¡Supervivencia en Otro Mundo con mi Ama!
Capítulo 221. Visitantes del Reino Montañoso de Dragonis
Había pasado un día desde que tomé té con Seraphita-san. Alrededor del mediodía, el castillo empezó a notarse un poco más agitado. Dejé de atender los campos del castillo, me lavé las manos y busqué a Grande. No tuve que buscar mucho: estaba enterrada en un montón de cojines en la habitación que comparto con Sylphy.
—Grande, Grande. Ya llegaron las personas de las que te hablé ayer, así que despierta.
—Hmm… fuwah… ¿las personas de ayer? —Grande se incorporó entre los cojines y bostezó, estirando su enorme cola.
Últimamente le habían puesto un protector a la cola. Cada vez que se alegraba después de comer algo rico, golpeaba el suelo con ella y terminaba destrozando el piso de piedra. El material del protector era parte del cuerpo de las limos que Lima y las demás habían proporcionado: suave y elástico como goma blanda, pero resistente y muy duradero.
—Es molesto, pero lo aguantaré si es por estar con Kosuke.
—Muchísimas gracias. ¿Vamos con Sylphy por ahora?
—Umu.
La robusta mano de Grande tomó la mía con suavidad, y yo la apreté de vuelta. Fuimos tomados de la mano hasta la oficina donde Sylphy estaba trabajando. Mientras avanzábamos, Grande, de buen humor, golpeaba el suelo con su cola protegida, disfrutando de la sensación del rebote.
—Pero ¿qué querrán? Aunque digan que es una «audiencia», eso no me dice nada.
—Yo tampoco lo tengo claro. Supongo que el reino montañoso quiere hacer algo parecido a lo que ocurrió al inicio de su país.
—Hmm. Yo no moveré ni una uña si no es por Kosuke.
—Me alegra oírlo, pero también me gustaría que hagas lo que Sylphy o Melty te pidan… si te nace, claro.
—Sí. Si me nace.
Aun así, tanto Sylphy como Melty saben que Grande coopera con nosotros porque tiene una relación personal conmigo, así que no parecen tener intención de asignarle tareas del Ejército de Liberación ni del nuevo Reino de Merinard.
Mientras caminábamos hacia la oficina de Sylphy charlando, Melty apareció desde adelante.
—Ah, justo iba a llamarlos.
—Los enviados del reino montañoso ya están aquí, ¿verdad? ¿Dónde nos reuniremos con ellos?
—Estamos preparando una reunión en la sala de invitados del castillo. Los dejaré pasar primero, y ustedes dos esperen en una sala cercana.
—Entendido.
Esperé tranquilamente con Grande en una sala junto a la de invitados, y cuando vino el asistente por nosotros, nos dirigimos hacia allí. En estas situaciones, se supone que la persona con mayor rango entra después. Pensé «bueno, supongo que así funciona» mientras tiraba suavemente de la mano de Grande hacia la sala.
Cuando llegamos, el asistente entró primero y luego nos dio paso. Al entrar, tres personas nos estaban esperando.
Uno de ellos era el chamán lagarto que habíamos conocido en Erichburg. ¿Sería un sacerdote de la organización religiosa Nedragonis, arraigada en el Reino Montañoso de Dragonis? Si mal no recuerdo, me dijo que, desde su perspectiva, un dragón humanizado que vive entre humanos es en sí mismo un objeto de fe, y que yo era considerado un santo por haber visitado su guarida —el hogar de los dragones— y ser reconocido por ellos como pareja de un dragón.
A estas alturas me pregunto: ¿soy un salvador guiado por los espíritus élficos según su folclore? ¿Un visitante? ¿Un mensajero del dios Adel? ¿El compañero del dios dragón de la fe Dragonis? ¿Un santo? En otras palabras, ¿una persona con múltiples títulos religiosos? No sé qué será de mí en el futuro, pero estoy seguro de que los historiadores venideros dudarán de mi existencia real. Dirán que soy una figura inventada para conectar distintas religiones y poderes.
Frizcop: Básicamente, es el Dragonborn xD
El segundo era un hombre con aspecto de oficial militar. No parecía llevar armas, pero era un hombre lagarto de mirada afilada, vestido con una armadura de cuero que probablemente estuviera hecha de güiverno. Con la gente lagarto, es difícil distinguir el género.
El último sí era claramente un hombre. De edad madura, llevaba dos magníficos cuernos en la cabeza. Emergían desde la línea del cabello, en la frente, y se curvaban suavemente hacia atrás. Eran tan impresionantes que, si me dijeran que eran cuernos de dragón, lo creería sin dudar.
—Nos volvemos a ver, anciano.
—Sí, es un placer que nos reencontremos. Confío en que usted y Grande-sama se encuentren bien.
—Umu, todo está bien.
Grande avanzó, se dejó caer en el sofá frente a ellos y se desplomó con pesadez. Golpeó suavemente el asiento a su lado; quería que me sentara allí.
—Sí, sí, con permiso.
En cuanto me senté, Grande se acurrucó contra mí y recostó su cabeza con cuernos sobre mis piernas. Se había vuelto muy buena acomodándose para no golpearme con ellos.
—Perdonen que me presente así. Yo soy Kosuke. Y esta es Grande, aunque ya deben haber oído su nombre. Como saben, es una gran dragón.
—No, no, ver a un dragón y a su pareja tan unidos es maravilloso. Permítame presentarles: este es Rezalus-dono, miembro de la familia real del Reino Montañoso de Dragonis y líder de esta delegación. Y este guerrero es Dorn-dono, uno de los mejores combatientes del reino y comandante de un grupo de jinetes de dragón. Le pedí que nos escoltara durante el viaje y que evaluara cómo podría colaborar con el nuevo Reino de Merinard.
—Mi nombre es Rezalus. Es un honor conocerlo, Jinete-sama.
—Yo soy Dorn. Encantado. Perdone si mi forma de hablar es algo tosca; como guerrero, no soy muy bueno con los formalismos. Espero que pueda pasarme eso por alto.
El Sr. Rezalus —con un porte sereno y una expresión tan calmada que era difícil leer sus emociones— y el Sr. Dorn se inclinaron para saludarme. En el Sr. Dorn se percibía claramente un matiz de reverencia, pero tampoco notaba hostilidad alguna en Sr. Rezalus.
—Bueno… ¿de qué deberíamos hablar en una situación como esta? Para ser sincero, eso de «audiencia» no significa gran cosa para nosotros. No sabemos muy bien qué se supone que debemos decir.
—Jojojó, es comprensible. No lo digo como crítica. Después de todo, Jinete-sama es un visitante de otro mundo y Grande-sama es un dragón auténtico. Su Alteza Rezalus, además de miembro de la familia real, es un estudioso de las tradiciones. Si no les molesta, nos gustaría escuchar cómo se conocieron y qué han vivido hasta ahora.
—¿Hmm…? Bueno, no es nada que deba ocultar, así que no me importa contarlo.
Entonces comencé a contarles con más detalle cómo había conocido a Grande y todo lo que habíamos vivido hasta ahora. El anciano chamán lagarto, el Sr. Rezalus y el Sr. Dorn escuchaban mi relato con sumo interés.
—Oh, la demonío… Esa mujer demonio, ¿Kosuke-dono, también es una de sus…?
—Sí, bueno. Sí.
—Ya veo, ya veo. Supongo que es natural que la pareja de un dragón atraiga a una mujer demonio.
—Ajá. Pero… ¿es realmente tan fiera como para vencer a un dragón con las manos desnudas?
—Jajajá… en realidad a ella no le gusta pelear.
Melty usa todo su poder de demonio cuando es necesario, pero normalmente se dedica a su trabajo administrativo. Parece que para ella la fuerza abrumadora de los demonios es solo un medio para alcanzar sus fines.
—Entonces, ¿se encontraron por casualidad con los parientes de Grande-sama en el Bosque Negro?
—Sí, así es. Y bueno, la familia de Grande era muy poderosa, ¿verdad?
—No hablen tanto de mi familia… pero Kosuke fue lo bastante genial como para obligar a mi hermano a rendirse.
—¿Kosuke-dono?
El Sr. Rezalus me miró sorprendido. Lo mismo hizo el Sr. Dorn, con los ojos muy abiertos. Y sí, no doy precisamente una impresión de tipo fuerte.
—Así es. Kosuke puede parecer débil, pero no lo es. Puede derribar güivernos como si fueran insectos con alas, y lanzar ataques capaces de perforar incluso las escamas de un dragón. El otro día expulsamos a un ejército de 20.000 hombres gracias a su poder.
—Aunque ese es mi poder, no significa que yo mismo sea fuerte.
—Es lo que tú dices, Kosuke. Pero si hubieras querido, podrías haber aniquilado tú solo a ese ejército completo, ¿o no?
—Para nada. —Me encogí de hombros.
Aunque, siendo honestos, si la pregunta es si podría hacerlo, la respuesta es sí. Si hubiera enterrado una bomba hecha con piedra mágica brillante en la ruta de invasión del ejército del Reino Sagrado y la detonaba en cuanto llegaran, habría podido pulverizarlos de un solo golpe. Y aun sin llegar a tanto, había muchas más opciones: llenar el camino de cargas explosivas y detonarlas, o construir un búnker y disparar desde allí una montaña de balas y proyectiles.
Pero no quería pasar por ese tipo de procesos. Además de innecesarios, solo me traerían problemas.
—Umu… Como era de esperar, quien es elegido como pareja de un dragón debe ser alguien excepcional, —murmuró el Sr. Rezalus, asintiendo repetidamente con gesto convencido.
La mirada del Sr. Dorn era de incredulidad, pero en lo que respecta a pelear con espadas o lanzas, no tengo ninguna confianza, así que para eso mejor hablen con la Srta. Zamir. Y si lo que quieren es que los dejen hecho pulpa, puedo presentarles a Lima y compañía.
Después de eso, seguimos conversando sobre la guarida de los grandes dragones en lo profundo del Bosque Negro y sobre su banquete. Parecían fascinados; la historia del Bosque Negro y de la guarida —que para ellos también es un lugar sagrado— los mantuvo impresionados de principio a fin.
—Ha sido una historia fascinante. Me gustaría que la compartiera con mis compatriotas cuando regrese a mi país.
—Cuando tenga la oportunidad. Ahora estoy un poco ocupado, así que seguro ocurrirá más adelante.
—Ciertamente, no tiene por qué ser de inmediato. Pero creo que deberíamos celebrar el nacimiento del nuevo reino… y la restauración del Reino de Merinard.
El tono del Sr. Rezalus cambió por completo. Al parecer, la charla distendida había llegado a su fin. Me pregunté qué tipo de propuestas saldrían a continuación.
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