Remake Our Life!

Vol. 8 Capítulo 2. Combo Parte 1

—Kyouya-kun, Kyouya-kun.

Escuché la voz de alguien. También sentí que me sacudían suavemente. La voz era muy dulce y la mano que me movía se sentía cálida.

Por un momento, en medio de mi somnolencia, pensé que quizá estaría bien quedarme así para siempre.

—…¡Sí!

Desperté de golpe y, con ello, todos los recuerdos de antes de dormir regresaron de inmediato.

Anoche, después de regresar tarde a casa, me había quedado hasta tarde terminando un informe para la universidad. Como resultado, dormí muy poco y, cuando la hora de mi turno en el trabajo a medio tiempo se acercaba, decidí recostarme un rato en la sala para descansar… pero terminé quedándome profundamente dormido.

—La alarma estuvo sonando todo el rato, así que me pregunté qué pasaba y bajé a ver. Te encontré dormido y pensé en despertarte, Kyouya-kun.

Miré mi teléfono y, claro, vi que la alarma había estado sonando sin parar. Si no hubiera sido por la consideración de Shinoaki, sin duda habría seguido durmiendo.

—Gracias… Si no me hubieras despertado, habría sido un desastre. Pero… ¿qué hora es? —Preso del pánico, revisé mi teléfono otra vez. Ya había pasado el horario del autobús que solía tomar, pero si me apresuraba, aún podría alcanzar el siguiente.

Definitivamente llegaría tarde, pero al menos podría llegar lo antes posible.

—¡Oh, lo siento, pero tengo que salir ya o estaré en problemas! —Me puse de pie, me estiré y tomé la mochila que estaba a un lado. Sin perder más tiempo, corrí hacia la puerta.

—Cuídate y que te vaya bien~.

Desde atrás, me llegó una voz tierna y reconfortante. Mientras respondía con un gesto de despedida, salí corriendo de la casa.

Recorrí la distancia hasta la parada de autobús a toda velocidad, sin aliento. Por suerte, parecía que lograría tomar el autobús que iba hacia la estación.

—¡Bi-bien, parece que lo logré!

No podía alegrarme del todo porque, de cualquier forma, llegaría tarde, pero al menos había acortado el tiempo de retraso. Después de todo, la distancia hasta la estación era demasiado como para caminarla, y los autobuses no pasaban con tanta frecuencia. Apenas había taxis en la ciudad, ni siquiera en la zona de la estación.

Me subí al autobús justo a tiempo y tomé asiento en la parte trasera. Solté un suspiro de alivio y, de inmediato, envié un mensaje de agradecimiento a Shinoaki.

«Alcancé el autobús de alguna manera. Gracias.»

«Qué bueno~. Debes estar agotado. Ten cuidado~.»

El mensaje de respuesta, con un tono tan dulce que casi parecía oírse en voz alta, llegó de inmediato. Después de responderle con otro agradecimiento, volví a soltar un suspiro, recuperando el aliento.

—Si Shinoaki no me hubiera despertado, seguro habría dormido hasta la tarde.

Gracias a ella, solo terminé saliendo con unos 30 minutos de retraso respecto a mi horario habitual. Aun así, no dejaba de ser un retraso. La próxima vez, debía evitar tomar siestas imprudentes para asegurarme de despertar a tiempo.

Solté un suspiro de alivio y miré por la ventana. Abril, que aún había estado frío, finalmente entraba en su segunda mitad, y poco a poco el clima se volvía más cálido. A simple vista, también parecía que el verde de la vegetación se había vuelto más abundante.

—Ya han pasado dos semanas… y se han ido volando. —Conté los días desde que había comenzado el trabajo a tiempo parcial con los dedos.

Todavía estaba lejos de sentirme completamente cómodo, pero al menos había alcanzado los dos dígitos en cuanto a días trabajados. Ahora, lo importante era acostumbrarme bien a las tareas y esforzarme por ser realmente útil.

—Después de eso, lo importante es lo que viene, ¿no?

No bastaba con simplemente cumplir con el trabajo del día a día. Una vez entendiera el funcionamiento del lugar, tenía que empezar a tomar iniciativa y, con el tiempo, conectar esas experiencias con las habilidades necesarias para ser un productor.

Si solo quisiera hacer el trabajo que me asignaban sin más, habría buscado un empleo a tiempo parcial más fácil.

—…Tengo que dar lo mejor de mí. —Me di una palmada en la mejilla para motivarme. No estaba en posición de permitirme llegar tarde.

Apenas llegué a la empresa, me dirigí directamente al escritorio de Horii-san.

—Disculpe por haber llegado tarde. Lo siento mucho.

Al final, gracias a que logré hacer bien las conexiones de los trenes, pude reducir bastante el retraso de 30 minutos que había previsto.

Aun así, no pude evitar llegar con 10 minutos de tardanza.

—Buen trabajo. Ayer también saliste tarde, ¿verdad? Avísale también a Matsuhira-kun.

—Entendido.

Tal vez porque era mi primer retraso, no me regañaron en absoluto.

Pero eso no significa que deba relajarme.

Podría haber dado la impresión de ser alguien descuidado con el tiempo. Y por experiencia, sabía que las personas que no reprenden directamente solían ser las más aterradoras cuando realmente se molestaban.

Prometiéndome a mí mismo ser más cuidadoso en el futuro, me dirigí al escritorio de Matsuhira-san.

—Jajá, ¿te quedaste despierto toda la noche haciendo tareas después de volver a casa ayer? Eso pasa, ¿no? —Matsuhira-san se tomó la situación con ligereza y rio sin darle mucha importancia tampoco.

—¿Tú también pasaste por eso, Matsuhira-san?

—No, yo era del tipo que repartía las tareas desde el primer día para no tener que desvelarme. Aunque sí tenía amigos que lo hacían. —Su respuesta sonó exactamente como lo que esperaba de él—. Más importante, ¿cómo te sientes? Si no has dormido mucho, no te esfuerces demasiado.

—Estoy bien, dormí un poco en el tren, así que no tengo sueño.

—Ya veo. Pero, aun así, la salud es algo que se deteriora cuando menos te lo esperas. Si empiezas a sentirte mal, avísame de inmediato.

Me pareció un gesto muy considerado, especialmente hacia un subordinado que encima había llegado tarde. Siendo alguien tan responsable, podría haber estado molesto con alguien que no cumpliera con las expectativas, pero no mostraba ni una pizca de irritación.

—Sí, muchas gracias. —Incliné la cabeza con sinceridad y, de repente, me surgió una duda—. Ah, cierto. ¿Todavía no ha llegado Takenaka-san?

—Ahora que lo mencionas, tampoco ha llegado. No ha avisado de que llegaría ta…

Justo en ese instante:

—¡Bu-buenos días! ¡Ah, no, lo siento! ¡¡No he llegado nada temprano, de verdad lo siento muchísimo!!

La aludida irrumpió en el departamento de desarrollo, sin aliento y con el cabello completamente despeinado. Su torpeza era tal que toda la oficina estalló en carcajadas.

—¡Eh, um, um! ¡¡Lo siento muchísimo!! —Takenaka-san, todavía desconcertada por la situación, seguía disculpándose apresuradamente.

Matsuhira-san y yo intercambiamos miradas y reímos ante la escena antes de soltar un suspiro.

—Bueno, entonces, empecemos con el trabajo de hoy.

—Sí.

—Uugh, de verdad que metí la pata hoy. Escucha esto, paisen. Desde la mañana derramé todo el líquido limpiador de mis lentes de contacto, medí mal el agua para cocer el arroz y me quedó todo aguado, y el joystick derecho de mi control de la play dejó de funcionar… Solo puedo describir este día como una maldita desgracia. ¿Será el karma? Porque, honestamente, hago muchas donaciones.

—Vaya, qué mala suerte tienes. Ah, por cierto, en la fila 22, los datos parecen estar corridos una celda.

—¡¿Eh, wahh?! ¡Es verdad! ¡¡Paisen, qué observador, muchas gracias!!

Se concentró en la hoja de cálculo y empezó a corregir los datos con rapidez. Aunque tenía ciertos descuidos, era evidente que tenía mucha experiencia usando la computadora.

—Siempre he pensado que escribes muy rápido y con mucha precisión.

—¡Por supuesto! ¡Yo era una jugadora hardcore de los MMORPGs[1]! ¿Conoces PCO[2], paisen?

—Sí, claro.

Era un MMORPG bastante famoso, no solo en Japón, sino en todo el mundo.

—En PCO, yo era la líder de un gremio con más de cien personas.

—¿Espera, e-eso fue… en la preparatoria?

—Sí, así es~. Como chateaba y enviaba mensajes como loca, terminé volviéndome toda una pro con el teclado. —Takenaka-san reía alegremente mientras seguía escribiendo su reporte de errores sin siquiera mirar el teclado. Su velocidad al escribir, incluso mientras desviaba la vista, era impresionante—. Aah, entonces, paisen, ¿seguimos con el próximo error?

—U-uh, sí. Dame un segundo.

Mientras miraba los documentos en mi escritorio, tecleaba en el teléfono móvil que tenía en la mano.

—Bien, el siguiente. Vamos a verificar el error en el que, al seleccionar y deseleccionar repetidamente las cartas durante una partida de «Shichi Narabe», el juego se congela.

—¡Entendido!

Durante estas dos semanas, habíamos estado trabajando en una misma tarea. Dicho de forma simple, nos dedicábamos a la depuración.

En Succeed, la empresa donde trabajábamos, el desarrollo de juegos para consolas había llegado a una pausa, y el principal negocio en ese momento era la creación de aplicaciones para teléfonos móviles.

En un principio, el desarrollo de estas aplicaciones solo se había planeado como un proyecto secundario para generar algo de ingresos extra, pero resultó que había una gran cantidad de personas buscando entretenimiento en sus teléfonos. Rápidamente, este sector se convirtió en una fuente de ingresos muy rentable.

Como era de esperar, una empresa siempre pone su esfuerzo en los proyectos de bajo costo y alta rentabilidad. No pasó mucho tiempo antes de que Succeed recibiera la orden de centrarse en fortalecer su división de aplicaciones móviles.

Nosotros estábamos trabajando en la versión más reciente de «Trump Game 50», uno de los títulos más exitosos de la compañía. Nos encargábamos de revisar nuevamente los errores ya corregidos para asegurarnos de que no volvieran a presentarse.

—Oh, parece que este problema está resuelto. Marca la verificación por ahora.

—¡Entendido! —Takenaka-san asintió con energía y colocó una marca azul celeste para indicar que la corrección era provisionalmente aceptada. Si la revisión posterior no encontraba problemas, la marca se cambiaría a azul oscuro.

Cuando todo el proceso de verificación se completaba dos veces sin fallos, el documento era enviado de vuelta al equipo de depuración. Si ellos también aprobaban la revisión, la nueva versión del juego se lanzaba oficialmente.

—Esto no es lo que imaginaba… —Takenaka-san frunció los labios con una expresión descontenta.

—¿Otra vez con lo mismo? —Respondí con una sonrisa irónica.

—¡Es que vamos! ¡Entré a trabajar en una empresa de desarrollo de videojuegos de vanguardia y, en estas semanas, lo único que he estado haciendo hasta ahora es jugar a los naipes! Pensé que trabajaría con RPGs, juegos de acción, ¡algo más emocionante!

—Este juego de cartas también está a la vanguardia. Tiene una interfaz bien diseñada y una calidad muy alta.

—Sé que tienes razón, pero aun así… —Pese a todo, Takenaka-san no parecía del todo convencida.

En realidad, si yo estuviera en su lugar, seguramente también me habría decepcionado. Si alguien entraba a Succeed, probablemente esperaría trabajar en RPGs de gran escala, títulos de acción o incluso simuladores que recientemente habían sido un éxito en el mercado. Además, la mayoría pensaba en juegos para consolas y pc, no en simples aplicaciones móviles.

Pero después de crecer, trabajar y ver cómo el tiempo libre de un adulto cambiaba radicalmente, aprendí a valorar de verdad este tipo de juegos. Algo tan simple como un juego de cartas podía convertirse en un producto exitoso porque ofrecía entretenimiento rápido, fácil de acceder y disfrutable incluso en pequeños momentos libres durante el día.

Es realmente interesante cuando tus valores cambian.

Cuando empecé a trabajar en este juego, hubo algo que me dijo el jefe Horii-san que me dejó una gran impresión.

Hashiba-kun, ¿alguna vez has buscado la palabra «pasatiempo» en un motor de búsqueda?

En mis años de estudiante, ni una sola vez lo había hecho.

—Entonces, recuerda esto. Hay muchas más personas de las que imaginas que buscan esa palabra en internet.

Para quienes estudiamos o trabajamos en algo creativo, el concepto de «tiempo libre» casi no existe. Y si llegamos a tenerlo, siempre encontramos algo que hacer, ya sea leer un libro o jugar un videojuego. Como estamos rodeados de información sobre lo que nos interesa, ni siquiera necesitamos buscarla activamente.

Pero para la mayoría de las personas, que están ocupadas con otras cosas en su día a día, decidir qué hacer en su tiempo libre no es algo evidente. Es por eso que el término «pasatiempo» suele estar entre los más buscados.

Además, esas personas rara vez tienen tiempo para dedicarle muchas horas a un juego. Como resultado, buscan experiencias que puedan iniciarse y detenerse fácilmente en cualquier momento.

«Trump Game 50» nació para cubrir esa necesidad. Y, tal como se había planeado, mientras los jugadores más apasionados lo ignoraban casi por completo, el juego seguía generando ingresos a un ritmo sorprendente.

—Es importante aprender a ver las cosas desde diferentes perspectivas. Si en el futuro te dedicas a la planificación de juegos, esa habilidad te será muy útil.

—Mmm… ¿De verdad es tan importante…?

Mientras jugaba a los naipes en su teléfono, Takenaka-san ladeó la cabeza con una expresión de duda. Tal vez, cuando su generación se convirtiera en el núcleo de la sociedad, la situación cambiaría por completo.

—Aun así, es curioso cómo, aunque tenemos el mismo trabajo a tiempo parcial, el líder hace cosas totalmente diferentes.

—¿Te refieres a Matsuhira-san?

Takenaka-san asintió enérgicamente.

—¡Sí, es increíble, ¿no?! Mientras nosotros solo estamos aquí tecleando y haciendo pruebas, él está llamando a personas en Estados Unidos, Rusia y otros países. Y el otro día, el director de «Exodus Frontier» vino a pedirle ideas en persona. ¡Eso es una locura!

«Exodus Frontier» era un simulador de fantasía para PlayStation 2, parte de una franquicia muy popular en el mundo de los juegos de consola.

Que un director de ese calibre, con años de experiencia en la industria, buscara consejo de un simple estudiante que trabajaba como becario, era algo completamente fuera de lo común.

Desvié la mirada hacia donde estaba Matsuhira-san.

Como siempre, hablaba por teléfono con expresión serena y en un inglés completamente fluido, escribiendo en su teclado sin detenerse ni un segundo. Su postura recta y firme lo diferenciaba claramente del resto de los empleados, que tendían a encorvarse frente a sus escritorios.

Matsuhira-san era, en esencia, el líder de todos los estudiantes que trabajábamos ahí a tiempo parcial. Si teníamos algún problema o necesitábamos ayuda, siempre se suponía que debíamos acudir a él.

En muchas ocasiones, debido a la falta de experiencia en el trabajo, mi aprendizaje era lento y me tomaba más tiempo completar las tareas, lo que terminaba causando inconvenientes. Sin embargo, ver cómo Matsuhira-san manejaba todo de manera inteligente y eficiente me resultaba, sinceramente, impresionante.

El jefe de departamento, Horii-san, también parecía depositar una gran confianza en él. Lo valoraba por sus habilidades lingüísticas y su capacidad para tratar con las personas, al punto de asignarle el rol de enlace con estudios de desarrollo en el extranjero y permitirle participar activamente en reuniones de planificación, tratándolo ya como a un empleado de pleno derecho.

Incluso con mis diez años de experiencia y conocimientos, sentía que él estaba en una liga completamente diferente.

—¿También lo admiras, paisen? —me preguntó Takenaka, que observaba el mismo escenario junto a mí.

—Sí, me gustaría ser como él, —respondí con total sinceridad, asintiendo.

—Es solo que llevo mucho tiempo aquí, nada más. No es para tanto, —dijo Matsuhira-san con una sonrisa forzada cuando, durante el descanso, Takenaka-san lo elogió con su entusiasmo habitual, exclamando: «¡Eres increíble!».

—¡Pero si eres un simple estudiante trabajando a tiempo parcial y te han dado un montón de responsabilidades importantes! Eso solo puede significar que eres realmente bueno en lo que haces.

—Hmm… pero si lo piensas bien, trabajar mucho tiempo en un sitio y que nunca te asignen tareas importantes sería una señal preocupante, ¿no crees?

—Ugh… —Takenaka-san gimió, como si hubiera recibido un golpe de lógica aplastante.

—Jajá, lo siento, quizá fui demasiado directo. Pero si puedes sentir que aprendes algo nuevo cada día, con el tiempo podrás encargarte de tareas más complejas, —añadió Matsuhira-san con calma.

—¿Así funciona…? —Takenaka-san murmuró mientras lo miraba con los ojos entrecerrados, bebiendo lentamente de su botella de té. Si esto la motivaba a querer aprender más, entonces valdría la pena.

Espera un momento…Algo que había pensado antes volvió a mi mente, y esta vez decidí ponerlo en palabras.

—Matsuhira-san, tú…

—¿Mmm? ¿Qué pasa?

—¿A qué universidad asististe?

Por su forma de trabajar y de pensar, no parecía haber estudiado en una universidad de artes.

Por eso, me preparé mentalmente para escuchar el nombre de alguna de las mejores universidades de Kansai.

—Ah, yo estudié en la Universidad Nacional de Kioto. En la Facultad de Economía.

Y, por supuesto, mencionó la universidad más prestigiosa de la región.

—¿¡La-la-la Nacional de Kioto!? —Takenaka-san exclamó antes de que yo pudiera reaccionar.

—Sí, aunque mis notas eran promedio, así que no es nada del otro mundo.

No, no, no. Claro que lo era. Más que suficiente, de hecho.

Al igual que en Kanto, en Kansai también existía una jerarquía universitaria bien establecida.

Las universidades privadas más prestigiosas formaban parte del grupo «Kankandoritsu»[3], mientras que, entre las nacionales y públicas, las más destacadas eran aquellas que seguían la tradición de las antiguas universidades imperiales [4] en Osaka y Kioto.

La Universidad Nacional de Kioto, comúnmente llamada «Kyokokudai», no solo era la más prestigiosa de Kansai entre las universidades imperiales, sino que, a nivel nacional, solo se ubicaba por debajo de la Universidad Nacional de Tokio en el ranking nacional.

Con razón es un tipo tan impresionante, capaz de hablar varios idiomas sin problema…

Juzgar a alguien solo por su universidad era un error, pero ver un caso como este me hacía pensar que, en efecto, había una relación.

—Es cierto que es una universidad conocida, pero simplemente estar ahí no significa que vayas a aprender algo por arte de magia, —dijo Matsuhira con naturalidad—. Lo importante es qué haces en ese lugar.

Cada una de sus palabras tenía un peso particular.

Que alguien pudiera decir eso con tanta claridad antes de entrar al mundo laboral, y además lo aplicara en la práctica… Me hacía sentir insignificante en comparación, a pesar de que yo ya estaba cerca de los treinta.

—Pero, en serio, Matsuhira-san, eres increíble. —Me di cuenta de que, cuando la admiración llegaba a cierto nivel, mi capacidad de expresarme disminuía. Frente a una persona sin puntos débiles, solo podía recurrir a comentarios simplones.

—Como dije antes, —Matsuhira-san nos miró a ambos intermitentemente—, yo no vengo de un entorno creativo, así que envidio a quienes sí han tenido la oportunidad de formarse en eso.

—¿Por el ambiente de las universidades de arte? —preguntó Takenaka-san.

—Sí. Lo que ustedes estudian es completamente distinto a lo que se enseña en la Kyokokudai.

Lo cual, por supuesto, tenía sentido.

—Pero bueno, siempre queremos lo que no tenemos. Al final, lo importante es respetarnos y complementarnos en lo que haga falta.

—¡Sí, lo haré lo mejor que pueda!

Tanto Takenaka-san como yo asentimos como niños pequeños.

—Bien, el descanso ha terminado. Volvamos al trabajo. —Con su sonrisa tranquila de siempre, Matsuhira-san salió de la sala antes que nosotros.

Apurados, nos apresuramos a seguirlo.

Así es, por eso debo hacer… todo en lo que pueda esforzarme.

Mientras hablaba con él, recordaba a todos en la casa compartida. Antes de envidiar a otros, lo primero es hacer lo que puedo hacer por mí mismo.

El trabajo de revisión de errores de ese día terminó por la tarde. No hubo errores fatales ni trabajo adicional.

El jefe me dijo que podía irme, y mientras me preparaba para hacerlo…

—Oye, paisen, ¿tienes tiempo hoy?

—Sí, no tengo nada urgente. ¿Por qué?

Al responder, Takenaka-san sonrió ampliamente y dijo:

—Entonces, ¿por qué no damos un paseo por Namba? No conozco bien esa zona, así que me gustaría que me la mostraras.

Frizcop: ¿Y la zona también?

—¿Eh? ¿No eres de aquí, Takenaka-san?

Me sorprendió un poco.

—Claro que no, con este acento tan neutral, es obvio que no soy de Kansai.

Bueno, su actitud era totalmente de Kansai.

—Está bien, entonces. Vamos.

—¡Genial! ¡Una mini cita con paisen! ¿A dónde me llevará~?

—¡Espera, solo voy a hacerte de guía!

Los otros empleados a nuestro alrededor se rieron suavemente.

Mientras todos nos miraban, le entregué a Matsuhira-san el informe de trabajo. Al ver eso, me di cuenta de que todavía se hacían informes en papel y no en digital, lo que me recordó que este era un mundo de hace diez años.

—Bueno, buen trabajo. Nos vemos mañana.

—Matsuhira-san, ¿también trabajarás horas extras hoy?

Le pregunté y, como siempre, él sonrió amargamente.

—Sí, parece que los textos de localización no son de buena calidad. Tendré que hacer una revisión total hasta mañana.

—Vaya, eso debe ser agotador…

Los textos de traducción se reciben de agentes en otros países, y a veces ocurren estos problemas. Probablemente no ajustan bien los matices dependiendo del país.

—El desarrollo tiene muchas ineficiencias… —Por un momento, parecía que la expresión de Matsuhira-san se oscurecía—. Jajá, parece que estoy tan cansado que ya hasta me quejo, ¿eh? Bueno, buen trabajo.

—Sí-sí, claro…

Probablemente, como dijo él, fue por el cansancio que parecía así.

Desde Higashi-Umeda, tomamos la línea Midosuji y bajamos en tres estaciones. La zona entre Shinsaibashi y Namba es una de las áreas comerciales más famosas de Osaka. Si eres de Osaka o de la región de Kansai, lo conocerías, pero…

—Yo siempre viví en Kanagawa, así que no conozco mucho de esa zona~.

Takenaka-san, que casi no había salido de Kanto, solo conocía la zona por el cartel de Glico[5].

—Si eres de Kanagawa, habrías ido a Tokio antes, ¿no?

—Sí, la casa de mis padres está en Azamino, así que solía ir a Shibuya a menudo.

Ah, esa zona. Creo que la línea Denentoshi pasa por ahí.

Recordé mi tiempo viviendo en Noborito. Usaba la línea Odakyu para ir al trabajo y, a veces, cuando había accidentes, tenía que hacer transbordo.

—¿No estaba siempre muy lleno el tren?

—¡Sí! Estaba tan lleno que sentía que iba a morir. ¿Pero por qué sabes tanto de eso, paísen?

¡Oh, no! Me confié y mencioné una experiencia de diez años después…

—Un amigo mío vivía allí. Siempre me contaba que era terrible.

—¡Ah, ya veo! De verdad, y no es broma. Especialmente en la zona de Mizokuchi, donde los empleados de la estación empujan a la gente…

Me sentí aliviado al ver que la conversación se desvió.

Últimamente no hablaba tanto con personas fuera de la casa compartida, así que debía tener cuidado.

—Si sabes de Shibuya, tal vez puedas adaptarte rápido a Namba, que es una ciudad parecida.

Aunque hay varias opiniones sobre esto, no estaría tan equivocado.

—Ah, así que Namba es así. ¿Y Shinsaibashi?

—Hmm, si hablamos de las tiendas, tal vez sea algo como Ginza.

Esto también es discutible.

—¡Ginza, eh! Bueno, para alguien como yo, aún es un poco temprano.

—Pero creo que en la zona de Amemura te adaptarías bien.

—¿Amemura?

—Sí, es una zona llamada «Avenida América», que está entre Harajuku y Shibuya… Bueno, es difícil compararlo.

Las grandes ciudades suelen tener una personalidad distinta en sus áreas, por lo que es posible hacer comparaciones generales entre zonas similares, pero es difícil ser preciso.

Especialmente en Osaka, donde ciudades vecinas pueden ser completamente diferentes en personalidad. Incluso Shinsaibashi cambia mucho dependiendo de la calle.

—Ya que lo mencionas, mira, ya llegamos.

Bajamos en la estación de Namba y, al salir a la superficie, el paisaje se extendía frente a nosotros. A la izquierda se encontraba el nuevo Kabukiza, y justo enfrente, un gran centro comercial y cine recién inaugurado.

—¡Vaya, está increíblemente lleno de gente!

Definitivamente, estaba mucho más concurrido de lo que esperaba.

En Osaka, las áreas comerciales se concentran a lo largo de la línea Midosuji, desde Umeda hasta Tennoji, y las otras zonas son más bien secundarias.

Así que si quieres descubrir cosas nuevas, basta con recorrer el área entre Umeda y Namba, que es relativamente pequeña, teniendo solo unos pocos kilómetros, y perfecta para caminar con tranquilidad.

—Entonces, si caminamos hasta Shinsaibashi, tal vez encontremos algo… ¿eh?

Justo al lado del cine, en medio de la concurrida Calle Comercial Ebisubashi, noté que se estaba celebrando algún evento.

—¿Qué pasa, Paísen?

—No, es solo que esa zona me llamó la atención.

Como había mencionado antes, esta área siempre presentaba novedades, por lo que era común que se realizaran exhibiciones de nuevos productos o estudios de mercado.

Por eso, normalmente no le habría prestado demasiada atención a un evento, pero por alguna razón, llámese intuición, esta vez algo me inquietaba.

—Ah, aquí está.

En un panel grande junto a la pared, se leía «Patrocinado por las universidades privadas de la prefectura de Osaka», acompañado de los nombres de varias instituciones.

Delante del panel, varias chicas vestidas con trajes llamativos de colores rojo, azul, verde y amarillo repartían folletos y dulces.

—¿Es una… promoción de universidades?

Eché un vistazo y vi que los folletos contenían información sobre jornadas de puertas abiertas, guías de admisión y descripciones de las clases universitarias.

—Vaya, así que ahora hacen cosas como esta. ¿Será por la baja tasa de natalidad?

—Probablemente. Ya no basta con dejar folletos en la oficina de orientación de los institutos, porque nadie los iría a buscar.

Aunque en aquella época la situación no era tan grave como en el futuro del que yo venía, la disminución del número de estudiantes seguía siendo un problema para todas las universidades.

Con tal de atraer nuevos alumnos, empezaron a organizar este tipo de eventos en las zonas comerciales de las grandes ciudades, intentando despertar el interés de los jóvenes en la educación superior.

—Oh, parece que la Universidad de Artes de Osaka también es patrocinadora para esto. —Takenaka-san, que había estado leyendo el panel, señaló ese detalle.

—¿Ah, sí? Entonces… —De repente, un pensamiento cruzó mi mente.

Un evento universitario, con la Universidad de Artes de Osaka como patrocinadora.

Si hubiera alguien repartiendo folletos con una sonrisa en este tipo de eventos… ¿a quién podría ver?

¡Hola! ¿Les gustaría uno de estos?

Mientras divagaba, una de las chicas dentro del grupo intentó entregarme un folleto y una bolsa de papel con dulces.

—Ah, bueno, en realidad soy estudiante de esta universidad, así que… —Dije, tratando de rechazarlo, y en ese momento, la miré a la cara.

—Ah, ya veo… ¿Eh?

Nuestros ojos se encontraron. Y en el mismo instante, ambos nos quedamos completamente paralizados.

—¡¡¿Eeeeeeeeeeeeehhhhhhhhhhhhhhh?!! —Casi al mismo tiempo, los dos soltamos un grito.

Las personas a nuestro alrededor se giraron de inmediato para mirarnos. Al darnos cuenta de la situación, nos encogimos y nos alejamos hacia un costado del evento para evitar llamar la atención.

—¡Paisen, digo, ¿por qué ese grito de repente?! —Sin entender nada, Takenaka-san también nos siguió.

Cuando nos aseguramos de estar en un lugar menos concurrido, la chica levantó la cabeza bruscamente.

—No lo puedo creer… —Su tono, antes animado y amigable, se tornó bajo, como si estuviera maldiciendo algo. Llevaba una gorra roja, una chaqueta del mismo color y una falda ajustada blanca. Su maquillaje ligero le daba un aire más adulto que de costumbre, pero no había forma de equivocarme.

Era Eiko Kawasegawa.

—…¿Por qué viniste aquí? —Con una voz aterradora, la promotora… no, Eiko Kawasegawa, como si estuviera lanzando una maldición, me interrogó.

—Ha sido pura coincidencia. Terminé temprano en el trabajo hoy y decidí mostrarle la ciudad a Takenaka-san, que es mi, um, compañera en mi trabajo a medio tiempo, y entonces… esto pasó.

Takenaka-san, al darse cuenta de la tensión del ambiente, hizo una leve reverencia en lugar de saludar con su tono habitual.

Kawasegawa la miró de reojo y soltó un profundo suspiro, como si el mundo se le viniera abajo.

—Fue un error. Si existía siquiera un 1% de posibilidad de que algo así ocurriera, debería haberte dado el calendario de eventos de antemano y haberte prohibido salir a la calle hoy. Y si salías, tendría que haberte ejecutado en el acto. Quise evitar que lo descubrieras, pero lo manejé de forma ambigua… y fallé. Completamente. Es lo peor.

—Lo siento, um, de verdad no fue intencional… —Justo cuando intentaba seguir explicándome…

—¡Kawasegawa-saaan! ¿Ya terminaste de hablar? Necesitamos que vuelvas pronto~.

Alguien, tal vez del equipo organizador o del departamento de relaciones públicas de la universidad, la llamó por su nombre.

—¡Sí-sí! ¡Lo siento, ya vuelvo! —Kawasegawa respondió y se dispuso a regresar. —Pero justo antes de irse, se giró hacia mí y dijo con firmeza—: …Tienes tiempo, ¿verdad?

Aunque lo formuló como una pregunta, su mirada dejaba claro que no aceptaría un «no» por respuesta.

—Terminaré en 30 minutos, así que espérame. Tenemos que hablar. —Con una seriedad que ni siquiera había escuchado en los proyectos de producción audiovisual en los que habíamos trabajado, Kawasegawa se aseguró de concretar la cita a la fuerza.

Después de que se marchó, yo seguía tan aturdido que, cuando Takenaka-san lanzó una pregunta peligrosa de repente, ni siquiera pude reaccionar adecuadamente.

—¿Esa chica tan hermosa es tu novia, paisen?



[1] Un MMORPG (Massively Multiplayer Online Role-Playing Game) es un videojuego de rol en línea donde miles de jugadores interactúan en un mundo virtual persistente. Los jugadores crean personajes, completan misiones, colaboran o compiten con otros y desarrollan habilidades en un entorno en constante evolución. Ejemplos populares incluyen World of Warcraft y Final Fantasy XIV .

[2] No sabría decir referencia a qué juego específicamente hace referencia, pero los MMORPGs más populares en japón en ese tiempo (2000-2010) eran o Ragnarok Online o Final Fantasy XI.

[3] Kankandoritsu es un grupo de prestigiosas universidades privadas en la región de Kansai, Japón, que incluye instituciones como Kansai University, Kwansei Gakuin University y Doshisha University. Estas universidades son altamente reconocidas y tienen un fuerte impacto académico y social en la región.

[4] Las universidades imperiales en Japón son un grupo de instituciones públicas de élite, consideradas las más prestigiosas del país. Incluyen universidades como la Universidad de Tokio, la Universidad de Kioto y la Universidad de Osaka, destacándose por su alto nivel académico y su influencia en la educación y la investigación.

[5] El cartel de Glico es una famosa señal publicitaria de Osaka, que muestra a un corredor en una pose triunfante. Se encuentra en el distrito de Dotonbori, siendo un símbolo icónico de la ciudad. Es ampliamente reconocido en Japón y representa a la marca de caramelos Glico.


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