Remake Our Life!

Vol. 8 Capítulo 5. Premium Parte 2

Al llegar a Shinsaibashi, revisé nuevamente el correo. Ya le había avisado a Nanako que iba en camino, y entonces noté que también me había enviado detalles más específicos sobre el lugar.

—¿Dentro de un restaurante…?

El mensaje indicaba el nombre del establecimiento y la ubicación de la mesa. A juzgar por esto, parecía estar con alguien y, quizás, había tenido algún tipo de conflicto.

—No me digas que… con el colaborador…

Había escuchado que se reuniría en persona con el productor de Vocaloid para discutir proyectos. Tal vez, en medio de una de esas reuniones, ocurrió algún problema.

El local indicado en el mensaje no era un sitio al que los estudiantes fueran con facilidad. Era un café-bar elegante y sofisticado, con un aire lujoso.

No era el tipo de lugar donde uno haría una reunión de trabajo. Pensando en qué otro propósito podría tener, solo se me ocurría una opción:

—Esto suena más a… una cita seria.

Nanako estaba allí y me había pedido que fuera de inmediato.

La situación no parecía buena en absoluto.

—¡Tengo que darme prisa! —Corrí hacia el ascensor y esperé impaciente mientras subía hasta el séptimo piso.

Apenas se abrieron las puertas, entré rápidamente en el local, donde un mesero me llamó de inmediato.

—Disculpe, señor, ¿tiene una reserva?

—¡Tengo una amiga adentro! —Sin perder tiempo, me abrí paso a la fuerza y empecé a buscar la mesa indicada—. ¿Dónde está…? ¡Maldición!

El lugar estaba diseñado con un trazado complicado y, además, la iluminación tenue para crear ambiente hacía que encontrar el sitio fuera aún más difícil.

A pesar de todo, finalmente logré ubicar la mesa. De reojo, alcancé a ver un destello de cabello castaño que parecía ser el de Nanako. Me apresuré a acercarme y, al confirmar que era ella, le hablé.

—¡Perdón por la espera! …Espera, ¿eh?

Nanako se giró para mirarme. Su rostro mostraba cierta tensión, pero no parecía estar en medio de un problema grave ni nada por el estilo. Y frente a ella…

—Ah… ¿Tú eres Gajiberry P?

Cabello verde claro, gafas plateadas de montura gruesa, ropa con un aire urbano. Su apariencia tenía un toque despreocupado, pero su rostro, con facciones marcadas, encajaba perfectamente con la idea de un «chico guapo».

Era un rostro que había visto muchas veces en eventos como el NicoNico Choukaigi o conciertos de anime. Pero ahora, aquí estaba, sentado con una expresión relajada.

—¿Eh? ¿Nos hemos visto antes? ¿He mostrado mi cara en algún lado?

En ese momento, me di cuenta de mi error. Como yo ya conocía su rostro por el futuro, lo reconocí de inmediato. Sin embargo, en esta época, él todavía era prácticamente un desconocido.

—Ah, no, bueno… Es que escuché que Nanako iba a colaborar contigo, así que pensé que tal vez podría ser. —Dije lo primero que se me ocurrió para salir del apuro.

—¡Ah, ya veo! ¡Entiendo! Habría estado bien que me lo dijeran antes, ¡qué mal, me siento culpable ahora!

—¿Eh?

La conversación estaba tomando un rumbo extraño.

—¡Tú también, Nanako-chan, si tenías novio, deberías haberlo dicho antes!

—¡¡!! —Sorprendido, miré a Nanako.

Ella, sin decir una sola palabra, se quedó completamente rígida y me lanzó una mirada que decía claramente: «Sigue la corriente.» Sus ojos prácticamente suplicaban.

…Ya entiendo.Sin dudarlo, me senté junto a ella para seguirle el juego.

—Mucho gusto. Soy Hashiba, el productor de Nanako.

—¡Ah, muchas gracias~! Soy Okada, aunque me conocen como Gajiberry P~.

Así que su nombre real es Okada… Esa fue una información inesperada, pero lo más importante ahora era otra cosa.

—Ah, bueno… Disculpa por esto. Con la forma en que surgió la conversación con Nanako-cha… digo, Nanako-san, ¡tuve todas las ganas de conocerte, Hashiba-san!

—A-ah, ya veo…

Era una persona con buen ánimo, pero si tuviera que describirlo en una palabra, diría que era alguien bastante «ligón». Se notaba que pertenecía a un mundo diferente al nuestro.

—Bueno, y le tuve que pedir que vinieras a la brevedad. ¡Por eso ahora puedo entender un montón de cosas! ¡Oh, y el caso es que quería hablar contigo sobre la colaboración que estamos planeando~.

Como si lo anterior ya no importara, Gajiberry P comenzó a hablar de los planes y los detalles de la colaboración. Eché un vistazo a Nanako de reojo. Su expresión seguía rígida y no parecía dispuesta a relajarse en absoluto.

—¡¡De verdad, de verdad, de verdad lo siento muchísimo!!

Después de despedirnos de Gajiberry P y caminar juntos por un rato, Nanako se detuvo de repente, inclinó la cabeza profundamente y juntó las manos en señal de disculpa.

—Más o menos me lo imagino, pero… ¿me usaste como tu supuesto novio para salir de un aprieto?

Nanako asintió varias veces y dijo:

—Es que se me confesó.

—¿Eh? ¿Se-se te… se te confesó?

—Yo pensaba que solo era una reunión de trabajo como siempre. Pero después de sentarnos, empezó a hablar con rodeos y, de repente, ¡me soltó la confesión de golpe! —Soltó un largo suspiro y continuó—: Y mientras pensaba en cómo rechazarlo, el primer nombre que se me ocurrió fue el tuyo… En serio, me sentí súper culpable, pero pensé que con eso podría salir del paso. ¡Y entonces me dijo que quería conocerte!

Seguramente, lo que quería era confirmar si de verdad tenía novio o no.

—Sabía que todavía estabas trabajando, pero te mandé el correo por si acaso podías venir. Si no, pensaba inventar alguna excusa para zafarme.

Al final, como yo llegué enseguida, la situación se resolvió de alguna manera.

—Así que sí, fue totalmente por mi descuido. Perdón… —Una vez más, Nanako inclinó la cabeza profundamente—. No tienes que disculparte tú. En primer lugar, el problema es que alguien se ponga a confesársete en medio de una reunión de trabajo…

Exactamente, esto no era culpa de Nanako. Tampoco era cuestión de andar con la guardia alta desde el principio, porque eso daría una impresión de paranoia. Al final, lo único que se podía hacer era reaccionar cuando algo así sucedía.

—Pero bueno, ya sabes, por lo que pasó aquella vez… ¿sabes?

—Sí-sí, pero…

Sabía que todavía lo tenía en mente.

Nanako ya me había confesado sus sentimientos muy claramente. Y aun así, entendió que no era el momento adecuado y decidió mantener nuestra relación enfocada en la creación de contenido juntos.

Seguramente ella también lo había asumido de esa manera, pero la situación la obligó a revivir todo de repente.

De verdad, vaya manera de complicarlo todo…Mientras me fastidiaba la falta de integridad y profesionalismo de Gajiberry P, solo podía sentir pena por Nanako.

Seguimos caminando en silencio por la ciudad. El verano en Shinsaibashi traía consigo una gran multitud, y el ruido ambiental ayudaba a que no tuviéramos que hablar. Decir algo ahora podría hacer la situación aún más incómoda.

—Oye, sabes… —Después de caminar en silencio durante unos minutos, Nanako rompió el silencio de repente—. He llegado a amar la música… mucho más de lo que pensaba.

—¿Qué quieres decir con eso?

Cuando le pregunté, Nanako sonrió con cierta amargura y dijo:

—Cuando este tipo se me confesó así de repente, la verdad me molesté y pensé «¿por qué justo ahora?», pero más que eso… me dolió no poder hablar sobre la colaboración. —Nanako había ido con la intención pura de hablar de música. Por supuesto, lo había hecho con respeto hacia su trabajo y con aprecio por lo que él creaba—. Y sin embargo, la conversación terminó siendo eso. Además, ni siquiera había escrito la letra de la canción que prometió tener lista para hoy… fue una gran decepción, en serio.

Mientras la escuchaba, sentí una extraña alegría.

Nanako se había convertido en una creadora increíble sin que me diera cuenta. Ya no hacía las cosas solo porque alguien se lo pedía o porque la alababan por ello. Había aprendido a dar prioridad a lo que nacía dentro de ella. Y eso… eso me hacía sentir inmensamente feliz.

—Voy a rechazar la colaboración con él. En su lugar, quiero enfocarme más en mis proyectos en solitario y en otras colaboraciones. ¿Está bien?

—Por supuesto, —le respondí.

—Quiero cantar mucho más, que muchas personas me escuchen, y que aquellos que, como yo antes, quieren hacer algo pero no tienen el valor, puedan encontrar fuerzas en mis canciones.

Recordé aquel momento en el futuro, cuando estaba sumido en la desesperación y escuché la voz de Nanako. Su canto era directo, sin impurezas, y me llenó de coraje.

—Es una gran idea. Algo realmente maravilloso.

Nanako sonrió de felicidad y dijo:

—No puedo quedarme estancada en este lugar. Hay tantas canciones que quiero cantar, tantas que quiero crear… No quiero perder tiempo en tonterías como esta. —Soltó esas palabras de golpe y, como si de repente se diera cuenta de algo, añadió—: Ah, pero… eso no significa que haya olvidado lo que siento por ti, Kyoya.

—Sí, lo sé.

Definitivamente, este había sido un día fuera de lo común, lleno de acontecimientos.

Desde la importante reunión de planificación, pasando por conocer mejor a Takenaka-san, hasta la conversación con Matsuhira-san, que me hizo reflexionar sobre mi futuro.

Y entonces, después de recibir el mensaje de Nanako, corrí rápidamente hacia donde ella estaba. Me vi envuelto en el alboroto provocado por ese problemático productor Vocaloid, pero al final logramos resolverlo todo, y finalmente…

Cuando me di cuenta, la chica que creía tener justo a mi lado…

—Va-vamos, Kyoya, volvamos a casa.

—Sí, vamos.

Ya estaba caminando muy por delante de mí, sin que me diera cuenta.

Cuando pasó la mitad de agosto, el ambiente alrededor de Tsurayuki se volvió repentinamente agitado. Aunque seguíamos viviendo juntos en la casa compartida, comenzó a ausentarse más seguido por llamadas telefónicas, y cada vez que regresaba después de una de ellas, lo hacía con una expresión visiblemente alegre.

Aquel día, Tsurayuki estuvo preparándose desde la mañana, y cuando nos encontramos, me dijo que se dirigía a Tokio.

—El editor me llamó de repente. Quiere que conozca a algunos escritores veteranos y a ilustradores. Parece que durante septiembre estaré yendo y viniendo entre allá y aquí. —Lo dijo mientras se ponía los zapatos en la entrada.

—Qué bien. Creo que eso ya significa que realmente te estás convirtiendo en un escritor.

—¿Tú crees…?

Tsurayuki ladeó la cabeza, como dudando, pero yo sentía cierta certeza.

Después de todo, un editor no se molesta en presentar a alguien a personas influyentes del medio si no ven potencial en él. Así que seguramente ya le había dado una valoración positiva.

Claro que los resultados concretos vendrían más adelante, cuando su obra se publicara y se supiera cómo le iría, pero por ahora, era claro que Tsurayuki había comenzado a caminar su propio camino.

Nanako, por su parte, tras rechazar la colaboración, recibió durante un tiempo disculpas de parte de Gajiberry P y algunas propuestas para «empezar de nuevo». Pero eventualmente esas comunicaciones cesaron, y ella pudo enfocarse de lleno en los preparativos para retomar su carrera como solista.

—Ese asunto ya no va más, pero me llegó otra propuesta de colaboración. Parece que con esa podremos avanzar rápido, así que estaba pensando en hacerla en paralelo con mi trabajo en solitario.

Cuando lo escuché, supe que también era una invitación de parte de un productor Vocaloid con gran futuro.

—Si me vuelven a confesar sus sentimientos… ¿puedo llamarte otra vez, Kyoya? —Me hizo esa consulta con una sonrisa a medio camino entre la broma y la incomodidad.

—Si puedo serte útil en algo así, entonces cuando quieras, —le respondí.

Y Nanako se echó a reír con alegría.

No sabría decirlo con palabras exactas, pero sentí que ella también había logrado encontrar una buena distancia respecto a lo que había entre nosotros.

Un día, en medio de esa nueva conciencia sobre la distancia que tenía con ambos, me quedé dormido en la sala, como de costumbre. Sabía que ese día tenía turno en mi trabajo de medio tiempo, y para no repetir errores del pasado, había puesto múltiples alarmas.

Al sonar la segunda, me desperté sin problemas.

—Mmh… ¿Shinoaki? —Al abrir los ojos, me encontré con su rostro de siempre, sereno y amable.

—Buenos días, Kyoya. ¿Hoy tienes que salir, cierto?

—Gracias. Sí, ya me voy.

Me colgué la mochila al hombro, me arreglé un poco el cabello, y me puse los zapatos en la entrada. Aún tenía bastante tiempo antes de que pasara el autobús.

Al abrir la puerta, Shinoaki me saludó con la mano, moviéndola suavemente.

—Cuídate, ¿sí~? Ah, ya envié la ilustración de la portada.

—¿En serio? Me alegra escucharlo.

Me sentí aliviado de haber superado uno de los mayores obstáculos, y salí de casa con el corazón un poco más ligero.

Mientras iba en el autobús rumbo a la estación, pensé en el trabajo de Shinoaki.

Había logrado terminar la tan complicada ilustración de portada. Aunque fue difícil, al final encontró un buen punto de equilibrio y pudo llevarla hasta la versión en color. Con eso ya se podía trabajar el diseño, y el editor a cargo también estaba muy contento de poder avanzar por fin.

Sin embargo, era evidente que la velocidad de dibujo de Shinoaki había disminuido. Parte de eso se debía a que este encargo era distinto a los anteriores, pero también sospechaba que las complicaciones con los bocetos iniciales la habían desgastado más de lo esperado.

—Aunque, al final, no puedo saber la verdad con certeza.

Shinoaki no solía hablar mucho sobre lo que podía o no podía hacer. Tampoco se quejaba, así que era muy difícil saber si había algo que la molestara… o mejor dicho, no tenía forma de saber nada en absoluto.

—Ah, tengo que hacer transbordo.

El autobús llegó a su parada, y los pocos pasajeros que iban a bordo comenzaron a bajar uno tras otro.

Yo también los seguí y me bajé del autobús, dirigiéndome hacia la estación.

¿Debería hablar más a fondo sobre el proceso de creación con Shinoaki…? No, si lo hago de repente, solo la confundiría.

Antes de pasar a la siguiente etapa, no sabía si debía tomar alguna acción. Pensando en eso, caminé hacia el andén del tren rumbo a Abenobashi.

Tal vez no me quedaba más que ir descubriéndolo poco a poco mientras seguía trabajando. Eso decidí, y me propuse seguir conversando con Shinoaki.

Claro que eso no significaba que tuviera alguna estrategia en mente.

—Tendré que hacerlo poco a poco.

Después de todo, nuestro trabajo juntos apenas había comenzado.

Cuando llegué al departamento de desarrollo treinta minutos antes de la hora fijada, me encontré con que el primero en llegar fue Matsuhira-san, quien al verme dijo: «Justo a tiempo». Y entonces me pidió que lo acompañara a la sala de reuniones.

Me puse de pie, preguntándome de qué se trataría, y justo en ese momento, Takenaka-san, que también había llegado antes de lo previsto, fue llamada a la misma sala.

—¿Paisen, sabes de qué se trata esto?

—No, a mí también me acaban de llamar.

Fuimos a la sala de reuniones, aún con la duda, y nos sentamos uno al lado del otro.

—Perdón por hacerlo tan temprano. No es nada complicado, de hecho es una buena noticia, —dijo Matsuhira-san, con una expresión parecida a la que tuvo durante la anterior junta de propuestas, lo que me hizo estar un poco alerta—. Bueno, les explico. Mi propuesta del otro día recibió oficialmente la luz verde.

Takenaka-san y yo nos miramos sorprendidos, y luego le aplaudimos suavemente.

—Gracias. Y con respecto a esta propuesta, me gustaría que ustedes dos también participaran.

Los dos pusimos cara de «¿eh?» al mismo tiempo, sorprendidos por sus palabras.

—Para el diseño conceptual visual quiero contar con Takenaka-san, y para la parte central del proyecto, la integración con smartphones, contigo, Hashiba-kun. Me gustaría que ambos participen.

La repentina propuesta nos dejó perplejos. Tal vez Matsuhira-san interpretó eso como duda, porque enseguida dijo:

—Sé que es algo repentino, pero ¿les parece bien pensarlo?

Pero antes de que terminara la frase, ambos respondimos:

—¡Sí, por supuesto!

—¿De verdad puedo? ¡¡Entonces encantada!!

Los dos estuvimos de acuerdo.

—Qué bien. Entonces más adelante les daré instrucciones más específicas. Cuando terminen el trabajo actual de debugging, vengan a verme.

Respondimos que eso haríamos y nos pusimos de pie al mismo tiempo. Justo cuando empezábamos a regresar a nuestros escritorios, Matsuhira-san, que estaba cerca, me dijo en voz baja:

—Estoy deseando ver lo que harás, Hashiba-kun.

—Yo también. Me emociona mucho esto, —respondí.

Yo también respondí igual de emocionado.

Matsuhira-san, quien luchaba solo por cambiar el ambiente de todo el departamento de desarrollo… Me pareció que ver cómo alguien con una determinación tan silenciosa iba a dirigir un proyecto era algo muy valioso para mí, que estaba aprendiendo a ser productor.

—Paisen, ¿no te sentiste un poco frustrado? —me preguntó Takenaka-san justo cuando volvimos a nuestros asientos.

—Claro, un poco de esos sentimientos tengo. Pero más que eso…

—¿Más que eso?

—Me emociona más el hecho de que por fin podré hacer un juego. Siento que, finalmente, estoy en la línea de partida.

No sabía si era una forma de elevar nuestra motivación, pero en la versión revisada del proyecto de Matsuhira-san, se incluyeron aún más ideas tanto mías como de Takenaka-san. Podrían ser detalles menores, pero sinceramente, me alegró mucho.

Además, me di cuenta de que todavía era inexperto y que tenía muchísimo que aprender. Por eso, trabajar para alguien tan competente como Matsuhira-san me parecía algo muy significativo.

—Así es~. ¡Yo también estoy súper motivada! ¡Me hizo pensar que tengo que estudiar más sobre ilustración! —dijo Takenaka-san.

Ella no solo estaría supervisando la parte visual, sino que también contribuiría con ideas para los personajes y otros conceptos. Ya se había decidido que se usaría completamente su estilo como tono principal del proyecto, así que debía sentirse bastante contenta.

—Ah, y, Paisen…

—¿Hm?

Me acerqué para escucharla mejor, y entonces, de repente, en un susurro, me dijo:

—…Voy a esforzarme mucho, ¿sí? —Sonrió ampliamente y regresó a su asiento.

Yo, por mi parte, no pude hacer otra cosa más que quedarme callado con el rostro completamente rojo.

No, no, no… Solo dijo que se va a esforzar, ¿por qué me pongo así? De inmediato se me vino a la mente la cara de Kawasegawa, claramente exasperada conmigo.

Sacudí la cabeza para recuperar la compostura y empecé la jornada de trabajo. Como aún no había nada concreto sobre el nuevo proyecto, me preparé para comenzar con las tareas de debugging de siempre. Justo cuando abrí el gestor de correos…

Mi celular sonó.

—¿Eh? ¿Un correo más…? —Saqué el celular, pero no era un mensaje. Esta vez era una llamada—. ¿De dónde será…?

El número aparecía, pero no estaba registrado. Sin embargo, el código de área indicaba que venía de la zona de Kishi, donde estaba la universidad.

Esperaba que no fuera una de esas llamadas de publicidad raras… Con cierta inquietud, presioné el botón de contestar.

—Hola, habla Hashiba.

Sin dar ni un segundo de pausa, la persona al otro lado comenzó a hablar con calma:

—Disculpe, soy Sajima, del Hospital Eitai de Tondabayashi. ¿Usted es amigo de Aki… Shino-san?

—¿Eh…?

Después de eso, ya no logré recordar nada más de la conversación, ni siquiera con el paso del tiempo.


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