Aprendiz de todo, Maestro
de Nada
Capítulo 10 - Ganando experiencia, ganando
dinero
Llegué al
bosque. Bueno, realmente solo es la entrada. No verías orcos a menos que te
adentraras aún más en lo profundo. Hablando de Orcos, se les conocía como
monstruos que a veces ‘destruían’ a las mujeres guerreras, e incluso aquí, a
veces secuestraban a las mujeres de las aldeas con fines de reproducción, y
mataban a todos los hombres.
“El nido de esos orcos es siempre brutal. Las
mujeres que se convierten en sus presas son mantenidas vivas para pasar sus
días como esclavas de reproducción…”
Eventualmente,
tienden a perder el sentido de sí mismas. Como una medida de auto-preservación.
Si son salvadas, son puestas en hospitales de rehabilitación. Esto para sanar
sus mentes destruidas.
Recordé lo
que Gardo había dicho sobre ellos mientras recogía las hierbas y las ponía en
mi bolso. Aquellas hierbas eran usadas en pociones de restauración, mientras
que sus raíces estaban llenas de magia succionada de la tierra. Pero no era
como si las hojas fueran inútiles tampoco, estas tenían la habilidad de aliviar
la fiebre. Esta planta era usada para casi todo… Sólo necesitaba meterlas en
esta bolsa hasta el borde y la petición estaría completa. Tan pronto como lo
hice, rasgué una marca en un árbol y me metí más profundo en el bosque.
Por supuesto,
esto era para acabar con algunos goblins y aumentar mi nivel. Menos mal que no
había lobos del bosque en este lado. Según Russel, la magia aquí tenía una
calidad diferente que a los lobos no les gustaba. Por otro lado, había un
montón de goblins viviendo aquí. Y todo lo que yo necesitaba hacer era cazar a
manadas con los menos miembros posibles.
Caminé con
cuidado unos cuantos minutos. Entonces los encontré. Era una manada de goblins.
Esta tenía… seis. Eran más de lo que sería ideal, pero puedo con ellos mientras
los ataque por sorpresa.
Primero,
observé. Estaban moviendo sus armas y buscando carnada… parecían un poco
inquietos, pero su guardia era débil. Esto era porque no había monstruos alrededor
que los cazara. Mientras los orcos vivieran en el bosque, tenía que ir bastante
a la profundidad para encontrar uno. Y por eso los goblins eran descuidados, y
por eso mi emboscada podría funcionar.
Primero,
arrojé mi lanza de madera. En este momento ya estaba bastante acostumbrado a
hacerlas, solo me llevaba unos pocos minutos. Y esa lanza perforó al goblin de
la retaguardia. Fue todo lo que tomó para inmovilizar a la débil criatura. Pero
yo corrí incluso antes de que el goblin golpeara al suelo. Mi extrañamente alta
AGI me permitía hacer esto. De verdad era todo por mis estadísticas. Y por eso
era rápido. Usé mi espada corta para acabarlo antes de clavarla en otro
objetivo. Dos cayeron. Fue demasiado fácil.
Aquí fue
donde los goblins finalmente se dieron cuenta de lo que estaba pasando. Se
enfurecieron cuando vieron a sus camaradas yaciendo en el suelo, alzaron sus
brazos con sus armas. Muevo mi espada para cortar esos mismos brazos. La lanza
liberada se usa ahora para empujar a la presa delante de mí, entonces al tonto
al lado de ese. Entonces corto la cabeza del siguiente goblin que corrió hacia
mí. Ahora solo queda uno, y se da la vuelta y corre. Debe de haber decidido que
este enemigo es más fuerte que él. Tomo mi espada corta y se la lanzo mientras
huye. Parece que entró en su espalda suavemente, como si la hubiese succionado
directamente.
Ya está
hecho ahora. Pan comido. En un RPG, ellos representarían al monstruo más débil.
Y esto es lo que pasa cuando se encuentra conmigo. Solo bromeo. No puedo ser demasiado
arrogante. La victoria fue conseguida por la preparación.
Aún
consiente de mis alrededores, recolecto las armas de los goblins y las ato
juntas en una improvisada cuerda hecha de lianas. Esto era para llevárselas al
Viejo herrero. También me generaba algún dinerillo. Te podrías reír, pero el
hierro es hierro no importa cuán viejo. Después de pasar por las manos de
tantos dueños, eventualmente aquellas se volverían mis armas. En otras palabras,
el costo de los materiales era casi gratis. Solo estaba pagando para que las
formaran.
Cuelgo las
armas en un árbol como lo hice con las hierbas y continúo mi caminata por el
bosque.
Las cosas
hoy fueron más que tranquilas después de eso, y en general, fui capaz de matar
20 goblins. Y obtuve 15 espadas de hierro. Era bueno. Podría cambiar estas
espadas, la vieja y la corta por nuevas armas ahora. Yo daría prioridad a la
facilidad de movimiento a la hora de elegir una nueva armadura. No voy a
desperdiciar mi AGI. No creo que pueda sobrevivir si no aprovecho esa
estadística.
Así, caminé
de vuelta a Fhiraldo, acompañado por el
tintineo de las armas y una sensación de cansancio que de alguna manera
revigoriza.
La primera
cosa que necesitaba hacer después de volver al pueblo era visitar al herrero
cerca de la puerta sur. Quien sabe que es lo que podrían decir si me ven así en
la Cede del Gremio. Bueno, estoy seguro que todos lo saben… no hay forma de que
esos bastardos no lo hubieran descubierto. Probablemente me delaten. Pero no
iba a hacer nada hasta que se mencionara. Este era mi medio para subsistir,
después de todo. Era como podía comer; lo que era importante.
“Buenas tardes. ¿Está el Jefe?”
“¡Ho! ¡Sí es
Asagi!”
De la parte
de atrás llena de humo de la tienda apareció el encargado de esta herrería, un
enano llamado Aragira. Una vez lo llamé “encargado” y él me respondió con un
rugido: “¡Llámame jefe!”
Enanos. Era
probable que fueran herreros, ¿verdad? Él era uno de esos tipos con buena forma
también. Pero una cosa que era inusual en él, es que no era pequeño. El Jefe
era aparentemente medio humano. Así que era musculoso y alto. Una verdadera
masa de fuerza. Aunque, aparentemente los enanos pura sangre eran pequeños aquí,
como cabría esperar.
“Traje algunas
armas otra vez, si no le importa. También, me gustaría una espada y una espada
corta nuevas.”
“Has traído
una buena carga ahí… Muy bien. Las armas están por ahí. Escoge la que sea que
te guste.”
“¿Esas son
las armas de pruebas que hacen sus aprendices?”
“‘¡Por
supuesto que lo son! ¡Aún te falta un eón, es demasiado pronto para que una
roca como tú pueda ponerle la mano a una de mis espadas!”
Mientras me
gruñía, así era la forma en que normalmente fluían nuestras conversaciones. No
había un significado detrás de ellas.
Recogí e
inspeccioné las espadas metidas en un barril y las espadas cortas alineadas en
un cofre. El grosor de las hojas, el filo, la sensación al tocarlas. Busqué una
que no se sintiera inferior a la que estaba usando. Incluso si tenía la
habilidad de “Aprendiz de todo, Maestro de nada,” aún tenía que usar mi cuerpo
para aprender a blandirlas. Solo el protagonista se podía dar el gusto de
dormirse en los laureles cuando se trataba de habilidades. Y aquí en este mundo,
no había ajustes especiales para el protagonista.
“Entonces, creo que me llevaré esas dos.”
“¡Tú!
¡Realmente vas a tomar las dos mejores de nuevo, ¿verdad?!”
“Lo siento
bastante.”
Las manos de
Aragira se fueron a su cabeza por la exasperación. Sonreí y puse las espadas en
mis vainas. Eran el mismo nivel de armas, así que cabían en mis vainas
perfectamente. Lo cual me ahorró el tener que comprarme unas nuevas.
Recibí el
dinero por las armas de los goblins, y pagué por las nuevas. Era un acto
realmente innecesario, pero el triste empleado de la tienda de conveniencia que
hay en mí no podría descansar tranquilo sin esas transacciones apropiadas.
“Vuelve
pronto, Asagi.”
“Claro, Jefe.
Te veo al rato.”
Aragira era
también una persona importante que era amable conmigo. Cuidaba de las armas y
también cuidaba de las personas. Aparentemente, yo era uno de los buenos. Quién
sabe cuáles eran sus criterios, pero eso me hizo feliz.
Así que me
sentía muy feliz mientras me dirigía a la casa del gremio. Pero no fue
suficiente para ponerle fin a la creciente sensación de temor a medida que me
acercaba.
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