El Maestro del Valiente

Capítulo 75 - Lo que acecha en la oscuridad de la Ciudad Imperial (III)

 

Los barrios bajos fuera de los muros de la Ciudad Imperial. Casas de madera de mala calidad estaban alineadas en las calles a las afueras de las puertas de la ciudad.

 

La tasa de criminalidad en los barrios bajos era muy alta comparada con el resto de la Ciudad Imperial, pero a lo largo de esta calle y las grandes calles que ocasionalmente se separaban de la carretera principal, no era tan peligroso como la gente de la ciudad pensaba. Cuando el sol aún estaba en lo alto y aún había luz, se podía ver a mucha gente yendo y viniendo con sus pertenencias, y la calle llena de puestos, al igual que el mercado frente a la puerta del castillo, aunque sólo fueran tiendas toscas.

 

Por supuesto, no era tan espléndido como el mercado que se extendía por toda la muralla, pero era animado y estaba lleno de una gran variedad de productos. Sorprendentemente, no sólo los vendedores ambulantes, sino también los comerciantes, a veces se desviaban para visitar este mercado. Esto se debía a que, aunque era extremadamente raro, productos valiosos a precios de gangas se podían ver junto con todos los otros productos más comunes.

 

Sin embargo, si dieras un solo paso fuera de la calle principal, la atmósfera de la calle cambiaba completamente. El olor de las especias y la carne asada, las verduras verdes y la fruta agridulce que solía flotar en el aire en la gran calle daba paso al olor de productos químicos sospechosos, bestias, descomposición y, a veces, sangre.

 

Incluso en las estrechas calles traseras, se podía ver a algunas personas haciendo negocios en los puestos alineados, pero a primera vista, parecían sospechosos, incluyendo drogas, bienes prohibidos o robados, y solo iban en aumento. Por supuesto, el hecho de que tales productos estuvieran a la venta era prueba de que había demanda de ellos.

 

Los barrios bajos eran un lugar donde la impresión que daba cambiaba drásticamente entre la parte delantera y la parte trasera. Sin embargo, incluso en los bajos fondos, había una cosa en común entre la parte delantera y la trasera. Es decir, cuando caía la noche, sin importar fueran la parte frontal o la trasera, la tasa de criminalidad aumentaba rápidamente.

 

En las calles traseras, un hombre caminaba con paso tranquilo. Llevaba una camisa negro-gris y pantalones negros, con una espada en la cintura. Los hombres sucios y vestidos pobremente que miraban solo de reojo desde el borde de la carretera y desde detrás de los edificios le lanzaban miradas cargadas de hostilidad al hombre, que caminaba de manera relajada. Sin embargo, este no se tomó estas miradas a pecho, y en lugar de asustarse, incluso tenía una leve sonrisa en su rostro.

 

Era por la atmósfera que el hombre tenía. Y la actitud llena de la confianza que no era adecuada para los habitantes de esta ciudad. Incluso los habitantes de esta ciudad, quienes hacían de este submundo su morada en esta zona horaria cuando el sol se ponía y oscurecía, abrían el camino frente al hombre como si fuera natural…

 

“Hmm… escuché que en los barrios bajos era un lugar divertido donde los asesinatos, robos y peleas ocurrían todos los días, pero no parece que vaya a ser tan divertido como pensé que sería.”

 

Murmuró Kelvin, caminando por el suelo de tierra, a diferencia del camino empedrado de la Ciudad Imperial.

 

Durante los últimos días, Kelvin había estado vagando por los barrios bajos de esta manera, encontrando gente que parecía ser lo suficientemente fuerte como para darle pelea y tener un enfrentamiento.

 

El propósito era ponerse en contacto con los importantes clientes de una organización de trata de personas o su intermediario.

 

Tras destruir varias redes de secuestro y trata de personas, Royce interrogó a los que habían capturado y descubrió que algunos de los mayores clientes de los traficantes habían contratado recientemente a personas que eran bastante hábiles. Así que decidió que debía ponerse en contacto con ese intermediario y rastrear la organización por encima de él. Y Royce le ordenó a Kelvin que hiciera ese papel.

 

Los barrios bajos eran zonas que estaban fuera del alcance de los guardias, caballeros y otras organizaciones de seguridad de la ciudad, pero donde la gente se reunía, siempre habría quienes la controlara. Si Kelvin seguía causando alboroto en varias partes de los barrios bajos, eventualmente saldría aquel a cargo. Y muchos de los que estaban a cargo en lugares como este eran organizaciones criminales.

 

Un extraño que confiaba en sus habilidades y creaba un alboroto en su propio terreno. Las opciones que se les presentaban eran eliminarlo o utilizarlo si era útil.

 

La opción esperada era que lo ficharan como alguien útil y poder contactar con la organización, pero incluso si eligieran acabarlo, no era ningún problema para Kelvin. En ese caso, simplemente escaparía mientras disfrutaba de la batalla tanto como fuera posible. Si se llegara a la conclusión que era demasiado para que los rangos inferiores lo manejaran, los superiores eventualmente saldrían.

 

El campo de batalla estaba dominado sólo por la muerte y la carnicería traída por los demonios. Kelvin, que había matado a muchos demonios en el frente y había sobrevivido, tenía la capacidad y la confianza para hacerlo.

 

‘Sin embargo, aunque haya eliminado un número de insectos de este nivel, ¿es acaso solo esto lo que esos matones pueden hacer…?’

 

Si ese fuera el caso, podía exponer la información dentro de la organización en el área.

 

Los delgados y afilados ojos de Kelvin, los cuales no podrías decir si estaban abiertos o cerrados, y su boca se curvaban con una tremenda sonrisa que daba escalofríos a cualquiera que estuviera mirando.

 

Y…

 

‘Bueno… supongo que debería decir que finalmente están aquí…’

 

Había pasado una hora desde que había empezado a merodear por los barrios bajos, y sintió a varios espadachines en la calle o detrás de los edificios.

 

Estaba rodeado.

 

Olían a sangre. Eran diferentes de los idiotas que se jactaban de su destreza y sólo olían a la violencia que prevalecía en esta parte de la ciudad.

 

Era un olor familiar para Kelvin.

 

Frente a Kelvin se detuvo un hombre calvo que salió de las sombras del edificio y se paró frente a él. La ropa que llevaba el calvo no era la ropa vieja y andrajosa que llevaban los residentes de los barrios bajos, que mostraban signos de haber sido remendadas una y otra vez, sino una camisa, una chaqueta y un pantalón sólidos. Y en su cintura llevaba una espada de una mano.

 

“…Hay una cosa que quiero preguntarte.”

“¿De qué trata? Si es sobre una dirección, debo de decir que no soy muy bueno con ellas.”

 

Ignorando a Kelvin, que se encogió de hombros y habló con ligereza, el calvo continuó sus palabras en un tono indiferente.

 

“¿Eres tú el que ha estado buscando peleas por aquí últimamente?”

“No sé si seré un imán para ellas, pero me hace feliz afrontar cualquier pelea que se me presente.”

 

Tan pronto como Kelvin respondió eso, los hombres aparecieron a puñados desde atrás del edificio y lo rodearon. Varios de ellos estaban armados con antorchas encendidas y lanzas o garrotes en sus manos. Ellos también llevaban las mismas camisas, chaquetas y pantalones que el hombre calvo. Estaban vestidos uniformemente con ropas pequeñas y ordenadas que eran diferentes de los residentes pobres que vivían en los barrios bajos. En otras palabras, eran personas que pertenecían al tipo de organización con la que Kelvin quería ponerse en contacto.

 

“Sólo tengo una pregunta más.”

“¿Qué sucede?”

“¿Cuál es tu propósito?”

“¿Mi propósito…?”

 

Así que Kelvin hizo una pausa e hizo el gesto de pensar en ello.

 

“Bueno… fui atraído por la fragancia de este país, pero tuve diferencias de valores con el jefe del ejército mercenario al que pertenecía. Finalmente, no lo pude soportar, así que lo golpeé. Y entonces me echó. Así que, se diría que estoy buscando un nuevo empleador, y mientras ¿abusar y divertirme con unos debiluchos?”

“Jajaja, unos debiluchos, ¿eh? Oh, así que son gente débil, ¿eh?”

“Los barrios bajos son una guarida de criminales. Se me había dicho que, si daba un paso más allá de la calle principal, no sería capaz de garantizar mantenerme vivo…”

 

Kelvin se encogió de hombros y miró a los hombres que le rodeaban con una sonrisa irónica.

 

“Para ser honesto, me decepcionó que fueran mucho peor de lo que esperaba.”

“Ya veo.”

 

El hombre calvo asintió felizmente con una sonora risa mientras levantaba la mano y contenía a los hombres que estaban molestos por los comentarios provocativos de Kelvin. Luego levantó la mano de nuevo y la agitó ligeramente, y los hombres que rodeaban a Kelvin bajaron sus armas.

 

“Oye, tú. Estás buscando un empleador, ¿no? Si eres bueno en lo que haces, ¿por qué no vienes conmigo? Tengo un buen trabajo para ti.”

“Depende de la recompensa… y de cuántas oportunidades me des para matar gente.”

“Esa es una respuesta confiable.”

 

Mientras respondía al hombre calvo, la impresión que Kelvin dio no hacía sentir que estuviera mintiendo. El calvo parecía convencido de que se podía confiar en sus palabras.

 

“Sígueme.” Instó a Kelvin y empezó a caminar.

 

El calvo caminó por las callejuelas de los barrios bajos, que se complicaban por las chozas de madera que se habían construido sin ningún tipo de orden a lo largo de las calles. Kelvin caminaba detrás de él, y detrás venían los hombres que los seguían.

 

Pronto apareció un gran edificio, incomparablemente más grande que las casas destartaladas que lo rodeaban. Sólo que este edificio estaba hecho de piedra. El calvo se detuvo cuando puso su mano en la puerta del edificio y abrió la boca sin mirar a Kelvin.

 

“Por cierto, hay una cosa más que quería preguntarte…”

“¿Qué sería?”

“Quiero decir, ¿cuán fuerte eres?”

 

Al mismo tiempo que esas palabras, múltiples intensiones asesinas se sintieron detrás de Kelvin. Sin embargo, al mismo tiempo, Kelvin también había sacado su espada. Luego se dio la vuelta y atacó. La hoja de la espada que reflejaba la llama de una antorcha destellaba como un rayo de luz, y alguien gritó “¡Ah!”. Las cuchillas de las lanzas que sostenían los hombres, y también los garrotes, habían sido cortados limpiamente.

 

“¿Y qué? ¿Preferirías que los matara esta vez?”

 

Kelvin volvió lentamente a su postura original desde la postura en la que había atacado, con la espada en su mano derecha, miró hacia atrás con una sonrisa que te daba escalofríos.

 

“No-no, eso no será necesario. Ya es suficiente.”

 

Una sensación de asfixia podía ser sentida. La atmósfera que emanaba de Kelvin se convirtió en una clara intención asesina tan salvaje como una tormenta. El hombre calvo, que se había pegado por reflejo a la pared del edificio para alejarse de Kelvin, le miró fijamente a los ojos.

 

“Ya veo.”

 

Con esas palabras, la extraña sensación opresiva que había estado controlando el lugar desapareció como si se desvaneciera en el aire. Los hombres que lo rodeaban, incluyendo al calvo, se pusieron pálidos y respiraron con dificultad. Pero recordaron la sensación de sudor frío en su espalda.

 

No es que Kelvin, que empuñaba la espada, hubiera cambiado su expresión. Solo estaba ahí parado con su espada sin hacer nada más.

 

El calvo se esforzó por recuperar el aliento. Su expresión facial logró ocultar el hecho de que había sido momentáneamente aplastado por la presión.

 

“Va-Vamos. Es hora de hacer algo de dinero.”

 

Sin embargo, su malestar no pudo ocultarse por completo, y se manifestó en sus palabras. Pero Kelvin fingió no notar la agitación del calvo, asintió, guardó su espada y se fue tras él.


‘Supongo que el primer paso fue un éxito, ¿no? Ahora sólo tenemos que hacer contacto con la gente que estamos buscando.’

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