El Maestro del Valiente

Capítulo 78 - El heredero al trono

 

La mansión en la capital imperial del marqués Cliffdorf estaba en la parte noroeste de Simurgh, donde se encontraban las mansiones de los nobles. Eran los nobles más poderosos en la actualidad, y sus terrenos y mansión eran mucho más grandes que las de otros nobles. En el gran salón de la mansión se celebraba una gran fiesta nocturna.

 

Los invitados eran todos nobles pertenecientes a la facción Cliffdorf y militares de alto rango. Aunque no era tan grande como la cena organizada por el emperador para agasajar a Raúl, la magnificencia era de una escala que ningún otro noble podría imitar.

 

Jade, que asistió junto a su padre Welt, el duque Cliffdorf, estaba reunido con una persona en otra sala.

 

Neumann Erz Root Lemmrousell. Príncipe imperial, tercero en la línea de sucesión al trono.

 

El príncipe era pariente de Jade y también el prometido de Stacia, la primera hija del duque Mavis. Los nobles del imperio disfrutaban de las artes marciales que incluían el esgrima, pero el príncipe Neumann era físicamente regordete, y la mano que sostenía su té era suave y carnosa.

 

La condesa Gaunaherz, por parte de su madre, era de una familia noble vinculada a la Casa Cliffdorf, y aunque originalmente era vizconde, la hija de la familia Gaunaherz dio a luz al hijo del emperador como concubina y elevó su título a conde. Gracias a la fortuna otorgada por el emperador debido el nacimiento de la hija, la familia Gaunaherz dejaba ahora la gestión del territorio a su gobernador y vivían en la capital imperial para divertirse. Eran los típicos nobles advenedizos que vestían las ropas de moda entre la nobleza imperial y que iba y venía de varios clubes nocturnos cada noche.

 

El príncipe Neumann, que tenía esos parientes, era también un hombre con un fuerte deseo de expresarse. Estaba muy orgulloso de ser príncipe, y aprovechaba su posición para hacer favores a los familiares de su madre, y se sentía satisfecho cuando le daban las gracias. Se le entregó un regalo que le había sido preparado y se le agradeció amablemente que hubiera aceptado la invitación a la fiesta nocturna. Después de eso, se prosiguió la conversación para que el príncipe Neumann se sintiera mejor por un tiempo. Y entonces, como en el curso de una pequeña charla, comenzaron a hablar.

 

“Por cierto, Su Alteza, ¿sabía usted que ha habido un gran reclutamiento de plebeyos últimamente, liderado por el Príncipe Alfred?”

“¿Te refieres al sirviente de Cornelia?”

 

Cornelia era la segunda en la línea de sucesión al trono y estaba por encima de Neumann en la jerarquía de la corte, pero éste la llamó de forma casual para enfatizar que era su hermana. Jade no mencionó al sirviente, pero dijo que cada vez más plebeyos se convertían en caballeros.

 

“Cuando Su Alteza Alfred se convierta en Emperador, Su Alteza Neumann probablemente será relegado a vasallo. Además, por Su Alteza Alfred, que no quiere que los nobles nos fortalezcamos, usted será definitivamente tratado con frialdad después de que tal acontecimiento suceda.”

“Eso es imposible… seguimos siendo hermanos, aunque tengamos madres diferentes, ¿no?”

“Es porque son hermanos. No importa la época o el tipo de gobernante que sea, lo que más se teme es un hermano que comparta la misma sangre. Si desentraña la historia, encontrarás muchos precedentes.”

“¿E-Estás diciendo que debería rebelarme contra mi hermano?”

“La familia materna de Su Alteza Neumann, la Casa de la Condesa Gaunaherz, ha ido ganando fuerza últimamente gracias al favor del Emperador.”

“E-Es cierto. Y tengo mucho respaldo. No puedo dejar que mi hermano haga tales cosas a placer, ¿no es así, Jade?”

“Por supuesto, la Casa Cliffdorf siempre estará del lado de su Alteza. Pero por eso Su Alteza Alfred temería que usted tuviera el poder de ser el abanderado de nuestros nobles. Además, mi familia no está de acuerdo con la política de Su Alteza el Príncipe Heredero de dar importancia a simples plebeyos, y cree que la nobleza tradicional debe liderar al pueblo. Y usted, Su Alteza, podría ser nuestro defensor.”

 

En particular, Neumann nunca había dejado clara su posición como defensor de la Casa Cliffdorf, pero Jade ya hablaba como si Neumann fuera el jefe de su facción.

 

“Si Su Alteza Neumann, que es nuestro defensor, es convertido en un mero vasallo y luego castigado por algún delito, no tendremos más remedio que callar. No, más bien, creo que hay una alta posibilidad de que Su Alteza sea ejecutado como ejemplo…”

“Eso es ridículo… ridículo…”

 

La expresión de Neumann se tornó pálida, un giro completo respecto a la actitud arrogante que tenía cuando recibió el regalo de Jade. El futuro del que hablaba Jade era un hecho que podía verse en todas partes en la larga historia del Imperio.

 

“Pero la mujer que será mi esposa es la señorita Stacia de la Casa Mavis, que tiene estrechos vínculos con la familia imperial.”

“El sirviente de la princesa Cornelia que usted mencionó antes es muy amigo de la tercera hija de esa familia Mavis, Leticia-sama, y Su Alteza Imperial y Leticia-sama también tienen una estrecha relación. También se rumorea que la propia Leticia-sama no se lleva muy bien con la familia Mavis. En cuanto a qué lado tomará la Familia Imperial si la situación se presenta…”

“Entonces, ¿qué se supone que debo hacer…?”

 

Neumann se agarró la cabeza entre las manos. Él seguía creyendo que su actual posición de príncipe duraría para siempre. No, no sólo él, sino también todos sus familiares lo seguían creyendo. Pero eso no significaba que fuera a durar siempre. Era cierto que, como dijo Jade, si era degradado al vasallaje, perdería su derecho a heredar el trono. Además, Alfred, que se convertiría en emperador, sin duda vería a Neumann, que tenía sangre de la familia real, como una monstruosidad.

 

“…¿Qué demonios se supone que debo hacer?”

 

Si se pensaba bien, no había garantía de que Alfred fuera a despojar a Neumann de su título imperial, pero Neumann había asumido completamente que sería relegado al vasallaje como había dicho Jade. Hasta ahora, Neumann había sido educado para dar por sentado que la gente que le rodeaba resolvería cualquier problema que tuviera. Si él quisiera, los que le rodeaban pensarían en el problema y lo resolverían. Ahora, se enfrenta a una difícil complicación. Un problema que parecía no tener salida para él. Ahora, en la mente de Neumann, debía de estar buscando una respuesta conveniente. Jade reparó la sonrisa en su rostro y pronunció unas palabras para poder meterse dentro de su mente.

 

“Se dice que dos hombres no pueden estar juntos en el cielo. Para que Su Alteza sobreviva…”

“Eso es… imposible. No, pero es…”

 

El color desapareció de la cara de Neumann y abrió los ojos tanto como pudo, como si estuvieran a punto de salírseles. Todo su cuerpo tembló violentamente mientras jadeaba.

 

“Su Alteza, los que estamos reunidos en esta residencia estamos de su lado. Sí, son los aliados del Príncipe Neumann, el tercero en la línea de sucesión al trono. Sin embargo, si Su Alteza Alfred… no, si Alfred se convierte en Emperador y Su Alteza es depuesto como vasallo, incluso entre sus aliados, puede haber algunos que decidan seguir la corriente. Incluso habrá quienes se limiten a seguir el ejemplo de Alfred.”

 

Neuman tragó saliva.

 

“Ahora es un momento oportuno. Debemos golpear a Alfred antes de que los plebeyos que está nombrando lleguen a puestos importantes y de poder.”

 

Neumann miró hacia abajo y pensó.

 

“Pe-Pero ¿podría hacer algo yo contra mi hermano mayor…?”

 

Hasta ahora, él nunca había tomado decisiones importantes por su cuenta. Si tenía un problema, otra persona le daría la respuesta. Lo haría por él. Por eso las siguientes palabras de Jade se arraigaron en su mente.

 

“Su Alteza no tiene que preocuparse. Todo lo que usted tiene que hacer es decir: Buena suerte.”

 

◇◆◇◆◇

 

Neumann había regresado a la sala después de terminar su reunión secreta con Jade. Aunque no era el príncipe heredero, Neumann era el tercero en la línea de sucesión al trono. Alfred y Cornelia tendrían el poder de convertirlo en un simple vasallo, pero si algo les sucediera, él podría tener un futuro sentándose en el trono imperial. En cuanto los numerosos nobles que habían acudido a la fiesta le vieron regresar, se reunieron inmediatamente para saludarle y seguirle. Sin embargo, la expresión de Neumann en el centro de la multitud no era una buena.  Parecía pálido y algo triste.

 

Había una mujer que observaba a Neumann.

 

“Jade-sama.”

 

La mujer, bellamente vestida, se dirigió al siguiente heredero de la Casa, que había regresado al salón al mismo tiempo que Neumann.

 

“Mi amado Príncipe Neumann está muy pálido, ¿hay algo en su mente que le perturbe?”

 

Su nombre era Stacia van Mavis.

 

Era la prometida del príncipe Neumann Erz Root Lemmrousell, y también la hermana del Valiente Leticia von Mavis.

 

“No, no hay ningún problema.”

 

Jade se inclinó cortésmente ante Stacia con una sonrisa en su pulcro rostro.

 

“Es que… su Alteza se ha decidido.”

“Sí.”

“El único obstáculo que queda es Leticia-sama.”

“Lo sé.”

 

Una luz fría apareció en los ojos de Stacia mientras mira fijamente a Neumann.

 

‘Leticia, Alfred, Neumann… deberían desaparecer. Sí, una vez que se hayan ido todos, yo podré volver a recibir los elogios de muchos. Sí, yo soy la que debería recibirlo todo… el que no lo pueda ver debería desaparecer.’

 

Mientras imaginaba en su mente la escena de estar rodeada de muchos nobles y damas una vez más y recibir muchos cumplidos y admiración, Stacia ardía en una oscura pasión.

 

Jade se regocijaba mientras estaba de pie junto a Stacia de manera relajada.

 

‘Voy a utilizar a esta mujer para asegurarme de que mi mayor obstáculo, El Valiente Leticia von Mavis, no pueda interponerse en mi camino.’

 

Jade hizo una ligera reverencia a Stacia, luego giró sobre sus pies y se alejó. Sus ojos tenían una luz despiadada y su boca torcida en la forma de una sonrisa. Le habían dicho que, al trasladar la investigación a la capital imperial, habían podido obtener una gran cantidad de sujetos de prueba y habían hecho progresos significativos. Cuando la investigación estuviera completa, la amenaza del Reino de Petersia, quienes estaban cooperando con Jade y buscando una oportunidad, podría ser eliminada por él mismo sin usar el poder del Valiente.

 

‘Cornelia. Usaré a Neumann y haré que el pobre príncipe cargue con toda la culpa del asesinato de Alfred. Y después ella será mía.’

 

Después, tomaría como consorte a Cornelia, descendiente directa del emperador, y apelaría a la legitimidad del trono. Si lo hiciera, Wynn vendría adjunto a Cornelia. Inevitablemente, también podría utilizar la fuerza del Valiente.

 

Tras salir de nuevo del vestíbulo, Jade caminó solo hacia la parte trasera de la mansión, se detuvo frente a una habitación y abrió lentamente la puerta de esta.

 

La habitación estaba orientada al sur para que entrara más luz solar. En toda la sala había muebles bien cuidados y flores de colores dispuestas en jarrones. Cada centímetro de la habitación había sido limpiado, y no había ni una sola arruga en las sábanas de la cama. Sin embargo, no podía sentir el olor de la vida en esta habitación.

 

La señora de esta sala ya no estaba en este mundo. Ya habían pasado cinco años desde entonces.

 

Jade borró la sonrisa que había estado flotando en su cara antes, y caminó hacia el retrato en la pared en la parte trasera de la habitación con una mirada misteriosa.

 

El retrato mostraba a una hermosa mujer con una magnífica sonrisa en el rostro.

 

La misma mujer que el retrato que colgaba en la habitación de Jade.

 

Pero la mujer del retrato de esta sala no estaba adornada con vestidos y joyas; en lugar de vestidos, llevaba un galante atuendo militar; en lugar de un hermoso ramo, llevaba una ruda espada de caballero; en lugar de un collar o un anillo, colgaban de su amplio pecho varias medallas; en lugar del escudo de una familia noble, brillaban las insignias de un capitán y un general.

 

Lucrezia von Cliffdorf.

 

La madre de Jade, un retrato de cuando era joven.

 

Junto con el General Zaunas, la general que incluso fue llamada la Joya Gemela del Imperio en la Alianza Continental Anti-Demonios. …Y una heroína con un trágico destino que fue dada por muerta por el Imperio.

 

‘Madre…’

 

La expresión del rostro de Jade al contemplar el retrato de su madre era diferente de la expresión irreverente que solía mostrar, e incluso era algo infantil y poco confiable.

 

Unos días después de la velada celebrada en la Casa Cliffdorf, en una reunión en presencia del Emperador Alexei, la propuesta del Príncipe Heredero Alfred de realizar una visita de buena voluntad entre éste y la Princesa Heredera Cornelia fue cuestionada por Welt von Cliffdorf, el Caballero Comandante de la Orden Central. Welt argumentó que sería problemático que tanto el primero como el segundo en la línea de sucesión al trono imperial estuvieran ausentes del país, y el emperador Alexei escuchó sus palabras y decidió enviar sólo al príncipe heredero Alfred al reino de Lyon.