Sasaki y Pii-chan
Vol. 5 Vacaciones y Vida Diaria Parte 2
Aunque asistimos al velorio de la madre de mi vecina, no participamos en la recepción, y en su lugar regresamos al hotel cerca de nuestros antiguos apartamentos. Me sentÃa muy mal por cómo habÃa ido todo. Debe haberle dolido aún más a mi vecina. TenÃa la intención de hablar con la Srta. Futarishizuka más tarde sobre el funeral del dÃa siguiente, incluyendo si asistirÃamos o no.
Después de regresar a la habitación del hotel, Pii-chan usó su magia de teletransportación para trasladarnos a la villa de Karuizawa. Aunque el gorrión todavÃa estaba absteniéndose de usar internet, recibió nuestro mensaje y vino a la habitación del hotel a recogernos.
Una vez en nuestro destino —el área de estar de la villa— nos enfrentamos unos a otros.
—Esto puede sonar repentino, —comenzó la Srta. Futarishizuka, mirando hacia arriba desde su taza de té humeante—, pero ¿les gustarÃa mudarse mañana?
Ella y yo estábamos sentados uno al lado del otro en un sofá, mientras que mi vecino y Abadón estaban sentados frente a nosotros en el otro sofá. La posición de «cabecera de la mesa» estaba ocupada por Lady Elsa. Pii-chan estaba posado en su pequeño árbol sobre la mesa baja.
—Música para mis oÃdos, —respondió Abadón—. Entonces, tú estás de acuerdo, ¿verdad?
—En realidad, no me importarÃa vivir en el hotel un poco más, —dijo mi vecina.
—La electricidad, el gas, el agua y el internet ya están funcionando, —insistió la Srta. Futarishizuka—. También he acelerado la compra de artÃculos para el hogar, asà que no les faltará nada. He recibido noticias de que el lugar puede ser entregado mañana por la mañana.
—…Ya veo.
—Aun asÃ, está llevando un tiempo preparar a los trabajadores. No podemos tener personas no verificadas en la propiedad, por supuesto. Asà que, durante un tiempo, tendrán que cocinar y lavar la ropa por su cuenta; o venir aquà a comer y lavar.
—Esta zona parece tener muchas plantas comestibles silvestres, asà que, por mi parte, estoy satisfecho.
—Está haciéndose frÃo, Abadón. Las plantas no estarán mucho tiempo más.
—Vamos, estaba bromeando. No te pongas tan seria.
El tema de conversación eran los arreglos de vivienda de mi vecina y Abadón. ParecÃa que todo estaba listo para que se mudaran. Y con la Srta. Futarishizuka manejando el asunto, probablemente su nueva casa estaba bien asegurada. No habrÃa más padres autoproclamados entrando por la puerta principal con explosivos. Eso me tranquilizó.
Pero al mismo tiempo, me estaba poniendo un poco impaciente. TenÃamos que hacer algo con respecto a nuestra próxima vivienda , pensé. ParecÃa que mi compañero de cuarto pensaba lo mismo.
— Parecen estar listos para mudarse. ¿Qué hay de ustedes? —preguntó Pii-chan.
—Literalmente leÃste mi mente, Pii-chan —respondÃ.
—Oh, Sasaki —dijo Lady Elsa—. Tengo una propuesta para ti.
—¿Cuál es?
—¿Por qué no le preguntas a Futarishizuka si puedes vivir aquà conmigo? Hay tantas habitaciones, y creo que ella estarÃa bien con el arreglo. Y yo estarÃa feliz de tener a alguien más con quien hablar.
Lo habÃa considerado. Estar aquà era cómodo—más cómodo de lo que podrÃa imaginar en cualquier otro lugar. Además, tendrÃamos tres comidas al dÃa, todas deliciosas y completamente nutritivas, sin siquiera tener que pedirlas. Aun asÃ, mi relación con la Srta. Futarishizuka me hacÃa detenerme a pensar. QuerÃa mantener cierta distancia entre nosotros.
—Vamos, vamos, ¿qué dijo ella? —preguntó Futarishizuka.
—Sugirió que vivamos aquà también, —le dije.
—Bueno, no me importarÃa. Pero solo si prometes no destruir el lugar. De hecho, tu gorrión parece ya estar bastante acomodado… a veces se va por una esquina y choca conmigo como si fuera un cristal, ¿sabes?
—……
Pii-chan se quedó en silencio, un poco avergonzado.
Ya estábamos haciendo que Futarishizuka cuidara de Elsa, y no querÃa endeudarnos más con ella. Además, no habÃa garantÃa de que nuestra relación cooperativa actual durara para siempre. También tenÃa la sensación de que ella era una persona muy influyente, y la idea de vivir con alguien asà me intimidaba un poco.
—Eh, tengo una sugerencia, señor…
—¿Cuál es?
—¿Por qué no vienes a vivir con nosotros?
—¡Oh! ¡Esa es una gran idea!
La rápida aprobación de Abadón vino con mucha presión. Probablemente querÃa mantener cerca a cualquier persona que pudiera ayudar a luchar contra los ángeles. También habÃa visto en el albergue en Atami que su opinión sobre Pii-chan habÃa cambiado desde el incidente con el Kraken.
—Eso realmente no serÃa bueno para las apariencias, —les dije—. PreferirÃa no hacerlo.
—…Ya veo —respondió mi vecina.
¿Un hombre de mediana edad viviendo con una menor con la que no estaba relacionado? Eso serÃa una locura. Gracias a mis nuevos poderes oficiales, dudaba que fuera arrestado por ello, pero no habÃa garantÃa de que mi estatus durara para siempre. Siempre era posible que mi relación con el Sr. Akutsu se deteriorara y todas las agencias bajo su mando se volvieran contra mÃ.
Me sentÃa mal por rechazar la oferta de mi vecina y Abadón, pero querÃa mantener mi reputación limpia por ahora; al menos mientras mi propio registro familiar todavÃa aplicara. No querÃa terminar con un historial llamativo.
—Y creo que es completamente posible ayudarles a los dos incluso si vivimos por separado, —continué.
—¿Ah, sÃ? Aunque vivir juntos parece bastante conveniente, —señaló Abadón.
—Dependiendo de la situación, podrÃa hacer que Pii-chan se quede en su casa, o algo por el estilo, —dije.
—No tengo objeciones a ese arreglo, —acordó el ave.
—Oh… no, realmente está bien, —insistió mi vecina—. No queremos molestarlo de esa manera.
Ahora que ella se habÃa echado atrás, el asunto de dónde vivirÃamos Pii-chan y yo a continuación se pospuso temporalmente. TendrÃamos mucho tiempo para pensarlo en el otro mundo. VeÃa una gran adopción de perros en mi futuro, asà que, si era posible, querÃa buscar casas unifamiliares grandes. Ahora que habÃa dejado mi antiguo trabajo con su salario mÃsero e invariable, tal cosa ya no era un sueño. Solo tendrÃa que buscar un poco más allá de la ciudad, en los suburbios.
NecesitarÃamos un lugar para lavar nuestros pies después de los paseos, justo al lado de la entrada. Muchas ventanas pequeñas en las paredes exteriores. Un porche cubierto con buena luz solar junto a la sala de estar. Aunque el jardÃn no fuera lo suficientemente grande para correr con un perro, aún podrÃamos tener un césped de buen tamaño para saltar y jugar juntos.
Una vez que comencé a pensar, mi mente giraba con posibilidades. Estaba emocionado solo de imaginarlo. Pero si querÃa convertir esa fantasÃa en realidad, nuestros acuerdos comerciales en el otro mundo serÃan extremadamente importantes.
—Por cierto, Pii-chan. Sobre los planes para esta noche…
—Hemos perdido un dÃa. ¿DeberÃamos ir allà temprano?
—SÃ, exactamente. Creo que eso deberÃamos hacer.
—Entendido. Entonces, allá vamos.
Era hora de trabajar para lograr mi escenario soñado con múltiples mascotas. Después de despedirnos de todos los que se relajaban en la sala, partimos hacia el otro mundo por primera vez en dos dÃas.
*
Después de teletransportarnos fuera de la villa de Karuizawa, primero visitamos al Conde Müller como solÃamos hacer. Dado que habÃa pasado mucho tiempo desde nuestra última visita a este mundo, me preparé para recibir malas noticias. Sin embargo, sorprendentemente, no habÃa pasado mucho. Pronto nos sumergimos en lo que se habÃa convertido recientemente en nuestra rutina: ver la carta en video de Lady Elsa y grabar la respuesta del conde.
El PrÃncipe Lewis, que habÃa estado vagando por mi baronÃa antes, habÃa terminado su inspección de la fortaleza en las Llanuras Rectan y habÃa regresado a casa. Ya se habÃa marchado de Baytrium, explicó el conde, y llegarÃa a la capital en cualquier momento.
Con eso resuelto, decidimos ir a mi dominio. Pii-chan usó su magia de teletransportación para llevarnos allÃ, incluyendo al conde. Cuando llegamos a nuestro lugar habitual en el cielo y miramos hacia abajo, una majestuosa fortaleza nos recibió.
Alrededor del 80 por ciento de las murallas circundantes habÃa sido construido. Y alrededor de esas murallas, el espacio que solÃa ser un mar de tiendas estaba ahora en proceso de transformarse en un pueblo de piedra y madera. Los trabajadores también parecÃan estar mejorando y manteniendo los caminos al mismo tiempo; vimos varios caminos de piedra en la zona.
—Me sorprende que hayan mantenido el ritmo acelerado, —comenté.
—Ni siquiera yo esperaba que la construcción avanzara tan rápido, —estuvo de acuerdo Pii-chan—. Sé que ya lo he dicho antes, pero el mago que los ayuda debe ser muy hábil. Los movimientos de los gólems parecen tan precisos como siempre.
—Nunca le habÃa oÃdo dar tal elogio, Lord Sabio de las Estrellas.
—Julius, ¿puedes decirme algo sobre el conjurador?
—No parece disfrutar de las visitas sociales. He investigado el asunto, pero no he logrado asegurar una visita. No deseo forzar la situación y hacer que se vaya, por lo que he estado comunicándome a través de otros en el lugar.
—¿Te importarÃa notificarnos si llegas a saber algo?
—No, por supuesto que no.
El Conde Müller parecÃa feliz mientras se inclinaba ante el ave. Veo que todavÃa adora al «Lord Sabio de las Estrellas» tanto como siempre.
Después de eso, descendimos y nos reunimos con el Sr. French. Según él, no habÃa surgido ningún problema notable tras la partida del PrÃncipe Lewis. La única parte de la fortaleza que aún quedaba por terminar eran los muebles y la decoración interior, y algunos de los que trabajaban en la construcción de las paredes y edificios ya se habÃan trasladado en esa dirección.
—Y después de eso, señor, creo que tendremos mucho trabajo en el frente de la autogobernanza también.
—SÃ, probablemente tenga razón en eso.
Estábamos charlando en una habitación dentro de la fortaleza; esta serÃa la sala de recepción, pero por ahora estábamos de pie. Aún no habÃan traÃdo muebles, asà que el lugar estaba vacÃo.
—En realidad, querÃa discutir eso, —dije—. ¿Seguirás al frente de la fortaleza? Yo vendré de visita regularmente y llevaré las decisiones que se tomen aquà a aquellos que están por encima de mà para su discusión.
—Disculpe por ser grosero, señor, pero si lo deja todo en nuestras manos, la gente hará lo que le plazca. La mayorÃa vino aquà voluntariamente, por lo que muchos están bastante apegados al lugar. Y no todos lo conocen personalmente, señor.
Eso, sin embargo, estaba de acuerdo con el plan: querÃamos que se unieran con suficiente Ãmpetu para superar al «Barón Sasaki».
—Lo siento por preguntar, —dije—, pero ¿podrÃa encargarse usted también de eso?
Recordaba haber dicho algo muy similar antes. Comenzaba a sentirme avergonzado al recordar cuán altivo habÃa sonado al proclamar que le entregarÃa toda la autoridad para el desarrollo territorial. Pero parecÃa que no pensaba que yo le dejarÃa todo; la gestión de los trabajadores y demás eran una cosa, pero el dominio real y permanente sobre mi territorio era otra. Ese era el núcleo del derecho de gobierno de un noble herziano.
Sin embargo, esto era algo de lo que Pii-chan y yo no podÃamos ceder. Después de todo, era difÃcil construir una organización desde cero. Las reglas sobre la autoridad oficial y otras regulaciones —como las que podrÃas tener en una empresa— me hacÃan doler la cabeza solo de pensarlo. Y decidir algo en el momento solo conducirÃa al fracaso en el futuro. Desafortunadamente, llevar a cabo estas tareas seriamente no se adaptaba al estilo de vida lento y relajado que buscaba.
Esto no era un juego de fingir en el que simplemente podrÃa nombrar a tal o cual persona para encargarse de esto, o a fulano para ser el ministro de aquello, dejando las cosas a quienes parecÃan buenos en cada tarea. Los que estaban en el terreno, los que se verÃan afectados, eran personas de otro mundo con una cultura y un conjunto de valores totalmente diferentes a los mÃos. Si intentara reunirlos a todos en una sola organización, solo estaba seguro de que fracasarÃa. Si pudiera escapar de todo el trabajo duro y la angustia al entregar los derechos e intereses de la fortaleza a otra persona, era un precio barato a pagar.
Echando un vistazo casual a mi hombro, vi un pequeño asentimiento del ave que estaba posada allÃ. ¡Está bien; aprobación del experto en polÃtica!
—¿E-está hablando en serio, señor? —respondió el Sr. French—. ¡No veo cómo eso le beneficia en absoluto! ¿No se evaporarán todos los fondos que se invirtieron en este proyecto si cometemos un error?
—Usted y los demás de Baytrium han hecho todo el trabajo desarrollando las Llanuras Rectan. Desde el principio habÃa planeado presentar la fortaleza al Conde Müller. ¿Aceptará?
—Señor, yo… —Los ojos del Sr. French se movieron entre el conde y yo, su mirada llena de incredulidad.
En lugar del inútil Barón Sasaki, el conde mismo comentó sobre el asunto.
—Si esa es su decisión, entonces la respetaré.
—Solo me gustarÃa preguntar, mi lord, —dijo el Sr. French al conde—. ¿Por qué le darÃa todo esto a un plebeyo como yo…?
—Como sabes, el Barón Sasaki no puede quedarse en esta fortaleza de manera permanente. Siempre supe que necesitarÃa a alguien más que sirviera en su lugar. Y si él te ha designado directamente para ese trabajo, entonces prefiero no hacer objeciones.
No habÃamos discutido esto de antemano, y aun asÃ, el conde sabÃa exactamente lo que estaba buscando. Y también era un buen trato para él, al tener otra base entre sus tierras y la frontera enemiga.
—Pero, mi lord, yo no soy un noble. Solo soy un chef…
—No le obligaré a hacer esto, —le dije—. Si desea priorizar su propio desarrollo como chef, entonces presénteme a alguien más que considere adecuado para el puesto, y discutiré el asunto con esa persona en su lugar. Personalmente, sin embargo, estarÃa extremadamente agradecido si usted aceptara el cargo.
—……
—Y en cuanto a la financiación, continuaré por el momento al ritmo actual a través de la CompañÃa Comercial Marc, —dije, apelando a su bolsillo para intentar ganármelo.
Me sentÃa culpable por cargarle tanto peso. Pero no pensaba que fuera todo malo para él, en términos de sus perspectivas en el otro mundo. Si le iba bien, podrÃa realmente transformar su vida. En unos años, podrÃa dejar su puesto, retirarse temprano y perseguir esa vida de relajación y ocio que Pii-chan y yo buscábamos. De hecho, en lo que a mà respecta, estaba más que bienvenido a disfrutar de bebidas y mujeres mientras aún estuviera en su puesto, si asà lo deseaba. En mi opinión, todos aquà se beneficiarÃan de mi propuesta.
—E-está bien, señor. ¡Haré mi mejor esfuerzo!
—Gracias por todo, Sr. French.
—Si alguna vez te encuentras en necesidad, no dudes en visitar mi finca, —añadió el conde.
Ahora que tenÃa el acuerdo del Conde Müller, sentÃa que se habÃa levantado un peso de mis hombros. Mis ojos se dirigieron hacia la ventana de la sala de recepción, y a través de ella vi, a lo lejos, grandes dragones volando hacia el cielo, saliendo del gran agujero que Pii-chan habÃa hecho. Me alegró ver que parecÃan felices y llenos de energÃa.
ParecÃa seguro asumir que este proyecto de fortaleza fronteriza estaba ahora completamente fuera de mi lista de tareas.
*
Una vez que terminamos nuestras tareas en el Reino de Herz, nos dirigimos a la República de Lunge. Después de transportar los bienes del almacén de la Srta. Futarishizuka al que pertenecÃa a la CompañÃa Comercial Kepler, fuimos a ver al Sr. Joseph con el inventario de productos en mano, todo negocio de rutina para nosotros en este punto.
Entramos en la sala de recepción de la compañÃa y luego finalizamos nuestro trato del dÃa. En cuanto a dinero, ganamos aproximadamente lo mismo que la última vez. El precio unitario de todos estos bienes era extremadamente bajo y estable en tiempos modernos, lo que facilitaba transacciones seguras y fáciles. De hecho, nunca tuve que preocuparme por alcanzar el punto de equilibrio.
Después de completar nuestro negocio, el Sr. Marc, también presente, querÃa discutir algo conmigo.
—El radio inalámbrico que nos entregó con el último envÃo no parece estar funcionando muy bien…
—¿Se refiere al dispositivo más grande que se encuentra aquà en la sede de la CompañÃa Comercial? —pregunté.
—SÃ. No hemos podido comunicarnos con nuestra oficina en el reino desde el otro dÃa.
—En ese caso, ¿le importarÃa mostrármelo?
—Por supuesto, por favor, échele un vistazo.
A su petición, salimos de la sala de recepción y nos dirigimos a un piso superior del edificio. El radio estaba instalado allÃ, debido al deseo del Sr. Joseph de mantener en secreto el uso del dispositivo. La entrada a la habitación estaba constantemente bajo vigilancia, y solo los tres tenÃamos permiso para entrar. La antena y el generador se habÃan colocado en una veranda adjunta.
En medio de la habitación habÃa un escritorio, y el equipo estaba dispuesto sobre él. Lo manipulé por un momento; no parecÃa estar recibiendo energÃa. Un poco más de manipulación no me dio las respuestas que querÃa, asà que me disculpé y regresé a los tiempos modernos, luego tomé un dispositivo de reemplazo del mismo modelo y se lo llevé. HabÃa anticipado este tipo de problema, asà que tenÃa varias máquinas extra almacenadas en el almacén de la Srta. Futarishizuka, todas ya configuradas; simplemente tomé una de ellas.
Después de intercambiar los radios, la nueva máquina se encendió fácilmente. Un rato más tarde, el Sr. Marc intentó comunicarse con el reino de nuevo a la hora regular. No tuvieron problemas y pudieron intercambiar información sin más contratiempos. La calidad de sus voces era más o menos la misma que antes.
Una vez finalizada la transmisión, el Sr. Marc se inclinó hacia mÃ.
—Lo siento mucho, Sr. Sasaki. Parece que lo he usado mal y lo he roto…
—Este tipo de cosas en realidad suceden mucho, —le aseguré—. No se preocupe demasiado por ello. PodrÃa haber sido un defecto de fabricación, dado lo rápido que se averió después de que se los entregué.
Mientras tanto, el Sr. Joseph también me hizo una pregunta.
—No quiero ser grosero, pero ¿estos dispositivos son realmente tan fáciles de reemplazar? Fue lo mismo con los transceptores, y por lo que puedo ver, este dispositivo parece casi idéntico en construcción al anterior.
—Traje un par de repuestos conmigo, —expliqué.
—¿Cuántos, exactamente?
—PodrÃas contarlos con una mano. Pero incluso si todos tienen defectos, tengo más en stock. Esperaba que surgieran algunos problemas, asà que solo necesitan decirme y puedo reemplazarlos para ustedes.
—¡Oh! Eso serÃa maravilloso.
Para estar seguro, decidà preguntarle a la Srta. Futarishizuka sobre la máquina rota cuando regresara a Japón.
Pii-chan y yo pasamos la noche en Lunge, recibiendo el mismo trato lujoso de siempre gracias a la CompañÃa Comercial Kepler. Al dÃa siguiente, una vez que confirmaron los productos que trajimos, se realizó la transacción y nuestro trabajo terminó. El Sr. Marc y el Sr. Joseph nos despidieron, y regresamos a la ciudad de Baytrium.
AllÃ, nos quedamos en nuestro alojamiento habitual de lujo durante varios dÃas. Sentado en el sofá de la sala de estar de la posada, discutà las cosas con Pii-chan.
—ParecerÃa que este viaje, al menos, ha pasado sin problemas, —comentó.
—Ojalá pudiera ser asà siempre, —dije.
—Supongo que el único problema es que el chef principal de nuestro restaurante favorito actualmente está ausente de la cocina.
—Lo siento. Realmente no te consulté sobre eso.
—No hay necesidad de disculparse. Sin duda, esto es un gran ascenso para él. Nos ha permitido disfrutar de muchos bocados deliciosos en el pasado, y siempre he tenido la intención de recompensarlo.
—Su restaurante aún está abierto. ¿Te gustarÃa ir a echar un vistazo?
—SÃ, eso suena bien.
Durante varios dÃas después de eso, Pii-chan me enseñó magia. Esta vez puse todos mis esfuerzos en aprender el hechizo para ir al trabajo. HabÃa convencido al gorrión de que, dado que habÃa aprendido ese hechizo de rayo láser, que se consideraba de nivel avanzado, probablemente podrÃa aprender otro de dificultad similar. Desafortunadamente, incluso cuando llegó nuestro último dÃa en el otro mundo, aún no pude producir ningún resultado.
Sigue asÃ, despacio y con constanciafueron las últimas palabras de mi maestro sobre el asunto.
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