Bastardo Mujeriego

Vol. 4 Capítulo 9. Mizuho no puede olvidar al bastardo solitario

—Nn… Ah…

En una noche tropical en pleno verano, se oían voces angustiadas, tenues, en los dormitorios de las hermanas de la familia Fujisawa. Mientras la hermana menor, Himari, dormía plácidamente, la mayor, Mizuho, daba vueltas en la cama como si tuviera problemas para conciliar el sueño.

En su sueño, un chico de su clase la violaba.

Los detalles no los tenía claros, ya que sólo era un sueño. Mizuho estaba siendo retenida por los brazos de Seto en un lugar desconocido, en una situación desconocida.

—No, puedes, Seto-kun, ya te dije que no.

—¿Qué pasa? Pero si está bien, Mizuho.

El chico que sujetaba por detrás a Mizuho con su uniforme escolar susurraba con una voz un 30% más alta que de costumbre, y luego deslizó su mano entre sus ropas. Cuando Seto comenzó a frotar sus pechos, dulces gemidos de Mizuho se escaparon de su boca.

—Huaah♡.

—¿Ves? Tú también lo querías, ¿verdad, Mizuho?

—E-eso, es… te equivocas♡.Ahh♡.

Seto estaba frotando los pechos y el bajo vientre de Mizuho, y mordiéndole el cuello con los labios. A pesar de ser un sueño, la sensación era sorprendentemente real. Era como si Mizuho estuviera repitiendo fielmente lo que había experimentado en la realidad.

Mientras era acariciada suavemente por Seto, Mizuho intentó una resistencia desesperada en su mente.

No, no, voy a tener sexo con Seto-kun si continúo así. No podemos hacerlo. No podemos, pero…

Mizuho sabía que no debería dejarse llevar por el ambiente y entregarse a un hombre tan fácilmente. Sin embargo, el deseo sexual que desborda del cuerpo de una adolescente sana no puede reprimirse ni un poquito. Aunque Mizuho no estaba familiarizada con lo que es el sexo ni con el placer que se obtiene al conectar con el sexo opuesto, desde hace mucho tiempo sentía interés por él.

Su corazón latía deprisa y su cuerpo estaba caliente. Sintió un cosquilleo en lo más profundo de su bajo vientre, y pudo notar cómo una mancha húmeda se extendía por sus bragas. El cuerpo de Mizuho parecía haber empezado a prepararse para conectar con Seto. Tal vez sintiendo esto, Seto dio una pequeña risa en el oído de Mizuho, y mientras mordía el lóbulo de su oreja con sus labios, trazó la hendidura de Mizuho con su dedo desde la parte superior de sus bragas.

—No, Aah♡.Ah♡.Nwah♡.

Las caderas de Mizuho se sacudían contra su voluntad, y sus mojadas y ya inservibles bragas se pegaron a su hinchado monte de venus, revelando su forma en todo su esplendor.

Sería violada. Iba a ser violada por Seto. Sería penetrada por su fuerte polla, su húmedo coño iba a recibirlo y se volvería suya. Y eso se iba a sentir increíblemente placentero.

—¡No-no, ya te dije que no pueedes!

Sin embargo, Mizuho seguía dudando. Se imaginaba a sí misma siendo cogida por Seto y gimiendo de placer, pero seguía conteniéndose en el último momento. ¿Por qué?

Era porque Takumi la estaba mirando. Para ser más precisos, Takumi no estaba allí, pero seguro que estaba mirando a Mizuho en alguna parte. Si Seto y Mizuho tenían sexo, Takumi lo sabría. Al menos, Mizuho en su sueño de alguna manera pensaba eso.

—Eso no es verdad.

Seto leyó la mente de Mizuho y negó sus temores.

—Inukai-kun no se enterará. Así que puedes sentirte bien sin dudarlo, Mizuho. Además, la verdad es que tú también quieres que cojamos, ¿verdad?

—Hauuhh♡.

—Sé honesta. Si lo haces, haré que te corras como una loca.

—Haaah♡.Haaah♡.Haaah♡.Haaah…♡.

La voz de Seto en el sueño representaba la voz de los instintos de Mizuho.

Ella quería que la violara. Quería que su coño, rebosante de miel, fuera revuelto por una polla caliente y dura, y llegar al clímax sin ningún pudor. Quería que su vagina fuera penetrada sin piedad por las fuertes caderas de un hombre, y que vertiera en su útero una espesa y abundante corrida. …El cuerpo de Mizuho, que había despertado como mujer, no dejaba de ansiar.

—Qui-quiero hacerlo. ¡Te lo ruego! ¡Por favor, hazme tuya, Seto-kun!

Antes de darse cuenta, Mizuho estaba gritando en voz alta.

—…Ah.

Y fue en ese preciso momento cuando su sueño fue interrumpido.

En la oscuridad antes del amanecer, sus ojos reflejaban tenuemente el techo familiar de su habitación. Mizuho levantó la mano hacia ese techo.

—Ah…

Los brazos de Mizuho cayeron silenciosamente sobre las sábanas.

—¿Fue un… sueño…?

En la oscuridad, Mizuho parpadeó y murmuró sin poder creerlo. Luego, su mirada vagó lentamente por el aire, buscando pruebas de que aquello no era la continuación de ese sueño.

El estante familiar con los objetos de siempre, el escritorio de estudio que ya conocía bien, y la cama de su hermana Himari, que estaba pegada a la pared del fondo. Himari, dándole la espalda a Mizuho, dormía plácidamente. Parecía que el grito de Mizuho solo había ocurrido en sus sueños.

Mizuho volvió a mirar al techo y soltó un suspiro de alivio.

—Haa…

Todo estaba en silencio. Aparte del aire acondicionado en modo reposo, que funcionaba suavemente, ni siquiera se oían los insectos. En medio de ese silencio, lo único que resonaba, desde hacía un rato, era el sonido de su corazón latiendo: thump, thump.

—Vaya, estoy sudando mucho…

El pijama ligero estaba empapado de sudor, y además, estaba muy abierto en la zona del pecho y el abdomen. No solo el pijama, también las bragas y las sábanas estaban completamente mojadas. Parecía como si hubiera pasado por un mal resfriado de verano. Además, Mizuho, que solía dormir sin sujetador, tenía los pezones visiblemente erectos a través del pijama.

Durante un rato, Mizuho se quedó mirando el techo, absorta en sus pensamientos. Poco a poco, su respiración se fue calmando, y su corazón recuperó su ritmo habitual.

Sin embargo, aunque cerrara los ojos de nuevo, sabía que no podría volver a dormir. Al menos, tenía que cambiarse el pijama y la ropa interior empapadas. …Y si era posible, también le vendría bien una ducha.

Con cuidado de no hacer ruido, Mizuho se incorporó y bajó de la cama.

—…¡Ah! Hmm… Ah ♡.

Pocos minutos después de salir de su habitación, desde el baño del primer piso de la casa Fujisawa se oía el sonido de la ducha y la voz apagada de Mizuho.

Unos minutos antes, pensando en lavar el incómodo sudor y enfriar su cuerpo, que estaba inusualmente acalorado, Mizuho decidió ducharse con agua fría en lugar de caliente. Que esa ducha no se limitara a ser solo una ducha, era evidente si uno observaba su estado actual.

—Ah… ♡. Kuh… ♡. Qué bien ♡. Se siente… tan bien ♡.

De pie sobre los azulejos blancos del cuarto de baño, Mizuho sostuvo la boquilla de la ducha en su mano derecha contra su entrepierna. El agua que salía por la boquilla rebotaba en el monte de venus de Mizuho, haciendo un ruido de salpicaduras. Esta, con una expresión de preocupación y sensualidad en su rostro, estimulaba suavemente su monte de venus con la mano izquierda libre, mientras movía su cadera de manera entrecortada.

Nn… ♡. ¿Por qué estoy así…? Pero no puedo dejar de sentirme caliente en absoluto…

Su cuerpo, convertido en el de una mujer por Seto, ansiaba impotente, buscando una solución a su frustración. Mizuho, llevada por sus impulsos, se entregó por lo tanto a la masturbación en su ducha de medianoche, a pesar de que sus padres y su hermana gemela dormían bajo el mismo techo.

—Nn ♡. Huuf ♡. Huuf ♡. Huuf ♡.

Los movimientos de los dedos de Mizuho eran monótonos y torpes, lo que mostraba que no estaba acostumbrada a masturbarse. De hecho, parecía desconcertada por el placer, perdiendo el control y sin poder contenerse. El hecho de que compartiera habitación con Himari hacía evidente que apenas tenía oportunidad de masturbarse en condiciones, algo que se podía intuir fácilmente por sus gestos inexpertos.

Solo jugaba torpemente con su clítoris, sin introducir los dedos en su vagina, como si fuera un juego infantil de imitación. Esa forma de masturbarse estaba muy lejos de poder aliviar la intensa punzada de deseo que sentía. Sin embargo, incluso con esa torpe acción, Mizuho comenzó a respirar agitadamente, y hasta se le formaron lágrimas en las comisuras de los ojos.

—Huaah ♡.

Poco a poco, los dedos de los pies de Mizuho, mientras permanecía de pie, se encogieron con fuerza. Las paredes de su vagina se contrajeron, su cadera y piernas temblaron, y con ese pequeño orgasmo suave, Mizuho ya no pudo mantenerse en pie. Soltó la boquilla de la ducha y se dejó caer al suelo, casi desplomándose.

—Ah, haa ♡. Haa ♡. Haa ♡. Haa ♡.

Apoyada en las manos sobre los azulejos, mientras el agua seguía corriendo, Mizuho jadeaba con el pecho subiendo y bajando de manera frenética.

Una mezcla de un dulce entumecimiento y una intensa sensación de calor se agitaba dentro de su cuerpo. «No es suficiente, no es suficiente», su cuerpo le gritaba con urgencia. La masturbación de Mizuho se fue volviendo cada vez más lasciva y desenfrenada.

—Mmm ♡. ¿¡Mmnuuuhh!? ♡ ¿¡Fmmgh…!?♡♡.

Aun cubriéndose la boca con la mano izquierda, sus gemidos escapaban y resonaban en el baño.

Sin embargo, a pesar de todo el placer que sentía, en el cuerpo de Mizuho solo se acumulaba una creciente frustración. Por más que intentaba alcanzar un orgasmo profundo, no lograba llegar a ese punto.

Seto-kun, Seto-kun, Seto-kun, Seto-kun…

En algún momento, Mizuho comenzó a imaginarse a sí misma siendo intensamente tomada por Seto. Mizuho siguió masturbándose, usando la visión de ser sujetada por las manos de Seto, por la fuerza de un hombre al que Mizuho no podía resistirse, y su polla penetrándola como loca hasta que se corriera. Pero, aun así, no llegó un clímax satisfactorio.

¿Por qué… por qué?

Sabía la razón.

Fue porque el sexo con Seto era tan increíble que no se podía comparar con esto. Una vez que conoció el placer de que su vagina fuera penetrada por una polla, le era imposible quedar satisfecha con sus propios dedos.

Mizuho se sentía terriblemente avergonzada de entregarse a un acto tan lascivo. Sin embargo, no podía detenerse, aunque lo intentara. Sus dedos se movían solos, su cadera se agitaba involuntariamente, y parecía imposible ponerle fin. Sin darse cuenta, Mizuho había comenzado a chupar y lamer los dedos de su mano izquierda, los cuales inicialmente usaba para contener sus gemidos.

—Mmmff ♡. Chupah… ♡. Jurururu… ♡.

En ese momento, Mizuho no estaba chupando sus propios dedos, al menos no en su mente. Estaba imaginando que eran los dedos de Seto los que lamía, y los que jugaban con su clítoris no eran los suyos, sino los de Seto.

Recordó el momento en la orilla del río, cuando Seto le robó un beso bajo el atardecer. La primera vez que sintió los labios de alguien del sexo opuesto. Las amables palabras que él le dijo antes de eso. Y luego, el sexo con él. Mizuho, que hasta entonces había tenido más cercanía con su amigo de la infancia, lo olvidó por completo, y su mente se llenó únicamente de Seto.

¡Ah, ah! Hazme correr, Seto-kun. Por favor, haz que me corra. ¡Ah, ah, ah, aaah!

Apretando con fuerza su clítoris, Mizuho temblaba sobre los azulejos del baño, luchando por no perderse en la abrumadora marea de placer que estallaba en su mente.

—¡Mmmmmm! ♡. ¡Aaaaaah! ♡.

Incluso en medio de todo eso, la imagen de Seto no dejaba de aparecer en su mente una y otra vez.

Eventualmente, la fuerza abandonó el cuerpo de Mizuho.

—Fwuah…

Se recostó, casi en un estado de trance, sobre los azulejos mojados por el agua que seguía cayendo de la ducha.

Mientras el calor en su cuerpo se disipaba poco a poco tras el intenso orgasmo, Mizuho murmuró su nombre sin darse cuenta.

—Seto… kun…

Y al día siguiente, Mizuho fue quien tomó la iniciativa de ponerse en contacto con Seto.


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