¡Supervivencia en otro mundo con mi Ama!

Capítulo 155. Sitios históricos

—¿Cómo te sientes? ¿Se siente mejor?

—Sí… mucho mejor…

Era la tarde del segundo día desde que llegué a la base trasera para buscar las escrituras antiguas. Estaba acostado en la cama recibiendo un masaje de Bella, una aventurera oni rojo. Había pasado el día corriendo alrededor de la base trasera y usando mi azada para hacer más verde el entorno, lo que me dejó completamente exhausto.

Mientras regresaba sin fuerzas a la base, Shumel y las demás regresaban de recolectar información y me encontraron en ese estado.

—No quiero dejar todo este cansancio acumulado sin hacer nada.

—Bella, ¿por qué no le das un masaje?

—¿Yo? Bueno, no me importaría.

Antes de darme cuenta, ya me habían llevado a mi habitación, donde estaba acostado boca abajo en la cama mientras Bella me daba un masaje. Sus manos fuertes aplicaban la presión justa sobre mi cuerpo, y la sensación era tan placentera que sentí como si mi mente estuviera a punto de desconectarse.

¿Dónde estaban Isla y Grande? ¿Qué estarían haciendo? No podía concentrarme en otra cosa mientras Bella masajeaba mis no tan delgadas pantorrillas y muslos, relajando cada músculo tenso y mejorando mi circulación sanguínea. Una cálida sensación me envolvió, haciéndome querer quedarme dormido.

—Puedes dormir si quieres. Tal vez tenga que girarte de lado, pero no te preocupes por eso.

—Uyeyy… —Me dejé llevar por la comodidad y me quedé profundamente dormido.

—Buenos días.

Cuando desperté al sentir que alguien me sacudía, vi un gran ojo mirándome fijamente en la penumbra. Era Isla.

—¿Eh? Esto…

De repente recordé por qué estaba dormido. Bella me había dado un masaje tan relajante que me quedé profundamente dormido. La luz tenue que se filtraba desde la sala iluminaba la habitación; ya había oscurecido afuera.

—Lo siento, creo que había una reunión, pero me quedé dormido.

—Hmm, no pasa nada. La reunión ya terminó.

—¿Terminó?

—Sí, ya tomamos la desición. Vamos a explorar el punto al noreste que mencionamos ayer.

—¿De verdad…?

Isla mostró una expresión preocupada.

—Te ves cansado, Kosuke. ¿Hice mal al decidir por mi cuenta?

Sacudí la cabeza rápidamente.

—No, está bien. Mañana me disculparé con todos por haberme quedado dormido.

Sé que Isla trataba de ser considerada, pero no me parecía justo que quien había propuesto la reunión se quedara dormido y no asistiera. Tendré que disculparme con la Srta. Zamir, Shumel y los demás mañana.

—Lo siento, Isla. Y gracias por cuidarme.

—…Sí.

A pesar de mis palabras, Isla seguía mostrando una expresión algo sombría, como si le doliera pensar que tenía que disculparme. Tras darle unas suaves palmadas en la cabeza, me levanté de la cama y me estiré, listo para lo que viniera.

—Me siento mucho mejor ahora. Tengo hambre, así que creo que comeré, me daré un baño y volveré a dormir.

—Hmm, yo prepararé la cena para ti, Kosuke.

Me dirigí a la sala con Isla, quien cerró los puños con entusiasmo. Allí encontré a las arpías y a Grande charlando animadamente sobre algo. Al verme, me saludaron con las manos (¿o alas?) y sonrieron alegremente.

—Buenos días. Aunque ya es de noche… Perdón por haberme saltado la reunión.

—Oh, no te preocupes. Trabajaste mucho durante el día.

—Es cierto. Desde el cielo se podía ver que habías arado una cantidad enorme de tierra. Fue impresionante.

Grande y las arpías parecían no guardar ningún rencor. Aun así, me sentía algo culpable.

Después de eso, me bañé junto a Grande y las arpías. Tras el baño, disfruté de la cena que Isla preparó para mí y me fui a dormir enseguida. La cena fue ligera: una papilla de cebada ligeramente dulce, frutas y leche tibia. Isla consideró que era mejor evitar comidas pesadas si íbamos a dormir poco después.

Esa noche, todos nos acurrucamos para dormir juntos en la gran cama. El edredón de plumas de las arpías era increíblemente cálido.

A la mañana siguiente.

—Lamento lo de ayer.

—No pasa nada. La única información nueva que obtuvimos fue sobre una zona rocosa extraña al suroeste.

—Sí, está bastante lejos, así que será mejor comenzar excavando en las ruinas al noreste.

—Ah, lo siento por eso. Estabas profundamente dormido, y pensé que no debía despertarte.

—Pero al final fue bueno. Hoy luces lleno de energía y vitalidad.

En la mañana, me disculpé con Shumel y la Srta. Zamir, quienes aceptaron mis disculpas con amabilidad. La razón de mi buen estado era sencilla: lo único que todos hicimos la noche anterior fue solo dormir plácidamente. Creo que noches tranquilas como esa son valiosas. Espero poder repetirlo en Erichburg.

—Entonces, eh, el destino está a un día y medio a pie, ¿verdad?

—Sí, eso es. Si salimos ahora y acampamos durante la noche, deberíamos llegar alrededor del mediodía de mañana.

—De acuerdo, pongámonos en marcha. Shumel y los demás irán al frente, Isla y yo estaremos en el medio, y la Srta. Zamir será la retaguardia, ¿correcto?

—Me parece bien. ¿Qué opinas, Zamir?

—Estoy de acuerdo. Aun así, me sorprende que Kosuke-dono conozca las tácticas para moverse en grupos pequeños.

—Hay cosas parecidas en mi mundo.

Es una técnica clásica en los juegos de rol de mesa organizar al grupo colocando a los personajes fuertes al frente y al final. Supongo que aquí funciona igual.

También he escuchado que los lobos se mueven en línea: los más fuertes y jóvenes al frente, los más débiles en el medio, los segundos más fuertes detrás y, finalmente, el líder del grupo al final. Si quisiera ser más específico, la fila delantera suele estar formada por individuos experimentados pero mayores, que toman decisiones sobre el camino a seguir y controlan el ritmo general del grupo. Aunque, para no extenderme demasiado, mejor dejo esa explicación ahí.

Avanzamos con las arpías liderando el camino, haciendo pausas cada hora y media o dos horas para reponer líquidos y energías. Isla, debido a su pequeña estatura y limitada fuerza física, tiene un paso corto, así que la llevé a cuestas. Aunque insistió en que no era necesario, para mí no suponía ningún esfuerzo cargarla, así que me empeñé en hacerlo.

—Ver a Kosuke-dono moverse me genera cierta inquietud.

—Es bastante bueno que no te tambalees; así no me mareo con el movimiento.

Claro, la mayoría del tiempo avanzaba sin mover las piernas, imaginando el comando de acción W. Básicamente, era como permanecer de pie durante un largo rato, así que caminar a una velocidad normal no me cansaba en absoluto. Si quisiera, incluso podría hacer algo parecido al moonwalk.

Así continué caminando, minando sutilmente la cordura de la Srta. Zamir, que me observaba desde atrás. Al mediodía del día siguiente, finalmente llegamos a nuestro destino.

Nos encontramos en un páramo donde no crecía ni una brizna de hierba, con rocas y grava esparcidas por todas partes. Entre ellas, había fragmentos de piedra que claramente habían sido trabajados por manos humanas y los restos de lo que parecía ser un edificio de piedra en ruinas.

—Esto es… ¿qué habrá sido?

—Los cimientos están colapsados, y es difícil imaginarlo con lo que queda. Lo único evidente es que era un edificio grande.

Isla, después de bajar de mi espalda, tocó una roca cercana que parecía ser parte de los restos. La Srta. Zamir estaba junto a nosotros, mientras que Shumel y las demás habían comenzado de inmediato a explorar la parte superficial de las ruinas, buscando cualquier peligro o elemento sospechoso.

—Primero, construyamos una base de operaciones.

Por suerte, había muchas cosas alrededor que podían servir como materiales. Pensaba aprovecharlas al máximo.


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