Bastardo Mujeriego

Vol. 2 Capítulo 17. Yendo al departamento de la profesora y entrenándola

Después de eso, la relación de Rin y Seto continuó. Se reunían en secreto y tenían muchas «consultorías de vida» muy agradables en el hotel del amor.

Por supuesto, a ojos del público, su relación no era aceptable. En particular, los riesgos que Rin, como adulta, tenía que correr eran muy grandes. Sin embargo, ella ya estaba cautivada por las palabras de aliento de Seto y por cómo la penetraba con su polla de estudiante, cubierta de sus jugos de amor, mientras era gentil con ella.

—Vaya, así que esta es su habitación, profesora.

Entrando en el apartamento de Rin, Seto echó un vistazo a la habitación y sonó curioso.

Era un apartamento de una habitación con cocina, aseo y baño, y aunque no era grande, tampoco era demasiado pequeño. El papel de pared y las cortinas blancos parecían representar la pureza de la dueña. El suelo era de madera clara con una alfombra verde en el centro. La cama estaba limpia y no había ni una mota de polvo en el suelo.

No había muchos muebles. Aparte de la cama, había una mesa circular de madera sobre la alfombra, y una cómoda y una estantería junto a la pared. Alineados en esas estanterías y cómoda había un gran número de libros de la casa de los padres de Rin, especialmente sus favoritos.

—Umm, sí. Llevo viviendo en esta habitación desde que estaba en la universidad. …Um, oh, por favor, uh… no mires demasiado, Seto-kun. —Murmuró la dueña de la habitación con la cara sonrojada hasta el cuello y la voz pequeñita mientras jugueteaba con el dobladillo de su ropa para andar por casa.

Seto sonrió y le dijo a Rin con voz suave: «De acuerdo, bien, no se ponga nerviosa».

—E-está bien. —Incluso después de que le dijeran esto, Rin estaba tan nerviosa que ni siquiera podía mirar bien a Seto a la cara y asintió con los ojos bajos.

Rin era la profesora y se suponía que él era el alumno, pero sus posiciones eran como si fueran opuestas.

Seto no llevaba su uniforme, sino ropa normal y corriente. Rin llevaba gafas de montura cuadrada, que sólo usaba en su habitación, y una ropa de estar de aspecto bastante soso, con mangas cortas por arriba y pantalones cortos por abajo.

Por cierto, hoy era viernes y eran alrededor de las siete de la tarde.

El hecho de haber invitado a su alumno a su habitación a esa hora del día —o más bien, el mero hecho de invitar a un hombre a su habitación en primer lugar— ponía a Rin extremadamente nerviosa.

—Ah… um, te traeré algo de beber, así que siéntate, Seto-kun.

—Sí, claro.

Mientras Rin estaba tan nerviosa que tenía la boca seca y sentía que no le salían bien las palabras, Seto estaba de lo más tranquilo.

Estaba aquí porque le preguntó a Rin, «Realmente no entiendo algo de mis clases, profesora, ¿puedo ir a su casa para ver si me puede ayudar?».

Esa nunca es una razón para que un profesor invite a un alumno a su habitación. Al menos puedes preguntar sobre las cosas que no entiendes de las clases cuando estás en la escuela. …Pero Rin no podía negarse. Sabía que tenía que negarse, pero no podía. Seto no amenazó a Rin, ni le gritó fuerte, ni la miró con cara aterradora. Simplemente le preguntó a Rin de forma modesta, con una sonrisa amable y una voz suave, como hizo recién, si podía ir a su habitación.

En respuesta, Rin se puso roja y asintió con voz tímida.

¿Qué debo hacer…? Esto es algo que definitivamente no debería estar haciendo, después de todo. ¿Por qué no me negué? No es demasiado tarde, tengo que decirle a Seto-kun que esto está mal.

Eso es en lo que Rin había estado pensando mientras tomaba una profunda inhalación, con su mano sobre su pecho de forma que Seto no pudiera verla, en frente del refrigerador en la cocina. Incluso mientras terminaba de trabajar temprano hoy y volvía a su habitación para limpiarla cuidadosamente, estuvo pensando en ello todo el tiempo.

Te-tengo que decirlo. Tengo que decirle a Seto-kun que quiero que se vaya a casa. Pero, pero…

Pero si ella le pidiera que se fuera ahora, Seto se sentiría dolido, pensando que Rin lo había echado. Él estaba sufriendo una vida de estudiante solitario y sin amigos, igual que ella antes, por lo tanto, Rin era la única que podía apoyarlo. Por eso, no podía pedirle que se fuera. Sólo ella era la única que podía cumplir el deseo de Seto. …Eso es lo que Rin pensaba.

Sí-sí, es cierto. No puedo decirle tal cosa a Seto-kun, que se siente tan solo, ¿verdad? Soy profesora, así que tengo que ayudarlo.

¿Pero hasta qué punto ella era consciente de que era una mera falacia, una excusa superficial sólo para convencerse a sí misma?

Así es. Seto-kun vino a preguntarme sobre sus estudios. Mientras no haga nada tra-travieso, está bien. Si le digo apropiadamente que no podemos hacer nada sucio entonces… Rin entonces tragó saliva y movió la garganta.

Después de todo, cuando se trataba de situaciones como esta, era cien por cien seguro que terminara acostándose con Seto. Si no lo entendiera, no se habría tomado la molestia de ducharse antes de que él llegara, no se habría maquillado al natural y no habría elegido cuidadosamente su ropa interior.

Rin, que nunca se había hecho íntima con un hombre hasta hacía poco, ahora reconocía completamente a Seto como un «miembro del sexo opuesto» que le interesaba. Ahora sólo le preocupaba cómo se vería a sus ojos, y su deseo de no caerle mal superaba ligeramente su sentido de la responsabilidad como profesora.

E-este atuendo es de los sencillos, ¿no? Me pregunto si pensará que no sé vestirme… Quizá debería haberme puesto lentillas.

Pero ella iba a poner excusas como «no tengo intención de que tengamos relaciones sexuales», así que era ridículo pensar en eso.

Rin volvió a respirar hondo y practicó una sonrisa natural antes de abrir la nevera, preparar bebidas y aperitivos para Seto y llevárselos en una bandeja.

—Entonces, ¿qué es esa cosa que no puedes comprender, Seto-kun? —Rin, de alguna manera, pudo mantener las apariencias de mujer responsable cuando se arrodilló a su lado y sonrió.

—Profesora Rin.

—…Ah.

En el momento en que Seto la llamó por su nombre y la miró, Rin se puso rígida. Cuando él la miró directamente a los ojos y se acercó a su cuerpo y rostro, las mejillas de Rin se calentaron repentinamente, su corazón golpeó rápido como un reloj, sus labios entreabiertos temblaron ligeramente, y se quedó sin voz, incapaz de pronunciar ni media palabra.

—… ah, ah…

—Está bien, ¿verdad?

—……

Aunque Seto exigiera su cuerpo, ella tenía que negarse firmemente. Debería haber decidido eso, pero cuando se dio cuenta, Rin ya estaba asintiendo con la cabeza.

—Eso me alegra, profesora. No sabe lo feliz que me hace saber que usted también quería tener sexo conmigo.

…Te-te equivocas. No quise decir eso.

Aunque pretendía negarlo en voz alta, en realidad, Rin, que estaba sentada en seiza frente a Seto, temblaba como un pequeño animal y se encogía por completo.

Los dedos de Seto tocaron suavemente el pelo de Rin y le acariciaron la oreja, que estaba teñida de rojo brillante.

—¡¿Hyah!? —Sólo con eso, el cuerpo de Rin dio un respingo. Desde la parte posterior de su cuello hasta la parte superior de su cabeza, una misteriosa corriente eléctrica corrió a través de ella—. Hah. Haah. Haah. Haah.

—«Rin».

—¿¡Hyuuhn!?

—En privado, usas gafas. Con ellas también estás linda, Rin.

—Ha-hahih. No, eso no es, um…

Aunque intentara comportarse como una hermana mayor, Rin no era, hasta que conoció a Seto, más que una chiquilla con cero experiencia en relaciones y cero inmunidad a los hombres. En términos de experiencia, era muy inferior a las mismas preparatorianas que tenía de alumnas. Era un pez tan pequeño que normalmente sería presa en un instante de un bastardo mujeriego malintencionado. El hecho de que haya estado a salvo hasta ahora era simplemente el resultado de la buena suerte y la coincidencia.

—Se-Seto-kun. Um, bueno… Mmmm… —Rin, cuya barbilla Seto levantó, vio fácilmente cómo sus labios eran tomados por él. Su voto de no volver a tener una relación ilícita con un estudiante también se rompió fácilmente al mismo tiempo—. Puah… Haa, haa, haa, Se-Seto-kun…

Después de ser mordida suavemente en los labios durante varios minutos, Rin, que finalmente fue liberada por Seto, respiraba completamente agitada. Las comisuras de sus ojos colgaban flojas a través de los cristales de sus gafas, y sus ojos se llenaron de una luz rosácea.

—Me gustas de verdad, Rin.

—Hy-hyah.

—Tengamos sexo.

—Po-por supueshto.

Así que, cuando Seto obtuvo el consentimiento de la boca de Rin, la besó de nuevo y comenzó a acariciar sus grandes tetas a través de su ropa de estar por casa.

Ah. Seto-kun está acariciando mis tetas. Estoy besando a un hombre otra vez. Sus masculinas manos son grandes. Los movimientos de sus dedos son tan suaves…

Un hombre. En otras palabras, en la conciencia de Rin, Seto había sido reconocido plenamente como un «hombre». Ella se quedó perpleja y rígida, pero aceptó las caricias del hombre que había tomado su virginidad, mordiendo sus labios con movimientos propios vacilantes y respondiendo a sus besos con gran esfuerzo.

Mmm. Se está comiendo mis labios. Este beso es increíble. ¿Cómo conoce Seto-kun este tipo de beso? ¿Es así para todo el mundo? ¿Es lo normal? Ah… Ah… Ah…

Seto también era todavía un bastardo mujeriego novato, pero sus habilidades sexuales, adquiridas a través del sexo con Sumika, Rurina y las otras chicas, fueron suficientes para abrumar a Rin.

Mi cabeza, está caliente. Está tan caliente que no entiendo por qué. No puedo entender nada. Seto-kun hace que me confunda de nuevo. Hyah… Ah. Ah… Aah…

Los labios de Seto rompieron fácilmente las defensas de Rin. Su cerebro hervía, sus pensamientos se volvieron confusos, su racionalidad se desvanecía y en su lugar sus instintos comenzaban a tomar el control. Instintos como «quiero sentirme bien apareándome con un hombre», «quiero que me diga que sólo soy una mujer» y, sobre todo, «quiero que este hombre me quiera».

Estaban ambos sentados erguidos en la alfombra, uno frente al otro, besándose, y pronto la mano de Rin, que sólo temblaba a medio camino, empezó a moverse con cautela. Su destino estaba en el regazo de Seto.

Ah…

Un cuerpo diferente al de Rin, un cuerpo que podías decir que pertenecía a «un hombre» con sólo tocarlo. La dura textura de los músculos y la temperatura corporal de Seto se podían sentir a través de la tela de sus pantalones. Rin besaba a Seto y le frotaba el pecho, mientras le acariciaba temerosa las rodillas y los muslos.

Auh…Al hacerlo, volvió a recordar que el otro día se había convertido en una «mujer» por el cuerpo de este hombre.

Recordando que él penetró bruscamente sus profundidades vaginales y ella alcanzó el clímax a pesar de ser virgen, las profundidades del bajo vientre de Rin hormiguearon con un «Kyuuu…». Y en ese impulso, el núcleo del cuerpo de Rin, que había estado tan tenso hasta entonces, se relajó de repente.

Además, las manos de Seto, que habían estado masajeando las grandes tetas de Rin, le agarraron con firmeza ambos hombros. Era un gesto que inmovilizaba el cuerpo de Rin en el sitio y la sujetaba con fuerza, pero el cerebro de Rin, que se había vuelto completamente estúpido por el placer de los besos, no sintió que la acción de Seto fuera violenta, sino que la interpretó como «muscular» y «varonil».

—Hapu… Churu… Rero…

Sus besos se convirtieron entonces en un intercambio de lengua y saliva, que ya no era algo que pudiera llamarse beso clásico, sino algo propio de hombres y mujeres en una relación física. Rin estaba sentada erguida, con la cara ligeramente vuelta hacia arriba, respondiendo a las caricias de Seto mientras se cubría en posición arrodillada.

Seto y su… lengua… babosa… Se siente… bien…

Rin engulló sin vacilar la saliva que él le daba y humedeció con ella su sedienta garganta. Sus pensamientos se estaban volviendo cada vez más confusos, pero esto, por el contrario, le trajo alivio. Sus manos seguían acariciando los muslos y el interior de los muslos de Seto.

El sonido del agua y de la respiración resonaba ligeramente en la apartada habitación. Antes de Seto, ningún hombre había entrado en esta habitación donde Rin vivía sola. …Rin ni siquiera había invitado nunca a alguna amiga, aparte de sus padres, ya que había sido una solitaria incluso en la universidad.

La presencia de Seto en la mente de Rin creció a un ritmo que superó al de su familia inmediata, las personas que habían ocupado un lugar importante en su vida hasta este momento. Este era el horror del sexo. No importaba lo cuidadosamente que estuvieran construidas las relaciones de Rin, mientras ella fuera una mujer, serían destruidas en un instante por un hombre que sea bueno apareándose.

—Juru, jururu… Churururu…

Y la figura de Rin ahora, agitando sus pechos y su vientre mientras movía su lengua con fuerza, era inequívocamente la mujer de Seto.

—Puha…

—¿Se sintió bien el beso, Rin?

—Ashí esh… Oh, um…

—¿Pasa algo?

—¿Pu-puedes… darme un poco más?

La forma de hablar de Seto con Rin, la profesora, y el tono cortés de Rin hacia Seto, eran inevitables ya que ella era su mujer.

Seto sonrió satisfecho y empujó suavemente el hombro de Rin, recostándola sobre la alfombra. Luego continuó besándola profundamente, como Rin había pedido, y también coló una mano dentro de sus shorts de vestir por casa y comenzó a usar los dedos cuidadosamente.

—¡¡……!! Mmm~~~~.

Rin, que ya se estaba derritiendo, agarró la camiseta de Seto, y en una posición en la que levantaba las caderas, él la hizo correrse una y otra vez.


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