Remake Our Life!

Vol. 9 Capítulo 3. Me Enfrenté a Ello y Algo Cambió Parte 1

—¡Bienvenidos! ¡Salud!

Apenas regresé a la casa compartida, surgió de la nada una misteriosa fiesta de bienvenida.

Justo antes de volver, llamé a Tsurayuki, y me había dicho: «Hoy Nanako también estará en la casa, así que hagamos una pequeña fiesta de bienvenida», pero…

—…¿Esto no es exageradamente lujoso?

Sobre la mesa, aunque eran platos preparados, se alineaban comidas bastante suntuosas.

—Bueno, estaba hablando con Nanako y dijimos que últimamente solo hemos estado trabajando, y que ya casi no hacemos cosas así.

—¡Sí! Entonces dijimos: «¡Vamos a comprar algunas cosas en la estación!», pero al final nos entusiasmamos más de la cuenta y terminamos comprando un montón.

Pensé que hacía apenas unos días habíamos celebrado la publicación de la novela ligera de Tsurayuki, pero preferí no decir nada.

Los dos han estado esforzándose mucho todo este tiempo…

La actividad creativa individual, por su naturaleza, tiende a ser solitaria. A menos que uno esté acostumbrado como profesional, como apenas lo están comenzando a hacer ahora Tsurayuki y Nanako, lo normal es sentirse así.

Si esto también les ayudaba a liberar algo de estrés, entonces supuse que no estaba mal.

—¿Y entonces, qué estuviste haciendo allá?

Cuando Nanako le preguntó a Shinoaki:

—Pues… estuve paseando por los alrededores con Kyoya-kun.

—¡Ah! ¡Con su papá y su hermano también! ¡¿Verdad?!

Me apuré en añadir esa aclaración. Cuando dijo «con Kyoya-kun», sentí que por un segundo los ojos de Nanako se posaban intensamente sobre mí.

Si ya de por sí fue una situación tipo «deme la mano de su hija», imagínate…

En realidad, el evento fue todo menos alegre o divertido, pero, por supuesto, no era algo que pudiera mencionar en ese momento.

—¿Y durante mi ausencia, pasó algo fuera de lo común?

Cuando pregunté eso, me contestó.

—¡¡Sí que pasó!! ¡Oye, esa chica, Takenaka, es increíble, ¿¿no crees??! —Nanako casi se lanzó sobre la mesa de la emoción.

—Ah, cierto, la conociste, ¿no? Junto con Kawasegawa.

En realidad, yo había planeado presentárselas, pero como el viaje a Fukuoka coincidió con esa fecha, le pedí a Kawasegawa que lo hiciera por mí.

—¡Sí! Al principio me pareció una chica alegre y ya, pero cuando empecé a hablar con ella, me sorprendí de lo mucho que sabía, como si no hubiera tema que no conociera.

—Sí, así es ella. Por eso pensé que quería que todos ustedes la conocieran también.

Tal como yo me había sentido inspirado por ella, estaba seguro de que los demás también experimentarían algo parecido.

Tenía conocimientos, pasión y experiencia en lo creativo; no nos veía solamente como una fan más, y eso, sin duda, pensé que podía sernos de gran ayuda.

Al escuchar la opinión de Nanako, tanto Tsurayuki como Shinoaki parecieron mostrar interés en Takenaka-san.

—¿Hay alguien así entre los de primer año? Increíble.

—¿Verdad? Yo también ya tengo ganas de conocerla~.

…Seguramente, igual que cuando conoció a Kawasegawa y a mí, se iba a emocionar muchísimo. Esta vez, pensé que me gustaría ver esa reacción de cerca.

—Ah, cierto, Shinoaki, ¿cómo te has sentido? ¿No volviste a desmayarte después de aquello…? —Tsurayuki le preguntó con una expresión de preocupación.

Shinoaki respondió con una sonrisa:

—Sí, ya estoy bien. Además, ya hablé con Kyoya sobre lo que viene.

—Ya veo, me alegra saberlo. Si Kyoya está cuidando de ti, entonces puedo estar tranquilo. —Tsurayuki asintió y sonrió.

…Tengo que asegurarme de que pueda estar tranquila.

Por ahora, era evidente que el plan de trabajo de Shinoaki no era más que un castillo en el aire. Solo cuando se volviera realidad, sería algo de lo que podríamos alegrarnos de verdad.

—Ah, cierto, Kyoya, tenía un recado para ti.

—¿Para mí? ¿De parte de quién?

Pensé que podía ser de Kawasegawa o de Takenaka-san, pero como con ambas me había estado comunicando por mensaje desde allá, no se me ocurrió nada que encajara.

—De Saikawa. También la invité hoy, pero parece que está llena de trabajo. Aun así, dijo que quería hablar contigo, así que llámala después.

—Ah, ya veo. Entendido.

¿Saikawa? ¿Qué querría?

Últimamente, ella había estado participando en el proyecto que Kuroda dirigía, y hasta donde sabía, debía estar viviendo días muy ocupados. De hecho, se había ido voluntariamente de la casa compartida por esa misma razón.

¿Habrá notado algo importante en medio de esa producción?

Si era así, me encantaría escucharlo. Tratándose de Saikawa, seguramente estaba absorbiendo un montón de cosas nuevas en ese entorno.

—Bien, dejemos la charla hasta aquí y comamos, ¿no? Que al final se va a enfriar, y eso que lo calentamos con tanto esfuerzo.

—¡Cierto, buen provecho~!

Tsurayuki intervino en el momento justo, y gracias a eso, todos comenzaron a estirar los palillos hacia la comida.

—Ah, por cierto, ¿y tú, Tsurayuki? ¿Cómo va el trabajo en el siguiente volumen?

Cuando le pregunté eso, sus palillos se detuvieron por un instante.

—Ah, sí, estoy en ello. Puede que más adelante quiera hablar de eso otra vez, así que, que no te sorprenda.

—Entiendo, está bien.

En ese momento, pensé que solo se trataba de un comentario casual sobre cómo iban las cosas. Fue un poco más adelante cuando descubrí que Tsurayuki llevaba todo ese tiempo dándole muchas vueltas al asunto.

Después de que la pequeña fiesta de bienvenida terminó y de que recogimos todo, cada uno regresó a su habitación.

—Bueno… al menos debería responder los correos.

Durante mi ausencia, aunque me había mantenido al tanto, algunos mensajes contenían asuntos que tomarían tiempo responder, así que simplemente había contestado diciendo que lo haría más adelante.

Decidí sentarme y ponerme al día con todos esos mensajes de una vez.

—A ver… el primero es del editor de Shinoaki, ¿eh?

Tenía que hablar de temas prácticos: cómo se encontraba Shinoaki, si podía retomar el trabajo pronto, cosas por el estilo. Por suerte, Shinoaki estaba en condiciones de encargarse sin problema de lo que urgía.

Incluí también algunos detalles del tiempo que pasamos en Fukuoka, pero solo aquellos que no presentaban inconveniente en ser compartidos. No quería entrometerme demasiado, así que me limité a responder de forma concisa dentro de lo que se me había preguntado, y lo envié.

Al ver la pantalla de «enviado», solté un suspiro.

—Me pregunto qué pasará a partir de ahora…

Tal como habíamos hablado en el camino de regreso desde Fukuoka, el futuro de Shinoaki aún era incierto.

Habíamos decidido replantearnos todo desde cero, incluyendo la manera en que ella se relacionaba con el trabajo.

Después de un periodo en el que se había esforzado demasiado, acordamos que debía pasar a una forma de trabajo más planificada y sostenible.

Decirlo era fácil, pero encontrar un equilibrio con lo que ella quería crear iba a convertirse en un gran desafío.

—Ah, cierto, el recado. —Hablando de Shinoaki, recordé lo que Tsurayuki me había comentado hace un rato.

Ahora que lo pensaba, ya le había contado a Saikawa sobre el estado de salud de Shinoaki. Cuando le mencioné por teléfono que se había desmayado, llegó a llorar del susto.

Pensándolo bien, quizá debería llamarla de inmediato.

También debía hablarle sobre cómo estaba ahora Shinoaki.

Con ese pensamiento en mente, marqué su número, y casi sin tiempo de espera, Saikawa contestó.

¡¡¿Hola?!! ¡Ah, Hashiba-san, ¿verdad?! ¡¡Bienvenido de vuelta!! ¡Di-dime, ¿¿Aki-san está bien??!—Apenas abrió la boca, soltó todas esas palabras de golpe, y enseguida fue directo al tema de Shinoaki.

—Tranquila, ya está bien. Hace un rato incluso estaba comiendo con mucho ánimo.

Cuando respondí, del otro lado del teléfono se escuchó un claro suspiro de alivio y un: «¡Qué bien!».

He estado muy angustiada todo este tiempo… Pero no podía irme a Kyushu así como así. Me alegra tanto que esté bien… de verdad…—Realmente se había preocupado por Shinoaki. Pensé que en eso, Saikawa no había cambiado ni un poco.

—Y entonces, sobre el recado que me dejaste, ¿qué era lo que querías decirme?

Al cambiar de tema, ella reaccionó con una energía tal que parecía que iba a saltar de emoción.

—¡Ah, sí, cierto! ¡¡Es que hay algo que quiero que veas, Hashiba-san!! ¡Te lo voy a mandar ahora mismo por correo! ¿Puedes quedarte en la llamada?

Antes de que pudiera responder, el correo ya había llegado.

—Hay un enlace de descarga aquí. ¿Lo descargo y lo abro, entonces?

—¡Sí! Ábrelo, por favor. Quiero hablar sobre eso.

Tal como me lo indicó, descargué el archivo y lo abrí con el programa de retoque. Eran imágenes, unas cinco en total.

El archivo pesaba bastante, así que tomó un poco de tiempo abrirlo.

Y cuando por fin se desplegaron en la pantalla, me quedé…

—¿Eh…? —No pude evitar quedarme sin palabras.

Todas eran ilustraciones. Algunas con fondo, otras solo con personajes, algunas sin color. Cada una tenía un enfoque diferente.

El problema residía en la calidad de esas ilustraciones.

Sin lugar a dudas, no correspondían a la tecnología ni al nivel técnico del año 2008; lo que había allí eran imágenes de varios años en el futuro.

En una ilustración no solo importan las habilidades básicas como el dibujo, la elección de colores o el manejo de luces y sombras, sino también las técnicas llamativas propias de cada época, pensadas para captar la atención de quien las ve.

Por ejemplo, los ojos. Antes, se comenzaba dibujando pupilas realistas; luego se empezaron a aplicar colores, y con el tiempo se añadieron efectos que hacían que brillaran como si tuvieran estrellas multicolores incrustadas.

Según mis recuerdos, en esta época todavía no se veían ilustraciones con efectos tan marcados en los ojos. Sin embargo, los dibujos de ella ya incorporaban esa técnica, y además mostraban una evolución propia, con un estilo distintivo en la forma de añadir reflejos y brillos.

La calidad de la composición, el equilibrio general… ni siquiera hacía falta mencionarlo. Llegado a este nivel, lo único que parecía quedar por pulir era el sello artístico personal de la autora.

—Mientras hablaba con Kuroda-senpai, salió el tema de qué tipo de ilustración debería hacer a continuación. Pensé que esta idea podría funcionar y la dibujé. Entonces él me dijo que sería buena idea que tú también le echaras un vistazo, así que te la envié… ¿Qué te parece?

¿Qué me parecía? Esto era…

A nivel técnico, ya supera a Shinoaki.

Eso no significaba que las ilustraciones de Shinoaki no fueran impresionantes para los estándares del 2008; lo eran, sin duda. Pero esa comparación solo era válida en el contexto de la frontera entre amateur y profesional. Si se miraba el nivel más alto dentro del ámbito profesional, era natural encontrar artistas que superaban a Shinoaki.

Sin embargo, con lo que acababa de ver de Saikawa, existía una posibilidad real de que ella se posicionara de golpe en ese grupo de élite.

Así que por eso Kuroda quiso que yo las viera.

Debía tener mucha confianza en ella. En su manera de ser, eso equivalía a lanzarme un verdadero desafío.

—Está increíble. Esta es una ilustración que solo tú podrías haber creado, Saikawa. Me ha sorprendido de verdad.

Al decirlo con total sinceridad, ella respondió enseguida:

—¿¡De verdad!? ¡Muchísimas gracias! ¡Si tú lo dices, Hashiba-san, entonces me quedo tranquila! Kuroda-senpai también me felicitó, pero ya sabes cómo es… solo dijo algo tipo «Está bien», sin mucho más.

Que él le dijera siquiera un «Está bien» a una artista aún en desarrollo ya era, en sí mismo, algo impresionante.

Tal vez… esto también fuera algo aterrador.

En un principio, mi intención al contactar a Saikawa era provocar un estímulo para Shinoaki. Quería que ella influyera en Shinoaki. Pero por supuesto, eso no podía ser un camino de un solo sentido. Saikawa también estaba creciendo, influida por Shinoaki.

Pensar que siempre estaría un paso detrás de Shinoaki… eso no era más que una muestra de mi arrogancia. No había sabido ver el verdadero potencial de Saikawa.

—Ah, cierto, Aki-san… ahora mismo está trabajando en las ilustraciones de una novela ligera, ¿verdad? ¡La portada del primer volumen fue increíble, así que estoy deseando ver la siguiente!

Sentí que las palabras se me atascaban en la garganta y no lograban salir.

Después de ver esto… ¿qué se suponía que debía responder yo?

Pero ya estaba decidido. Esa misma noche, acababa de reforzar mi determinación.

—Oye, Saikawa.

—¡Sí!

—Sobre Shinoaki… con todo lo de su salud, estaba pensando en que sería mejor que bajara un poco el ritmo de trabajo. Es decir… si vuelve a colapsar o algo, sería un problema.

Desde el otro lado de la línea, lo único que logré oír fue el leve sonido de una respiración contenida.

No sabía qué significaba exactamente ese silencio.

Ah, ehm… Hashiba-san… —Pasado un momento, Saikawa volvió a hablar—: Quería preguntarte si estaría bien que yo me pusiera en contacto con Aki-san. ¿Puedo?

Por supuesto, no tenía ni razón ni derecho alguno para negárselo.

—Claro, adelante. Seguro que a Shinoaki también le alegrará mucho.

Apenas terminé de decirlo, Saikawa respondió con un animado «¡Gracias!» y colgó la llamada.

Me quedé mirando el teléfono ya en silencio, y solté un largo suspiro.

—Saikawa… te has vuelto increíble.

No sabía si era mérito de la guía de Kuroda, o si simplemente era talento propio de ella, pero lo que sí era seguro, era que estaba dando un gran salto como creadora.

Desde el principio, tenía el potencial para lograrlo. En ese futuro, dentro de diez años, en un mundo donde Shinoaki había dejado de dibujar, ella se había convertido en la ilustradora más destacada de todos.

Además, comparado con el dibujo que le había visto aquella vez, el arte de Minori Saikawa en este momento ya intentaba avanzar hacia un mundo completamente distinto. Era un talento al que le quedaba perfecta la expresión «aterrador en su promesa».

—No es algo que pueda decir tan a la ligera como «para motivarla»… ¿verdad?

¿Qué pensaría Shinoaki al ver los dibujos de Saikawa ahora?

¿Debería o no enviarle las ilustraciones que acababa de recibir de ella?

—Seguro que a Shinoaki también le harían ilusión… —Sin embargo, justo antes de presionar el botón de reenvío, dudé.

Si Shinoaki estuviera en uno de sus momentos más inspirados, no habría vacilado ni un segundo. Pero justo ahora, ella había decidido tomarse una pausa.

No era el momento. Aunque fuera el fruto del esfuerzo de Saikawa, podría acabar resultando un golpe duro para Shinoaki.

Cerré el correo y decidí volver al resto de las tareas de coordinación que tenía pendientes.

Algún día… cuando llegue el momento adecuado, se lo mostraré a Shinoaki.

No sabía cuándo sería eso, al menos por ahora.

Al día siguiente, retomé mi trabajo de medio tiempo en Succeed Soft.

Llegué un poco antes de la hora de entrada y me dirigí directamente hacia donde estaba Matsuhira-san.

—Disculpa por haberme ausentado tan de repente, —dije mientras hacía una ligera reverencia.

Matsuhira-san me dedicó una sonrisa amable y dijo:

—Bienvenido de vuelta. No te preocupes, hay cosas mucho más importantes que el trabajo.

De verdad que le estoy agradecido…Me dije que, cuando algún día llegara a ser jefe, me gustaría poder responder así de bien ante situaciones como esta.

—Ah, cierto… su nombre era Shino-san, ¿verdad? ¿Ya se encuentra mejor?

—Sí, afortunadamente. Parece que también ya piensa reincorporarse al trabajo.

Cuando respondí, Matsuhira-san frunció levemente el ceño con cierta preocupación.

—Ya veo… Ojalá no se esfuerce demasiado. En realidad creo que debería tomarse un poco más de tiempo para recuperarse.

—Estará bien. Lo hablamos juntos y decidimos que iba a tomarse las cosas con más calma.

Al decirle que habíamos discutido la forma en que afrontaría el trabajo, Matsuhira-san pareció tranquilizarse.

—Entonces me quedo más tranquilo. Pero igual échale un ojo, ¿sí? Y cuídate tú también. Aunque no soy yo quien deba decírtelo…

—Claro. Gracias. Así lo haré.

Después de mi conversación con Saikawa el día anterior, me habían quedado algunas dudas. Pero, al final, estaba convencido: por ahora, este era el camino correcto. No era tarde para observar cómo se desarrollaban las cosas antes de actuar.

Shinoaki tenía su propia manera de hacer las cosas. Y además, ella misma había aceptado mi propuesta, así que lo importante ahora era si yo lograba presentar un buen plan. Ese era el momento en que debía demostrar de qué era capaz.

En ese instante, Matsuhira-san soltó un «¡Ah!» como si acabara de recordar algo, y dijo:

—Pero cuida bien de ella, ¿sí?

—¿Ella? ¿No te refieres a Shinoaki…? —Mientras respondía, eché un vistazo por detrás de Matsuhira-san y…

—Grrrrrrrrrrrrr…

Ahí estaba una chica de primer año, emitiendo un gruñido digno de un anime.

Su carita adorable intentaba transformarse con todas sus fuerzas en una expresión de enfado, tratando de intimidarme. No daba miedo, pero era evidente que tenía que hacer algo con ella.

—…Entendido, voy a calmarla de inmediato.

—Cuento contigo. Mientras estuviste fuera, esto se volvió un caos, —comentó Matsuhira-san, riendo con diversión.

—¡No puede seeeer! ¡¿Cuánto crees que estuve esperando tu regreso, Paisen?! ¡¡Como no volvías nunca, casi me pongo a llorar pensando que te ibas a quedar a vivir en Fukuoka para siempre!!

—Eso no iba a pasar, toma, aquí tienes el mentaipai [1] que me pediste en el mensaje.

Le entregué el dulce que había mencionado querer cuando le escribí, y ella respondió:

—Guh… Si-si creías que yo iba a caer por algo así… ¡¡estuviste en lo cierto!! ¡Muchísimas gracias! ¡Hoy mismo lo usaré de acompañamiento para el té de la noche!

Como si escondiera un soborno, lo guardó rápidamente en su mochila.

Hablar con ella me tranquilizaba… de alguna forma.

No cabía duda de que esta chica también tenía un talento impresionante, pero había algo en ella que hacía que conversar fuera como jugar con un pomerania: pura diversión.

Aquel día, la sala de descanso de Succeed Soft estaba bastante vacía, así que aunque estuviésemos charlando, nadie nos llamaría la atención.

Era un buen momento para confirmar ciertas cosas.

—Y entonces, ¿qué pasó mientras no estuve?

Aunque Matsuhira-san ya me había dado un resumen, quería escuchar también lo que Takenaka había percibido personalmente.

—Veamos… ¿Recuerdas que hace un rato Matsuhira-san mencionó que ibas a liderar la creación de un minijuego?

—Sí, aunque más bien en calidad de asistente de los empleados.

La idea era que uno de los desarrolladores del equipo llevaría el rol de planificador y nosotros, como estudiantes en prácticas, colaboraríamos. Yo coordinaría a los demás.

—Pues resulta que… parece que la cosa no es exactamente así. Matsuhira-san estuvo hablando hasta tarde con el jefe Horii…

—Eh, ¿en serio?

—Sí. Por lo visto, los empleados están ocupados con otro proyecto y no tienen recursos para dedicarle al minijuego. Así que en la práctica, tú vas a tener que encargarte de todo, Paisen.

—¿De verdad…?

Takenaka no era alguien que mintiera o exagerara en momentos como este. Seguramente, lo que me acababa de contar era tal cual como había ocurrido.

—Pero yo solo soy un simple becario. Sí, hice un juego doujinshi también, así que quizá estoy un poco por encima de un completo novato, pero…

Si alguien me preguntaba si tenía la confianza para mostrar ese trabajo a un profesional sin dudar, seguramente querría pedir tres meses para hacerle arreglos primero.

La cuestión era esa: ¿realmente se podía dejar una parte, aunque fuera adicional, de un proyecto profesional en manos de un becario con esa carrera?

—¡Pero Paisen, esto es una oportunidad increíble, ¿no lo ves?!

—¿Eh? ¿Una oportunidad?

No entendí a qué se refería, pero entonces Takenaka empezó a soltar palabras sin freno.

—¡Vamos a hacer el juego de ustedes, Paisen! ¡Es la oportunidad perfecta para que ese equipo tan afilado haga un juego profesional! ¡Rokuonji-senpai con el guion, Shinoaki-senpai con las ilustraciones, Nanako-senpai con la música…! ¡Si se vuelve popular, podrían debutar profesionalmente de una vez!

Me dejó helado. Pensé que por fin, eso había llegado.

Succeed Soft. Los tres de la generación de platino. Un nuevo juego.

El proyecto planeado diez años después de un futuro gris, ese juego que se encontraba tan lejos de mi alcance…

Ahora estaba justo frente a mí. A una distancia que podía tocar.

—Eso es… sí.

—¿Verdad que sí? ¡Vamos, hagámoslo, Paisen!

Pero entonces, dije con firmeza:

—No, con este proyecto, todavía no voy a llamar a todos.

Takenaka-san puso una expresión atónita por un instante, y luego estalló:

—¿¡Pe-pe-pe-pe-pero por qué!? ¡¡Es una oportunidad única!! ¡Además, el jefe Horii también dijo que uno de los motivos por los que quería dejarte esto por tu conexión y confianza con jóvenes creadores!

—¿Ah, sí? Eso realmente se lo agradezco… pero…

—¿Pero qué…?

—Es algo obvio, pero el trabajo no es algo que uno deba privatizar. Y más que nada, no quiero ser alguien que use mal esa posición.

Estoy seguro de que Horii-san me habló así precisamente porque confiaba en que yo no haría algo así.

Cuando dije eso, Takenaka-san contuvo la respiración un momento.

—¡Fu-fui demasiado ingenua, ¿verdad…?! ¡¡Los juegos son productos, no se deberían contaminar con el ego de los creadores!!

—Cierto, me alegra que lo entiendas. —Asentí con la cabeza.

Claro que, en el fondo, deseaba crear un juego comercial con ellos. Podías decir que ese era mi objetivo final, incluso que todo lo que había hecho hasta ahora, lo había hecho con eso en mente.

Pero, si en ese momento tan poco oportuno llegaba a recomendarlos y eran contratados, podía ocurrir que no lograra crear un buen entorno, y eso los llevara a decepcionarse del mundo de los juegos comerciales… o incluso a no poder alegrarse sinceramente por sus propias obras.

Eso solo… eso sí que no quiero que pase.

Ya había pasado por eso muchas veces antes. Los había arrastrado con otros fines, les había hecho participar en obras usando métodos poco ortodoxos. Al mirar atrás, podía decir que todas esas experiencias también me habían enseñado algo. Pero si iba a crear algo nuevo basándome en eso, no quería repetir lo mismo. No, no debía repetirlo.

Por eso, ese momento era para fortalecerme. Para consolidar mis propias capacidades.

—Voy a esforzarme para estar a la altura. Así, cuando llegue el momento, pueda actuar con plena confianza, —murmuré, como si hablara conmigo mismo.

Aún me faltaba todo. Conocimiento, experiencia… en todos los aspectos.

—Por eso… u-waa, ¿eh? ¿Qué pasa? —Me vi interrumpido de golpe cuando Takenaka-san se acercó de forma repentina y brusca.

—E-esto, ¿eh? —Asintió varias veces con un movimiento torpe, casi como un juguete, y luego exclamó—: ¡¡¡Mil disculpas!!!

—…¿Eh?

Se inclinó tan rápido que casi restregó la frente contra la mesa, y luego levantó la vista con una expresión de pura alegría.

—¡¡Eso es lo que esperaba de ti, Paisen!! ¡Al final, lo mío no fue más que una idea apresurada! ¡Claro que sí! Para que el talento de todos brille de verdad, necesitamos una situación muuucho mejor. ¡Sería un desperdicio total, si no!

—Sí-sí…

Sin importarle que yo estuviera abrumado por su energía, Takenaka-san siguió hablando con entusiasmo.

—¡Entendido! Entonces yo me convertiré en una fuerza equivalente a cien mil caballos de tiro por el bien de ese proyecto en el que participarán todos. ¡¡Paisen, hagamos un gran minijuego y para la próxima nos apoderamos de un proyecto completo!!

—…Sí, eso sería bueno.

Esta chica era, sin duda, impresionante. Incluso llegué a pensar que, en el futuro, podría ser gracias a ella que saliera de algún momento negativo en el que me encontrara.

—Entonces, llegado ese momento, cuento contigo, Takenaka-san.

—¡Hurraaaa! ¡En serio, por favor! ¡Llámenme como staff para lo que sea en ese momento! ¡Mientras no sea el papel de la encargada sexy, yo, Takenaka, puedo con lo que sea! —Diciendo una tontería innecesaria al final, Takenaka-san cerró la frase con una sonrisa y una pose energética.

Aun así… si eso llegaba a pasar, tendría que pensar bien en lo del minijuego…

¿Cómo organizar al personal para hacer una obra que realmente lograra entretener a los jugadores?

Era una buena oportunidad para mostrar lo aprendido hasta ahora. Tenía que esforzarme como era debido.

Perdona por lo repentino, —dijo una voz al otro lado del teléfono.

Era alguien de quien no esperaba una llamada. Probablemente, le había dado mi número por algún asunto hace mucho tiempo, y desde entonces no había vuelto a recibir contacto directo de su parte. Después de todo, siempre podíamos hablar a través de Hashiba, y hasta entonces solíamos vernos en las clases de la universidad, así que nunca hubo necesidad de llamarnos.

Pero ahora, con menos coincidencias en las clases y considerando que la otra persona ya había comenzado su carrera profesional con más fuerza, entendía que nuestros tiempos ya no coincidieran tanto.

Seguramente por eso me había llamado… y, sin embargo, no pude evitar que la duda me asaltara primero.

—¿Qué asunto tienes? ¿Qué quieres tú conmigo?

Pude oír una ligera risa incómoda desde el otro lado del teléfono.

—Muy típico de ti, Kawasegawa. Empezar así, directo al grano.

—Podrías haber empezado con una charla trivial, pero tú no eres de esos, ¿verdad, Tsurayuki?

Sí, quien llamaba era Tsurayuki Rokuonji.

—La razón es bastante simple. Hay algo sobre lo que quería consultarte. Por eso te llamé.

—¿Una consulta? ¿Sobre el trabajo que estás haciendo?

Ajá, —respondió desde el otro lado.

—No creí que quisieras la opinión de nadie sobre ese ámbito, pero… parece que ya no puedes darte ese lujo, ¿eh?

En su tono se notaban una ligera tensión y una pizca de desesperación. Estaba hablando en serio.

—Pero si se trata de ese tipo de temas, seguro hay alguien mucho más adecuado para aconsejarte. Por eso… —Iba a continuar diciendo que debería haber llamado a esa persona, pero me interrumpió a mitad de frase.

—No puedo llamarlo a él. Por eso te llamé a ti.

—…Ya veo.

Poco a poco, aunque de forma algo vaga, comencé a entender el motivo detrás de las acciones de Tsurayuki.

—Te responderé de manera objetiva, y desde el punto de vista de alguien que no tiene un conocimiento profundo de tu área profesional. Si eso no te molesta…

—Al contrario, es justo eso lo que necesito. Me haces un gran favor, —contestó de inmediato.

Y así fue como comenzó la consulta telefónica de Tsurayuki.

Antes de llamar a Kawasegawa, estuve recordando las cosas que me habían ocurrido recientemente.

En el espacio de trabajo que compartíamos en la casa compartida, había un gran temporizador digital.

Era una herramienta pensada para evitar el desperdicio de tiempo, haciendo sonar una alarma a intervalos regulares.

Mientras estaba concentrado en el trabajo, funcionaba bastante bien. Pero cuando no lo estaba, ese temporizador se volvía una auténtica tortura, una que me hacía vivir el infierno una y otra vez.

Y justo ahora era uno de esos momentos.

—Maldita sea, ¿ya pasó otra hora?

Detuve con brusquedad el temporizador que seguía pitando con un insistente «pipipipi». Al revisar el reloj del celular, vi que eran poco más de las diez.

—Carajo, ¿cómo se supone que explique esto…? —murmuré, cabizbajo.

Fue entonces cuando el celular comenzó a sonar. No necesitaba mirar la pantalla para saber quién era.

Buenas noches, buen trabajo. Soy Fujiwara, de Gakuokan, —dijo una voz tranquila.

Con la mayor calma posible, intenté responderle con una voz igualmente serena.

—Buen trabajo… Lo siento, aún no lo he terminado.

Ya veo. ¿Hasta cuándo deberíamos darte tiempo? —respondió con su habitual tono sereno.

Fujiwara-san era una persona que nunca presionaba con palabras duras ni intimidaba cuando algo no estaba terminado o el contenido no era correcto.

Pero justamente por eso, sus comentarios mesurados calaban hondo. Siempre tenía presente la idea de que debía hacer algo al respecto, y yo mismo quería dar lo mejor de mí. Sin embargo, en ese momento no estaba logrando responder a esas expectativas. El trabajo del guion para el segundo volumen todavía no había sido completado.

—Mañana… no, por favor, esperen hasta el fin de semana. Para entonces, sin falta, lo entregaré.

Aunque, para ser sincero, ni siquiera podía prometer eso con total seguridad. Ya había sobrepasado el límite hace tiempo, y sabía que incluso ese plazo era una zona de alto riesgo en cuanto al calendario.

—Entiendo. Pero esta será la verdadera fecha límite, así que por favor, cúmplela sin falta.

—Sí… lo siento mucho.

Fujiwara-san me explicó algunos detalles: la confirmación precisa del tiempo de entrega y el hecho de que, una vez aprobado, el margen para escribir sería bastante limitado.

Francamente, pensaba que una vez que empezara a escribir, ya tendría todo bajo control. Siempre se me atragantaba más la parte del guion, mientras que redactar el cuerpo del texto no me resultaba tan pesado. En el primer volumen me costó incluso eso, pero para entonces ya había encontrado una solución por mi cuenta.

Pero ahora… esto sigue siendo un callejón sin salida…Pensando en el futuro, sabía que era un problema que debía resolver cuanto antes.

—Kawagoe-san, ¿podría hablar contigo un momento?

—¿Eh? Ah, sí… ¿de qué se trata?

La pregunta repentina me tomó por sorpresa.

Fujiwara-san no solía hablar de más fuera de las reuniones. Yo también lo prefería así, así que no me molestaba.

Pero cuando sacaba un tema fuera de lo previsto, era porque realmente había algo importante. Eso era prueba suficiente de que estábamos ante una situación crítica.

—Parece que estás teniendo bastantes dificultades con la trama, pero hay algo que me resulta curioso.

—…¿Sí?

—En el primer volumen, pensé que tenías bastante capacidad para estructurar las ideas. Pero en el segundo, de pronto, esa capacidad parece haber desaparecido. Si hay alguna razón para ello, me gustaría que me la explicaras.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

Había sido completamente descubierto. Sabía que Kyoya estaba involucrado.

—Lo siento… Le había mostrado mi trabajo a un amigo y él me daba consejos… Esta vez no lo he hecho aún, así que esa es la diferencia, —respondí con sinceridad, sabiendo que intentar disimular solo empeoraría las cosas.

—Ya veo… Era más o menos lo que había imaginado.

Así que también había adivinado la razón.

—Pero pensé que, a partir del segundo volumen, ya no podía seguir así. Quería poder hacerlo por mi cuenta, por eso lo estoy intentando ahora. Haré todo lo posible para lograrlo…

Sabía perfectamente que ese era el punto problemático. Precisamente por eso estaba intentando dejar de depender de Kyoya.

—Quisiera dejar claro que no estoy en contra de que se trabaje con un colaborador. De hecho, hay autores que escriben en conjunto, y mientras se mantenga la calidad del manuscrito final, no impondré restricciones sobre el proceso.

—Sí… eso lo había escuchado.

Me lo habían dicho cuando se decidió mi debut como escritor. Por eso mismo le había pedido ayuda a Kyoya.

—Lo que me preocupa es que se cambie de estilo a mitad del proceso. Si en una misma obra hay diferencias de calidad o de estilo, entonces deja de ser un producto aceptable.

Incluso me mencionó algunos ejemplos negativos. Recordaba haber visto críticas hacia obras que cambiaban de tono o estilo de un volumen a otro.

Así que… eso era lo que había pasado con aquellos casos…

Era natural que la editorial se preocupara, teniendo ya datos concretos que lo respaldaran.

—Por eso, si tu amigo puede seguir colaborando contigo de manera continua, entonces creo que puedes seguir contando con él.

Ese era precisamente el punto. Yo había dejado de pedirle ayuda a Kyoya porque no creía posible que siguiera apoyándome de forma constante.

—No puedo depender de él para siempre… Así que quiero intentarlo por mí mismo. Lo siento por causar tantas molestias.

—Entendido. Entonces, por favor, asegúrate de entregarlo para el fin de semana.

La llamada de Fujiwara-san llegó a su fin. Dejé caer el teléfono sobre la cama y me desplomé en la silla, completamente abatido.

Estaba al borde del abismo. Ya no podían esperar más, y yo también debía tomar una decisión.

Sin embargo, en ese momento no tenía ninguna solución innovadora a la mano. Lo único que podía hacer era seguir rascándome la cabeza mientras pensaba desesperadamente.

—Sin depender de Kyoya, ¿eh…?

Siempre había sentido respeto por él. También sabía que él se preocupaba sinceramente por mí.

Si yo le contaba abiertamente mis dificultades, estaba seguro de que él encontraría el tiempo y se tomaría en serio el problema para ayudarme a resolverlo.

—Pero… eso ya no puedo hacerlo…

Ya habíamos empezado a caminar por caminos diferentes.

La próxima vez que nos reuniéramos, sería para trabajar como profesionales, cada uno trayendo lo suyo, y colaborando a un nivel más alto.

Nadie lo había decidido expresamente, pero al menos yo lo sentía así. Y estaba seguro de que ellos también lo veían de la misma forma.

Por eso no podía molestarle con algo como esto.

Lo había jurado… y aun así.

—¿Qué se supone que debo hacer… yo?

Podía imaginarme perfectamente el escenario en el que llegaba el fin de semana sin haber escrito una sola palabra más, y sintiéndome todavía más agobiado que ahora. Aún estaba a tiempo de evitar ese futuro desastroso.

Pero… también había una parte de mí que pensaba que no debía hacerlo así.

No tenía ni idea de cuál era la decisión correcta.

Tomé el teléfono que había arrojado antes y lo levanté.

—…Intentaré preguntarle.

Claro que, aun así, no podía pedirle ayuda directamente a Kyoya.

Por eso, en ese estado, terminé llamando a quien probablemente tenía la respuesta más sensata a esta situación.



[1] Pastel salado japonés relleno de mentaiko (hueva de abadejo picante). Suele prepararse con masa de hojaldre crujiente y se consume como snack o aperitivo. Combina el sabor umami y picante del mentaiko con la textura ligera y dorada del hojaldre.


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