Baño mixto en otro mundo
Vol 7. Tercer Baño - Vapor, la Batalla Final, y... Parte 2
—Tú también lo has hecho muy bien hoy, Haruno. Gracias.
—¡Sí, de nada! ♪.
No habríamos sido capaces de conseguir la victoria en la sala del trono si no hubiera sido por Haruno. Debería mimarla todo lo que quiera hoy para mostrarle mi agradecimiento.
Ahora estaba siendo incluso más asertiva que Clena. Me besó las mejillas, la frente y los labios, y yo lo asimilé todo.
Finalmente, satisfecha, Haruno se despegó de mí. Roni tenía la mirada perdida junto a mí, avergonzada. Sin embargo, no dejaba de lanzar miradas curiosas en mi dirección. Cuando nuestras miradas se cruzaron, enrojeció y apartó la vista. Sin embargo, justo después volvió a mirarme y nuestros ojos se encontraron de nuevo. Parecía esperar algo.
Lo sé, lo sé. Roni también había trabajado duro hoy. Abrí los brazos en dirección a Roni y ella se acercó tímidamente a mí. Tiré de ella con un poco de fuerza para abrazarla, pero ella no se resistió y se dejó envolver por mis brazos. Finalmente me miró con ojos brillantes como diciendo: «¡Alábame!».
No la defraudé. Le acerqué la cabeza, le alboroté el pelo y le di un masaje en la base de sus grandes orejas. Se retorció un poco como si se sintiera bien, pero también por vergüenza. Eso hizo que los suaves montículos de carne entre nosotros también se sacudieran un poco.
—Kuuuh… ♥ —Cerró los ojos y dejó escapar un tierno suspiro. Era una loba semihumana, pero su voz era tan tierna como la de un gato. Nunca se permitía comportarse así cuando servía diligentemente a Clena, pero al parecer, había decidido que estaba bien que yo la mimara. Parecía que también le gustaban los masajes.
Roni levantó un poco las piernas y me rodeó con los brazos. Extendí los brazos más allá de su yuamigi y masajeé lentamente sus piernas desde los tobillos hasta los muslos. Era difícil saber dónde tocaba desde debajo del agua, así que de vez en cuando mis dedos se acercaban demasiado a donde no debían. Cada vez me abrazaba con más fuerza y nuestra piel se pegaba aún más. Pero, de repente, se separó de mí y empezó a levantar los extremos de su yuamigi.
—Sir Touya…
—No. —Detuve sus manos para que no fueran más lejos. No me mires con ojos tan tristes.
Estaba intentando pedirme que le frotara la barriga a continuación, pero si hubiera levantado su yuamigi en ese momento, se habría convertido en una situación arriesgada… o, bueno, peliaguda. Sin embargo, no pude resistirme a su mirada mientras gemía. Le froté el vientre por encima del yuamigi, y su cara enrojeció mientras dejaba escapar dulces suspiros.
Después de frotarla un rato, empezó a abrazarme de nuevo. No podía seguir frotándole la barriga así, así que volví a buscar sus piernas, pero ella levantó una pierna hacia mí. Intenté equilibrarnos para que no nos cayéramos, lo que hizo que se inclinara aún más hacia mí. Supongo que realmente quiere que masajee su piel desnuda sin el yuamigi de por medio.
—Es un no para las dos también. —Haruno y Rakti habían empezado a levantar también sus yuamigis, pero las detuve. No cambiaré de opinión, aunque me echen esa mirada de celos.
Seguí masajeando a todas hasta que quedaron satisfechas. Roni y Rakti habían intercambiado sus lugares, y ahora yo estaba sentado mientras abrazaba a Rakti.
—Realmente eres increíble, Touya, —dijo Haruno de sopetón.
—¿Cómo es eso?
—Tus PM, quiero decir. No pareces cansado en absoluto incluso después de usar todos estos PM…
Oh, eso es lo que quería decir. Yo estaba bien, pero Haruno se había agotado bastante hoy.
La diferencia era probablemente la frecuencia con la que usábamos PM. A diferencia de mi Baño Ilimitado, el Reflejo Ilimitado de Haruno no era para uso diario. Nuestras estadísticas aumentaban cuanto más los usábamos, pero también ocurría lo contrario.
Además, yo era el único a quien las diosas enseñaban directamente, y probablemente ella nunca había pensado en usar su don a diario para hacerlo evolucionar.
—¿Debería intentar entrenar yo también? —Preguntó Haruno.
—¿Entrenar? ¿Como estudiar magia?
—Esa es una forma. Aunque probablemente tome mucho tiempo…
Al menos, ella aprendería más rápido que yo.
—Creo que lo mejor es que sigas usando tu don, —dijo Rakti desde encima de mi regazo.
—Yo también estaba pensando eso, pero… ¿no haría desaparecer este lugar?
—Ah…
Haruno se refería a esta dimensión conocida como el Baño Ilimitado. Antes de nuestros viajes, ella había usado su don dentro de este baño una vez cuando aún era pequeño. Entonces no había pasado nada, pero su don había evolucionado mucho después de heredar los poderes de la Diosa del Viento. No sabía lo que podría pasar si utilizaba su don aquí, y no quería arriesgarse.
—¿Eh? No desaparecería. —Rakti desestimó su preocupación. Haruno nos miró, o más concretamente, a Rakti en mi regazo, un poco desconcertada—. ¡Este lugar se considera ahora un santuario, así que un don no lo hará desaparecer!
Es la primera vez que oigo eso. Ni siquiera había considerado la posibilidad.
—¿Qué es un santuario? —Preguntó Haruno. Yo me hacía la misma pregunta en ese momento.
—Como el lugar de mis sueños… aunque nunca has estado allí antes, Haruno. La ruta que la hermana Viento usó para transportarte a la capital del agua era un santuario. —Explicó Rakti con una mirada confiada en su rostro. Supongo que estaba diciendo que se trataba básicamente de los poderes de una diosa.
—¿Así que ahora mi Baño Ilimitado entra en esa categoría?
—¡Sí! ¡Por eso ahora eres mi hermano pequeño!
En resumen, el espacio y el mobiliario dentro del Baño Ilimitado eran considerados un santuario ahora. Era más fácil pensar que estaba un nivel por encima de un don. Le pregunté a Rakti cuándo se había convertido el Baño en eso, y me dijo que, en realidad, había empezado a evolucionar hacia un santuario desde que otras estancias, aparte del propio baño, habían empezado a tomar forma en su interior. Había recibido la bendición de la Diosa del Caos cuando fui convocado a este mundo, así que quizá eso también tuviera algo que ver.
—Entonces, aunque usara mi don aquí, ¿el Baño Ilimitado no desaparecería?
—El espacio en sí no desaparecerá, pero sí lo harán las cosas formadas por el Baño Ilimitado, —explicó Rakti.
—Así, la bañera en sí permanecería, pero el agua podría desaparecer… —Haruno reflexionó profundamente—. ¿Así que podría usar un chorro de agua para hacer algo como meditar bajo una cascada?
Sus siguientes palabras surgieron de la nada. Me miró con seriedad, pero no supe cómo reaccionar. Iba por buen camino al pensar que borrar continuamente el agua con Reflejo ilimitado contaría como entrenamiento. ¿Quizá meditar bajo una cascada era uno de sus sueños? Tenía un lado tonto.
—¡Intentémoslo ahora! —Haruno se levantó con un chapoteo. Parecía emocionada, así que decidí no señalar que sentarse en la bañera mientras borraba el agua a su alrededor conseguiría lo mismo.
—¿No estás cansada…? —le pregunté.
—¡Hay que golpear mientras el hierro aún está caliente!
En otras palabras, carpe diem[1].
Dudaba que pudiera detenerla mientras sus ojos brillaban así, así que la seguí. La pared de detrás de la bañera de madera de cedro del primer piso tenía un chorro de agua que podíamos utilizar.
—¿Quieren venir con nosotros? —pregunté a Clena y Roni.
—Nosotras nos quedaremos aquí un poco más, —respondió Clena.
—¡Yo iré con ustedes! —dijo Rakti, y bajó con nosotros a la primera planta.
Prae y las demás ya habían salido del baño, así que ahora sólo quedábamos nosotros tres. Haruno entró en la bañera de madera de cedro y vadeó la pared del fondo hasta llegar al chorro de agua. Me di cuenta de lo emocionada que estaba desde mi posición.
—Ten cuidado, Haruno, —le advertí.
—Sí, deberías probar un poco y ver qué pasa… —añadió Rakti.
No debería haber ningún problema, ya que sólo iba a hacer desaparecer un poco de agua, pero nos quedamos vigilando por si acaso. Rakti y yo estábamos preparados para correr hacia ella si era necesario.
—¡Hora de empezar! —anunció Haruno mientras se colocaba bajo el chorro de agua. Nos miró mientras el agua salpicaba por encima de su cabeza, luego cerró los ojos y juntó las manos como si estuviera recitando un conjuro.
—Reflejo Ilimitado. —Activó su don mientras Rakti y yo la observábamos. Su cuerpo irradió luz y el agua que había estado cayendo sobre ella desapareció. La corriente de agua se había cortado un poco por encima de su cabeza. Seguía fluyendo, pero se desvanecía en la nada.
—¡Oh! —El agua que rodeaba sus pies también había desaparecido. Seguía de pie dentro de la bañera, pero el agua había dejado de fluir a su alrededor. Era una visión surrealista.
—¿¡…Oh?! —Y… el yuamigi de Haruno también había desaparecido. Ahora estaba completamente desnuda, con su figura de diosa a la vista.
—¡Mira, Touya! El agua ha desaparecido, ¿verdad? —exclamó Haruno encantada, con los ojos aún cerrados.
Me dice que mire, pero eso es mucho pedir ahora mismo. Me había quedado mirándola unos segundos por la sorpresa, pero había apartado la vista en cuanto había recuperado el sentido. Cierto, el yuamigi también es algo generado por el Baño Ilimitado.
Al poco rato, Haruno se dio cuenta del estado en que se encontraba y desactivó apresuradamente su Reflejo Ilimitado, para luego agacharse mientras se cubría el cuerpo con las manos. El chorro de agua y el agua del interior de la bañera volvieron, pero el yuamigi no. Técnicamente, el agua no había vuelto y sólo se estaba generando de nuevo, pero no ocurrió lo mismo con el yuamigi.
—¿Lo-Lo viste…?
—Sólo un poco. —Fueron sólo unos segundos. Aunque esos pocos segundos estaban ahora grabados a fuego en mi memoria—. E-Espera un poco, ¡traeré una muda de ropa!
—¡Oh, yo iré! —Rakti salió corriendo antes de que yo pudiera. En realidad, yo quería ser el que se fuera en esta situación. No sabía qué hacer con una Haruno desnuda a mi lado.
—…
—…
El silencio fue incómodo. Rakti volvió bastante rápido, pero el tiempo que habíamos pasado esperando me pareció una eternidad.
Después de eso, Haruno dijo que pediría un yuamigi en la Marca Ficus para usarlo en su entrenamiento. Quise preguntarle por qué no llevaba ropa normal y se limitaba a intentar borrar el agua de sus pies, pero me lo guardé. Seguro que quería hacer realidad sus sueños de meditación en cascada.
En ese sentido, Roni había sido la primera en apoyar la idea de Haruno. Ella también había querido un yuamigi de dos piezas para que yo pudiera frotarle la barriga directamente. Quería decirle que me encantaría frotarle la barriga en cualquier momento fuera del baño, pero también me lo guardé para mí. Eso era porque yo también quería frotarle la barriga.
Con eso fuera del camino, terminamos nuestros baños. Rulitora y los demás guerreros torano’o ya habían vuelto también de la piscina. Brahms y Mem dijeron que podían bañarse más tarde, así que intercambiaron la vigilancia con el grupo de Sandra, que se fue a bañar.
Roni dijo que prepararía una comida ligera y se dirigió a la cocina de la Diosa del Fuego, y Haruno y Rakti la siguieron. ¿Haruno sigue pensando en lo que pasó antes? No tiene que preocuparse por eso… Bueno, no me correspondía a mí decirle eso, así que me callé y la vi irse.
Dejé a Rulitora y a los demás guerreros Torano’o de vigía, y los demás nos fuimos al segundo piso a descansar. Clena y yo subimos las escaleras y encontramos a Prae sentada con las piernas cruzadas con Sera. Yukina, Rium y Daisy también estaban a su alrededor.
Prae sostenía a Sera en brazos como si acunara a un bebé. Reconocía que aquel era un lugar para dormir supercómodo, como si estuvieras en una hamaca, pero resultaba embarazoso cuando tenías espectadores. La cara de Sera estaba muy roja, así que le eché una mano.
—Yukina, Rium, ¿quién quiere ir primero?
—¡Hn! —Rium levantó la mano, así que la señalé. Se tambaleó hacia Prae y exigió un abrazo, lo que hizo que Prae tartamudeara un poco dudando. Parecía que aún no quería dejar marchar a Sera.
—Yo-Yo ya estoy bien. Muchas gracias. —Sera aprovechó para dar las gracias y bajó. Se había puesto roja hasta las orejas. El abrazo en sí había sido vergonzoso, pero luego habíamos subido nosotros y la habíamos visto así también. No te preocupes. No hablaremos de ello.
Mientras tanto, Prae había levantado a Rium y la acunaba. Rium estaba perfectamente contenta de que la trataran así.
—Gracias, Prae. Sera está mucho mejor, —le dije.
—¿De verdad? Me alegra oírlo. ♪ —Prae nos sonrió ampliamente. Alargué la mano para darle unas palmaditas en la cabeza y ella, a su vez, bajó la cabeza hacia mí. Le di todas las palmaditas que pude.
Entonces me di cuenta de que, como Prae se había inclinado hacia delante para que yo la alcanzara, Rium estaba ahora enterrada bajo sus pechos. Golpeaba las manos contra ellos, probablemente luchando por respirar, pero Prae aún no se había dado cuenta.
—¡Ahn!
Justo cuando pensaba que debía echar una mano a Rium, al parecer dio en un punto sensible e hizo que el cuerpo de Prae rebotara. Rium bajó de los brazos de Prae y se escondió detrás de Clena.
La bofetada había sido dolorosa o le causó sorpresa, ya que Prae nos miraba ahora con lágrimas en los ojos. Le dije que todo iría bien y volví a darle una palmadita. En la cabeza, quiero decir.
Prae quería acurrucarse contra mí, así que me senté y dejé que se saciara. Había que admitir que era un poco difícil soportar el peso de su cuerpo, pero me pareció bien. Mientras tanto, Daisy se había encaramado a mi cabeza. Probablemente se había dado cuenta de que no me movería en mucho tiempo.
Se nota lo grande que es Prae cuando se tumba así. Yukina y Rium volvieron a acercarse y también se tumbaron utilizando la cintura de Prae como almohada. Las chicas solían acurrucarse así contra Prae, y Prae las mimaba con gusto a su vez, aunque eso no quiere decir que a la propia Prae no le gustara que la mimaran también. Le di unas palmaditas en el regazo y me dedicó una sonrisa melosa y feliz.
Clena y Sera no se unieron a las más jóvenes y se sentaron a ambos lados de mí. Sera también empezó a acariciar la cabeza de Prae.
—Creo que prefiero ser yo la que mima a los demás, —dijo Sera.
—Si tuviera que elegir, supongo que a mí me pasa lo mismo, —coincidió Clena. Decidí no mencionar que ella siempre pedía que la mimaran cuando no había nadie mirando.
Sin embargo, Sera sí que era de ese tipo. Recordé que ella había estado cuidando niños durante mi estancia en el templo de la luz. También había dejado que se ducharan aquí. Si tenemos tiempo, quizá podamos dejar que los niños jueguen en la piscina.
Después de un rato de charla ociosa, empecé a oler algo agradable. Roni y los demás habían subido con la comida que habían preparado, lo que hizo que Prae se sentara enseguida. Yukina y Rium, que habían estado tumbadas sobre ella, rodaron por el suelo.
Ahora que Haruno también estaba aquí, rememoramos más el tiempo que habíamos pasado aquí antes. Haruno aún parecía avergonzada, así que seguí hablando con ella para derribar poco a poco cualquier barrera que pudiera haberse levantado entre nosotros; supuse que las cosas sólo se alargarían más si nos evitábamos mutuamente. Haruno pareció captar mi mensaje y me respondió de forma proactiva, aunque sus mejillas seguían un poco coloradas.
Terminamos de comer y nos relajamos un rato más en la habitación, pero de repente volvieron las preocupaciones a mi mente. Todavía tenemos que ocuparnos de la fuerza expedicionaria. No podemos quedarnos así para siempre.
—¿Cuánto tiempo crees que durará la reunión de la familia sagrada? —Pregunté.
—Dudo que termine hoy, —respondió Clena—. Primero tienen que reunir información sobre su situación actual, luego necesitan tiempo para discutirlo todo y decidir un plan. Supongo que dependerá del tiempo que tarden en recabar información.
—Llegamos antes que la fuerza expedicionaria, pero no tenemos tanto tiempo…
—El rey sagrado aún se está recuperando, así que no creo que tengan los recursos para lanzar una investigación muy profunda, —intervino Haruno.
—Creo que Haruno tiene razón, —continuó Clena—. Teniendo eso en cuenta, podrían utilizar el día de hoy y el de mañana para recabar información, decidir el castigo del príncipe pasado mañana y, por último, dejar a la princesa Franchellis a cargo de lidiar con la fuerza expedicionaria.
—¿El castigo del príncipe, eh…? Me pregunto qué harán con él, —reflexioné.
—Eso debe pensarlo la familia sagrada. La fuerza expedicionaria es un asunto aparte, —señaló Clena.
—Además, no creo que tengamos que preocuparnos más por el príncipe a la hora de construir los seis templos. No tendrá voz en el asunto, —explicó Haruno.
Clena y Haruno tenían buenos argumentos. No podía adivinar lo que harían con el príncipe, pero este incidente definitivamente habría debilitado su posición. Por el contrario, la princesa Franchellis tendría una posición más fuerte ahora. No estábamos en posición de expresar ninguna opinión más allá de eso, o más bien, habría sido una tontería tratar de involucrarnos.
—Entonces, ¿deberíamos planear que nos contacten de nuevo pasado mañana? —pregunté.
—Ese debería ser el día en que la designen para ocuparse de la fuerza expedicionaria, así que es posible que no vuelvan a ponerse en contacto con nosotros hasta pasado mañana, —respondió Clena.
—No, la princesa empezaría a sentar las bases en cuanto pudiera, —razoné.
—Eso es cierto…
No esperaba menos de la princesa.
Basándonos en nuestras expectativas, deberíamos aprovechar el día de hoy para empezar a reponer nuestras provisiones. Llevará tiempo preparar toda la comida que necesitamos pedir.
—Teniendo en cuenta la cantidad que vamos a pedir, deberíamos dividirla entre varias tiendas. Quizá deberíamos pedir ayuda a la gente del templo, —sugirió Haruno.
—Pediré que venga alguien, —se ofreció Sandra.
—Gracias, Sandra, —respondí.
Ya que estamos aquí, deberíamos preguntar a alguien más familiarizado con la zona. Le di las gracias a Sandra mientras se marchaba. Deberíamos decidir qué pedir antes de que vuelva.
—¿Qué crees que deberíamos pedir, Roni? —preguntó Clena.
—Me gustaría volver a abastecerme de carne, —respondió Roni.
Podemos pescar en el estanque de la Diosa del Agua, pero sólo podemos conseguir carne saliendo a cazar.
—También me gustaría tener verduras frescas, —continuó Roni—. Llevamos mucho tiempo comiendo verduras en escabeche.
—Sí, a mí también me gustaría algo de fruta. Quiero comer hasta hartarme mientras estemos aquí, —añadí.
Aunque teníamos la nevera de la Diosa del Viento, no podíamos conservarlo todo durante nuestros largos viajes. Lo primero que se echaría a perder serían las frutas y verduras frescas.
Seguimos charlando sobre lo que queríamos cocinar y comer mientras apuntábamos la lista de la compra en un papel hasta que Sandra volvió con una clériga. Por alguna razón, las dos llevaban una herramienta sagrada que yo había visto antes.
—Eso es para actualizar las tarjetas de estado, ¿no? —pregunté. Recordaba haber usado la herramienta para hacer mi tarjeta de estado, y también de las pocas veces que la había actualizado.
—Sí, sugirieron que actualizaran sus tarjetas ya que están todos de vuelta, —afirmó Sandra.
Habían traído la herramienta sagrada hasta aquí, ya que yo no podía alejarme del Baño Ilimitado. No había podido actualizar mi tarjeta en Ares ya que no habían tenido un templo de la luz, así que esta era una buena oportunidad para hacerlo. Fui a mi habitación a buscar mi tarjeta.
Toqué con la mano la herramienta sagrada y cerré los ojos. Al momento siguiente, el sonido de una enorme explosión irrumpió en mis tímpanos.
Abrí los ojos sorprendido al ver que salía humo del aparato, así que aparté rápidamente la mano de él. Miré a mi alrededor y vi que todos se habían agachado con las manos en las orejas. Luego miré a la clériga que tenía enfrente, que se había quedado inmóvil. No parecía entender lo que acababa de ocurrir.
—¿Qué acaba de pasar…? —pregunté.
—La herramienta sagrada se iluminó y luego se oyó un ruido muy fuerte… —respondió la clériga.
Ese había sido el ruido que me había perforado los tímpanos hacía un momento. Volví a mirar la herramienta y vi que la parte con la que mi mano había estado en contacto estaba roja. ¿Habría empezado a arder allí? Me pregunté qué habría pasado si no hubiera retirado la mano…
Ayudé a todos a levantarse de nuevo. Afortunadamente, no había pasado nada aparte de la luz y el ruido, así que no había más daños que en los ojos y los tímpanos.
Nos alejamos de la herramienta por si volvía a ocurrir algo, pero entonces Rium se acercó a ella, sacó una navaja del bolsillo y quitó la tapa con habilidad. Rium y yo miramos dentro y descubrimos que el interior de la herramienta se había quemado y seguía humeando.
—¡¿Ha explotado desde dentro?! —exclamé.
—Creo que sí, —respondió Rium.
Así que, si la cubierta no se hubiera mantenido en su sitio, la explosión se habría extendido también a nuestro alrededor. Menos mal que era una cubierta resistente.
—Pero, ¿cómo ha ocurrido? ¿Se rompió? —le pregunté.
—Creo… que es porque tienes demasiados PM, Touya, —sugirió Rakti.
—¡¿Ha sido culpa mía?! —Alcé la voz sorprendido por la afirmación de Rakti. Ya sabía que mis PM habían crecido lo suficiente como para que la tarjeta de estado no pudiera medirlo, pero no esperaba que pasara esto…
—¡Increíble! ¡Así que este es el poder de un Héroe de la Diosa! ¡Esto se convertirá en una leyenda transmitida a través de los tiempos! —La clériga había vuelto en sí y ahora gritaba emocionada.
Aunque yo preferiría que esto no se convirtiera en una leyenda. Todos los presentes podrían haber resultado heridos. Esperé a que Sera calmara a la clériga.
—¡Wow! ¡Eso fue increíble, Sir Touya! ¡Un milagro!
No, sólo fue un accidente. ¿Incluso Sera? Estaba chillando y saltando de alegría, no le quedaba ni una pizca de su habitual calma. Te estás portando muy bien, Sera. Ojalá pudiera grabar un vídeo de esto y enseñártelo más tarde, cuando te calmes.
Me pregunté si todos los demás del templo estarían reaccionando de forma similar, y efectivamente, Sandra y Rin se estaban alterando. Lumis me miraba con chispas en los ojos.
Al menos me sentí aliviado de que ninguna de ellas me exigiera el pago de los daños. Aunque incluso tener esa preocupación era señal de que yo también estaba simplemente desconcertado.
Informamos inmediatamente del incidente al anciano del templo. No se enfadó en absoluto; más bien, parecía eufórico y dijo que aquello se convertiría en un símbolo de prestigio. Afirmó que se trataba tanto de un milagro como de un recuerdo del héroe. Tal vez fuera como el carruaje que había dejado en el templo de la luz de Neptuno, y que se convertiría en una atracción turística más adelante…
En ese sentido, Sera mencionó que esto podría ayudarnos a ganar tracción con respecto al tema de los seis templos de las diosas.
—Si realizas un milagro, ganarás honor como Héroe de la Diosa, y eso también aumenta tu autoridad.
—Aunque dos personas digan lo mismo, el templo escuchará a la persona que respete más, —resumió Haruno sin rodeos.
Es una forma directa de decirlo.
No había destrozado la herramienta sagrada a propósito, pero la gente del templo parecía contenta, y al parecer nosotros también habíamos ganado algo con ello. Supongo que bien está lo que bien acaba.
El único problema era que el templo sólo disponía de una de las herramientas que podían medir las estadísticas, así que nadie más podía seguir actualizando sus tarjetas de estado, pero a estas alturas ya no había remedio.
Transmití los resultados de nuestra reunión a todos los demás, y Clena sugirió que invitáramos al clero a cenar. La cena de hoy se celebraría en el Baño Ilimitado.
Los clérigos reaccionaron con sorpresa y asombro ante lo grande que era el Baño Ilimitado.
—Esto también aumentará tu prestigio, —dijo Clena con una risita.
Así que uno de los propósitos de esta cena era mostrar cuánto ha crecido mi don. A juzgar por las reacciones de los clérigos, la jugada había sido bastante efectiva.
Servimos un menú centrado en el miso, el mismo que habíamos servido cuando habíamos recibido al Rey Demonio. Haruno había trabajado duro para preparar varios platos de estilo japonés. Gracias a ella, a los ancianos del templo y a los clérigos les encantó la comida. Su plato favorito fue el pescado guisado con miso. Júpiter era un país sin salida al mar, por lo que el pescado oceánico era un manjar poco común para ellos.
Tras la cena, comenté mi idea de construir templos para las seis diosas hermanas en los restos de Hades, y el anciano del templo se mostró sorprendentemente de acuerdo.
—Si usted, Sir Touya, desea llevarlo a cabo, entonces no veo razón para negarme.
Ya veo. Esta es la autoridad del Héroe de la Diosa que Sera había mencionado. Esperaba que el templo de la luz fuera el mayor obstáculo en este plan, pero las cosas iban bastante bien. Sin embargo, el anciano del templo trajo a colación un problema: la delegación del anciano del templo para cada templo. El anciano del templo dijo que muchas personas querrían presentarse como candidatos.
Cierto, ni siquiera lo había considerado. Al menos había pensado que el único candidato para el templo de la oscuridad sería Fénix.
Ahora que lo pienso, los únicos clérigos de agua que conozco son los hombres pez, que son delfines semihumanos, así que dudo que vengan hasta Hades. Además, el único clérigo del viento que conozco es Prae. Supongo que Haruno, que ha heredado los poderes de la Diosa del Viento, también podría ser una candidata. Miré en su dirección, pero al parecer se dio cuenta de lo que estaba pensando, ya que negó con la cabeza. Supongo que no hay remedio, ya que ella no ha estudiado magia clerical como yo.
En ese caso, la única candidata que queda es Prae. Miré en su dirección, lo que ella notó, y me devolvió la sonrisa. Es linda, pero no creo que pueda nombrarla anciana del templo. Pero es muy linda.
Eso deja a los ancianos de los templos de la luz, el fuego y la tierra…
—Pero eso no lo decido yo, ¿verdad? —Pregunté. Eso también se aplicaba al templo del agua. Tener candidatos limitados desde el principio era una cosa, pero preferiría que los templos con un clero numeroso redujeran sus candidatos por sí mismos. Ya que yo dirigía este proyecto, al menos tendría que entrevistarlos, pero Haruno y yo podríamos hacerlo juntos llegado el momento.
—¿Tiene alguna sugerencia? —preguntó el anciano del templo.
—Mi red no es tan amplia… —Y no podía pedirle exactamente al anciano que tenía delante que abandonara su templo y viniera conmigo. Quise sugerir a Sera, pero ella me había estado mirando con mala cara desde antes. Daba a entender que la responsabilidad sería demasiado para ella. Supongo que Sera también está descartada—. Me gustaría pedir sólo una cosa…
—¿Sí?
—Me gustaría tener la seguridad de que las cosas no saldrán como en el pasado.
No entré en más detalles, pero el anciano del templo captó lo que había querido decir y se quedó pensativo. Trescientos años atrás, los seguidores de la Diosa de la Luz habían intentado erradicar a los seguidores de todas las demás diosas. El templo de la luz no había estado detrás del ataque más reciente contra el templo del viento, pero algunos clérigos de la luz habían estado implicados. Supuse que esos clérigos habían estado bajo los efectos del Amor Ilimitado. También estaba el pastor que había llevado a cabo actividades criminales en el mercado raver de Atenea. Yo no querría a una persona así como candidata.
Sin embargo, supuse que el anciano del templo ya se había dado cuenta de todo esto. Él no tenía la culpa de ninguna de esas fechorías, así que saqué el tema una vez y lo dejé ahí. Además, había un templo de la luz en cada país excepto en Ares. Aunque el templo principal estaba aquí, en Júpiter, no era algo en lo que pudieran actuar de forma independiente. Tenía que dejar que ellos lo hablaran primero.
En cualquier caso, no llegaríamos a ninguna conclusión sólo hablando aquí, así que decidimos retomar el tema otro día.
Después, guiamos a los clérigos hasta el gran baño del edificio anexo. Dividimos el grupo entre hombres y mujeres, y Sandra guio a las mujeres. Al anciano del templo le sorprendió especialmente ver lo grande que había crecido el baño, ya que conocía su aspecto de antes de mis viajes. Por supuesto, no se quedaron a pasar la noche, pero hicieron buen uso de los sillones de masaje.
Al día siguiente, la princesa Franchellis nos hizo una visita encubierta con unos pocos guardias. Esperábamos que empezara a sentar las bases, pero no que apareciera la princesa en persona. Como estaba de incógnito, era comprensible que no hubiera traído a Cosmos, que podría hacer que la descubrieran de inmediato.
—Para ser sincera, prefiero no opinar sobre el castigo de mi hermano, —dijo la princesa con el ceño fruncido. Tanto si pedía una pena leve como si pedía una dura, en cualquier caso, sería sospechosa de hacerlo en beneficio propio, así que quería evitar por todos los medios aportar su opinión. Era comprensible, ya que el castigo del príncipe afectaría al futuro de la princesa. No parecía querer seguir hablando del tema.
La invité a la sala de recepciones del edificio principal de Baño para hablar de otro tema. Le pedí a Roni que nos trajera té y a Haruno y Clena que nos acompañaran.
—¿Ha decidido ya cómo va a enfrentarse a la fuerza expedicionaria de Nakahana? —pregunté.
—Mi padre aún no se ha recuperado del todo, así que me han designado para dirigir nuestras tropas y luchar contra ellos…
—¿Está de acuerdo con eso…? —pregunté. La princesa era sabia, pero eso no significaba que tuviera las habilidades necesarias para dirigir un ejército.
—No se preocupe. Aquiles será quien realmente comande las tropas.
La princesa parecía darse cuenta de esa preocupación por sí misma, sin embargo. La princesa Franchellis sería la comandante sólo de nombre, mientras que el ex general Aquiles actuaría como su apoyo. Había recorrido grandes distancias con Cosmos, pero en ningún caso era una guerrera o una soldado.
—¿No puede nombrar a Aquiles comandante en primer lugar? ¿O tal vez dárselo a Kannami? —pregunté preocupado—. No debería ponerse en peligro yendo al campo de batalla…
La princesa me dedicó una sonrisa preocupada y negó con la cabeza.
—Ritsu ha sido señalada como la principal culpable de la situación actual.
—¿Eh? Bueno, sí, porque lo es. —Fue su don el que causó todo esto.
—En otras palabras, la responsabilidad también recae en la familia sagrada, que la convocó, —explicó la princesa.
—Ya veo. —Básicamente, la familia sagrada tenía que demostrar que tomaba la iniciativa para resolver el problema que ellos mismos habían provocado. Y la única persona de la familia sagrada que podía hacerlo ahora mismo era la princesa Franchellis.
—Um, ¿Kannami y Cosmos se unirán a ese ejército? —Preguntó Haruno.
—Sí, ese es el plan. —La princesa asintió.
—¿Nos estás pidiendo que participemos también? —siguió Clena, pero la princesa hizo una pausa antes de responder.
La observé durante un rato, y luego se aclaró suavemente la garganta, enderezó la postura y volvió a encararnos.
—Ritsu planeó un golpe de estado contra la nación. Si bien es cierto que somos responsables por haberla convocado, también debemos aplicar un castigo acorde con los problemas que ha causado.
—¿Quiere decir que el príncipe también recibirá un severo castigo? —Preguntó Haruno.
Ya veo, tal vez quieren nombrar a Ritsu como la principal culpable para que puedan salirse con la suya con un castigo leve para el príncipe. Sólo actuó como lo hizo después de que le lavaran el cerebro con el don, y de lo contrario no habría perdido la cabeza. Puedo entender su calvario… El juicio sobre el príncipe será difícil.
—Aunque se ha disipado el lavado de cerebro de mi hermano y sus caballeros, el don de Ritsu sigue muy activo. Si no hacemos algo al respecto, la historia se repetirá.
—Sí, ya lo veo. —Clena asintió. Haruno y yo tampoco teníamos nada que añadir. Nakahana había ido demasiado lejos. En cierto sentido, estaba actuando como antaño lo había hecho el Rey Demonio.
—Aun así, sería inhumano hacer recaer la responsabilidad únicamente en ella. Imagino que a Sir Cosmos tampoco le haría ninguna gracia. —La princesa nos miró a Haruno y a mí, lo que hizo que los dos nos miráramos.
Ya veo. Ella espera que la gente del mismo país que Nakahana sienta lo mismo. Yo no eran tan cercano a Nakahana, y sabía que ella tenía la culpa, pero tampoco me alegraría precisamente que la castigaran.
—Entonces, tengo una petición para ustedes. —La princesa nos miró seriamente.
—Escuchémosla. —Enderecé mi postura y volví a encarar a la princesa.
—Nos enfrentaremos frontalmente a la fuerza expedicionaria. ¿Pueden todos actuar como una fuerza separada y encontrar una oportunidad para despojar a Nakahana de su don?
Despojar a Nakahana de su don, ¿eh? La princesa no nos pedía que derrotásemos a Nakahana directamente, sino que utilizásemos la puerta dimensional, un hechizo clerical de la Diosa del Caos que sólo yo podía lanzar, para enviarla de vuelta a Japón. Al hacerlo, la bendición de la diosa de Nakahana desaparecería, al igual que su don. Todas las tropas a las que había lavado el cerebro también volverían a la normalidad. Después, la familia sagrada juzgaría que su castigo había sido cumplido al deshacerse de su don, y no la perseguirían más.
—Clena, Haruno… —Las miré a las dos, y asintieron hacia mí. Parecía un buen punto intermedio—. Entiendo. Cooperaremos con su plan. —Extendí mi mano derecha…
—¡Muchas gracias! —…que la princesa apretó con sus dos pequeñas manos.
Ahora bien, la siguiente pregunta es cómo debemos aislar a Nakahana mientras está siendo custodiada por tantas tropas. Tenemos que resolver eso primero.
—No creo que podamos capturar a Nakahana nosotros solos. Seguro que estarán de guardia, —señalé.
—Sí, puede que no sea imposible, pero…
Quizá podríamos predecir dónde acamparán, llegar allí con antelación y escondernos dentro del Baño Ilimitado. Entonces, cuando Nakahana se acerque a la puerta, la tomamos por sorpresa… Nah, eso no es realista.
—¿Supongo que la única forma sería encontrar una abertura mientras el ejército de Júpiter y el de Hefesto están luchando contra ellos? —Sugirió Haruno. Eso sonaba como la única manera, pero se producirían muchas bajas. Quería idear una estrategia que minimizara los daños, sobre todo en nuestro bando.
—Le pediré ideas a Aquiles también… —La princesa no parecía tener ninguna sugerencia adicional. Era comprensible, ya que aún era una aficionada en lo que a asuntos militares se refería. Es decir, aquí todos éramos aficionados.
—Usando la terminología de los juegos, podríamos intentar un movimiento de pinza… —Propuse.
—¿Usando el ejército de Júpiter y el de Hefesto? Eso reduciría los daños por nuestra parte, —dijo Clena. Probablemente ella estaba pensando en juegos de mesa cuando dije «juego», pero yo me refería a juegos de PC.
Una estrategia habitual en los juegos de simulación consistía en rodear al enemigo por varios flancos y ponerse en ventaja. No sabía cómo funcionaría en la vida real, así que era algo que debíamos comprobar con Aquiles más adelante. En este caso, el ejército de Júpiter los acecharía por el frente, y luego el ejército de Hefesto atacaría por detrás.
—¿Sería esa la solución ideal…? —La princesa dudaba. No parecía estar de acuerdo con el plan—. ¿Es realmente posible una estrategia como esa?
Parece escéptica, así que deberíamos discutir los detalles un poco más.
—Bueno, la cuestión es cómo podemos llevar a cabo el movimiento de pinza con éxito, —le expliqué.
—Estaba pensando… Tal vez el ejército de Júpiter podría actuar como señuelo y mantener a la fuerza expedicionaria ocupada, entonces cuando no estén prestando atención, el ejército de Hefesto podría llevar a cabo un ataque sorpresa. —Sugirió Haruno.
Eso significaría que el ejército de Júpiter tendría que luchar solo contra la fuerza expedicionaria hasta ese ataque sorpresa. La princesa no lo señaló, pero parecía haberse dado cuenta de eso también.
Podrían cronometrar sus movimientos para sincronizar sus ataques… Bueno, eso es fácil de decir. Si esto fuera un juego, se podría comprobar la posición de cada fuerza en tiempo real y sincronizar sus ataques, pero en la vida real, ese nivel de coordinación sería difícil. La princesa tenía todo el derecho a ser escéptica en este momento. Tenía que pensar en alguna forma de respaldar nuestro argumento.
—Podríamos confirmar las posiciones de cada ejército con el baño interior al aire libre de Touya, ¿no? —Sugirió Clena.
Yo había pensado lo mismo, pero…
—Podemos confirmar sus posiciones, pero no tenemos forma de transmitir esa información a cada tropa, —respondí.
—¿Podemos usar la herramienta sagrada que Touya y yo habíamos usado antes para enviar mensajes? —preguntó Haruno—. Los dos ejércitos podrían usarla para comunicarse entre sí mientras avanzan.
—Pero eso es…
La herramienta sagrada de Haruno se había roto, así que ahora sólo teníamos una a mano. Y esas herramientas sólo funcionaban con la que habían sido emparejadas, así que esencialmente teníamos cero.
Si queremos usar herramientas sagradas para comunicarnos con el ejército de Júpiter y con el de Hefesto, necesitaremos dos juegos, o cuatro en total. Nartha podría tener algunos extras, pero es poco realista en cuanto a tiempo que vayamos a Atenea, volvamos y luego entreguemos una herramienta sagrada al ejército de Hefesto. Ese último paso es de lejos el más largo también. Si la princesa espera tanto para enviar sus tropas, la fuerza expedicionaria llegará primero. Usar la herramienta sagrada para enviar mensajes y coordinar era una buena idea, pero…
—¿…Eh? —Entonces, de repente me di cuenta de algo—. Um, la razón por la que va a enviar tropas es porque la familia sagrada está asumiendo la responsabilidad de la situación, ¿verdad?
—¿Hm? Sí, aunque esa no es la única razón… —respondió la princesa.
—¿Puede responsabilizarse también el templo de la luz? —pregunté.
—¿Perdón?
La familia sagrada no era la única detrás de la invocación, el templo de la luz también había tomado parte. Mi argumento no era descabellado.
—Más concretamente, me gustaría preguntar si podemos tomar prestada la herramienta sagrada del templo para enviar mensajes, —expliqué.
Las tabletas de mensajería que habíamos utilizado antes eran versiones simplificadas de la herramienta sagrada del templo. El templo tenía la versión «oficial». Su herramienta tampoco tenía un límite sobre a quién podía enviar mensajes.
—El templo de la luz en Hefesto debería tener la misma herramienta, así que si el ejército de Hefesto toma prestada la suya, no necesitaríamos enviarles una nosotros.
—Espera un segundo, Touya, —intervino Clena—. ¿Qué haríamos nosotros? Tanto nosotros como el ejército de Júpiter necesitaríamos una herramienta, ¿verdad? El templo sólo tiene una.
—También tenemos una en el castillo, así que hay suficientes. —La princesa explicó que en el castillo también había una herramienta sagrada para enviar mensajes en caso de emergencia. Había sido diseñada para la familia sagrada, y podía comunicarse con las herramientas sagradas de los distintos templos.
—¿Sería posible tomarla prestada? —pregunté.
—Creo que sí. También estoy de acuerdo en que el templo debe asumir la responsabilidad, —dijo la princesa con una risita.
La profecía del renacimiento del Rey Demonio, que había hecho que nos convocaran, se había reconstruido a partir de fragmentos de mensajes que habían recibido tanto la familia sagrada como el templo de la luz. No habrían llegado a esa profecía usando sólo los fragmentos de un lado, así que eso puede haber sido algo que la familia sagrada había estado queriendo abordar.
La princesa dijo que le llevaría esta idea a Aquiles para conocer su opinión. Se lo agradecí. Todos éramos aficionados aquí, así que quería escuchar lo que un ex general tenía que decir acerca de la viabilidad de nuestro plan.
—Oh, sí, le enviaré un mensaje al ejército de Hefesto sobre la herramienta sagrada por adelantado, —dije.
—¿Puedes conseguir permiso para usar la herramienta sagrada también en el templo? —preguntó la princesa—. Ya me las arreglaré yo con la del castillo.
—Entendido. Ah, y si necesitas ayuda para explicar la idea de usar mensajes para coordinar, no dudes en llamarnos o hacer que Aquiles venga aquí.
—Tenemos a Sir Cos… ejem, al Héroe Natsuki con nosotros, así que creo que estaremos bien, pero lo tendré en cuenta.
Realmente no tienes fe en Cosmos, ¿verdad, princesa?
Si hubiera sido de los que juegan a juegos de simulación, podría haber entendido la estrategia, pero explicársela a la gente de este mundo era otra historia. Sólo tenía que esperar que Cosmos o Kannami pudieran explicarla correctamente.
[1] Tópico literario en el que se anima a aprovechar el momento presente sin esperar el futuro.
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