Bastardo Mujeriego
Vol. 5 Epílogo 1. Continuación del Prólogo
Cuando Mizuho escuchó de boca de Eliza cómo Seto se había desatado durante el campamento de tenis, su exasperación dio paso a cierta admiración.
—Vaya, así que eso pasó cuando nosotras no estábamos…
—Sí, así fue. Shinji-kun terminó teniendo sexo con todas nosotras de esa manera.
—¿Incluso con la profesora Sarah? Uf… solo oírlo me da dolor de cabeza. Lo siento, ese idiota sin moral debe haberles causado problemas. ¿Fue difícil para ustedes?
Mizuho habló con remordimiento, como si fuera la esposa de Seto pidiendo disculpas. Eliza, sorprendida por las disculpas, agitó las manos frente a su rostro.
—¡Para nada! Nosotras también lo disfrutamos.
—Me alivia oír eso…
Mizuho sonrió con incomodidad, mientras Eliza asentía con una sonrisa radiante.
Por cierto, ambas estaban desnudas. Aunque era la habitación de Mizuho y su hermana Himari, estaban sentadas en la cama completamente desnudas, una al lado de la otra.
En cuanto a Himari, estaba en pleno sexo con Seto en la otra cama de la habitación.
—Ah ♡. Haah ♡. Shinji-kun ♡. Déjalo salir ♡. Déjalo salir dentro de mí ♡.
—Guau… Himari-chan, no sabía que movías las caderas tan fuerte… La cama cruje mucho, ¿no se romperá?
—¡Estoy a punto! ¡Himari-chan! ¡Bébete todo mi semen con tu útero!
—Sí ♡. Me lo beberé ♡. Llena mi útero con tu semen, Shinji-kun ♡.
—Guau, esto es en serio. Qué suerte tiene Seto-kun de que una chica tan linda le pida que se corra dentro de ella…
El resto de las miembros del club de tenis, que observaban como tenían sexo Seto y Himari mientras comían chocolates o papas fritas, también estaban desnudas como algo natural.
Lo que ocurría aquí no era una pijamada, sino una fiesta de sexo en pelotas. Las chicas charlaban distendidas, comían snacks de la mesa en el centro de la habitación y se turnaban para tener sexo con Seto. Incluso Mizuho y Eliza, que ahora conversaban tranquilamente, acababan de tener un encuentro intenso con él.
Las hermanas Fujiwara y las miembros del club de tenis, incluida Eliza, casi no habían tenido contacto antes. Pero, unidas por haber sido penetradas por el mismo pene de mujeriego y manipuladas por Seto, rápidamente se hicieron tan cercanas que empezaron a llamarse por sus nombres de pila. Habían aprendido por experiencia propia que el apetito sexual de Seto era imposible de satisfacer entre unas pocas. En lugar de competir por él, optaron por compartirlo.
—La comida que prepararon Mizuho y Himari estuvo deliciosa. Pero, ¿no les molestó que llegáramos de repente?
—No, para nada. Total, igual teníamos que cocinar para ese idiota. Y, honestamente, nos alivió que vinieran. ¿Viste cómo ese tipo puede eyacular decenas de veces en una noche sin cansarse? Si nosotras dos intentáramos satisfacerlo solas, acabaríamos rotas antes de que se canse él.
Mizuho se encogió de hombros mientras observaba a Seto teniendo sexo con otra chica. En sus ojos había un amor innegable hacia el hombre que las había convertido en mujeres. Eliza sentía lo mismo.
—Vi a Inukai-kun frente a tu casa, Mizuho. ¿Viven cerca?
—Ah, sí. Bueno, no «cerca»… es literalmente nuestro vecino de al lado. Somos amigos de la infancia.
—Oh~.
—Ah, parece que Shinji acabó. Ajajá, siempre pone esa cara de placer… Es un desastre, pero por eso no puedo odiarlo…
Dicho esto, Mizuho se levantó y se acercó a la cama donde Seto estaba eyaculando dentro de Himari. Ella también planeaba unirse.
—Eliza, ven aquí. Vamos a sentirnos bien juntas.
Seto, mientras era acariciado no solo con bocas y manos, sino con los cuerpos enteros de las hermosas chicas de su edad (incluyendo a Mizuho), llamó a Eliza.
—Sí, Shinji-kun.
Sin dudarlo, Eliza asintió y se unió al grupo de chicas que lo adoraban. Incluso entre ellas, su cabello rubio dorado y piel blanca destacaban, simbolizando cómo el círculo de amantes de Seto se había vuelto aún más variado.
Convertidas en las «golfas» exclusivas de Seto, disfrutaron del sexo con él sin pudor, incluso frente a otras chicas, y vivieron el último día de sus vacaciones de verano al máximo. Seto, grabando este día como una página dorada de su juventud, renovó su determinación: seguiría esforzándose en su vida de mujeriego para expandir su «grupo de amigas» en el próximo semestre.
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