Remake Our Life!

Vol. 9 Relato Corto Exclusivo de la Edición Digital

—Oye, Nanako, si tú fueras un personaje de RPG, ¿qué crees que serías?

Le hice esa pregunta de forma repentina a Nanako, que en ese momento estaba jugando un juego de ritmo en su consola portátil.

—¿Eh? Ah, veamos… no sé, nunca lo he pensado.

Quizá la había tomado por sorpresa, porque detuvo el juego y se quedó pensando.

—A ver… en los RPG, ¿qué roles existen normalmente?

—¿Roles? Bueno, los más conocidos serían… veamos…

Empecé a nombrar clases típicas de los RPGs más famosos, como guerrero, mago, sacerdote, etc.

Nanako escuchó y, mientras reflexionaba con un «hmm…», dijo:

—De entre esos, tal vez sería como una barda. Me pega un poco, ¿no?

—Claro, porque cantas. La verdad es que encaja perfecto contigo.

Era, literalmente, un rol que parecía hecho para Nanako.

—Pero, o sea… lo digo yo misma, ¿no es un poco fuera de personaje para mí? —Dijo eso mientras señalaba la ilustración de una barda, algo apenada.

Y bueno, tenía sentido. La imagen que uno suele tener de los bardos es la de personajes tranquilos, reservados. Por su apariencia, Nanako parecía encajar mejor en un rol más llamativo o brillante.

—Seguro Tsurayuki se pondría feliz de molestarte con eso.

—¡Eso! Ese tipo seguro que diría algo. En cuanto lo haga, ¡le clavo la lira en el estómago!

Y así es como demuestras que no te pega el rol…

—Entonces dime, Kyoya, según tú… ¿qué rol me quedaría bien?

—¿Según yo…?

—Sí. Siento que si lo dice otra persona, va a encajar mejor que lo que yo pueda pensar.

Lo cierto era que, con su figura y presencia, a Nanako le quedaban bien casi todos los papeles, desde guerrera hasta lo que se te ocurriera. Eso hacía que fuera difícil elegir uno que se sintiera como «el mejor».

Tal vez, si en lugar de pensar en clases, lo miraba desde el punto de vista de un personaje más común del mundo de un RPG… No parecía tener aire de princesa. Era más alguien cercana, familiar…

Como una… camarera de taberna…

La idea me vino a la cabeza con una claridad extraña. En mi mente, podía verla perfectamente: una ilustración de estilo fantástico, Nanako paseando entre mesas con una gran jarra en la mano y una sonrisa en el rostro. Le quedaba de maravilla.

Pero, claro… por más que le pegara, sería un personaje secundario. No creía que Nanako esperara una respuesta así. Era casi como hacer de árbol en una obra escolar.

—Oye, ¿se te ocurrió algo?

—Eh… sí, pero… no, aún no lo tengo muy claro.

Así que, como era de esperarse, decidí no decírselo.


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