Baño mixto en otro mundo

Vol 7. Tercer Baño - Vapor, la Batalla Final, y... Parte 3

 

Frizcop: ¡Muchas gracias a Ricardo Ramirez por la donación! (No doy el nombre completo/correcto por si acaso.)

 

La princesa regresó al castillo y fuimos a hablar con el anciano del templo. Primero fuimos a la habitación de Sera para pedirle que nos acompañara, pero también encontramos a Sandra, ataviada con ropa de entrenamiento, en la habitación con ella. Al parecer, Sandra había pasado por allí para invitar a Sera a entrenar.

Era una buena oportunidad, así que también le preguntamos a Sandra, antigua peregrina de la Diosa de la Luz, qué opinaba de nuestra estrategia de coordinación.

Sin embargo, ambas inclinaron la cabeza hacia nosotros. Sandra dijo que las peregrinas nunca habían hecho algo así entre ellos en el pasado. Al menos parecían entender que si lo conseguíamos, minimizaríamos las bajas entre nuestros aliados.

Resultó que la comprensión de la estrategia por parte de Clena estaba más o menos al mismo nivel. Haruno y yo nos miramos. Quizá deberíamos replantearnos cómo explicar esta estrategia.

—Dejando a un lado la estrategia, ¿qué te parece si tomamos prestada la herramienta sagrada? —Pregunté.

—La herramienta sagrada del templo, eh… Sería bastante incómodo llevarla encima. Aunque estaríamos bien ya que tenemos el Baño Ilimitado, —respondió Sera.

No deberíamos tener problemas para usarla si la colocamos cerca de la puerta. En cuanto al ejército de Júpiter y al de Hefesto, deberían poder arreglárselas si preparan un carro tirado por caballos. Nuestras bajas se reducirían si logramos esto, así que esperaba que cooperaran.

—¿Crees que estaría bien que nos prestaran la herramienta en primer lugar? —Pregunté.

—Para este templo, sí, —respondió Sera—. Pero no sé qué dirá el templo de Hefesto…

Sera explicó que, mientras que el templo de Júpiter era responsable de la invocación de los héroes, el de Hefesto no.

—Pero este es el templo principal de la Diosa de la Luz, ¿no?

—Lo es, pero la invocación del héroe no había sido discutida con todos los demás templos de antemano…

En ese caso, tendría que enviarles un mensaje y persuadirles yo mismo si llegaba el caso. El templo de la luz de Hefesto no tenía mucho poder, así que tal vez podría convencerlos diciéndoles que era una oportunidad para que brillaran.

—Bueno, tenemos que enviar el mensaje a Hefesto tan pronto como podamos. ¿Podemos reunirnos con el anciano ahora mismo? —Pregunté.

—Le explicaremos el plan. Usted debería preparar su mensaje en su lugar, Sir Touya, —respondió Sera.

—¿Voy yo también? —preguntó Sandra—. Tengo que cambiarme, así que denme un momento.

Sera tiene razón, al menos podríamos quitarnos el mensaje de encima primero. Dejamos las conversaciones con el anciano del templo a Sera y Sandra y preparamos el mensaje a enviar.

No podía moverme de mi sitio gracias al Baño Ilimitado, así que después de decidir qué escribir, Haruno sería la encargada de transmitir el mensaje.

—Bien, ¿qué deberíamos decirles? —pregunté—. Podemos explicarles la estrategia y por qué necesitamos que nos presten la herramienta sagrada. Si conseguimos que entiendan las ventajas de la estrategia de coordinación, eso debería bastar para convencerles.

—También podemos enviar imágenes, ¿verdad? ¿Puedes dibujar un diagrama para ayudar a explicar también? —añadió Clena.

—Parece que merece la pena intentarlo.

Decidimos el contenido de nuestro mensaje y lo enviamos, y tardó medio día en llegar al rey de Hefesto. Rápidamente comprendió las ventajas de compartir información entre nosotros para coordinarnos, pero hicieron falta otras siete transmisiones para que entendiera todos los detalles más allá de eso.

Después de la tercera transmisión, algunos clérigos llevaron la herramienta sagrada al Baño Ilimitado, e hice que la colocaran justo al lado de la puerta.

Hefesto parecía analizar minuciosamente cada uno de nuestros mensajes, por lo que a menudo tardaba alrededor de una hora en enviarnos una respuesta. Ni que decir tiene que no conseguimos terminar dentro del día.

—Oh, pueden guardar la herramienta ahí por ahora. —Sera nos había conseguido permiso para tomar prestada la herramienta sagrada mientras esperábamos otro mensaje.

El dispositivo era mucho más grande que la herramienta sagrada que habíamos usado antes. Teniendo en cuenta la forma también, me recordó a un cajero automático dentro de un banco. La única diferencia con esta herramienta se supone que es que puedes enviar mensajes a múltiples partes, pero eso lo hace mucho más grande, ¿eh? Rium definitivamente no podría haber volado mientras llevaba algo como esto.

Esto realmente sería difícil de llevar. Si no tuviéramos el Baño Ilimitado, también habríamos tenido que preparar un carro tirado por caballos. No era de extrañar que a nadie se le hubiera ocurrido antes utilizar esto como parte de una táctica de guerra. De hecho, yo había sugerido este plan mientras imaginaba una herramienta del tamaño de la que habíamos usado antes, así que ahora me sentía un poco mal.

Al final, Hefesto nos dio un mensaje final diciendo: «Parece beneficioso, aunque no podemos imaginar cómo funcionará, pero vamos a intentarlo». Afortunadamente, también dieron permiso para tomar prestada su herramienta sagrada. Al parecer, la decisión se tomó justo antes de la partida de su ejército, así que habíamos llegado justo a tiempo.

En cuanto al manejo de la herramienta, Sera y los demás estaban con nosotros, así que no debería haber sido un problema… pero el templo envió seis caballeros del templo y dos clérigos para que vinieran con nosotros de todos modos.

—Entienden que nuestro objetivo es el jefe de la fuerza expedicionaria? —Me pregunté en voz alta.

—Ya se los expliqué, pero se limitaron a decir que con más razón debíamos enviar refuerzos para los héroes… —replicó Sera.

Sera había intentado disuadirles, pero se había visto desbordada. Al parecer, no había podido hacer más que reducir su número a ocho, argumentando que un grupo más numeroso sólo nos haría destacar más y aumentaría los riesgos.

Al principio, el propio anciano del templo había llegado a decir que nos acompañaría. Haruno soltó una carcajada exasperada al oír eso.

Ya veo. Quieren enviar a más gente exactamente porque saben que será peligroso, porque somos Héroes de la Diosa y estamos bajo su dominio.

—Um, estos ocho son en realidad candidatos a ser transferidos al templo de la luz en Hades después de que sea construido… —Añadió Sera.

—Ah, ahora entiendo… —Así que esto se duplica como una reunión para prepararse para eso. Si ese es el caso, no puedo rechazarlos.

Además, en ese caso, deberíamos hacer una barbacoa esta noche y que conozcan a Rulitora y a los demás. Habrá más de la tribu Torano’o en Hades, después de todo.

—Si tienen algún reparo en estar con semihumanos, ¿puedes decirles de antemano que no tienen por qué forzarse? —pedí.

—Entendido. Se los haré saber.

Eso sólo haría las cosas incómodas para ambas partes.

Para llegar a la conclusión, la tribu Torano’o no era un problema para ellos. Eso se debía a que los ocho conocían a Rulitora de cuando había llegado al templo. El templo se había preocupado de seleccionar a sus candidatos teniendo eso en cuenta. Sin embargo, los problemas eran la presencia de la demonio Yukina, la diablilla Daisy, los elfos oscuros Brahms y Mem y, sobre todo, Fénix.

Se habían acostumbrado a Rulitora, así que había supuesto que también podrían acostumbrarse al resto, pero como dije antes, no quería que se forzaran. Además, ahora no teníamos tiempo para esperar a que se acostumbraran a todos.

Al final, tres de los ocho se echaron atrás en la misión. Habían sido preparados para la tribu Torano’o, pero supongo que no esperaban que otros semihumanos también estuvieran aquí.

No me importó, ya que significaba un menor número, pero al día siguiente, el anciano del templo nos envió una disculpa personal y otros tres candidatos.

Terminamos con seis caballeros del templo, cuatro de los cuales eran hombres y dos mujeres, y dos clérigos, un hombre y una mujer. Habíamos vuelto a ocho en total.

—¿Estarán bien? No tienen que forzarse, —insistí.

—No es un problema según nuestra doctrina.

—¿Doctrina? —Les pedí más explicaciones, y me dijeron que la doctrina de la Diosa de la Luz tenía una frase que mencionaba a los «seres malignos». Todavía no había una interpretación decisiva de esta frase.

—La interpretación más extendida es que todas las razas que se pusieron del lado del Rey Demonio en la guerra son «seres malignos»…

—Ya veo…

Por eso Roni y Prae no eran un problema. Una interpretación del pasado probablemente había ganado tracción, mantenido el apoyo y permanecido hasta el día de hoy, aunque el propio Rey Demonio sólo se había centrado en hacer crecer su economía.

Si alguna de estas personas empieza a afirmar que todos los demonios son seres malignos y nos ataca, protegeré a Yukina con cada fibra de mi ser.

El anciano del templo había observado las reacciones de sus miembros ante Rulitora y había elegido a los que parecían no tener problemas con los semihumanos. Aunque apuesto a que no esperaban encontrarse también con un demonio, un diablillo y elfos oscuros.

Ese era especialmente el caso de Brahms y Mem: habían estado en el acueducto durante la batalla en el castillo y no habían destacado, y habían entrado en el Baño Ilimitado en cuanto entramos en el templo, así que no mucha gente se dio cuenta de que estaban aquí. El anciano del templo nos había encontrado a los tres nuevos candidatos teniendo eso en cuenta.

—¿El resto de ustedes cinco también está bien? —pregunté para asegurarme.

—Estamos bien.

Bueno, esta es su religión, así que como no seguidor no me corresponde presionar más.

En ese sentido, le pregunté a la Diosa de la Luz sobre esto en mi sueño esa noche, y ella me dio una respuesta bastante obvia, diciendo: «No decidas si toda una raza es buena o mala». Sentido común, de verdad.

Al día siguiente le conté al anciano del templo lo que me había dicho, y como era de esperar, una expresión terriblemente complicada coloreó su rostro.

También pregunté a Sera y a los demás cuál era su interpretación de «seres malignos». «¿No significa criminales y malhechores?», fue la postura de Sera y Rin. «Significa monstruos que hacen daño a la gente» fue lo que opinaron Sandra y Lumis.

Después de oír eso, pude entender un poco mejor por qué Sera se había quedado tan horrorizada cuando se enteró de la verdad sobre la guerra entre el primer rey sagrado y el Rey Demonio. La guerra había comenzado debido a la incapacidad de Júpiter para soportar las prácticas comerciales de Hades, un problema que luego se extendió a otros países, y éstos respondieron intentando derrocar a Hades mediante el uso de la fuerza militar. Según la interpretación de Sera, la verdad tras la guerra implicaba que Júpiter, y en consecuencia el templo de la luz, habían sido los «seres malignos».

Por otro lado, Rin simplemente dijo: «Bueno, yo no tuve nada que ver».

Supongo que la personalidad individual también influye mucho en la forma de pensar.

De todos modos, supongo que podrían surgir más problemas como este si construimos los seis templos de las diosas juntos. Esto me trajo algunos nuevos factores a considerar.

Rebobinemos un poco el reloj hasta después de haber enviado nuestro sexto mensaje y estar esperando una respuesta. Para ser más precisos, lo siguiente sucedió la mañana después de que hubiéramos enviado la respuesta y siguiéramos esperando noticias.

Llegaron unos mensajeros para llamarnos al castillo. Ellos ya sabían que yo no podía moverme del Baño Ilimitado, así que dijeron que estaría bien si sólo iba Haruno. Les pedí a Clena y a Sera que fueran como apoyo, y a Rulitora que fuera su guardia. Me despedí de ellas y me quedé en el templo.

Como era de esperar, la familia sagrada se había puesto en contacto con nosotros para hablar sobre el envío del ejército de Júpiter liderado por la princesa y sobre el castigo del príncipe. Ya habían tomado una decisión sobre esos dos puntos, así que no llevó mucho tiempo, y el grupo de Haruno regresó antes del mediodía.

Yo también acababa de terminar de enviar el último mensaje, que no era más que una confirmación final de nuestro plan, así que aprovechamos el almuerzo para repasar lo que se había discutido en el castillo.

En primer lugar, se había suspendido el derecho del príncipe al trono y se le había puesto bajo arresto domiciliario indefinido. Así que no se lo quitaron por completo, sólo se lo suspendieron. La princesa se va al campo de batalla, así que supongo que tienen que prepararse para lo peor.

Al parecer, el príncipe había entrado en estado de shock después de que se le disipara el don, y se había recluido en cama. Sería más exacto llamarlo rehabilitación en casa que arresto domiciliario.

A continuación, la princesa llevaría consigo la herramienta sagrada utilizada para enviar mensajes en su campaña militar, tal y como habíamos hablado.

—Aquiles ya ha comenzado a prepararse, y dijeron que planean partir en unos tres días. ¿Qué debemos hacer? —Preguntó Haruno.

—Hmm. Terminaremos de reabastecernos de comida mañana, así que partamos pasado mañana por la mañana, —respondí.

Teníamos que partir con antelación para reunir información que nos ayudara a coordinarnos. Si viajábamos a la velocidad de los guerreros torano’o, probablemente cubriríamos mucho más terreno que las demás tropas en sólo un día.

Entonces, dos días después, partimos de Júpiter a lomos de los guerreros torano’o. Teníamos que adelantarnos lo más rápido posible. Para ello, primero hice que los refuerzos del templo probaran a montar a lomos de los guerreros torano’o fuera de la ciudad. Cuatro de ellos enfermaron de hombrelagarteo y quedaron fuera de combate.

Después de eso, celebramos entrevistas bajo la apariencia de una reunión para seleccionar a sus sustitutos. Es decir, Haruno y yo, junto con los caballeros y clérigos que ya habían superado la prueba, invitamos a los candidatos a una merienda en el Baño Ilimitado, donde procedimos a entrevistarlos.

De los ocho finalistas que habíamos elegido, sólo dos eran hombres, ambos caballeros del templo. Uno de ellos era un caballero veterano, el más viejo del grupo y muy devoto. Lo nombré jefe del destacamento del templo. Se sentó con Rulitora, Dokutora, Brahms y Fénix a tomar unas copas y se quejó con ellos de lo difícil que era operar cuando el resto del grupo estaba lleno de jóvenes y mujeres. Había otros candidatos más o menos de su edad, pero todos habían sido descalificados tras enfermar por mareo…

El otro hombre era un caballero novato que, al parecer, era inmune a la enfermedad de hombrelagarteo y había hecho buenas migas con uno de los jóvenes y veloces guerreros torano’o.

Las seis restantes eran mujeres. No se atrevían a bañarse con nosotros. Establecimos una hora de baño separada para ellas, como habíamos hecho con Brahms y Mem.

Volviendo al presente, habíamos partido de Júpiter de madrugada montados en los guerreros Torano’o. Prae no iba montada en ellos, por supuesto, pero les seguía el ritmo corriendo con la ayuda de la magia de clérigo del viento.

En ese sentido, Daisy estaba sentada en el escote de Prae. Ella había dicho que ese era el asiento más cómodo de aquí. No estoy celoso en absoluto… excepto que eso es mentira.

Las praderas se extendían al este de la Capital Sagrada, y una única carretera recta las atravesaba. No podía admirar exactamente el paisaje mientras cabalgaba a lomos de Rulitora, pero intentaba mantenerme alerta hasta donde alcanzaba la vista. Los monstruos salvajes huían de la tormenta que estábamos levantando, así que seguimos corriendo hasta el atardecer, sin parar más allá de algún descanso ocasional.

Todos entraron en el Baño Ilimitado para descansar durante la noche, y fue entonces cuando surgió un problema, o mejor dicho, fue descubierto.

—Parece que hubo algunos intentos de enviarnos mensajes a lo largo del día, —dije.

—¿Oh? ¿Acaban de ser entregados? —preguntó Haruno.

—No. No pudieron contactar con nosotros, así que han seguido intentando enviarnos mensajes. El último acaba de llegar.

Al parecer, los mensajes enviados ese mismo día no habían llegado. Me pregunto cuántos habrán intentado enviar.

Ya sabía que tenía que dejar la puerta del Baño abierta para enviar mensajes utilizando la herramienta sagrada del templo, pero supongo que también había que dejarla abierta cuando se recibían mensajes. El Baño Ilimitado bloqueaba las interferencias de cualquier cosa del exterior, incluida la magia.

Mientras Clena y los demás preparaban la cena, Haruno y yo intercambiamos varios mensajes entre la princesa Franchellis y el rey de Hefesto para encontrar una buena solución.

Quería sugerir limitar los mensajes a ciertas horas, pero en este mundo no había relojes precisos. Puedo usar la puerta dimensional para comprar relojes baratos en Japón… No, no hay forma de enviar uno a Hefesto.

Al final, decidimos sólo enviar mensajes entre la puesta y la salida del sol por el momento. Eso era lo último que debíamos discutir por hoy, así que terminamos nuestras transmisiones. A partir de mañana, seré el primero en llegar al baño justo al atardecer para comprobar las posiciones de cada tropa.

—Tenemos que dejar la puerta del Baño abierta durante toda la noche, —expliqué.

—Entonces necesitaremos vigías. Podemos estar de guardia, —ofreció Rulitora.

Los guerreros Torano’o y los caballeros del templo aceptaron hacer guardia durante la noche. Les hice formar grupos de tres guerreros torano’o y un caballero cada uno y rotar los turnos, luego dejar que ellos decidieran quién estaría en cada turno. También dejé a los caballeros a cargo de vigilar la herramienta de mensajería sagrada.

Mientras tanto, nos dimos un baño. Comprobé la posición de cada ejército desde el baño interior al aire libre. Necesitaba ayuda de gente con conocimientos sobre expediciones militares, así que pedí a Haruno, Clena, Sandra, Rin y Lumis que vinieran conmigo.

Proyecté una vista aérea de nuestro entorno en la pantalla. Estaba oscuro, así que se distinguían las luces de los pueblos cercanos.

—Ya estamos aquí… Hemos llegado bastante lejos en un solo día.

—Hmm, recuerdo que tardamos medio día en llegar desde Júpiter a ese pueblo… Oh, ahí está. —Rin señaló una aldea al norte de Júpiter—. Si comparamos la distancia desde allí y Júpiter hasta donde estamos ahora…

Acercó la cara a la pared mientras la examinaba. Su trasero apuntaba hacia mí, y el dobladillo de su yuamigi se acercaba a territorio peligroso. Sentí que mi mirada era absorbida, así que me acerqué a su lado e inspeccioné también la pared.

—¿No estamos a más de diez veces esa distancia? —concluyó Rin.

—Todo gracias a la tribu Torano’o, —respondí.

Volví a poner la pantalla a vista de pájaro y miré a mi alrededor en busca del ejército de Hefesto y la fuerza expedicionaria. Tras una docena de acercamientos a luces fuera de los asentamientos, pudimos localizar a ambos ejércitos.

—Eh, supongo que tienen que acampar para pasar la noche… —murmuré.

—¿De qué estás hablando? Oh sí, supongo que no tenemos que hacerlo. —Haruno dejó escapar una carcajada.

Viajar con el Baño Ilimitado era esencialmente viajar con toda tu casa. Una de nuestras ventajas era la posibilidad de descansar inmediatamente sin tener que montar un campamento.

Después de dedicar todo ese tiempo a encontrar a los ejércitos, ahora era el momento de calentarnos en el baño. No podíamos llevar papel ni tablillas de arcilla dentro del baño, así que utilizamos una tablilla y tinta para anotar las posiciones relativas de cada ejército. Deberíamos enviar esta información a la princesa más tarde.

—El ejército de Hefesto es el más cercano a la fuerza expedicionaria en este momento. ¿No van muy rápido? —Pregunté.

—Han cubierto mucho terreno considerando lo reciente de su partida. No sabía que el ejército de Hefesto fuera tan rápido… —dijo Sandra, impresionada.

A este ritmo, podrían alcanzar a la fuerza expedicionaria. Quizá deberíamos empezar a comprobar sus posiciones a lo largo del día durante nuestros descansos.

Nosotros no podíamos recibir mensajes a menos que la puerta del Baño Ilimitado estuviera abierta, pero no ocurría lo mismo con los demás. Deberían poder recibir mensajes durante el día. Lo plantearé en nuestra próxima conversación.

Al día siguiente, seguimos haciendo una loca carrera a lomos de los Torano’o por la carretera en dirección este.

El ejército de la princesa había partido esta mañana. Anoche les habíamos enviado la ubicación de los demás ejércitos, y el general Aquiles respondió diciendo que marcharían a un ritmo más rápido que el previsto originalmente, así que debían de estar apresurándose en ese momento.

Volví a comprobar las posiciones de todos durante nuestro descanso. El ejército de Hefesto aún estaba lo suficientemente lejos de la fuerza expedicionaria como para que no lo alcanzaran en un día, así que el sol se puso por hoy sin mayores acontecimientos.

Volví a comprobar los ejércitos por la noche y me enteré de algunas cosas en comparación con la situación de cada uno la noche anterior. En primer lugar, la fuerza expedicionaria avanzaba a un ritmo más lento que el ejército de la princesa. El ejército de la princesa iba deprisa, pero incluso así, la fuerza expedicionaria parecía especialmente pausada.

—Si estuvieran al tanto de lo ocurrido en Júpiter, se darían un poco más de prisa, —dedujo Clena.

—En otras palabras, se mueven a ese ritmo exactamente porque no lo saben, —dije.

Clena había atrapado a los mensajeros que habían intentado contactar con Nakahana. Realmente era cierto que no tenían otros mensajeros. El ejército de Hefesto había acortado mucho más la distancia entre ellos después de un día. Realmente los alcanzarán a este ritmo, así que debemos hacer ajustes.

—La fuerza expedicionaria está usando el camino principal, así que avanzarán por esta ruta que rodea el vacío. —Sandra se acercó a mi lado y trazó con el dedo un tablón que tenía dibujado un mapa.

Júpiter estaba al norte, Hades al sur y Hefesto al este de Hades. Sandra había señalado una ruta que iba al norte de Hefesto y luego conectaba con el camino que llevaba al oeste de Júpiter. Al ritmo actual, el ejército de la princesa y la fuerza expedicionaria se encontrarían un poco después de que ésta hubiera cambiado de rumbo hacia el camino que iba hacia el oeste.

Acerqué el zoom al punto de encuentro proyectado e inspeccioné el terreno. Aunque el vacío estaba al sur, el norte estaba plagado de bosques y colinas. Llegaremos a ese lugar con antelación, luego seguiremos comprobando las posiciones de cada ejército y encontraremos una abertura para realizar nuestro movimiento. En otras palabras, no deberíamos tener problemas con este plan hasta que lleguemos a ese punto.

—Parece que pasaremos los próximos días sin hacer nada más que correr, —gimió Haruno.

Para dejarlo claro, correr solo consumía un montón de resistencia, así que no era fácil ni mucho menos. Sin embargo, a nuestro ritmo, esperábamos llegar con energía de sobra.

Continuamos a toda velocidad a lomos de los guerreros Torano’o durante unos días sin incidentes. Llegamos al punto de encuentro previsto antes que ninguna otra tropa, todo gracias a la tribu torano’o. Las demás tropas tardarían otros cuatro o cinco días en llegar. Aún faltaba algún tiempo para la puesta de sol, así que era demasiado pronto para que pudiéramos contactar con ellos.

Tras nuestro riguroso viaje, no sólo los caballeros del templo se habían mareado, sino que los propios lagartos de arena también se habían fatigado. Brahms y Mem también parecían agotados. Aún tenemos tiempo antes de que lleguen los otros ejércitos, así que deberíamos aprovechar para recuperarnos.

Había sido difícil darse cuenta por la proyección sobre el baño interior al aire libre, pero la pradera de aquí no era sólo terreno llano; el lado oeste estaba salpicado de colinas onduladas, y la carretera principal discurría por sus valles.

Clena salió del baño ilimitado e inspeccionó los alrededores.

—Si capturamos esa colina y esperamos, podríamos tener ventaja.

—Es difícil decir quién llegará primero al ritmo actual, —murmuró Haruno mientras abría el mapa.

El mapa estaba cubierto de marcas que indicaban las posiciones de cada ejército cada día. No avanzaban al mismo ritmo todos los días, así que era difícil juzgar sólo por esto.

Bueno, no deberíamos pensar por nosotros mismos en esto. Primero, deberíamos reunir información sobre el terreno que nos rodea y transmitirla a los demás. Quería tomar un descanso mientras estábamos en ello, pero…

—¿Hay algún lugar donde podamos escondernos? —pregunté.

Brahms se me acercó en silencio y señaló hacia el norte.

—Ese bosque parece una buena posición.

—¿No sería inconveniente con el físico y el número de los torano’o que hay aquí? Además, depende del comandante, pero existe la posibilidad de que envíen exploradores al bosque para asegurarse de que no hay monstruos, —se acercó el veterano caballero y nos señaló.

Efectivamente, estaba lejos, pero desde aquí pude comprobar que se trataba de un bosque denso y cubierto de maleza. No sólo Rulitora y Dokutora, sino incluso los guerreros más jóvenes de los Torano’o tendrían dificultades para moverse por allí.

En cuanto a la posibilidad de que enviaran exploradores… dependía de quién estuviera realmente al mando de la fuerza expedicionaria. No podía negar la posibilidad.

—No se preocupe, —respondí—. Mientras podamos ocultar la puerta del Baño Ilimitado, no tendremos que adentrarnos más en el bosque. No nos encontrarán si cerramos la puerta.

—Ya veo. En ese caso… —asintió el veterano caballero y se interrumpió.

Sólo era cuestión de familiarizarse. Sólo habían pasado unos días desde que había experimentado el Baño Ilimitado por primera vez, después de todo.

—Estamos en una situación única, —dije mientras tocaba la puerta del Baño Ilimitado—. Si nota algo más, no dude en decirlo. Yo solo soy un aficionado cuando se trata de asuntos militares.

—¡Entendido!

El veterano caballero era uno de los pocos aquí que tenía experiencia comandando tropas. Quería que confiáramos en él tanto como pudiéramos.

—Además, tenía curiosidad… Digamos que el ejército de la princesa captura la colina al este. Si nos escondemos en el bosque al norte de la colina, ¿sería posible llevar a cabo un ataque sorpresa contra la fuerza expedicionaria?

—Eso sería difícil. Hay demasiada distancia entre esos dos puntos.

—Me lo imaginaba…

Podía ver lo lejos que estaban los lugares desde aquí. Si el ejército de la princesa esperaba en la colina al este, la fuerza expedicionaria se encontraría con ellos desde más al este, así que tendríamos un ejército entero entre nosotros.

—Los guerreros torano’o pueden ser rápidos, pero levantan una tormenta de polvo cuando corren, por lo que serán fácilmente localizados. Si le damos tiempo al enemigo para reaccionar, ya no será un ataque sorpresa.

—Grr… —Rulitora gruñó. No podía discutirlo.

Así que, si queríamos llevar a cabo un ataque sorpresa, teníamos que hacerlo desde más cerca o acercarnos de algún modo a ellos sin que se dieran cuenta.

—Reunamos más información mañana e ideemos un plan.

—Todavía tenemos tiempo, así que me parece bien, —aceptó el caballero veterano.

Por el momento, todos acuerdan trasladarse esta noche al bosque del norte.

Los delgados árboles se apiñaban unos contra otros en el bosque. Apenas había espacio entre los árboles, así que, aunque aún era de día, el interior estaba oscuro y húmedo. La tribu Torano’o no apreciará este nivel de humedad.

Podríamos ocultar fácilmente la puerta aquí, y la oscuridad también proporcionaba cobertura. Abrí la puerta y me adentré un poco en el bosque. Dejé que todos entraran a descansar y luego inspeccioné los alrededores. Quería reunir toda la información posible para enviarla esta noche.

—¡Nos vamos!, —dijo el caballero novato mientras se montaba a horcajadas en la espalda del veloz guerrero torano’o, y echaron a correr. Aquellos dos se habían hecho muy amigos en los últimos días. Eran muy útiles como exploradores.

Esa noche, transmití información sobre el terreno circundante al ejército de la princesa y al de Hefesto. Aquiles decidió que, a partir de mañana, el ejército de la princesa aceleraría el paso y se movería para capturar la colina. Según él, capturar una colina para ganar ventaja era estrategia de guerra básica.

El ejército de la princesa iba un poco retrasado en comparación con los demás, aunque eso se debía más bien al punto de partida. Si continuaban a la velocidad actual, llegarían a este lugar al mismo tiempo que la fuerza expedicionaria o incluso más tarde. Básicamente, para cuando fueran a encontrarse, la fuerza expedicionaria ya habría tomado el control de la colina. Además, si enviaran exploradores a la colina, podrían descubrir al ejército de la princesa y apresurarse a capturarla primero.

—¿Deberíamos cambiar el punto de encuentro proyectado un poco al este o al oeste? —Pregunté.

—Si lo desplazamos más al este, el ejército de la princesa no llegará a tiempo, —respondió Clena.

—Al oeste sólo hay llanuras, así que no hay ningún lugar donde el grupo de la princesa pueda establecer una base. Acabarán chocando de frente con la fuerza expedicionaria, —añadió Haruno.

—Eso pondría en ventaja a los soldados que están bajo los efectos de Amor Ilimitado, —dije.

Esto era más una cuestión política, pero al parecer la princesa quería evitar una situación en la que el ejército de Hefesto chocara contra la fuerza expedicionaria de «Júpiter» antes de que su ejército pudiera hacerlo.

Considerando eso, a la princesa le convenía moverse para capturar la colina lo antes posible y establecer allí una base, tal como Aquiles había aconsejado. Eso también reduciría las bajas.

Luego, mi grupo realizaría un ataque sorpresa mientras la fuerza expedicionaria quedaba atrapada entre el movimiento de pinza. A juzgar por toda la información que habíamos reunido hasta ahora, realmente parecía una mala idea intentar atacar desde el bosque. Estaba demasiado lejos del punto de encuentro proyectado. Mañana, vayamos un poco más al este y veamos si hay algún otro lugar donde podamos escondernos.

Continuamos haciendo los preparativos para los próximos tres días. El ejército de la princesa llegó por la tarde del tercer día y capturó la colina para establecer una base. Se esperaba que la fuerza expedicionaria llegara mañana por la mañana.

Tal vez podríamos seguir moviéndonos hoy y llevar a cabo un ataque nocturno contra la fuerza expedicionaria… pero el tiempo es un poco estricto para eso. Probablemente sea mejor idea quedarnos aquí y esperar.

Ya habíamos terminado nuestros preparativos en los últimos tres días. El bosque estaba demasiado lejos, así que nos escondimos en algún lugar más cercano al punto de encuentro proyectado. Mientras tuviéramos el Baño Ilimitado, podríamos esconder a un gran número de personas en un espacio pequeño.

No parecía que fuera a pasar nada más hoy, así que mi plan era que descansáramos y nos cargáramos para mañana. El destacamento del templo había utilizado todo nuestro tiempo libre durante los últimos días para bombardearme a preguntas, pero por hoy pensaba decirles que se lo tomaran con calma.

Al atardecer comprobé que la fuerza expedicionaria había acampado un poco más lejos de donde habíamos previsto. Debería informar de ello inmediatamente.

En respuesta, tanto el ejército de la princesa como el de Hefesto nos dijeron que prepararían métodos para enviar mensajes de inmediato durante todo el día de mañana. El ejército de la princesa ya había acampado aquí, pero ¿qué haría el ejército de Hefesto? ¿Llevarían la herramienta mientras marchaban? No me habría sorprendido con ese rey de Hefesto con músculos por cabeza.

Dejando eso de lado, mañana era el día de la batalla. Comprobaré la ubicación de la fuerza expedicionaria con regularidad a lo largo de la mañana e informaré a ambos ejércitos. Daisy estará conmigo en todo momento para que pueda actuar como mensajera en caso de que ocurriera algo.

Por supuesto, no pensaba bañarme en cada revisión, ya que al mismo tiempo tenía que hacer los preparativos para la batalla. Tenía que llevar la ropa interior dentro del baño interior al aire libre, pero al bajar la temperatura del agua, no estaba tan mal.

A medida que avanzaba la mañana, tomaba descansos regulares dentro de la sala de estilo japonés para restaurar mis PM. Abrazar a Rakti hacía que la recuperación de PM fuera aún más rápida, o al menos eso parecía.

También comprobé cómo estaba el ejército de la princesa. Desde ayer, habían levantado vallas y habían cavado una trinchera en el suelo y estaban listos para estar a la defensiva. Incluso si la fuerza expedicionaria hiciera un empuje agresivo, podrían mantener el terreno elevado de esa manera.

En cuanto a la fuerza expedicionaria, llegaron un poco tarde al punto de encuentro previsto debido a su retraso de ayer. Probablemente llegarán por la tarde. Hoy deberíamos almorzar temprano.

Me preocupaba que el ejército de Hefesto pudiera alcanzar a la fuerza expedicionaria. Debería acortar los intervalos entre mensajes cuando se acerquen un poco más. Dejé el resto de los preparativos a los demás y me centré en seguir a la fuerza expedicionaria.

Poco después del mediodía, la fuerza expedicionaria llegó al punto de encuentro previsto. Los enfoqué con el zoom y estaban montando el campamento, tal vez para almorzar. No estaban demasiado lejos de la colina, pero parecía que aún no se habían percatado de la presencia del ejército de la princesa.

—Es difícil divisar esa base desde abajo con la forma en que está diseñada, —observó Daisy.

—Supongo que la pusieron así a propósito, —respondí.

Dos grupos de dos exploradores cada uno habían sido enviados a patrullar por delante y por detrás del campamento. Quien daba esas órdenes no era Nakahana, sino un caballero que estaba a su lado.

—Daisy, envía un mensaje… En realidad, no, yo también iré.

—De acuerdo.

Anoté la ubicación de la fuerza expedicionaria en un mapa y me dirigí a la herramienta sagrada junto a la entrada. Le pedí a Sera, que había estado esperando, que enviara el mensaje, y luego me puse a trabajar en otra cosa.

Los dos volvimos a comprobar la pantalla y vimos que el ejército de la princesa había hecho un movimiento.

—¿No es ése el Rey Bestia? —preguntó Daisy.

Tenía razón: vi al Rey Bestia y a Kannami juntos. Estaban bajando a la base de la colina. Seguí observando lo que hacían.

Capturaron a los exploradores cuando se acercaban. Sin embargo, no llevaron a los exploradores de vuelta a su base, sino que les entregaron algo y los dejaron marchar. Me acerqué y vi que era una especie de carta. Kannami y el Rey Bestia regresaron a la base, y los dos exploradores se apresuraron a volver a su campamento.

—¿Qué, los dejaron ir? Qué aburriiido, —se quejó Daisy.

—En realidad, tal vez ellos… —Tuve una corazonada y seguí a los exploradores para ver cómo le entregaban la carta a Nakahana. Inmediatamente se la volvió a entregar a un caballero que estaba a su lado, el mismo que había ordenado a los exploradores que salieran de patrulla. Había algunos caballeros más a su alrededor, pero ninguno enarcó una ceja ante el intercambio. Supuse que el caballero era el comandante de facto de su ejército, básicamente un capitán de caballería.

El capitán leyó la carta en voz alta. A mitad de camino, las expresiones de los caballeros de alrededor cambiaron y el propio capitán empezó a temblar. Entonces, Nakahana empezó a hacer gestos melodramáticos y a gritar sobre algo con lágrimas en los ojos, lo que provocó que los caballeros también empezaran a clamar. No podía oírlos, pero todos los caballeros, incluido el capitán, parecían enfadados.

—Justo como pensaba…

—¿Por qué están tan enfadados? —Daisy preguntó.

—Creo que esa carta es una demanda para que entreguen a Nakahana.

—¿Eh? Su ejército está en las mismas condiciones que el príncipe, ¿verdad? Es imposible que accedan a eso.

—Sí, creo que el bando de la princesa lo envió a propósito sabiendo eso: para hacerles enfadar y provocarles el ataque.

El ejército de la princesa había hecho todos esos preparativos para defenderse, pero sería en vano si sus oponentes lo veían y retrocedían. La princesa o Aquiles habían decidido avivar las llamas y empujarlos a atacar.

La fuerza expedicionaria había estado almorzando, pero ya no era momento para eso. Salieron corriendo de la tienda y gritaron órdenes a los soldados. Así que van a atacar inmediatamente.

Los soldados engulleron apresuradamente la comida que estaban masticando y se pusieron en formación frente a la tienda. Entonces me di cuenta de que ninguno llevaba casco.

El capitán de los caballeros se puso delante de los soldados y levantó el puño por encima de la cabeza, probablemente para dar un discurso. A continuación, los soldados levantaron sus armas por encima de sus cabezas y gritaron algo a su vez.

Eso parecía responder a la pregunta: hasta el último de esos soldados estaba bajo los efectos del don de Nakahana. Serán duros oponentes. El ejército de la princesa había capturado la colina con antelación y establecido defensas, pero incluso con eso, tenían que asegurarse de mantenerse en guardia.

Esto podría convertirse en una intensa batalla. Tragué saliva y observé el desarrollo de la acción.

Un pelotón encabezaba una procesión que se dirigía a la colina. Formaban alrededor de un tercio de toda la fuerza expedicionaria. Puede que el ejército de la princesa ya se haya percatado de su presencia, pero deberíamos enviarles un mensaje de inmediato.

—¿Puedes transmitir esto a todos? Vamos a esperar el momento oportuno y saltar por la puerta, así que prepárense para salir en cualquier momento. Además, ¿puedes ayudarme a traer la Devoradora de Magia? Roni debe saber dónde está.

—¡Entendido! —Daisy respondió enérgicamente y salió volando.

Mientras esperaba, se levantó el telón de la batalla entre el ejército de la princesa y la fuerza expedicionaria. Aquiles comandaba el ejército de la princesa mientras utilizaban su posición para defenderse con la mayor fuerza posible.

Estaban luchando un poco ya que todos los soldados de la fuerza expedicionaria estaban bajo los efectos del don de Nakahana, pero Cosmos los apoyaba disparando rondas de Bala Ilimitada contra las fuerzas contrarias. Su extravagante estilo de lucha levantó la moral del resto de las tropas, y llegaron a un punto en el que los dos ejércitos estaban casi igualados.

Daisy regresó con Roni, Yukina, Rakti y Prae. Prae traía el conjunto completo de armadura de la Devoradora de Magia. Les pedí a las chicas que me ayudaran a ponérmela. Seguí observando la batalla todo el tiempo.

El ejército de la princesa estaba luchando en general. Las tropas respaldadas por Cosmos, Kannami y el Rey Bestia lo estaban haciendo bien, pero el resto estaba en una mala situación.

Y eso a pesar de que usaban la colina a su favor. La capacidad de potenciar a un soldado medio al mismo nivel que a un caballero de élite… Amor Ilimitado realmente es un don formidable.

Cambié la pantalla al ejército de Hefesto. Ya estaban cerca, pero aún tardarían otra hora en llegar.

No podíamos partir hasta después de eso, así que, por el momento, sólo teníamos que rezar y esperar. Seguí observando ansiosamente las fluctuaciones de la batalla.

Deseaba tener una forma de transmitir los movimientos del enemigo en tiempo real, pero sólo podía enviar mensajes a donde estaba la princesa, y esa información tardaría en llegar al frente. No podíamos hacer nada al respecto. Me distraje inspeccionando la retaguardia de la fuerza expedicionaria y enviando la información al ejército de Hefesto. Era lo máximo que podía hacer por ahora.

El ejército de la princesa seguía siendo abrumado. Sin embargo, Cosmos encontraba oportunidades para cargar y rescatar a cualquiera de los heridos. Otros soldados ocuparon sus puestos, y así consiguieron mantener su primera línea. Los soldados heridos eran curados por los clérigos y volvían a ocupar los puestos libres si podían.

Por el contrario, los soldados de la fuerza expedicionaria ni se inmutaron ni dieron un solo paso atrás. Aunque estuvieran heridos, no dejaban de avanzar y atacar. Ese era uno de los efectos de Amor Ilimitado: se negaban a dar un paso atrás por el bien de Nakahana.

Los soldados de la princesa se daban cuenta del daño que causarían si continuaban luchando contra los soldados heridos de la fuerza expedicionaria y dudaban en contraatacar. Esa era una de las razones por las que estaban siendo arrollados.

Qué situación tan complicada. Las fuerzas de Nakahana también eran increíblemente fuertes. El ejército de la princesa no duraría a este ritmo. No quería pensar en cómo habrían salido las cosas si no hubiéramos planeado la estrategia de coordinación con el ejército de Hefesto.

Volví a poner la pantalla a vista de pájaro y observé con impaciencia cómo continuaban las batallas. Cosmos, Kannami y el Rey Bestia apoyaban bien a las primeras líneas, pero sólo eran tres. Las líneas del frente se alejaban cada vez más. Si tan sólo Aquiles, que comandaba desde la retaguardia, pudiera unirse a ellos… No, eso sólo sería una gota en el mar.

—¡Esto es malo…! —Murmuré mientras observaba.

Cosmos, Kannami y el Rey Bestia se movieron para defenderse de los ataques que se acercaban, lo que creó aperturas en otros lugares. La fuerza expedicionaria concentró entonces sus ataques alrededor de las aperturas. Así que su estrategia es distraer a los tres, y luego apuntar a la base principal donde está la princesa. ¿Esos tres no se dan cuenta…? No, incluso si lo hacen, no pueden ignorar los otros ataques que se aproximan. Aquiles está en la base principal, así que Nakahana no debería ser capaz de apoderarse de ella tan fácilmente.

El Rey Bestia respondió primero. Lanzó sus brazos, robustos como troncos de árbol, contra los soldados enemigos y los hizo volar por los aires. Acribilló a los soldados enemigos que se acercaban y persiguió a un grupo que había atravesado las líneas del frente.

Kannami trató de seguirle, pero estaba preocupado por un ataque concentrado contra él. No podía darles la espalda ahora.

Sé que estás preocupado por la princesa, pero aguanta, Cosmos. El área que Cosmos podía cubrir era más amplia que la de los otros dos. Si se retiraba ahora, el frente se derrumbaría.

Yo también quería ir a ayudarles, pero lo soporté con los puños cerrados. Si no fuera por la Devoradora de Magia, mis uñas ya se habrían clavado en las palmas de mis manos. La sensación de que mis PM eran consumidos me calmó.

Los soldados de la fuerza expedicionaria no se detendrán hasta disipar los efectos de Amor Ilimitado. Tal vez Haruno podría ir como refuerzo… No, eso no funcionaría. Si sólo unas pocas docenas de soldados volvieran a sus sentidos ahora, sólo traería más caos al campo de batalla. Incluso podría causar más bajas. No podemos hacer nada más que esperar en este momento.

La siguiente hora me pareció una eternidad. No paraba de apretar y aflojar los puños mientras observaba la batalla, y entonces un ejército formado por una mezcla de humanos y ketolts lanzó un ataque sorpresa contra la retaguardia de la fuerza expedicionaria.

—¡Están aquí! Es el ejército de Hefesto. —Levanté los puños en pose de victoria y vitoreé.

Gracias a la información que les había enviado, habían conseguido acercarse a la fuerza expedicionaria sin que se dieran cuenta. La fuerza expedicionaria se percató por fin de su presencia cuando se lanzó el ataque, pero para entonces ya era demasiado tarde para que reaccionaran. Los soldados de la base principal de la fuerza expedicionaria entraron en pánico. Ordenaron a los guardias que lucharan contra el ataque sorpresa.

—¡Bien, vamos! —La espera había terminado. No podíamos dejar escapar esta oportunidad. Apagué la pantalla del baño interior al aire libre y me dirigí a la puerta principal—. Daisy, ve delante. Envía el mensaje de que el ataque sorpresa de Hefesto fue un éxito.

—¡Déjamelo a mí! Se lo enviaremos directamente a la princesa, —respondió Daisy.

Cuando llegué a la entrada, todos los demás ya habían recibido el mensaje. Clena, Haruno, Rulitora, los caballeros del templo y todos los demás ya habían terminado de prepararse y se habían reunido.

—Puede que ya se hayan enterado, pero el ataque sorpresa de Hefesto ha sido un éxito. El ejército de la princesa debería estar moviéndose en respuesta a eso, —anuncié.

—Acabamos de recibir un mensaje suyo. Dice que hay muchos soldados enemigos intentando retirarse, así que sus fuerzas pasarán a la ofensiva, —dijo Clena.

—Es bueno saberlo. Probablemente las tropas de Nakahana han oído que la base principal está en peligro, y ahí es donde está ella, —observé. Ese debe ser otro efecto del Amor Ilimitado—. En ese caso, no podemos perder tiempo. La fuerza expedicionaria podría estar intentando huir ahora.

Todos me miraron tensos. La situación actual no era ideal, pero era favorable. Habíamos reducido todas las amenazas que podíamos. Ahora sólo quedaba llevar a cabo el plan.

—¡Yo iré delante! Síganme todos. —Abrí de golpe la puerta del Baño Ilimitado, salté fuera y lancé un hechizo—. ¡Invocar espíritu!

El «techo» se abrió en el momento siguiente, y la luz de arriba iluminó la pendiente que tenía ante mí. Rulitora, Dokutora, y luego el resto de los guerreros Torano’o corrieron ladera arriba.

—¡¿Qui-Quiénes son todos ustedes?!

—¡Monstruos! ¡No se acerquen más a Lady Ritsu!

Oí una voz sorprendida y otra enfadada por encima de mí. Parece que elegimos el lugar correcto. El destacamento del templo corrió a continuación, y Clena, Haruno y el resto les siguieron por detrás. Oí otro grito, quizá porque alguien se había sorprendido del tamaño de Prae. Lo ignoré y me aseguré de que todos habían salido del Baño Ilimitado, luego cerré la puerta.

Podías adivinar cuál había sido nuestro plan en ese momento. Nos habíamos escondido bajo tierra, justo debajo de la base principal de la fuerza expedicionaria. Había utilizado espíritus de la tierra para cavar un espacio bajo tierra, y lo habíamos utilizado como escondite. Todo lo que necesitábamos era espacio suficiente para la puerta del Baño Ilimitado y para que yo invocara a los espíritus, así que había sido un trabajo sencillo. Los espíritus de la tierra tampoco hacían mucho ruido.

Cuando había ido antes a la entrada del Baño, había formado esta pendiente endureciendo la tierra sobre nosotros, que estaba justo debajo de su base. Todo lo que tenía que hacer era abrir el techo, y eso completaba la ruta directa a la base principal de la fuerza expedicionaria.

Corrí ladera arriba y miré a nuestro alrededor. Rulitora y los demás guerreros ya habían salido de la tienda, y los caballeros y clérigos del templo los respaldaban. Podía contar con su magia clerical para apoyar al resto.

No vi a Lumis, Prae ni Fénix por ninguna parte. Quizá también se habían ido con Rulitora. Fénix era un antiguo general demonio: puede que no fuera digno de confianza como comandante, pero era más que capaz de sembrar el caos por su cuenta. Debería ser capaz de proteger a Lumis y Prae mientras arrasa.

Clena se enfrentaba a un caballero que llevaba gritando amenazas desde antes. Era el capitán que habíamos visto desde el baño interior al aire libre. Tenía unos rasgos faciales atractivos y llevaba gafas, pero también parecía un poco nervioso. Dejé que Clena, Roni, Brahms y Mem lo contuvieran.

Haruno estaba frente a Nakahana. Me llevé a Yukina, Rakti y Rium conmigo y me puse al lado de Haruno.

Sera, Sandra y Rin se enfrentaban a alguien que parecía un clérigo de la luz. Era joven, pero los bordados de su túnica indicaban que era un clérigo de alto rango, alguien a quien  se le podía llamar clérigo de élite. Así que Nakahana incluso extendió su alcance al templo…

—Rium, Rakti, ocúpense de él, —dije y abrí la puerta del Baño Ilimitado. Las dos corrieron rápidamente al interior, y luego Rium volvió a salir con una manguera.

—¡De acuerdo, yo voy a empezar ya!

Oí la voz de Rakti desde dentro, y entonces la manguera que llevaba Rium empezó a rociar agua enérgicamente, que llovió dentro de la tienda. Nuestros oponentes no podían haber previsto ese ataque. El clérigo de élite no tuvo tiempo de esquivar, y el agua le salpicó en la cabeza.

—¡¿Qué intentan hacer?! ¡Invocar espíritu! —El clérigo de élite contorsionó su apuesto rostro con ira y extendió la mano, pero no ocurrió nada. Se miró la palma de la mano, desconcertado.

Es inútil. El agua que te cubre ahora es agua de sellado mágico, que puede suprimir incluso a generales demonio. El agua no aguantaría para siempre, pero esperaba que consiguiera el tiempo suficiente para que Sera y el resto lo retuvieran.

Fue suficiente. Volví a enfrentarme a Nakahana.

Ahora bien, el principal problema era su don, Amor Ilimitado. Haruno era inmune a él ya que tenía Reflejo Ilimitado, pero no ocurría lo mismo conmigo. Yo llevaba la Devoradora de Magia, pero su don no era de los que causaban daños físicos. Teníamos que encontrar alguna forma de evitar que activara su don en primer lugar. Y había una manera…

—Nakahana…

—¿Qué pasa…?

—Vamos a… tomar un baño juntos.

Déjame aclarar esto. Sólo planeaba usar el agua mágica para evitar que usara su don. De verdad.

—¡Bárbaro! ¡No le pondrás un solo dedo encima a Lady Ritsu! —El capitán con gafas nos gruñó ferozmente. Intentó blandir su espada contra mí, pero Clena desenvainó la Yoshimitsu y le impidió acercarse más.

Es muy impulsivo para ser capitán… aunque supongo que es otro efecto de Amor Ilimitado. Todos los demás soldados también parecían más interesados en mí que en sus oponentes directos.

Los otros dos ejércitos deberían poder luchar ahora con ventaja. Había temido que el capitán escapara de la tienda y tomara el mando sobre el resto de las tropas que estaban fuera, pero ahora mismo estaba decidido a detener lo que fuera que yo intentaba hacer. Esperemos que esto sea suficiente para ayudar a los ejércitos de la princesa y Hefesto.

Escondí a Haruno a mis espaldas y me puse delante de Nakahana. Dado que mi Devoradora de Magia podía protegerme de la mayoría de los ataques físicos y Haruno podía anular los efectos de Amor Ilimitado, esta era la forma más obvia de mantener a Haruno a salvo.

Y lo que era más importante, mi aspecto con la armadura completa era intimidante. Nakahana parecía dudar en acercarse a nosotros. Supongo que cualquiera se asustaría si un hombre de aspecto amenazador con una armadura completa apareciera de repente del subsuelo y te invitara a bañarte con él, pero sigamos…

Volví a ver bien a Nakahana. Llevaba una armadura sobre el torso, los brazos y la parte inferior de las piernas que le daba libertad de movimiento, y también llevaba una falda. Su atuendo en general era similar al de Haruno.

El color más pronunciado de su atuendo era el blanco. Su falda agregaba una curvatura redonda a su silueta, y tenía muchos accesorios. Sin embargo, a diferencia de la ropa que llevaba Haruno, su atuendo parecía estar pensado principalmente para el espectáculo. Se podría describir su aspecto como el de una «idol de otro mundo». Si te imaginabas que el caballero comandante que estaba detrás de ella podría ser del tipo hype man[1], a lo Princesa Franchellis, tenía cierto sentido.

Nakahana no tiene pinta de poder luchar en primera línea… pero no debería subestimarla. Los efectos guía de Amor Ilimitado también enseñan al usuario.

—¡¿Qué-Qué tal si te echas una siestecita?! —Nakahana no sacó la espada, sino la palma de la mano. Por reflejo, me tapé los ojos con el brazo. Aunque no lo vi directamente, parecía que una luz había salido disparada de su palma.

—¡¿Qué-Qué…?!

—Tengo sueño de repen…

Al principio pensé que había sido un farol, pero de repente Sandra y Rin cayeron de rodillas. Me apresuré a mirar a mi alrededor: Yukina también había caído al suelo, a Rium se le había caído la manguera y se había desplomado, y Clena y el resto parecían tambaleantes sobre sus pies. El comandante con gafas aprovechó la oportunidad para blandir su espada contra Clena, pero inmediatamente invoqué espíritus de fuego para repelerlo. Prepárate para sufrir al menos algunas quemaduras en el pelo si quieres intentarlo.

Las únicas personas que no resultaron afectadas fueron Haruno, que estaba detrás de mí, Rakti, que estaba dentro del Baño Ilimitado, Sera, Mem y yo. Sandra y Brahms habían protegido a Sera y Mem respectivamente.

—¡¿Por qué no te has dormido?! —me gritó enfadada Nakahana. Su tono contenía una pizca de angustia. Sólo me gritaba a mí, no a los demás, que seguían despiertos. La diferencia entre ellos y yo parecía ser si habíamos estado o no en contacto con la luz. Algunos de los que se habían quedado dormidos estaban de espaldas a Nakahana, así que «ver» la luz no parecía ser un factor.

Sera y Mem estaban bien porque no habían entrado en contacto con la luz gracias a los otros dos que las habían protegido. Yukina estaba en el aire, así que nadie podía protegerla. Si yo no me hubiera protegido los ojos, también habría tenido problemas.

—¡¿Es un hechizo para dormir?! —Mem golpeó a Brahms en la nuca, lo que hizo que se tambaleara—. ¿E-Eh? ¡No se despierta! ¿Por qué?

Mem estaba perpleja. No parecía que se hubiera caído porque ella le hubiera pegado demasiado fuerte. En otras palabras, la causa de su sueño era algo distinto a los hechizos de los que Mem tenía conocimiento.

—Ah, sí, su don tiene la capacidad de llevar a la gente a los sueños. Aunque no pensé que fuera tan directo. —dije. Básicamente, se trataba de un poder de Amor Ilimitado—. ¡Haruno!

Haruno comenzó a moverse antes de que yo terminara de decir su nombre. Se acercó a todos los que se habían caído y los tocó para anular los efectos del Amor Ilimitado con su Reflejo Ilimitado.

Ni que decir tiene que nuestros oponentes no iban a quedarse de brazos cruzados mientras tanto. Ya que Rium se había dormido, su manguera ya no rociaba agua. La magia del clérigo de élite ya no estaba siendo sellada. Rakti salió del Baño Ilimitado y empezó a rociar el agua ella misma, pero el clérigo la esquivaba con pasos sorprendentemente ágiles.

—¡Cómo se atreven! ¿¡Acaso son de esos desgraciados del templo del agua!? —El empapado clérigo nos señaló furioso. Parecía un poco tonto corriendo mientras esquivaba los chorros de agua, pero los esquivaba con éxito, así que no podíamos pasarlo por alto. Su rapidez estaba al mismo nivel que la de un caballero de primera clase.

—¡Rakti, apunta a Nakahana! —Grité.

—¡Waaah! —Nakahana chilló, pero también esquivaba con movimientos ágiles. A pesar de sus gritos de pánico, era rápida. Efectivamente, también había obtenido habilidades de Amor Ilimitado.

El clérigo parecía tener algo en mente después de ver aquello, entonces apretó y soltó el puño como si estuviera comprobando algo. Supongo que se acaba de dar cuenta de que el sello mágico ya no funciona en él.

—¡Invocar espíritu!

—¡Invocar espíritu!

El clérigo invocó espíritus de luz, que yo contrarresté con espíritus oscuros al mismo tiempo. Sin embargo, ninguno de nuestros espíritus apareció, y sólo nos quedó el sonido del vapor silbando entre nosotros. El clérigo comprendió inmediatamente lo que había ocurrido y me miró con desprecio.

—¡Eso ha sido magia de oscuridad! ¿¡Acaso eres un demonio!?

Pero lo había entendido mal. Bueno, apenas quedaban clérigos de la oscuridad hoy en día, así que supongo que no habría considerado la posibilidad de lo que realmente había ocurrido.

—¿Un demonio…? —Nakahana parecía asombrada, pero se me quedó mirando como si eso explicara las cosas. Es cierto que mi rostro está oculto gracias a la Devoradora de Magia, pero…

Siguió mirándome mientras pensaba en algo. ¿De verdad cree que soy un demonio? Nunca había parecido tan interesada en su misión original de luchar contra el rey demonio. ¿En qué estará pensando?

Mientras tanto, Haruno había terminado de disipar el Amor Ilimitado de todos. Yukina, Rium y Brahms se habían quedado completamente dormidas, por lo que aún parecían mareados incluso después de despertar. Supuse que se sentían como por la mañana después de haber dormido demasiado, aunque sólo habían estado dormidos un minuto. Quizá el tiempo pasaba más despacio dentro del sueño.

—Brahms, ¿estás bien? —exclamó Clena.

—¡E-Estoy bien, Lady Clena! —le aseguró Brahms.

Parecía que Brahms ya había recuperado la compostura, pero Rium seguía teniendo problemas. Nunca le había gustado madrugar.

—Yukina, llévate a Rium y a Rakti dentro, luego toma la manguera, —le dije.

—Entendido, —respondió Yukina—. Vamos Rium, por aquí…

Muy bien, nos recuperamos. A estas alturas el clérigo ya se había dado cuenta de los efectos del agua de la manguera, así que nuestro objetivo no era sellar su magia, sino retenerlo. Confiaba en que Yukina le daría bastantes problemas.

El clérigo había tomado un bastón de su misma altura, adornado con una brillante insignia dorada de la Diosa de la Luz. Ya estaba en posición de combate. Su intención era que la verdadera batalla comenzara ahora.

El comandante también se había levantado de rodar por el suelo para apagar el fuego de su pelo. Ahora estaba frente a nosotros con la punta de su espada apuntando en mi dirección. Clena le bloqueó el paso interponiéndose entre nosotros, y luego Roni, Brahms y Mem la siguieron.

Sandra y Rin se colocaron frente al clérigo. Sera se colocó detrás de ellas dos, y Yukina se colocó detrás de Sera mientras esperaba una oportunidad para disparar la manguera.

Muy bien, ahora Haruno y yo podemos centrarnos en Nakahana…

—¡Ha!

…Pensé cuando de repente Nakahana blandió su espada contra nosotros. Intenté contraatacar, pero ella corrió hacia Haruno. Haruno consiguió bloquear su primer golpe, pero luego le siguieron un segundo y un tercero, y empezó a sentirse abrumada. Me abrí paso entre las dos y protegí a Haruno.

Nakahana dio un paso atrás, pero seguía mirándonos, o más bien a Haruno en concreto, con el ceño fruncido. ¿Por qué Haruno? ¿No me había confundido con un demonio?

—Je… Ja, ja… Tuve un presentimiento sobre ti desde que fuimos convocados aquí… —dijo y apuntó su espada hacia Haruno. Obviamente estaba enfocando su animosidad en ella—. Un presentimiento de que algún día te interpondrías en mi camino… ¡como enemiga!

Es cierto que el Reflejo Ilimitado de Haruno es la contrapartida natural al Amor Ilimitado de Nakahana. Pero Haruno había despertado tarde su don. ¿Había predicho Nakahana que resultaría así a pesar de que nunca había visitado a Haruno en el templo?

—Quiero decir… ¡esas tetas obscenas! ¡¿Sedujiste a un ardiente demonio con ellas?! ¡Sabía que te convertirías en mi enemiga!

…Oh, eso es lo que quería decir. No podía ver la expresión de Haruno ya que estaba detrás de mí, pero podía imaginarme fácilmente una expresión de estupefacción en su cara ahora mismo.

—¡Shinonome, eres una amenaza! —Exclamó Nakahana, y luego comenzó a atacar a Haruno de nuevo al mismo tiempo. Sin embargo, no la dejé salirse con la suya: absorbí todos sus golpes con la Devoradora de Magia y protegí a Haruno.

—¡Vaya! ¡Eres todo un fenómeno! —Por alguna razón, Nakahana respondió con una sonrisa alegre. Supongo que había superado su miedo a la Devoradora de Magia después de haberme confundido con un tipo apuesto.

Entonces, me di cuenta de algo. La habilidad de Nakahana con la espada no era nada del otro mundo. Estaba un nivel por encima de cualquiera de los caballeros. ¿Acaso Amor Ilimitado afectaba a la gente de diferentes maneras…? No, no es eso.

«¡Es porque es una heroína!»

Los héroes tenían la habilidad de volverse más fuertes que otras personas en este mundo gracias a la bendición de la Diosa de la Luz. Ese también era mi caso.

Amor Ilimitado podría enseñar las habilidades de un caballero de élite a cualquiera. ¿Pero qué pasaría si combinaras esas habilidades con los poderes de un héroe? Obtendrías a Nakahana.

En su caso, las enseñanzas dentro de sus sueños la habían hecho aún más fuerte. Yo no estaba recibiendo ningún daño físico gracias a la Devoradora de Magia, pero podía sentir cómo se reducían mis PM. Me estaba costando todo lo que tenía para defenderme ahora mismo.

—Je, je… Ahora te repetiré yo la pregunta. ¿Te gustaría que nos bañáramos juntos? ♥.

Sentí que mi vida corría peligro, como cuando me enfrenté al Rey Demonio, pero esta vez de un modo muy distinto. Esto va a ser malo. De varias maneras diferentes.

—¡Touya, por aquí! —Haruno gritó detrás de mí. Se dio la vuelta y corrió hacia el interior del Baño Ilimitado, luego se giró de nuevo y le dijo a Nakahana: «La que se va a bañar con él no eres tú… ¡Soy yo!». Infló descaradamente el pecho al decir eso.

—¡¿Huuuh?! El tamaño no lo es todo, ¿sabes? —La atención de Nakahana —o más bien, su hostilidad— cambió inmediatamente hacia Haruno.

Estoy de acuerdo. El tamaño no es lo único bueno de Haruno… Eh, no, esa no es la cuestión.

Lo que quiero decir es que yo no elijo basándome en el tamaño… No, tampoco se trata de eso.

De todos modos, Nakahana se centraba en Haruno ahora. Este había sido el plan de Haruno. Di un paso atrás y Nakahana saltó inmediatamente por delante de mí hacia el Baño Ilimitado sin siquiera dedicarme una mirada.

Haruno se dirigió al gran baño del edificio anexo con Nakahana persiguiéndola detrás. Muy bien, ahora los demás deberían estar a salvo de la luz inductora del sueño.

A continuación, tenemos que capturar a Nakahana. Tengo que seguir protegiendo a Haruno con ese fin. Miré a mi alrededor y me encontré con Clena. Su expresión indicaba que podía dejarle este lugar a ella. La saludé con la cabeza y corrí tras Haruno y Nakahana.

Podría haber abierto la puerta dimensional aquí, pero a Nakahana no le habría tentado la vista de Japón desde dentro. El hechizo de invocación de héroes sólo convocaba a personas sin mucho apego a su país natal, Japón. Nakahana parecía muy satisfecha con su posición actual, así que no tenía motivos para dejarlo todo y volver. Primero teníamos que capturarla.

Haruno no entró directamente en el edificio principal, sino que lo rodeó por la derecha y se dirigió al edificio anexo. Pasó corriendo junto al estanque de pesca… ¡pero Nakahana era rápida! Estaba alcanzando a Haruno rápidamente.

—¡Esos dos bultos de grasa te están retrasando! ¡¿Por qué no compartes un poco conmigo?!

No, esa no es la razón. Me di cuenta de lo densos que eran al tenerlos en mis manos, pero Haruno era bastante rápida. De hecho, el más lento aquí era yo usando la Devoradora de Magia. El suelo aquí no estaba hecho de tierra, así que no podía invocar espíritus de tierra para hacer una carrera de espíritus. A este paso, me quedaré atrás y Nakahana alcanzará a Haruno primero.

—¡Oh, puedo usar esto en su lugar! ¡Marcha de la Diosa del Agua!

Una corriente de agua comenzó a brotar bajo mis pies, lo que me permitió deslizarme hacia adelante a gran velocidad. Este era un hechizo de clérigo del agua utilizado por los delfines sagrados junto a los que había luchado una vez, y les permitía caminar por tierra. También era uno de los hechizos que había aprendido en mis sueños con las diosas. Podía usar este hechizo dentro del Baño Ilimitado siempre que estuviera cerca del estanque de pesca de la Diosa del Agua. Haruno también conocía este hechizo, así que tal vez había elegido esta ruta sabiendo que yo las seguiría por detrás.

Las alcancé en un santiamén y subí por detrás de Nakahana. No pretendía matarla, así que no usé ningún arma y en su lugar intenté agarrarla con las manos.

—¡Alto ahí!

Sin embargo, Nakahana esquivó ágilmente. Dejó de perseguir a Haruno y se volvió hacia mí. Em, ¿por qué me miras con esos destellos en los ojos?

—Un caballero oscuro enmascarado… ¿Eres acaso un noble de cabello negro? Oh, pero el cabello plateado también estaría bien… Je je. ♥.

Sí que tengo el pelo negro, y alguna vez me han confundido con el hijo de alguna familia rica, pero lo de noble no lo tengo tan claro, pensé mientras me acercaba poco a poco a ella. Intenté agarrarla otras dos veces, pero ella esquivó mi intento con agilidad cada vez. Incluso hice una finta en el tercer intento, pero fue en vano.

—¡Me halagan tus sentimientos, pero tienes que ser más caballero cuando te acercas a una dama! —Incluso pareció deliberar si me permitiría agarrarla antes de esquivar. Puede que la marcha del hechizo de la Diosa del Agua aumentara mi velocidad, pero ella seguía un paso por delante. Sin embargo, ahora su atención estaba puesta por completo en mí. Haruno aprovechó la oportunidad para acercarse a Nakahana por detrás y dar un tajo con su espada envainada.

—¡No tan rápido! —Pero ella lo esquivó.

No había forma de que viera a Haruno antes de moverse…

Nakahana se dio la vuelta para enfrentarse a Haruno y blandir su espada contra ella. ¡Es rápida! Me había imaginado que dominaba la espada al nivel de un caballero de élite gracias a Amor Ilimitado, pero su rapidez era de una clase completamente distinta. Haruno estaba atascada en la defensa.

Nakahana debía de haber crecido como héroe invocado, igual que el resto de nosotros. Intenté agarrar de nuevo a Nakahana para ayudar a Haruno, pero se me escapaba. Pensé que podríamos abrirnos paso luchando dos contra uno, pero ella no nos daba ninguna oportunidad. ¿Qué pasa con sus movimientos? Esto va más allá de ser rápida.

Haruno siguió retrocediendo hasta que llegamos a la zona del altar de tierra. Los espíritus de la tierra dominaban esta zona, así que ya no podía usar la marcha de la Diosa del Agua. Nakahana aprovechó mi ralentización para atacar de nuevo a Haruno. Conseguí interponerme entre ellas a tiempo, pero su ataque era increíblemente afilado, y sentí que mis PM se agotaban aún más.

—¡Grrr! Qué descarada escondiéndote detrás de Sir Caballero Oscuro. —El motor de Nakahana se aceleró, y sus ataques se hicieron aún más fuertes. Y empezó a llamarme Sir…

—¡Sus ataques son bastante feroces…! —Jadeé. El hecho de que siguiera atacándome con tanta violencia incluso después de haberme llamado tan amablemente era una señal de lo mucho que odiaba a Haruno.

—¿Es incluso más fuerte que Kannami…? —Haruno gimió.

—Kannami definitivamente gana cuando se trata de fuerza pura, pero…

Algo en su velocidad o en su ingenio la ponía por encima. Agarré la espada que blandía contra mí para detener sus movimientos, intercambiando otro trozo de mis PM. Sí, no es demasiado poderosa en términos de fuerza bruta.

…Espera un segundo. Me di cuenta de algo después de que esos pensamientos pasaran por mi mente. Yo había ganado una cantidad divina de PM después de generar continuamente jabón y agua dentro del Baño Ilimitado. De hecho, mis PM habían seguido creciendo desde que usábamos el Baño como lugar para vivir. Dado que Nakahana había pasado tiempo en sus sueños potenciando a todas sus tropas, debía de haber usado su don durante el segundo periodo de tiempo más largo después de mí. ¿Qué parte de su cuerpo ha estado entrenando todo ese tiempo?

—¡Su cerebro! —Exclamó Haruno después de pensarlo. Había llegado a la misma conclusión que yo.

Se decía que los sueños eran el cerebro organizando los recuerdos mientras dormías. El aprendizaje del sueño que había estado llevando a cabo en sus sueños le había servido para entrenar su propio cerebro.

Nuestra fuerza corporal en este mundo se veía reforzada por la fuerza de nuestra bendición. En otras palabras, Nakahana había entrenado su propio cerebro, y la bendición también le había dado algo parecido a un cerebro secundario. Su velocidad de reacción divina le permitía esquivar todo lo que veía, y sus sentidos divinos le permitían esquivar todo lo que no veía. Esto último probablemente fue posible gracias a ese cerebro secundario que la bendición le había dado.

Además, había adquirido una fuerza física increíble que le permitía realizar esos movimientos. Amor Ilimitado sólo se activaba en sus sueños, pero viéndola ahora, debía de haber afectado también a su cuerpo físico.

—¡A nadie le gusta un hombre prepotente! Aunque a mí sí, si eres tú. —Nakahana saltó y se acercó a mí. Su espada, que había estado sosteniendo entre nosotros, se puso perpendicular al suelo, y mi agarre sobre ella cambió. En el momento en que mi dedo meñique resbaló, la espada entera fue empujada fuera de mis manos. Era una técnica magistral. Di un paso atrás para prepararme, pero ella no volvió a atacarme y en su lugar se giró para golpear a Haruno.

—¡Culpa de esto a la desgracia de tu nacimiento! ¡No te lo tomes como algo personal, puedes agradecérselo a tus tetas!

Haruno contraatacó, pero Nakahana esquivó mientras miraba amenazadoramente a las tetas de Haruno. Yo también me quedé deslumbrado por ellas por un momento, pero ahora no era el momento para eso. Intenté agarrar la cintura de Nakahana, ya que era la que menos se movía, pero ella volvió a esquivarme ágilmente. Al menos dejó de atacar a Haruno para hacerlo.

—Guárdalo para más tarde, ¿quieres? ♥ —dijo y me guiñó un ojo. No, no creo que pueda guardarlo para después de apuñalar a Haruno.

Ella era increíblemente poderosa. Si no hubiera sido por la Devoradora de Magia y mis PM, ya habríamos perdido. En cualquier caso, no podía dejar que atacara a Haruno. Me abrí paso y me interpuse entre las dos. Nakahana debió adivinar mi intención, ya que me miró con el ceño fruncido. Sin embargo, me di cuenta de que el ceño fruncido no era para mí, sino para Haruno, que estaba detrás de mí.

Si consigo derribarla, puedo invocar la puerta dimensional y obligarla a atravesarla, pero ese plan no funcionará a este paso. Tal vez pueda coquetear con ella y hacer que baje la guardia. Tendré que ver si consigo sonar suave… Deliberé medio en serio, y entonces…

—¡Haaah!

…Una hoja metálica hizo un fuerte swoosh al cortar el aire, y Nakahana se agachó para esquivarla. El dueño de esa hoja era, huelga decirlo, el gigante de escamas color ámbar: Rulitora.

—¡¿Más enemigos?! …¿¡Whoa!? —Nakahana saltó rápidamente a un lado para crear distancia entre nosotros. Sin embargo, gruesas lanzas plateadas llovieron sobre su proyectado lugar de aterrizaje—. ¡Eh! ¡Eso habría sido mortal para cualquiera menos para mí! —Nakahana gritó por encima de ella después de que esquivara con una velocidad de reacción alarmantemente rápida. Yo también miré hacia arriba y vi a Rium, que había disparado esas lanzas desde el segundo piso del edificio principal.

—¡¿Qué está pasando fuera?! —pregunté.

—¡Tenemos el control ahora que la fuerza expedicionaria ha perdido a sus comandantes! —respondió Rulitora—. ¡Sin embargo, Lady Sera estaba preocupada porque la batalla aquí estaba durando demasiado, ¡así que hemos venido como refuerzos!

Ya veo, se imaginaron que teníamos problemas porque ya ha pasado mucho tiempo. Al parecer, Sera y Rulitora habían hablado después de que Rulitora regresara cargando algunos soldados heridos, y entonces él había venido aquí.

—¡¿Qué pasa con la entrada al Baño?! —pregunté.

—¡El comandante y el clérigo ya han sido derrotados, y Sera ha ordenado a un grupo que vigile la entrada!

Claro, así que ya no necesitan la manguera y el agua ahora que el clérigo ha caído, y pueden prescindir de mano de obra para nosotros.

Rulitora volvió a blandir su guja hacia Nakahana, y éste atravesó las lanzas clavadas en el suelo.

—¡Un lagarto! ¡Pero si tiene esa atmósfera de zorro plateado[2]! Gah, ¡¿qué debo hacer…?! —Nakahana agonizaba por algo mientras saltaba por los aires y se dirigía de nuevo hacia Haruno. No iba a dejarla hacer eso.

Rulitora y yo rodeamos a Nakahana. Nos colocamos de forma que Nakahana cayera en mis garras tras esquivar el ataque de Rulitora, pero ella nos esquivó a los dos.

—Es duro ser popular! —Blandió su espada en un amplio círculo, y cuando me moví para escudarme, ella saltó a un lado.

Seguí observando sus movimientos. Tan pronto como aterrizó, pateó el suelo para lanzarse hacia delante en un ángulo agudo. Su objetivo era Haruno, que había sido tomada por sorpresa y no podría protegerse a tiempo. Sin embargo, un instante después, un gas negro surgió entre ellas. Por reflejo, Nakahana clavó su espada en el suelo y se obligó a retroceder una distancia prudencial. Ese gas negro es… un hechizo de espíritus de la oscuridad, eh. Miré hacia la estatua de la Diosa de la Oscuridad, en el tejado, y vi a Roni y Clena en la terraza del tercer piso. Clena había desenfundado la Yoshimitsu.

Nakahana se percató de su presencia y fulminó a Clena con la mirada. Haruno aprovechó la oportunidad para salir corriendo, lo que Nakahana también notó antes de proceder a perseguirla. Yo la seguí, pero era muy rápida. Sin embargo, ahora las cosas eran un poco diferentes. Rium surcó el aire en su disco volador y disparó lanzas plateadas para obstruir el camino delante de Nakahana.

—¡Allí, Lady Clena! —señaló Roni.

—¡Oh, Oscuridad! —gritó Clena.

A veces, Nakahana se acercaba a Haruno a pesar de las lanzas, pero cada vez, Clena disparaba espíritus de la oscuridad en la dirección que señalaba Roni. Nakahana lo esquivaba todo, pero esa velocidad de reacción suya empezaba a ser contraproducente. Aquel hechizo de espíritus de oscuridad en realidad no hacía más que obstruirle la vista. Sin embargo, Nakahana esquivaba por reflejo todo lo que entraba en su visión.

Clena parecía haber estado observándonos desde hacía un rato. Había analizado los movimientos de Nakahana y había encontrado un punto débil: su increíble velocidad de reacción, que no le daba tiempo a pensar. Cada vez que Clena disparaba espíritus de oscuridad frente a ella, su cuerpo se apartaba instintivamente antes de que pudiera siquiera pensarlo. Clena utilizó eso para obstaculizar el avance de Nakahana y que no alcanzara a Haruno. Las dos habían ido a la terraza para poder mirar desde arriba, controlar las posiciones de todos y juzgar dónde sería mejor lanzar el hechizo. La vista de Roni y la magia de Clena eran una estrategia que sólo podía llevarse a cabo con su trabajo en equipo.

Muy bien, ahora para mi siguiente movimiento…

Haruno dobló la esquina del edificio principal. La persecución de Nakahana se vio obstaculizada repetidamente por lanzas plateadas y espíritus de oscuridad. Corrí hacia mi objetivo, moviéndome para que los espíritus de oscuridad me protegieran de la vista de Nakahana. Clena se había dado cuenta de lo que intentaba hacer y había empezado a lanzar sus hechizos en consecuencia.

Haruno llegó al edificio anexo y entró corriendo en la casa de baños. Nakahana la seguía de cerca, pero se detuvo justo antes de la entrada. Esperaba que su ímpetu la llevara al interior del baño, pero supongo que se fijó en la cortina noren con la letra ゆ de baño. Fue cautelosa y dio un paso atrás… pero no hizo ningún otro movimiento. Estaba siendo lenta. Aunque su bendición le había dado un cerebro secundario, era la propia Nakahana la que tenía que juzgar.

Finalmente la alcancé tras recorrer el camino más corto a través del edificio principal. Extendí ambos brazos y me puse de pie para bloquearle el camino de vuelta.

—¡Vaya, vaya, mírate cómo jadeas! ¡Debes haberte acalorado mucho para haberme perseguido hasta aquí! ♥.

Me quedé sin aliento. Esperaba que saltara hacia mí, pero entonces Rulitora apareció por detrás de ella y retrocedió. Intentó correr directamente hacia su izquierda, donde estaba el altar de fuego, pero… eso era predecible. Una nube oscura estalló delante de ella.

Desde la perspectiva de Nakahana, la nube oscura estaba delante de ella, Rulitora detrás y yo a su izquierda. Su cuerpo se movió instintivamente en la dirección que no tenía ningún obstáculo, que estaba a su derecha, hacia la casa de baños.

—¡Rulitora, Rium, vigilen la entrada! —Grité.

—¡Como ordene! —Rulitora respondió con seguridad y se golpeó el pecho. Rium asintió en silencio.

Corrí por la noren hasta encontrar a Nakahana inmóvil en el vestuario. Aquí había sillones de masaje, así que quizá se sorprendió al verlos. La puerta del baño estaba abierta y Haruno ya estaba dentro. Yo estaba en la entrada del vestuario, Haruno dentro de la bañera y Nakahana en medio. Nakahana se dio cuenta de mi llegada y empezó a inquietarse por alguna razón.

—Pero vaya, no paras de venir… ♥. ¿Tanto me deseas?

Dejo que sus tonterías me pasen por un oído y salgan por el otro. Probablemente contrarrestará todos mis ataques incluso aquí, así que esto será difícil. Si salto hacia ella ahora, esquivará e invertirá nuestra posición actual, y luego escapará.

—¡Ojojojojó, ¡intenta atraparme si puedes! ♪.

Sin embargo, ella misma entró en el baño por alguna razón. Había incluso un salto en su paso. Realmente no entendí por qué, pero eso hizo las cosas más fáciles para mí. Me apresuré a seguirla.

—Touya, ¿estás bien? —Clena gritó.

—¡Yo le ayudaré! —Roni le siguió.

Clena y Roni también corrieron dentro. Muy bien, pueden vigilar la entrada al baño por nosotros.

Entré corriendo, pero sentí que me resbalaba enseguida, así que me detuve. Supongo que las botas no son el calzado más seguro dentro de un baño.

—¡¡¡Deja de meterte en mi camino!!! —rugió Nakahana.

Cuando miré para ver cómo iban las otras dos, vi a Nakahana corriendo hacia Haruno con la espada desenvainada.

—¡El Rey Demonio me eligió a mí! ¡Ríndete de una vez! —Exigió Nakahana.

Te equivocas de persona. Bueno, encontré la Devoradora de Magia dentro del viejo castillo del Rey Demonio. Aparte de eso, me sorprendió que no se hubiera resbalado mientras corría tan rápido… Espera, sí que lo hizo, ¡¿pero no se está cayendo?!

Nakahana parecía a punto de caerse, pero seguía corriendo en un ángulo que hacía que pareciera que ignoraba la gravedad. Qué sentido del equilibrio más loco. Debe de ser otra habilidad que le está dando el cerebro secundario.

Nakahana golpeó a Haruno desde un ángulo inusual. Haruno también llevaba botas, así que no pudo contrarrestarlo. Tampoco tuve tiempo de apoyarla con un hechizo. Corrí hacia ellas de todos modos, pero antes de que pudiera alcanzarlas, Nakahana saltó hacia Haruno, y las dos chocaron entre sí. Ambas cayeron a la bañera, creando un enorme chapoteo de agua.

—¡Haruno! —Me había resbalado mientras corría hacia ellas, pero simplemente caí de rodillas y seguí deslizándome hasta alcanzarlas a las dos.

—¡Tosido, estoy bien! —Haruno se levantó primero. De su brazo manaba sangre—. Aunque esperaba golpearme contra su brazo, no contra la espada en sí…

Haruno había contrarrestado el ataque con su propio cuerpo. Ni siquiera Nakahana podría haber esquivado a alguien que había saltado hacia ella después de que ella hubiera saltado sobre su oponente.

Finalmente habíamos conseguido meter a Nakahana dentro de la bañera. Ahora estaba empapada en el agua del Baño Ilimitado, así que no podía usar su luz inductora del sueño. No podía dejar escapar esta oportunidad.

Clena había pensado lo mismo y corría hacia nosotros con una cuerda. Nakahana se dio cuenta de inmediato y se preparó para contraatacar. Debería ayudar creando una distracción.

—Esa mujer también es enorme… ¿¡Eh!?

Me quité el casco de la Devoradora de Magia para que Nakahana pudiera verme la cara. Se dio cuenta enseguida de la verdad y puso cara de espanto. Tenía la boca abierta y le temblaban los hombros. De acuerdo, quizá yo no era el tipo ardiente idealizado que ella se había inventado en sus delirios, pero fue un poco chocante para mí verla reaccionar así de mal. Sin embargo, gracias a eso, dejó de moverse por completo. Me había imaginado que podría ganar un segundo de tiempo haciendo esto ya que ella creía que yo era un chico guapo, pero fue más efectivo de lo que había previsto.

—¡Ahora! —Clena gritó.

—¡Entendido! —Respondió Haruno.

Clena y Haruno aprovecharon la oportunidad para acercarse. Volví a ponerme el casco y vadeé el baño hacia Nakahana.

—¿Cómo te atreves…?

—¿Eh? —Oí a Nakahana murmurar algo. Tenía un mal presentimiento. Predije que teníamos que quitarnos de en medio rápidamente, así que antes de decir nada, agarré los brazos de Clena y Haruno y tiré de ellas hacia mí.

—¡¿Cómo te atreves a engañarme?! ¡¿A jugar así conmigo?!

Al momento siguiente, Nakahana blandió su espada varias veces como si estuviera conjurando una tormenta de viento. Clena y Haruno estaban bien ya que había tirado de ellas hacia mí, pero la cuerda que Clena había estado sujetando estaba ahora cortada en pedazos.

Nakahana miró hacia mí, y en un segundo su rostro se contorsionó con furia. Oh, todavía estoy sujetando a las chicas… ¡¿Está reaccionando a eso?!

—¡Muere! ¡Muere! ¡¡¡Muereeee!!! —rugió —aunque sonaba más como si estuviera gritando— y continuó blandiendo violentamente su espada una y otra vez. Solté a las chicas y me acerqué para absorber todos sus ataques—. ¿Por qué? ¿Por qué te metes en mi camino?

Porque has ido demasiado lejos.

Estaba minando mis PM más rápido que nunca, pero ahora sus golpes estaban consumidos por la ira y no mostraban ninguna de las técnicas avanzadas que había usado antes.

—¡No te necesito! ¡Ni a ninguna de ellas! ¡En mi reino!

¿A ninguna de ellas? Sé que le guarda rencor a Haruno, ¿pero a quién más? …Oh, quizás la Princesa Franchellis. Tras apoderarse del corazón del príncipe, Nakahana había tomado Júpiter como suyo. La princesa había permanecido como su principal obstáculo. La princesa era sabia y tenía al héroe Cosmos como aliado: estaba dispuesta a recuperar su posición y su reino. La razón por la que Nakahana había secuestrado a Cosmos probablemente tenía algo que ver con eso.

—¡Muévete, falso Rey Demonio! ¡¡¡Necesito matarla!!!

—¡¿A quién llamas falso Rey Demonio!?

Los ataques de Nakahana se volvieron más violentos. ¿Intentaba abrirse paso a la fuerza bruta para alcanzar a Haruno? Su ímpetu era tan fuerte que recibí algunos golpes en el costado de mi cabeza. Eso habría sido peligroso si no me hubiera vuelto a poner el casco. Sin embargo, todavía podía manejar esto. Todavía estábamos dentro de la bañera, así que ella no podía moverse tan rápido como antes. Sus golpes furiosos venían todos de una dirección, así que podía protegerme de ellos. Pero no podía dar un paso atrás. Si hubiéramos salido de la bañera, tanto su agilidad como sus poderes inductores del sueño habrían vuelto a la normalidad. En otras palabras, teníamos que terminar la batalla aquí.

—¡Primero, tomaré esa espada! —Detuve con mis manos la espada que se abalanzaba sobre mí. La agarré fuertemente con ambas manos para que ella no pudiera intentar nada de nuevo. No pudo atravesarme gracias a la Devoradora de Magia, aunque sentí que mis PM se agotaban.

Puede que Nakahana se diera cuenta de que no podía vencerme sólo con su fuerza, así que soltó su espada y tomó una gran daga que había guardado en el lateral de su bota. Entonces, empezó a lanzarme una lluvia de ataques. Ya fuera porque había cambiado de arma o porque se había calmado un poco, era más rápida y ágil que antes. Intenté atrapar todos sus ataques, pero no pude seguirla. Confié en la capacidad defensiva de la Devoradora de Magia y me acerqué a ella.

—¡No-No te acerques más! —Siguió golpeándome, pero ahora con menos fuerza que antes. No era suficiente para que rompiera más allá de la Devoradora de Magia.

Nakahana intentaba pasar a mi lado y salir de la bañera, pero no se lo permití. Extendí mis dos brazos para bloquear su camino. No pudo esquivarme gracias al agua. Parecía estar entrando en pánico, ya que sus movimientos se volvieron más simples. Era mi oportunidad.

—¡Allí! —Esta vez, devolví el golpe en lugar de limitarme a recibir sus ataques. Lancé mi puño al encuentro de su daga, pero llegué un poco tarde y fallé—. ¡Una vez más! Invocar espíritu.

Invoqué espíritus de luz en las garras que sobresalían de mi guantelete. Los espíritus estallaron ante los ojos de Nakahana y emitieron una intensa luz.

—¡Mis ojos! ¡Mis bellos oooojos!

Me había escudado con el otro brazo, pero Nakahana no había llegado a tiempo. Gritaba mientras se cubría los ojos. La golpeé en el brazo y soltó la daga, incapaz de defenderse. Inmediatamente intentó tomarla de nuevo, pero di un paso adelante y la bloqueé. Su mano extendida se detuvo en seco. Me miró fijamente e instintivamente retrocedió unos pasos. No estaba totalmente cegada. Yo había lanzado el hechizo lo más rápido que pude, así que tal vez la luz había perdido intensidad como resultado.

—¡Ábrete! Puerta dimensional. —Aproveché mi oportunidad y lancé el hechizo de clérigo de la Diosa del Caos sin demora. Una puerta torii de color gris azulado apareció del agua justo detrás de Nakahana. Podía cambiar de tamaño como el Baño Ilimitado, así que hice que llegara hasta el techo.

—¡¿Qué…?! —Nakahana había intentado volver a tomar su espada, pero chilló de asombro en cuanto vio el torii.

Ahora estaba rodeada por mí delante y por un misterioso torii detrás. No sabía contra cuál protegerse… pero eso no era todo. Un vórtice del tamaño de un ser humano apareció bajo la cuerda shimenawa que goteaba agua, y una imagen de Japón se proyectó en su interior. El agua fluía hacia el vórtice por la parte inferior, pero desaparecía al llegar al otro lado, en Japón. Supongo que era agua generada por mi don. Para Nakahana, esto era algo fuera de lo común, así que bajó ligeramente la guardia.

—¡Marcha de la Diosa del Agua!

Desde la perspectiva de Nakahana, debía parecer que había crecido repentinamente. Este hechizo me hacía planear sobre el agua, así que, al lanzarlo dentro del agua, me hizo saltar. Perdí el equilibrio, pero no importaba. Dejé que el impulso lanzara mi cuerpo hacia delante.

Nakahana intentó esquivarme enseguida, pero llegó demasiado tarde. Me agarré a su cintura y luego la rodeé con los dos brazos para asegurarme de que la tenía sujeta. Ahora ya no podía separarse de mí. Hizo una mueca y estaba a punto de gritar, pero antes de que pudiera hacerlo, una gran explosión de agua surgió detrás de mí. Vertí todos los PM que pude reunir en una marcha sin cuartel de la Diosa del Agua. Incontables gotas de agua salpicaron a mi alrededor y estallé como un cohete.

—¡Espera, suéltame…! —Nakahana empujó contra mi cabeza para intentar escapar, pero ya era demasiado tarde. La propulsión del agua ya no podía detenerse, y los dos atravesamos el vórtice del torii hacia Japón.

En el momento en que atravesamos el vórtice, sentí como si algo se dispersara desde el interior de Nakahana. Apoyé ambas manos contra el suelo para asegurarme de que no la aplastaría bajo mi armadura. Me levanté y la miré. No parecía herida.

Estábamos en un parque. Era bastante espacioso, pero no había muchos juegos para su tamaño. Miré fuera del parque y vi varios edificios a nuestro alrededor. No reconocía este lugar, así que supuse que nunca antes había estado aquí.

No había torii detrás de nosotros, pero el vórtice seguía levitando en el aire. Clena se asomó a él desde el otro lado. Haruno sabía que su don desaparecería si lo atravesaba, así que estaba siendo precavida y manteniéndose a cierta distancia.

El cielo empezaba a clarear. Suponía que era temprano por la mañana. Gracias a eso, no había gente a nuestro alrededor, y estábamos envueltos en silencio.

De acuerdo, no tenemos testigos. Al menos no tendremos que lidiar con una conmoción nada más llegar. Debería irme antes de que causemos problemas. El agua también sigue fluyendo desde el otro lado.

Me levanté y le hablé a Nakahana.

—¿Me oyes? Puede que ya te hayas dado cuenta, pero esto es Japón.

—Lo sabía… —Nakahana respondió abatida. Ella ya debía tener una corazonada sobre lo que estaba pasando. Su expresión mostraba conmoción… pero no sólo eso—. Ya veo… Así que mis poderes han desaparecido… —Miró fijamente al cielo mientras murmuraba eso, y había una pizca de alivio en sus ojos. Su expresión era como si finalmente se hubiera liberado de algo que la poseía.

Tal vez se había dado cuenta de que lo que había estado haciendo estaba mal. Si esa era su reacción, devolverla a Japón no parecía una mala idea. Si hubiera permanecido en el otro mundo, la habrían tachado de traidora a Júpiter y no se habría librado con solo un castigo leve. Debió de darse cuenta de ello, así que decidí dejarla aquí y regresar. No intentó seguirme y se limitó a seguir mirando al cielo en silencio.

Volví al Baño Ilimitado y cerré la puerta dimensional y el vórtice. La sensación del agua fluyendo desapareció, y dejé escapar un gran suspiro. Por fin se acabó. Los efectos de Amor Ilimitado ya deberían haber desaparecido.

—¿Estás bien? Estuviste usando PM todo ese tiempo. —Clena se acercó a mí y me quitó el casco, luego me tocó la mejilla con la mano y me inspeccionó la cara. Quería echar un vistazo a mi cutis para ver si el agotamiento por PM me había pasado factura. No tuvo que preocuparse por eso, aunque sí que estaba cansado. Haruno empezó a correr hacia nosotros, pero salimos primero de la bañera.

—Volvamos fuera rápidamente. La fuerza expedicionaria ya debería haber vuelto a la normalidad, —dije.

—Sí, puede haber mucha confusión, —coincidió Haruno.

No perdimos tiempo en cambiarnos de ropa y salimos del Baño Ilimitado. Había una horda de soldados heridos alrededor de la puerta, y aquello se había convertido en una especie de hospital de campaña. Eso tenía sentido, ya que se trataba de una fuente de agua limpia. La tienda podía haber estorbado, ya que había sido desmontada.

Las batallas a nuestro alrededor ya habían terminado, y los guardias imperiales de la princesa estaban ocupados desarmando a los soldados de la fuerza expedicionaria que se habían rendido. La mayor parte de nuestro grupo parecía a salvo, pero Sera estaba lanzando magia clerical sobre Sandra.

—¿Qué ha pasado? —Le pregunté.

—Lo siento. Bajé la guardia, —respondió Sandra. Explicó que había estado sujetando al clérigo de élite, pero que de repente había empezado a desbocarse y la había derribado. Después había conseguido escapar de ellos. Sandra se había hecho daño en la espalda, así que Sera la estaba tratando ahora. No parecía una herida grave, lo que me alivió.

Aquel había sido el primero de una oleada de cambios repentinos en otros soldados de la fuerza expedicionaria. Habían soltado las armas y se habían rendido, habían gritado desconsolados o habían hecho caso omiso de su entorno y huido. El comandante con gafas, que también había sido inmovilizado, se había quedado callado. Antes había estado gritando insultos sin cesar a Sera y a los demás, pero de repente había abierto mucho los ojos, había empezado a temblar, luego había bajado la cabeza y había dejado de moverse como una marioneta a la que acaban de cortar los hilos. Ahora murmuraba algo en voz baja, así que al menos estaba vivo.

El momento de su repentino cambio de comportamiento probablemente coincidió con el momento en que habíamos cruzado la puerta dimensional y habíamos enviado a Nakahana de vuelta a Japón. Fue entonces cuando los efectos de Amor Ilimitado habían desaparecido.

Al igual que había ocurrido con el príncipe, todos se habían liberado del lavado de cerebro, pero sus recuerdos permanecían intactos. Se dieron cuenta de que las acciones que habían llevado a cabo mientras les habían lavado el cerebro eran reales. El clérigo de élite y los demás soldados que habían huido probablemente pensaron que recibirían un severo castigo por sus actos. Correspondería a la familia sagrada decidir sus destinos, así que no podía negar sus preocupaciones.

Miré a mi alrededor para asegurarme de que los demás estaban a salvo. Daisy voló hacia mí y se posó en mi hombro, así que le pregunté por la situación.

—Lumis y los demás están ocupados atendiendo a los soldados, —dijo Daisy.

Miré hacia donde señalaba Daisy y vi a Rin, Lumis, cinco caballeros del templo y dos clérigos corriendo afanosamente por la zona. Prae se había unido a ellos para ofrecer apoyo como clérigo del viento, y Rakti también echaba una mano aquí y allá.

—Espera, ¿dónde está el último caballero del templo? El novato, —pregunté.

—Oh, se fue con los guerreros Torano’o a perseguir a los fugitivos, —respondió Daisy.

—¿Así que iba montado en uno?

—Sí.

El caballero del templo obviamente no podía igualar su velocidad, pero se había convertido en un jinete Torano’o de primera clase. Hablando de eso, había sido la princesa Franchellis quien les había ordenado perseguir a los fugitivos. Necesitaban la movilidad de la tribu Torano’o para asegurarse de que todos los desertores fueran capturados. Contar con alguien que pudiera usar magia clerical en el grupo sería beneficioso, así que fue una buena idea que el caballero del templo se uniera a ellos.

Yukina y Rakti llevaban mangueras y distribuían agua. Brahms y Mem vigilaban la puerta del baño, y Mem también se ocupaba del grifo.

—U-Um, ¿puedo hacer algo? —me preguntó Roni, inquieta.

—¿Puedes preparar una comida caliente? Tanto para todos los soldados heridos como para las personas que los atienden, —le pedí.

—¡Oh, qué buena idea! Pues ahora mismo. —Roni se dirigió de nuevo al interior del Baño Ilimitado. Clena y Rium dijeron que la seguirían para ayudarla.

A continuación, empecé a pensar en lo que debía hacer, pero Haruno me llamó.

—Touya, no intentes ir por ahí tratando a la gente, —me advirtió Haruno.

—Sí, aunque ya hayas gastado tantos PM, parece que estás deseando usar más en cualquier momento, —coincidió Clena.

—De acuerdo, pero también tenemos que contactar con la princesa y el rey de Hefesto… —repliqué.

—Yo me encargaré de eso, —Haruno se ofreció como mensajera. El tratamiento de Sandra había terminado, así que dijo que ella también iría.

De acuerdo, puedo dejárselo a ellas.

—Rulitora, estaré ayudando a Roni adentro, así que ve con Haruno, —dije.

—Entendido.

Le pedí a Rulitora que fuera con ellas por si acaso. Podría haber algunos soldados que habían fingido rendirse, pero aún estaban esperando una oportunidad para atacar.

De acuerdo, con eso ya está todo solucionado. Dejé a Brahms y Mem vigilando la puerta y fui con el resto a ayudar a Roni.

 

Los guerreros torano’o que habían ido en persecución de los desertores regresaron al día siguiente. Habían rodeado y bloqueado cualquier ruta de escape, y luego habían derrotado o capturado hasta el último de los soldados fugitivos.

El clérigo de élite fue nuestro problema como Héroes del Templo, pero el caballero novato del templo ya lo había capturado con la ayuda de los guerreros Torano’o. Muy bien, eso se encarga de nuestras responsabilidades mínimas como representantes del templo.

Después de eso, la princesa Franchellis y el rey de Hefesto decidieron celebrar una reunión, y el lugar que eligieron para ello fue el Baño Ilimitado. Yo tenía intención de limitarme a prestarles una habitación, pero me pidieron que me uniera a ellos como conocido común de ambas partes.

Era la primera vez en mucho tiempo que veía al rey de Hefesto. Estaba tan musculoso como siempre. En esa nota, Shakova y Mark también habían vuelto con nosotros.

La reunión en sí no fue demasiado profunda. La princesa agradeció los refuerzos de Hefesto y se ofreció a acoger a los prisioneros de guerra que el ejército de Hefesto hubiera capturado. Como yo era el experto en dones, estaba allí para atestiguar que, efectivamente, a los soldados les habían lavado el cerebro.

El rey de Hefesto dijo que Hefesto no había sido atacado directamente, por lo que no tenía ningún problema en entregar a los prisioneros de guerra. A continuación, comenzaron las conversaciones para decidir la recompensa para Hefesto a cambio. Parecía una discusión planeada, pero les llevó mucho tiempo llegar a un acuerdo sobre los detalles de la recompensa.

Al cabo de un rato, por fin se dieron la mano sonriendo. A juzgar por la forma en que se miraban como compañeros de armas, supuse que, aunque las negociaciones habían sido duras, habían llegado a un acuerdo mutuo. Los prisioneros de guerra cambiaron de manos y cada ejército regresó a su país.

La serie de acontecimientos que se había iniciado desde el secuestro de Cosmos por fin había terminado. Tras regresar a Júpiter, por fin llegaría el momento de emprender la construcción de los seis templos de las diosas en las ruinas de Hades.



[1] Un hype man, en la música hip hop y el rap, es un rapero y/o cantante de apoyo que apoya a los raperos principales con exclamaciones e interjecciones y que intenta aumentar la emoción del público.

[2] Forma de decirle a los hombres mayores de pelo cano. 

 

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