Bastardo Mujeriego

Vol. 4 Capítulo 15. Sin saberlo, las hermanas amigas de la infancia se han convertido en mujeres

—Estoy en casa.

Takumi, que había llegado a casa después del anochecer, esquivó con desgana las preguntas de su madre sobre por qué no había cenado en casa y subió a su habitación en el segundo piso.

Luego, dejó su mochila en el suelo y se acostó en la cama con su uniforme puesto.

—Haa… me siento tan cansado. ¿De verdad fueron a un karaoke después de eso?

Era una noche silenciosa, tanto que si escucharas con atención, podías oír el canto de los insectos afuera.

Takumi se preguntó cómo estarían Mizuho y su hermana. Sacó su teléfono y revisó las notificaciones, pero no había nuevos mensajes.

—Haa… —De nuevo, suspiró y bajó los brazos, cerrando los ojos. La fatiga del día lo golpeó de repente. Rápidamente comenzó a adormilarse y, sin más, su conciencia se sumergió en el mundo del sueño.

…Ah♡.Ah♡.Ah♡.Ah♡.Ah♡.Shinji♡.Ese movimiento es increíble♡.Lo puedo sentir♡.Adentro♡.Tan profundo dentro de mí♡.Tu miembro♡.

La polla♡. Por favor, dame tu polla también, ¿sí? Porque mi coño, más que el de mi hermana, puede hacer que tu polla se sienta mejor. ¡Así que, por favor, dámela! Seto-kun, por favor.

Te amo, Shinji♡.Te amo♡.Mmm♡.

Seto-kun♡.Te amo♡.Quiero más♡.Vamos a seguir haciendo el amor, porque se siente tan increíble. Junto a mi hermana♡.

…¿Eh? ¿Esa es Mizuho? ¿Y Himari? ¿Quién es ese chico? ¿Por qué están haciendo eso…? ¿Es esto real? Yo, yo soy…

Un escalofrío recorrió su cuerpo y la conciencia de Takumi despertó.

—…Ah, mierda. Estaba dormido. —Se incorporó y se pasó la mano por el cabello. El sueño interrumpido parecía haber hecho que su cabeza se sintiera más pesada. Además, sentía que había estado soñando con algo terrible. Aunque no podía recordar los detalles, recordaba vagamente que toda su visión se había llenado de piel y que resonaban voces pervertidas a su alrededor—. Ah… mierda.

Se sacudió la cabeza y pestañeó. Al mirar el reloj, se dio cuenta de que ya eran las once de la noche.

—…… —Después de mirar fijamente por la ventana de su habitación durante un rato, Takumi comenzó a preocuparse extrañamente por Mizuho y Himari.

Probablemente ambas seguirían despiertas a esta hora. Al principio pensó en enviarles un mensaje, pero luego cambió de idea. …No necesitaba hacer eso, ya que al otro lado de esa ventana estaba la habitación de las hermanas. Antes, cuando tenía algo que decirles, simplemente llamaba a esa ventana. Atraído por el aire único de una noche de verano, Takumi sintió la nostalgia de hablar con ellas a través de la ventana.

En el momento en que abrió la cortina y la ventana, una brisa nocturna fresca entró en la habitación.

—…¿Mizuho? …¿Himari?

Aunque llamó con voz cautelosa, no hubo respuesta desde la otra ventana.

Takumi intentó golpear la ventana de vidrio que estaba a su alcance, pero se detuvo justo antes. Desde la habitación de Mizuho y Himari llegaba una sensación de silencio. Las cortinas estaban cerradas y no había luces que se filtrasen. Al parecer, ambas ya se habían dormido.

…Ya veo. Entonces no hay nada que hacer. Iré a bañarme.Decidió posponer la conversación para otro día. Dado que vivían al lado, siempre podría encontrarse con ellas si lo deseaba. No había necesidad de apresurarse. Con esa idea, Takumi cerró la ventana, se levantó y salió de su habitación.

…Pero ¿era realmente correcto su pensamiento?

En ese momento, efectivamente no había nadie en la habitación de Mizuho y Himari. Sin embargo, en el baño de la casa Fujisawa, Seto, sentado en un taburete de baño, hacía que las gemelas, las amigas de la infancia de Takumi, se arrodillaran y chuparan su pene erecto desde ambos lados.

Seto, con una actitud casi como la de un dueño de casa, trataba a las hijas queridas y criadas con cariño por sus padres como si fueran sus propias hembras para servirle. Las lenguas y labios de las gemelas acariciaban generosamente la cabeza y el tronco de su largo pene, mientras él les marcaba el rostro directamente con su semen que salía con la fuerza de una fuente. Mizuho y Himari, con la boca abierta y las manos como platos, se habían ofrecido voluntariamente para ser manchadas por Seto.

Después de que terminara la doble mamada, las hermanas se cubrieron el cuerpo con jabón y, mientras Seto aún mantenía su pene firme y viril, lo limpiaron en un baño tipo sándwich. Presionaron sus pechos y pezones erectos contra él, y mientras se entrelazaban con sus dedos y ocasionalmente intercambiaban bromas y chistes, limpiaron sus cuerpos mutuamente en un ambiente de intimidad.

Luego, se forzaron a meterse juntos en la bañera que era demasiado pequeña para los tres.

Hasta la escuela primaria, Takumi, Mizuho y Himari a menudo se bañaban juntos. Pero ahora, el lugar de Takumi había sido tomado por Seto. A diferencia de la época de la escuela primaria, cuando no importaba ser hombre o mujer, Seto, con su insaciable apetito sexual, también se aprovechó de los cuerpos de las gemelas, que habían crecido hasta convertirse en mujeres hechas y derechas, incluso en el baño. Como si estuviera reclamando: «Esto es mío», cogieron firmemente en posición vaquera y se turnaba para eyacular dentro de sus úteros.

Cuando Takumi salió del baño y regresó a su habitación, Seto estaba en la sala de estar de la casa Fujisawa, cogiendo con Mizuho y Himari. Hizo que las dos se apoyaran en la mesa con las nalgas al aire y las penetró alternativamente con su polla. Las voces de las hermanas, llenas de un tono obsceno que Takumi nunca había escuchado, escapaban de sus bocas debido a los continuos orgasmos.

Seto, como si fuera una bestia con tales hábitos, violó a las chicas en todos los rincones de su espacio vital, implantándoles la memoria del sexo con él.

Cuando Takumi se durmió, Seto y las chicas finalmente regresaron a la habitación. Al entrar, Seto acercó las caderas desnudas de las hermanas a su lado, y ellas, a su vez, se aferraron a su cuerpo. La «dominación» avanzaba sin problemas, lo cual se podía ver fácilmente por su comportamiento.

Seto no se detuvo. Mientras Takumi dormía profundamente, Seto continuó cogiendo con Mizuho y Himari en sus respectivas camas durante toda la noche. Ambas se movían activamente sobre Seto, envolviéndole con sus piernas en posición del misionero y disfrutando de extáticos orgasmos con besos.

Cuando el sexo finalmente terminó al amanecer, los tres, Seto, Mizuho y Himari, estaban acurrucados uno contra el otro con sus cuerpos desnudos, respirando profundamente como niños. En ese momento, las mentes de Mizuho y Himari estaban completamente vacías, excepto por el recuerdo del fuerte hombre con el que compartían su temperatura corporal.

—Hoo…♡. Nnoh… ♡.

—Haa, haa, huu… Mizuho-san, ¿te sigues sintiendo bien al correrte?

—Sí-sí… Me corro, me estoy corriendo… Nn, ghhh… ♡. Con el pene de Shinji… De-desde hace rato que he estado sintiendo estos escalofríos, y no-no puedo parar, uuuh… ♡.

—No te preocupes, sigue así. No te detengas y sigue corriéndote de esa forma.

—¡E-entiendoo…! Nng ♡. Hoooh… ♡.

—Huu… ¡Tu coño está empapado…! ¡Tu útero me está succionando el glande…!

Era de noche. Estaba cogiéndome a Mizuho en su cama. En la segunda planta de la casa con la placa «Fujisawa», en la habitación que Mizuho y Himari compartían, no había dejado de coger con ellas.

Estaba en una posición similar a como cuando se hacen lagartijas, penetrando a Mizuho, que estaba boca abajo, y presionando con fuerza mi cadera contra su trasero, que se levantaba involuntariamente. La vagina de Mizuho, que se había puesto súper húmeda, se envolvía alrededor de mi polla como si se estuviera derritiendo. Mizuho, con toda la fuerza que podía reunir en sus manos, agarraba las sábanas y arqueaba su cuerpo, soltando gemidos profundos y agudos. La felicidad que se desbordaba dentro de su cuerpo salía como lágrimas de sus ojos.

Himari, que había sido tratada de la misma manera que su gemela hace poco, estaba tumbada en la cama junto a la pared, con la cabeza apoyada en la almohada. Sus extremidades y trasero todavía temblaban, lo que indicaba que el placer del orgasmo aún no se había disipado.

Ya llevábamos varias horas sin parar. Como los padres de las chicas no regresarían por trabajo esa noche, me habían permitido quedarme en su habitación y había seguido teniendo relaciones con ellas según nuestros deseos dictaban.

A pesar de que ya había eyaculado varias veces, las feromonas de Mizuho y Himari llenaban la habitación, haciendo que mi erección no se calmara en absoluto. No importaba cuántas veces lo hiciéramos, mi deseo sexual no disminuía, y seguía moviendo mis caderas impulsado por eso.

—Oye, Mizuho, ¿te gusta que te haga correr de una forma tan desvergonzada con mi polla?

—Así, es ♡. Me gusta, me gusta, me gusta, me gustaa ♡.

—Entonces, seguiré haciéndotelo.

—… ♡. Hyah ♡. Ha, uh ♡. Ghh ♡. See ♡. Hahh, haa, haa ♡. Me-me corrí ♡. Yo-yo, me-me corrí de nu-nuevo ♡. La dura polla de Shinji me hizo correr de de una forma increíblemente fuerteee ♡. ¡¡Nghhhhh…!!♡.

El hecho de que Mizuho usara un lenguaje formal durante el sexo reflejaba claramente la relación de poder entre nosotros. La siempre atenta y marimacha Mizuho Fujisawa era hecha correrse constantemente en la cama. Cada vez que la hacía correrse, sentía en lo más profundo de mi ser que ya no podía oponerse a mí.

Sí, gracias a la paciencia y cuidado con las que las había estado haciendo correrse, tanto Mizuho como Himari se habían convertido completamente en mis «mujeres».

Mizuho, penetrada desde atrás como un espécimen cosido a las sábanas*, mantenía sus piernas estiradas y se encontraba en un orgasmo interminable. Cada vez que ella llegaba al clímax, su coño, su trasero y sus muslos ejercían una fuerte «presión» en mi pene, lo que me hacía querer eyacular. Antes de correrme en su útero, sentí la necesidad de confirmar de nuevo que era mi mujer, a través de su boca.

Frizcop: No entendí esa frase, la verdad.

—Mizuho, ¿quién es el hombre más importante para ti?

—¡No tienes que preguntármelo cada vez…!

—Quiero escucharlo de tu boca.

—¡No te muevas de esa manera! ¡Es demasiado, me duele cuando me corro demasiado!

—¿Eh? No te escucho…

—Oh ♡. Ooh ♡. ¡Lo-lo entiendo! ¡Lo diré! ¡Eres tú, Shinji! ¡Eres el más importante para mí…! ¡¡Nghuuuu…!! ♡. —Mientras Mizuho hacía esa confesión, experimentó el orgasmo más intenso hasta el momento. Su coño se apretó y envolvió mi pene sin dejar espacio. Su cuerpo era una prueba de que no quería perder ni una sola gota de mi esperma.

—Bien, bien, creo que es mejor que seas así de sincera. Entonces, Mizuho, voy a eyacular directamente en tu útero, así que trágatelo todo.

—Sí, dámelo ♡. ¡Dámelo, por favor! Hazme acabaar… ♡. ¡Ahh, aquí está, aquí viene…!

—Aaah… mi polla está pulsando un montón…

—Oh… ♡.

—Ahh… ¡me estoy corriendo tanto!

Byuru, byuru, bubyuru, con la misma fuerza que cuando se exprime a la fuerza un tubo de pintura atascado, el semen salió de mi pene.

—Hugh ♡. Ugh ♡. Huh ♡. Huh ♡. Huh ♡. Huh ♡.

Mizuho tenía la cara enterrada en las sábanas y su cuerpo temblaba ligeramente. Le acaricié el cabello y la espalda mientras marcaba su útero con mi semen.

—Huuh, ya me corrí. Mizuho, voy a sacar mi pene.

—¿¡Nnguuuuhhh!? ♡♡.

—Si aprietas tanto, no voy a poder sacarlo. Relájate, afloja el coño.

—E-es imposible. ¡Es que lo hace solo! Hahh ♡. Haa ♡. Haa ♡. Haa ♡.

—Kuh… yo también estoy muy sensible justo después de haberme corrido… ¡uahh!

El coño de Mizuho no quería soltar mi pene, y los pliegues de carne rosados se aferraron a él con fuerza. Solo el acto de retirar mi pene de su vagina después de eyacular me hizo sentir como si mi cintura se rompiera. Cuando la cabeza salió, más semen, que pensé que ya había terminado de eyacular, salió y se derramó sobre la espalda de Mizuho.

—Haa~… Uf, creo que eyaculé demasiado y estoy cansado. ¿Tú estás bien, Mizuho?

—Haa ♡. Haa ♡. E-es imposible… No puedo parar de correrme. Es culpa de Shinji… ¿Qué piensas que es mi cuerpo?

—Jajajá, lo siento, lo siento. …Pero, te sentiste bien, ¿no?

—…Sí ♡. Y bastante… ♡.

Quería ver la cara de Mizuho mientras llegaba al orgasmo, así que le levanté la barbilla. Su rostro estaba completamente derretido, y desde la esquina de sus cejas, que normalmente mostraba una expresión fuerte, no se podía sentir nada de esa fortaleza. Al mismo tiempo, era increíblemente linda y sexy. Después de tener sexo, las chicas muestran una nueva belleza que nunca antes habrías visto.

—Mmm… ♡. Chyubah ♡. —A pesar de estar completamente agotada por los orgasmos, Mizuho comenzó a lamer y chupar mi pulgar. Era como un bebé hambriento chupando un biberón. Me senté en la cama de Mizuho y la dejé hacer lo que quisiera.

Mizuho estaba exhausta y Himari también parecía necesitar tiempo para recuperarse. Aunque yo aún podía seguir cogiendo, decidí tomarme un pequeño descanso por primera vez desde que empezamos. Al mismo tiempo, finalmente tuve la oportunidad de observar el interior de la habitación de las dos.

La habitación, con sus escritorios de estudio idénticos y otros objetos dispersos, reflejaba que Mizuho y Himari habían crecido aquí desde pequeñas. En particular, en un tablero de corcho en la pared, había fotos que parecían haber sido tomadas como recuerdos durante la guardería, la escuela primaria y la secundaria. Y en todas ellas, aparecía su amigo de la infancia, Inukai-kun.

Ya veo, definitivamente son buenos amigos.Mientras observaba esas fotos, sentí nuevamente envidia de Inukai-kun, que había crecido con dos amigas de la infancia tan lindas como ellas.

Esos recuerdos invaluables con las dos cuando eran pequeñas, que se podían ver en las fotos, ya no podían ser obtenidos por mí en este momento. Pero…

—Mmm… ♡. Chyuu… ♡. Shinji, esta parte la tienes completamente empapada. Te la limpiaré ♡. Chyuu ♡.

En cambio, yo podría acumular recuerdos con ellas a partir de ahora. Sonreí mientras observaba a Mizuho, que dejó de chupar mi dedo y comenzó a limpiar con cuidado mi pene con una mamada de limpieza. Esto de ser mimado con los labios y la lengua mientras limpia mi glande, que estaba manchado de líquido vaginal y semen, era algo que solo podíamos hacer ahora que éramos adultos.

—Mmm… ¿Seto-kun? ¿Hermana?

—Ah, Himari, ¿te despertaste?

—Sí, buenos días, Seto-kun.

—Ven aquí, Himari-chan.

—Sí.

Mientras Mizuho-san me la mamaba, Himari-chan se acercó a mí mientras extendía la mano hacia ella, y luego me abrazó, presionando sus pechos contra mí y comenzó a besarme con lengua.

—Hamu ♡. Seto-kun… ♡. Me gustas mucho ♡.

—A mí también me gustas, Himari-chan.

Me entregué a la sensación mientras masajeaba el pecho de Himari-chan con la mano derecha y acariciaba el trasero de Mizuho-san con la izquierda.

Después, las acosté una al lado de la otra en la cama y las penetré alternativamente en posición del misionero. Mientras me cogía a una, usaba mis dedos en la otra para que no se sintiera sola.

—Huuh ♡. Guuhh ♡. Oh ♡. Ngooh ♡.

—Ah, ah ♡. Seto-kun ♡. Eso es increíble ♡. Ya voy a correrme ♡. Voy a correrme, me corro, me corro ♡.

—¡Himari-chan, Mizuho, corrámonos juntos!

—Ah, ah, haaaahhh ♡♡.

—Mmm, ooohhhh ♡♡.

—¡¡Guhhh!!

Las voces de Himari-chan y Mizuho al llegar al orgasmo se entrelazaron. Inserté mi pene en Himari-chan después de sacarlo de Mizuho y me corrí la misma cantidad en ambos úteros.

Cada vez que llegábamos al orgasmo juntos de esta manera, sentía que nuestro vínculo se hacía más fuerte y profundo, sin espacio para que nadie más se interpusiera.

Nuestra excitación solo aumentaba. Estábamos tan obsesionados con el sexo que pasamos la noche entera haciendo el amor. No solo en su habitación, sino también en el baño, en la sala de estar a oscuras y en el pasillo. Incluso nos movimos de una habitación a otra con mi pene dentro de sus vaginas.

De esta manera, Mizuho y Himari-chan recordarían el sexo conmigo en cualquier lugar de la casa. Una relación en la que puedes pensar en la otra persona incluso estando lejos es lo mejor.

—¡Voy a correrme, Mizuho, Himari-chan!

—¡Sí! ¡Por favor!

—¡Yo también lo pido! ¡Haz que mi hermana y yo seamos tuyas, Seto-kun!

Gracias al trío de reconciliación después de superar la pelea, las dos volvieron a ser las hermanas cercanas que eran. Sentí una satisfacción indescriptible mientras movía mi cadera hacia ellas y penetraba sus vaginas con mi pene.

—¡Uuh, me corro…!

Mi cuerpo estaba lleno de marcas de besos que me habían puesto, y en varios lugares de sus cuerpos estaban marcados como propiedad mía.

Cogimos con toda nuestra fuerza hasta que el exterior de las cortinas se volvió blanco, y eventualmente nos quedamos dormidos acurrucados juntos.


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