Bastardo Mujeriego
Vol. 5 Capítulo 8. Quería que Eliza Fuera mi Amiga Sexual
—Entonces, ¿Eliza está descansando en su habitación?
—Sí, le dije que sería mejor si lo hacía, ya que parece que no se siente bien.
—…Ya veo. Gracias, Seto-kun. —Cuando informé sobre el malestar de Eliza-san, la profesora Sarah me agradeció con palabras amables, a pesar de ser un estudiante más joven. Luego, con una expresión preocupada, añadió—: Eliza a veces es así. Se emociona demasiado antes de un viaje que espera con ansias y termina con fiebre. Todavía es una niña.
Solo con esa expresión, pude entender cuán importante era Eliza-san para ella, como parte de su familia.
Por cierto, mi informe a la profesora no era mentira. Después de tener sexo conmigo anoche, Eliza-san amaneció con una ligera fiebre. Cuando Hitomi-chan y las demás me lo contaron, también me sorprendí.
Sin embargo, era algo parecido a una fiebre por estrés, y probablemente se le pasaría con un poco de descanso. La profesora Sarah parecía pensar lo mismo.
—Seto-kun, como con Sasaki, siempre estás atento a todas. Eres un mánager excelente.
—No, solo hice lo que era natural del hacer. —Al ser elogiado por la profesora, me volví inusualmente modesto. En realidad, no había hecho nada especial. Animar a Mai-chan era parte de mi trabajo como mánager del equipo de tenis femenino.
—Hoy también hay entrenamiento, pero… Seto-kun, ¿podrías echarle un ojo a Eliza de vez en cuando?
—Sí, por supuesto.
Cuando acepté, la profesora sonrió. Si Eliza-san era un ángel, la profesora Sarah era como una diosa de la antigua Grecia o Roma. Que una mujer tan impresionante confiara en mí me llenó de motivación.
Después de informar a la profesora, me dirigí a visitar a Eliza-san, quien estaba descansando sola.
—Eh~, estoy bien…
—Eliza-san, si dices eso, tu hermana se enojará.
—Por supuesto que no me da miedo que mi hermana se enoje.
—Eso es mentira, ¿verdad?
Aunque tenía fiebre, Eliza-san estaba lo suficientemente bien como para bromear. Aun así, se quedó tranquila, cubierta con una manta en el futón. Después de un rato observándola, me habló en voz baja:
—Oye, Shinji-kun. …¿Me sostienes la mano?
—Sí, claro.
—…Ejejé. —Cuando tomé su mano, Eliza-san sonrió con una expresión un poco descuidada, su rostro ligeramente sonrojado.
Debía reflexionar sinceramente sobre haberla presionado, pero su sonrisa era súper adorable.
—Oye, Shinji-kun… Quiero hacer cosas sucias contigo.
—No, hoy debes descansar tranquilamente.
—Pero quiero hacerlo. Has estado teniendo sexo con todas las demás, ¿verdad, Shinji-kun? Entonces yo también quiero.
—No voy a poder convencerte, ¿eh?
Eliza-san estaba completamente enganchada al sexo recién descubierto. Pero, en ese aspecto, yo tampoco podía culparla de nada.
—Entonces, hagámoslo a escondidas de todos y de la profesora Sarah.
—Claro.
Así que, mientras todas estaban afuera entrenando, Eliza-san y yo decidimos hacer trampa y coger. Le bajé los shorts de su ropa de entrenamiento y, a través de la abertura de sus bragas, deslicé lentamente mi polla erecta dentro de su coño.
—Eliza-san, definitivamente tienes fiebre. Porque aquí dentro está muy caliente.
—Dices eso, pero tu polla también está caliente…
Aun cuando era de día, la calentura pudo con nosotros. Era como la sensación de saltarse las clases y salirse de la escuela para quedarse en casa para divertirse.
—Mmm… ♡. Mm… ♡. Ahn… ♡. Ah… ♡. Mm… ♡.
Mientras yo movía mis caderas suave y lentamente, Eliza-san gemía en silencio. Su coño, cálido y a desbordar de jugos de amor, envolvía mi polla con una sensación pegajosa, y no necesitaba moverme rápido para sentir placer. Este no era un sexo enfocado en llegar al orgasmo, sino en disfrutar la conexión entre nosotros.
—Ah, mmm… ♡. Me encanta… ♡. Hacerlo contigo, Shinji-kun… ♡. Mmm…
—A mí también me encanta, Eliza-san.
—Ha, aaah… ♡.
Con movimientos lentos y deliberados, mi polla arañaba su interior. Ella frotaba su mejilla contra mi mano, que acariciaba su rostro. Después de continuar cogiendo lento por un rato, me corrí dentro de ella. En el mismo lugar donde, sin protección, había derramado mi semilla el día anterior, eché aún más de mi semen.
—Uuff…
—Ah, está saliendo… ♡.
—¿Lo sientes?
—Sí, es más que ayer. —Eliza-san sonrió mientras observaba cómo yo eyaculaba.
Cuando saqué mi polla, un hilo blanco se extendió entre mi miembro y su coño. Al verlo, ella murmuró una observación.
—Uwah… Esto es muy indecente.
—Es como si dijera: «Acabamos de tener sexo».
—Ejejé… ♡. Aunque sacaste tu polla, todavía estamos conectados.
El hilo blanco, una mezcla de semen y sus propios jugos de amor, representaba vívidamente nuestra nueva relación. Después, usé una toallita húmeda para limpiarme y luego la limpié a ella. Luego, la ayudé a vestirse y continué cuidándola.
—Eliza-san, ¿estás satisfecha?
—…Sí. Pero, cuando me baje la fiebre, ¿lo hacemos de nuevo? —Ella, como si fuera una niña pura, me pidió que volviéramos a tener sexo. No solo eso, también quería contacto físico. Mientras estuve a su lado, me pidió que le sostuviera la mano todo el tiempo, y yo hice lo que me dijo.
Para el mediodía, su fiebre había desaparecido por completo, y pudo almorzar con todos. La profesora Sarah, al ver a Eliza más animada que antes de enfermarse, mostró una sonrisa de alivio, aunque tampoco pudo ocultar su asombro.
—Me alegro, Eliza-san. Tu hermana también parecía aliviada.
—Sí. Es gracias a ti, Shinji-kun.
—Pero yo no hice nada especial.
—¡Eso no es cierto! Gracias a que estabas ahí conmigo, no me sentí sola en absoluto.
—Jajaja, gracias. …Entonces, ¿puedo meterlo ahora?
—Sí. Hazlo… ♡. Ah… ♡.
Por la tarde, volví a tener sexo con Eliza, quien ya se había recuperado. Cuando llegó el tiempo libre después del atardecer, las más astutas de las chicas probablemente adivinarían lo que estábamos haciendo al desaparecer juntos.
En mi habitación, con el futón extendido, me la comencé a coger en la posición del misionero. Eliza, que ya se estaba acostumbrando al sexo, temblaba solo con la penetración. Incluso sin que yo moviera mis caderas, los pliegues de su coño parecían atraer mi polla hacia adentro.
Cuando mi polla fue completamente envuelta por su caliente coño, sentí como si mis genitales se derritieran. Los límites entre nuestros cuerpos y mentes se volvieron borrosos, y nuestras almas se sumergieron en una felicidad indescriptible. El sexo es realmente lo mejor.
—Ah… ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡.
—Déjame escuchar más de tu linda voz, Eliza-san.
—Sí-sí ♡. Aaah ♡. Oh ♡. Oh ♡. Mmoohhh ♡.
En un ambiente lleno de cariño, impulsados por el deseo, continuamos teniendo sexo, explorando juntos los movimientos que nos hacían sentir mejor y los puntos sensibles del otro. La puerta no estaba cerrada con llave. No me importaba si alguien nos veía.
Después de pasar la mañana descansando, Eliza-san parecía haber recuperado por completo su energía, que de alguna manera se había agotado. Después de la primera ronda en posición del misionero, esta vez fue ella quien se montó sobre mí, moviendo sus caderas en posición de vaquera.
—Haa ♡. Haa ♡. Haa ♡. ¡Shinji-kun! ♡.
—Eliza-san, tu coño está tan apretado… ¡Mi polla se siente increíble! ¡Y tus tetas se sacuden tanto, eres tan sexy y genial!
—Ejejé ♡. Gracias, Shinji-kun ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Aahn ♡♡. —Eliza-san, tomada de mis manos, movía sus caderas con más intensidad y libertad que antes. Su largo cabello rubio y sus dos pechos se balanceaban de manera dinámica, creando una escena extremadamente excitante. Ver a una hermosa chica mestiza de mi edad, con un cuerpo increíble, moviéndose sobre mí de esta manera, era algo que ni siquiera en los videos para adultos podía imaginarse algo más erótico.
Moví mis caderas hacia arriba, siguiendo el ritmo de Eliza-san, y cuando sentí que la eyaculación se acercaba, no me contuve y dejé salir todo dentro de ella. Aunque no era su día fértil, llenar el útero de una chica con tanto semen que podría dejarla embarazada era una sensación tan placentera que me volvía loco.
Eliza-san se llegó a correr varias veces sobre mí. Mientras lo hacía, le acaricié los pechos y pellizqué sus pezones, y parecía que también estaba disfrutando de la sensación en su senos.
—Hyah ♡. Ah ♡. Mmm ♡. ¡Uhhh…! ♡♡♡.
Eliza-san, quien había llegado al orgasmo más profundo hasta ahora, arqueó su espalda, mordió sus labios y todo su cuerpo se puso a temblar antes de caer sobre mi pecho. La abracé por la cintura, presionando mi polla profundamente en su coño mientras eyaculaba en su útero.
No sentía ni un poco de cansancio ni había luces de ponerme flácido. Con la vagina de Eliza-san, sentía que podía eyacular decenas de veces en un día.
—Eliza-san. Eliza-san, despierta.
—Auh… ¿Shinji, kun…?
—¿Cómo te sientes? ¿Te sentiste bien?
—Sí… Mucho… —Eliza-san, quien se había desmayado sobre mí, despertó con una expresión soñadora. Sus ojos azules como zafiros solo reflejaban mi imagen.
Manteniendo nuestros genitales profundamente conectados, nos besamos con un amor intenso, como si nos estuviéramos absorbiendo el uno al otro.
—Shinji-kun. Mi hermana… seguro que nunca ha tenido sexo con un hombre.
—¿La profesora Sarah? ¿Por qué piensas eso?
Tomamos un descanso adecuado entre rondas de sexo. Después de hidratarnos con bebidas deportivas, Eliza-san se sentó entre mis piernas, recostándose contra la pared mientras yo la abrazaba.
Desde la entrepierna de Eliza-san, inclinada en mis brazos, goteaba un semen espeso y abundante.
—Porque si lo hubiera hecho, no diría que el sexo está mal.
—Hmm, no estoy seguro. Depende de la pareja, ¿no?
—¿¿¿¿????
Eliza-san, quien solo había tenido sexo conmigo, pensaba que el sexo siempre era placentero sin importar con quién lo hicieras. Pero en realidad, no siempre es así. Si no hay química o compatibilidad, la experiencia puede ser terriblemente miserable.
—Pero mi hermana, aunque no lo parezca, nunca ha salido con nadie. Aun cuando es súper hermosa, ¿no es extraño?
—La profesora Sara es la hermana de la que tanto te enorgulleces, ¿verdad?
—…Sí. Ejejé.
Eliza-san, con timidez, volvió su rostro hacia mí, como para disimular su vergüenza, y en silencio me pidió un beso. Yo accedí con gusto mientras acariciaba sus pechos, que ya se sentían familiares en mis manos.
—Shinji-kun… Por favor… Ya quiero tu polla dentro de mí. Lo deseo tanto…
Mientras yo seguía jugando con sus pechos y pezones, las manos de Eliza-san comenzaron a acariciar mi trasero.
Su expresión, con esos ojos húmedos y labios suplicantes, era demasiado erótica. Por eso, quise seguir mirando su rostro un poco más y me porté un poco malvado.
—Mmm ♡. Fu ♡. Haa ♡. Haa ♡. Haa ♡. Por favor, hazlo rápido…
Haciendo como si no la escuchara, seguí masajeando sus tetas, y la respiración de Eliza-san se volvió más agitada. El sudor comenzó a brillar en su piel blanca. Pensé que si seguíamos así, ensuciaríamos el tatami, así que la levanté en brazos como a una princesa para llevarla al futón.
—¡Kyah! —Eliza-san gritó con un adorable gemido y se aferró a mí.
—No te voy a dejar caer. Está bien.
—Ah, sí.
—¿En qué estabas pensando?
—…Es que, Shinji-kun, eres muy fuerte.
—Ah, ¿en serio parezco tan flaco?
—No, para nada.
Eliza-san lo dijo con tanta convicción que no pude evitar sonreír con ironía. Aunque el sexo requiere energía, y yo me ejercitaba en mi tiempo libre, todavía estaba lejos de ser como los chicos de los equipos deportivos serios.
Pero Eliza, mientras me miraba desde mis brazos, murmuró en voz baja:
—Shinji-kun, eres genial.
Al decir eso, su rostro se sonrojó por completo. Yo también me sentí feliz, pero al mismo tiempo, un poco avergonzado. Y así, con esa vergüenza compartida, comenzamos a tener sexo en una posición cara a cara, besándonos.
—Haauuuh… ♡. Mmm… ♡. Shinji-kun ♡. Chuuu… ♡. Haa… ♡. Haa… ♡. Se siente tan bien… ♡.
—Eliza-san, si sigues haciendo esos sonidos tan tiernos, voy a correrme pronto.
—Hazlo. Córrete mucho… ♡. Me encanta sentir cómo tu semen calienta mi vientre… ♡. Ah ♡. Aah ♡. ¡Yo también! ♡♡.
—¡Uwah…! ¡¿Eso que siento en la cabeza de mi polla es que está siendo succionada por tu útero, Eliza-san…?!
—Hyaauuuh ♡♡♡.
—¡Ugh! Estoy seguro que voy a correrme pronto… —Quería saborear muchísimo más el interior de su coño, pero la succión de sus membranas era tan intensa que sentí que mi uretra iba a estallar de placer. Para distraerme, moví mis caderas con más fuerza.
—Nngoh ♡. Ho ♡. Ah ♡. Ah ♡. E-está dentro ♡. El pene de Shinji-kun está dentro de mi vientre ♡. Esto es malo ♡. Esto es malo, malo, malo ♡. No quiero correrme tan rápido ♡. Quiero abrazarte más, Shinji-kun ♡. Mmm ♡. Ohhh ♡♡♡.
—¡Eliza-san!
—Ah, ahhh… ♡♡. —Su coño se apretó aún más, estrangulando mi erecta y rígida polla. Las uñas de Eliza-san se clavaban en mi espalda, pero incluso eso era un dolor placentero. Sus gemidos, con la boca bien abierta, me mostraban el placer que sentía una chica que realmente estaba al borde del orgasmo, no actuando.
Contuve la sensación de que podría eyacular en cualquier momento, apretando mis nalgas con fuerza.
—Ngohh ♡. Oh ♡. Ooohhh ♡♡. Oh ♡. Oh ♡. Ngoh, ohhh ♡♡. ¡~~! ♡. ¡~~~! ♡♡. —A pesar de haber sido virgen hasta ayer, Eliza-san estaba teniendo un orgasmo profundo y completo—. ¡~~~! ♡. Se ♡. Se siente bien ♡. Se siente tan bien ♡. Me corro ♡. Ah ♡. ¡La polla de Shinji-kun se siente tan bien! ¿¡Ngooh!? ♡. Ooohhh ♡♡. Hii ♡.
—¡Gh, aaahhh! ¡Eliza-san!
Cuando las caderas de Eliza-san se levantaron, su carne rosada color salmón se aferró a mi polla mientras intentaba salir. La estrecha entrada apretó la cabeza, negándose a soltarla. Y cuando sus caderas bajaron, una oleada de placer recorrió mi polla envuelta en sus cálidos pliegues. Era un pistón de placer tan intenso que bastaba un solo movimiento para quedar enganchado al sexo. Lo repetimos docenas de veces.
Hace un tiempo, no podría haber imaginado tener sexo tan intensamente, especialmente durante una noche de campamento, solo por el placer.
Pero ahora que conocía estas sensaciones, no quería volver a mi patética vida anterior. Y una vez que había tenido a Eliza-san, no quería soltarla nunca.
—¡Eliza-san! ¡Eliza-san!
Mientras movía mis caderas con esos pensamientos, Eliza-san se aferraba a mí con sus brazos, piernas y coño, sin querer soltarme.
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