Bastardo Mujeriego

Vol. 4 Capítulo 10. Finalmente, Mizuho cae por Seto

—Hyah ♡. Hii ♡. Ggh ♡. Uuh~~~~ ♡.

—Aguanta, todavía no, Mizuho. No te corras hasta que yo diga que puedes hacerlo.

Mientras Seto le susurraba al oído, Mizuho asintió con la cabeza. No sabía por qué tenía que obedecer sus órdenes, pero su cuerpo pensó que era natural hacerlo, antes incluso de que su mente pudiera pensar en ello. Así es como Mizuho había sido completamente entrenada por Seto a través del sexo.

—Tu coño se está poniendo muy caliente, Mizuho. Puedes sentir como chupa mis dedos, ¿verdad? ¿Tan placentero es que froten esta parte de tu vientre? …Pero todavía tienes que ser paciente, ¿recuerdas?

—¿¡Oh!? ♡. Nmooh ♡. ¿¡Hmoh!? ♡.

Mizuho dejaba salir gemidos vergonzosos y desesperados, que recordaban al llanto de un animal. El dedo medio de Seto estaba estimulando su vagina, dándole un placer incomprensible y aun así diciéndole que no se podía correr. A Mizuho se le llenaron los ojos de lágrimas y los cerró con fuerza.

Mizuho estaba ahora en el salón de la casa de Seto.

La chica estaba completamente desnuda, y él también. Sus uniformes y su ropa interior estaban esparcidos por el suelo de madera como si solo los hubieran tirado unos sobre otros.

Mizuho, expuesta delante de Seto, tenía las manos sobre la encimera de la mesa del comedor por orden del chico y Seto estaba usando sus dedos para masturbarla desde atrás. Las manos de Mizuho estaban apretadas con tal fuerza que su piel se había vuelto blanca y, en contraste, su rostro mirando hacia abajo estaba sonrojado de un rojo vivo. Sus piernas fijas en el lugar y temblando, de puntillas, como si intentara escapar del placer todo lo posible.

Mizuho, que al principio había subestimado la situación, ahora ya no podía hacerlo, pues los largos dedos de Seto, moviéndose lentamente en el interior de su vagina, dejaban al descubierto uno tras otros puntos débiles que le eran desconocidos, y suplicaba desesperadamente a Seto que la perdonara en su mente.

Perdóname. Por favor, perdóname. Te lo ruego, por favor, deja de torturar más mi coño. Por favor, dime que puedo correrme. …Incluso las súplicas de Mizuho fueron fácilmente barridas. Habían pasado al menos dos horas desde que empezó este acto, pero la tortura de placer de Seto no mostraba signos de acabar.

—Mmha ♡. Haa ♡. Ha~ ♡. Ha~ ♡. ¡Ugh…!♡♡.

El cuerpo de Mizuho luchaba desesperadamente por tomar oxígeno en sus pulmones, intentando evitar a toda costa la sensación de asfixia. Los charcos en el suelo y sobre la mesa se habían formado; uno de ellos era de sus propios jugos de amor, y el otro, de la saliva que se había derramado de su boca entreabierta.

Los jugos de amor que corrían por sus muslos habían llegado hasta sus tobillos. Su clítoris, sobresaliendo de su capuchón, estaba enrojecido y reluciente como un rubí, clamando ser tocado, deseando ser apretado con intensidad.

—Sólo he metido un dedo, pero me lo aprietas muy duro~, Mizuho. Jajajá, si meto mi polla aquí, ¿qué crees que pasará?

—~~~~¡¡!!♡♡.

En el momento en que Mizuho oyó la palabra «polla» pronunciada por Seto, casi tiene un orgasmo en su cerebro. Apretó los dientes y de alguna manera se las arregló para no violar las órdenes de Seto, pero la vagina de Mizuho estaba esperando la inserción de su fuerte polla y empezó a pulsar a pesar de su voluntad.

—Oh, ¿qué es esto?

—¿¡Fuggghh!? ♡♡.

Seto acarició ligeramente con las yemas de sus dedo, el útero de Mizuho que había bajado. En ese momento, los hombros de Mizuho temblaron enormemente y su brazo sobre la mesa cedió por el codo.

A pesar de que Mizuho se encontraba en tal estado, Seto no intentó detener sus incesantes caricias sobre ella. Siguió masajeando sus pliegues vaginales y masajeó cuidadosamente su punto G.

—Hii… ♡. Ha~~ ♡. Uuuuuu ♡. Uuuuuu… ♡. Pwerdó, pwerdóñame. Seto-ku, ya pwerdóñame. Uahh ♡. Uaah… ♡.

Sólo había una razón por la que Seto estaba sometiendo a Mizuho a un tratamiento tan tortuoso. Estaba intentando sumergirla por completo en el pantano del placer para que la mujer que había conseguido nunca se le escapara.

En la entrepierna de Seto, su salvaje y viril miembro, a la espera de invadir el interior de Mizuho, palpitaba con un glande rojinegro hinchado, con grotescos vasos sanguíneos. Era fácil imaginar lo que sucedería con ella al introducir algo así en su interior, que ya estaba completamente empapado por las caricias tan minuciosas que había recibido.

—Si quieres que te la meta, solo dilo. Si eso es lo que quieres, te lo daré. ¿Qué vas a hacer?

—Ugh… ♡. Ah~ ♡. ¡Ah~…! ♡♡.

Mizuho fue incapaz de responder. Ella misma pensó que estaba respondiendo, pero lo que salió de su boca no fue más que un grito vergonzoso, indicando que se había rendido completamente a Seto. Sin embargo, Seto captó la intención de Mizuho por su grito, sonrió compasivamente, sacó el dedo de su coño y se colocó justo detrás de ella.

—Te has contenido bien, ¿verdad? Si te meto esto, puedes correrte con todas tus fuerzas…

La hendidura de Mizuho se crispaba y hormigueaba anticipando la polla de Seto. Este le agarró las nalgas y con una sonrisa en la cara, hundió su glande en aquel húmedo agujero.

—Nnnn ♡. …♡.

—Wow, esto es increíble… Me la estás succionando demasiado, Mizuho.

—¿¡!? ♡♡. ¿¡Hmm, ooh~~!? ♡♡. ~~~~¡¡!! ♡♡.

En el momento de la penetración, tal como se esperaba, Mizuho llegó al clímax. Y no fue solo un clímax cualquiera; mientras se chorreaba desde la zona de unión, experimentó un orgasmo profundo. La intensidad del éxtasis era tal que su corazón latía frenéticamente y sus pulmones encontraban difícil tomar oxígeno.

Me corro ♡. Me corro ♡. Me corro, me corro, me corro ♡. Me estoy corriendo por la polla de Seto-kun ♡. Mi estómago ♡. Está lleno de la polla de Seto-kun ♡. Mi cabeza ♡. Se está poniendo en blanco ♡. El sexo ♡. Coger ♡. Es increíble ♡.

El coño de Mizuho, que había sido cogido y explorado a fondo por la polla de Seto después de que éste tomara su virginidad, se estaba adaptando tanto a su miembro que ya podía decirse que era exclusiva para él, hasta todos y cada uno de los pliegues vaginales.

Los pies de Mizuho ya habían abandonado el suelo y estaba en una posición en la que apoyaba la parte superior de su cuerpo sobre la mesa. Los pechos presionados contra la superficie de la mesa amortiguaban el espacio entre el plexo solar de la chica y la mesa. Seto metía su polla sin protección en Mizuho, sus caderas temblorosas con gran emoción. Le amasaba las nalgas con sus dedos como si fuera su derecho natural hacerlo.

En realidad, incluso con lo que estaba pasando ahora, Mizuho había intentado rechazar hacerlo con Seto hoy. Aunque el otro día se dejó llevar por la atmósfera y terminaron teniendo sexo, consideraba que era extraño hacer ese tipo de cosas cuando ni siquiera eran pareja. Por eso, ella le propuso a Seto que ambos olvidaran lo que había pasado en aquel momento.

Sin embargo, era una afirmación ridícula.

Para decir eso, Mizuho se tomó la molestia de visitar la casa de Seto, sabiendo que él estaría allí solo, y además había ido por su cuenta. Hasta había comprado comida en el supermercado de antemano porque le preocupaba su estado nutricional.

Ante la propuesta de Mizuho, Seto dijo:

—…Sí. Es una pena, pero si eso es lo que piensas, Mizuho-san…

Al ver la expresión de Seto en ese momento, pensó: «Tal vez le haya dicho algo cruel», y sintió un dolor en el pecho. Mizuho no se dio cuenta de que había sido completamente atrapada por las habilidades de este mujeriego.

—Tu coño es increíble, Mizuho. Está tan mojado, tan caliente, es como si chupara mi polla.

—Hugh ♡. Uh ♡. ~~~ ♡.

—Sería imposible no tener sexo nunca más cuando se siente tan bien y me hace feliz. ¿No te pasa lo mismo, Mizuho? ¿No te hace sentir feliz?

Susurró Seto febrilmente, mientras acariciaba la carne vaginal de Mizuho, que yacía sobre la mesa, con su grueso pene. Los pliegues de Mizuho, que se habían aflojado tras dos horas de tanto que Seto usó sus dedos para darle placer, se enredaron con la vara del chico sin dejar espacio entre ellos. Estaban cortésmente sirviendo a la polla, como diciendo, «Gracias por cogerme».

Ah ♡. Ah ♡. Ahh ♡. La gruesa punta de su polla ♡. La parte trasera de mi estómago ♡. Está cosquilleando ♡. El lugar donde mis dedos no pueden llegar ♡. Está siendo frotado ♡. No puedo aguantarlo más ♡. Se siente tan bien, que no puedo resistirlo ♡. Me estoy corriendo ♡. Voy a correrme otra vez. Seto-kun ♡. Me voy a correeer ♡.

Como dijo Seto, era imposible olvidar ese placer. Tumbada en la mesa, Mizuho pensaba, mientras su cuerpo tenía espasmos por el fuerte orgasmo.

Cuando estaba bromeando con amigas, o mientras se dedicaba a nadar, o cuidando de su amigo de la infancia, era diferente: ahora sentía una abrumadora certeza de que «había nacido para esto». …Sí, tal vez nació para tener sexo con esta persona. De lo contrario, no sería posible alcanzar el clímax repetidamente de una manera tan fácil.

—Mizuho, puedes seguir corriéndote. Vamos, déjate llevar. Vamos, no te contengas, déjate llevar más. —Seto, de repente, había cambiado por completo y estaba forzando a Mizuho a alcanzar el clímax.

Había devorado a muchas mujeres y se había cogido a la hermana gemela de Mizuho, así que, si quisiera, no le supondría ningún problema jugar con la inexperta Mizuho. Agarró a Mizuho por ambos hombros mientras estaba tumbada boca abajo sobre la mesa, asegurándose de que no pudiera escapar, y luego presionó la punta de su rígida polla, que se estaba combada dentro de la vagina de Mizuho, contra sus profundidades más íntimas.

Mizuho dobló las rodillas, encorvó los dedos de los pies, dejó escapar un orgasmo ahogado y se hundió en un remolino de profundo, profundo éxtasis.

—Voy a eyacular, Mizuho.

Cuando susurró esto, a Mizuho no le quedaba la más mínima fuerza de voluntad para negarse. En lugar de responder con palabras, apretó con su coño la polla de Seto con más fuerza que nunca.

Cuando Seto tuvo su propio pecho presionado contra la espalda de Mizuho, puso suavemente sus propias manos sobre los puños de ella, que estaban apretados sobre la mesa.

—¡Ugh! …Ah, está saliendo. Mi espeso semen está saliendo como loco…

—Huu… ♡. Huu… ♡. Huu… ♡.

Mizuho, que estaba privada incluso de la fuerza para jadear ruidosamente excepto el poder apretar su coño, respiraba con dificultad como una bestia acorralada y estaba recibiendo la eyaculación masiva de Seto en su vientre.

Mientras el esperma de su compañero de clase era vertido en su útero recién estrenado, Mizuho se convertía cada vez más en su propiedad.

—…Te dije que no lo volvería a hacer. …Seto-kun, eres un idiota.

Después de terminar el sexo, Mizuho estaba en los brazos de Seto.

Estaba tumbada desnuda, ni en la cama ni en la alfombra, sólo en el suelo de madera, aferrada al pecho de Seto, que estaba de espaldas, y su cuerpo, que aún ardía, estaba cerca de él.

—Lo siento, Mizuho-san. Pero no puedo olvidarte, mucho menos ahora que he llegado a este tipo de relación contigo.

—…Detente. …Tonto.

Con una expresión «femenina» que nunca había mostrado a su amigo de la infancia, Mizuho murmuró.

La chica que había aprendido sobre el sexo era cada vez más hermosa, como una crisálida que eclosiona en mariposa. Y sobre todo, una vez que la chica había descubierto los placeres del sexo, se había vuelto lasciva a pasos agigantados.

—…Tu polla sigue muy enérgica, ¿verdad? …¿Quieres hacerlo otra vez?

—¿Segura?

—Se supone que iba a terminar con esto, pero terminamos haciéndolo igualmente, y si es así, ya no importa cuánto lo hagamos, ¿verdad? Además, lo pasarías mal si te dejara como estás ahora, ¿no, Seto-kun…? —Mizuho estaba sonrojada, pero al igual que Seto, sabía que no podía conformarse con solo una sesión de sexo. Para ocultar su vergüenza, decidió sonreír con alegría y montarse a horcajadas sobre el cuerpo de Seto—. …Siempre haces cosas por mí, Seto-kun, así que esta vez te devolveré el favor. Quédate quieto, ¿de acuerdo?

—¿Mizuho-san?

—…No uses el «san», solo llámame Mizuho. …Siempre me llamas así cuando lo hacemos. —Con una mirada y voz que se alejaban de la brusquedad, como un gatito pidiendo cariño, ella apeló al chico.

Mizuho puso entonces su mano sobre el pene de Seto, tan majestuoso y viril como siempre, y ella misma lo invitó al interior de su propio lugar secreto.

—Ah… mm… ♡. —Con el sonido de su unión lasciva, un gemido agudo salió de la boca de Mizuho. Ella colocó sus manos sobre el pecho de Seto y comenzó a mover sus caderas torpemente—. Hahn ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡.

—Mizuho, te ves increíblemente linda ahora.

—Aah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. No-no digas eso. Es vergonzoso, ¿sabes? …Shinji. …Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡.

Desde niña, Mizuho nunca había llamado a un chico por su nombre de pila aparte de su amigo de la infancia. Seto la miraba satisfecho mientras ella movía sus caderas sobre él, y también comenzó a empujar suavemente su cintura, intensificando la estimulación de ambos.

—Shi-Shinji ♡. Oye, ¿te sientes bien? ¿Te gusta tener sexo conmigo?

—Así es, es lo mejor, Mizuho.

—Ajajá… ♡. Ya veo ♡. …Mm ♡. Mm ♡. Mm ♡. Mm ♡. Mm ♡. Mm ♡.

—Uah…

Mizuho entrelazó sus manos con las de Seto como si fueran amantes y comenzó a mover sus caderas de manera más desenfrenada. Ya que él había eyaculado dentro de ella una vez, no le importaba y le permitió que lo hiciera dos, tres veces más, sintiendo el calor y el peso de su semen en su útero.

De esta manera, Mizuho se obsesionó cada vez más con Seto, aprendiendo de él el placer y la diversión del sexo.


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