La Historia del Héroe Orco

Capítulo 105. El Guardián del Territorio

—Vaya, esto sí que es impresionante. No sabía que quedaran ruinas en tan buen estado, —murmuró Thunder Sonia en voz baja al internarse en el interior de las ruinas.

A pesar de estar algo erosionadas por el tiempo, aquellas ruinas estaban construidas con una piedra lisa y pulida que aún conservaba su majestuosidad. En todo el continente existían estructuras similares, pero la mayoría eran, como su nombre lo indicaba, ruinas en el sentido más literal: montones de escombros y polvo. En ocasiones, se descubrían fragmentos de antiguos textos o vestigios culturales, lo que solo entusiasmaba a algunos eruditos y coleccionistas, pero rara vez aportaba algo de verdadera utilidad.

Durante la guerra, nadie tenía tiempo para dedicarse a tales cosas. Sin embargo, de cuando en cuando, en ciertos yacimientos aparecían reliquias del pasado… armas terribles de un poder inusual. Por eso algunos países habían comenzado a invertir recursos en la exploración de ruinas.

Entre todas ellas, aquel lugar destacaba por su sorprendente buen estado. Apenas había polvo ni suciedad; tampoco se veían ratas ni otro tipo de criaturas. Se distinguían unos pocos insectos, quizá alguna araña o lagartija, pero eran escasos. En varios puntos, las paredes y el techo emitían un tenue resplandor, señal de que algún tipo de magia protectora seguía activa.

Thunder Sonia conocía hechizos de preservación de objetos, pero nunca había visto uno que durara tanto tiempo. Si incluso ella, con sus muchos años de vida, lo desconocía, entonces debía de tratarse de una magia perdida hacía siglos.

—Aun así, me siento algo decepcionada. Según tú, este era su escondite, ¿no? Pensé que encontraríamos más resistencia al entrar… pero está completamente vacío. ¿Ni siquiera dejaron a alguien vigilando?

—Si nadie entra ni sale, no hay riesgo de que los descubran, ¿no crees~? Lord Gediguz ya había dicho que tarde o temprano movería su base~. Y como parece que la guerra empezó de verdad, seguro que ya se fueron~.

—Si es así, me preocupa que no haya quedado ningún documento.

—No te preocupes. Seguro que los documentos siguen ahí~.

Tal como había dicho Thunder Sonia, el interior de las ruinas estaba completamente en silencio. Sin embargo, era evidente que allí había vivido gente. Se veían huellas, quedaron restos de olor, cabellos, escamas de piel, trozos de comida seca… señales inequívocas de vida. No era una espía, así que no podía calcular cuántas personas habían estado allí, pero sin duda había sido un refugio habitado por muchos.

—Por aquí, —indicó la súcubo, avanzando con un rostro que parecía debatirse entre el agotamiento y la resignación.

No caminaron demasiado. Tras atravesar la segunda puerta desde el vestíbulo, llegaron a una sala repleta de libros. Montones y montones de volúmenes se apilaban allí, intactos a pesar del paso del tiempo.

Una biblioteca, antigua pero sin rastro de deterioro.

Si ese lugar albergaba semejante cantidad de escritos, no solo podrían hallar pistas sobre la magia que había resucitado a Gediguz, sino también información detallada sobre la marca de los orcos.

—Vaya cosa… esto tomará muchísimo tiempo de descifrar.

Sin embargo, la cantidad de documentos era abrumadora, y para colmo, estaban escritos en un idioma que ni siquiera ella había visto antes. Gracias a su edad y experiencia, había algunas letras que le resultaban vagamente familiares, pero la mayor parte era completamente ininteligible. Eran libros más antiguos incluso que Thunder Sonia. Textos con más de mil años de antigüedad. Aquello dejaba claro cuánto habían cambiado la escritura y la gramática en el continente durante ese milenio. Pero Thunder Sonia no era precisamente una académica, así que no sintió ninguna emoción al comprenderlo.

—Si mal no recuerdo… Poplática había hecho una tabla de descifrado~.

—Oye, oye, no me digas que dejaron algo tan importante tirado por ahí.

—¿Eh? ¿No será eso de ahí? —preguntó la exhada, señalando hacia una mesa cercana.

—¿Eh?

En el sitio al que la exhada apuntaba había, efectivamente, una mesa cubierta por montones de libros. Pero lo que llamaba la atención eran los rastros de una actividad reciente: marcas, notas sueltas, y montones de papeles esparcidos usados para descifrar los textos, como si alguien hubiese estado trabajando allí hasta hace poco. Entre ellos, hallaron un pequeño cuaderno; al abrirlo, descubrieron una serie de tablas de descifrado ordenadas por épocas. Hasta cierto punto, el trabajo parecía completo.

—¡Qué descuido! ¡Estas cosas hay que recogerlas bien! O las escondes, o te las llevas, pero no las dejes tiradas así… ¡Son importantes! ¡Estamos hablando de códigos y cosas parecidas!

—Poplática nunca fue buena para ordenar~.

—Vaya… ¿y Gediguz no dijo nada? ¿Algo como «quemen todo» o así?

—En realidad, se lo propusieron, pero Lord Gediguz ordenó que lo dejaran como estaba.

—¿Por qué haría algo así?

—Dijo que era para que, en el futuro, quienes vinieran a leerlo no tuvieran problemas.

Frizcop: Espera, ¿Gediguz quiere marcarse un Lelouch pero con los démones?

—Eso no tiene sentido… Si alguien lo lee, los que estarán en aprietos serían ellos…

Aun así, no dejaba de ser una suerte. Quizá los documentos más importantes ya se los habían llevado, sobre todo los relacionados con el método para resucitar a Gediguz; ni siquiera un demon de su talla habría dejado constancia de algo así. Pero con ese cuaderno, investigar la forma de borrar la marca de los orcos se volvía mucho más sencillo.

—Bien, empecemos con el descifrado. Ustedes dos aprendan lo básico del método, y vayan buscando los documentos que parezcan tener títulos relevantes…

Sin embargo, justo cuando se disponía a comenzar la búsqueda, un estruendo retumbó en el aire. ¡Gagon! El sonido provenía de la entrada.

—Bueno… supongo que era de esperarse.

Alguien había entrado en las ruinas. No se sobresaltó; al fin y al cabo, estaban en las tierras del norte, dentro del territorio de los démones. Aunque aquel refugio hubiese sido abandonado, seguía siendo un punto con información valiosa. No tendría sentido dejarlo sin vigilancia.

Thunder Sonia había usado hechizos de ocultación, sí, pero los démones poseían una capacidad de detección extraordinaria. Si su magia hubiera sido suficiente para engañarlos, la guerra no se habría vuelto tan encarnizada como lo había hecho.

—No sé cuántos serán. Zell, llévate a Bash y escóndanse en esta habitación. Yo me moveré a otra y lo atacaré por sorpresa. Carrot, ¿qué harás tú?

—Te ayudaré, por supuesto~.

—Bien. Este será el último esfuerzo. Démoslo todo.

Sin darle instrucciones concretas a Carrot, Thunder Sonia se dirigió hacia la entrada, lista para interceptar al enemigo. Sin embargo, sus pasos se detuvieron de pronto.

—Así que es Beastfreude…

—……

En la entrada de la biblioteca se alzaba una figura: una démona. Beastfreude, la Corcel Veloz. Thunder Sonia la recordaba bien. Se decía que sus piernas podían recorrer mil millas en una sola noche; una mujer célebre entre los démones, famosa por su labor en misiones de exploración y espionaje. Un nombre digno de ser recordado. Era fuerte, sí, pero no lo suficiente como para ser rival de Thunder Sonia.

—Así que sabías que estaba aquí y viniste a tomar la iniciativa, ¿eh?

—……

Pero Beastfreude no respondió. Ni siquiera tenía la típica sonrisa burlona de los démones. En lugar de eso, cubrió su boca con una mano y observaba algo con una expresión de puro asombro. Thunder Sonia siguió su mirada: Zell sostenía de la mano de Bash, quien los miraba con una expresión vacía.

Aquel momento de distracción fue un error. Justo cuando Thunder Sonia reunió magia en los dedos, dispuesta a eliminar a Beastfreude antes de que reaccionara, nuevos pasos resonaron en el corredor.

—Vaya… qué visita tan interesante.

Dos démones aparecieron. Thunder Sonia soltó una breve risa irónica. Ocho ojos en total: cuatro en los lados y cuatro al frente. No cabía duda de quién era.

—Sequence…

Era Sequence, el General Oscuro, uno de los altos démones más famosos.

—Y tú eres Thunder Sonia, la Gran Archimaga Elfa. ¿Qué haces en un sitio como este?

—Llegaron demasiado pronto. Ni siquiera he empezado a hacer nada aún.

El hombre que se encontraba junto a Sequence no le resultaba familiar. Y si Thunder Sonia no lo conocía, probablemente no sería nadie de importancia… o eso quería pensar. No sería la primera vez que bajaba la guardia y terminaba rodeada de pesos pesados. Aun así, en esta situación no tenía mucho sentido recurrir a Disfraz.

Además, aunque aquel hombre fuese un alto demon, Thunder Sonia confiaba en quien cubría su espalda: Carrot. Su Encanto era más poderoso que el de una súcubo común; incluso seres capaces de resistir un Encanto ordinario caían bajo su influencia sin esfuerzo. Aquel demon, en cambio, no sería rival para ella.

Lo más probable era que Sequence resistiera el encanto, sí. Si no fuera así, la Federación de las Siete Razas habría tenido como líder a una súcubo, no un demon. Eran iguales porque podían enfrentarse entre sí.

—Entonces cambiaré la pregunta

—¿…?

Ante las palabras enigmáticas de Sequence, Thunder Sonia lo miró con desconfianza.

—¿Qué le hicieron a nuestro benefactor?

—¿Su benefactor?

—Bash.

Thunder Sonia alzó una ceja sorprendida. Jamás se le habría ocurrido que los démones —que despreciaban a todas las demás razas— pudieran llamar «benefactor» a un orco, precisamente la raza que, con más seguridad, más despreciaban.

—¿Por qué tiene esa marca como la de un mago orco en la cara? ¿Fuiste tú quien la puso? Está extraño, sin ánimos. ¿Lo mantienes sometido con magia? ¿O es el Encanto de súcubo?

Fue Carrot, que aguardaba la oportunidad, quien estalló ante la última insinuación.

—¡Una súcubo no usaría Encanto en su benefactor!

—¿Entonces es magia élfica?

—No, no es eso. Bueno… hay varias circunstancias detrás.

—Hmff.

Al llamarlo benefactor, Thunder Sonia relajó apenas su guardia. Si guardaban silencio sobre que buscaban cómo matar a Gediguz, quizá habría margen para negociar. Pero el interlocutor era un alto demon; a diferencia de los orcos, ellos mentían con facilidad y no dudaban en disfrazar tanto su posición como su apariencia. No era un adversario en el que pudieran confiar; podía fingir seguridad para luego atacar por la espalda.

—¿Y ustedes qué hacen aquí?

—Nos ordenaron custodiar esta región. Y nos dijeron que había alguien moviéndose por los alrededores. Además dijeron que entre ellos habían avistado al Héroe Orco, que parecía controlado de alguna manera, así que vinimos a investigar. Y, mira tú, encontrar a la Gran Archimaga Elfa aquí nos tomó por sorpresa.

—Si ya supieron de Bash desde lejos, ¿no me habrán reconocido a mí también?

—Por supuesto. Por eso esto no es más que sinsentidos.

—Por cierto, cuando dices que se los «ordenaron», te refieres a Gediguz, ¿no?

—Mi nombre es Sequence, el «General Oscuro» Sequence. Nadie ordena salvo el Rey Demonio.

—Me extraña que un general de tu talla no esté en el frente.

—Proteger la base es también un deber. La resurrección démona es nuestra ambición suprema. Si Lord Gediguz ha resucitado, es justo obedecerle.

—De acuerdo, ya veo.

—Bien. Mi vieja enemiga, me gustaría decir que vengaré a mis camaradas caídos por tu mano… pero lo cierto es que me interesa el Héroe Orco. Explícate. Mientras hables, tu vida no correrá peligro.

—¡Vaya actitud tan altanera la tuya, oye! …Aunque no puedo dar muchos detalles… pero no es algo que debamos ocultar, así que responderé.

Thunder Sonia suspiró y, mezclando alguna pequeña mentira con la verdad, comenzó a relatar lo sucedido.

—Lo que ocurrió para que le saliera esa marca en la frente fue que, al parecer, se la hizo Gediguz.

—¿Lord Gediguz…? ¿Por qué?

—¿Quién sabe? En fin, como viste, Bash andaba deprimido, así que decidimos intentar borrar esa marca, pero no existe ningún hechizo así, ¿entiendes?

—Mmm.

—Aun así, cuando aparece la marca, el portador puede usar magia. Eso sugiere que el proceso de aparición estaría relacionado con la magia…

—Cierto…

—Entonces se trata de una magia antigua ya perdida. Si Gediguz la aprendió en algún lugar y se la aplicó a Bash, e íbamos hasta ese lugar, podríamos averiguar cómo eliminarla. Le comentamos la idea a Carrot, y ella nos guio hasta aquí pensando que este sitio podría tener lo que buscamos.

Mientras Thunder Sonia explicaba, pensando en cómo respondería si le preguntaban por qué ella y Carrot se consultaban con tanta facilidad, Sequence no apartaba la mirada compasiva de Bash; no parecía interesado en los detalles.

—…¿Y han encontrado algo?

—¡¿Si son tan listos, por qué no escuchan?! ¡Acabamos de llegar; aún no hemos investigado nada! —replicó Thunder Sonia, apretando los dientes. El hombre frente a ella era impredecible, y eso la molestaba. No convenía empezar una pelea allí mismo; si luchaban en ese lugar había riesgo de que se destruyeran libros. Sequence no era un rival que Thunder Sonia no pudiera vencer, pero defender los libros mientras peleaba sería otra historia—. Muy bien. Ya respondí a sus preguntas. ¿Terminamos? Si quieren pelear, ¿por qué no lo hacemos fuera? Apuesto a que a ustedes tampoco les gustaría que estos libros ardieran. Parece que Gediguz también los valora.

—……

Sequence se quedó pensando largo rato. Según la evaluación de Thunder Sonia, la situación era manejable fácilmente: el demon masculino podía quedar incapacitado por el Encanto de Carrot, quedando la contienda en dos contra dos. No parecía que la súcubo perdiera ante la démona; y en duelo individual Thunder Sonia creía poder con Sequence. Incluso sola, veía posibilidades de imponerse en un uno contra dos o en un uno contra tres.

—Es cierto, en verdad. Los libros son el compendio de la sabiduría. Debemos evitar que se pierdan… pero, bueno, para enfrentarte, me falta un poco de fuerza. —Al parecer, Sequence había llegado a la misma conclusión que Thunder Sonia—. Entonces nosotros volveremos a la fortaleza Gije, reuniremos fuerzas suficientes para acabar contigo y volveremos. Digamos, en veinte días.

—¿……? —Thunder Sonia se preguntó por qué incluso le dijo acerca de los días; inclinó la cabeza, confundida—. ¿Qué quieres decir con eso?

—También tenemos una gran deuda con el Héroe Orco.

—Vaya, qué honorable. ¿Qué hizo Bash para merecer esa lealtad?

—El héroe que ves ahí ahuyentó a un dragón que nos venía atormentando desde hacía tiempo. Y se marchó sin aceptar recompensa.

En efecto, Thunder Sonia ya había oído relatos así del propio Bash. Y si era Bash de quien hablaban, no había duda de que podía con un dragón: la historia de cómo había matado a uno en las Tierras Altas de Lemium era de los relatos más famosos. Thunder Sonia no lo había visto con sus propios ojos, pero sabiendo que había enfrentado a la criatura del Territorio Blackhead y la había derrotado en un combate frontal, no le quedaba más que creerlo.

—…Bueno, si vas a hacerlo, no te perseguiré, —dijo Thunder Sonia, aunque se mantuvo en alerta, no tuvo más opción que despedirlos si iban a marcharse. Si allí derrotaban a Sequence, las fuerzas de Gediguz se verían mermadas. Thunder Sonia podría matarlo, pero no sin recibir daños. Si ella resultaba gravemente herida, todo habría sido en vano. Además, si Sequence era eliminado, los refuerzos llegarían mucho antes de esos veinte días.

—¿Está seguro? Si le damos nuestro conocimiento de estas ruinas a la Archimaga Elfa, incluso Lord Gediguz…

—No hay excusa. Pero mira… a ese patético héroe.

Cuando Sequence volvió la vista, en sus ojos se proyectaba la imagen de Bash convertido en un ser vacío. Para Sequence, Bash había sido, apenas un año atrás, el guerrero que con calma había ahuyentado al dragón y había conquistado hasta el afecto de su propia hija: un yerno ejemplar y maravilloso. Verlo así era insoportable.

Sequence no ignoraba el significado de que a un guerrero orco le apareciera la marca de un mago orco en la frente. Un guerrero mágico era una vergüenza para los orcos. Era inconcebible que un combatiente del rango de Bash jamás hubiera conocido el abrazo de una mujer. Entonces, aquella marca no podía ser natural: debía ser alguna clase de magia o maldición. Aunque le costaba creer que Gediguz hubiera hecho algo así, el hecho era que la marca existía en la frente de Bash. Si realmente lo había hecho el Rey Demonio, Sequence debía indignarse. Pelear y matar a un orco de la manera más brutal todavía podía justificarse en la guerra; humillarlo de aquella manera era otra cosa… Había actos permisibles y actos imperdonables.

Frizcop: Me quito el sombrero ante Sequence.

Su propia hija había partido en un viaje para devolverle el favor a Bash. Sin embargo, al no encontrarse ahora a su lado, era evidente que no habían podido reunirse o que ella había muerto en el camino. En cualquier caso, los démones aún no habían podido saldar su deuda con el Héroe Orco. Por tanto, debían actuar en consecuencia. Aunque eso significara ir en contra de la voluntad de Gediguz, Sequence decidió, por cuenta propia, ayudar a Bash.

Aun así, que alguien con el título de «General Oscuro» se opusiera abiertamente a Gediguz sería algo vergonzoso. El Rey Demonio buscaba devolver la gloria a los démones, apartarlos de la ruina. Sequence no tenía intención alguna de obstaculizar ese propósito.

Por eso… eligió dejarlos ir.

—Nos veremos en el campo de batalla. Thunder Sonia, nosotros debemos morir en combate.

—Qué lástima. Yo tengo planeado quedarme en una madriguera orca y tener muchos hijos. Tendrás que morirte solo.

—¡Ja, ja, ja, ja, ja!

Sequence se marchó riendo.

■■■

Thunder Sonia lo observó desaparecer entre la ventisca desde la entrada de las ruinas y murmuró en voz baja:

—Así que Bash es respetado incluso por los démones, ¿eh…?

No había muchos seres que contaran con el reconocimiento tanto de démones como de súcubos. Más aún, por lo que había oído, también lo admiraban los humanos y los enanos. Seguramente, aunque ella no lo supiera, era respetado por casi todas las razas. Quizás en todo el continente no existiera otro igual. Al pensar que el hombre al que intentaba ayudar era de tal calibre, Thunder Sonia no pudo evitar sentirse emocionada.

—Muy bien. Si Sequence dijo eso, volverá exactamente dentro de veinte días. ¡No es que tengamos demasiado tiempo, pero investigaremos todo lo que podamos!

Dicho esto, Thunder Sonia se puso a trabajar en la decodificación de los textos antiguos.


¿Quieres discutir de esta novela u otras, o simplemente estar al día? ¡Entra a nuestro Discord!

Gente, si les gusta esta novela y quieren apoyar el tiempo y esfuerzo que hay detrás, consideren apoyarme donando a través de la plataforma Ko-fi o Paypal.
 

Anterior | Indice | Siguiente