Bastardo Mujeriego
Vol. 5 Epílogo 2. La Vida Cotidiana de las Hermanas Mestizas Rubias Cogidas sin Descanso por el Solitario Mujeriego
El tiempo pasa rápido. Cuando menos lo notas, las estaciones cambian. El largo —pero a la vez corto— verano terminó, y antes de darnos cuenta ya estábamos en el segundo semestre con el cambio de uniformes de otoño. En uno de esos días con el otoño a la vuelta de la esquina, visité el apartamento de la profesora Sarah.
—Ah ♡. Haaah ♡. Mmmnn… ♡.
¿Estaría usando algún aroma especial en su habitación? No sé mucho de ese tipo de cosas, pero la verdad es que olía muy relajante.
—Mmm… ♡. Shinji-san… ♡.
—¿Qué pasa, Sarah?
—No, ya no puedo aguantar más, aunque me ordenaste no correrme… Por favor, por favor, déjame hacerlo…
Estaba en la cama de la profesora Sarah, cogiéndomela en posición lateral. Tenía una de sus largas y pálidas piernas dobladas sobre mi brazo mientras mi polla erecta penetraba profundamente en su coño maduro y abultado que succionaba con fuerza.
—Te… lo ruego. Si no me dejas correrme así, creo que enloqueceré…
Mientras yo estimulaba apasionadamente su interior, la profesora Sarah, cubierta de sudor, me suplicó con una voz adorable. Sus grandes ojos azules vidriosos y sus mejillas rojas como manzanas la hacían parecer más joven que nosotros. Solo yo conocía este lado de ella, tan diferente a su actitud estricta y profesional en clase.
—Jajajá, no hay remedio. Bueno, puedes correrte cuando yo acabe.
—Gracias. Apretaré mi coño con todas mis fuerzas para que puedas correrte dentro ♡. Ah ♡. Ah ♡. Aaah ♡.
—Sarah, eres tan adorable…
—Aaah ♡. Shinji-san ♡. Shinji-san ♡.
La profesora arqueó la espalda, mostrándome sus axilas mientras agarraba las sábanas. Yo, con su pierna aún sobre mi brazo izquierdo, usé mi mano derecha para agarrar y masajear sus tetas mientras movía mis caderas. La habitación se llenó con nuestros jadeos y el crujido de la cama.
Desde el campamento de tenis en verano, la profesora Sarah también se había convertido en mi amiga sexual personal. Su coño, tanto por ser de una mujer madura como por su herencia extranjera, ofrecía una sensación completamente diferente a las chicas de la escuela.
Después de disfrutar plenamente esa sensación, descargué mi semen en lo más profundo de su interior.
—¡Sarah, voy a correrme!
—Sí-sí ♡. Dame mucho ♡. De tu semen caliente ♡. Aaaah ♡♡. Me… corroooooo ♡♡♡.
El coño de la profesora Sarah en pleno orgasmo se apretó salvajemente, exprimiendo mi semen desde la base. Su moño deshecho se veía sensual y hermoso. Su piel pálida brillando en la penumbra del dormitorio parecía sacada de un cuento de hadas occidental. Soy afortunado de poder coger sin condón con una profesora joven, hermosa y mestiza como ella. Y no hay nada mejor que saborear esa felicidad mientras mi polla palpita plácidamente, llenando su útero con mi semen.
Lamentablemente, nuestra relación obviamente no podía hacerse pública. Por eso, cuando venía a quedarme en mis días libres, me encargaba de «corromperla» a conciencia.
Incluso después de que ella alcanzara el orgasmo, nuestros deseos sexuales no disminuyeron en absoluto. No era solo lujuria básica, sino un deseo más profundo de saborearnos mutuamente por completo, algo que movía nuestros cuerpos de forma natural. Mientras la profesora me montaba en posición vaquera inversa, moviendo sus caderas arriba y abajo, se escuchó una voz en la entrada.
—¡Hermana, ya llegué~!
Era la voz de Eliza-san.
—¡Ah, Shinji-kun también está aquí! —Por los zapatos en la entrada, Eliza-san pareció darse cuenta de mi presencia. Su tono de voz subió notablemente de emoción.
El departamento en Japón donde Eliza-san y la profesora Sarah vivían solas, lejos de sus padres en Inglaterra, ahora también era como un hogar para mí. Venía regularmente a quedarme, compartíamos comidas y cogíamos. …Por cierto, como la profesora Sarah era pésima cocinando, preparar la comida era tarea de Eliza-san o mía.
Pronto, Eliza-san apareció en el dormitorio donde la profesora Sarah y yo estábamos teniendo sexo.
—¡Rayos, Shinji y mi hermana otra vez teniendo sexo solos! ¡Qué tramposos!
—No-no es así, Eliza ♡. No era mi intención ♡.
—¡Que lo digas mientras tienes sexo no es convincente!
Eliza-san cruzó los brazos e hinchó las mejillas mientras se lo decía a la profesora Sarah, quien no podía dejar de mover las caderas.
Eliza-san tenía razón. Mientras una polla estaba enterrada en un coño empapado de fluidos y su gran trasero se movía frenéticamente arriba y abajo, decir «no era mi intención» no era convincente en absoluto.
Regañada por su hermana menor, la profesora Sarah hizo un sonido como si estuviera a punto de llorar.
—Pe-pero Shinji-san dijo que hiciéramos el amor a solas, y no pude resistirme…
—Haa… eso tampoco es una excusa, ¿sabes? Shinji-kun, ¿cuánto tiempo llevas teniendo sexo con mi hermana?
—¿Eh? Umm, no estoy seguro. No he mirado el reloj. Pero al menos me he corrido dentro de ella cuatro veces.
—…… ♡♡♡♡.
—Esta será la quinta.
Cuando esparcí mi semen en el útero de la profesora Sarah, Eliza-san suspiró exasperada.
—¡Vamos! ¡Yo también voy a tener sexo contigo!
Dicho esto, se quitó bruscamente la chaqueta. Sus pechos, que se habían vuelto aún más grandes desde que empezamos a coger, se sacudieron con fuerza.
Eliza-san, ahora completamente desnuda, se subió a la cama donde estábamos la profesora Sarah y yo. Como se había sentido excluida y estaba enfadada, sabía que no nos perdonaría si no me la cogía tanto como a su hermana mayor.
Bueno, era algo habitual. Con una sonrisa resignada, saqué mi polla de la profesora y comencé a abrazar y besar a Eliza-san.
Aunque a veces mi falta de consideración provocaba estos enfados, mi vida de mujeriego seguía yendo viento en popa incluso en el segundo semestre. Además de Eliza-san, seguía saliendo y cogiendo regularmente con las demás chicas del club de tenis, y me llevaba bastante bien con las otras chicas que se convirtieron en mis amigas sexuales. Comparado con mi vida anterior de solitario, cada día era incomparablemente más pleno.
—Chu ♡. Mmm ♡. Jururu ♡. …Haah ♡.
—Ponte a cuatro, Eliza-san. Voy a metértelo por detrás.
—Síii ♡. Hazme el amor súper intensamente ♡.
—Y tú, Sarah, si quieres que te coja también, deja de ponerte tímida.
—E-está bien ♡. Shinji-san… ♡.
Cuando Eliza-san y la profesora Sarah alinearon sus pálidos traseros, hundí mi polla de golpe en el rosado coño de Eliza-san.
—Ah ♡. Haaaah ♡. Ahí está tu polla ♡♡.
Eliza-san, moviendo sus tetas sin inhibiciones y gimiendo sin reservas, parecía disfrutar el sexo de todo corazón. Mientras masturbaba a la profesora Sarah, movía mis caderas con fuerza, cogiéndome a Eliza-san sin piedad.
Después de correrme dentro de las dos por igual, limpiaron mi pegajosa polla con una mamada doble. La profesora Sarah no solo lamió cuidadosamente mi polla y mis bolas, sino que incluso se ocupó de mi ano con su lengua.
Así, habiendo logrado que ambas se llevaran bien, mi vida de mujeriego se volvía cada vez más satisfactoria.
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