Bastardo Mujeriego

Vol. 2 Capítulo 16. Yendo al grano con Rin en el Hotel del Amor (II) ¡Haciendo que la profesora se corra!

Esta era mi primera experiencia en un hotel del amor con la profesora Rin. En una habitación con una gran cama y una iluminación indirecta, estaba teniendo una clase privada de salud y educación física con mi profesora.

—¡Profesora Rin…! ¡Está tan caliente y pegajoso, siento que mi pene se va a derretir…!

—Wuah… ah… ah…♡.

—Oiga, profesora, puedes ver que tu coño está envolviendo mi polla, ¿verdad? ¡Sabía que yo también le gustaba, ¿verdad…?!

—Se-Seto-kun…♡. Hyah ♡. Uaah…♡.

—¡Profesora Rin! ¡Me gusta! ¡Profesora Rin!

La parte superior del cuerpo de la profesora Rin estaba sobre la cama, como si usara las dos mullidas bolas de sus pechos como almohadas. Sus nalgas, envueltas en una ajustada falda, estaban levantadas en alto, dejando al descubierto su hermoso coño, que pude ver de un vistazo que estaba sin estrenar, justo delante de mis ojos.

¿Qué hombre no querría tener sexo con una profesora tan linda y bella después de haber llegado tan lejos? Bueno, no puedo asegurar que ninguno. Así que introduje mi polla rígidamente erecta en el coño de la profe Rin a través del hueco entre sus medias rotas y sus bragas.

Gracias a una hora de preliminares y a haberla hecho correrse hasta por si acaso, la vagina de la profe ya estaba completamente húmeda. Cuando mi polla besó la entrada, la rosada mucosa vaginal me envolvió y succionó como si quisiera atraerme hacia su interior. Mi polla se sentía caliente y agradable, y me alegró saber que la profesora también quería coger conmigo.

Pero como era de esperar, la profesora Rin era virgen, y cuando la punta de mi polla abrió su membrana virginal, se quedó en la cama y empezó a jadear.

—Hii, higuh, sob, sob…

—Profesora… ¿está llorando?

—…Es que, es que yo… Nunca he hecho esto antes, sob.

—Profesora…

—¡Eh, ueh, uuuh…!

Puedo ver la espalda de la profesora Rin temblando mientras me la cojo por detrás. Me doy cuenta de que mi cuerpo se mueve por su cuenta y siento como si me rociaran con agua fría.

—…Profesora.

—Sob, Seto… kun.

Así que le susurré suavemente y abracé suavemente su sorprendentemente delgada cintura por detrás, a pesar de sus grandes pechos y nalgas.

—Lo siento, profesora. Es que usted es tan linda y yo estaba tan feliz de poder conectarnos, que me estaba dejando llevar.

—……

—Estaba tan feliz de que pudiera escuchar mis problemas. Y lo estuve aún más cuando también me confiaste que estuviste sola cuando eras estudiante.

—Seto-kun…

Mientras se lo metía hasta el fondo del coño, pegué mi pecho a su espalda y le susurraba desde justo encima de la cabeza. En lugar de decírselo con palabras, es cientos de veces mejor comunicarte mientras se tocan juntas las mucosas de las partes importantes del cuerpo, para que le llegue el mensaje.

—Usted fue la única, maestra. La única que fue amable conmigo. Así que, si hasta tú me abandonaras, yo… —Sí, no sería bueno que solo yo fuera el único que se sienta bien. El sexo es entre dos personas, así que tengo que hacer que la profe se sienta bien también. Me puse a pensar qué hacer para eso, y estaba juntando palabras.

Las palabras que la profesora Rin quiere oír, el lugar que ella quiere, yo soy un bastardo mujeriego, así que tengo que dárselo como es debido.

—Estoy feliz de que usted sea mi maestra, señorita Rin.

—Seto, kun…

—Nunca había conocido a una mujer tan amable y atractiva como usted.

—Seto-kun…

La profe dejó de llorar y la opresión en su vagina, que me había estado apretando la polla tan firme hasta ahora, se aflojó de alguna manera. Es como si me faltara solo un poco más. Peiné con los dedos el brillante cabello negro de la profesora como si la estuviera acariciando con delicadeza, y seguí susurrándole pacientemente al oído.

Originalmente, a profesores y alumnos no se les permite ir juntos a un hotel del amor, ni tener relaciones sexuales tampoco. Para quitarle esa culpa de la cabeza y conseguir que fuera sincera, me pareció que un susurro apasionado que destrozara esas percepciones sería más adecuado que la lógica detallada.

Me encantas. Me gustas mucho. Eres la única en la que puedo confiar, profesora. Tiene una gran belleza, maestra. Es preciosa. Es amable y confiable, sólo la tengo a usted. Por eso quiero que tú también seas mía.

Cuando vertí esas palabras que darían a la profesora una sensación de felicidad en su cerebro desde sus oídos, la situación pronto cambió.

—Hah ♡. Hah ♡. Hah ♡. Hah ♡.

—¿Profesora? Su coño está ondulando y retorciéndose alrededor de mi polla. ¿Entiende lo que significa?

—Nn…♡.

Los pliegues del coño de la profe Rin están tan apasionadamente entrelazados con mi polla que no puede negarlo ahora, es como si su coño estuviera cortejando mi polla. Pero arruinaría todo si comenzara a moverme demasiado rápido y le causara dolor.

—No me moveré hasta que se calme, profesora, así que no te preocupes.

—Hah ♡. Hah ♡. Hah ♡. Sí ♡. E-entiendo ♡.

—En cambio…

—¿¡HIhgh!?♡. ¿¡Ohh!?♡.

Llevé una de mis manos, que sujetaba la cintura de la profe, a su estómago. La sensación de sus músculos abdominales es más suave que la de las chicas del club de tenis. Pero no está gorda ni mucho menos, es el cuerpo de una mujer que ha madurado con los años más que las chicas de su clase. O al menos, así es como yo lo siento.

Acaricié su vientre, apuntando a la zona donde estaba mi polla.

—Concéntrese en el interior de su vientre. Respire profundo.

—De-de acuerdo. Suu… haah~… suu…

—¿Puede sentir mi polla entrando hasta aquí, profesora?

—¿¡Highuh!?♡♡. ¡No-no me toques el ombligo! Seto-kun, deja de hacer eso ♡.

—¿Y por qué haría eso?

—¡Po-porque si no, sabré qué forma tienes! ¡Sabré cuán profundo llegó el pe… el pene de Seto-kun!

—Yo creo que si lo sabes no pasa nada. ¿Ve?

—¿¡Hahoh ♡!? Eek ♡. Ah ♡. Ku… uh ♡.

Cuando acaricié el bajo vientre de la profe, encontré un extraño «bulto» en la parte de atrás. Es mi glande, que está inyectado en sangre y hace tal bulto. Ella está siendo cogida por mí desde dentro y desde fuera al mismo tiempo.

Sigo utilizando un lenguaje educado con ella, pero nuestra relación jerárquica real ya se ha invertido. Ahora yo soy el que enseña y ella es la que aprende del sexo.

—Profesora Rin.

—Hah ♡. Hahih ♡.

—Puede sentir que mi polla se está poniendo muy dura, ¿verdad?

—Hah ♡. Hah ♡. Hah ♡. Haah ♡.

—Puedes sentirla, ¿no?

—La-la siento ♡. La cosa dura y gruesa de Seto-kun está expandiendo mi coño.

—Me gusta, profesora, por eso estoy así.

—~~~~Hh ♡♡.

Aunque las posiciones están invertidas, la composición de mí dándole a la profesora lo que quiere sigue siendo la misma. Sigo susurrándole palabras de amor y repitiendo que su presencia es necesaria para mí.

—Haah ♡. Eek ♡. Oh ♡. Nnoh ♡. No sigaas ♡. ~~~Hh ♡♡!! —La profesora era incapaz de terminar de hablar, sus hombros, no sólo su cuello, estaban de un rojo intenso, y la línea de su hermosa columna vertebral se agitaba y temblaba.

Desabroché su sujetador de diseño sencillo con el objetivo de liberar a la profesora de su asfixia. Las tetas que se derramaron por el impulso eran las más grandes de todas las chicas que me había cogido hasta ahora. Las areolas también eran proporcionalmente grandes, y el sudor de su piel era muy erótico mientras corría por sus pechos hasta los pezones.

Pellizqué ambos pezones con mis dedos y al mismo tiempo empecé a mover las caderas en pequeños círculos.

—¿¡Ahhh ♡!? ¡¡Ohhh ♡!!

—Te hice correr con mi lengua mucho antes, así que no es tan difícil, ¿verdad?

Pero Rin negó mis palabras. Agarró las sábanas con más fuerza y sacudió la cabeza hacia los lados, sin importarle que su pelo estuviera revuelto.

—¡Duele! ¡De verdad! ¡Dueleee!

—¿Todavía sientes dolor?

—¡No-no es eso! ¡Pero duele cuando tu polla llega al fondo de mi coño! ¿¡Highi ♡♡!? Seto-kun ♡. ¡¡Ah ♡!!

Agarré las tetas de la profesora y levanté la parte superior de su cuerpo. Ambos estábamos con las rodillas en la cama, y la espalda de la profesora quedaba contra mi estómago. Así es más fácil apretarle los pechos y siento que puedo penetrarla más profundamente con su peso descansando en el lugar donde estamos conectados.

Cuando moví las caderas desde abajo, la profesora torció el cuerpo de forma seductora y, aunque nunca lo había hecho antes, dejó que sus manos se arrastraran por mis muslos.

—Funyaaaaaah ♡. Oh ♡. Oh ♡. Nnooohh ♡.

—Profesora, ahora está comenzando a sentirse mejor, ¿verdad? Ya ha aprendido a sentirse bien durante el sexo, ¿verdad?

—¡No-no do shé, no do shé! Me hormiguea la espalda, me zumba la cabeza, ¡no lo entiendo en absholuto! —Es profesora de japonés, pero su vocabulario se ha derrumbado por completo, y ya solo está gritando palabras similares. …Pero su coño está chupando firmemente mi vara de carne, y el líquido lubricante que rebosa de su interior aumenta de volumen; el líquido corriendo por sus muslos manchando las sábanas.

Dejé de mover las caderas para probarlo. Como esperaba, ella ya mueve las caderas por su cuenta. Menea el trasero de forma muy seductora, como si estuviera imitando mis movimientos. Como era de esperar de una profesora. Aprende rápido.

—Aunque no lo piensas mucho, lo está haciendo bien.

—Oh ♡. Oh ♡. Oh ♡. Ngooh ♡.

—Entonces, por favor muéstrame más de tu linda cara.

—~~~Hh ♡♡. Me corro ♡♡. Ah ♡♡.

Estaba cogiendo casualmente con la profesora Rin. Ya no somos un profesor y su estudiante, sino sólo un hombre y una mujer.

—¡Ah, me voy a correr! ¡Ya está subiendo el semen…! ¡Voy a correrme dentro de su coño por primera vez, profesora!

—No puede… ser, uahhhh ♡♡. …Ah….

En el momento en que el placer que bullía dentro del cuerpo de la profesora cruzó cierta línea y una voz triste escapó de su boca, liberé mi esperma dentro de su útero.

Mi primera eyaculación en la vagina de una hermosa mujer adulta fue un tipo de excitación diferente a inseminar a una chica de mi clase. Pude notar que su coño maduro quería quedarse preñado instintivamente. Mi polla también estaba muy erecta, los pliegues vaginales me la succionaban sin espacio entre ellos. Sentí tanto placer con mi polla, que se sacudía con tanta fuerza dentro de la vagina de la profesora que involuntariamente giré el rostro hacia arriba y miré al techo.

Splurt, splurt, splurt, splurt. Un potente sonido pulsante resonó de su bajo vientre. …Era como si hubiera otro corazón latiendo entre mis piernas. Y cada vez que mi polla palpitaba, experimentaba tal placer que mis caderas se derretían y sentía como si se me fuera a caer el alma.

—Profesora Rin… Me gusta de verdad…

—Seto, kun… —Ahora no había otra forma de que la profesora no lamentara su preciosa primera experiencia que aceptar mi amor. En primer lugar, ella nunca tendría una mala impresión de este encuentro, ya que se supone que yo perdí mi virginidad con ella e incluso me corrí dentro.

La profesora Rin se volvió hacia mí y ella misma pidió un beso después.

—Nchu…♡. Chubba ♡. Chu…♡.

El sexo es placentero y te hace feliz. Si no te está forzando la otra persona y eres honesto con tus deseos sexuales al coger, puedes sentirte muy feliz. Mientras vertía mi semen en el útero de la profesora, le di muchos besos cariñosos y le acaricié suavemente los pechos y los pezones para que se convirtiera también en mi amiga sexual.

—Puha…♡. Haah…♡. Haah…♡. Haah…♡.

—Profesora, ¿se sintió bien el sexo?

—Chuu…♡. Rero…♡. …Sí, la polla de Seto-kun estuvo increíble. —Los ojos de la profesora se veían derretidos.

No sólo nuestros labios se encontraron, sino que también entrelazamos nuestras lenguas, intercambiando saliva y tragando la del otro. Me di cuenta de que acababa de correrme dentro y sin protección, lo que me había acercado mucho más a la profesora.

—Oh, mire, profesora, mire eso. ¿Lo ve? Eso…

—¿Eh…? Ah…

Estaba tan absorto en coger que no me había dado cuenta hasta ahora, pero en el techo de esta habitación hay un gran espejo que refleja la parte superior de la cama.

Allí se veía, en la cama donde las sábanas estaban arrugadas y desordenadas, la imagen de la profesora Rin en traje con las medias hechas jirones mientras estaba siendo cogida por la polla de su alumno.

—Su apariencia es de lo más pervertida, ¿no?

—Auuh…

—Mire, profesora, su coño se está abriendo con mi polla.

—No-no digas eso… Por favor, no digas nada más vergonzoso, Seto-kun.

—¡Oh, lo-lo siento! Por favor, no llore, profesora.

—Uuh…

No debería hacer eso. Me dejé llevar de nuevo y casi lastimo a la profesora Rin.

Me apresuré a disculparme con ella y volví a decir palabras de «me gusta» en su oído una vez más. Entonces, la profesora, que había dejado de llorar, murmuró con expresión embelesada.

—Sí, tú también me gustas…

En ese momento hice todo lo posible por reprimir la vil sonrisa que estaba a punto de desbordarse.

La profesora dijo unas palabras que no debería haber dicho. Aunque se dijeran por el ambiente del lugar, una vez dichas, estas tienen un gran poder.

—¿Lo que dice es cierto, profesora?

—…Así es.

—¿Podría decirlo una vez más?

—Seto-kun, me gustas…

—Una vez más.

—Me gustas… me gustas de verdad, Seto-kun.

En clase, la profesora a veces nos dice que «leamos el texto repetidamente». Recitándolo en voz alta, es más fácil de recordar. Por eso también hice que la profesora Rin repitiera ese «Me gustas» una y otra vez.

—Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Me gustas ♡. Seto-kun ♡. Me gustas ♡. Ah ♡.

—Profesora, usted también me gusta. ¡Lo digo en serio, profesora Rin!

—Es, ah, estoy tan feliz, Ah ♡. Me gustas ♡. Me gustas ♡. Aaah ♡.

Empezamos la segunda ronda, los dos estábamos desnudos y conectados, sentados, ella sobre mí, mirándonos a las caras.

Una vez que nos habíamos quitado toda la ropa, entonces no había profesor ni alumno. Sólo serían ciertas las palabras que dijéramos, el calor de la piel del otro al abrazarnos y el placer creado por el roce de las mucosas de nuestros genitales.

Agarré la cintura de la profesora Rin con mis manos, y ella cruzó las suyas detrás de mi cuello para darse apoyo. La profesora, mientras mecía torpemente sus caderas ante mis ojos, repitió la palabra «me gustas» con los ojos húmedos, por su cuenta, sin que yo le diera ninguna instrucción.

—Ngh ♡. Nn ♡. Seto-kun ♡. Chu ♡. Me gustas ♡. Me gustas ♡. Nngh ♡. Me gustaas…♡.

Las puntas de nuestras lenguas se acercaron y entrelazaron, y nuestras bocas abiertas se colocaron una encima de la otra en un beso. Quiero que nuestra piel esté lo más cerca posible, así que, desde ambos lados, la abrazo con fuerza. Y con ese impulso, libero mi semen en la vagina de la profesora Rin.

—Igualmente. A mí también me gusta, profesora Rin. —Volví a susurrar, y sentí cómo la profesora ponía su fuerza en sus piernas y coño, que se enroscaban alrededor de mi cintura. Gracias a eso, pude escupir cada gota de mi semen en el fondo de su vagina con una sensación de regocijo. 

 

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