Bastardo Mujeriego
Vol. 7 Extra. Una Cita Acaramelada con Nanoka-san - Perspectiva de Seto
Ya comenzaba la temporada en la que el viento que soplaba afuera se volvÃa frÃo, y en las primeras horas de la mañana el aliento empezaba a tornarse blanco. Fue en esa época cuando yo caminaba por la ciudad rumbo al lugar de encuentro con Nanoka Rokujo-san, una universitaria. Nanoka-san era una de las integrantes del grupo de universitarios que habÃa conocido recientemente en el ryokan de aguas termales al que habÃa ido junto a Rurina-san y Sumika. Después de eso, habÃa seguido llevándome bien con Nanoka-san y su amiga.
Ese dÃa era precisamente el dÃa de una cita con Nanoka-san. Yo lo habÃa estado esperando con ansias desde hacÃa tiempo.
El lugar de encuentro era bajo el gran reloj de cierta estación. HabÃa salido de casa con bastante antelación, creyendo que asà tendrÃa tiempo de sobra, pero al llegar al lugar de la cita, Nanoka-san ya estaba allÃ.
Nanoka-san llevaba un suéter de punto acorde a la temperatura del dÃa, con un abrigo ligero encima. En la mano sostenÃa un bolso de mano. Mientras pensaba que el estilo de una universitaria era realmente distinto al de las chicas de preparatoria, la veÃa mirar disimuladamente el reloj de pulsera en su muñeca izquierda, y abrir su espejito para revisar su peinado y su maquillaje.
Sin darme cuenta, mis labios esbozaron una sonrisa.
Que ella se preocupara tanto por su aspecto, evidentemente, era por nuestra cita de ese dÃa. Que intentara arreglar su apariencia incluso cuando yo no estaba presente porque querÃa verse bien ante mÃ… me hacÃa feliz de forma sincera. Como alguien que habÃa vivido prácticamente sin ser notado por nadie, siendo el solitario de la clase, no podÃa evitar sentirlo con profundidad.
Cuando Nanoka-san guardó su espejito en el bolso de mano y respiró hondo, yo dejé de observarla desde lejos y avancé hacia ella.
—Nanoka-san. Perdona la espera.
—…¡Ah! —La expresión de Nanoka-san, al darse cuenta de mi presencia, se iluminó de golpe como la de una niña de primaria que encuentra su pastel favorito. Pero tal vez pensó que asà no podrÃa mantener su dignidad de chica mayor.
Tras carraspear con un «ejem», dijo con voz calmada:
—No, está bien, Seto-kun. Es solo que yo llegué temprano.
—¿No pasaste frÃo?
—Estoy bien. Hasta llevo abrigo.
—Entonces me tranquiliza. Por cierto, Nanoka-san…
—¿Qué pasa?
—Hoy estás aún más linda que de costumbre.
—Ugh… —Cuando le solté el cumplido de forma directa, el rostro sereno de Nanoka-san se desmoronó fácilmente. Dependiendo de la chica, varÃa qué clase de palabras le gusta escuchar, pero por lo visto, Nanoka-san preferÃa que le dijeran «linda» antes que «hermosa» o «atractiva». Además, en vez de halagos sutiles, le alegraba más que se lo dijeran de forma directa y de frente, como yo acababa de hacer.
—Es que estás tan linda que me quedé sorprendido cuando te vi desde lejos.
—E-espera, Seto-kun, para. Estamos en la calle. Hay más gente mirando. PodrÃa haber estudiantes de mi universidad por aquÃ.
—¿Y qué? A mà no me molesta.
—Ah…♡.
Tomé su brazo con un poco de firmeza, y Nanoka-san se enrojeció y se calmó.
—Si nos preocupamos por lo que piensen los demás, no podremos disfrutar de verdad nuestra cita, ¿sabes?
—…SÃ-sÃ.
—Pero también te pones linda cuando te avergüenzas, Nanoka-san.
—Otra vez diciendo esas cosas… ya basta. —Nanoka-san cedió y comenzó a caminar con su brazo entre el mÃo. Al poco tiempo, incluso se acercó más, como buscando el calor de mi cuerpo.
—Tenemos tiempo antes de la pelÃcula, ¿qué tal si vamos a un café tranquilo por aquÃ?
—Me parece bien.
El plan principal para hoy era ver una pelÃcula que acababa de estrenarse. Yo habÃa sugerido ir a ver una que parecÃa del género que le gusta a Nanoka-san. Pero era una pelÃcula bastante independiente, y solo la estaban proyectando en un cine pequeño con pocos asientos en esta área.
Al llegar al café y después de pedir nuestras bebidas, saqué un libro de bolsillo y lo puse sobre la mesa para que Nanoka-san lo viera.
—¡Ah, es el libro que te recomendé el otro dÃa! Lo has estado leyendo.
—SÃ. También vi la adaptación en streaming . Fue muy interesante. Pero el culpable es diferente en el libro y en la pelÃcula, ¿verdad?
—SÃ, es cierto. Hay varias teorÃas sobre por qué, pero parece que el director de la pelÃcula insistió mucho en ese cambio.
Nanoka-san mordió el anzuelo de inmediato. Cuando se trata de sus hobbies, cualquier chica se emociona y habla más rápido. Nanoka-san, siendo universitaria, no era una excepción.
En algún libro leà que para llevarse bien con una chica, es importante interesarse por sus aficiones. Pensé que tenÃa sentido y lo puse en práctica. Mis amigas sexuales tienen personalidades e intereses diversos, pero siempre intento aprender lo más posible sobre sus hobbies. No se trata solo de hacerlas sentir bien en la cama; también considero que es mi obligación, como un bastardo mujeriego, esforzarme para que disfruten conversando conmigo también. No soy tan atractivo. Si solo fuera el sexo, podrÃan aburrirse de mÃ. Por eso creo que debo estudiar y esforzarme diligentemente por mejorarme a mà mismo.
—De todos modos, este café es tan elegante… El latte está delicioso y las tazas son adorables… Seto-kun, hasta conoces lugares como este…
Este café, que Nanoka-san elogió de esa manera, también fue un lugar que investigué a partir de recomendaciones de otras chicas.
Por cierto, el otro dÃa tuve una cita con Sachiko-san, la amiga de Nanoka-san, de manera similar. Por supuesto, terminamos la cita cogiendo como animales en un hotel, pero estoy seguro de que también disfrutó la cita en sÃ.
Después de pasar un rato en el café, nos trasladamos al minicine y vimos la pelÃcula según lo planeado. Por supuesto, Nanoka-san y yo nos sentamos en asientos adyacentes. Durante la proyección, Nanoka-san estaba absorta mirando la pantalla. En cuanto a mÃ, ocasionalmente echaba miradas furtivas al perfil de Nanoka-san, iluminado por la luz de la pantalla. En ese aspecto, podrÃa ser criticado por falta de concentración en la pelÃcula. De hecho, después de la proyección, mientras compartÃamos nuestras impresiones durante el almuerzo, Nanoka-san señaló eso.
—Seto-kun, ¿estabas concentrado en la pelÃcula? Siento que estabas mirando a otro lado todo el tiempo.
—Lo siento. Es que no podÃa apartar la mirada de ti, Nanoka-san, y no pude evitarlo.
—¿Eh? O-otra vez diciendo eso… ¿¡Kyaah!?
Aunque probablemente sabÃa que yo dirÃa eso, Nanoka-san cavó su propia tumba. En su intento de evadir el tema con prisas, dejó caer su tenedor, y su rostro completamente enrojecido era tan adorable que era difÃcil creer que fuera mayor que yo.
Luego, dimos un paseo por un gran parque cercano. Aunque la temporada de frÃo intenso se acercaba, estar juntos nos mantenÃa calientes. Tras comprar bebidas calientes de una máquina expendedora y ponernos a charlar en un banco, le pregunté:
—Nanoka-san.
—¿SÃ, Seto-kun?
—¿Puedo besarte?
—…SÃ.
Aunque fui yo quien lo dijo, parecÃa que Nanoka-san habÃa estado esperando esto, ya que yo, que normalmente no dejo pasar oportunidades, no habÃa intentado nada durante toda la cita.
Tomé su mentón con mis dedos y Nanoka-san apretó sus labios pintados con labial y cerró los ojos. Sus manos, colocadas sobre sus rodillas, también se cerraron en forma de puño.
—Mmm… ♡. Ah, haaa… ♡.
—Nanoka-san, siento como que estás extremadamente nerviosa o algo asÃ.
—Es que… habÃa pasado tiempo desde la última vez que pude verte, Seto-kun… Además, para mà es la primera vez que tengo una cita con un chico de esta manera.
—¿Eh? Pero fueron a la posada de aguas termales con Masahiko-san, ¿no habÃan tenido una cita antes?
—I-Igarashi-kun es solo un amigo. E-en todo caso, bésame otra vez. Esta vez quiero uno más largo.
—Entendido.
—…Mmm ♡.
Ya no quedaba rastro de la chica que estaba tan avergonzada en el punto de encuentro. Aunque una joven transeúnte nos miró con el rostro completamente rojo mientras nos besábamos en el banco, Nanoka-san, sin parecer importarle, entrelazó su lengua con la mÃa.
—Mmmff ♡. Fwah ♡. Seto-kun…. ♡.
—…¿Qué quieres hacer? Pensaba que irÃamos al hotel una vez que estuviera más oscuro, pero parece que ya no puedes esperar más, ¿verdad, Nanoka-san?
—Ah ♡. …Haa ♡. Haa ♡.
—…¿Quieres tener sexo?
—…SÃ, quiero.
Los planes de la cita cambiaron con las palabras de Nanoka-san.
Me trasladé con ella a un hotel cerca del parque. A diferencia de la posada donde nos conocimos por primera vez, este era un establecimiento dedicado puramente a que hombres y mujeres tuvieran sexo. Aunque su exterior no parecÃa muy distinto al de un hotel de negocios, se sentÃa un aire de sospecha por cosas como letreros que indicaban sistemas especiales, como «Descanso», que no se encuentran en hoteles de negocios.
—¿Te parece bien esta habitación, Nanoka-san?
—Lo-lo dejo en tus manos, Seto-kun.
—Entonces será aquÃ.
Tomé la mano de Nanoka-san que no sostenÃa el bolso. Aunque ella querÃa mostrar la compostura de ser la mayor, su delicada palma estaba húmeda por el sudor.
—……
—……
El ascensor nos llevó a un piso superior. Permanecimos en silencio, pero nuestras manos seguÃan entrelazadas. De repente, acaricié su mano sudorosa con mi pulgar. Y solo con eso, el cuerpo de Nanoka-san se estremeció como si hubiera recibido una descarga eléctrica.
—¿¡Hyuuuh!? ♡♡♡♡.
—¿Qué sucede?
—¿Cómo que qué sucede? E-eres malo.
—…¿Eh? ¿Hice algo? Solo estoy sosteniendo tu mano.
Se dice que los humanos sobresalen sobre otros animales porque pueden usar sus manos libremente. Las manos son áreas muy sensibles. Solo entrelazar los dedos puede convertirse en una caricia perfectamente maravillosa.
Mientras fingÃa despistadamente, entrelacé mis dedos con los de Nanoka-san, rozando juguetonamente sus delgados dedos como si los hiciera cosquillas.
—¿¡Nn!? ♡. Nn ♡. Nnnh ♡.
—……
—Ah, mn ♡. ¡Mnnhh! ♡♡.
—…¿Acaso estás a punto de correrte solo porque te estoy acariciando la mano? No creo que eso sea posible… Pero si gimes con una voz tan adorable, yo tampoco voy a poder aguantarme, ¿sabes?
—Nnh ♡. …Haa ♡. Haa ♡. Haa ♡.
—Nanoka-san, en cuanto entremos a la habitación vamos a tener sexo.
—……Hm ♡♡.
Cuando el ascensor llegó al piso que buscábamos, una pareja entró justo mientras nosotros salÃamos. Ambos parecÃan de edad universitaria; el chico tenÃa un brazo rodeando el hombro de la chica y estaban completamente pegados el uno al otro. DesprendÃan un aire innegable de que hasta hace poco habÃan estado cogiendo.
Pero probablemente, nosotros tampoco nos quedábamos atrás. Nanoka-san bajó la cabeza, tal vez porque no querÃa que esa pareja viera su expresión, pero sus orejas estaban encendidas de rojo hasta la punta. Yo, en cambio, mantuve la cabeza erguida mientras la tomaba de la mano y salÃa del ascensor con toda la naturalidad del mundo.
—Nanoka.
—…¡Hm! ♡♡.
—Ahora mismo eres mi novia, ¿no? Entonces mantente más segura de ti misma.
—Se-Seto-kun…
—Estás tambaleándote. Camina bien. —Sin soltarla, la guie hasta la habitación y, al entrar, le quité el abrigo. De paso, acerqué la nariz al escote de su suéter de punto y aspiré con fuerza su aroma—. Suu… Ahh, hueles increÃble. Vamos, Nanoka, abre la boca que te voy a besar.
—Ah ♡. Mm ♡. Mm ♡.
Su bolso de mano cayó al suelo.
Sin siquiera molestarnos en revisar el interior de la habitación del hotel, Nanoka-san y yo comenzamos a besarnos con intensidad.
Aunque la temperatura afuera era baja, el cuerpo de Nanoka-san estaba tan caliente como una estufa. ArdÃa suavemente, y debajo del suéter tenÃa la piel ligeramente húmeda de sudor. Al recordar su cuerpo cuando lo habÃamos hecho en el ryokan , mi polla se habÃa endurecido bajo el pantalón.
Mientras entrelazábamos nuestras lenguas dentro de la boca del otro, sentÃa que un cosquilleo me recorrÃa el fondo del cerebro. Mi mente comenzó a concentrarse únicamente en el sexo. La cita con Nanoka-san habÃa sido muy divertida… pero eso y el sexo eran dos cosas totalmente aparte.
Mientras seguÃamos devorando la lengua del otro, empezamos a desnudarnos mutuamente.
La ropa interior que Nanoka-san habÃa elegido para la cita era de encaje blanco. Le desabroché el sostén, y mientras aspiraba el aire cálido y húmedo que habÃa quedado atrapado debajo, hundà el rostro en el valle de sus pechos.
—Ah, hmm… ♡.
—Qué suaves… Me siento increÃblemente en paz asÃ…
—Fuaaah… ♡♡.
—Tus pezones están duros… ¿puedo chuparlos?
—……Hm ♡♡.
Nanoka-san asintió con un leve movimiento de cabeza.
Yo jugueteé con la punta de mi lengua sobre sus pezones rosados hasta ponerlos completamente erectos. El hecho de que no hubiera ningún otro sabor que el de Nanoka-san era prueba de que, incluso cuando no estaba conmigo, no habÃa permitido que ningún otro hombre la tocara. …Aunque no podÃa conformarme solo con eso. Para que el efecto de mi «marca» no se disipara, necesitaba dejar prueba de que Nanoka-san era mÃa de forma regular.
—Nn ♡. Hmmh ♡♡.
De los labios de Nanoka-san, con el ceño fruncido en una expresión de apuro, se escapaban dulces gemidos.
Nanoka-san llevaba puestas unas medias oscuras y, en ese momento, lo único que le quedaba en el cuerpo eran esas medias y sus bragas blancas de encaje.
Pensar que estaba a punto de hacerle el amor me excitaba. No importaba cuántas chicas me hubiera cogido, esa excitación nunca disminuÃa. Mi polla estaba tan erecta que dolÃa; el falo, enrojecido y rÃgido, se arqueaba tanto que el glande casi tocaba mis abdominales.
Mientras me besaba, Nanoka-san comenzó a masturbarme con cautela. Era lista, y recordaba perfectamente los métodos para dar placer a un hombre que le habÃa enseñado cuando tuvimos sexo en el ryokan . Yo la atraje hacia mà y presioné mi polla contra su vientre.
—~~~Nn… ♡♡♡♡.
Al mostrarle con el gesto que esa carne podÃa entrarle hasta esa profundidad, pude notar desde fuera cómo su vagina y su útero reaccionaban.
—Ya es hora de quitarte las medias.
—¡No, rómpelas! —Excitada, Nanoka-san me exigió que rompiera sus medias, deseando tanto que la penetrara que no podÃa esperar más.
—Está bien. Entonces voy a cogerte por detrás, asà que pon el trasero hacia mÃ.
—SÃ ♡. SÃ ♡.
—Por cierto, ¿y el condón?
—¡No lo quiero!
—Lo sabÃa. Yo tampoco tengo ganas de ponérmelo.
SabÃa de antemano que ella me responderÃa eso cuando le preguntara.
Una vez se ha probado lo placentero que es hacerlo sin condón, es difÃcil volver a disfrutar del sexo con uno. Al final, lo que lo hace especial es esa sensación de dejar el semen directamente dentro. Incluso si existÃa el riesgo de embarazo… no, precisamente porque existÃa ese riesgo, era que se sentÃa tan intensamente placentero.
Tomé las medias de Nanoka-san y las rompà con un rasgón seco a la altura de las nalgas. Sus caderas se estremecieron ligeramente, como si esa brusquedad la excitara aún más.
Hundà el rostro en sus nalgas y aspiré profundamente. Su rostro, que ya estaba rojo, se volvió aún más encendido. En la entrepierna de sus bragas habÃa una mancha húmeda alargada, y comprendà que ya no hacÃa falta ningún otro juego previo.
Me coloqué detrás de Nanoka-san, le sujeté la cintura por la parte estrecha y le advertà en voz baja:
—Voy a meterlo, Nanoka.
—Fwuaaaah… ♡. Seto-kun, hazlo… ♡.
—Oh, ooh…
—Aaaah ♡. ¡Aaaahhh! ♡♡.
—¡Uwah, increÃble…!
Quizá porque la temperatura afuera era baja, el interior de su coño se sentÃa aún más caliente. Mi polla tocaba directamente las paredes de su vagina, y pensé que iba a quemarme.
Mientras avanzaba con mi polla lentamente hacia el fondo, sentÃa el desliz de sus jugos de amor mezclado con la presión justa de sus paredes. Solo eso hacÃa que un placer punzante atravesara mi columna, dándome la sensación de estar eyaculando sin hacerlo realmente.
Últimamente pensaba que la sensación de un coño cambiaba bastante con apenas un año de diferencia de edad en las mujeres. Claro que también influÃa mucho lo individual, pero las chicas más jóvenes solÃan apretar con más fuerza, mientras que las mujeres adultas envolvÃan de forma más densa y pegajosa. Gracias a mi vida de mujeriego, podÃa notar esas diferencias con claridad.
Y ese dÃa, yo estaba deseando justo ese equilibrio entre estrechez y viscosidad que tenÃa Nanoka-san.
Como con el ramen: a veces uno quiere un ramen de sal más ligero, y otras veces un tonkotsu espeso y cargado. Era algo parecido.
—Uaaah… Esto, esto. Se siente increÃble…
—Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Aahhn ♡. Ah, ah, ah, ah ♡♡.
—¡Que mi polla sea masturbada por tu coño es una locura…! Se siente tan bien que me recorren escalofrÃos por la espalda… ¡Aaah, carajo… es lo mejor…!
—¡Yo también…! ♡. Yo también me siento tan bien ♡♡. Seto-kun ♡. Aaaah ♡♡.
Las caderas y muslos de Nanoka-san, incluso vistos a través de las medias rotas con agujeros, se veÃan deslumbrantemente suaves. No habÃa nada que superara el placer de embestirme contra ellas. Como no podÃa verla tan seguido como a las chicas de la preparatoria, cada vez que tenÃa oportunidad de marcarla asÃ, inevitablemente me entregaba con intensidad.
—Seto-kun, hazlo más fuerte ahà ♡. Ah, aahh, ah, ah, ahnn ♡♡.
—¡El sexo se siente demasiado bien…! ¡Ooooh…!
Los pechos de Nanoka-san rebotaban con fuerza hacia adelante y atrás al ritmo de mis embestidas. Aquellos enormes y hermosos senos, de una firmeza perfecta, se movÃan visiblemente incluso en esa posición de pie, mientras me la cogÃa por detrás a lo perrito. Mientras hacÃa ir y venir mi miembro dentro de sus pliegues carnosos, el semen comenzó a subir con una fuerza imposible de contener, y terminé por eyacular.
—¡Guh! ¡Me corro! ¡Voy a correrme! ¡Uaaah!
—Yo también me corro ♡. Me corro ♡. ¡Me corrooooooooooo! ♡♡♡.
—¡Guh, ohhh! ¡Oooohhh!
—Ah, aaaahhhhhh ♡♡♡♡.
HabÃamos entrado a la habitación del hotel del amor y, sin que pasaran siquiera diez minutos, ya estábamos unidos, alcanzando el primer clÃmax juntos.
Entre los mechones bifurcados de su cabello, podÃa ver la nuca de Nanoka-san estremeciéndose con espasmos tras correrse. Mientras mi polla palpitaba con fuerza y bombeaba espesas descargas de semen dentro de su útero, deslicé los dedos de mi mano derecha desde su nuca por toda la lÃnea de su columna hasta el coxis.
—…Nnn ♡. Ah ♡. Aaahh ♡♡. Ahh ♡♡.
—Nanoka-san, ver cómo te corres con mi polla dentro es increÃblemente lindo… Si me muestras algo asÃ, solo me dan más y más ganas de cogerte. …Mira, puedes notar cómo el semen sigue saliendo a borbotones dentro de tu útero, ¿verdad?
—…Hm ♡♡. Lo-lo noto ♡. Está tan caliente… ♡.
—Tu coño también está tan caliente que siento que mi polla se va a derretir. ¿Podemos quedarnos conectados un rato más asÃ?
—…Por supuesto que sÃ. Porque ahora mismo… soy tu novia, Seto-kun… ♡♡.
—¡Nanoka…!
Gracias a que Nanoka-san apretó suavemente su sexo para exprimirlo, logré liberar el resto del semen con mayor facilidad.
Después de terminar esa primera ronda, Nanoka-san se quitó por completo las medias rotas y las bragas para quedar totalmente desnuda, y los dos fuimos juntos al baño. Era la primera vez que Nanoka-san visitaba un hotel del amor, y parecÃa confundida con el enorme espejo —demasiado grande para un simple baño— y con la decoración monocromática y misteriosa.
—…Oye, Seto-kun, entiendo el botón para que salgan burbujas, pero… ¿por qué hay un botón para que el agua brille? —dijo mientras llenaba la bañera.
Como estaba inclinada sobre la tina para mirar dentro, podÃa verle completamente el ano y la vagina, aunque ella parecÃa no darse cuenta.
—Quién sabe… no lo tengo muy claro, pero los baños de estos lugares tienen un montón de funciones raras.
—Hmm… se nota que sabes bastante. …¿Y eso que parece un bote inflable?
—Quién sabe…
Cuando me preguntó para qué servÃa ese objeto —el tÃpico colchón para hacer « mat play »— fingà no saberlo y ladeé la cabeza con inocencia.
—¿No se supone que esto es para que un hombre y una mujer jueguen juntos encima?
—¿Y eso es divertido, acaso?
—¿Quieres probarlo?
—Ah, con ese tono… sà que lo sabes, ¿verdad?
Por supuesto que lo sabÃa. Más bien, Rurina-san y Airi-san eran increÃblemente buenas en ello. Gracias a sus lecciones, casi todas las chicas —como Sumika o Ryoko-chan del club de atletismo, además de varias otras de mis amigas sexuales— habÃan aprendido a hacer el llamado mat play . Mientras recordaba cómo hubo ciertos problemas durante el festival cultural por ese tema, le enseñé a Nanoka-san cómo usar el lubricante, y ambos comenzamos a resbalarnos uno contra el otro sobre el colchón.
—A ver, ¿asÃ? …¿¡Kya!? Qué-qué peligroso… se desliza con bastante fuerza.
—Ehm, ten cuidado de no lastimarte, ¿sÃ? Si no quieres, no hace falta que lo hagamos. Podemos simplemente tomar un baño y…
—¡Seto-kun, calla un momento! Nn… ahà voy…
Nanoka-san se esforzaba por hacerme un lotion play mientras yo yacÃa boca arriba. La suavidad de la grasa de sus pechos mezclada con la dureza de sus pezones cosquilleaba mi piel. También lo hacÃa el leve vello que crecÃa con discreción en su intimidad. Aunque Nanoka-san estaba muy concentrada, esa dedicación suya se parecÃa a la de una niña de primaria intentando hacer la voltereta en la barra por primera vez.
Tal como decÃa la palabra play , realmente sentÃamos que estábamos jugando juntos.
Mientras ella me reprendÃa al notar que yo sonreÃa con ternura, me frotaba la polla con su vientre y sus muslos cubiertos de lubricante, y asà terminé por eyacular.
—…¡Kuh!
—Ah, la polla de Seto-kun está temblando y expulsando semen.
—Lo siento, terminé por correrme.
—Está bien, no hay problema. …Qué fuerza. Hace un rato lo sentà salir asà dentro de mi vientre. …Uwaa, al tocarlo está pegajoso.
Nanoka-san recogió con la mano el semen que yo habÃa expulsado en espasmos mientras estaba tumbado boca arriba, y lo observó con atención. Aquel lÃquido blanquecino que habÃa salido de mi uretra al exterior de mi cuerpo se mezclaba con el lubricante y formaba hebras más largas de lo normal. Cuando ella limpió con su mano su propio pecho, esas hebras quedaron colgando entre sus senos y su palma.
Al ver eso, la lujuria me invadió, y a pesar de haber eyaculado hacÃa poco, mi polla volvió a endurecerse con fuerza.
—Nanoka-san. Ahora es mi turno de hacértelo a ti.
—¿Eh?
—Ponte boca abajo.
—De-de acuerdo…
Me incliné sobre Nanoka-san, que se habÃa puesto boca abajo, y tal como ella habÃa hecho conmigo, comencé a frotarme contra todo el frente de su cuerpo cubierto de lubricante.
—¿No te peso?
—No tanto, pero esto… se siente algo extraño. Me hace un poco de cosquillas y además…
—¿Además?
—…Tu gran pene está tocando mi espalda, Seto-kun.
—Hee…
—¿«Hee» dices? Hablas como si no fuera contigo. …¿¡Aaahn!? ♡♡♡. Nn ♡. Nnnh ♡.
—¿Qué pasa?
—¡Está dentro! ¡Tu polla está dentro de mi coño!
Nanoka-san, que me cargaba como si yo fuera el caparazón de una tortuga, terminó con mi polla penetrando directamente en su coño. Ella ya estaba húmeda, pero gracias al lubricante me deslicé hasta el fondo de un solo empuje.
Fingà no entender lo que me decÃa.
—¿De verdad está dentro? No estoy muy seguro…
—Ah ♡. Aaahn ♡. Nnh ♡. Oh ♡. Ooh ♡♡.
—Vamos, Nanoka-san, dÃmelo bien. ¿De verdad mi polla está dentro de tu coño?
—¡SÃ-sÃ, está dentro! ¡La polla de Seto-kun está metida hasta el fondo en mi coño!
—¿Y qué está haciendo ahà dentro?
—La-la gruesa punta ♡. Está rozando la parte que se siente bien en mi coño ♡♡. Mi coño, que ahora es solo de Seto-kun ♡. Se está moldeando cada vez más con la forma de Seto-kun ♡♡. Oh ♡. Oh ♡. Ohh ♡. Nwohh ♡. Me voy a correr ♡. ¡Me corroooo! ♡♡.
—…Te corriste muy fácil, ¿no?
—Hah ♡. Hah ♡. Hah ♡. …Nnhhh ♡♡. Me-me corrà bashtante… ♡.
Nanoka-san se retorcÃa debajo de mÃ. El interior de su coño temblaba por el clÃmax, estrechándose como si intentara ordeñar el semen de mi polla. Yo, pegado a su oÃdo, le susurré lo que estaba sintiendo como si estuviera narrándolo en directo.
—Nanoka, ¿sientes cómo tu interior se está ajustando a la forma de mi polla?
—…SÃ-sÃ, lo siento ♡. …Aunque no lo quiera, la está tomando por si sola ♡.
—Parece que tu coño todavÃa quiere más de mi semen.
—…… ♡♡♡♡.
—Fiuu… Con todo este lubricante resbalando, es muy fácil mover mi polla adentro sin separarnos. Voy a correrme por segunda vez en esta posición, asà que concéntrate en tu útero.
—E-está bien ♡. …Aaah ♡. Nn ♡. Oh ♡. Oh ♡. Ooh ♡. Oh ♡.
Seguimos cogiendo sobre el colchón de goma. En realidad, debÃa de existir en alguna parte algún animal que copulara en esa misma postura, quizá ranas o lagartos… pero en cualquier caso, no era propio de criaturas tan avanzadas como los mamÃferos. Asà de primitivo y gobernado por el instinto reproductivo me sentÃa en ese momento.
—Aaah, me voy a correr. Ya casi me corro, Nanoka.
—Hm ♡. Hm ♡. Nn ♡♡. Oh ♡♡.
—Qué voz más increÃble… ¿estás más caliente que de costumbre?
—A-asà es ♡. E-esto me encanta ♡. Me gusta que hagamos el amor en esta postura ♡♡. Me corro ♡. Me voy a correr ♡. Nwooh ♡. Oh, oh, oh, oh ♡♡♡. ¡Hm, mm! ♡♡♡♡.
El baño del hotel del amor, tan distinto al baño termal del ryokan donde nos conocimos, resonó con sus gemidos. Nanoka-san, atrapada entre mi cuerpo y el colchón, alcanzó un clÃmax profundo. Soltó un gemido como de esfuerzo y apretó con fuerza los dedos de manos y pies mientras llegaba al orgasmo.
Entonces, al ritmo de las contracciones de su coño, yo también expulsé mi semen.
—Uah. Aaah. ¡Hm, siento cómo me absorbes el semen hasta el fondo…!
—…Nnhhh ♡♡. …Ahh ♡♡♡. ~~~Hm ♡♡♡. Me corro ♡. Ah ♡.
Con los genitales aún unidos, permanecimos un rato sobre el colchón de goma, temblando juntos al unÃsono. Mientras seguÃa en medio de ese orgasmo que se sentÃa como ver el paraÃso, deslicé una mano entre su cuerpo y el colchón y comencé a masajearle las tetas. El cuerpo de Nanoka-san volvió a estremecerse como respondiendo a mis dedos, y yo pude vaciar hasta la última gota de esperma en su útero con un placer absoluto.
Incluso después de que extraje mi pene de su vagina con un sonido húmedo, Nanoka-san siguió estremeciéndose y jadeando con fuerza.
—Nanoka-san, estuviste corriéndote durante bastante rato, ¿eh?
—Es que, no pude evitarlo… se sintió tan rico…
—Si te gustó, podrÃamos hacerlo seguido. Volver a venir juntos a un hotel como este.
—…SÃ ♡.
Terminada la sesión sobre el colchón de goma, Nanoka-san y yo al fin nos metimos en la bañera llena de agua caliente para calentar nuestros cuerpos.
Por supuesto, ni en ese momento dejé de tener contacto fÃsico con ella.
La abrazaba por detrás mientras ella se sentaba con las rodillas recogidas dentro de la bañera, y mantenÃa alguna parte de nuestros cuerpos en contacto constante. Estar desnudos y sentir el calor corporal del otro hacÃa que su barra de afecto pareciera subir de golpe.
Como Nanoka-san se habÃa recogido el cabello para que no se mojara, tenÃa su nuca justo frente a mÃ. Cuando acaricié suavemente con los dedos los mechones sueltos de esa zona, Nanoka-san dejó escapar un leve sonido.
—Nn… Oye… ¿qué haces?
—Nada en especial. Solo querÃa tocarte.
—Si dices eso y me tocas de pronto, me vas a asustar, ¿sabes? Jeje…
El lugar en el que estaba era completamente el interior de su espacio personal. Yo era el único hombre ante quien ella mostraba su piel desnuda, y el único que sabÃa qué clase de gemidos emitÃa durante el sexo. Pensar en eso me hacÃa sentir muy feliz.
Después de eso, volvimos a hablar sobre nuestras impresiones de la pelÃcula que habÃamos visto durante la cita. Yo apenas pude decir algo superficial, como que la actuación de una de las actrices habÃa sido impresionante, pero Nanoka-san sabÃa un montón de cosas, como anécdotas del detrás de cámaras durante el rodaje. Yo me limité casi solo a escucharla, mientras le acariciaba las tetas y la dejaba hablar.
Al final, sus palabras se detuvieron, probablemente porque mis manos lascivas la habÃan estimulado hasta ponerla caliente de nuevo.
—…Hm ♡. Oh ♡. …Nn ♡.
—Nanoka-san, ¿seguimos con el sexo?
—…SÃ ♡.
—Entonces vamos a la cama.
Cuando dije eso y estaba por llevarla al dormitorio, vi el gran espejo del vestidor.
—…¿Qué pasa? ¿No vamos a la cama?
—Nanoka-san, mira ahÃ
—¿Eh? …¿E-el espejo?
—Voy a cogerte frente a este espejo. Quiero que veas con tus propios ojos lo linda y excitada que te pones cuando te la estoy metiendo.
Al oÃr eso, Nanoka-san se estremeció.
La hice apoyar las manos en el estante frente al espejo y la penetré por detrás de pie.
—Nnah ♡. Aaah ♡♡♡.
—MÃrate, te ves increÃblemente lasciva. …Ah, no apartes la cara.
—¿¡Nnnhh!? ♡♡.
Con mi mano derecha tomé su rostro y la obligué a mirar su propio cuerpo mientras éramos como animales juntos.
En el espejo se reflejaban nuestros cuerpos desnudos de pie… y dentro de su vientre, mi erecta polla estaba enterrada hasta el fondo.
—Esta eres tú cuando está teniendo sexo, Nanoka… cuando eres completamente mÃa
—Ah… Aaah… ♡♡. Es increÃble…
Nanoka-san tenÃa unas tetas enormes y una cintura muy delgada, con una figura perfecta. Siempre me preguntaba dónde cabÃan en una cintura tan estrecha el estómago o el útero, y aun asà tenÃa espacio para guardar mi polla dentro. El cuerpo de las chicas era un verdadero misterio.
—Voy a meterlo más lento.
—…Ah ♡. …Ah ♡. Aahn ♡. Aahn ♡.
—Se siente bien que te frote por dentro con mi polla, ¿verdad?
—…SÃ-sÃ, se siente rico ♡. Nmm ♡. Chu ♡. Chuu ♡. Chuuu… ♡.
Entonces Nanoka-san comenzó a chuparme los dedos de la mano derecha, la que sujetaba su rostro, como si fueran un chupón. Yo tomé su pecho izquierdo con la otra mano y lo amasé con fuerza. Mientras hacÃa eso, empujé mis caderas contra sus nalgas, y sentir cómo su vagina se apretaba con fuerza alrededor de mà me resultó delicioso.
Me preguntaba si Nanoka-san se habrÃa dado cuenta de que su reflejo en el espejo estaba contoneando su cuerpo por iniciativa propia, moviéndose al compás de los embistes de mi cintura. Mientras la penetraba y observaba nuestra imagen reflejada, experimentaba la extraña sensación de estar mirando a dos extraños teniendo sexo mientras, al mismo tiempo, nosotros también lo hacÃamos.
—Nanoka-san, ¿qué piensas al ver cómo cogemos en el espejo?
—Se ve… como que se siente muy bien. Los dos estamos moviendo la cintura con tanta pasión…
—La Nanoka-san del espejo tiene cara de que ama el sexo, ¿no?
—…SÃ ♡. SÃ ♡.
Aceleré el vaivén de mis caderas y amplié el movimiento, haciéndolo más fuerte. Entonces, el único pecho de Nanoka-san que no tenÃa sujeto con mi mano derecha comenzó a bambolearse, dibujando cÃrculos en el aire.
—Ah ♡. Aaah ♡. Yaahn ♡. Ah ♡. Ah, ahh ♡.
Las gotas de agua que no habÃa alcanzado a secar con la toalla tras el baño salpicaron por el aire. En el espejo, ya parecÃamos auténticos animales.
El aroma indescriptible que emanaba del cuerpo de Nanoka-san, sus jadeos que parecÃan quemarse en mi cerebro, la suavidad y pesadez de sus pechos, el calor de los pliegues de carne que envolvÃan mi polla… Todos esos estÃmulos abrumaban mis cinco sentidos y me hacÃan sentir con intensidad que estaba vivo. Y parecÃa que Nanoka-san también sentÃa esa misma certeza.
—¡Aaah, me corro! ¡¡Me corro, me voy a correr!! ¡Seto-kun!
—¡Oh, ohhh! ¡Voy a eyacular! ¡También voy a correrme, Nanoka-san!
—Bésame ♡. ¡Bésameee! ♡♡.
Mi pene palpitó con fuerza dentro de Nanoka-san y, en el momento en que eyaculé en su interior, ambos apartamos la vista del espejo. Ella giró el cuello hacia atrás y se entregó con entusiasmo a entrelazar su lengua con la mÃa.
—Mmnnh… ♡. Haaah… ♡.
Tras corrernos a fondo, por fin nos trasladamos a la cama para empezar el sexo en serio. Me tumbé boca arriba y Nanoka-san se subió sobre mÃ, comenzando a mover las caderas en posición de vaquera. Tal vez porque acabábamos de contemplar con detenimiento nuestras obscenidades reflejadas, Nanoka-san ya no mostraba reservas. HabÃa liberado el freno del pudor que normalmente la contenÃa, y ahora, hundiendo mi polla con avidez en su coño, solo se dedicaba a perseguir el placer. Aquella imagen suya era sumamente lasciva, pero al mismo tiempo, increÃblemente hermosa.
—¡Ahh! ♡. ¡Ahh! ♡. ¡Aahn! ♡♡. ¡Tu polla es increÃble! ♡. ¡El pene de Seto-kun…! ♡♡. ¡Por más semen que suelte sigue duro! ♡♡. ¡Penetra mi coño y se siente tan bien! ♡♡.
—Asà es, asà que se más honesta, Nanoka-san. Solo yo te estoy viendo, asà que saca una voz más ruidosa y disfrutemos juntos.
—¡Ahh, ahhh! ♡. ¡Seto-kun! ♡♡. ¡Nnnnwuuuhhh! ♡♡.
El cuerpo perfectamente proporcionado de Nanoka-san brincaba como si estuviera sobre un trampolÃn, alcanzando clÃmax tras clÃmax sin pudor alguno. Ella se corrÃa sin cesar con mi polla joven, como si estuviera abriendo una tras otra las puertas de un nuevo mundo de placer.
Yo, por mi parte, también disfruté del sabor único de ese coño con la deliciosa diferencia de edad que suponÃa ser una «universitaria en activo», diferente al de mis compañeras de clase, de cursos inferiores o de las profesoras.
—¡Guuh! ¡Ya sale otra vez! ¡Uaaah, Nanoka-san! ¡Nanoka!
—¡Ah, aaaaahhh! ♡♡♡.
No llegué a contar cuántas veces me habÃa corrido dentro de Nanoka-san.
Al final, extendimos nuestra estancia en el hotel del amor, donde solo habÃamos entrado para un «descanso», y continuamos con un intenso sexo hasta bien entrada la noche.
Y entonces…
—Uh… hm ♡. Ah… hm ♡.
Este sonido de Nanoka-san era involuntario. El cuerpo de una chica puede hacerse correr incluso si está inconsciente. Para que su cuerpo recordara, incluso al irse, que sentirse bien era algo que ocurrÃa al verme, incluso después de que se desmayara por exceso de orgasmos, estaba jugueteando con su clÃtoris con los dedos mientras atormentaba su suavizado útero con mi glande. Mi smartphone vibró y en la pantalla apareció el nombre de Sachiko Morimine-san, la amiga de Nanoka-san.
—¿Hola? ¿Eres tú, Sachiko-san? ¿Qué pasa a estas horas de la noche? …Ah, ya veo, se te ha vuelto insoportable y quieres polla. Entonces, ¿qué te parece si nos vemos ahora? Justo ahora estaba en el hotel del amor, cogiendo con Nanoka-san. TodavÃa no he eyaculado lo suficiente, asà que si vienes, verteré un montón de semen en tu útero también, Sachiko-san.
Dicho esto, colgué.
ParecÃa que la noche aún iba a ser larga. Pensando eso, agarré ambas piernas de Nanoka-san y volvà a mover mis caderas hacia adelante y hacia atrás.
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