su cara, a pesar de lo indigna que se veía ahora, Alfira no
podía preocuparse por eso.
Sus lágrimas
corrían por su cara de una manera similar, las dos eran barridas por un
tentáculo que se abría paso sobre su cara.
Un olor a podrido
entró en su nariz, pero a medida que su cuerpo priorizaba el respirar, continuó
respirando profundamente a pesar del olor a podrido.
"Pwe, p... pa..."
Su murmullar no
tenía fuerza.
Lágrimas. Mocos.
Saliva. Sudor.
Al experimentar
todos esos líquidos y el moco del limo de una sola vez, su cerebro grabó el
olor. Sin embargo, como grabó el olor fue como una fragancia.
Cuando trató de despejar
su nariz mientras miraba al techo, apareció una burbuja en el tentáculo viscoso
que le lamía la cara... y explotó.
Splat.
Era un sonido que
dañaba más su dignidad como mujer de lo que era obsceno. Cuando la burbuja
estalló, otra tomó su lugar, así que cuando su cuerpo respondía tratando de
respirar hondo a través de su boca, un tentáculo se deslizó en la adorable boca
de la caballero, retorciéndose alrededor de su lengua rosada.
Era un tentáculo
delgado, ni siquiera del grosor de un meñique.
Cuando ese
tentáculo tiró de su lengua al salir de su boca, ella probó el sabor que este
tenía: el moco del Black Ooze. Otro tentáculo se movió para tocar su lengua
como si quisiera que recordara para siempre su sabor. Mientras tanto, otro
tentáculo más jugaba con la base de su lengua, lamiendo el interior de sus
mejillas y forzándola a segregar más saliva.
“O-oh, go—oou…”
Una voz mucho más
grosera de lo que su hermosa apariencia sugería provino de su garganta. Fue
porque su lengua fue forzada a salir de ella, sí, pero aun así, fue todo lo que
Alfira pudo hacer en su situación actual para demostrar su intención de
desafiarlo... por muy débil que fuera esa intención.
Como se veía
Alfira mientras su lengua era tirada y mocos y lágrimas corrían por su cara,
ella no quería que nadie más la viera... no, ni siquiera ella misma quería
verse.
Sus ojos se rodaron
sobre sus párpados; parecía como si se hubiera desmayado. No estaba a mitad de ello,
pero estaba claro que eso era sólo cuestión de tiempo.
Estaba fatigada,
sofocada, humillada... y sentía miedo.
Parte 2
La mente de
Alfira estaba llegando a su límite. No importaba cuánto refuerzo había recibido
debido a su riguroso entrenamiento, ella estaba siendo violada por un monstruo
y era obligada a verse lo más desgarbada posible sin esperanzas de salvarse.
Como mujer, no tenía motivos para sentirse segura.
La angustia
mental y la humillación de que una mujer tuviera su cuerpo —lo que ella
consideraba un lugar sagrado— violado era algo que un hombre nunca entendería.
Eso estaba a
punto de llevarla al límite.
Engullido por un
olor a podrido, el cuerpo de Alfira fue forzado a sufrir otro tipo de
convulsiones. Cada vez que tenía convulsiones, la saliva fluía por su cara,
jugos vaginales y una corriente amarilla de su uretra. Su cuerpo entero estaba
resbaladizo por su propio sudor y el moco del Black Ooze, sus tentáculos
se movían a través de su cuerpo como si
fuera a beber su sudor.
Muslos fuertes,
glúteos firmes, abdominales ligeramente tonificados, cintura sin exceso de
flacidez, senos abundantes, pezones erectos, axilas desnudas, brazos bien
forjados.
Sus ojos se
abrieron de par en par cuando su cuerpo estaba siendo acariciado por el limo
negro, ella se veía tan obscena como un ángel cayendo de la gracia, un
caballero que cayó de su virtud. Encantador.
Y así de nuevo,
ella convulsionó, la mucosidad estaba cubriendo su cara y pequeñas burbujas se
formaban en su boca todo el tiempo.
"Ss...
mm..."
En algún momento,
los tentáculos dedicados al placer de sus genitales comenzaron a calmarla.
Su mente confusa
por la falta de oxígeno, se dio cuenta de ese hecho. A pesar de que su cuerpo
entero estaba siendo lamido por él, Alfira sintió que eso no era suficiente
para llevarla a un clímax. Pero desafiando eso, su cuerpo ignoró su voluntad y
volvió a convulsionar.
Según su cruda
comprensión del sexo, esto era imposible. Una vez más, todo lo que ella sabía
que eran las áreas erógenas en su muy estrecha comprensión eran los senos, el
clítoris y la vagina propiamente dicha.
Alfira estaba en
un engaño al pensar que era simplemente un masaje de senos estándar al que
estaba siendo sometida. Sus pezones invertidos eran tan sensibles que eran
capaces de llevarla al clímax. Sin embargo, para Alfira, la realidad de que lo
hiciera a través de la estimulación de sus senos era completamente
inexplicable.
Por eso intentaba
negar esta verdad en su mente nublada.
“¿¡Huaah!?”
Una vez más,
sintió una intensa estimulación. Una sensación de entumecimiento estalló desde
su pecho hacia su mente, causando que un caliente recordatorio de esto pasara
por encima de sus labios.
Cubiertos por el
moco, los hermosos senos de Alfira fueron moldeados en muchas formas
diferentes. Tan pronto como sus pezones fueron estirados hacia afuera, los moldeó
en una forma de campana, fueron empujados hacia adentro, haciendo que su
abundante carne se inflase hacia afuera, nunca permaneciendo en la misma forma
por más de un momento.
Como un niño
jugando con arcilla, el Black Ooze acariciaba su blando pecho.
El calor se
acumulaba dentro de sus pechos, y cada vez se volvían más y más sensibles como
si le pidieran a Alfira que permitiera que el calor se ventilara de alguna
manera.
“O-ow—huaaah…”
Un ligero dolor.
Un placer
abrumador.
Incapaz de
detenerlo, saliva fluyó de su boca. Alfira ni siquiera se había dado cuenta de
que estaba babeando para empezar.
Nuevamente, el
apasionado remolino de calor giró en sus deliciosos montículos de carne.
Normalmente, ese remolino estaría dentro de su abdomen inferior. Era una
sensación que debía ocurrir dentro de su útero y vagina, pero este brotaba
desde dentro de sus senos.
“¡No, no no no… E—Estoy
asustadaaa…!”
Escupiendo aquello
como un niño, ella retorció su cuerpo de un lado a otro en rechazo.
No podía creerlo.
Un tipo de clímax totalmente diferente al que Alfira conocía se acercaba, y lo
hacía de forma veloz.
Le dolía la
cabeza. Una falta de oxígeno, una oleada de placer, un tinte de miedo...
incapaz de comprender el torbellino que era su mente, Alfira sólo podía sacudir
su cuerpo en negación. Asustada, incapaz de hacer nada, e incapaz de
soportarlo— temblaba como una niñita.
Un estado muy
impropio de un caballero.
Un caballero, un
escudo que defiende al pueblo, una espada que extermina a los monstruos y todo
el mal... temblaba, se asustaba. Por un monstruo.
“Nooo—nooo….”
Un fuerte
escalofrío corrió por el cuerpo de Alfira. Inmediatamente después de la
sensación de que algo agudo le penetraba los pezones, su mente se despejó y su
visión se atenuó.
Cayeron lágrimas
de sus ojos, cubriendo sus mejillas y distorsionando su visión, pero no tenía
forma de secárselas.
.... Sin permitir
que se desperdicien ni siquiera las lágrimas, un tentáculo mucoso limpió sus
mejillas.
Para entonces, ya
no tenía energía para resistirse.
Sus demacradas mejillas
cubiertas por el tentáculo que se retorcía, Alfira estaba a su merced.
A sus ojos no les
faltaba simplemente fuerza de voluntad o energía, oh no, incluso parecían
perder su luz y atenuarse.
El limo pareció
pensar en algo sobre el repentino cambio de Alfira, así que además de los
tentáculos que jugaban con sus senos, envió otros dos a lo largo de sus
piernas.
Su destino estaba
claro, pero Alfira no tenía fuerzas restantes que mostrar, y mucho menos para resistirse.
Dado que su cara
estaba colgando hacia delante débilmente, debería haber sido capaz de ver los
dos tentáculos arrastrándose hacia adelante, pero ella simplemente continuó
respirando débilmente.
... Sin embargo,
sólo tenía una mínima cantidad de energía en las manos, todavía unidas por
encima de la cabeza. Sus brazales estaban pegados el uno al lado del otro, un
sonido claro resonó.
Haciendo eso, por
pequeño que fuera, era un acto de resistencia. Aun así, esto no era algo que
Alfira hubiera hecho sola. No fue más que una simple reacción corporal. Era
algo que había hecho innumerables veces en esta oscuridad, un reflejo
condicionado. A estas alturas, ya no había ninguna intención en lo más mínimo. Era
sólo Alfira retorciéndose de placer. Podría haber sido sólo eso.
Sin embargo—
“A-ah… nnnn—-u…”
Ella tenía las
piernas abiertas. Cuando él se movió para estimular su ingle, ella emitió un
pequeño sonido. Luego, cuando extendió sus labios vaginales, era sólo un tinte,
pero un sentido de conciencia retornó a su voz.
Y ese tinte fue
en sí mismo un rechazo.
Un rechazo para
lo que se haría a partir de entonces. Ella sabía que eso sería excesivamente
vergonzoso, repulsivo y asqueroso. Debido a eso... debido a eso, ella reunió la
última onza de fuerza que tenía para sacudir sus caderas.
Era algo
destinado a escapar de los tentáculos mucosos del Black Ooze, pero cualquier
hombre lo habría visto como una invitación obscena.
La forma en que
movía las caderas era similar a un clímax femenino, una mujer que suplicaba más
placer a pesar de estar ya en la cima.
Y así—
“… Ah—h, aah.”
El Black Ooze apretó
su moco contra su angosto agujero, el agujero que había sido casto hasta hacía
poco tiempo.
El movimiento de
Alfira había sido intentar negarle a este objeto extraño la entrada.
No era para
invitarlo a ella.
"¡Nn-nnn!"
Sus ojos bajaron,
así como los extremos de sus cejas. Su respiración nasal se tornó aún más
desigual, ni siquiera podía tratar de abrir la boca para jadear.
El respirar era
doloroso.
Alfira, sufriendo
dolor y disgusto, tenía dificultad para respirar.
Se sentía
asqueroso.
Es todo lo que ella
podía pensar.
Sin embargo...
"Aah,
huuah..."
Sin embargo, la
voz que salía de su boca era apasionada.
El dolor de
perder su virginidad prácticamente había desaparecido. Todo lo que sentía era
opresión y miedo.
... Como
caballero, Alfira recorrió el camino de un espadachín, pero hasta cierto punto
conocía también el camino de una mujer. La virginidad era algo precioso, algo
que dar a la persona que amas un día... y que perderla iría acompañado de
dolor.
Sin embargo, en
su realidad, su virginidad fue arrebatada por un monstruo en las profundidades
de una mina abandonada.
Ella no había
sentido el dolor para el que se había resuelto y preparado, y no sintió nada
más que placer.
Aunque el
sentimiento de opresión y miedo estaba ganando, era sólo cuestión de tiempo.
... Eso era algo
que Alfira sabía mejor que nadie.
De todos modos,
él acariciaría su cuerpo como antes. Ella mantendría sus sentimientos de asco y
continuaría rechazándolo.
Aun así, obligada
a luchar para respirar, forzada al clímax —incluso obligada con su uretra, algo
que no debería usarse para el sexo— desarrollada para el sexo.
Ni siquiera
necesitaba preguntarse cuánto tiempo duraría.
No había pasado
ni un día desde que ella luchó contra el Black Ooze. En tan sólo ese corto
espacio de tiempo, Alfira, una virgen, fue traída para sentir placer, e incluso
había empezado a quererlo.
“Aah—nn, aaah…”
Su débil voz poco
a poco se hizo más fuerte.
Sólo porque
cambió sus tentáculos a una forma en que podía estimular más fácilmente sus
puntos débiles para obtener una reacción de Alfira, ella fue incapaz de contenerse
y dejar salir su voz.
Era una voz tan
seductora y dulce que la hizo darse cuenta de que era una mujer antes de caballero.
Sus convulsiones se
volvían cada vez más intensas, no se limitaban a su mitad inferior, sino que
también subían hasta el pecho.
El volumen de las
secreciones que venían de su vagina podrían hacer que uno se preguntara de
dónde salía todo eso. Sin embargo, las secreciones del Black Ooze no eran lo
único que venía de su vagina, ya que todo ese movimiento también producía un
sonido obsceno.
En esa mina
tranquila y abandonada, lo único que se oía era la respiración de Alfira y un
sonido pegajoso de lamidas que provenía de su cuerpo.
Se sentía tan
avergonzada que deseaba taparse los oídos... a pesar de mover las caderas hacia
delante y hacia atrás.
(¿Por... qué...?)
Ella se
interrogaba a sí misma. Todo su cuerpo estaba siendo estimulado, sus axilas lamidas,
sus senos masajeados, sus piernas envueltas, sus genitales estimulados.
(¿Por qué? Aunque...
esto debería ser asqueroso...)
Se interrogaba a
sí misma, pero no obtenía respuesta. No tenía tiempo para pensar en una, ni
había nadie allí que la ayudara con el dilema. Agotando su energía hasta el
punto de la imposibilidad de continuar rechazando al monstruo verbalmente, sólo
podía cuestionarse a sí misma con su conciencia desvaneciéndose.
¿Por qué, por
qué, por qué, por qué...?
Lo único que
había allí era Alfira, obligada a sentir placer, y el monstruo, forzando ese
placer sobre ella.
(¡Nooo...!)
“¡Nnnoo!”
(¡Se siente tan
bien!)
¿Cuántas veces había
llegado al climax?
Las profundidades
de su vagina presionadas por varias formas, Alfira llegó a su clímax por el
tentáculo increíblemente elástico que se movía dentro de ella.
Mantenía la cara
mirando hacia abajo, pero la única parte de su cuerpo que se movía eran sus
caderas, que se alzaban una y otra vez.
Sus pulmones
trabajaban aún más violentamente en un intento vano de obtener más oxígeno,
ella empezaba a desmayarse por la falta de este. Su cabeza se sentía tan pesada
como un trozo de hierro, intentaba desesperadamente respirar.
“Dwe—tente…”
De lo que se
apoderó a continuación no fue sólo del interior de su vagina, sino también de la
modesta perla carnosa que estaba justo encima.
Además del que atacaba
su vagina, un tentáculo largo y delgado se retorcía alrededor de la base de su
clítoris y se movía hacia adelante y hacia atrás como una serpiente,
estimulando todo el conjunto.
“—¡! —… par…”
Aun así, no
levantó su cara... no, no tenía la energía para hacerlo. Todo lo que podía
hacer era lanzar un grito silencioso, haciendo que su garganta y sus pulmones
protestaran con aún más dolor. Pero aunque lo supiera, no era como si pudiera
pararlo.
Sus caderas estaban
temblorosas como si estuvieran rotas, ya no les importaba nada la opinión de
Alfira al respecto.
Era más o menos
lo mismo para sus piernas.
"¡Pa—Par...!"
Su mitad inferior
era sacudida. Además, se le volvió a acariciar sus pechos como si fuera un
asalto sincronizado.
Sus abundantes pechos
eran masajeados y sus pezones acariciados, ella llegó al clímax una vez más.
Su pared vaginal
era frotada y su clítoris manipulado bruscamente, y volvió a llegar al clímax.
Sus jugos de amor
que deberían haber estado filtrándose de ella, eran tragados por el Black Ooze,
todo lo que contaminaba su mitad inferior era su mucosidad viscosa.
Tanto sus
pantalones como sus bragas estaban empapadas por el moco, brillaban en la tenue
luz. Lo mismo podría decirse de las partes de armadura que deberían haber sido
su orgullo como caballero... sus brazales y rodilleras.
La luz no sólo
irradiaba la piel de Alfira mientras seguía convulsionando, sino también su
ropa y su armadura.
Incapaz de
respirar, poco a poco se volvió incapaz de usar su voz.
Sin embargo, el
Black Ooze no cesó de estimular los pechos, la vagina y el clítoris de Alfira.
"M—de… de…”
Con eso, Alfira
se desmayó.
Se había
desmayado.
Por falta de
oxígeno. Por el agotamiento. Por la angustia mental. Por miedo.
Los diversos
factores se superponían, hundiendo la conciencia de Alfira en la oscuridad. Algo
de baba resbalaba de su boca aún abierta.
Su saliva cayó
sobre el moco que cubría su pecho bien desarrollado, pero incluso eso fue
tomado por el Black Ooze.
Los fluidos
corporales de esta fuerte mujer eran una fuente de nutrición para el limo.
Era lo mismo para
los jugos de amor que se desbordaban de ella debido al placer. Llevar a este
cuerpo materno a un clímax causaría que hubiera más jugos de amor, así como aclimatarlo
para dar a luz.
Para el Black
Ooze, las relaciones sexuales eran muy convenientes.
Parte 3
“—, —”
Aún inconsciente,
el cuerpo de Alfira se sacudía.
El Black Ooze empujaba
su tentáculo hacia arriba desde justo debajo de ella, continuó deleitando el
cuerpo de Alfira. Ensanchando su vagina poco a poco, estaba usando un tentáculo
que sólo tenía alrededor de dos dedos femeninos de diámetro, pero con el paso
del tiempo, la vagina de Alfira se expandiría para acomodar el tamaño.
El Black Ooze no
tenía noción del concepto de tiempo, ni le importaba que este cuerpo materno estuviese
inconsciente. Simplemente la moldearía para que fuera más apropiada para sus
usos.
“… A-, u…”
Ella se había
desmayado, pero lo que el limo haría no sería diferente. El único instinto que
tenía este monstruo era violar a las mujeres e impregnarlas, nada más.
Así que violaba a
las mujeres, producía descendencia y aprovechaba la oportunidad para absorber
todos los fluidos corporales con los que se encontraba: sudor, jugos de amor,
baba, mocos, cualquier cosa.
Alfira jadeaba. A
estas alturas, ya no expresaba rechazo alguno. A pesar de que su cuerpo llevaba
mucho tiempo aceptando al Black Ooze, hasta este punto, ella continuaba
negándolo con sus palabras. Ahora, sin embargo, eso también se había ido. Todo
lo que quedaba era un cuerpo que perdió ante un monstruo y anhelaba placer.
Ni siquiera había
perdido contra la magia o la esgrima, no, fue a través del sexo.
La
resplandeciente caballero había sido derrotada por puro placer. Si estuviera
consciente, también podría haber rechazado ese hecho.
Sin embargo, el
Black Ooze entrenaba a este cuerpo en el que estaba trabajando casi como para
asegurarse de que eso tampoco pasaría. Entrenaba al cuerpo de esta caballero,
de Alfira, para que sólo conociera el placer, los clímax, y que era el cuerpo
de una mujer.
“—Hah—a, ah…”
Su atractivo
cuerpo se sacudía hacia arriba y hacia abajo a medida que su vagina era penetrada,
y a pesar de que la entrada a su útero también era estimulada, rara vez soltaba
expresiones de dolor. En este corto espacio de tiempo, el cuerpo de Alfira
simplemente se había desarrollado y se había acostumbrado al Black Ooze.
Con el dolor de perder
su virginidad empañado por el veneno paralítico, ese dolor lentamente se había
convertido en placer, engañándola a fondo para interpretar el dolor como
placer. Como resultado, incluso estando inconsciente, Alfira experimentaba esta
ruda estimulación como extremadamente placentera. Se vio obligada a hacerlo.
¿Podrían los
humanos ser capaces de tener relaciones sexuales así?
Relaciones
sexuales que forzaban al cuerpo femenino a sufrir, tratándolo como objeto. Esto
fue lo mismo que le había hecho a Frederica, que se había convertido en el
primer blanco del Black Ooze. No un humano, sino una herramienta. Un cuerpo
materno. Una incubadora. Un contenedor de carne sólo estaba destinado a
producir descendencia. Así es como la trataba, aunque ella sentía placer.
“—, —…”
Aún inconsciente,
las respiraciones calientes y apasionadas que salían de sus labios volverían
loco a cualquier hombre.
Sus respuestas
corporales también fueron notables. Ella sacudía las caderas cada vez que se
frotaba el techo de la abertura de su vagina.
Ella se venía de
inmediato cuando la zona que rodeaba la abertura de su útero era objeto de caricias
en lugar de ser forzada.
Ella había
entrado en convulsiones violentas cuando un tentáculo entró en su útero y
aspiró los líquidos que allí se habían acumulado, a pesar de aún estar ella desmayada.
Inmediatamente
por encima de su vagina, su uretra hizo un ligero movimiento, como si rogara
por algo, esperando la caricia de los tentáculos. Su clítoris se había
hinchado, teniendo espasmos como si fuera un animal.
Como para honrar
su suplica, el Black Ooze produjo un solo tentáculo aún más delgado que un
meñique.
Pu.
El tentáculo
delgado se encontró con la boca de su uretra, besándola.
“—¿¡!?”
Su reacción esta
vez fue más notable que ninguna de las otras. Incluso más que cuando se le
acariciaban sus pechos, más que cuando un tentáculo se sumergía en su vagina.
Tembló tan intensamente que era obvio cuánto placer sentía por ello.
El tentáculo se
deslizó en su pequeña y estrecha uretra. Lentamente, milímetro por milímetro.
Suave, para no dañarla. Cada vez que avanzaba, Alfira temblaba, el tentáculo se
movía en sincronía con ella.
Avanzando un
poco, luego retrocediendo. Hacia atrás, luego yendo más allá.
“A-ahh…”
Su voz había
llegado a sonar casi hechizada por lo relajada que estaba.
Cada vez que el
tentáculo en su uretra hacía algún movimiento, su cuerpo mostraba una reacción
obvia. Y casi como si se estuviera divirtiendo con eso, el Black Ooze siguió
adelante estimulando su uretra mientras la complacía.
Era algo que
normalmente no debía usarse para el coito.
Por eso es
exactamente por lo que Alfira— no, por lo que el cuerpo materno mostraba esa
reacción. Una reacción como mujer. Lo sintió incluso estando inconsciente,
mostrando una reacción tan evidente por puro placer.
Todo su cuerpo
estaba teñido de rosa claro. A diferencia del olor corrompido del Black Ooze,
el suyo era más bien un olor dulce. Una voz dulce. Un cuerpo dulce. Un dulce
sudor. Un dulce, dulce, dulce, dulce...
Cuerpo materno.
Todas y cada una de las cosas de ella eran estimuladas por el Black Ooze. Los
hombres que el Black Ooze absorbió sólo sirvieron para mejorar ese impulso.
El mismo Black
Ooze no pensaba. Qué intenciones existían dentro de la masa oscura y viscosa de
mucosidad que formaba su manera de impregnar a las mujeres como cuerpos
maternos, obtener descendencia y formar más descendientes... o no. Sólo
intentaba impregnar y reproducirse. No, en lugar de un pensamiento verdadero,
¿tal vez debería llamarse instinto?
Sin embargo, las
sustancias extrañas que absorbía el Black Ooze, los hombres, servían para
remoldearlo.
Algo que no había
sentido cuando vio a Frederica y Satia al jadear de placer. El instinto de
querer que Alfira jadease aún más. El instinto de un hombre, de un macho, de
una bestia.
Había surgido,
pero era realmente pequeño.
Comparado con los
instintos del Black Ooze, no era más que una pizca de polvo. Aun así, a pesar
de lo diminuto que era, el instinto, la intención, existía.
“U—ah… nn…”
Los sonidos del
moco ahogaron los débiles gemidos de Alfira.
Shlick, shlick.
El sonido de la
mucosidad del Black Ooze y los jugos de amor de Alfira que se mezclaban
resonaban por la cueva.
Sus extremidades
suaves se sacudían salvajemente en cada movimiento, era como si tratara de
demostrarle cuánto placer sentía a pesar de estar inconsciente. Junto con sus
miembros temblando hacia arriba y hacia abajo, también lo hicieron sus senos
tiernos. Incluso mientras estaba sostenida por tentáculos, su gran pecho temblaba,
a la luz que bajaba del techo para iluminar la obscenidad.
No era mucho,
pero parecía que su abdomen sobresalía un poco con una forma de tentáculo. Esa
es la fuerza que el Black Ooze puso en el tentáculo dentro de su vagina
mientras la empujaba hacia arriba.
Aunque este empujar
extremo debía ir acompañado de dolor, la actual Alfira no lo sentía.
Simplemente no era suficiente para despertarla.
Shlick, shlick.
Cada vez que
perforaba su vagina, sus piernas se abrían un poco más, haciéndole más fácil
recibir placer, más fácil poner su peso sobre su vientre. Sentir el tentáculo
empujándola aún más fuerte. Inclinándose hacia atrás, las piernas abiertas, las
rodillas dobladas. Un líquido pegajoso diferente del moco de los tentáculos se
filtró de sus genitales.
Era evidencia de
que este cuerpo materno llamado Alfira estaba experimentando verdaderamente
placer. Como estaba inconsciente, era incapaz de hablar, y no podría hacerlo,
esto lo demostraba a través de su cuerpo. Goteaba de sus labios vaginales,
deslizándose por los tentáculos y llegando al suelo.
"Aaah..."
Poco a poco, los
gemidos que salían de su boca se hicieron más fuertes, su respiración más
rápida.
Estaba a punto de
llegar al clímax. A juzgar por su voz, ¿qué tan potente sería el próximo? ¿Qué
tan profundamente lo sentiría?
El Black Ooze no
lo sabía, no podía saberlo. Sólo la llevaría a ello.
Los sonidos
pegajosos que provenían de su vagina lentamente se aceleraron y se hicieron más
fuertes.
En sincronía con
esos sonidos, la voz de Alfira también se hizo más fuerte.
Los movimientos
de su cuerpo también se hicieron más intensos. Más que a través de todo su
cuerpo, lo que más se hizo más intenso fue el balanceo de sus caderas.
“Haah—ah, uuu…
aah—”
¡Clang!
Sus brazales se
estrellaron juntos.
Por instinto, su
cuerpo había intentado soportar el clímax que estaba a punto de asaltarla.
Apretando las manos con su virtualmente inexistente fuerza, resonaron. Sin
embargo, desafiando su propia reacción, su cintura actuó en contra de sus instintos
y se irguió, sacudiéndose de un lado a otro en la obscenidad.
Con movimientos
tan femeninos que eran casi vergonzosos, ella guio inconscientemente el
tentáculo para que pudiera penetrar su vagina más fácilmente y chocar contra su
vientre, haciendo que todos los movimientos de los tentáculos siguieran a su
cintura.
Era lo mismo para
sus pechos.
Masajeados
suavemente para que su débil sueño no se perturbara, esa suavidad hizo que sus
hombros temblaran.
“Haah—ah, nnn…”
Alfira gimió.
Fue enteramente
debido a su inconsciencia que reaccionó como tal ante la caricia del Black Ooze
y señaló sus puntos débiles.
Sus pechos, sus
axilas, sus antebrazos, toda su mitad superior estaba siendo lamida.
Ella fue forzada
hacia arriba, moviendo sus caderas hacia delante y hacia atrás en consecuencia.
Poco a poco, poco a poco, poco a poco. Completamente opuestas a los
sentimientos de Alfira sobre el tema, sus piernas continuaron abiertas para que
ella pudiera sentir aún más placer.
“Aaa—aaaaah…”
Finalmente, el cuerpo
de Alfira se sacudió. Se sacudió impotente, pero fue suficiente para mostrar lo
que sintió Alfira. Sólo duró unos momentos antes de que todo su cuerpo se
desplomara por agotamiento. Si no hubiera sido por sus brazos sostenidos por
tentáculos, habría caído al suelo.
Toda la fuerza
dejó sus miembros, incluso se quedó en silencio.
Era como un ser
humano que había sido ahorcado. El sudor y el pelo mojado con moco cubrían su
cara y los jugos de amor se desbordaban de la parte inferior de su cuerpo.
Los tentáculos se
arrastraban por su cuerpo, absorbiendo esos jugos. En este punto, Alfira ni
siquiera reaccionó a nada que le hiciera el Black Ooze fuera del placer.
El limo sacó uno
de sus tentáculos de su cuerpo insensible, seguido por otro. Eran los que habían
estado atacando su vagina y su uretra. En particular, el tentáculo que había
estado dentro de su uretra era tan largo que era una maravilla que hubiera
encajado completamente en su uretra, y era grueso.
Al principio, era
alrededor del grosor de un meñique, pero ahora era de un tamaño más grande que
cuando había comenzado. Esto se debía a que cada vez que la uretra de Alfira se
acostumbraba al tamaño del tentáculo del Black Ooze, el tentáculo se volvía más
grueso, lo suficiente para que ni siquiera Alfira se diera cuenta. Aun así,
aunque ya no era del tamaño de un meñique, el cuerpo y la mente de Alfira ya
habían aprendido.
Aprendieron que
era un lugar del que podía sentir placer.
Y que la única
cosa que podía llevarla allí era el Black Ooze.
Su cuerpo, tan
débil que ni siquiera reaccionó cuando el tentáculo fue retirado de su uretra,
tembló un poco. Inmediatamente después, una hermosa corriente transparente de
líquido fluyó de su uretra.
Para un
caballero... y para una mujer, ella había caído en un estado extremadamente
vergonzoso.
Parte 4
"Nn,
ah..."
Un gemido encantador
y apasionado escapó de sus labios.
Sus labios
estaban ligeramente separados, como suplicando algo. Su pequeña lengua a veces
se asomaba, lamiendo sus labios de una manera irresistiblemente obscena, como
si estuviera seduciendo a un hombre, como si no pudiera contener la pasión en
su cuerpo. Una acción que sería impensable para ella misma.
Esta mujer — la caballero de
plata Fiana, que había venido a esta mina abandonada junto con Alfira, se
derrumbaba sobre un lecho de moco. Aunque sus leves agitaciones aquí y allá
parecían indicar que estaba dormida, con sus extremidades extendidas y suspendidas
en el lugar a la altura de los codos y las rodillas, no habría podido moverse
mucho aunque hubiera estado despierta.
Ella no tenía la
espada que había usado para matar a numerosos monstruos en su mano, ni estaba
en su vaina en su cintura. Le habían quitado la armadura, así que todo lo que
llevaba era su túnica similar a la de las monjas.
Sus ojos miraban
al techo, pero no veían nada.
Sus ojos no
tenían luz.
Con los ojos
abiertos, pero sin ver nada, el cuerpo de Fiana se vio obligado a agitarse.
Shlick.
Un cierto sonido
resonaba por la cueva. A diferencia de los cálidos y dulces gemidos de la
mujer, era un sonido asqueroso. Incluso escuchandolo, Fiana no hizo nada más
que mirar fijamente al techo.
"A-ah-uuuu..."
Su cuerpo tembló.
No fue que ella
llegara al clímax. Sin embargo, le fue placentero. Su ropa empapada de moco se
deslizaba y salpicaba, y se escuchaban más sonidos desagradables. Su cintura,
escondida por la túnica de monja, tembló infructuosamente.
Su liguero negro
se asomaba por los espacios de su túnica. Clara piel blanca, cabello plateado y
ropa blanca. Ella estaba brillantemente reluciente de la cabeza a los pies,
excepto por sus ojos rojos apáticos y su liguero negro.
Como para
profanar ese brillo, tentáculos negros se arrastraron por su bien estructurado
cuerpo.
Shlick, shlick.
Sonidos obscenos
sin igual que todavía resonaban por la cueva, acariciaban sus pechos protegidos
por debajo y más allá de su sostén, haciendo que rebotaran y produjeran aún más
ruidos. Era un sonido acumulado a través de dos bultos definidos de grasa
cubiertos de moco que salpicaban mientras intentaban continuamente recuperar su
forma habitual.
Se podría decir que la pequeña Fiana, que tenía unos pechos tan gigantescos era desproporcionada. Casi como si estuviera jugando con ellos, los tentáculos los levantaron dos o tres veces y los dejaron caer, cada vez emitiendo otro sonido obsceno.
Se podría decir que la pequeña Fiana, que tenía unos pechos tan gigantescos era desproporcionada. Casi como si estuviera jugando con ellos, los tentáculos los levantaron dos o tres veces y los dejaron caer, cada vez emitiendo otro sonido obsceno.
Impacientemente
moviendo las caderas todas y cada una de las veces, Fiana... es decir, la caballero
veterana aceptó su amor, su expresión fue teñida de lujuria.
Se sintía muy
bien.
Envuelta en un
suave calor, todo su cuerpo estaba siendo acariciado y masajeado. Sus hombros,
brazos, palmas, dedos, muslos, pantorrillas, todo.
Con todo su
cuerpo siendo acariciado, sintió que todo su cuerpo se ruborizaba. Al recibir
un masaje mientras su mente se sentía como sumergida en agua tibia y
confortable, dio un suspiro reconfortante.
Fiana estaba
soñando con los ojos bien abiertos, viendo cosas de ensueño.
Alguien la estaba
acariciando. Simplemente no podía averiguar quién lo estaba haciendo.
Quizás no era una
cuestión de quién, sino de qué. ¿Quizás era un monstruo abominable?
De cualquier
manera, Fiana no podía entenderlo. La acariciaban por todas partes, y ella
aceptó ese consuelo de todo corazón, soltando dulces suspiros. Llegó a la
conclusión de que se trataba de un sentimiento natural, lo que significaba que
ser acariciada así también era natural.
Sin dudarlo, se sentía cada vez más caliente, cada vez más apasionada. Podía sentir temblar su cuerpo.
Sin dudarlo, se sentía cada vez más caliente, cada vez más apasionada. Podía sentir temblar su cuerpo.
Esto era natural.
“—Ha, ah—ah…
aah…”
Dulce, cálido. Calido,
dulce. El gemido apasionado de una mujer.
Cada vez que
Fiana gemía, el Black Ooze la acariciaba. No era tan pequeña como Satia, ella
era más grande, estaba tan bien dotada como Frederica, rivalizando con ella. La
acarició, la moldeó.
Decir que ha sido
derrotada sería incorrecto. Sin embargo, es cierto que había sido neutralizada
por el Black Ooze. Sin embargo, por muy efectivo que fuera en neutralizar a la
gente, el Black Ooze no olvidaba. Se acordaría.
Por lo tanto, al
igual que Frederica, al igual que Satia, la mejor manera de hacer uso de esta
fuerte mujer sería utilizarla como incubadora en esta mina abandonada. Para el
Black Ooze, que sólo se había comido a los hombres, este era el único medio que
tenía para tratar con ellos.
Tenía su
experiencia, su conocimiento como hombres. Hacer caer a las mujeres, impregnarlas,
hacerlas dar a luz. Usaría esta experiencia para obtener a Fiana.
Para obtener el
fuerte cuerpo de una madre conocido como Fiana. Dar a luz hijos fuertes.
Apagando su conciencia a través de la magia para que no se resistiera, la hacía
reaccionar a través de honestos instintos, domesticándola a través del placer.
Despacio, oh,
vaya que muy despacio.
El Black Oozeno
tenía concepto del tiempo. Aunque sabía lo que eran la mañana y la noche como
parte del conocimiento que había adquirido, no le importaba de ninguna manera.
No, más bien no pensaba en ello en absoluto.
No hizo más que
complacer a Fiana y a la otra caballero, Alfira. No importa cuánto tiempo,
cuántos días o cuántas semanas, continuaría hasta que las mujeres llegaran al
punto de poder dar a luz a sus hijos. Entonces seguiría impregnándolas. El Black
Ooze repetiría esta conducta sin importarle nada más.
Su cuerpo bien
formado se volvió tierno, forjado por el fuego del libertinaje, derretido por
el placer.
“Nn—nnu…”
Fiana exhaló un
dulce gemido... fue una pequeña cantidad, pero agitó la cintura.
También había
llegado a un pequeño clímax.
Respiraciones
apasionadas le hacían cosquillas en la nariz. Sus suspiros se hacían más pesados,
menos profundos, más rápidos, se volvían más salvajes, ella lo sabía. Poco a
poco, el cuerpo de Fiana empezó a aceptar al Black Ooze.
El cambio fue
lento, pero con el paso del tiempo se hizo más evidente. El intervalo entre los
temblores de su cintura se fue acortando poco a poco, y todo su cuerpo
finalmente se aclimató. Con su cuerpo todavía pegado a la cama de moco, se
agitó al respirar con dificultad.
Y, de nuevo, su
cintura tembló.
Esto se repetía.
Para Fiana y su
cuerpo maduro, estas caricias equivalían a una tortura. Incluso Satia y su
cuerpo aún por madurar las encontraban suficientes para hacerla llorar.
Aunque ella no
estaba consciente, el cuerpo de Fiana se movió por su propia voluntad, para
pedir más de esas caricias parecidas a la tortura.
"Ah — no...
allí..."
Inconsciente,
dijo Fiana.
Fue su reacción
en oposición a los tentáculos jugando con sus senos.
Había ligeras
protuberancias en las puntas de sus pechos, contenidas debajo de su ropa
empapada y su sostén. Sus pezones estaban lo suficientemente erguidos como para
ser vistos desde debajo de su ropa.
Los tentáculos
rozaron esos picos, haciendo que Fiana diera reacciones obvias a pesar de que
todavía estaba vestida con esas gruesas ropas. Su pecho demasiado abundante
parecía ser bastante sensible.
Notando que los
picos de Fiana estaban visiblemente erectos a través de su ropa, el Black Ooze
los presionó.
"Uun—"
Las puntas de los
tentáculos presionaban sus suaves y grandes pechos. Cuando lo hacían, el cuerpo
de Fiana se arqueaba en un torrente de placer.
Su sostén y sus
genitales estaban ocultos por su delantal, pero parecía aún más lasciva debido
a que reaccionaba tan visiblemente a pesar de que aún estaba vestida.
Sus piernas
estaban abiertas de par en par, su pecho era empujado hacia el techo, y su boca
estaba abierta de ampliamente, gimiendo.
Sus ojos aún no
tenían ninguna luz dentro de ellos, pero Fiana aun así se las arregló para
transmitir lo que sentía al Black Ooze mientras miraba hacia arriba.
Que se sentía
cómoda, que sentía placer y que quería más.
Incluso con sus
reacciones honestas, sin embargo, el curso de acción del Black Ooze ya había
sido decidido.
Sin comprender
sus palabras, el monstruo seguiría sus instintos y modificaría a Fiana en un
cuerpo materno.
“Aah—ah, aahuu…”
El temblor en sus
extremidades se hizo más visible. Su pecho, hombros, axilas, aunque eso era
todo lo que estaba siendo masajeado, estaba a punto de llegar al clímax.
Aún en su estado de
ensueño, Fiana no intentaba ocultar su placer en lo más mínimo, a pesar de
estar tan cerca de un monstruo, algo que debería haber detestado. Su cuerpo
mostraba el hecho de que se estaba acercando al clímax.
El Black Ooze
tampoco iba a dejar de acariciar su cuerpo preparado, así que ella estaba a su
merced.
Su respiración se
volvió más pesada. Levantaba la cintura y arqueaba la espalda de acuerdo con
los movimientos de masaje del tentáculo. Sus gemidos, su respiración, su
cuerpo, todo era una reacción a sus instintos que exigían el clímax.
"... más... duro..."
Con una voz
débil, habló Fiana.
Justo en ese
momento, hubo un ligero cambio en el Black Ooze. Le masajeó el pecho,
estimulando sus pezones. Sin embargo, aunque el Black Ooze sólo habría
acariciado a Fiana para hacerla cada vez más blanda[1]
hasta ahora, esta vez, como lo pidió ella, apretó sus pechos aún más
vigorosamente.
"Nnn, nnn—"
Su expresión se relajó
del éxtasis. Su boca se convirtió en una sonrisa de puro deleite, y sacó pecho
todo lo que pudo para que los tentáculos tuviesen un acceso aún más rápido con
ellos. Era sólo un pequeño cambio, pero había respondido a la petición de una
mujer. El cambio había ocurrido.
Este cambio fue algo que el Black Ooze ganó de los nuevos hombres — los hombres que se habían unido a Fiana y Alfira, fue un cambio de sentimientos. Cuando había violado a Alfira, tuvo un poco de esa intención.
Este cambio fue algo que el Black Ooze ganó de los nuevos hombres — los hombres que se habían unido a Fiana y Alfira, fue un cambio de sentimientos. Cuando había violado a Alfira, tuvo un poco de esa intención.
Sin embargo, eso
fue todo. Le frotó los pechos con más fuerza, eso es todo. Apiñó sus picos
gemelos en sus colinas gemelas, eso fue todo. No le dio más estímulo a Fiana a
pesar de que ella se lo pidió, pero siguió acariciando todo su cuerpo. La
intención había nacido, pero no prevalecería tan fácilmente sobre el instinto.
Al igual que no
había cambiado lo que le hacía a Satia, sin importar cuánto ella rogara por
más, sólo llegó a acariciar el cuerpo relativamente pequeño de Satia para su
edad.
No era
suficiente.
Para una adulta
madura como Fiana, esta era una broma tortuosa que sólo la llevó a un clímax
superficial.
Su cintura
tembló, empujando hacia el cielo como para buscar algo.
Y luego—
“Kuh, ah… aau,
ah—ah—”
El masaje
continuó. Fue masajeada en su pecho, en los brazos y en las axilas. Todo se
repetía. Esta tortura infernal... se repetía.
Lágrimas salieron
de sus ojos vacíos. No eran de felicidad. Eran de dolor agonizante, eran
lágrimas de tristeza.
No porque estaba
siendo violada por un monstruo, oh no... era porque su carne no estaba
satisfecha el que ella derramara estas lágrimas de dolor.
Era obvio para
cualquiera que la mirara. Su expresión había cambiado. Aunque había llegado al
clímax, su expresión estaba nublada y su cuerpo, sin suficiente satisfacción,
inmediatamente comenzó a empujar de nuevo su cintura hacia el aire. Sus
miembros aún estaban atados a la cama de moco, lo que le impedía moverse mucho.
Esta falta de libertad es exactamente lo que causó su desesperada expresión al
empujar sus caderas hacia el cielo.
Shlick, shlick.
El sonido
pegajoso y repugnante se hizo cada vez más fuerte. Incluso más fuerte que
cuando había llegado al clímax antes. Eso no le importaba, Fiana, la caballero
que una vez había intentado derrotar al Black Ooze, ahora inconscientemente
agitaba la cintura, suplicando por placer.
¿Cuánto tiempo ha
pasado desde que todo esto empezó?
Se sentía como
una eternidad. Alfira fue follada hasta que se desmayó, luego Fiana y su mente en
la ensoñación sacudieron sus caderas hacia el Black Ooze, rogando por una
satisfacción más abundante.
Dos nuevas
figuras surgieron en el caos.
No, no eran nuevas.
Eran las que ya habían estado aquí. Dos personas que habían sido capturadas por
el Black Ooze incluso antes que Fiana y Alfira lo estuvieran.
Frederica Rene y
Satia.
1 Comentarios
Me alegra saber que aun sigue en curzo pense que ya estaba tirada
ResponderBorrarGracias por la traduccion