La ama tsundere y su sirvienta zorro en un viaje yuri para derrotar a los demonios

Vol. 2 Capítulo 20. Tres demonios inferiores, los hermanos Gremlin

 

A medida que la noche daba paso al amanecer, los verdes alrededores recuperaban sus verdaderos colores, fundiéndose con la oscuridad. Por la mañana temprano, Miranda salió de su tienda y confirmó que el cielo del este empezaba a iluminarse con una profunda exhalación.

En el aire de la mañana, ligeramente enrarecido por el frío de la noche, el aliento exhalado seguía siendo del mismo color. Junto a la hoguera aún humeante, Stefan saboreó su café matutino y el calor que traía.

—Buenos días. —Al notar que Miranda se acercaba, Stefan, usando un tronco como silla improvisada, hizo un gesto con la cabeza hacia la sección sobrante de tronco a su lado.

Cuando Miranda se acercó pero permaneció de pie detrás de Stefan, éste comentó:

—Te has levantado temprano.

—Sin alcohol, pensé en madrugar. ¿A eso te referías?

Jugueteando con su cigarrillo, Stefan volvió a mirar a Miranda.

—No, a ti. Te quedaste toda la noche vigilando, ¿no?

Tomando el cigarrillo de los labios de Stefan, Miranda dio una calada profunda, exhaló el humo morado y cerró los ojos para saborearlo.

—Bueno, supongo que al menos tengo que hacer cosas de profesor.

—Lo mismo digo. Y en caso de que ocurra algo inesperado, cuento contigo para cuidar de los alumnos.

Devolviendo el cigarrillo a los labios de Stefan, Miranda lo miró a los ojos.

—Pero este Demon’s Bay… ¿De qué se trata?

—Los basiliscos se han instalado en lo profundo del bosque. Por eso está prohibido al público en general.

—Pero la gente arriesgaría su vida por dinero, ¿verdad?

Se burló Stefan.

Los huevos de basilisco eran muy nutritivos y se creía que tenían propiedades curativas para muchas enfermedades. Sin embargo, Miranda sacudió la cabeza, negando esa posibilidad.

—Puede que a esta gente le resulte fácil, pero…

—¿Te refieres a lo de los demonios?

—Los Comehombres de ayer tenían algo parecido al pelaje de conejo.

Presentó la ceniza blanca y el pelaje negro que había sacado de su bolsillo en la palma de la mano.

Con el cigarrillo gastado aún en la boca, Stefan torció el cuello.

—Por estos lares no debería haber conejos chateau. ¿Qué te parece?

—A mí me parece pelo de Gremlin.

—Haa… Eso es problemático. —Stefan suspiró abiertamente en respuesta a las palabras de Miranda, mirando al cielo.

—Deberíamos actuar antes de que sea demasiado problemático.

—¿Con esa ropa? ¿Y los mechas?

En reacción al tono de Miranda, sugiriendo que se dirigiera al bosque tal cual, Stefan se levantó y alzó la voz.

—Buscar rastros de demonios podría dificultar la búsqueda. Tengo la intención de regresar para cuando comience el ejercicio, pero si, por alguna razón, no regreso…

—Vamos, no digas esas cosas; da mala suerte.

Interrumpiendo las palabras de Miranda, Stefan se encogió de hombros. Miranda, con un cambio mínimo en su expresión, le dijo tranquilamente a Stefan:

—Prepararse para lo peor es el procedimiento habitual. En caso de que algo salga terriblemente mal, quédate en tu Mecha y prepárate.

—De acuerdo, lo entiendo. Ten cuidado.

—Por supuesto.

Tras la reiterada advertencia de Stefan, Miranda se adentró en el bosque. Su figura se desvaneció rápidamente al entrar en el mar de hojas y troncos, todavía con los rastros persistentes de la oscuridad de la noche anterior.

—Parece que el Demon’s Bay ha sido devorado…

Habiendo pasado toda una noche desde el descubrimiento, no había rastros de Demon’s Bay. Tanto si el Comehombres que Milis y Shen Hu capturaron había estado viviendo en libertad como si había escapado de su guarida, las pruebas de que había abandonado la madriguera estaban esparcidas por todas partes.

—Ahora, ¿qué podrían estar planeando con el Demon’s Bay…? —Mientras cavilaba para sus adentros y empezaba a adentrarse en el bosque, Miranda se fijó en un rastro de animal que no había estado allí la noche anterior—. Si no hubiera hecho el reconocimiento ayer, no me habría dado cuenta de esto…

El rastro parecía como si una serpiente gigante se hubiera deslizado por el bosque, serpenteando hacia adelante. Miranda siguió el rastro con el dedo y limpió la tierra húmeda, lanzando un profundo suspiro.

—Un basilisco… Pensé que estaría más adentro del bosque… ¿algo lo atrajo?

La inexplicable presencia ayer de Demon’s Bay dejaba entrever que no era una mera coincidencia.

—Es demasiado peligroso hacerlo sin un mecha… —Murmurando esto, Miranda sintió la presencia de alguien y subió rápidamente a los árboles—. …¿Habrá sido mi imaginación…?

Miró a su alrededor desde una gruesa rama, pero no pudo ver al basilisco. Sin embargo, las huellas que se extendían por el bosque no parecían dirigirse hacia el interior, sino hacia las llanuras.

—Tengo que volver e informar a Stefan.

—Oh, espera, prefiero que no llames a tus amiguitos.

Por encima de la cabeza de Miranda, sonó una voz que hablaba con tono infantil.

—¡Qué!

Antes de que pudiera levantar la vista, la rama del árbol se desprendió y cayó.

—¡Ha! —Sorprendida, Miranda saltó rápidamente, aterrizó en el suelo y sacó una estaca de hierro de su túnica, preparándose. Buscó el origen de la voz, girando la cabeza mientras sujetaba la estaca.

—Entrar solita en el bosque es bastante insensato.

Un pequeño Gremlin se posó en lo alto de los árboles y le dirigió una risa burlona.

—Así que es un Gremlin, como esperaba. —Miranda preparó la estaca de hierro y miró al Gremlin.

—¡Uy, será mejor que me ocupe primero de esta tipa que tengo delante; ¡si no, sería peligroso!

Mientras el Gremlin hacía sonar un silbato, aparecieron tres sabuesos infernales, gruñendo por lo bajo.

—¡No dejaré que interfieras en el plan del hermano Agu!

Proclamó el Gremlin, y al mismo tiempo, los tres Sabuesos Infernales de bocas rojas y brillantes se abalanzaron sobre Miranda.

***

Una mano suave acarició una cola, recorriendo su longitud.

—Mmm…

La mano siguió acariciando suavemente la espalda de Amira, acercándola.

—…Oh, Amira…

Una voz llena de éxtasis susurró en su oído.

—Sherry…

Mientras la mano seguía acariciando su espalda, Amira murmuró, perdida en el placer. Las yemas de los dedos, apoyadas en la base de su cola, se movían suavemente, creando un sensual dibujo.

—Se siente… tan bien…

Amira, en un estado medio onírico, hablaba con placer. Cuando movió el pie, las ágiles piernas de Sherry se apretaron contra su muslo, asegurándola con fuerza.

—¿Eh…?

Despertada por las vívidas sensaciones, recobró repentinamente el sentido. A tan corta distancia, observó el lindo y apacible rostro de Sherry, que respiraba suavemente en sueños.

—¿Ah… ah…?

Deslizando suavemente sus brazos de la esbelta figura de Sherry, Amira evaluó su situación. Al igual que la chica que tenía delante, estaba envuelta en nada más que la manta. El rostro de Amira se sonrojó al recordar los acontecimientos de la noche anterior.

—¡Ohhhhh!

Revolviendo para recoger la ropa dispersa dentro de la tienda, Amira se vistió y trató de ordenar sus revueltos pensamientos.

Ah, vi la «comida» de Lisa-senpai y Shen Hu… Milis-senpai me pilló… entonces… entonces… Sus dedos temblorosos lucharon para abotonarse la ropa debido a la agitación en su mente. Sherry me preguntó algo, y me besó… Entonces volvimos a su tienda… oh, las cosas que hicimos…

Los recuerdos del aroma de Sherry y la sensación de sus suaves labios resurgieron. Amira apretó su cara sonrojada y gritó, abrumada.

—¡Lo siento, Sherry! No puedo creer lo que hice.

—¿Amira…?

Amira bajó su cabeza profundamente, y Sherry la miró con sus ojos aun soñolientos. Incapaz de verla a los ojos, Amira gritó en una voz que sonaba como si estuviera a punto de echarse a llorar.

—¡Lo siento mucho! Vi a Lisa-senpai y a Shen Hu, ya sabes… haciendo eso… y me pilló Milis-senpai… y entonces… y entonces… tú y yo, nosotras… ah, metí la pata…

—Yo fui quien te invitó, Amira.

Al escuchar la explicación de Amira, Sherry se incorporó lentamente. La manta se deslizó por sus hombros, revelando sus suaves curvas.

—Pe-pero, te dejé marcas como esas…

Marcas rojas, que parecían obra de Amira, adornaban diversas partes del cuerpo de Sherry. Entre ellas había rastros de mordiscos, y Amira buscó palabras de disculpa mientras expresaba profundamente su arrepentimiento.

—No, está bien. Yo pedí estas marcas porque las quería. No me importa en absoluto.

Sherry extendió los brazos, acercando tiernamente a Amira en un cariñoso abrazo.

—¿¡Hyah!?

Apretó la cara de Amira contra su suave pecho y esta miró con los ojos muy abiertos, incapaz de resistirse.

—Me alegró que me desearas, Amira… Y me alegró que quisieras hacer esto por primera vez conmigo…

—…Eh, bueno…

—Hagámoslo de nuevo alguna vez. ¿Te parece bien?

La mente de Amira apenas tuvo tiempo de ponerse al día cuando Sherry la invitó con su tono amable.

—Sherry…

—A decir verdad, Amira… No puedo esperar a continuar desde donde lo dejamos, incluso ahora mismo. Así que… —Susurrando dulcemente, Sherry besó a Amira en los labios.

—Aaah… —La excitación recorrió todo su cuerpo, y los labios de Amira emitieron una voz llena de éxtasis.

—Amira, ¿cuánto tiempo vas a dormir?

—El desayuno está listo.

Las voces de Lisa y Shen Hu resonaron desde el exterior de la tienda.

—Ya veo. Me prepararé e iré con ustedes. —Sherry respondió con calma mientras besaba a Amira—. Vaya, qué cosas. Nos interrumpieron. …Siento que no podamos continuar, pero ya será en otro momento. Tal vez en mi habitación… ¿no crees?

Mientras besaba a Amira en la mejilla, Sherry se cambió rápidamente de ropa y salió confiada de la tienda. Amira, sintiendo el dulce aroma y el persistente calor que Sherry había dejado tras de sí, se pellizcó la mejilla, aún en estado de ensoñación.

En el claro justo fuera de la tienda, Lisa y Shen Hu estaban preparando el desayuno aprovechando la hoguera de la noche anterior.

—Buenos días, Lisa, Shen Hu. Se levantaron temprano.

—Porque tuvimos un muy buen descanso.

Shen Hu respondió con una sonrisa al saludo de Milis. Su piel parecía deslumbrante a la luz del sol matutino, como si irradiara magia. Amira se frotó los ojos con el dorso de la mano, sintiéndose un poco aturdida.

Así que esto es lo que hace una «comida»…

La piel de Lisa estaba radiante mientras permanecía de pie junto a Shen Hu, calentando el pan sobre una fogata lejana. Parecía que todo su cuerpo rebosaba energía mágica.

Lisa-senpai también está más bella… Parece que se ha vuelto más madura… Observando a Lisa, Amira se sobresaltó de repente cuando sus miradas se cruzaron.

—Amira…

—¡Di-dime!

La voz de Amira tembló al recordar el incidente de anoche en la tienda. Respondió rápidamente y endureció la postura, esperando las siguientes palabras de Lisa.

—Te prometí huevos pasados pora agua, pero parece que no encontramos ninguno.

—Intentamos encontrar huevos, pero Stefan nos lo impidió.

El desayuno preparado consistía en pan duro, mermelada y una tetera de té hervido, y nada más.

—¡Oh, ya-ya veo! ¡No te preocupes, no pasa nada! —respondió Amira con entusiasmo, asegurándose de no revelar su turbación interior, mientras Lisa la miraba con expresión perpleja.

—Amira, eso es contraproducente.

Milis movió los labios para decírselo a Amira de forma que sólo ella pudiera oírlo, y esto hizo que finalmente se diera cuenta de su comportamiento antinatural. Carraspeó suavemente y se corrigió.

—Oh, no. Um, está… está bien. —Incluso mientras hablaba, su mirada se desvió involuntariamente hacia los labios de Lisa.

Con esos labios, Shen Hu y…Amira involuntariamente dejó escapar un sonido, pensando en los brillantes, húmedos y sonrosados labios.

—¿Hmm? ¿Hay algo en mi cara?

—¡Oh, no! ¡En absoluto! Es sólo que… Tu piel es tan radiante y hermosa que…

Decidió que mezclar sus pensamientos sinceros haría que su respuesta sonara más convincente. Amira recordó las enseñanzas de su madre y continuó, y la risa alegre de Shen Hu se solapó con sus palabras.

—Kakaká, la «comida» hace maravillas, ¿eh?

—¡No digas nada innecesario!

Lisa asestó de inmediato un golpe con la mano en la frente de Shen Hu, haciéndole emitir el esperado gritito.

—¡Gyahn! —Shen Hu soltó el acostumbrado y breve aullido y se agarró la frente.

—Lisa y Shen Hu están más unidas que nunca, ¿eh? —Milis se acercó con un plato en la mano, dirigiéndose a Amira.

—En realidad no. —Mientras entregaba en el plato el pan duro ya calentado, Lisa hizo un mohín de insatisfacción.

—Es que se llevan tan bien que da envidia.

Tras recibir su pan, Milis se dio la vuelta y regresó con Amira.

—…Amira, tú también pareces estar llevándote bien con alguien más, ¿no? —Milis le susurró con suavidad al oído mientras inclinaba más cerca.

—…Sí… —Amira solo puedo asentir a la encantadora voz de Milis. Recordaba vívidamente lo que pasó con Sherry la noche anterior; memorias apareciendo y desapareciendo en su mente.

Cuando Milis le dio el plato, Amira, todavía consumida por los pensamientos de su noche anterior con Sherry, murmuró distraídamente de acuerdo.

Durante todo el desayuno, la mente de Amira estuvo dominada por estos pensamientos. Comió sus galletas con abundante mermelada y añadió una generosa cantidad de azúcar al té que Shen Hu había preparado.

—Toma la mía también. —Milis, que percibió el antojo de Amira por algo dulce, le ofreció un poco de azúcar.

—Oh, muchísimas gracias.

Amira añadió el azúcar con cuidado, removió hasta que se disolvió y sopló sobre el té caliente para enfriarlo.

Aunque estaba segura de haber añadido más azúcar de lo habitual, el té no sabía especialmente dulce. Echó también la mermelada restante en el té.

—Qué golosa.

—Y tú una ruidosa. —Descartó las palabras de burla de Shen Hu y sorbió su té, intentando mantener la compostura.

Mientras sorbía el té, miró a Lisa y se dio cuenta de que mordisqueaba el pan con elegancia, saboreándolo junto con el té. Su mirada se movía lentamente, observando todo el campamento. Aunque se suponía que estaban disfrutando de una agradable comida, en el rostro de Lisa había empezado a surgir una expresión de cautela.

—¿Qué ocurre, Ama? —inquirió Shen Hu, que se había percatado de la anomalía. Lisa volvió la mirada hacia su voz y abrió la boca con aire de sorpresa.

—Bueno, creo que algo anda mal… La profesora Miranda no está aquí, y ya es hora de los ejercicios.

—Oh, ¿en serio? Parece que el profe Stefan tampoco está aquí.

Ahora que Lisa lo mencionaba, no había señales de Stefan tampoco.

—Hmm, ¿tal vez están con el Primer y Segundo Escuadrón?

Al oír las palabras de Milis, se levantó y giró la cabeza para inspeccionar todo el campamento. Mientras escuchaba atentamente cualquier señal de lo que estaba sucediendo alrededor, de repente notó un sonido parecido a cuando se activaba un Mecha.

—Oh, umm… parece que están abordando.

Señaló la cabina abierta de un Chevalier.

—¿Eh?

Unos instantes después, Stefan, que había completado la puesta en marcha del Mecha, habló a través del intercomunicador.

—Ligero cambio de planes. Todos, activen sus Mechas y esperen mi regreso. No se muevan de este lugar.

Aunque no dio explicaciones, la voz de Stefan tenía un innegable tono de autoridad. No hubo más charla ociosa ni conmoción; todos los presentes centraron su atención en las siguientes palabras de Stefan.

—Lisa Edelweiss.

—¡Sí!

Llamada por su nombre, Lisa levantó la mano en respuesta.

—Hazte cargo en mi ausencia.

—Eh…

Apenas hubo tiempo de cuestionar el significado de estas palabras, ya que Stefan operó inmediatamente el Chevalier y desapareció en el bosque.

—Es una situación de emergencia… por lo que parece. —murmuró Lisa mientras rebuscaba en el bolsillo de su uniforme y recuperaba un manual de ejercicios de campo. Al observarla, también recordó que en él se detallaban los procedimientos de emergencia.

—Así parece, en efecto…

—…De hecho, no presagia nada bueno…

La tensión también causó revuelo entre los demás escuadrones. Tras esperar a que Lisa repasara el protocolo de emergencia, Amira habló tímidamente.

—Um, Lisa-senpai. Ayer oí algo interesante mientras estaba con Milis-senpai y Shen Hu. Parece que involucra demonios, y fue algo que sólo los maestros discutieron.

—…¿Cuándo fue eso? —Lisa reaccionó bruscamente a mi afirmación.

—Fue ayer, cuando Milis-senpai y Shen Hu salieron a cazar los Comehombres y los trajeron con ellas. Los profesores hablaron de una posible conexión con los demonios, o algo así.

—…Puede que haya algo de verdad en eso. Es razonable suponer una alta probabilidad.

Amira habló con inquietud en la voz, y Shen Hu, apagando con prontitud la hoguera y terminando rápidamente los preparativos en respuesta a la tensa atmósfera, alternaba la mirada entre el bosque donde Stefan había desaparecido.

—En ese caso, con más razón no podemos permitirnos vagar sin protección. —Lisa se levantó, lanzando una última mirada a los demás alumnos.

—Todos, sigan las instrucciones del profesor Stefan. Suban a sus Mechas de inmediato y esperen nuevas órdenes.

Con la señal de Lisa, todos abordaron sus respectivos mechas.

Tras subir a bordo de la Lanza de Lugh y activarlo según el procedimiento, Amira se dio cuenta de que Milis no aparecía en su pantalla de vídeo. Miró nerviosa a su alrededor.

—¿Están todos a bordo?

—¡Lisa-senpai, Milis-senpai no está aquí!

En respuesta a la pregunta de Lisa, Amira rápidamente levantó la voz. La voz de Milis vino de arriba en respuesta a la voz de Amira a punto de estallar en lágrimas.

—Estoy aquí mismo.

—¿Eh…?

Con las alas de murciélago desplegadas, Milis descendió lentamente. Amira se quedó con los ojos muy abiertos al notar la enorme lanza en la mano de Milis con nueve ominosas gemas incrustadas en ella.

—Milis-senpai… —Amira gritó involuntariamente en respuesta al arma intimidante que era tan poco característico de la apacible Milis.

—Esta es mi arma: la Lanza de los Nueve Castigos. En caso de emergencia, tendré que usar algunas características extra. —Milis habló en su habitual tono desenfadado, mostrando la punta de la lengua y sonriendo. Se posó suavemente sobre la palma de la mano de la Lanza de Lugh.

Todos habían subido a sus mechas y esperaban espalda con espalda nuevas órdenes. Aunque se oían ruidos de combate procedentes de algún lugar profundo del bosque, de repente se convirtieron en fuertes explosiones, con ondas de choque que atravesaban los árboles y hacían volar las tiendas.

—¿¡Qué ha sido ese sonido de hace un momento!?

—¡Viene a las tres! —Amira respondió rápidamente a Lisa mientras escudriñaba a su alrededor.

—¡Algo se acerca!

Desde más allá de los árboles y la maleza, algo se acercaba.

—¡Manténganse alerta!

Siguiendo la reacción de Amira, Lisa captó la situación y gritó al momento.

—¡Kyaaaah!

Un grupo de sabuesos infernales con la boca abierta de color rojo brillante apareció.

—¡Sabuesos infernales!

Gritos agudos llenaron el aire, y casi simultáneamente con Lisa alcanzando el mango de su espada larga, un sabueso infernal se abalanzó sobre el brazo de su Soldato.

—¡Lisa-senpai! —Amira gritó horrorizada mientras Lisa se ponía inmediatamente en posición defensiva.

—¡No toques a mis alumnos!

El estruendoso grito de Stefan, acompañado de un rápido tajo, cortó en dos el cuerpo del sabueso infernal.

—Oye, ¿crees que es buena idea darle la espalda así al enemigo?

Stefan activó su propulsor y cerró la brecha con el enemigo a gran velocidad, eliminando a la manada de sabuesos infernales uno por uno.

—¡Vamoooos! —Tras derribar por la fuerza a un sabueso infernal con una bayoneta, Stefan expandió rápidamente sus espadas para un ataque de seguimiento mientras una espesa cortina de humo envolvía la zona.

—¡Profesor Stefan!

—¡Ooooh! Es como un maestro venido del infierno.

Incluso después de masacrar a casi la mitad de la manada de una sola vez, todavía quedaban algunos sabuesos infernales.

Amira observó el Chevalier de Stefan mientras conducía a los sabuesos infernales de vuelta al bosque con una expresión tensa.

—¡Todos, atrás! —Lisa dio la orden, y su voz sonó como un grito.

Amira detuvo su temblor apretando los mandos de la Lanza de Lugh y maniobró su máquina para proteger a sus compañeros.

«¡…No se acerquen aquí!»

Stefan, que había conducido a los Sabuesos del Infierno al bosque, estaba prácticamente gritando.

Estaba claro que no había tiempo para dar órdenes. Amira podía verlo incluso en su estado agitado.

Está luchando desesperadamente para mantenernos a salvo…

En el campamento, que debería haber saludado a una mañana tranquila, había innumerables cadáveres de Sabuesos Infernales esparcidos. La sangre salpicada llegaba hasta los mechas de los estudiantes, y las huellas de la intensa batalla quedaban atrás.

—¿…Deberíamos ir a por refuerzos…?

—Creo que eso sería lo mejor.

Los sonidos de la batalla aún resonaban en el bosque. Las palabras de Lisa, murmuradas con vacilación, se superponían a las voces de Amira y Milis.

—Pero quedarnos aquí…

—¡Aaaah!

Un alumno, confuso, alzó la voz, y cuando otro lo escuchó, este gritó también. El ruido de algo siendo arrastrado venía de una dirección diferente a la ubicación de Stefan.

—A-Ahora mismo había, algo… ¡Una cosa gigante, parecida a una serpiente!

Un estudiante aterrorizado, testigo de la amenaza que se acercaba, temblaba mientras comunicaba urgentemente el peligro.

—¡Viene hacia aquí! —Amira, que había estado escuchando atentamente, gritó una advertencia.

Las señales aparecieron casi de inmediato, y el suelo empezó a temblar. El ruido de los árboles al romperse y caerse se percibía claramente.

—¡Alerta máxima, todo el mundo!

Mientras Lisa daba órdenes tajantes, resonó con fuerza el ruido de ramas rompiéndose, y los pájaros de todo el bosque levantaron el vuelo al unísono. Siguiendo al oscuro enjambre de pájaros, una gigantesca cabeza parecida a la de una serpiente se extendió, sobrepasando las copas de los árboles.

—¡Un basilisco…!

Un grito surgió de los estudiantes cuando la bestia demoniaca, con su cuerpo cubierto de afiladas escamas como espinas, se acercó, balanceándose de un lado a otro. Casi todos los presentes entraron en pánico.

—¡Ha-hay que huir!

Alguien gritó, y el Primer y Segundo escuadrón comenzaron a retroceder.

—¡Ah, esperen!

Amira intentó detenerlos, pero Milis se interpuso, cubriendo la cabeza de su mecha al hacerlo.

—Creo que no te harán caso, aunque lo intentes. Y lo que es más importante, no apartes la vista del enemigo.

La voz de Milis, informando a Amira de esto, sonaba más seria de lo habitual.

—Entendido.

Afortunadamente, el basilisco no prestó atención a los escuadrones Primero y Segundo que huían y avanzó hacia los escuadrones Tercero y Cuarto.

—Ah… ah…

—¡Mamá, papá, ayuda!

Incluso los estudiantes que habían permanecido valientemente en el lugar estaban ahora abrumados por el pánico y lamentos.

—Todo ha terminado… estamos acabados…

A través de los altavoces, los estudiantes sollozaban.

—¡Cálmense todos! Tenemos que estar preparados para lo inevitable.

Amira oyó la voz de Sherry, del Tercer pelotón, que se suponía que estaba allí también. Dio un paso adelante para proteger a sus compañeros, que estaban atrapados en una ola de pánico.

Tenemos que hacer algo al respecto.

Aunque querían moverse, la desesperación de su situación era evidente en sus murmullos. Amira comprendió dolorosamente la situación a través de sus voces apagadas y sus palabras temblorosas. Esperó las instrucciones de la líder del escuadrón, Lisa, agarrando con fuerza la palanca de control, lista para moverse en cualquier momento.

—……

Sin embargo, Lisa no dio ninguna orden desde su Soldato. El Basilisco estaba a punto de alcanzarlos, emergiendo del bosque.

—¡Ama, ¿qué vamos a hacer?! —exclamó Shen Hu, perdiendo claramente la paciencia, y Amira se le unió.

—¡Lisa-senpai!

—¡Lisa!

—¡Lo sé…! —respondió Lisa.

Amira y Milis alzaron la voz simultáneamente y, por fin, Lisa movió su Soldato y desenvainó su espada larga.

«…Aquí Lisa. Profesor Stefan, ha aparecido un Basilisco. Por favor, responda. Aquí Lisa…»

Podían escuchar la voz de Lisa a través del altavoz, y aunque la comunicación parecía estar funcionando, no podían escuchar la voz de Stefan, y en su lugar, escuchaban los sonidos de disparo de cañones mágicos.

—¡Profesor Stefan!

«¡Ah, perdona! El Basilisco… como esperaba…»

La estática interfirió, y la voz de Stefan se distorsionó.

«¿Qué debemos hacer?»

«…¿Puedes luchar?»

Los sonidos de ataques y vibraciones interrumpieron la comunicación, indicando la falta de compostura de Stefan.

«…Puedo hacerlo», respondió Lisa, con la voz temblorosa por la tensión tras un breve silencio.

«…Prepárate para lo peor. De acuerdo, cuento con todos ustedes.»

«Entendido.»

En respuesta a Lisa, volvió la voz de Stefan, seguida de más ruidos de impacto. Sin embargo, Stefan reanudó la comunicación sin demora.

«…En cuanto nosotros derrotemos a estos, nos dirigiremos hacia allí. Asegúrense de no morir.»

«Eso pretendo.»

Ante la determinación de Lisa, Amira se unió a la conversación.

«¡Yo-yo también lo haré! ¡Protegeré a todos!»

«Contamos contigo, Amira.»

«Sí.»

La respuesta de Lisa fue inmediata, y Amira asintió enérgicamente, aunque sabía que no podía ser vista.

«……»

Siguió el silencio. No hubo respuesta de Stefan.

—¿Profesor Stefan?

La comunicación se cortó.

—¿Han oído todos? —Lisa gritó.

Ante la pregunta de Lisa, varias unidades comenzaron a responder. Sus voces temblaban de miedo, pero Lisa, manteniendo la compostura, declaró mientras miraba al Basilisco que se acercaba.

—Nuestra primera prioridad son nuestras propias vidas. Ganaremos tiempo hasta que vuelva el profesor Stefan.

—¡Yo también puedo ayudar!

—Amira, tú quédate en la retaguardia y protege a todos. Traten de permanecer juntos y mantengan distancia del Basilisco.

No había más tiempo para discusiones. El Basilisco se acercaba.

—Lisa-senpai…

—¿Puedes hacerlo?

Lisa notó la presencia de un Gremlin en la cabeza del basilisco, por lo cual interrumpió a Amira.

—Sí.

No había tiempo que perder.

—Milis, tú ataca con la Lanza de los Nueve Castigos. ¿Puedes hacerlo?

—Por supuesto. Si nos enfrentamos a ese monstruo, no tengo más remedio que usarla.

Con el batir de sus grandes alas, Milis se dirigió hacia la cabeza de la Lanza de Lugh de Amira.

Amira mantuvo la mirada fija en la boca abierta del Basilisco y habló con Milis a través del altavoz.

—Milis-senpai, esa cosa puede emitir un poderoso veneno de sus glándulas venenosas dentro de su boca. Es lo suficientemente fuerte como para derretir incluso la armadura de los Soldatos. Mi madre lo mencionó. Si fueras expuesta a él, no quedaría nada de ti.

—Eso suena problemático…

Shen Hu, viendo que Milis era la única que no usaba un mecha, intervino con una advertencia.

—Esto es malo. Shen Hu, ¿puedes hacer algo con tus artes místicas?

—¡Kakaká! Para eso era la «comida». ¡Déjamelo a mí!

En respuesta a la pregunta de Lisa, Shen Hu detuvo la Lanza de Lugh y abrió la escotilla para salir al exterior.

—¡Espera, ¿qué no lo oiste?!

El basilisco hinchó el cuello y siseó, emitiendo un fuerte silbido mientras amenazaba.

—¡Si te golpea su veneno sin tu unidad mecha, te disolverás!

Los gritos de Lisa y Amira se superpusieron, pero Shen Hu ya había extendido la palma de su mano.

—Si mi chica linda ideal se disolviera, sería el fin del mundo. En ese caso, haré una apuesta desesperada… —Shen Hu, de pie sobre la Lanza de Lugh, creó innumerables zorros de hielo usando artes místicas.

—¿Haa, qué? ¿Crees que ese tipo de truco funcionaría con el Basilisco?

Una inquietante risa burlona resonó desde lo alto del Basilisco en respuesta a las acciones de Shen Hu. El Basilisco devoró a los zorros de hielo siguiendo las indicaciones del Gremlin que llevaba en la cabeza.

—Oh, ooh… Parece que no funcionó después de todo~. —Shen Hu volvió a la máquina, riendo entre dientes.

—…Un gremlin… —Al darse cuenta de la existencia del Gremlin a través del ataque de Shen Hu, Lisa gimió suavemente.

—Así que él atrajo al Basilisco hasta aquí…

—Eso parece. Entonces, ¿derrotamos al de arriba y será suficiente? —Milis, respondiendo a los murmullos de Lisa, despegó de la Lanza de Lugh de Amira.

—¿¡Milis-senpai!?

—¡Jajajá! ¡Es inútil!

El Gremlin manipuló al Basilisco para derribar a Milis, que estaba volando. El Basilisco retrajo su cabeza y luego escupió veneno de sus glándulas venenosas.

—¡Milis!

En medio del grito de Lisa, Milis utilizó la Lanza de los Nueve Castigos como escudo para resistir el veneno.

—¡Ahh!

Amira observaba aterrada, preparada para lo peor. De repente, la voz de Shen Hu llegó a sus oídos, y giró la cabeza como sobresaltada.

—Oh, realmente es un arma cheat.

—También puede neutralizar el veneno, eh.

Lisa y Shen Hu hablaron como si conocieran bien la Lanza de los Nueve Castigos de Milis.

—¿Qué clase de truco es este?

El Gremlin emitió un sonido irritado y utilizó una niebla oscura para cubrir la cabeza del Basilisco. El Basilisco levantó la cola e intentó derribar a Milis en el aire balanceando su enorme cuerpo a izquierda y derecha.

—…¡Milis-senpai!

—Pon más atención, Amira.

Milis utilizó la Lanza de los Nueve Castigos para esquivar los ataques y bailó con gracia alrededor del Basilisco.

¿Está anulando los ataques…?

Durante un breve instante, cuando la lanza interceptaba un ataque, parecía como si una barrera invisible la envolviera por completo.

La cola del basilisco perdió un poco de potencia antes de entrar en contacto con la lanza de Milis, deteniéndose por completo.

—Se mueve tan ágilmente. ¡Derrítela!

—¡Es inútil!

Siguiendo la orden del Gremlin, el Basilisco escupió veneno una vez más. Milis lo contrarrestó con su Lanza de los Nueve Castigos.

…Increíble…Amira vislumbró una estructura parecida a una barrera creada por el veneno. El veneno que tocó la barrera invisible perdió su color y se disipó como la niebla.

—¡Oye, oye, ¿qué está pasando?!

—Jejejé, parece que el veneno capaz de derretir armaduras es bastante potente, ¿no?

El Gremlin, perplejo, gritó frustrado, pero Milis mantuvo la compostura, con expresión confiada. Tres de las gemas incrustadas en la lanza brillaban con un profundo tono carmesí.

—Solo faltan seis…

Amira oyó el débil murmullo de Milis a través del dispositivo de comunicación.

—No sé qué está pasando, pero será mejor derribarla cuanto antes. —El Gremlin, que también oyó el mismo murmullo, empezó a envolver la cabeza del Basilisco en una niebla oscura como la noche.

—¡Amira!

Un cabezazo del basilisco hizo volar su Lanza de Lugh, que se estrelló contra el suelo. La máquina quedó de lado frente a Lisa, levantando polvo.

—¡Amira! ¡Contéstame, Amira!

Amira no respondió, y la máquina permaneció inmóvil, posiblemente noqueada por el impacto.

—¡Lisa, no apartes la vista del enemigo!

Mientras Lisa intentaba mover su máquina hacia Amira, la aguda voz de Milis la detuvo.

—¡Muy bien, Ama! ¡Allá vamos!

Shen Hu intentó arrastrase bajo el cuerpo del Basilisco para empujarlo de vuelta al bosque, pero la enorme criatura permaneció quieta.

—¡Ya voy!

Lisa recolocó su espada y envió su mecha hacia el vientre del basilisco. Intentó apuñalarlo, pero su máquina se tambaleó debido al pánico y la agitación. En lugar de atacar, dio torpemente unos pasos hacia delante antes de que la cola del basilisco la hiciera tropezar.

—…Kuh.

Se oyó el desagradable sonido de escamas afiladas raspando la armadura.

—¿¡Qué pasa con esa máquina lenta y torpe!?

Se burló el Gremlin mientras Lisa enderezaba con rapidez su volcado mecha.

—Que no panda el cúnico, ama.

—¡Ya lo sé!

El basilisco contempló las máquinas de Lisa y Shen Hu mientras levantaba lentamente su escamoso cuello, mostrando su roja lengua.

—Ah… lo siento…

—Que alguien me ayude…

—No quiero morir, no quiero morir…

Desde los mechas de los estudiantes, disueltos por el veneno del Basilisco, se oían voces de pena y oración.

—¡Ajajajajá! ¡Lloren y griten un poco más! ¡Lord Julian se pondrá muy contento, estoy seguro!

De pie sobre la cabeza del Basilisco, el Gremlin miraba a los estudiantes mientras reía histéricamente.

Lisa se mordió el brazo que sostenía los controles, intentando que dejara de temblar, y luego movió su mecha, recolocando su espada.

—Si vas a matar a alguien, empieza por mí.

—No hace falta que me lo digas. Te mataré a ti primero. ¡Además, eso hará que el miedo de los demás llegue a su punto álgido!

El Gremlin dio un pisotón en la cabeza del Basilisco e hizo una señal de ataque. El Basilisco retorció su cuerpo, cerrando gradualmente la distancia con el Soldato de Lisa.

—Vamos, Shen Hu.

Cubriendo el Soldato a la sombra del enorme cuerpo del Basilisco, Lisa apuntó al vientre desprotegido.

—¡Hagámoslo!

Comprendiendo la intención del ataque, el Gremlin ordenó al Basilisco que bajara la cabeza. El Basilisco siguió la orden y abrió la boca de par en par, mordiendo al Soldato de Lisa.

—¡Hahh!

Lisa esquivó los colmillos del Basilisco y se coordinó con Shen Hu, atacando por ambos lados. Sin embargo, las escamas que cubrían su cuerpo, excepto el vientre, eran demasiado duras, haciendo que sus ataques fueran casi inútiles.

—Son demasiado duras, y mi espada está empezando a desgastarse…

Con cada golpe al cuerpo, el impacto hacía temblar a los mechas. Lisa gimió mientras apretaba el puño, como si comprobara las sensaciones de sus dedos. La Lanza de Lugh de Shen Hu apuntó al cuerpo del Basilisco.

—¡Ama!

La lanza de Amira seguía clavada en las escamas expuestas del lomo del Basilisco.

—Sólo esa parte tiene las escamas peladas… Así que ésa es la razón, —Lisa comprendió el motivo de apuntar específicamente a la espalda escamosa y apretó con más fuerza la palanca de control. Al ver la oportunidad, hizo que el basilisco se acercara y maniobró su mecha para saltar en el aire. Luego blandió su espada hacia el objetivo—. ¡Haaaah! 

Las escamas desprendidas se dispersaron mientras el basilisco retorcía su enorme cuerpo.

—¡Shen Hu!

—¡Voy a ello!

En respuesta a la señal de Lisa, Shen Hu hizo saltar su Lanza de Lugh sobre la espalda del Basilisco y clavó con fuerza su espada lanza en la zona expuesta donde se habían desprendido las escamas.

—¡Qué…!

La piel del Basilisco se rasgó donde habían golpeado, y brotó un líquido marrón rojizo.

—¡Toma esto! —Lisa también dio un salto con su Soldato y blandió su espada. El ataque combinado ensanchó aún más la herida en el cuerpo del Basilisco, rociando sangre fresca.

El basilisco levantó la cabeza para librarse de los dos mechas que tenía a sus espaldas y sacudió el cuerpo con violencia.

—¿¡Guau!?

El grito de Shen Hu resonó en el altavoz de la Lanza de Lugh. Sus dos mechas salieron despedidos, realizando acrobáticas evasiones al aterrizar, rodando lejos del Basilisco.

—Me pregunto si habrá tenido algún efecto.

Lisa comprobó la pantalla mientras levantaba su mecha. El basilisco parecía agitado, balanceando la cabeza y adoptando una postura para atacar y escupir veneno.

—¡Ahí viene!

—¡Aléjense las dos! —Milis se abalanzó entre los mechas de Lisa y Shen Hu, justo a tiempo.

Inmediatamente después, el basilisco escupió veneno, pero Milis lo desvió con su Lanza de los Nueve Castigos. El veneno perdió su color y se disipó.

—¡Aún está vivo!

Murmurando irritado, el Gremlin pisoteó la cabeza del Basilisco. El cuerpo del Basilisco reaccionó, y la punta de su cola se levantó.

—El mismo truco no funcionará.

Cambiando de defensa contra el veneno, Milis giró su lanza y bloqueó el ataque de la cola.

—¡Milis!

—¡Parece doloroso justo aquí!

Pareciendo entender todo del grito de Lisa, Milis cambió a una postura ofensiva y empujó el área herida del Basilisco con su Lanza de los Nueve Castigos.

Mientras el Basilisco se retorcía y continuaba su ataque, siguiendo las órdenes del Gremlin, Milis observó:

—Necesito apuntar con más precisión.

Milis emprendió una serie de rápidos descensos y ascensos, contrarrestando los movimientos del Basilisco y atacando para arrancarle las escamas con mayor eficacia.

—¡Hah! Te daré crédito por moverte con esa herida, pero esto no es doloroso en absoluto.

—No es ninguna herida fatal…

Milis, volando hacia Lisa, se acercó rápidamente.

—¿Es este el momento de dar la espalda al enemigo?

Los colmillos del Basilisco se acercaron bruscamente, y su boca roja se abrió ampliamente frente al Soldato.

—Tuve que hacerlo, sino, no habría atacado de otro modo.

La barrera invisible de la Lanza de los Nueve Castigos había dejado la boca del Basilisco abierta, a punto de morder.

—…Tsk, esa demonio mestiza se burla de nosotros… —El Gremlin echó hacia atrás la cabeza del Basilisco, maldiciendo. El Basilisco había detenido su ataque, pero sin demora, movió su cuerpo y balanceó su cola—. ¡Pero, ¿qué tal esto?!

—¡Milis! —Dijeron Lisa y Shen Hu al mismo tiempo, entonces adoptaron una postura defensiva ante la cola extendida.

Milis, que debería haber estado por encima del Soldato de Lisa, se había colado de algún modo e interceptó sin esfuerzo la cola del Basilisco.

—…Sí, me imaginé que eso iba a hacer.

—…Haa, pensé que todo había terminado…

En respuesta a la voz llena de alivio de Shen Hu, Milis soltó una pequeña carcajada y saltó sobre el mecha de Lisa.

—Lo siento, pero ahora ya puedo desatar mi movimiento definitivo.

Levantando lentamente la Lanza de los Nueve Castigos, Milis comenzó a elevarse en silencio.

—Cuento contigo, Milis.

—Sí.

Las nueve gemas de la Lanza de los Nueve Castigos levantada por Milis se iluminaron con un profundo tono carmesí. Vientos fríos parecían soplar de la nada.

—Lanza de los Nueve Castigos… —Con la declaración de Milis, la luz rojo-púrpura se manifestó, y toda la Lanza de los Nueve Castigos emitió una luz deslumbrante—. ¡Perfora los cielos!

Siguiendo la orden de Milis, la luz de las nueve gemas se quebró como si fuera a romperse, convergió en la punta de la lanza y estalló con un fuerte ruido.

Nueve ominosas lanzas de luz púrpura carmesí se manifestaron, y apuntaron sus afiladas puntas de luz hacia el Basilisco. 

—¡¡…………!!

Por encima del Basilisco, el Gremlin gritó algo parecido a un alarido.

El impulso de las lanzas de luz fue feroz, y con un sonido atronador, los árboles de alrededor fueron segados. Las ominosas lanzas de luz quemaron el bosque más allá.

—…Cuando la energía almacenada se libera, así es como queda…

Lisa estaba asombrada por su poder, pero notó el siseo del Basilisco en la pantalla.

—Lo siento, creo que no le di.

Aparentemente perdiendo el control debido al inesperado poder, Milis descendió para comprobar el estado de la Lanza de los Nueve Castigos.

—¡Fallaste!

Ante el grito horrorizado de Shen Hu, el colosal cuerpo del Basilisco, enterrado bajo los árboles superpuestos, se levantó suavemente.

—¿Qué era esa lanza desconocida?

El cuerpo del Basilisco estaba gravemente herido, pero no mortalmente. Al parecer, se había protegido de improviso y, con respecto al Gremlin, estaba casi ileso.

—¿Qué te parece? No puedes ignorarme ahora, ¿verdad?

Milis se separó del Soldato de Lisa y blandió su lanza con agresividad.

—Eso parece. —Respondiendo a la provocación de Milis, el Gremlin tomó el control del Basilisco y empezó a perseguir a Milis, que volaba por el cielo.

—¡Te voy a tragar entera!

El Basilisco, bajando su postura, se acercó a Milis, esparciendo los árboles caídos. Milis esquivó hábilmente el chasquido de sus colmillos, pero de repente se dio cuenta de que estaba siendo conducida hacia el campamento, y jadeó.

—…Esto no acabará bien.

Puso la palma de la mano sobre su hombro y se reforzó con una niebla negra que envolvió sus alas extendiéndose desde sus omóplatos. Agitando sus alas vigorosamente, Milis aumentó su velocidad y se acercó al mecha inclinado de Amira.

—¡Amira, Amira, despierta! —gritó mientras golpeaba la cabeza de la Lanza de Lugh de Amira.

«Amira, Amiraa…»

No hubo respuesta de Amira, pero en su lugar, las voces de otros estudiantes lamentándose llenaron los oídos de Milis.

—…El veneno del Basilisco disuelve la armadura de los mechas. Esto significa que ya no podrán moverse.

Viendo los mechas caídos con la armadura derretida amontonados, Milis acercó una vez más su cara a la cabeza de la Lanza de Lugh de Amira y susurró en el recolector de sonidos.

—Amira, estarás bien. Yo te protegeré.

Sus muslos y piernas estaban ahora teñidos de rojo brillante por la sangre que había fluído.

—Ah, debería haber hecho algo de «Come Sueños» anoche…

Con una sonrisa irónica, miró al cielo y, haciendo acopio de fuerzas, Milis empezó a volar de nuevo. 

 

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