¡Supervivencia en Otro Mundo con mi Ama!
Capítulo 222. Personas con Demasiado Respeto
—Hay algo que me gustaría plantearle.
¡Ahí viene…! Me preparé mentalmente. ¿Con qué, de todas las cosas, me saldrá? ¿Querrá hablar de que Grande y yo tengamos un hijo y que ese hijo se convierta en su yerno o nuera? No, no creo… ¿o sí? Tal vez mi tensión interior se notó, porque Grande, que tenía los ojos cerrados, abrió uno y me miró de reojo.
—Quisiera pedir su permiso para difundir una ilustración de ustedes dos en nuestro Reino Montañoso de Dragonis.
—…¿Hmm?
No era lo que esperaba en absoluto. ¿No debería venir acompañado de algo como «a cambio, apoyaremos a su reino siempre que acepten una condición imposible»? Pero no.
—Bueno, no tengo problema con eso…
—¿De verdad? ¡Qué alivio! Y ya que estamos, ¿podría también compartir la historia que nos contó recién sobre cómo se conocieron?
—No me molesta… ¿Grande?
—No me importa.
—¡Excelente! ¡Qué afortunados! La gente de nuestro reino siente un enorme interés por ustedes dos, a quienes consideran la reencarnación de nuestros ancestros. Si logramos estrechar la amistad con ustedes, la autoridad de la familia real también se verá reforzada. Espero que podamos seguir siendo aliados en el futuro.
—A-ah… sí.
El apuesto hombre de los grandes cuernos me sonreía con una expresión radiante.
—Y… ¿eran hamburguesas con queso y paqueques? Si fuera posible, me gustaría conocer la receta de esos platos que tanto agradan a Grande-sama. El pueblo seguramente querrá probar aquello que consigue cautivarla de ese modo.
—Claro, no tengo inconveniente en compartirla.
Las hamburguesas con queso —o más bien el concepto de hamburguesa— ya había avanzado bastante en Merinesburg. Isla descubrió que cierto mineral usado en alquimia funcionaba como bicarbonato, así que en Erichburg investigaban panadería con bicarbonato casi a diario.
También intentaban reproducir el polvo de hornear que yo fabricaba con mis poderes, pero aún estaban lejos de conseguirlo. Yo tampoco sabía mucho sobre su composición; podía hacer el producto final, pero no explicar cómo crearlo de forma convencional.
En cuanto al ketchup, aquí se usa Tomel, una hortaliza parecida al tomate pero de color verde o amarillo, así que el ketchup de este mundo también es de esos colores. El queso y los pepinillos no eran un problema, y las hamburguesas podían hacerse perfectamente mezclando carne molida con especias y sazonadores.
Los panqueques también resultaban fáciles siempre que hubiera bicarbonato. Recordaba los ingredientes básicos; a veces dudaba un poco, pero después de varios intentos lo conseguí. Ahora, junto con las hamburguesas, se venden como «productos relacionados con Grande» en los puestos de Erichburg. No veo ningún inconveniente en compartir las recetas.
—En el Ejército de Liberación hay varios cocineros que conocen la receta. Puede aprenderla directamente de ellos. De todas formas, le pediré a Sylphy que se la haga llegar más tarde.
—Nos será de gran ayuda. En cuanto al retrato, traje a un pintor conmigo para esta misión. Si a ustedes les parece bien, me gustaría pedirle que los retrate cuando les acomode.
—Para mí está bien cuando sea. Incluso después de esta reunión, si quieren.
—Magnífico, entonces lo coordinaremos enseguida.
—¿No sería inapropiado de su parte, Rezalus-dono, seguir pidiendo favores sin parar?
El chamán lagarto detuvo al Sr. Rezalus, que sonreía con un brillo radiante. Al ser reprendido, el Sr. Rezalus se apresuró a recomponer el gesto.
—Es cierto. Mis disculpas. Me dejé llevar un poco.
El Sr. Rezalus enderezó la postura, carraspeó y adoptó una expresión firme. Tal vez por lo apuesto que era, resultaba curioso ver cómo de pronto irradiaba una dignidad solemne.
—Quisiera expresarles mi gratitud más sincera por su generosidad. A partir de aquí, deseo hablar de la postura que adoptará el Reino Montañoso de Dragonis. Por nuestra parte, queremos brindar el mayor apoyo posible al Reino de Merinard, amparado por Kosuke-sama y Grande-sama. Estamos preparados para enviar tropas —dragones voladores y jinetes montados—, así como suministros, fondos, tecnología y respaldo en las áreas comercial y diplomática.
—Vaya, eso es mucho. ¿No es demasiado ofrecer tanto solo por un retrato de Grande y mío, una historia de cómo terminamos juntos y una receta?
Honestamente, me parecía que la compensación era desproporcionada. Que pagaran semejante precio solo por un gesto de buena voluntad, solo porque yo ocupaba una posición similar a la del fundador de su país, me resultaba excesivo.
—No lo creemos así, se lo aseguro. Es una transacción legítima, tanto política como militarmente. Si el Reino de Merinard y su linaje real recuperan su poder, la presión militar del Reino Sagrado sobre nosotros, el Reino Montañoso de Dragonis, se reducirá considerablemente, y podremos vivir con mayor tranquilidad. Me apena decirlo, pero la ubicación del Reino de Merinard nos resulta extremadamente conveniente como escudo contra el Reino Sagrado.
—Ya veo.
—Además, la nueva reina de Merinard está en posición de comerciar con los elfos del Bosque Negro. Y las mercancías que provienen de allí son bienes muy necesarios para nosotros.
—Ahora que lo dice, el Reino Montañoso de Dragonis obtiene divisas gracias al comercio de larga distancia usando dragones voladores, ¿cierto?
Los dragones vuelan sin preocuparse por el terreno y son el principal medio de comercio exterior del reino. También recordaba haber oído que estos intercambios eran muy lucrativos porque los dragones podían transportar grandes cargas a gran distancia sin riesgo de ataques de ladrones.
—Exacto. Desde la caída del Reino de Merinard hace veinte años, los productos del Bosque Negro dejaron de llegar. Sus precios se han disparado tanto que prácticamente no tienen techo. Si podemos recuperarlos, seremos aún más prósperos.
El Sr. Rezalus sonrió con suavidad. No soy experto en política internacional, pero a juzgar por lo que decía, sonaba razonable.
Supongo que lo mejor será dejar que Sylphy y Melty evalúen la situación, pero no parecía nada malo.
—La verdad es que estaba preocupado por si, cuando Grande y yo tuviéramos un hijo, quisieran convertirlo en esposo o esposa de alguien de su reino o, peor aún, pedirme que les entregara a Grande.
—¡De ninguna manera! Separarlos sería un acto de barbarie, como si intentáramos mancillar la leyenda de nuestro país, pisotearla y escupir sobre ella. Juramos por nuestros ancestros que jamás cometeríamos un acto tan vil. Y si alguien siquiera lo intentara, haríamos todo lo que esté en nuestro poder para aplastarlo y reducirlo a cenizas.
—¡O-oh!
Me quedé impactado. Los ojos del Sr. Rezalus estaban cargados de una seriedad absoluta. Y cuando digo seriedad, me refiero a que lo decía de verdad. Realmente lo pensaba. El Sr. Dorn, el oficial militar, y el anciano chamán lagarto sentados a ambos lados asintieron una y otra vez, con profunda solemnidad. Al parecer, el respeto —o más bien la reverencia— que sentían por Grande y por mí era mucho mayor de lo que imaginaba.
—Nos sentiríamos honrados de recibir a su hijo o hija en nuestro país algún día, pero exigir algo así como condición sería un insulto imperdonable… no deseamos aprovecharnos de ninguno de los dos. Lo único que buscamos es forjar una amistad sincera.
El Sr. Rezalus nos miró a Grande y a mí con total transparencia en la mirada. Entonces Grande habló.
—Kosuke, basta. Está claro que estos hombres no nos desean ningún mal. Además, empiezo a tener hambre.
—Ah… bueno, sí. En ese caso, aceptemos su propuesta por completo. Creo que será mejor que Sylphy o Melty se encarguen de los asuntos prácticos, así que hablaré con ellas para coordinar una reunión.
—Entiendo. Espero trabajar con ustedes.
Después de eso, servimos al Sr. Rezalus y a los demás los platillos favoritos de Grande: hamburguesas con queso, panqueques con crema y mermelada, y pudding. Conversamos animadamente mientras comían. Al parecer, el pudding fue lo que más les gustó. Cuando prometí entregarles también la receta, se pusieron tan contentos que casi dieron saltitos de alegría.
Así concluyó la reunión con el Reino Montañoso de Dragonis… la audiencia. ¿De verdad fue una audiencia? Ya no estoy seguro. En cualquier caso, todo terminó de forma muy tranquila. En cuanto a los asuntos prácticos, dejé todo en manos de Sylphy y Melty. Para mí es imposible manejar temas militares o comerciales a nivel nacional. Es mejor que lo lleven especialistas.
¿Quieres discutir de esta novela u otras, o simplemente estar al día? ¡Entra a nuestro Discord!
Gente, si les gusta esta novela y quieren apoyar el tiempo y esfuerzo que hay detrás, consideren apoyarme donando a través de la plataforma Ko-fi o Paypal.







0 Comentarios