Me Volví el Rey Demonio y mi Territorio es una Isla Deshabitada
Historia Extra. El viaje de relajación y quejas de los hombres cansados en una isla desierta: edición de aguas termales
No hubo accidentes, pero como están desnudos, todo quedó al descubierto. Cronológicamente, supongan que esto ocurrió después del episodio 106. Es un extra, así que no se preocupen por los detalles.
Aida: —¡Ahhh~~~!
Ugajin: —¡Ooooooh~~~!
Enomoto: —¡Kaaaaah~~~!
Berserker: —…¡Uuaah~~~!
Oda: —…¡Ahhh~~~!
Caam: —¡Weeehhh~~~!
Kitagawa: —¡Ahhh~~!
En este momento, yo estaba en unas aguas termales en las montañas junto a un grupo de hombres musculosos (algunos jóvenes y otros ancianos). Aunque había algunos más jóvenes entre ellos, parecían tan exhaustos que cada uno soltó un grito que parecía venir desde el fondo de su alma.
Todos teníamos una cerveza en la mano.
—¡Salud! —dijimos todos a la vez.
Aida: —La verdad, tener unas aguas termales en esta isla desierta nos salvó. Aquí la gente no tiene la costumbre de bañarse todos los días, y para un japonés eso es el infierno.
Caam: —Entre los demonios tampoco existe esa costumbre. Tuve suerte porque mis padres podían usar magia de agua y fuego, así que al menos me bañaba una vez a la semana.
Enomoto: —Ustedes todavía la tienen fácil. Yo nací a principios de la era Shōwa. Incluso después de ser invocado, la tecnología y los hábitos alimenticios aquí no estaban desarrollados, así que viví como cuando era niño. Bueno, algo mejor que eso, pero no mucho.
Kitagawa: —Yo nací cuando la era Shōwa terminó y comenzó la Heisei, así que no entiendo muy bien lo que quieres decir.
Aida: —Yo también nací a principios de la era Heisei.
Caam: —Yo estoy justo al límite de la era Shōwa.
Enomoto: —¡Eso no importa! Más bien, ¡bebamos! Si hablamos de unas termas, eso significa sake mientras estamos en el agua.
Kitagawa: —Pero no tenemos sake japonés.
Enomoto: —¡Mientras emborrache, da igual! Cerveza, vino, lo que sea. Aún no cultivamos arroz, pero Caam dijo que está trabajando en construir un canal desde la costa sur de la isla hacia las aguas termales. El próximo año será emocionante.
Aida: —Sigues siendo todo un visionario. Aunque, considerando que aquí hace calor, ¿no podríamos intentar una cosecha doble de arroz, como si fueran dos estaciones?
Enomoto: —Tal vez podríamos probar una pequeña parcela. El problema serían los fertilizantes o el abono, ya que tenemos pocas gallinas, vacas y cerdos. Aunque aquí no hace tanto frío en invierno, así que en teoría la temperatura no sería un problema.
Caam: —Bueno, bueno, hoy hemos venido a relajarnos y a deshacernos del cansancio, así que dejemos de lado esas cosas y mejor quejémonos un poco.
Enomoto: —Eso suena bien. Según he escuchado de ti, Caam, te has estado metiendo en bastantes líos en la capital, ¿no? ¿Cómo te ha ido?
Aida: —Ah, lidiar con gente tan rígida como ellos me ha dado más de un dolor de cabeza. Forzar reformas es realmente agotador.
Enomoto: —¡No hables complicado! Dilo de forma sencilla.
Aida: —Esos humanos son todos unos tarados.
Enomoto: —¡Eso es! Así está bien, ¡ja, ja, ja! Si tuviera treinta años menos, yo también me habría metido.
Caam: —A tu edad actual, incluso con treinta años menos, sería peligroso.
Enomoto: —¡¿Qué estás diciendo?! Desde que llegué aquí, soy más fuerte y resistente que cuando estaba en Japón. Estoy perfectamente bien.
Caam: —Por favor, no digas esas cosas.
Aida: —Bueno, es verdad. Aunque, por mi parte, ahora soy capaz de aplastar una manzana con la mano.
Caam: —¿Eh? Yo no puedo aplastar manzanas.
Ugajin: —¿Quizás sea la diferencia entre ser reencarnado o ser invocado?
Aida: —Aunque solo organizar lo mínimo para que las cosas funcionen ya es todo un desafío. Es un verdadero dolor de cabeza.
Ugajin: —Por eso estamos aquí para respaldarte, Kushino y yo.
Así que el berserker se llamaba Kushino. El nombre sonaba elegante, pero no parecía encajar con su aspecto. ¡Era todo músculos!
Kushino: —No me importa. Ya que estamos aquí, voy a asumir mi papel por completo.
Caam: —Ah, sabía que era eso. ¿Es como en aquella historia de Dragon Slayer ?
Kushino: —Con la tecnología japonesa, no hay herramientas decentes aquí. Así que, dejando eso de lado, decidí cortar confiando en el peso del arma. Originalmente, cosas como las espadas anchas o bastardas estaban hechas para cortar de esa manera, ¿no? Así que pensé en hacerlas tan pesadas como fuera posible. Me encantaba ese manga, así que era perfecto para mí.
Ugajin: —Aquí todo está hecho con fundición, así que no hay más que buenos o malos resultados.
Kushino: —Por eso la hice gruesa y pesada.
Caam: —En esta isla hay abejas mieleras gigantes. Cuando lleves toda la armadura puesta, ¿podría subir a una de ellas en tu hombro la próxima vez?
Kushino: —No hay problema.
Caam: —No duran mucho, así que no podemos llevarlas todo el tiempo, pero darían un buen ambiente.
Kushino: —…Supongo.
Aida: —Pero Kushino y Ugajin nos han sido de gran ayuda. Se encargaron de asesinos y de gente que trató de atacarnos con solo su fuerza. ¿Cómo esperan esos tipos enfrentarse a un Héroe si solo son humanos?
Aida-san se sirvió más cerveza de un pequeño barril junto al borde del agua y se la tomó de un trago.
Aida: —Bueno, los capturamos vivos, les sacamos información de varias maneras, fuimos a donde estaban y, como compensación por las molestias, les sacamos algo más de dinero para nuestros fondos operativos. ¿Por qué esta gente es tan impulsiva?
Caam: —No lo sé. Los japoneses son resistentes o persistentes, no sé si es cuestión de carácter nacional, pero, honestamente, no me importa.
Aida: —Las negociaciones eran más fáciles, pero cuando tomaron medidas precipitadas y causaron problemas, fue frustrante. Decíamos: «Oigan, estos son sus subordinados, ¿no? Pues aquí tienen una tarifa adicional por las molestias.» Como simulación, puede que fuera algo suave, pero hacerlo en tiempo real era agotador. Hay demasiados idiotas, y, de hecho, solo hay idiotas. ¿Por qué son así?
Kushino: —Moverse escoltándolos ya era cansado, y escuchar sus conversaciones todo el tiempo era agotador.
Ugajin: —Yo opino lo mismo.
Y poco a poco el alcohol seguía corriendo.
Aida: —Por cierto, creo que el único que está casado con hijos es Caam, ¿verdad?
Ugajin: —Sí, así es.
Kitagawa: —Es verdad, y lo dijo justo frente a su casa. Además, usó la palabra «esposas», en plural.
Aida: —Sí, resulta que tiene dos esposas y un hijo con cada una. Parece absurdamente feliz.
Caam: —¡No, no, al principio solo pensaba tener una, de verdad!
Luego les conté toda la historia de cómo terminé así.
Caam: —Y eso es todo. Parece que las mujeres de la raza demoníaca en este mundo son increíblemente insistentes.
Kitagawa: —Que te explote todo.
Ugajin: —Hubieras muerto envenenado en aquel entonces.
Oda: —Es increíble, siendo un antiguo japonés.
Enomoto: —Eso es de hombres. Yo también habría hablado con todas las que pudiera.
Mientras decía esto, Enomoto, considerándome su camarada, me dio varias palmadas en el hombro mientras me servía más cerveza en mi vaso.
Caam: —¿Estaban escuchando? ¡Ni siquiera yo lo entendía del todo! Oye, Kitagawa, tú también fuiste al burdel de súcubos, ¿no? ¿Qué pasó ahí?
Kitagawa: —Me acosté con todas las demonios que me gustaron. Quería comprarlas, pero no es que fueran esclavas, así que no tenían interés en eso.
Lo dijo con una expresión de enorme decepción.
Aida: —Ugajin, tú también estabas divirtiéndote con una sirena en la isla, ¿verdad? ¿Qué piensas hacer ahora?
Ugajin: —Si fuera del tipo sahuagin tendría esperanza, pero con ese cuerpo no sé qué hacer. ¿Qué rayos se supone que hacen con los huevos?
Enomoto: —¿Qué estás diciendo? ¡Tiene boca y pecho, chico! La parte de abajo no es lo único que importa.
Ugajin: —No puede estar mucho tiempo en tierra y tampoco le salen piernas. Solo puedo estar con ella en la orilla.
Oda: —Enomoto-san, a tu edad, ya no debería importarte. Además, probablemente ni siquiera pueda pararse, ¿verdad?
Parece que Ugajin-san estaba dejando que el alcohol lo afectara para mal. Oda-san, normalmente sobrio y tranquilo, también estaba perdiendo su compostura. Beber mientras se estaba en el agua era definitivamente efectivo.
Ugajin: —¿Y tú, Aida? ¿No tienes a alguien?
Aida: —Había una chica linda y algo reservada en el castillo, pero mi reputación es tan terrible que dejó de acercarse a mí. Los rumores en la ciudad también son horribles. Eso de que «la lengua de la gente no tiene puerta» es muy cierto. ¿Cómo voy a encontrar esposa después de que acabe todo este lío…?
Kitagawa: —Unámonos al lado de los demonios. Las chicas con orejas de animal también son geniales.
Caam: —¿Entonces buscaste chicas con orejas de animal después de eso?
Cuando le pregunté, Kitagawa mostró una sonrisa brillante mientras levantaba el pulgar. Era refrescante, hasta cierto punto.
Caam: —¿Y tú, Kushino-san? ¿Qué opinas de eso?
Kushino: —…Si hubiera alguna de piel morena.
Mientras lo decía, su rostro, ya enrojecido por el alcohol, se tornó aún más rojo.
Kitagawa: —Ahora que lo mencionas, no hemos visto muchas. Tal vez en el interior del continente o en las regiones cálidas del sur. En las ciudades portuarias vi algunas mujeres bronceadas, eso sí.
Pensándolo bien, yo tampoco había visto muchas. Hubiera sido interesante que al menos una de las esclavas que llegaron a la isla tuviera esa característica. Ropas hechas jirones, grilletes en manos y cuello… Hmm, eso también tiene su encanto.
Frizcop: Caam, you okay, bro?
Enomoto: —Hablar de estos temas de «necesidades» mutuas debe ser complicado.
Orino: —Con una alta probabilidad de no poder volver, todos deben estar pensando en dejar descendencia, ¿no es así?
Caam: —No aplica para nosotros, los reencarnados.
Aida: —Ah, en cierto modo es una ventaja. Cambiando de tema, ¿qué habrá sido de Iwamoto-kun?
Enomoto: —¿Ese chiquillo? Para ahora ya debe ser un adulto hecho y derecho. Además, siendo un héroe, no hay de qué preocuparse. Algún día regresará a esta isla.
Caam: —Bueno, al menos ahora sé cuáles son las preferencias de todos ustedes. Ha sido una buena cosecha de información.
Kitagawa: —¿Y tú? Apenas llegaste aquí, tu amiga de la infancia te atacó, ¿no?
Caam: —¡No, no! ¡Eso no cuenta! Ella puede romper ladrillos como si fueran galletas, aplastarlos en su mano, desgastar madera con los dedos hasta convertirla en aserrín, e incluso, durante el parto, rompió el soporte que estaba agarrando por apretar demasiado.
Kitagawa: —¿Hablas en serio?
Caam: —Sí, es en serio.
Kushino: —¿Es más fuerte que yo?
Caam: —Y ahora, la hija que tuvo mi esposa más fuerte también está empezando a golpear con tal fuerza que parece que podría mandarme a volar. Es aterrador.
Aida: —¿De qué raza son?
Caam: —Son de ogros. Son idénticos a los japoneses, pero tienen dos pequeños cuernos que les salen en esta área.
Mientras lo decía, señalé unos tres centímetros por encima de mis cejas.
Caam: —No se ven ni cerca de mi tierra natal ni por aquí, así que ni siquiera sé en qué parte viven. Tal vez en el lado opuesto del continente demoníaco. Y tampoco puedo preguntarles a mis suegros.
Ugajin: —Si escucho algún rumor, te lo haré saber.
Kitagawa: —Sí, tú has eso. Aunque también me intriga tu otra esposa.
Parece que, después de todo, les interesa mi historia por el hecho de tener dos esposas.
Caam: —Es una súcubo, y trabajaba en el burdel que te presenté hace poco. Es del tipo tierna. Parece que tiene magia única, como crear ilusiones.
Kitagawa: —¿Era una prostituta? ¿Tu amiga de la infancia y una prostituta? ¿Cómo funciona eso?
Caam: —Ya les conté antes cómo fue. Mi amiga de la infancia lo aceptó. Además, alguien intervino como mediador, y al final, si yo cedía, todos quedaban felices. Así que así quedó todo. Ahora, toda la familia se lleva bien, mis padres y mis suegros la aceptaron sin problemas, y ellas cuidan de los hijos por igual. Mi amiga de la infancia incluso dijo que la ve como una hermana mayor.
Ugajin y Kitagawa: —¡Que te explote el pito!
Caam: —¡Cállense! ¡Si están celosos, entonces cásense ustedes también y tengan hijos, a ver si pueden!
Kitagawa: —¡Es que los invocados y los reencarnados no empezamos desde el mismo punto de partida! Además, ¿qué es eso? ¡Ni en Japón tenía yo una amiga de la infancia como esa!
Caam: —¡Y yo tampoco! En la escuela, como mucho, tenía compañeros con los que podía hablar, pero ni más ni menos. ¡Y mi amigo de la infancia era un chico con el que solo jugaba videojuegos después de clase!
Kitagawa: —¡Entonces preséntame a alguien!
Caam: —¡Te llevé al burdel! ¡Haz que alguien se enamore de ti ahí, como hice yo!
Kitagawa: —¡¿Después de venir hasta aquí, quieres que vuelva a eso?! ¡Eres lo peor! ¡Si fueras mujer, te estaría persiguiendo sin descanso!
Caam: —¡Cállate! Con una mente de hombre en un cuerpo de mujer, ¿cómo demonios iba a conseguir pareja?
Enomoto: —Cosas de jóvenes, ¿no?
Oda: —Sí, definitivamente.
Nota del Autor: No sé por qué hay demanda de estas discusiones, pero los hombres, incluso cuando son mayores, siguen siendo como niños.
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