Remake Our Life!

Vol. 9 Capítulo 1. La Ciudad Correcta Parte 2

—Cuando la cena esté lista, te llamaré, —me había dicho Jin-san al entrar a la habitación.

Yo pensaba que cenaríamos fuera, así que me tomó por sorpresa. Por si acaso, había traído dinero de sobra para gastos de comida.

—Espero que te guste~, —dijo también Shinoaki antes de regresar a su habitación.

¿Será que en esta casa no suelen comer fuera?

Me pareció curioso, pero unos 30 minutos después me llamaron, así que me dirigí al comedor.

Abrí la puerta que quedaba justo al frente de la entrada principal, y en la mesa para cuatro personas ya había alguien sentado.

Era un chico que parecía de edad de preparatoria.

No necesité esperar la explicación de Shinoaki para saber quién era.

Así que este es Yuu-kun…

Estaba sentado con la cabeza ligeramente agachada, y se parecía mucho a Shinoaki. Si ella se cortara aún más el cabello, probablemente se parecería mucho a él.

Tenía un rostro armonioso y un aire andrógino. Además, no parecía muy alto, y tenía ese tipo de apariencia que podría agradar tanto a chicos como a chicas.

—Buenas noches, un gusto conocerte, —le dije con un tono ligero.

Él apenas inclinó un poco la cabeza, sin responder palabra alguna.

Ahora que lo pienso, creo que Shinoaki mencionó que era tímido con los extraños.

No sentí la necesidad de insistir con otra conversación, así que simplemente tomé asiento.

Pasaron unos momentos en silencio. No sabía qué estaba pensando él, pero sentí que no le caía muy bien.

Qué incómodo…

Justo cuando pensaba que ojalá apareciera pronto Shinoaki o Jin-san, alguien dijo:

—¡Gracias por esperar~!

Como si hubiera escuchado mis pensamientos, Shinoaki abrió la puerta y entró al comedor.

—Ah, Yuu-kun, ayuda a papá, ¿sí?

Cuando ella le habló, Yuu-kun asintió y se levantó de su asiento.

Seguía sin decir una palabra, pero parecía ser obediente con lo que su hermana le decía.

Después de que él salió de la habitación, Shinoaki me miró y preguntó:

—¿Estabas hablando con Yuu-kun?

Por un momento, pensé en cómo debía responder, pero al final decidí no preocuparla innecesariamente.

—Sí, solo le di un saludo.

—No es muy bueno hablando, lo siento, —dijo Shinoaki, como si también estuviera preocupada por ello.

Al poco tiempo, Yuu-kun volvió acompañado de Jin-san.

Llevaban en las manos grandes bandejas con comidas suntuosas, de las que se desprendía un aroma delicioso que te hacía agua la boca.

—Guau, increíble…

Los platos comenzaron a colocarse uno tras otro sobre la mesa, claramente superando el nivel de la comida casera común.

Había un platillo que parecía carne de res guisada en vino, una ensalada colorida y bellamente presentada, pan recién horneado, y una sopa de un cálido color anaranjado, todo con una calidad digna de un profesional.

Antes de que pudiera preguntar «¿cómo es esto posible?», Shinoaki me respondió con precisión:

—Mi papá trabaja como cocinero.

Con eso, lo entendí todo de inmediato.

—Ya que era una ocasión especial, me entusiasmé un poco más de lo normal. Bueno, comamos, —dijo Jin-san, quitándose el delantal, y se sentó junto a Yuu-kun.

Así, todos juntos comenzamos a comer.

Pensé que no había ni una en cien posibilidades de que algo que se viera tan bien supiera mal, y por supuesto, todos los platos estaban deliciosos.

—Está… riquísimo —comenté, y cuando se lo dije a Jin-san, él sonrió y respondió:

—Me alegra que fuera de tu agrado.

—Como era de esperarse, la comida de papá es deliciosa~, —dijo Shinoaki con una sonrisa de oreja a oreja mientras disfrutaba de la cena.

—Esto… es totalmente distinto a lo que estoy acostumbrado. Me sorprendió, —añadí, impresionado por lo diferente que era todo, desde los sabores hasta la presentación.

Aunque yo también cocinaba de vez en cuando y era un chef decente, me di cuenta de que los pequeños detalles eran completamente distintos. Claro, al ser un profesional, era de esperarse.

Mientras saboreaba la comida pensando en si podría aprenderle alguna técnica, de pronto, Jin-san me dirigió la palabra:

—Hashiba-san, quería preguntarte algo…

—Ah, sí, dígame, —respondí.

Jin-san pareció algo incómodo mientras preguntaba:

—Esto… Aki… ¿cocina allá, donde viven ustedes?

En ese instante, el cuerpo de Shinoaki se tensó visiblemente.

—E-ella no cocina mucho en la ¡eek…!

En ese instante, Shinoaki me lanzó una mirada afilada como nunca antes había visto. Su rostro claramente decía: «¡¡No digas eso!!».

No-no me quedaba otra que seguirle la corriente.

—¡Sí-sí, claro que cocina, varias cosas! Ajajá…

—¿En serio? ¿Y hay algún platillo que se le dé especialmente bien?

—¿U-un platillo que se le dé bien? Eso, eh… bueno…

Lo primero que se me vino a la mente fue el ramen. Pero era ese que se prepara sacándolo del paquete y echándole agua caliente. Y aun así, incluso con algo tan simple, ella solía equivocarse bastante.

Desde el otro lado, Shinoaki ponía una expresión de «uuugh…», como si estuviera pasándola mal. Pero yo tampoco podía hacer mucho: yo mismo nunca había visto realmente cómo cocinaba.

Mientras yo titubeaba buscando una respuesta, Jin-san soltó un pequeño suspiro y dijo:

—Ya veo… más o menos lo entiendo… Aki.

—Sí-síii…

—No digo que tengas que aprender a cocinar de todo, pero… al menos lo mínimo, para que no te metas en problemas cuando haga falta, deberías saber hacerlo.

—…Sííí. —Más dócil de lo que esperaba, Shinoaki asintió ante las palabras de Jin-san. Al parecer, de verdad le convenía dejar atrás esa vida de sobrevivir solo a base de ramen instantáneo.

Es refrescante ver este lado de Shinoaki…

Aunque siempre había sido alguien razonable, verla toda cabizbaja mientras la regañaban un poco tenía algo de gracioso.

—Entonces, papá, enséñame a cocinar mientras esté aquí~.

—¿Cuántas veces te he enseñado ya? Si siempre terminas haciéndolo a tu manera.

Shinoaki infló un poco las mejillas, y Jin-san sonrió divertido. Era una escena entrañable, y aunque yo no tenía nada que ver, también me reí sin querer.

Aun así… qué persona tan tranquila.Volví a mirar a Jin-san.

Tenía el cabello un poco entrecano, cuidadosamente peinado hacia atrás, lo que se llama un all-back. Probablemente por su trabajo como chef, daba una impresión de limpieza y porte sobrio.

Aunque sus rasgos eran amables y no se parecía físicamente a Shinoaki, se notaba que esa calidez tan característica de ella la había heredado de su padre.

Parecía alguien que probablemente jamás había levantado la voz.

Y mientras tanto…

Mientras los tres reíamos con tranquilidad, eché un vistazo al hermano menor, Yuu-kun.

—……

¿…Eh?Tal vez solo fue una impresión mía, pero por un momento, me miró con una expresión claramente nada amistosa.

Aunque enseguida apartó la mirada, lo cierto era que apenas habíamos intercambiado palabra alguna, y aun así, lamentablemente, era bastante probable que tuviera una mala impresión de mí.

Ni siquiera hemos hablado lo suficiente como para haberle caído mal ya…

Una razón posible era que, como elemento ajeno, yo me había introducido en el entorno familiar, lo cual podía haber despertado cierto recelo. En otras palabras, un simple: «No vengas a estorbar».

Ah… no me digas.Una idea un poco extraña me vino a la mente.

Su actitud negativa hacia mí como intruso, sumada a su obediencia hacia las palabras de Shinoaki, me hicieron pensar que, tal vez…

¿Estará pensando algo como «no te lleves a mi hermana»?

Era una posibilidad. Después de todo, su hermana había regresado de repente a casa… y con un hombre. Más allá del motivo, si él lo interpretó bajo esa luz, entonces mi presencia no podía ser vista sino como algo incómodo.

Una figura que, en el peor de los casos, tal vez hasta podría formar parte de la familia en el futuro.

No, no, no… eso sería apresurado… ¿verdad?

Yo no lo veía así, pero desde su punto de vista, bien podría pensar: «¿Qué otra cosa parece esto, si no?». En cuanto a las apariencias, la situación claramente no jugaba a mi favor.

Después de todo, mi visita fue repentina, y seguramente le avisaron de ella como si fuera un hecho consumado, sin consultarle antes. Siendo así, su actitud de rechazo, como diciendo «yo no lo acepto», tenía bastante sentido.

«Mi hermano es muy responsable», había dicho Shinoaki en su momento.

Si su postura nacía de una fuerte convicción de que él debía proteger su hogar, su vida cotidiana, entonces… empecé a sentirme bastante culpable.

¿Podré hablar con él adecuadamente durante mi estancia?

A pesar de lo deliciosa que estaba la cena, la reunión terminó dejándome un sabor emocional un poco amargo.

Justo después de que se estableció el «acuerdo para desahogarnos del trabajo» con Nanako, surgió enseguida la pregunta de cuándo lo llevaríamos a cabo.

Tanto Nanako como yo éramos del tipo que actuaba tan pronto se nos ocurría algo, así que no lo dudamos. De inmediato fuimos a la tienda de conveniencia y compramos todo lo necesario.

—Traje latas de chuuhai[1], también jugo, algunos snacks para picar y apagué el celular, así que ya nadie va a interrumpirnos. Dicho esto… ¿estás lista, Nanako?

—¡Lista! ¡Bien, empecemos la reunión de quejarnos mientras bebemos!

—¡¡Perfecto, salud!!

¡Clank! El sonido agradable de las latas chocando marcó el inicio oficial de nuestra pequeña fiesta de quejas recién pactada.

—Mira, digamos que canto una canción que me quedó increíble, de esas que yo misma pienso «¡Esta es la mejor, me quedó genial!»…

—Ah, sí. Esas veces en las que dices «¡Lo logré, me quedó perfecto!».

—Y con toda la emoción del mundo la subo a Nico Nico pensando que es mi obra maestra, pero justo esas… ¡no reciben casi nada de visitas ni reacciones! —Suspiró profundamente.

—Y luego está eso, ¿no? Esas otras canciones que te preguntas si eran tan buenas realmente… ¡y esas son las que terminan recibiendo montones de elogios y las llaman tus grandes éxitos!

—¡Exacto, exacto, exactamente eso! O sea, claro que me hace feliz que la gente las escuche con tanto entusiasmo, ¿sabes? ¡De verdad me alegra! Pero si esa te parece buena… ¡entonces esta otra también debería gustarte!

—Vaya, te entiendo totalmente… —Mientras veía a Nanako lamentarse, me tomé otro trago de chuuhai. Por cierto, ella no aguantaba ni una gota de alcohol, así que esta noche estaba participando con jugo.

En realidad, nunca me había gustado mucho la idea de una reunión para simplemente quejarse. Prefería pensar en soluciones de forma constructiva, porque tendía a volverme serio en esas situaciones.

Pero escuchar a alguien como Nanako, que también era una creadora aunque de otro campo, lograba que mis propias preocupaciones se sintieran un poco más ligeras.

Bueno, aunque aún estamos lejos de resolverlas, claro.

Hablarlo, al menos, aliviaba la carga emocional. Y si servía para despejarse un poco en vez de seguir estancado y con depre, entonces valía la pena hacer algo así de vez en cuando.

—¿Y tú, Tsurayuki? ¿No tienes algo que quieras decir?

—No, si tengo un montón, en serio… —Me tomé otro trago de chuuhai y luego continué—: Soy malísimo con los borradores, para empezar. No se me da bien eso de planificar con detalle y escribir en base a un esquema firme. Por eso, si no logro superar esta debilidad, cada vez que tengo que hacer un borrador… es como si fuera a morirme. —Exhalé un largo y sonoro suspiro.

—Pero bueno~, si fuera tan fácil superar los puntos débiles, no sería un problema, ¿no~?

Yo entendía perfectamente que eso era un gran obstáculo para mí.

Por eso había comprado y leído muchos libros sobre cómo construir tramas o cómo organizar las ideas. Incluso me había adentrado en libros de negocios, pensando que quizás se trataba de otro tipo de enfoque mental distinto al de la narrativa. Lo había investigado por mi cuenta.

Sin embargo, hasta ahora, no había obtenido resultados muy prometedores.

—Mmm, es duro, ¿no? Cuando tus debilidades están tan claras.

—Totalmente… justo ahora, con todo esto, sigo con mil preocupaciones.

Nanako asintió varias veces y dijo:

—Yo también… eso que te contaba antes sobre las visitas a mis canciones, o el tema de elegir qué canción subir. Probablemente, si pensara mejor esas decisiones o empezara a sacar canciones originales, podría mejorar. Pero hasta ahora siempre he dependido de alguien más para eso…

—Ahí está. A mí también siempre me había tocado trabajar con alguien que era bueno organizando y estructurando, así que nunca me tomé en serio el esfuerzo de hacerlo por mí mismo.

Parecía que, de forma natural, la conversación nos estaba llevando a pensar en él.

Casi al mismo tiempo, los dos nos acordamos de él.

—Bueno, la idea es que no podemos depender tanto de él y tenemos que independizarnos, ¿no?

—Sí, suena muy noble, pero si no lo logramos, no sirve de nada.

Suspiramos juntos, una vez más, con fuerza.

Estaba claro que aún nos faltaba mucho para poder crear algo sin contar con él.

—Pero, ¿sabes? —Nanako habló de repente—. Tú, Tsurayuki… al final, cuando estás acorralado, siempre terminas sacando fuerzas y esforzándote por tu cuenta, ¿no?

Me sorprendió. Más bien, siempre había creído que en esos momentos era cuando más débil me volvía.

—No creo que sea así. Incluso cuando hicimos el juego, terminé huyendo. Si Kyoya y tú no hubieran venido a buscarme, habría seguido pudriéndome en Kawagoe.

—Pero Kyoya solo te dio el empujón inicial, ¿no? Yo creo que fue porque confiaba en que podías hacerlo, por eso se detuvo allí.

¿De verdad fue así…? Desde mi punto de vista, sentí que me habían tomado de la mano con fuerza. Pero al menos, para Nanako, no había parecido así.

—Por eso esta vez también… si das un paso más, siento que al final lo vas a lograr. Me fastidia admitirlo, pero lo creo en serio.

Independientemente de ese último comentario, ¿de verdad así era como me veía?

—…Ya veo. Entonces quizás todavía no estoy completamente contra las cuerdas.

Vi mi rostro reflejado en la lata de chuuhai que tenía en la mano.

Cuando acababa de regresar a Kawagoe, tenía un aspecto realmente terrible. Estaba demacrado, sin un atisbo de vitalidad, y la expresión «estaba muerto en vida» me venía como anillo al dedo.

Sin embargo, gracias a Kyoya, la vida volvió a mí de golpe. Pude actuar con determinación y enfrentarme a mi padre.

Solía pensar que todo se lo debía a Kyoya, pero al menos en lo que respectaba al valor que tuve para dar ese primer paso, sentí que quizá podía permitirme creer un poco en mí mismo.

¿Cómo habré cambiado…?

El rostro que se reflejaba en la lata parecía mucho más confiable que antes.

Al día siguiente, nos pusimos en marcha desde la mañana.

Como tanto Jin-san como Yuu-kun estaban de descanso, se ofrecieron a llevarnos en coche a recorrer la zona. Para mí, que no conocía nada de Fukuoka, fue algo que agradecí mucho.

Nos subimos a un Mini Cooper [2] algo antigua, de cuatro puertas, y apenas emprendimos la marcha, Shinoaki soltó una exclamación de decepción.

—¿Eh? ¿Las cabañas de ostras no están funcionando ahora?

—¿Perdiste la noción de la temporada al irte a Kansai? La temporada de ostras de Itoshima empiezan a partir de finales de octubre, —respondió Jin-san, riendo mientras sostenía el volante.

Ciertamente, se suele decir que la temporada de ostras es durante «los meses que tienen R en su nombre en inglés». Aún estábamos en agosto, justo en las últimas semanas de las vacaciones de verano, y «August» no lleva R. La temporada empezaba en septiembre.

—Ya veo… Perdón, Kyoya-kun.

—No te preocupes, de verdad, no pasa nada. —Me sentía un poco decepcionado, sí, pero era algo inevitable.

—Hay un lugar más adelante que sirve platos con ostras durante todo el año. ¿Les parece si vamos ahí?

Jin-san, atento como siempre, nos propuso eso con una sonrisa.

El coche avanzaba suavemente por la línea costera. La ciudad de Maebaru, donde se encontraba la casa de la familia de Shinoaki, era el centro de la región de Itoshima y ocupaba prácticamente toda la península.

Estaba bendecida con abundantes recursos marinos, y además de las ostras —de las que veníamos hablando hace un rato—, también eran famosos el sake local y las fresas.

…Todo esto me lo fue contando Jin-san mientras recorríamos el camino.

—Actualmente se está hablando de una posible fusión entre municipios. La idea es unificar toda esta zona y convertirla en la ciudad de Itoshima, —me explicó.

Sin embargo, parecía que la discusión aún no se había concretado debido a las consecuencias que esa fusión podría acarrear. Como Maebaru era el centro natural de la región, existía el temor de que las demás zonas quedaran rezagadas, por lo que querían tomar medidas preventivas antes de decidir nada.

Ahora que lo pensaba, en el mundo diez años en el futuro, solía ver a un streamer que decía trabajar como investigador en una universidad nacional de esta zona. También mencionaba que pasaba mucho tiempo en baños termales y tiendas de sake local. Era alguien que hacía retransmisiones muy divertidas de juegos como Pokímon o Anagami[3].

Recordaba que ese tipo mencionaba nombres de lugares como la «ciudad de Itoshima» o «Hatae» durante sus transmisiones.

Pero fuera de eso, mi memoria no alcanzaba mucho más.

Bueno, tampoco es que tenga conocimientos tan detallados de esta región.

Quizá cuando regresara a Osaka, valdría la pena investigar un poco más.

—Cuando me compraron mi bicicleta, solía venir mucho por esta zona con Yuu-kun, ¿te acuerdas? —dijo Shinoaki.

Yuu-kun asintió en silencio.

—Seguro les entusiasmaba poder llegar lejos. A menudo se iban los dos a pasear en la bicicleta y no volvían hasta el atardecer, —comentó Jin-san con una sonrisa melancólica, estrechando los ojos al hablar.

Se notaba que eran unos hermanos muy unidos.

—Y luego, en la tienda de golosinas en esa intersección…

Shinoaki y Jin-san continuaron conversando sobre la zona. Cosas como qué había pasado con tal tienda, o cómo había cambiado tal lugar. Aunque no era que ella hubiera regresado tras muchos años, parecía que esta región experimentaba cambios constantes.

Como me sentía algo fuera de lugar, observé a Yuu-kun, que iba sentado en el asiento del copiloto, a través del retrovisor.

—…… —Como siempre, no intervenía en la conversación. Incluso cuando Jin-san o Shinoaki le dirigían la palabra, él solo asentía sin decir nada. No parecía estar de mal humor, pero aun así, me preocupaba.

Con esta actitud, puede que hoy tampoco logre hablar con él…

Parecía que iba a necesitar mucho más tiempo para lograr un «segundo contacto». De hecho, empezaba a preguntarme si sería siquiera posible antes de que terminara el viaje.

Café Spade, en una hora de la tarde en la que casi no había clientes.

Era un momento perfecto para leer tranquilamente un libro, pero lamentablemente, ese día no había ido sola al café, sino acompañada.

—Ayer tuve un sueño, —dijo de repente la persona frente a mí, justo después de sentarse—. Soñé que tú y yo trabajábamos en la misma empresa. Tú eras mi jefa y yo tu subordinado. Pensé que íbamos a pelearnos como siempre, pero, sorprendentemente, trabajábamos bien juntos. Me pareció tan raro que incluso al despertar lo recordaba claramente.

Suspiré. ¿Por qué tenía que sacar justo ese tema así, de la nada?

—Si yo tuviera un subordinado como tú, Kuroda, creo que se me disolvería el estómago entero.

—Y si tú fueras mi jefa, seguro renunciaría a la empresa de inmediato.

Suspiramos al mismo tiempo. A pesar de ser dos personas que siempre se lanzaban palos, en momentos así parecíamos sincronizados. Era una especie de odio fraternal, o algo similar, probablemente.

—¿Y bien? ¿Qué pasa? Si me invitaste a tomar algo solo porque nos cruzamos por casualidad, es porque algo querías hablar, ¿cierto?

En realidad, sí. Desde que Kuroda había dejado la universidad, me preguntaba qué estaba haciendo ahora y qué pensaba hacer en adelante.

—Quería preguntarte cómo estabas últimamente.

Kuroda se quedó pensando un momento ante mis palabras y luego dijo:

—¿Le pasó algo a Hashiba? ¿O tú estás preocupada por tu futuro? —Respondió así, de pronto.

—No estamos teniendo la misma conversación, ¿sabes?

—Bueno, lo que pasa es que si tú me haces una pregunta así, es porque quieres usar mi situación como referencia para pensar en lo que te pasa a ti o a Hashiba, ¿cierto?

Había dado justo en el clavo. No solo sobre mi interés por Hashiba últimamente, sino también por mi propio futuro, y el hecho de que quería tomar como ejemplo lo que Kuroda estaba haciendo.

—Jijí, lo siento. Parece que nunca voy a cambiar la forma en que digo las cosas.

—Está bien. Yo también hice una pregunta bastante superficial. Olvida lo que dije antes.

Kuroda soltó un leve suspiro y dijo:

—Últimamente… bueno, he estado pensando en nuevas formas de formar talento. —Quizás lo dijo por consideración hacia mí, compartiendo un poco de su situación actual.

—¿Te refieres como productor?

—Sí. Tú lo entenderás… No basta con pagarle a un creador para que haga su trabajo. Encontrar el equilibrio entre reconocimiento y recompensa es complicado.

Lo comprendía. Incluso los profesionales solían luchar con ese equilibrio, y parecía que muchas empresas o productores lo manejaban de forma superficial.

Y por eso mismo, también era cierto que había creadores que terminaban heridos y quedaban incapaces de seguir trabajando.

—Últimamente, he tenido que negociar bastante para que se dé el crédito apropiado a los creadores. Pensé que sería más fácil que reunir dinero, pero resultó ser sorprendentemente complicado. Bueno, al menos me sirvió para aprender cuánta gente hay que se preocupa demasiado por las apariencias.

Me sorprendió ver que incluso alguien como Kuroda, que conocía tan bien la industria, seguía intentando aprender cosas nuevas con seriedad.

A nuestra edad, tanto él como yo, era fácil dejarse llevar por el impulso de la juventud y fingir seguridad. Pero Kuroda realmente pensaba en el futuro de los creadores que apoyaba, y actuaba con base en ello.

Ya estaba pensando mucho más adelante que nosotros.

—Jijíi, vaya cara de sorpresa tienes, ¿eh?

Como había dado justo en el blanco, me quedé sin palabras por un instante.

—Sí… es que pensé que eso ya lo habrías superado hace mucho.

—No soy un robot, ¿sabes? También dudo cuando tengo que tomar decisiones, y a veces elijo mal y me arrepiento.

Pensé que era inusualmente humano de su parte decir algo así.

—¿De verdad?

—Sí. Últimamente he estado pensando que no debí dejar ir a Shino.

Una descarga eléctrica me recorrió la cabeza. Recordé de inmediato que Hashiba me había preguntado por eso no hacía mucho.

—¿Te refieres a que hubiera sido mejor llevarla directamente al estudio de animación?

—No… no creo que la hubiera arrojado de pronto a un entorno tan duro. Más bien, me habría gustado guiarla hacia trabajos de ilustración donde cada pieza tuviera más peso, para que encontrara su propio estilo.

Kuroda dio un sorbo a su café y, con un gesto pausado, cruzó los brazos.

—También se lo dije a Hashiba. Shino, precisamente por ser una creadora extraordinaria, también es muy frágil. Por eso, si permanece mucho tiempo en un entorno tan extremo como ese, acabará por romperse. Y una vez rota, no será fácil que vuelva a ser la misma.

Me sorprendió sinceramente que hubiera visto hasta ese punto.

Yo también reconocía que Shinoaki era una creadora en un nivel distinto al de la mayoría. Pero no había llegado a entender que, precisamente por eso, podía ser tan vulnerable. Como mucho, había pensado que debía tener más cuidado con ella porque no era como las demás.

—Bueno, supongo que Hashiba entiende ese tipo de cosas. Tengo entendido que ahora están trabajando juntos en una novela ligera, ¿no?

—Sí, eso fue lo que escuché.

—Entonces, no es algo en lo que deba meterme.

Tras decir eso, Kuroda dejó de hablar sobre Shinoaki.

Yo, al final, no fui capaz de decirle lo que pensaba sobre todo aquello.

Shinoaki había tenido un bajón de salud y se había ido a Fukuoka junto con Hashiba. Me había enterado de eso hacía poco. No creía que la culpa fuera de Hashiba, y le había dicho que no tenía sentido culparse por no haberse dado cuenta, ya que no era su tutor.

Sin embargo, la preocupación que Hashiba sentía por Shinoaki parecía ir más allá de una simple relación profesional.

Decirlo así suele hacer que la gente piense enseguida en sentimientos románticos, pero en el caso de esos dos, no parecía ser el caso… al menos, por ahora.

Más bien, parecía mucho más complicado que eso, en su caso.

Tanto Hashiba como Shinoaki eran personas bondadosas, y por eso mismo tendían a ocultar sus propias debilidades.

Hashiba estaba algo mejor en ese aspecto, pero Shinoaki había estado escondiendo algo desde el inicio de su vida universitaria hasta el presente.

Una relación en la que ambos se cuidan demasiado puede estallar fácilmente, y cuando lo haga, se romperá de forma desastrosa.

Precisamente porque ambos eran creadores excepcionales, deseaba evitar que llegara ese momento.

Pero, por ahora, nadie a su alrededor parecía saber qué podía detonar esa explosión.

Kuroda, más que verla como una amiga, observaba a Shinoaki como una creadora. Tal vez por eso era capaz de mantener una visión crítica y tomar decisiones con objetividad.

¿Sería capaz Hashiba de hacer lo mismo con ella?

Sinceramente, lo veía bastante difícil.

Solté un suspiro y miré hacia el techo.

Una mancha antigua en las vigas del local me pareció la cara de alguien triste.

Al fin y al cabo, no es algo que pueda resolver yo.

No quería ver sufrir a una amiga tan importante. Y si algo iba a pasar, deseaba al menos poder minimizar el daño.

Solo podía desear que Hashiba y Shinoaki no salieran demasiado heridos de todo aquello.

El paseo en coche terminó después de dar toda una vuelta alrededor de la península de Itoshima. El restaurante especializado en ostras que Jin-san había elegido como destino estaba cerrado por descanso, así que, buscando algo igual de interesante, decidieron ir a un local que servía udon [4] al estilo de Fukuoka.

No era algo muy conocido fuera de la región, pero, según contaban, en Fukuoka había más gente que prefería el udon al ramen, y en especial, el udon a la Fukuoka era tan apreciado que, para algunas personas, representaba una pasión incluso mayor que el tonkotsu ramen[5].

—Puede que al principio te sorprenda, pero está delicioso, —dijo Jin-san, que además era cocinero, así que no debía estar equivocado.

Desde la estación de Hatae, fuimos en coche solo unos minutos. A lo largo de la Ruta Nacional 202, encontramos un restaurante japonés de estilo tradicional, con techo de tejas y un aspecto algo envejecido por el tiempo.

Nada más cruzar la cortina de entrada y entrar al local:

—¡Makino udon, qué alegría~! —exclamó Shinoaki, visiblemente emocionada, lo que dejaba ver que era un lugar bastante familiar para ella.

—¿Te gusta este restaurante?

—¡Sí! ¡Es que está delicioso, es uno de esos sitios que me encantaría llevar a Osaka!

Por lo visto, este restaurante hacía todos los fideos en su local principal, y como los distribuían en coche, solo podían abrir sucursales dentro de una cierta distancia.

—¡Sus fideos son súper esponjosos y deliciosos~! Además, este udon tiene una trampa, así que tienes que tener cuidado, Kyoya-kun…

—¿Una trampa? —pregunté, sorprendido por una palabra que rara vez se escucha en el mundo del udon.

Jin-san, que había estado escuchando la conversación, se echó a reír y dijo:

—Es que el udon de Fukuoka es tan suave que enseguida absorbe el caldo. Así que si lo dejas sin comer, empieza a parecer que los fideos aumentan de volumen.

—¡Vamos, papá, no tenías que decirlo antes de tiempo~! —protestó Shinoaki, haciendo un mohín de disgusto.

Ahora entendía a qué se refería con «trampa».

Bueno, entonces más vale empezar a comer pronto.

Nos sentamos los cuatro en una mesa de estilo tradicional japonés, y siguiendo la recomendación, pedimos udon con tempura de raíz de bardana. Por lo visto, en Fukuoka, si pedías udon con tempura, lo común era que viniera con raíz de bardana.

—Gracias por esperar~. Aquí tienen, cuatro udon con raíz de bardana.

Tal como se había descrito, los fideos eran esponjosos y claramente estaban hechos para absorber bien el caldo.

Estos fideos están en el extremo opuesto del estilo Sanuki[6]

De hecho, parecía que no eran del agrado de quienes preferían el udon Sanuki, que valoraban la firmeza del fideo.

Probé un bocado con cautela, preguntándome qué clase de sabor tendría.

—…¡Está delicioso!

Era una textura y un sabor que no había experimentado antes.

El caldo, hecho principalmente de pez volador, tenía un sabor suave pero profundo, con la esencia del mar muy bien extraída. La textura esponjosa del udon combinaba perfectamente con ese caldo. Más que hacer del fideo el protagonista absoluto, parecía que fideos y caldo llegaban juntos como un solo conjunto. Era un concepto completamente distinto al del udon que conocía hasta entonces.

—Qué rico está~. Esto no lo encuentras en ningún otro lado, de verdad, —murmuró Shinoaki con emoción.

Lo entendía claro. Tenía sentido. Esto era algo que difícilmente se encontraba fuera de esta región.

Mientras yo aún estaba impresionado por esta nueva experiencia con el udon, Jin-san habló, como si recordara algo de repente:

—Aki, habías empezado a trabajar en ilustraciones, ¿no?

Mis manos se detuvieron al instante.

¿Por qué justo ahora…?

—Así es, ahora estoy dibujando ilustraciones para novelas.

De inmediato sentí cómo el corazón me latía más rápido.

Shinoaki no ocultaba su trabajo a su familia. Pero también era cierto que sabían que había regresado a casa por problemas de salud.

Desde la perspectiva de su padre, sería natural pensar que su trabajo era la causa, y también era comprensible que quisiera decirle que lo dejara o que al menos se moderara.

Quizá iba a decirle algo relacionado con su trabajo. ¿Sería que mencionaron el tema justo cuando yo estaba presente con alguna intención?

Contuve la respiración y esperé la reacción de Jin-san.

Pero en lugar de reprocharle algo, dijo:

—Ya veo. Debe ser duro, pero trata de cuidar tu salud. —Jin-san no reprendió a Shinoaki en absoluto.

—Sí, ya les hice preocupar bastante, lo siento.

Toda la tensión que sentía en el cuerpo se disipó de golpe. La verdad, temía cómo iba a desarrollarse la conversación.

Era cierto que Shinoaki valoraba mucho a su familia. Por eso, que su padre la comprendiera en ese momento fue un gran alivio.

Incluso si sigue trabajando, será necesario tomar medidas adecuadas…

Pensando en eso, volví a enfocarme en el udon frente a mí para comerlo.

Fue justo en ese instante.

Una voz que escuchaba por primera vez se dejó oír justo al lado.

—…Hermana.

Me sorprendí.

Hasta ese momento, Yuu-kun había permanecido completamente en silencio, y de repente empezó a hablar.

—¿Qué pasa, Yuu-kun? —le preguntó Shinoaki con suavidad.

Yuu-kun no se movió en absoluto. Dejó los palillos sobre la mesa, puso ambas manos sobre sus rodillas, bajó la cabeza como si estuviera reflexionando por un momento, y luego…

Miró fijamente a Shinoaki.

—Hermana… ¿no ibas a dejar de dibujar…?

—…¿Eh?

Involuntariamente, miré el rostro de Shinoaki.

Ya no tenía su sonrisa habitual. Se le veía con una expresión de tristeza, como si sintiera culpa, dirigida hacia Yuu-kun.

Esa expresión me resultaba conocida.

Era imposible olvidarla. Era un recuerdo triste… del futuro.

Fue la misma cara que puso cuando dijo que había dejado de dibujar.

¿Qué significaba todo eso? ¿Cuándo había dicho ella algo así?

Yuu-kun, en cambio, siguió hablando como si la acorralara.

—¡Lo dijiste claramente, que no ibas a volver a dibujar…! —Su tono era evidentemente fuerte. Como si le reclamara a Shinoaki, como si realmente le preguntara «¿por qué?» —. ¡Hermana…! —Yuu-kun la llamó de nuevo, esperando una respuesta.

Ella no cambió su expresión. Y finalmente, dijo:

—Lo siento, Yuu-kun. Es que… dibujar me hace feliz, después de todo.

—No puede ser…

Yuu-kun me miró de reojo. Y en esa mirada no había, ni remotamente, buena voluntad hacia mí.

Con un tono que parecía escupir las palabras, continuó:

—¡Por haber ido a esa universidad de arte, es que tú… hermana…!

—Yuu, ya basta.

Fue una voz breve, serena, pero cargada de firmeza.

Era la voz de Jin-san.

—……

Yuu-kun enmudeció, y tras un instante, dijo:

—Me voy caminando a casa. Váyanse ustedes primero. —Dicho eso, salió silenciosamente del local.

Los tres que quedamos nos quedamos en silencio, mirando los tazones de udon frente a nosotros.

En medio de esa atmósfera incómoda…

—Vamos, hay que comer el udon antes de que se multiplique infinitamente, —dijo Shinoaki, tratando de cambiar el ambiente.

Solo entonces, Jin-san y yo retomamos los palillos y comenzamos a comer lo que quedaba del udon.

Shinoaki… ¿qué fue lo que le pasó?

En ese momento, conocí, de una manera inesperada, una parte de lo que había en lo más profundo de ella… y en su pasado.



[1] Bebida alcohólica japonesa hecha con shōchū (licor destilado), agua con gas y saborizantes, usualmente de frutas como limón o uva. Es refrescante, de baja graduación alcohólica y popular en latas listas para beber. Se consume ampliamente en reuniones informales y tiendas de conveniencia.

[2] Automóvil compacto de diseño británico, conocido por su estilo retro, tamaño reducido y manejo ágil. Originalmente creado por la marca Mini en los años 60, fue relanzado por BMW. Es popular por su personalidad distintiva y eficiencia urbana, combinando estilo con rendimiento deportivo.

[3] La primera no tengo necesidad de explicarla, pero la segunda diría que es una parodia a Amagami, una serie de novela visuales que también tuvo una adaptación al anime.

[4] Tipo de fideo grueso y blanco hecho de harina de trigo, común en la cocina japonesa. Se sirve en caldo caliente o frío, acompañado de ingredientes como tempura, cebolla verde o tofu. Su textura es suave y elástica, ideal para comidas reconfortantes.

[5] Tipo de ramen japonés con caldo espeso y cremoso hecho al hervir huesos de cerdo durante horas. Originario de Fukuoka, se sirve con fideos finos y firmes, y se acompaña comúnmente con chashu (cerdo), cebolla verde, huevo marinado y kikurage (hongo negro).

[6] El udon Sanuki es una variedad de fideos udon originaria de la prefectura de Kagawa, antes llamada Sanuki. Se caracteriza por su textura firme y elástica, y bordes bien definidos. Se sirve comúnmente en caldo suave a base de dashi, o frío con salsa, y es muy apreciado en Japón.


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