La ama tsundere y su sirvienta zorro en un viaje yuri para derrotar a los demonios
Vol. 2 Capítulo 18. Senior y Junior
La primera carta que Amira escribió a su madre la tuvo atrapada desde el principio.
…En lugar de quejarte todo el tiempo, busca algo que debas hacer.
Las palabras de Lisa en el campo de entrenamiento brillaron en su mente. En aquel entonces, había dejado de lado la comprensión porque estaba demasiado frustrada por haber perdido, pero cuanto más lo pensaba con calma, más resonaban en su interior las palabras de Lisa.
No entendía nada… Había fingido ser fuerte, había intentado parecer dura y había menospreciado a los demás. Ahora, por fin, podía comprender la estupidez que eso suponía.
Sentía que empezaba a comprender cómo su madre había tratado de criarla, cuánto la había querido y respetado, a pesar de ser una ex Ejecutora.
Mamá es una ex ejecutora… No hay garantía de que no me ataquen los demonios…
Vivir una vida normal probablemente no había sido fácil. El mundo estaba lleno de amenazas que Amira aún desconocía. Aunque no se hablaba abiertamente de ello, las charlas que había escuchado indicaban claramente que los demonios estaban activos.
Yo solo despreciaba el mundo y no lo enfrentaba como era debido…
Por muy fuerte que fuera un ex ejecutor, sería difícil proteger a Amira durante toda su vida. Detrás de su determinación de no dejarla morir, podría haber un conflicto sobre su propio y peligroso pasado.
Sin mostrar ninguna de sus propias ansiedades, su madre había descubierto el talento de Amira y seguía alimentando sus fortalezas.
Mamá, lo siento… Murmurando en su interior, Amira intentó por fin escribir la primera línea. Pero mientras se preguntaba si eso era lo que su madre quería realmente, el bolígrafo se detuvo y Amira, frustrada, arrugó el papel en su mano.
—…¿Puedo encender la luz? —preguntó Milis, que había vuelto a la habitación, haciendo que Amira se diera cuenta de que ya estaba anocheciendo.
—Ah, sí… Lo siento. —Dejando el bolígrafo, Amira se volvió hacia la entrada de la habitación, donde Milis accionó el interruptor de la luz.
—No te preocupes. Parecía que estabas escribiendo algo muy seriamente.
—…Sí… —La luz era brillante, y Amira cerró los ojos ligeramente hasta que se acostumbró. Sintió la mirada de Milis, pero no preguntó nada y caminó hacia su propia cama.
—Sabes, Milis… —Queriendo que alguien la oyera, Amira abrió la boca—. Estaba… escribiendo una carta a mi madre. No le había dicho que había llegado bien…
Milis la miró con ojos amables, y Amira continuó vacilante.
—Ya veo… Tu madre se pondrá muy contenta.
—…… —Ante una sonrisa sin complicaciones, a Amira le costó responder. Había tenido la intención de escribir la carta, pero ni siquiera había pasado de la primera línea.
—Sin embargo, no sé cómo escribirla. Nunca pensé en lo importante que era mi madre para mí, siempre en algún lugar profundo de mi corazón me burlaba de ella, pero nunca pensé en cómo siempre me ha querido y me esperaba. Yo sólo hacía lo que me daba la gana…
—…Sí. —Cuando Milis asintió y se acercó, se sentó en la cama de Amira—. Los humanos a eso le llaman la fase rebelde, ¿verdad?
Milis preguntó suavemente, y Amira tropezó con sus palabras y negó con la cabeza.
—…Pero, yo… lo usaba como excusa. Me enfadaba con mamá sin motivo, me comportaba como una malcriada y me hacía la altiva…
—¿Te peleabas con tu madre?
Milis incitó a Amira a continuar. Amira volvió a negar con la cabeza y expresó su arrepentimiento.
—Sólo era yo la que se enfadaba…
—¿De verdad? …Si quieres hablar de ello, estoy aquí para escucharte.
Animada por el ofrecimiento de Milis, Amira sintió que iba a echarse a llorar. Se secó los ojos lentamente y empezó a hablar.
—…La cosa es que… el día que vine aquí, fue el día en que me despedí de mi madre… Estaba tan contenta porque allí estaba mi huevo pasado por agua que tanto me gustan…
Había sido realmente feliz. Lo había guardado para comérselo por última vez.
—Pero me enfadé con mi madre porque la yema estaba muy cocida, y dije cosas horribles… —Al decir eso, se arrepintió de sus tontas acciones.
Había sido suficiente para satisfacer el paladar de Amira, incluso si no estaba perfectamente líquido.
—¿Y te lo comiste? —preguntó Milis con la cabeza ladeada mientras Amira escuchaba una pregunta que no se esperaba.
—¿Eh…? —Sorprendida por la inesperada pregunta, Amira parpadeó y preguntó de vuelta.
—¿Te comiste ese huevo? —Milis miró a Amira a los ojos y preguntó con una sonrisa.
—Eh, sí… Por supuesto.
—¿Y estaba delicioso?
Cuando le preguntaron de nuevo, Amira asintió enérgicamente como respuesta.
—Los huevos que hace mamá son los mejores. Estaba delicioso. No estaba líquido, pero tampoco demasiado cocido, así que estaba deliciosa cuando lo probé…
Era completamente diferente del que había probado en la cafetería. La madre de Amira recordaba perfectamente lo que a Amira le gustaba y lo que no, y se lo preparaba cuando Amira más lo deseaba.
—Oh… —Amira por fin se dio cuenta de lo bendecida que era. Se quedó atónita al darse cuenta.
—No sé que opina tu madre, Amira… Pero si te lo comiste, ¿no es eso lo que importa?
Ahora que se había dado cuenta de la profundidad del amor de su madre, Milis empezó a hablar suavemente con una sonrisa.
—Como mínimo, creo que ella entendería que te pareciera delicioso.
—Pero, si no se lo digo, no lo sabrá, ¿verdad?
—Es cierto. —Tras reconocerlo fácilmente, Milis continuó con sus pensamientos—. Pero creo que tu madre, que te ha estado observando todo este tiempo, ya se habrá dado cuenta.
—¿De verdad…? —Las palabras de Milis reconfortaron a Amira.
Amira preguntó si había alguna base para ello, y Milis asintió con seguridad, desviando la mirada hacia la cola de Amira.
—Sí. Porque, Amira, cuando comes algo delicioso, tu cola se balancea, así que es fácil saberlo.
—¿Qué?
Sorprendida, Amira se sujetó instintivamente la cola, mientras Milis reprimía la risa.
—Oh, ¿no lo sabías?
—Yo… para nada.
Sintiendo sus mejillas sonrojadas por la vergüenza, Amira respondió cuando Milis dejó de reír y la miró con una mirada suave y tranquila, repitiendo sus palabras anteriores.
—Creo que tu madre, que te conoce lo suficiente como para enseñarte esa forma de luchar, se daría cuenta sin duda.
—Eso espero…
Si así fuera, se le aliviaría un poco el corazón.
—¿No estás enfadada por ello?
—Es que la culpa siempre fue mía.
Amira se dio cuenta de que apoyarse en esa excusa y actuar de forma malcriada eran señales de que seguía siendo una niña. Volvió a mirar la carta en la que aún no había escrito nada.
—¿Quieres escribir la carta? Si estorbo, puedo salir.
Amira negó con la cabeza ante la oferta de Milis.
—No, está bien. Debería dejarlo. Creo que necesito demostrarlo con mis acciones, no sólo con palabras vacías.
—¡…Amira! —Milis sonrió ampliamente y abrazó a Amira.
—Espera, no, no te acerques tanto…
—Jejejé. Deja que te abrace fuerte.
De repente, un suave pecho se apretó contra ella, y Amira no pudo negarse al verse envuelta en cálidos brazos.
—¿Por qué…?
—Te hace sentir mejor, ¿verdad? —Milis aflojó ligeramente su agarre y recolocó el cuerpo de Amira, acariciando suavemente su espalda.
—Mamá…
Cuando tenía ganas de llorar, o cuando ya estaba llorando, su madre siempre hacía esto. El recuerdo vívido de su madre haciéndolo surgió en la mente de Amira.
—Probablemente tu madre también hacía esto por ti, ¿verdad?
—…Sí-sí…
Había una misteriosa calma en la voz de Milis. Mientras asentía sinceramente, Amira también envolvió sus brazos alrededor de la espalda de Milis y la abrazó.
—Vamos a reconciliarnos con Lisa.
—…Sí.
Mientras continuaban su cálido abrazo, los sentimientos espinosos en su corazón parecían desprenderse.
—Oye…
—¿Qué pasa?
Mientras Amira intentaba iniciar una conversación, se dio cuenta de que nunca antes había mostrado respeto a su superior y se sintió arrepentida.
—Siento haberme dirigido a ti de manera informal hasta ahora.
—No pasa nada. No me importa. —Sonriendo, Milis asintió, sus frentes se tocaron mientras ambas sonreían.
—Um… A partir de ahora, ¿puedo llamarte Milis-senpai?[1]
—Por supuesto.
Con un vacilante uso del lenguaje cortés, Amira preguntó, y Milis sonrió y asintió, indicando su consentimiento.
—Jejejé, Milis-senpai, eh… ¿Eso significa que Lisa será tu senpai también?
—Pero eso sería…
—Si necesitas ayuda para iniciar una conversación, déjaselo a tu senpai. —Milis, sintiendo la razón detrás de la vacilación de Amira, ofreció su ayuda por adelantado.
—Gra… gracias…
Mientras expresaba su gratitud por la consideración y comprensión de Milis, Amira se alejó. Milis tomó la mano de Amira y asintió profundamente.
—No hay de qué. Lisa y yo somos mejores amigas y es una tarea fácil. Estoy muy contenta de que tú te hayas convertido en una junior tan adorable.
—¿Adorable? ¿Yo? —Preguntó Amira incrédula al escuchar las palabras de Milis.
—Sí, he pensado eso desde el principio. Sólo quiero abrazarte fuerte. —Mientras respondía, la mirada de Milis se centró en las orejas y cola gatunas de Amira.
—Oh… um…
Amira, sintiéndose sorprendida, preguntó mientras se sonrojaba. Milis, con una mirada burlona, se sentó de nuevo en la cama y soltó una risita.
—Pero, creo que primero deberíamos acercarnos más… Quizá cuando Amira esté de humor para ello.
Parecía que nada iba a suceder de inmediato. Amira dejó escapar un suspiro aliviada, pero en el calor del abrazo de Milis, su corazón se aceleró en secreto.
***
Durante el fin de semana, Amira pasó el tiempo tranquilamente en el dormitorio y escribió una breve carta a su madre sólo para informarle de su llegada.
El lunes por la mañana, Amira entró en clase de la mano de Milis y se dirigió directamente a Lisa, que ya estaba en su asiento.
—Lisa, buenos días.
—¡Buenos días! —Amira soltó la mano de Milis y se inclinó profundamente en respuesta a su saludo.
—Bu-buenos días… —Aunque sorprendida por el saludo de Amira, respondió y la miró, curiosa.
—¡Lisa-senpai! —Amira hizo contacto visual con Lisa, se acercó a ella y rápidamente le tomó la mano.
—¿Eh? ¿Qué…? —Sobresaltada por el repentino apretón de manos, Lisa miró alternativamente a Milis y a Amira, buscando ayuda con su expresión desconcertada.
—Lisa, ¿puedes escuchar las palabras de Amira? …Amira.
Milis incitó a Amira, que tomó la mano de Lisa y la miró a los ojos para hablar.
—La verdad es que… siento mucho todo lo de antes.
—…… —Lisa parpadeó sorprendida ante la sentida disculpa.
—He pensado en ello desde entonces, no es que lo entienda todo a la perfección, pero creo sinceramente que lo que dijiste, senpai, es correcto. —Amira se esforzó por transmitir sus pensamientos, pero continuó con seriedad—. Así que, siento mucho haber sido tan descarada todo este tiempo…
Al darse cuenta de que le sudaba la mano, Amira soltó rápidamente la de Lisa. Repitió su disculpa, bajando la cabeza una vez más, y Lisa dejó escapar un leve suspiro.
—…Vaya. Así que sí puedes reflexionar sobre tus acciones. —A pesar de su sorpresa por el cambio de actitud de Amira, Lisa aceptó la disculpa.
—Sí. Puedo, pero parece que no he estado… yo para nada he estado…
—Ah, los errores de la juventud.
Justo cuando Amira estaba a punto de expresar su gratitud a Lisa con sus propias palabras, Shen Hu intervino con una sonora carcajada.
—Qué te pasa… Estoy hablando con Lisa-senpai.
Sin inmutarse por la mirada molesta de Amira, Shen Hu continuó.
—Yo solo decía que…
—Déjame esto a mí; no es de tu incumbencia.
Lisa empujó la cara de Shen Hu hacia abajo, poniendo fin a su interrupción. En ese momento, sonó la campana, anunciando el comienzo de la clase.
Al mismo tiempo, Stefan y Miranda entraron en el aula. Stefan abrió inmediatamente la lista que llevaba en la mano y pasó revisión a los alumnos para asegurarse de que estaban todos presentes.
—Bien, ya están todos. Anunciaré a los miembros para el próximo ejercicio de campo.
—El ejercicio de campo… Por fin está sucediendo. Estoy deseando que llegue.
Milis, sentada junto a Lisa, susurró cerca de su oído. Al oír su susurro, Amira asintió para sí misma y escuchó atentamente los murmullos que llenaban el aula.
Por eso todos están tan inquietos.
Las expresiones de los alumnos eran una mezcla de expectación y nerviosismo.
—Como he explicado antes, los criterios de selección son claros. Los que mostraron una gran aptitud para pilotar mechas, los once mejores, participarán en este ejercicio de dos noches y tres días. El resto estudiará por su cuenta en el aula.
El programa del ejercicio de campo estaba incluido en el plan de estudios que Amira había recibido, pero al parecer la prueba de selección ya había tenido lugar. Al darse cuenta de que el anuncio de los resultados de la prueba de aptitud para el pilotaje de unidades mecha se combinaba con esto, Amira miró con interés a los alumnos en el aula.
—También nos espera el campamento, pero no se emocionen demasiado. No sabemos cuándo ni dónde puede ocurrir nada.
Mientras decía esto, Stefan empezó a anunciar a los alumnos que participarían en el ejercicio de campo. Lisa pasó a la cabeza, y el nombre de Shen Hu también fue anunciado en una posición razonable.
Los estudiantes que fueron seleccionados para el ejercicio de campo estaban entusiasmados, mientras que los que no estaban consolándose unos a otros con expresiones de decepción en sus rostros. Cuando por fin se anunciaron los nombres de los once estudiantes, Lisa se volvió hacia Amira.
—Ya están todos. Habría sido estupendo que tú también hubieras podido ir…
—La aptitud para pilotar unidades mecha fue examinada antes de que Amira llegara.
Estando de acuerdo con las palabras de Lisa, Milis también murmuró con tono decepcionado. A pesar de no haber sido llamada por su nombre, Milis habló como si ya estuviera decidido que participaría.
—Yo ya hice la prueba de aptitud, ¿saben?
—¿Eh? —Exclamaron tanto Lisa como Milis ante la respuesta de Amira.
Sus voces sonaron un poco fuertes, y la fría mirada de Miranda se dirigió a ellas.
—…Nos regañaron… —Sacando la lengua, Milis se encogió de hombros y cerró un ojo.
—Así, con doce nombres, incluyendo a Milis Arkarden, tenemos un total de doce alumnos. Se organizarán en cuatro escuadrones, con tres miembros cada uno… O, eso es lo que me gustaría decir, pero hay una excepción especial para este ejercicio.
La palabra «excepción» pronunciada por Miranda hizo que los alumnos se agitaran de nuevo.
—Amira Clauzel. Tú también participas, recomendada por Albarek.
—¡Sí! —Cuando su nombre fue pronunciado, Amira se levantó instintivamente y respondió con energía.
—Felicidades, Amira.
Milis dijo esto mientras empezaba a aplaudir con entusiasmo. Siguiéndola, Lisa y Shen Hu se unieron, y toda el aula se envolvió en aplausos, celebrando la participación de Amira.
—Entonces, tenemos un total de trece. Para aquellos cuyos nombres no fueron llamados, esfuércense estudiando por su cuenta para prepararse para el próximo ejercicio.
Después de esperar a que se apagaran los aplausos, Miranda hizo otro anuncio. Amira se puso la mano en el pecho, sintiéndose profundamente conmovida, y volvió a sentarse lentamente.
De vuelta en la cafetería, Milis, que había regresado, estaba empaquetando sus pertenencias como una muda de ropa, una toalla y artículos de aseo en una cesta de ratán.
—Milis-senpai, ¿qué estás haciendo?
Preguntó Amira, y Milis se dio la vuelta con una sonrisa, ofreciéndole a Amira artículos de aseo para poner en la misma cesta.
—Hoy, la casa de baños subterránea está abierta. Amira, tú también vienes, ¿verdad?
—Eh… yo, yo voy a…
Amira se quedó sorprendida por la repentina invitación, con los ojos bien abiertos. Sin esperar su respuesta, Milis empujó la cesta hacia ella.
—Bañarse en una bañera espaciosa es muy refrescante.
—Yo estoy bien con el baño de la habitación… de verdad. —Amira declinó suavemente mientras colocaba la cesta de nuevo, haciendo que Milis mostrara una expresión descaradamente sorprendida y arrugara las cejas.
—Aww, yo quería bañarme junto con Amira… Lisa y las demás también vienen, ¿sabes?
—¿¡Lisa-senpai!?
Amira se sintió atraída al oír que Lisa estaría allí. Milis sonrió ante la reacción de Amira y susurró juguetonamente.
—Es tu oportunidad de hablar con ella~.
—Sí, ti-tienes razón.
Aunque se habían reconciliado, quedaba poco tiempo para que Amira hablara con Lisa durante el período restante de su inscripción de prueba.
—Entonces voy. —Amira, que quería acercarse a Lisa, asintió y aceptó la cesta de artículos de aseo.
—¡Bien~! ¡Voy a decirles a Lisa y las demás! —Milis, que llevaba su propia cesta bajo el brazo, bailó hacia la puerta.
—¿…Eh? ¿Las vas a invitar ahora?
—No es eso. Vamos para allá ahora.
Preguntó de repente Amira con curiosidad, y Milis negó con la cabeza sonriendo.
—De acuerdo, entonces iré contigo. —Metiendo a toda prisa la toalla y la muda en la cesta, Amira se dirigió a la habitación de Lisa con Milis.
Sin embargo, por más que llamaron a la puerta, Lisa no respondió.
—¿Se nos ha adelantado?
—No, creo que sigue en su habitación porque puedo oler el aroma de Lisa.
Amira no entendía muy bien, pero cuando escuchó atentamente con sus orejas de gato, efectivamente oyó lo que parecía ser la voz de Lisa. Al darse cuenta de que Amira estaba escuchando el sonido, Milis apretó la oreja contra la puerta y apremió a Amira.
—…Nngh, ah…
Desde detrás de la puerta se oía una débil voz reprimida.
—¿Eh, eh…?
Confundida, Amira retiró rápidamente la oreja de la puerta, y Milis sonrió juguetonamente, ladeando ligeramente la cabeza.
—Ah, será que están en medio de una «comida», ¿sabes?
Musitando para sí misma, Milis llamó a la puerta con un poco más de fuerza y gritó.
—¡Lisa, nos vamos!
Parecía que la voz de Milis había llegado hasta Lisa, pues se oyó el sonido de ella corriendo hacia la puerta.
—Lo-lo siento… —Lisa asomó la cara por la rendija de la puerta. Sus mejillas estaban teñidas de un leve rubor, y su ropa parecía estar ligeramente desarreglada.
—No pasa nada. Pero lo más importante, Shen Hu…
—¿Qué-qué pasa?
Mientras Milis respondía con una sonrisa, dirigió su mirada detrás de Lisa hacia Shen Hu.
—¿Debería pedir perdón por interrumpir?
—Cla-claro…
Shen Hu desvió torpemente la mirada, y Lisa notó su incomodidad, mirando fijamente a Milis y Amira con expresión atónita.
—¿Por casualidad… escucharon eso?
—Eh, bueno… ¡es una comida, así que no se puede evitar! —Respondiendo vacilante a la pregunta de Lisa, Amira se paró recta.
—¡…!
La mención de la «comida» por parte de Amira hizo que Lisa se sonrojara aún más. Shen Hu, tratando de ocultar su risa, bajó la cabeza. Aunque no se podía ver su expresión, parecía que efectivamente se estaba riendo.
—¿Hmm? ¿Qué está pasando?
—¡No-no es nada! ¡Nada de nada!
Sonrojándose furiosamente, Lisa sacudió la cabeza, y Shen Hu asintió fríamente.
—…Ya veo. ¡Entendido!
—Jejejé, Amira es tan honesta y linda.
Amira, que estaba perpleja por la situación, movió sus orejas felinas en señal de confusión. Milis se dio cuenta y se las acarició cariñosamente con la punta de los dedos.
—¿He dicho algo raro?
—No, en absoluto. Seguro que al final lo entiendes. Vamos al baño.
Las instó Milis alegremente, y Lisa y Shen Hu no tardaron en seguirla. Amira, aún perpleja, ladeó la cabeza varias veces antes de seguirlas a las tres hasta el gran baño.
Cuando abrieron la puerta que conducía al baño comunal subterráneo, el suave vapor se mezcló con el aire nocturno. Como era una hora algo tardía, el vestuario estaba lleno de alumnas que acababan de terminar de bañarse, charlando mientras se secaban el pelo con aparatos mágicos de secado o se aplicaban aceites perfumados en la piel y el cabello.
Todas parecían concentradas en el próximo ejercicio de campo que empezaba la semana que viene, y había signos de envidia por parte de las candidatas que habían dejado atrás las estudiantes que participaban en el ejercicio.
—Así que todos estaban aquí después de todo.
—Quería preguntar sobre el ejercicio de campo del año pasado y esas cosas…
Los alumnos de la misma clase ya estaban saliendo del vestuario. Lisa pareció arrepentirse de haber perdido la oportunidad de hablar.
—Es que llegas un poco tarde.
—¿…De quién es la culpa?
—¡Gyah!
Shen Hu se rió como si fuera problema de otro, y Lisa le propinó un golpe de kárate en la cabeza.
—De todos modos, vamos a tomar un baño. Parece que aún quedan plazas libres dentro.
Sin entrar en las bromas habituales, Milis se quitó rápidamente la ropa e invitó a las tres.
—Yo también voy.
Amira se quitó la ropa, se envolvió en una toalla de baño y entró con Milis en la gran bañera.
—Ah, Amira…
Una voz que llamaba a Amira llegó desde más allá del vapor.
—Buenas…
Al abrirse la puerta del vestuario, el vapor se disipó, revelando a una estudiante de piel clara y sonrosada y pelo dorado mojado, con los ojos verde esmeralda fijos en Amira como gemas preciosas.
—Amira, eres la siguiente. Aquí hay una plaza libre.
Aunque sus nombres y caras no coincidían, la chica, que lucía una sonrisa amable mientras miraba a la cara de Amira, era una de sus compañeras que participaban en el ejercicio.
—Esa es Sherry.
Al darse cuenta de que Amira parecía no saber cómo reaccionar, Milis le susurró discretamente. Amira asintió en respuesta y se acercó a Sherry, su compañera de clase.
—¿Te parece bien que me siente aquí, Sherry?
—Por supuesto. Si tienes alguna pregunta, no dudes en hacerla.
—Gra-gracias…
Sherry sonrió y asintió, luego volvió a lavarse.
—Yo iré por allí. —Milis salpicó un poco de agua mientras se adentraba en la zona de baño, evidentemente buscando un sitio disponible.
¿Cómo se usa esto? Amira tomó una toalla de baño e intentó ducharse, pero no estaba segura de cómo funcionaba.
—Si tiras de la llave de paso, saldrá el agua.
Amira, que parecía desconcertada mientras intentaba empujar y girar el grifo, recibió ayuda de Sherry, que alargó la mano y tiró de la llave de paso del aparato de ducha.
—Ahora, prueba a pulsar el botón rojo.
Siguiendo las instrucciones de Sherry, Amira pulsó el botón rojo y empezó a salir agua caliente del aparato mágico.
—Gracias. Esto ayuda mucho.
—De nada…
Sherry siguió lavándose mientras de vez en cuando lanzaba una mirada interesada a la cola de Amira.
—¿Pasa algo?
Sintiendo el escrutinio, Amira preguntó, y Sherry se sonrojó ligeramente, por lo que habló vacilante.
—Amira, tu cola se ve tan brillante y hermosa. Me pregunto cómo la cuidas.
—¿Esto? La cuido igual que mi pelo. También me la cepillo.
—Ya veo.
La respuesta de Amira hizo que Sherry comenzara a observar la cola sin reservas.
—Es sólo que… no estoy acostumbrada a esto, así que me da un poco de vergüenza. Bueno, aunque sólo sea un momento, ¿te gustaría tocarla?
—¿¡De verdad!? —Sherry se sonrojó y sus ojos brillaron en respuesta a la oferta de Amira.
—Eh, sí… sólo un poco… si quieres.
—Será un placer. —Sherry puso suavemente su mano sobre la cola de Amira y acarició suavemente su superficie.
—…Nn… —Amira no pudo evitar dejar escapar un pequeño sonido mientras el tacto de Sherry era suave y agradable.
—¿Te-te lastimé?
—No, en absoluto. Me hizo un poco de cosquillas, eso es todo. Puedes tocarla con más firmeza o acariciarla bien si quieres.
—Gracias…
Sherry, con una sonrisa de felicidad en la cara, siguió acariciando meticulosamente la cola de Amira.
Oh… cuando me toca de esa forma… se siente tan bien… es extraño… Amira había tenido la intención de permitir que sólo le tocara la punta de la cola, pero no pudo evitar rendirse a la agradable sensación del tacto de Sherry.
—Cada vez que la acaricio, se vuelve más brillante… y tan hermosa… —Los dedos de Sherry trazaron la cola, acercándose a la base.
—Ah, umm…
El cuerpo de Amira reaccionó con una ligera sacudida a esta sensación.
—¡Oh, lo siento! ¿…Te ha dolido…?
—No, no me ha dolido nada. Soy yo quien debería disculparse. Me sentí tan bien, y me dejé llevar…
—¿…En serio? —Sorprendida por la respuesta de Amira, Sherry parpadeó y preguntó.
—Sí, de verdad. Se te da bien tocar gatos y esas cosas, ¿verdad. Sherry?
Señaló Amira, y Sherry bajó tímidamente la cabeza.
—…Sí-sí. Bueno, siempre he querido tocarlas, pero tú eres la única que ha dicho que está bien. —La mirada ascendente de Sherry se dirigió no sólo a la cara de Amira, sino también a las orejas felinas que asomaban entre su cabello.
—Um… entonces, ¿te gustaría tocar mis orejas también?
—Uh, ¿está… bien? ¿En serio? —Sherry parpadeó rápidamente mientras preguntaba. Su mirada estaba ahora fija en las orejas de Amira.
—Creo que está bien si las tocas como quieras.
—Gracias, Amira. Si te parece bien, ¿podría lavarte el pelo ya que estoy?
Sherry miró el bote de champú e hizo la sugerencia en voz baja. Amira movió la cola en respuesta.
—¿…De verdad te parece bien?
—Sí. Así puedo tocarlas tanto secas como mojadas, y tu pelo está tan bonito que me encantaría lavártelo. —Sherry sonrió con alegría y tocó suavemente las orejas de Amira, para luego empezar a acariciárselas con la punta de los dedos.
Al final, como gesto de gratitud por permitirle tocarla, Sherry lavó cuidadosamente todo el cabello y el cuerpo de Amira. Amira cerró los ojos, rindiéndose a las manos de Sherry, y se secó las gotas que le caían en la cara con aire soñador.
—…Gracias, Sherry. Me sentí muy bien…
—…De nada. Si te parece bien, ¿puedo volver a pedírtelo alguna vez?
—Por supuesto.
Ante la respuesta de Amira, Sherry se sonrojó de alegría y salió del baño.
—Jejé, me alegro de que te hayas podido hacer amiga de Sherry.
Amira, al ver salir a Sherry, se volvió para ver a Milis, que estaba en remojo en la bañera, sonriendo y hablando alegremente.
—¿Estabas mirando, Milis-senpai?
—Sí, me pareció que estabas muy a gusto.
—De hecho, fue muy agradable…
El tacto suave y la voz tranquilizadora de Sherry le habían dado una inesperada sensación de confort. Sólo de pensarlo se le relajaron las mejillas, pero se recordó a sí misma que no debía malinterpretar la situación.
—Pero, su motivación era por querer tocarme la cola y las orejas… —Al decir eso, Amira recordó a Shen Hu.
—¿Eh? Pero si tú también quieres, así que por qué…
—Porque Shen Hu tiene a Lisa… ¿verdad?
En respuesta a la pregunta de Amira, Milis puso su dedo índice en su propia barbilla y explicó sus pensamientos. Justo cuando la voz parecía responderle, el agua de la bañera burbujeó, y Shen Hu, erguida, apareció.
—¡Kakaká, así es! ¡Lo has deducido bien, Milis!
—¿…Tú de dónde has salido y qué estás haciendo?
Lisa, que se estaba duchando, miró a Shen Hu con expresión exasperada. Milis, con tono juguetón, se unió a Shen Hu, que tenía una actitud sobreactuada.
—Oh, Shen Hu. Es una lástima que sea tan transparente. ¿Verdad?
—Una vez más, dices algo incomprensible…
Lisa suspiró y se enjabonó. Amira, al darse cuenta, se acercó rápidamente a Lisa y habló.
—Um, Lisa-senpai.
—Oh, es lo de siempre, así que no te preocupes.
—No, no es eso… ¡de-deja que te lave la espalda!
—¿Eh? —El repentino ofrecimiento de Amira dejó a Lisa boquiabierta.
—¿No está bien?
Preguntó Amira, confirmando con una sorprendida Lisa. Lisa dudó un momento y luego le entregó el jabón a Amira.
—Está bien, no es que me importe…
—¡Gracias!
Con el consentimiento de Lisa, Amira frotó el jabón en las palmas de sus manos y creó una espuma rica y densa del tamaño de su cara. Empezó a acariciar el cuerpo de Lisa con ambas manos a través del esponjoso jabón.
—¿Cómo se siente?
A través de la resistente espuma de jabón, Amira sintió la temperatura corporal de Lisa mientras trazaba las curvas de su cuerpo.
—Se siente muy lujoso. ¿Tu madre también te enseñó esto?
Mientras Lisa, con los ojos cerrados, preguntaba relajada, posiblemente debido a la tensión que se disipaba por el contacto directo con la piel, Milis se acercó por detrás de Amira.
—Oh, qué bonito. Yo también quiero hacerlo. —Con esas palabras, Milis apretó su amplio pecho contra la espalda de Amira.
—¿¡Qué-qué-qué estás haciendo?
—¿Qué quieres decir? Pensé en que podría lavarte también.
Amira instó a Milis a apartarse de su posición actual, con la cara cada vez más caliente por la sensación del pecho de Milis presionando contra su espalda.
—Pero, um, Sherry lo hizo por mí antes…
Sintiendo el calor del pecho de Milis presionado contra su espalda, Amira la empujó suavemente.
—Oh, cierto, es verdad. ¡Entonces, yo debería lavar a Lisa! —Diciendo eso, Milis dejó caer un poco de jabón en su mano y comenzó a enjabonarla de nuevo.
—¡Qué injusto! ¡Yo también quiero participar!
—No puedes. —Lisa reprendió bruscamente a Shen Hu, que se había acercado a toda prisa.
—¿Por qué no?
—Shen Hu, tú lávame a mí.
Mientras Shen Hu se volvía desamparada y se ponía a cuatro patas, Milis, con una risa traviesa, le habló.
—Esa pervertida podría hacer algo imprevisible, Milis. —Lisa advirtió, recalcando la importancia del asunto, pero Milis se lamió la comisura de los labios con una lengua carmesí y tenía una expresión que parecía darle la bienvenida—. Jejé. Estoy deseando ver lo que va a hacer; es un poco emocionante.
Tal vez intimidada por el inusual entusiasmo de Milis, Shen Hu bajó la cola y retrocedió.
—…Quizás debería parar…
Al oír las palabras vacilantes
de Shen Hu, Amira y Lisa estallaron en risas, sus voces se mezclaron en
perfecta armonía.
[1] Ya que está en la historia y no es algo que sea un
detalle sin importancia, dejaré el senpai tal cual. Además de que no hay una
forma de traducir el senpai y que quede bien en un contexto escolar. Que yo sepa, a lo mejor me equivoco.
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