El Jefe de Atelier Tan Despistado

Vol. 1 Capítulo 3. La Exploración de la Cueva de Kurt y el Nuevo Atelier en la Frontera Parte 2

Tras finalizar los asuntos en la tienda de Mimiko y regresar de la capital a la ciudad, yo, Yulishia, me dirigí junto a Lady Lieselotte a la posada donde se hospedaba Kurt.

El motivo por el que Lady Lieselotte había decidido acompañarme era que, dado que no sabíamos quién podía estar tras ella, consideramos que lo más seguro era que permaneciera cerca de mí, ya que tenía cierto nivel de habilidad y libertad de movimiento.

—Mucho gusto en trabajar con usted. Entonces, ahora se dirigirán a donde está Sir Kurt, ¿verdad?

—Sí-sí, bueno, pero Lady Lieselotte… No olvide que debe mantener en secreto ante Kurt que usted es una princesa.

—Desde luego. Para Sir Kurt, yo solo seré Liese. Pretendo que me trate simplemente como a una mujer.

—¿Como a una mujer…?

—¿No es eso correcto? Más bien, le agradecería que también usted me llame Liese, Lady Yulishia. No sabemos quién podría estar escuchando, así que nada de lenguaje formal.

Decía cosas totalmente descabelladas, como pedirme que llamara sin honoríficos a un miembro de la familia real.

Si alguien se enteraba, podría ser acusada de lesa majestad [1] y terminar en prisión.

Aunque, es cierto que usar el «Lady» llamaría mucho la atención.

—De acuerdo… Liese.

Cuando llegamos a la posada, Kurt no estaba.

Quizás había ido a Hello Work a buscar empleo.

Eso pensé, hasta que de pronto sentí una presencia a mis espaldas.

—Kurt se dirigió a una cueva al noreste junto con el grupo de aventureros llamado «Sakura».

—…¿¡Eh!?

Me giré, pero no había nadie. Solo me pareció ver, en el rabillo del ojo, el leve destello de algo parecido a una bandana.

¿Qué demonios había sido esa voz de mujer…? No, más importante aún: ¿Kurt había ido a una cueva al noreste?

Si mal no recordaba, por esa zona recientemente se estaban realizando entrenamientos de exterminio de goblins por parte de los caballeros… Entonces existía el peligro de que una gran cantidad de goblins se hubiera refugiado en las cuevas.

Justo tenía que ir allí en esta época… Qué fastidio.

—Lady Yulishia, ¿quién era esa persona? —preguntó Liese, que al parecer también había escuchado la misma voz.

—Podría ser… una trampa, pero al menos esa persona conocía la existencia de Kurt. En el peor de los casos, es posible que lo hubieran tomado como rehén…

No, más bien eso sería incluso conveniente.

Los goblins no tenían el concepto de tomar rehenes, eran mucho más salvajes que eso.

—¡Debemos ir a la cueva de inmediato!

Al oír mis palabras, Liese exclamó, pero yo la detuve enseguida.

—Espera, iré sola. Tú quédate en la posada de este pueblo…

—¡Usted es mi escolta! ¡¿Qué sentido tendría que una escolta fuera sola?!

Tenía razón, pero aun así…

Mientras yo dudaba, Liese declaró con actitud firme:

—Como miembro de la familia real, he aprendido magia para defenderme. No seré un estorbo. ¿O acaso, Lady Yulishia, está diciendo que no le importa lo que le ocurra a Sir Kurt?

—Eso… no me gustaría…

Solo imaginar la escena de Kurt siendo asesinado me hizo doler el pecho.

—¡Entonces vayamos!

Liese lo proclamó.

Transmitía una determinación tal que daba a entender que ya no escucharía nada de lo que yo le dijera.

—…Ah, ya basta. Le advertí tantas veces a Kurt que no hiciera tonterías… Cuando volvamos, tendré que darle una reprimenda.

—¡Lady Yulishia! ¡¿A qué se refiere exactamente con eso de una reprimenda?!

—¡Liese, tu cara está demasiado cerca! ¡Y no haré nada raro!

—Ya veo… —Liese lo dijo con un tono que sonó ligeramente decepcionado.

¿Qué se estaría imaginando, exactamente?

Había pensado que, al ser de la familia real, sería una ingenua… pero sentía que su ingenuidad se estaba desviando en una dirección extraña.

—Más importante, llámame Yuli.

—Sí, mucho gusto, Srta. Yuli.

Llegamos a la entrada de la cueva.

Al ver que el musgo luminoso del suelo estaba ligeramente desgastado, parecía claro que alguien había pasado por allí.

Además…

—¡Mire, Srta. Yuli! ¡Esta huella es sin duda de Sir Kurt!

—¡¿Cómo puedes saberlo?!

Mientras le replicaba a Liese, que había alzado la voz al encontrar una pequeña huella, en el fondo también sabía que era de Kurt.

Ah, ¿por qué demonios podíamos reconocer el rastro de Kurt con solo ver una huella…? Esto ya parecía acoso.

Bueno, técnicamente lo estábamos persiguiendo hasta la cueva, así que no estaba tan alejado de la realidad.

—«Fortalecimiento Sensorial». —Liese recitó un hechizo.

Fortalecimiento Sensorial: como su nombre indicaba, era una magia que fortalecía los sentidos.

Como el interior de la cueva estaba iluminado por musgo brillante, probablemente intentaba reforzar su audición para localizar el paradero de Kurt.

—Vayamos, siento el olor de Sir Kurt.

¡Esta princesa había reforzado su olfato!

Espera… ¿cómo demonios sabía cómo olía Kurt?

¿Acaso había olido de cerca el cuerpo de Kurt alguna vez?

No puede ser…

—Jamás podría olvidar el aroma a jabón que desprendía el cabello de Sir Kurt cuando palpó mi maldición.

—Así que solo fue un acto médico… No sabía que Kurt usara jabón.

Era un chico que sabía cuidarse… Cuando minamos juntos no lo había notado, pero ¿acaso se bañaba de noche a escondidas?

La imagen de la espalda mojada y brillante de Kurt apareció en mi mente, aunque como nunca la había visto directamente, estaba bastante difuminada.

—Srta. Yuli, está poniendo una cara rara.

—No-no estoy pensando en nada. Deja de decir tonterías y sigamos.

—Sí, vamos… ¡Huelo a sangre!

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al oír las palabras de Liese.

¡No podía ser que Kurt…!

Nos adentramos a toda prisa en lo profundo de la cueva.

Por el camino, Liese dijo que un lugar que parecía una puerta oculta estaba abierto, y que el olor de Kurt continuaba más allá de ella.

Además, el olor a sangre se hacía cada vez más intenso.

—Ese sonido es… ¡Srta. Yuli, los encontré!

Se escuchaban sonidos de batalla contra una horda de goblins, aunque no sabíamos quién estaba luchando.

—Vamos. —Desenvainé mi espada de la cintura y me lancé al campo de batalla.

—«Fortalecimiento Corporal».

Con la magia que Liese conjuró, mi fuerza aumentó.

Con esto…

—¡Uryaaaah!

De un solo tajo corté los cuerpos de tres goblins, separando sus mitades superior e inferior.

—¡Venimos a ayudar! ¿¡Están bien!? —Grité mientras abatía uno tras otro a los goblins.

Después de todo, había sido una aventurera directamente al servicio de la familia real; diez o veinte goblins no eran enemigos para mí.

—¡Nos salvaste! Tenemos a un herido, pero nadie ha muerto.

Desde el fondo del grupo de goblins, escuché una voz masculina respondiendo a la mía.

No era la voz de Kurt… ¿Tenían un herido? ¿Acaso era Kurt?

Entonces concentré aún más fuerza y continué masacrando goblins.

Los goblins, que no estaban atentos a los ataques por la retaguardia, se pusieron nerviosos y perdieron toda coordinación como grupo. Como resultado, en menos de cinco minutos la horda de goblins fue aniquilada por completo.

Y allí, lo que estaba no era Kurt, sino dos hombres.

Uno era un hombre con armadura completa, y el otro tenía un aspecto de venir de tierras extranjeras; parecía que el de apariencia extranjera estaba herido.

—¿Ustedes son del grupo de aventureros llamado «Sakura»?

—Así es, pero…

El hombre de armadura completa respondió con gesto desconfiado, como preguntándose qué importancia tenía.

—¿Kurt no estaba con ustedes?

—Ya veo, así que conoces a ese chico. Él debió de huir más allá de esa puerta.

—Más allá de la puerta, ¿eh?

En cuanto escuché eso, de una patada derribé la puerta.

Detrás de mí, me pareció oír un breve grito sorprendido de Liese, pero no importaba.

—¡Kurt!

Me adentré al otro lado de la puerta llamándolo, pero lo que encontré allí no era Kurt, sino una chica de más o menos su misma edad.

—Ah… ah… aah… —Parecía tan asustada que se había derrumbado de miedo.

—¿Qué demonios ha pasado aquí?

Seguí la dirección que la muchacha señalaba con el dedo.

Allí estaba un gólem dragón de hierro.

El gólem dragón de hierro era, como su nombre lo indicaba, un tipo de gólem de hierro con forma de dragón, poseedor de un poder muy superior al de un gólem de hierro normal.

Jamás habría imaginado que semejante monstruo pudiera estar aquí.

Aunque, al parecer, ese gólem dragón de hierro había quedado inactivo:

La parte de su núcleo había sido profundamente excavada.

—De repente, un gólem dragón de hierro nos atacó… y luego vino otro más, —dijo la muchacha con voz temblorosa.

¿¡Otro más!?

¿Acaso Kurt había sido atacado por ese segundo…?

—Ah, Señorita Yulishia, vino a ayudarme, ¿verdad?

—¿¡Kurt!?

Justo cuando intentaba preguntarle más detalles a la chica, Kurt apareció de improviso desde detrás del dragón.

Al parecer, el muy astuto se había ocultado tras el cadáver del gólem dragón de hierro y de algún modo había logrado sobrevivir.

Qué alivio… de verdad… ¿eh?

Cuando, ya más tranquila, miré a mi alrededor, descubrí algo increíble que me dejó paralizada.

Liese, que había corrido tras de mí, también lo vio y, aterrada, lo señaló con un dedo.

—Ehm, Sir Kurt, eso es…

—Ah, usted estaba ayer en el atelier de Lady Ophelia… mucho gusto. Ya parece que la maldición mejoró. ¿Era conocida de la Señorita Yulishia?

—Ah, sí. Pero, más bien, eso es… —Donde Liese señalaba, se alzaba una enorme cantidad de gólems dragón de hierro.

Todos parecían inactivos.

—Lo siento… todo fue por mi incompetencia. Eh… El Señor Kanth y el Señor Danzo, ¿cómo están?

—Uno parecía estar herido, pero su vida no corría peligro.

—Ya veo, qué bien… por favor, dele esta medicina al Señor Danzo… —Diciendo eso, Kurt se acercó y me entregó un frasco con medicina, pero enseguida se desmayó, cayendo como si hubiera perdido toda la tensión que lo sostenía.

Sin duda, el hilo de sus nervios se había roto al fin.

Si era medicina de Kurt, estaba segura de que también sanaría las heridas de ese hombre llamado Danzo.

Recuperando la compostura, me giré hacia la muchacha que aún estaba en el suelo del susto.

—¿Tú también estabas bien?

—Bien… no, para nada. ¿Qué es Kurt en realidad?

—¿Eh?

—«Estoy acostumbrado a minar gólems de hierro», dijo… ¡y luego atravesó a ese monstruo con un solo golpe de la daga…! ¿Por qué? Si ni siquiera podía vencer a un limo, si temblaba ante los goblins, ¿por qué pudo derrotar a un gólem dragón de hierro con tanta facilidad…?

—¿Eh? ¿No me digas que este gólem dragón de hierro no quedó inactivo por un combate entre ellos, sino que…?

—Todo lo hizo Kurt… él solo, —dijo la muchacha con voz temblorosa.

¿Kurt había derrotado él solo a los gólem dragón de hierro? ¿Con nada más que una simple daga de hierro? ¿Decía que con semejante arma había abatido tal cantidad?

Cada vez comprendía menos a ese chico llamado Kurt.

—Como era de esperarse de Sir Kurt, —dijo Liese.

Sin pensar demasiado, me descubrí envidiando la despreocupación con la que ella miraba embelesada al Kurt desmayado.

Mientras atendía a los miembros de Sakura, me quedé reflexionando.

Había algo ciertamente extraño en lo referente a las aptitudes por rango.

Por ejemplo: existía la historia de un hombre cuya aptitud para el combate con guadaña era rango G, pero cuya aptitud para cortar hierba era rango S. Según la tradición cantada por bardos, ese hombre había derrotado a un dragón de espinas usando precisamente una guadaña. Yo siempre lo había tomado como un cuento absurdo y exagerado… pero después de lo ocurrido con Kurt, ya no podía descartarlo tan fácilmente.

—Vaya, qué poción más increíble, ya me ha sanado por completo la herida.

—De veras, Srta. Yulishia y Srta. Liese, no sé cómo agradecerles. Por favor, acepten toda la recompensa de esta misión si así lo desean, —añadió Kanth con una sonrisa.

Pero, aun después de terminar la curación de Danzo, rechacé firmemente aquella oferta.

Ni a ellos les revelé que la medicina la había preparado Kurt, ni tampoco que había derrotado él solo al gólem dragón de hierro.

Incluso a Sheena, la única que lo sabía todo, le pedí que lo mantuviera en silencio por un tiempo.

—Kurt, ¿estás bien? —preguntó Kanth.

—Sí, esto no es nada, —respondió Kurt.

En ese momento, él estaba cargando la cola del gólem dragón de hierro.

A ojo, yo calculaba que debía de pesar unos trescientos kilos, y aun así la transportaba sin mostrar el menor cambio en el rostro.

—¿Y tú, Sheena, también estás bien? Normalmente dirías: «Si entregamos toda la recompensa, ¿cómo vamos a pagar la posada de esta noche?», y te enojarías, ¿no?

—…Sí, estoy bien. —Sheena, que lo había presenciado todo, estaba sin ánimos.

Según lo que decía Kanth, no era propio de su carácter mostrarse así. Seguramente había quedado de esa manera después de ver la lucha de Kurt.

Seguramente, si yo hubiera estado en la misma situación, tampoco habría podido pensar en nada durante un buen rato.

Mientras yo seguía así, Liese se acercó a Kurt.

—Sir Kurt, si le parece bien, ¿quería que le ayudara?

—Señorita Liese, está bien.

—No, por favor, llámeme simplemente Liese, Sir Kurt.

—Eh… no podría llamar a una mujer por su nombre así tan informalmente. Además, tampoco hace falta que me llamara «Sir».

—Yo tampoco podría permitir eso. Después de todo, usted es quien salvó mi vida, Sir Kurt.

—¿Le salvé la vida? Pero si yo solo preparé unas simples gachas de arroz, que en mi aldea era bien conocida por funcionar contra maldiciones. Allí era algo común curar ese tipo de males con unas gachas, así que… decir que le salvé la vida por eso…

—No, usted es mi salvador.

Ah, de verdad, aquello me enfurecía de muchas maneras.

¿Que era común curar una maldición con unas gachas? ¡Claro que no es posible!

Encima, yo aún solo conseguía que me llamara Señorita, ¿y a ella ya la iba tratar con familiaridad, sin formalidad…? Eso no era justo.

…Kurt, ¿no podía llamarme también a mí por el apodo de «Yuli»?

—¿Qué le sucede, Doña Yulishia? —preguntó Danzo.

—No pasa nada, —respondí con voz molesta—. Más bien, Kurt. En realidad tenía una petición especial para ti.

Al escucharme, Kurt vino corriendo hacia mí.

—¿Una petición? Si es algo que yo pueda hacer, haré lo que sea.

¡Un muchacho no debía decir tan a la ligera que haría lo que fuera antes del matrimonio! Casi lo reprendía en voz alta.

De verdad, si lo dejábamos a su aire, este chico acabaría cayendo en manos de un estafador cualquiera… y lo peor era que ahora yo estaba a punto de convertirme en esa estafadora. Uf, qué deprimente.

—Se va a abrir un nuevo atelier.

—¿Un nuevo atelier? Ah, ¿es ese que iban a fundar la Princesa Lieselotte, la Maga de la Corte Mimiko y Lady Ophelia?

—¿Lo sabías?

—Sí, antes de venir aquí leí el titular en el periódico del Reino de Homuros.

¿Ya habían convertido en noticia algo que solo se había anunciado esta mañana a unos pocos? Esa editorial no se debía subestimar.

Pero, si ya lo sabía, tanto mejor.

—Bien, yo voy a trabajar allí como aventurera principal en exclusiva.

—¿De veras? ¡Felicidades! —dijo Kurt sonriendo como si la cosa fuera un logro propio.

Entonces fui al grano.

—Y por eso, si te parece bien, Kurt, ¿querrías trabajar conmigo en ese atelier? Lady Ophelia me lo mencionó, dijo que te valora muchísimo.

—¡¿De verdad?! ¿En serio dijo eso?

—Claro que sí, —afirmé.

Enseguida Kanth y Danzo lo felicitaron:

—¡Qué bien, Kurt!

—Enhorabuena.

Por lo visto, había conseguido buenos compañeros.

Yo, aliviada, me dirigí a los miembros de «Sakura» y les pregunté:

—Y además… como es un atelier recién fundado, estamos bastante faltos de manos. El Jefe de Atelier me pidió contratar aventureros, así que, si les parece bien, ¿no querrían ustedes también convertirse en aventureros exclusivos de nuestro atelier? La paga aún no está del todo fijada, pero debería ser una suma bastante considerable.

Ante aquella invitación, los ojos de Danzo y Kanth brillaron de entusiasmo.

—…¡Eh! ¡Eso es una oferta que no podríamos soñar con rechazar!

—¿De veras está bien?

—Por supuesto, —respondí con una sonrisa.

Al fin y al cabo, Sheena había vislumbrado la verdadera fuerza de Kurt.

Precisamente para mantener su existencia oculta, yo quería tenerla cerca.

Ella, aunque no decía nada, seguramente lo entendía.

Estaba bien así: si guardaba silencio, no habría problema.

—Muchas felicidades a todos.

—Vaya, me siento un poco culpable, como si estuviéramos aprovechándonos de las sobras de Kurt.

—En verdad parece que tener a Don Kurt como compañero nos trajo la suerte.

—No, es gracias a las habilidades de todos ustedes, —respondió Kurt.

Ellos celebraban juntos su mutuo ascenso.

Bien, al menos los preparativos para el atelier estaban concluidos.

Lo que sucediera de aquí en adelante… solo quedaba rezar porque Mimiko supiera moverse con acierto.

◇◆◇◆◇

Tras entregar los materiales del gólem dragón de hierro al herrero que había hecho el encargo, el trabajo de «Sakura» quedó finalizado, y recibieron veinte monedas de plata.

Yo, Kurt, también recibí una cuarta parte de la recompensa: cinco monedas de plata.

El hierro de los gólems de hierro tenía gran pureza y se decía en mi aldea natal que era fácil de usar para la herrería. Sin embargo, como todos excavaban en busca de ellos, terminaron agotándose y ya casi no se podían encontrar. Tanto fue así que en la aldea incluso se estableció una norma: solo durante los inviernos, cuando los campos no podían cultivarse y había tiempo libre, estaba permitido excavar gólems de hierro.

En cualquier caso, tras recibir la recompensa, nosotros decidimos que a la mañana siguiente partiríamos rumbo al nuevo atelier.

Luego, se habló de hacer una celebración con todos los de «Sakura» como fiesta de cierre, pero…

—¿Ahora toca la prueba de aptitudes?

Me lo recomendó la Señorita Yulishia, animándome a tomarla en Hello Hello Work Station .

—Si vas a ayudar en el atelier, debemos comprobar qué es lo que puedes hacer, ¿no crees, Kurt?

—Sí-sí, claro. Pero hay tantos mercenarios que regresaron de la guerra y están ocupados en el Hello Hello Work , ¿no sería una molestia que fuera ahora?

Cuando le transmití lo que me había dicho la Señorita Bandana, la Señorita Yulishia sonrió con picardía.

—Vaya, Kurt, resultas estar más enterado de lo que pensaba. Es cierto, pero a esta hora la oficina ya debe estar cerrada, ¿no?

—Ahora que lo dice… entonces, ¿no sería imposible hacer la prueba de aptitud?

—Jeje, Sir Kurt, los jefes de atelier poseen privilegios equivalentes a los de los nobles. Uno de ellos es el uso fuera de horario del Hello Hello Work Station . —La Señorita Liese me explicó aquello.

—¡¿E-en serio?! Pero aun así, me incomoda hacer que los funcionarios se molesten por mí.

—Si no te sometes a la prueba de aptitudes, todos nosotros también retrasaremos la partida de mañana por la mañana, Kurt.

Así era: si yo me lo tomaba con calma, acabaría perjudicando a la Señorita Yulishia, a la Señorita Liese y a todos los de «Sakura».

De una forma u otra iba a causarles molestias, así que…

—Quiero hacer la prueba de aptitudes, entonces.

Decidí priorizar mi voluntad. Sabía que era egoísta y sentía algo de incertidumbre, pero al menos quería conocer mis propias aptitudes.

—Muy bien, vamos, Kurt. Ya avisé en la oficina de empleo. Pero no podemos investigar todas tus aptitudes en un solo día, así que solo veremos las que puedan servir para el trabajo en el atelier.

—E-entendido.

Y así, me dirigí al Hello Hello Work Station .

Todos los de «Sakura» se habían adelantado hacia la taberna.

En la entrada de la oficina había un cartel de «Cerrado», pero la Señorita Yulishia abrió la puerta sin dudarlo y entró.

—Los estábamos esperando.

—¡Ah! —Solté un grito involuntario.

Porque quien me recibió fue la señorita que ya me había ayudado antes: la Señorita Kirschel.

—Cuánto tiempo sin vernos.

—Sí, ha pasado un tiempo, Ku… Sr. Kurt. Hoy realizarás tu prueba de aptitudes.

—¿Usted será quien haga la prueba?

A ella solo le había mostrado mis fracasos en la evaluación de combate, pero si era ella quien la realizaba, quizás no me pondría tan nervioso. O al menos eso creí…

—Sr. Kurt, ya se lo dije antes: yo solo tengo la licencia para evaluar aptitudes en combate. Para las demás áreas hay una funcionaria especializada, y será ella quien te evalúe.

Cuando la Señorita Kirschel dijo eso, de la parte trasera apareció una chica muy linda.

¿Acaso era ella quien iba a hacerme la prueba?

—Encantada de conocerte, tú eres Kurt, ¿verdad?

—Sí, Kurt Rockhans.

—Yo soy Mimiko. Me encargaré de tu prueba de aptitudes, así que mucho gusto.

La muchacha sonrió al decirlo.

¿Eh? ¿Mimiko?

¿Podría ser…?

—¿La Maga de la Corte Lady Mimiko?

—Sí, así es. Yo también recomendé la creación de este nuevo atelier, y aunque Ophelia te respalde, quería verte con mis propios ojos antes de que trabajaras allí. —Lady Mimiko sonrió dulcemente al decirlo.

Que Lady Mimiko en persona se encargara de mi prueba… eso sí que me ponía nervioso.

—No tienes que ponerte tenso. Soy amiga de Yulishia y de Ophelia, que están aquí, así que tú, Kurt, eres amigo de mis amigas… y eso ya te convierte en mi amigo.

—¿A-amigo?

—Sí, amigo.

Desde que salí de la aldea, era la primera vez que alguien me llamaba así.

Pero… ¿eh?

—¿La Señorita Yulishia es mi amiga?

—Kurt, ¿te molesta que sea tu amiga?

—¡No, para nada! ¡Me pone muy feliz!

Cuando negué apresuradamente, viendo a la Señorita Yulishia un poco apagada, la Señorita Liese también se inclinó hacia mí y preguntó:

—Sir Kurt, yo también… yo también soy su amiga, ¿verdad?

—Sí, Señorita Liese, me alegraría mucho poder ser su amigo también.

—¡Es un honor! Que seamos amigos (por ahora), espero que nos llevemos bien.

Ni la Señorita Yulishia ni la Señorita Liese mostraron ningún gesto de disgusto por ser mis amigas.

No, al contrario, ambas parecían realmente felices.

Vaya, hoy no solo había ganado compañeros, sino que también conseguí tres amigas de golpe.

Todo gracias a la Señorita Mimiko.

—Entonces, Kurt, ¿hacemos la prueba de aptitudes ahora?

—¡Sí! ¡Con mucho gusto!

La prueba de aptitudes se realizó durante dos horas, cubriendo todos los aspectos.

Luego, bajo la supervisión de la Señorita Kirschel y la Señorita Yulishia, la Señorita Mimiko entregó los resultados.

—¡¿Limpieza, cocina y minería en rango B, y los demás en rango C?! ¿De verdad?

—Sí, es cierto. Es un desempeño muy notable.

La Señorita Mimiko me elogió.

No podía creerlo; ciertamente me sentía confiado en limpieza y tareas menores, pero tener tres en rango B —que era considerado rango experto— y los demás en rango C era increíble.

Mientras abría los ojos sorprendido, alguien golpeó la puerta: era la Señorita Liese que entró a la sala.

—Sir Kurt, ¿ya terminó la prueba de aptitudes?

—Señorita Liese, ¿me estaba esperando todo este tiempo? Pero sí, la prueba terminó sin problemas.

—Ya veo, entonces vamos juntos a la taberna. Estoy segura de que los miembros de «Sakura» también nos esperan.

—¡Sí! ¡Señorita Yulishia, vamos también!

Dije eso y me giré, pero la Señorita Yulishia sacudió la cabeza.

—Ah, lo siento, Kurt. Tengo que hablar con Mimiko, así que empiecen sin mí.

—¿De veras?

Podría esperar a que la Señorita Yulishia terminara, pero «Sakura» también estaba esperando. Mientras pensaba en eso, la Señorita Liese entrelazó su brazo con el mío.

—¡Entonces, vamos, Sir Kurt!

—Sí-sí, Señorita Liese… eh, si se pega tanto, me cuesta caminar.

—Sir Kurt, ya somos amigos, así que puede llamarme solo Liese.

—Bueno, pero si dice eso, Señorita Liese, también tendrá que llamarme Kurt… sin tanta formalidad.

—Eso no se puede.

—No me diga eeso…

Nunca hubiera imaginado que la Señorita Liese fuera alguien tan directa.

Mientras pensaba en eso, nos dirigimos a la taberna.

◇◆◇◆◇

Al ver a Kurt y Liese salir de la habitación con los brazos entrelazados, yo —Yulishia— suspiré.

¿Acaso Liese estaba en serio detrás de Kurt? Que un miembro de la realeza termine casándose con un plebeyo… eso solo se escuchaba en historias legendarias.

Bueno, gracias a eso Kurt había ido a la taberna sin problemas, así que por ahora había que agradecérselo.

—Entonces, Mimiko. ¿Cómo es realmente?

Al responder a mi pregunta, Mimiko comenzó con un «A ver» antes de continuar.

—Oye, Yulishia. Te dije que en Hello Work las clasificaciones de rangos van de G hasta SSS, ¿verdad? Pero en realidad solo pueden medir desde G hasta SS. Es decir, lo que está fuera del rango medible se considera SSS.

—No hace falta que me lo digas… haa, ¿así que era eso?

—Sí, exactamente. Todas las aptitudes que medimos esta vez resultaron ser rango SSS, imposibles de medir. Además, su poder mágico latente es mucho más alto que el mío… aunque no tiene ninguna aptitud mágica, así que no puede usar magia. No sé si es que yo estoy equivocada, el método está mal o todo es un desastre. —Mimiko suspiró mientras decía eso.

—Más que eso, Kurt es el raro aquí.

—Lo sé, lo sé… de verdad, ¿qué pasa con ese chico? Menos mal que fui yo quien hizo la prueba de aptitudes. Si esto se supiera fuera…

—Sí, si alguien más se enterara… —Traté de imaginarlo.

—Haa… —Mimiko y yo suspiramos al unísono.

Como dijo Mimiko antes, el rango SSS es imposible de medir, pero ha habido algunos casos reportados en el pasado.

Sin embargo, no todos los SSS tienen la misma habilidad.

Si lo representáramos con números, con 90 a 100 como rango SS, cualquier valor mayor a 100 se considera SSS. Es decir, tanto 101 como 1000 se asignan al mismo rango SSS.

Entonces, ¿la aptitud de Kurt sería 101, 1000 o…?

Bueno, con este resultado, era más que suficiente para poner a Kurt como el jefe de atelier en las sombras.

—Eh… si los resultados de aptitud de Kurt se hicieran públicos… yo estoy aquí, ¿saben? —Kirschel, empleada de Hello Work , levantó la mano y preguntó.

Mimiko y yo la miramos y volvimos a reír.

—¡Ajajajajajá!

—No se rían y díganme, ¿qué significa que Kurt tenga rango SSS? …No, mejor, no me lo digan.

—¡Ajajajajajá!

Aunque me sentía mal por Kirschel, la cooperación del personal de Hello Work era esencial para mantener en secreto la verdadera identidad de Kurt.

Se vería involucrada, de eso estaba segura.

A la mañana siguiente, montamos en carruaje y nos dirigimos al pueblo fronterizo del Margraviato Tycoon.

Elegimos específicamente ese pueblo fronterizo para poder buscar al hechicero que había intentado hacerle daño a Liese. Primero había que encontrar a ese mago criminal.

El enemigo probablemente se había dado cuenta de que la maldición de Liese se había roto, pero desconocía que su resistencia se había recuperado por completo; seguramente pensaba que ella estaba bastante debilitada.

Y probablemente intentaría lanzar otra maldición, pero aunque la maldición se pudiera hacer desde lejos, existe un límite de alcance.

Por eso decidimos ir a un pueblo fronterizo sin asentamientos cercanos.

—¡Qué rápido!

—Sí, es un carruaje que solo la clase privilegiada puede usar.

—¡Vaya, es un carruaje tan increíble! ¡Qué emoción! —Kurt dijo eso con voz alegre.

Ciertamente, era mucho más veloz que un carruaje normal. Habría sido ideal usar cristales de teletransporte, pero lamentablemente en el pueblo al que nos dirigíamos no había piedras de teletransporte, así que no podíamos usarlos.

Bueno, esa también era la razón por la que elegimos ese pueblo.

—Sir Kurt emocionado también es encantador. —Liese miraba a Kurt con ojos embelesados.

…Esta princesa tonta, ¿sería consciente de todo el esfuerzo que habíamos hecho por su culpa?

—Ugh, esto es terrible, me mareé.

—Si miras hacia el horizonte no sufrirás mareo de carruaje.

—No es eso, hermano, solo es resaca… de verdad, ¿cómo se les ocurre gastar toda la recompensa en bebida?

—Eso fue porque abrimos un vino de la mejor calidad para agasajar a la Señorita Yulishia…

—Ese tipo de vino te hace emborrachar malamente y te da esa resaca porque no estás acostumbrado a beberlo. Ten, bebe algo de agua.

—No puedo… si tomo algo ahora y lo meto en mi estómago, todo saldrá… ¡ugh!

—¡Uwah! ¡Qué desastre!

Los miembros de «Sakura» parecían divertirse, así que no había problema.

Se suponía que había otro miembro en «Sakura», un transportista llamado Bibinokke, pero se uniría al grupo después de recuperarse de un resfriado.

Suspiré y, al hacerlo, Sheena nos miró a Kurt y a mí.

Ah, lo está dudando, lo está dudando.

En mi caso, claro, yo había visto poco a poco lo increíble que era Kurt: primero con su destreza en la costura, luego creando cristales mágicos y finalmente extrayendo oricalco, así que poco a poco pude acostumbrarme. Pero Sheena había presenciado desde el principio aquel fenómeno de «invencibilidad contra el gólem dragón de hierro», algo que parecía salido de un sueño, así que era natural que le surgieran muchas preguntas.

Le había pedido que guardara todo eso para sí misma, pero pronto sería necesario que comprendiera con precisión las capacidades de Kurt.

Había investigado un poco y parecía que no era mala chica; seguramente cooperaría si se le explicaba bien.

—¿Eh? Kurt, ¿qué te pasa?

Esta vez, Kurt parecía extraño.

¿Acaso se había dado cuenta de que Sheena lo miraba con desconfianza?

—Ah, no, es que… he estado recientemente en la ciudad que viene más adelante.

—¿Ah, sí?

—Sí… allí tuve un pequeño error… ah, pero no pasa nada.

Un error, ¿eh?

Si Kurt había cometido un error, ¿sería en algún trabajo relacionado con combate?

Bueno, él decía que estaba bien, así que no había problema… eso esperaba.



[1] Delito que atenta contra la dignidad o el Estado, particularmente en naciones monárquicas, donde se refiere a ofensas contra la figura del rey o sus familiares, o el símbolo del Estado.


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