¡Supervivencia en Otro Mundo con mi Ama!
Capítulo 198. Armonía familiar
—¡Kosuke, espera! ¿Qué es todo esto?
Sylphy, que acababa de salir de la habitación, exclamó confundida. Y claro, podía entenderla perfectamente. Al salir, lo que se encontró fue a Ellen y a mí medio absorbidos por las tres chicas limo. Nosotros, en cambio, estábamos en el paraíso. Nos masajeaban por completo sobre la cama más cómoda del mundo, y además estábamos envueltos en una fragancia fresca e inexplicable que Poizo emitía.
Era como recibir un masaje corporal completo y una sesión de aromaterapia al mismo tiempo. Para alguien como Ellen y yo, que habíamos sobrecargado cuerpo y mente, esto era lo mejor. Tan placentero que todo lo demás dejaba de importar.
—Oye… ¿segura que esta cosa no tiene ningún componente raro?
Sylphy miraba a Poizo con recelo, mientras se cubría nariz y boca con un pañuelo que sacó de no sé dónde. Ahhh… esto se siente tan bien…
—No es adictivo, ¿sabías, nodesu?
—Suelten a Kosuke y a la santa ahora mismo.
Sylphy se lo ordenó a Poizo con tono serio mientras apretaba los puños. Jejejé… ¡ey, Sylphy! No seas tan impulsiva. ¡Este aroma es el mejor colocón natural que he probado en mi vida!
—¿Acaso no ves lo estresados que estaban estos dos, nodesu?
—Te creo, pero no podemos permitir que se desgasten tanto que queden inútiles. Vamos, libérenlos y déjenlos en condiciones.
—Los espíritus están siendo usados sin piedad, nodesu.
—¡Buooh!
—¡Nnnngh!
De repente, un aroma infernal que picaba hasta el fondo de la nariz me atravesó el cerebro. ¡Eso era…! ¡Exactamente como haber aspirado demasiado wasabi! ¡Dolía! ¡Se me llenaron los ojos de lágrimas!
—¡¡~~!!
Ellen también se agarró la nariz mientras las lágrimas le brotaban. Aunque fuese para espabilarnos, ese nivel de estimulación era excesivo. Aun así, Ellen con los ojos llorosos se veía bastante adorable.
—¿Ya volviste en ti, Kosuke?
—Fuha, fuha…
Sylphy me pellizcó la nariz inflando un poco las mejillas, obligándome a girar hacia ella y apartar la mirada de Ellen. Esas mejillas ligeramente hinchadas eran muy lindas. Qué criatura tan encantadora. ¿Esto era celos? ¿Estaba celosa? ¡Sí, lo estaba! ¡Y era el arranque de celos más fuerte que le había visto! No es que no lo haya demostrado antes, pero esta era la primera vez que lo dejaba ver tan claramente.
—¡Achú!
—¡Hnnn!
A mi lado, Lima estaba haciendo algo con la nariz de Ellen. No, sabía perfectamente qué hacía, pero en ciertas circunstancias, ese tipo de actos puede llevar a un chequeo de cordura, así que mejor no.
—Qué-qué humillación para mí… una santa tan preciada…
Ellen, liberada de la cama limo, se quedó en cuatro patas, temblando. Al parecer, el ataque nasal al estilo limo fue un verdadero impacto para ella.
¿Y yo? Bueno, Sylphy me sacó del lecho viscoso con sus manos y empezó a arreglarme la ropa, que estaba un poco desordenada. Aprendí que, en momentos como este, lo mejor es dejarse cuidar. Ser honesto y dejar que te mimen. Soy un tipo listo, después de todo.
—Audiencia… No, ya estamos listos para conversar. Pueden pasar.
—A la orden.
—Entendido.
Ellen recuperó su compostura de inmediato… y activó su modo «santa inexpresiva». Fue un cambio tan repentino que daba risa. Detrás de ella, Lima estiraba sus tentáculos para arreglarle el atuendo. Por alguna razón, parecía que Lima le tenía mucho cariño a Ellen. Ni Beth, que se convirtió en su cama, ni Poizo, que fue su cobija viviente, mostraban intención de despegarse de ella. Más bien, daba la impresión de que la adoraban.
¿Acaso Ellen se había hecho buena amiga de Lima y las demás mientras intercambiaba información con el Ejército de Liberación y yo no me enteré? ¿O también poseía algo que hacía que los espíritus se sintieran atraídos por ella? Supongo que podría ser cualquiera de las dos opciones.
Entré en la habitación que hasta hace poco había estado congelada, mientras esos pensamientos pasaban por una esquina de mi mente…
—¡¡Hmm!!
Logré contener la exclamación que casi se me escapa.
Sí, Aquawill-san… bueno, eso está bien. Quiero decir, lleva puesto ese vestido con volantes, algo estilo «chica mágica», que hice para Isla hace tiempo, pero dentro de todo, está bien. Dependiendo del punto de vista, no deja de ser un vestido bonito.
Pero Ifrita-san… ¿¡por qué llevas un chándal rojo tipo patata!? O sea, entiendo que es una prenda que cubre completamente la piel, pero… ¿por qué roja? ¿Es porque su cabello es rojo también? Un chándal rojo y una princesa elfa simplemente no combinan. Es un choque de conceptos demasiado fuerte.
—…¿Qué pasa?
—Nada.
Cuando aparté la mirada, vi a Driada-san con un suéter de punto sin mangas. Oh… excelente. Sigo pensando que es una elección curiosa, pero le queda bien. Un suéter de punto ajustado con escote y busto generoso… eso siempre es un acierto, ¿no?
—¡Ay!
—Estás mirando demasiado.
Sylphy me pellizcó el muslo. No creo haber estado mirando tanto como dice… Mira, si hasta Driada-san está removiéndose tímidamente porque Sylphy lo dijo.
—Fue una gran causa. Kosuke-dono… No, Kosuke-sama.
Al oír que me llamaban, giré hacia la dueña de esa voz.
Era una mujer hermosa, sin lugar a dudas… ¿cómo decirlo? Sus ojos tenían el mismo tono ámbar que los de Sylphy, y cada hebra de su cabello parecía hilo de plata brillante. Sí, una mujer de cabello plateado y ojos ámbar, igual que Sylphy. Su rostro también tenía un aire parecido. Probablemente porque eran madre e hija.
Llevaba puesto un vestido negro y me dirigía una sonrisa suave, algo melancólica. Me arrodillé frente a ella e incliné la cabeza. Sin importar cómo la trataran en el futuro, era la esposa del difunto rey de Merinard. Sentí que debía mostrarle el máximo respeto posible. Dejé de lado, por ahora, el hecho de haber manoseado a Sylphy… y también el haber mirado a sus hermanas de forma poco apropiada.
—No soy digno de sus amables palabras. Nací y me crie en un mundo distinto a este, así que puede que me comporte de manera descortés en más de una ocasión. Le pido disculpas de antemano.
—No tienes por qué ser tan formal. Sylphiel me contó que, sin tu ayuda, le habría sido difícil siquiera poner un pie en estas tierras. Además, eres un extranjero, ¿no? Un visitante de otro mundo.
—Bueno… sí, supongo que sí.
—Entonces con más razón. Los verdaderos extranjeros son, en cierto sentido, tan dignos de respeto como la realeza… Por lo que me han contado Sylphiel, Melty y los demás, no me cabe duda de que tú lo eres.
—Eso… supongo que así es.
—Así es. Y, por encima de todo, eres el esposo de Sylphiel, ¿no? No tengo ningún interés en hacer que mi yerno se arrodille solo para complacerme.
Seraphita-san me dedicó una sonrisa suave. Me pregunté si había sido su forma de hacer una broma. ¡No sabía cómo reaccionar!
—La verdad, me encantaría pudieras tener una larga conversación con mi querida madre y mis hermanas, Kosuke… Pero ahora mismo no tenemos mucho tiempo.
—Puedes llamarme «mamá», como siempre, ¿de acuerdo?
—…Kosuke, lo siento, pero necesito pedirte algo. Por favor, guarda el cuerpo de mi difunto padre en tu inventario. Será más seguro así hasta que podamos organizar un funeral apropiado.
—Sylphy-chan me está ignorando… Dri, ¿Sylphy-chan está en su fase rebelde? ¿Qué se supone que debo hacer?
—Madre… Sylphiel está muy ocupada en este momento.
Yoyoyo… Driada-san intenta apaciguar a Seraphita-san, que finge estar llorando. Hmmm… supongo que solo se está haciendo la fuerte. Tal vez intenta relegar su tristeza por la muerte del rey Ixwil al fondo de su corazón, y se está esforzando por animar a Sylphy, a sus hijas… y a sí misma.
—¡Yo también seguiré a Sylphy! —soltó de pronto esa frase ridícula el chándal rojo.
—¿If-aneesama? —preguntó Aquawill-chan, ¿san?, la chica del vestido con volantes azul claro, que parecía salido de una serie de chicas mágicas. Levantó la vista hacia Ifrita-san, también conocida ahora como chándal rojo.
—Antes de dormir, padre me dijo que me rindiera… ¡pero no pienso rendirme! Esta es mi oportunidad. Yo también voy a luchar contra esa gente.
El chándal rojo dijo eso. Vaya… No sé mucho sobre Ifrita-san, así que no puedo opinar demasiado. Por su nombre y apariencia, uno pensaría que tiene gran afinidad con los espíritus de fuego = alto poder ofensivo, pero… no estoy seguro. Tiene toda la pinta de ser un proyectil sin dirección, alguien que solo traerá problemas por su estatus de princesa.
—If-aneesama, lo siento, pero necesito que mantengas la calma por ahora. No tenemos tiempo que perder. Debemos asegurar el control de todo Merinesburg.
—Vaya, Sylphiel. En este tiempo que he estado dormida, has crecido no solo en estatura… sino también en actitud. Está bien, déjamelo a mí. Quemaré a todos esos del Reino Sagrado con mi magia espiritual, —exclamó Ifrita mientras sacaba pecho, aunque apenas lo tuviera.
Uf… esto va mal. Lancé una mirada sutil a Melty e Isla, pero ambas cerraron los ojos, negaron con la cabeza y mostraron rostros de resignación. Entendido.
—Sylphy, nosotros nos encargaremos de la situación en Merinesburg. Tú aprovecha este momento con tu familia.
Al decir esto, lancé una mirada a Ifrita-san. Al verme, se abrazó a sí misma como si se protegiera y soltó un gruñido parecido al de un gato. Literalmente, como un gato.
—…Jajá.
—¡Oye! ¿Dónde acabas de mirar mientras te reías? ¡Te voy a matar!
—En fin, Sylphy, te lo encargo.
—Entendido.
—¡Espera un momento… ¡¿Guaaau…?! ¡¿Cuándo te volviste una ogra, Sylphiel?! ¡Eres muy fuerte!
—Fufufú… Ifrita-aneesama, ¿jugamos un poco?
—¡No estoy de humor…! ¡Oye, ay! ¿Qué estás…? ¡¿Aaaah?!
Los gritos del chándal rojo se apagaron al cerrar la pesada puerta detrás de nosotras.
—Lima, Beth, Poizo. Les dejo la defensa de este lugar.
—Déjamelo a mí, ¿de acuerdo?
—Ni modo…
—Entendido, nodesu.
—Isla, Melty, Ellen, Srta. Zamir. Vámonos.
Ahora nos toca hacer lo que debemos… mientras Sylphy se encarga de la princesa-bomba.
¿Quieres discutir de esta novela u otras, o simplemente estar al día? ¡Entra a nuestro Discord!
Gente, si les gusta esta novela y quieren apoyar el tiempo y esfuerzo que hay detrás, consideren apoyarme donando a través de la plataforma Ko-fi o Paypal.
0 Comentarios