Bastardo Mujeriego
Vol. 7 Epílogo. Tras Volver, Sexo Sin Descanso en el Hotel del Amor
—Aaah ♡. Uuuh ♡. Seto-kun, eres increíble ♡. ¡El sexo se siente taaaan bien! ♡♡. Más ♡. Más duro ♡♡.
—Seto-kun, yo también ♡. Acaríciame a mí también con tu polla ♡. Frótala en mi coño, haz que eche todo su semen ♡. Ah ♡. Ahí viene, aaaah ♡♡.
Las voces de las universitarias, entregadas a su instinto más primitivo, resonaban en la habitación del hotel del amor. Seto había desnudado por completo a Nanoka Rokujo y Sachiko Morimine, y las alineó sobre la cama mientras las penetraba sin reservas en sus coños con su orgullosa polla erecta.
—Ah, qué rico. Me alegra que Nanoka-san y Sachiko-san también lo estén disfrutando. …Qué lástima que Masahiko-san no viniera, hubiera estado bien.
—Ja, como si en serio lo pensaras. Qué falso eres.
—Pero de verdad, Shinji-kun, Nanoka-san y Sachiko-san parecen estar sintiendo un gran placer.
Mientras manoseaba sin miramientos los pechos de las universitarias al tiempo que se las cogía sin descanso, a su lado sus amigas sexuales veteranas, Rurina Nobuoka y Sumika Kanai, observaban cómo Seto convertía a dos bellezas mayores que ellas en unas mujeres desvergonzadas, aguardando ansiosas a que les llegara de nuevo su turno.
Rodeado de cuerpos de mujeres de primera, Seto se movía con empeño, hundiendo y sacando la polla de los coños de Nanoka y Sachiko, saboreando alternativamente sus estrecheces.
Mientras tanto, Masahiko los había dejado en la estación más cercana al hotel del amor y había ido solo a devolver el coche de alquiler. …Y aunque Seto había dejado escapar frases fingiendo lástima por su ausencia, lo cierto —tal como Rurina había señalado antes— era que, en su fuero interno, no era más que un psicópata que deseaba monopolizar para sí a todas las mujeres.
—Ahh, el coño de Sachiko-san es lo máximo. Después de unas treinta embestidas más, te la volveré a meter a ti, Nanoka-san. Mantén las piernas abiertas y espérame, ¿sí? …Ah, ya que estamos, ¿qué tal si contamos las embestidas?
—Sí-sí ♡. uuno, dooos, treees…
—Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Aaahhn ♡♡♡. Nnnoogh ♡. Ohh ♡. Ohhhn ♡♡♡.
—Hmm ♡. Cuaaatro, ciiinco, seeis, sietee… Oye, Seto-kun, ¿no lo estás haciendo a propósito más lento?
—¿Eh? No, para nada.
Ante la pregunta de Nanoka, con las piernas abiertas mientras lo recibía, Seto se hizo el desentendido. Esa cara de inocencia, si la vieran los demás chicos de su clase que lo sabían un solitario, les habría sacado de quicio sin duda.
El hecho de que fuese bueno en el sexo había hecho que este hombre se sintiera con todos los derechos. Uno podría pensar que merecía llevarse algún que otro fastidio, pero en la práctica él estaba extasiado, sumido en la mejor de las superioridades, rodeado de las amigas sexuales que había vuelto locas con su polla.
—Uwaah… el coño de Sachiko-san se abre y lo jalo con mi polla… es jodidamente erótico. Ahh… si me descuido un poco acabaré corriéndome, —murmuraba Seto mientras movía la cintura.
Las otras tres mujeres, que no eran la propia Sachiko —quien en ese mismo instante se retorcía enloquecida con la polla hundida en su coño—, lo observaban con rostros embobados, ojos con corazones flotando de puro éxtasis.
—Quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho… —Nanoka seguía contando, obediente, cada embestida de Seto. Con las piernas abrazadas y el coño palpitante en la entrada, aguardaba ansiosa que llegase la prometida trigésima. Pero como Seto no solo embestía, sino que también frotaba la punta de su glande contra lo más hondo de la vagina de Sachiko, ella se confundía en la cuenta.
—Oye, Seto-kun, ¿ese movimiento de restregar también cuenta como una?
—Mmm… bueno, está bien.
—Entonces con esa fue la número veintidós.
—Aoohhh ♡. Me corro ♡. Ohhh ♡. Ohhh ♡. Me estoy corriendooo ♡. Nnnnohhh ♡♡♡.
—…Hm ♡. Ve-veintitrés…
La manera en que Sachiko se corría era brutal. Con la polla de Seto como eje hundida en su coño, arqueaba todo el cuerpo en forma de arco y sacudía la cadera una y otra vez, alcanzando orgasmo tras orgasmo. La impresión de chica tímida que Masahiko solía ver en el campus había desaparecido por completo. De hecho, si él viera ahora a Sachiko, tal vez no habría sido capaz de reconocerla al instante.
Y aun así, Sachiko no había llegado a su clímax real. Seto estaba calculando con precisión los movimientos de su cintura, planeando hacerla alcanzar un orgasmo auténtico justo en la trigésima embestida que Nanoka contaba.
—Uwah… ♡.
—Shinji-kun… ♡.
En las voces que Rurina y Sumika dejaron escapar se notaba la compasión: compasión hacia Sachiko, despojada de su dignidad y entrenada como hembra perfecta para el gusto del bastardo mujeriego.
—Veintisiete… veintiocho…
—Nnnooh ♡. Me corro otra vesh ♡. Ah ♡. Aaahh ♡. Ya no puedo ♡. Seto-kun ♡. Dame tu semen ♡. Por favor, échalo bien hondo dentro de mí ♡♡♡. Me corro ♡. Me corrooo ♡♡.
—Veintinueve… treinta. Ya, se acabó, Seto-kun.
—Aaahhh ♡♡♡♡.
—Bien, ahora te toca a ti, Nanoka-san.
Justo en el instante en que la mente de Sachiko se iba a blanco, Seto le sacó la polla de golpe de la vagina. Ella, en un orgasmo a medias lejos de ser pleno, quedó con el cuerpo arqueado, temblando y convulsionando violentamente en el aire mientras la polla se escurría fuera. De su entrepierna brotó un chorro transparente que empapó las sábanas del hotel del amor. Sin darle importancia, Seto hundió de inmediato su polla resbaladiza hasta el fondo del coño de Nanoka, que esperaba a su lado.
—Haaahhhn ♡♡♡.
—Ahh, aaah.
Una era la voz de júbilo de quien por fin lograba recibir la rígida polla del macho tan esperado, y la otra, un gemido de desilusión producto de un clímax vacío. Eran íntimas amigas, y aun así las dos universitarias emitieron sonidos totalmente opuestos.
—Seto-kun, ¿por quéee…?
Sachiko lo llamó al borde del llanto. …No, no era que estuviera «a punto de llorar». Habiendo perdido la polla de Seto justo antes de alcanzar su orgasmo, de verdad tenía lágrimas asomando en las comisuras de sus ojos. En contraste, Nanoka, con una sonrisa radiante, se aferraba al bastardo mujeriego que le atravesaba el coño con su polla, expresando con todo su cuerpo la felicidad de haber nacido mujer.
Rurina y Sumika lo sabían bien. Bastaba con que un hombre así controlara sus orgasmos para que mujeres como ellas quedaran dominadas con una facilidad insultante.
Qué rabia… pero esa polla se siente tan bien…
Al final solo acabas pensando en cuándo Shinji-kun volverá a cogerte…
De hecho, Sachiko, tal como Nanoka hacía un rato, se abrazaba los muslos y movía la cadera de manera patética, rogando sin pudor alguno que Seto la penetrara.
—Seto-kun, cógete mi coño con tu polla ♡. Me esforzaré en apretarte adentro, así que echa tu semen bien dentro ♡.
—¡No, Sachiko! ¡Ahora es mi turno de que Seto-kun me coja! Ahh, ahh, ahh, ah ♡♡. Seto-kun ♡. Ahí ♡♡. Cuando golpeas justo ahí, me siento increíblemente feliz ♡♡. Aahhhn ♡. Así, en ese lugar ♡. Así mismo, córrete dentro de mí ♡♡.
—Jajajá, no peleen. Tengo semen de sobra para las dos, así que tranquilas.
—Aahh ♡. Qué feliz me siento ♡. Seto-kun, eres increíble ♡.
—Mmm ♡. Sí, increíble, increíble ♡. Eres tan bueno en el sexo y tan maravilloso ♡.
Un hombre inteligente. Un hombre atlético. Un hombre apuesto. Un hombre con dinero. Las razones para que una mujer eligiera a un hombre eran muchas. Estas universitarias, a diferencia de zorras superficiales, alguna vez habrían valorado sobre todo la personalidad o la honestidad al elegir pareja. Pero ahora se encontraban totalmente entregadas a un criterio vulgar: «Seto-kun tiene la polla enorme, coge de maravilla y es fantástico». Se habían olvidado por completo de Masahiko, quien las había acompañado hasta allí, y se habían hundido de lleno en la lujuria del sexo.
—Ah~…
Seto, mientras era elogiado por las dos, hizo disfrutar a su polla hasta el hartazgo y terminó por correrse, regando su semen dentro del coño de Nanoka.
—¡Guhhh!
—Fuaaaahhh ♡♡. Me corrooooooo ♡♡♡.
—¡Ahhh, mi polla está siendo exprimida por el coño de Nanoka-san…!
—Seto-kun ♡. Ahora yo ♡. Soy la siguiente ♡.
—Ya lo sé, Sachiko-san. …Mira, te voy a meter la polla a medio corrida, así que abre bien ese coño.
—De acuerdo ♡♡. Adelante ♡. Venga ♡. Ahhh, uuuuuhhhh ♡♡♡♡.
—Ahh, qué rico. Perfecto.
Después de Nanoka, Seto también disparó su semen dentro del útero de Sachiko. Apretando el glande contra el cuello del útero, se vació hasta la última gota y, al sacarla, puso la polla chorreante frente a los rostros de Rurina y Sumika, obligándolas a hacerle una mamada de limpieza.
—Chúpenla, Rurina-san, Sumika.
—Oye, ¿qué pasa con esa actitud? ¿Qué te crees que somos…? Ahh ya, está bien.
—La dejaré limpia, Shinji-kun ♡.
Las lenguas rojas de Rurina y Sumika se deslizaron por la superficie de la polla de Seto, empapada en semen y jugos de amor. Las dos hermanas de polla no se preocuparon ni siquiera de que sus lenguas se tocaran entre sí, y se concentraron en cumplir exactamente la orden que Seto les había dado.
Habiendo hecho correrse a las universitarias con sexo sin condón, Seto ponía detrás a esas chicas que ya había hecho llegar al clímax y, al frente, a sus compañeras de clase para que le hicieran la mamada de limpieza.
Aquel lugar era, sin duda, el paraíso de un hombre. Pero era un paraíso al que ningún mediocre podría llegar jamás. Seto, que había visto cómo Masahiko y otros chicos perdían a las chicas cercanas sin siquiera darse cuenta, pensaba con calma:
…Sí, al final esto era lo correcto.
Su forma de vivir en ese momento era la correcta. Con esa convicción reforzada, Seto, sin sentir la más mínima culpa hacia Masahiko, volvió a lanzarse sobre Nanoka y Sachiko como si se tratara de satisfacerlas en su lugar.
—Ahh ♡. Ahh ♡. Ahh ♡. Aahh ♡.
—Seto-kun ♡. Nnaahh ♡. Mnnnhhh ♡♡.
—¿Otra vez con esas dos? ¿No nos tocaba a nosotras por turno?
—Perdón, Rurina-san. Déjame correrme otra vez y después les toca, solo esperen un poco más.
—Haaah… Este tipo de verdad no tiene remedio.
Para Rurina, aquel viaje entero había sido planeado justamente para apartar la polla de Seto de las demás mujeres. Pero, al ver que incluso en el viaje él ya se había agenciado a otras nuevas, su plan se había hecho trizas en un instante. Su suspiro en ese momento llevaba, sin duda, todo ese peso.
Rurina, en ese momento, desvió la mirada hacia Sumika.
—¿Qué pasa, Sumika? Desde hace rato que estás callada.
—Mmm… Estaba pensando que, para que Shinji-kun no le pusiera las manos encima a otras chicas, quizá lo único sería encerrarlo en algún lugar con llave.
—¿Eh?
—Ah, era una broma.
—…No suena como una broma… —Con un suspiro, Rurina volvió a mirar a Seto, que estaba haciendo convulsionar a las universitarias, mientras recordaba por un instante la expresión yandere [1] que Sumika había dejado ver.
—Ahh ♡. Ahhhhhh ♡♡♡. Me corro otra vez ♡. Qué rico está tu pollaaa ♡♡.
—Seto-kun ♡♡. Te quiero ♡. Te amoooo ♡♡. ¡Ahhhhhh! ♡♡♡.
—Increíble… —Solo con contemplar su figura viril, a Rurina se le aceleraba el corazón y el útero le palpitaba.
Con resignación, aceptaba que, por mucho que dijeran, jamás podrían escapar de aquella polla, y aguardaba en silencio a que llegara su turno.
—…Fuuuh, perdón por la espera, chicas. —Al cabo de un rato, Seto se giró hacia Rurina y Sumika con un gesto que delataba que acababa de terminar un trabajo completo. A su espalda, las universitarias que habían sido su presa convulsionaban en el suelo como insectos patas arriba bajo el sol del balcón de verano.
Ahora es el turno de ustedes dos.
—…Sí.
—A nosotras también… haznos tuyas como a Nanoka-san y su amiga, conviértenos en tus hembras de verdad, Shinji-kun ♡.
—Disfrútanos a las cuatro hasta el amanecer… ♡.
Rurina y Sumika, con las mejillas encendidas, abrieron sus coños con los dedos mientras le rogaban al mujeriego disfrazado de solitario.
[1] Arquetipo de personaje del anime y manga que mezcla amor obsesivo con conductas violentas o enfermizas. Comienza mostrando dulzura y afecto extremos, pero, por celos o miedo al abandono, puede volverse posesivo, agresivo e incluso letal hacia quien amenaza su relación romántica.
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