Bastardo Mujeriego

Vol. 5 Capítulo 3. Haciendo un movimiento sobre la dócil junior

Normalmente se consideraría extraño que yo, un estudiante varón hecho y derecho, siguiera al club de tenis femenino en su campamento de entrenamiento de vacaciones de verano. Hasta hace poco, nunca imaginé que me encontraría en esta situación.

Todo empezó con Nana Hino y Yumi Saito, miembros del club de tenis y de la misma clase que yo. Las chicas, que me conocieron antes de las vacaciones de verano, se acercaron a mí porque, de todos modos, debían de estar aburridas y desocupadas.

Por cierto, estaba cogiendo con ellas en un hotel del amor cuando surgió el tema.

—¡Vamos, oye! ¡Seto-kun, canta en serio!

—¡Oye, no puedo! No estoy acostumbrado al karaoke y, para empezar, ¡no me sé la letra de esta canción! Además, Nana-san está apretando el coño… ¿¡uah!?

Nana Hino es una chica con el pelo claro y estilo medio bob. Cuando expresé mi descontento, el coño de Nana, donde tenía mi pene, se apretó. Los movimientos de su vagina, como si estuviera succionando desde la raíz, me hicieron soltar un sonido tonto sin querer. El volumen de mi voz fue entonces amplificado por el micrófono y resonó por toda la habitación.

—¿¡Por qué hizo tanto ruido!?

Nana, que tenía los oídos tapados, también sujetaba el micrófono con una mano. Aparte de una cinta alrededor del cuello, llevaba el torso casi desnudo y la blusa del uniforme había caído al suelo. Su sujetador azul cielo también se había desprendido de la parte superior de su cuerpo, dejando a la vista sus suaves pechos.

Ella, sin embargo, llevaba falda. La falda plisada tirada hacia fuera debido a su favorecedora postura sentada. Aunque tapado por ella e invisible, bajo la falda, mi pene erecto se introducía con fuerza en su coño.

—Seto-kun, Nana, ¿qué están haciendo?

—Yumi-san. Bueno, esto es porque Nana-san dijo que quería cantar mientras teníamos sexo…

Cuando Yumi Saito salió de la ducha, a diferencia de Nana, estaba completamente desnuda. Llevaba una toalla sobre los hombros y se estaba secando el pelo semilargo con un secador.

—Vaya, Yumi, te has lavado el pelo. ¿Está bien?

—Sí, de todas formas estaba sudado del entrenamiento. Bueno, se secará antes de irnos a casa.

Yumi-san soltó el secador y se sentó a nuestro lado. El impulso hizo crujir los muelles de la cama y mis caderas saltaron ligeramente. Entonces, en una reacción en cadena, una voz lujuriosa escapó de la boca de Nana-san.

—Haan♡. Ah ♡. Oye ♡. Seto-kun ♡. La interferencia es una falta, ¿no? ♡.

—Aun si me preguntas, realmente no entiendo las reglas.

—Ah~… Me corrí muy fuerte hace un momento. Ah. Todavía sigo. Oh, sigo corriéndome. Mmm. Mmm… Nmm. Ahh. Me va a llegar súper adentro…

Nana-san ya estaba excitada al máximo; dejó de exhibir su preciosa voz en el karaoke y empezó a menear las caderas por su cuenta. Empujé mis caderas hacia arriba al compás de sus movimientos, tocando con los dedos los pezones en la punta de sus tetas, metiendo la mano bajo su falda y pellizcando su clítoris.

—Haaah. Ah. Me encanta. Yah. Qué bien. Cómo me gusta cuando haces eso.

—Ahhh, Nana está enganchada. Seto-kun es realmente bueno en el sexo, aunque no mucho en todo lo demás, ¿no?

—Yo no creo que eso sea así en absoluto…

—¿Estás usando un condón?

—Por si acaso.

Desde que decidí vivir mi vida como un bastardo mujeriego, el sexo con chicas que iban a la misma preparatoria que yo se ha convertido en parte de mi día a día. Yo era un solitario, pero viendo cómo ahora puedo relacionarme con las chicas de esta forma tan natural, me alegro mucho de haber decidido vivir una vida de mujeriego.

Fueron Nana-san y Yumi-san quienes me invitaron al karaoke después del entrenamiento de aquel día.

Mi papel en el karaoke era animarlas con panderetas y maracas mientras cantaban por turnos. Con el tiempo, se añadió la norma de que la persona con la puntuación más alta en el karaoke me besaría, y lo que empezó como un beso ligero se convirtió en un beso profundo en el que nos abrazamos y nuestras lenguas se entrelazaron.

Y entonces, cuando no pudimos contener más las ganas de hacerlo, nos fuimos a un hotel del amor.

—Oye, Seto-kun.

—¿Nn?

—¿Por qué estás frotando mis tetas mientras coges con Nana?

—Eh, porque estaban justo ahí.

—Oye, espérate, ¿entonces solo lo estás haciendo nada más porque se te ocurrió en último momento? …Ahn ♡. —El tono excitado en la voz de Yumi-san se escapó de su boca también. Sus tetas, justo después de la ducha, están húmedas y mojadas y parecen pegarse a mis dedos.

—Nnnn ♡. Huuh ♡. Haa… ♡. Haaah ♡. Haaah… ♡.

Mientras amasaba sus tetas, que eran como mochis recién machacados, Yumi-san, que tuvo tiempo de hacer comentarios ligeros con tono de humor, no tardó en ponerse caliente también. A partir de ese momento, tanto las chicas como yo nos concentramos únicamente en el sexo.

Se turnaban cada vez que eyaculaba en la vagina de una y se corrían una y otra vez simultáneamente. Nos lamimos mutuamente por todo el cuerpo de los otros, intercambiamos saliva besándonos y nos entrelazamos en varias posturas. Durante varias horas después de entrar en el hotel del amor, no hicimos más que coger y coger. Entonces, cuando habíamos terminado de hacerlo y nos estábamos poniendo los uniformes después de ducharnos de nuevo, Nana dijo:

—Oye, Seto-kun. ¿No te gustaría coger no solo con nosotras, sino también con alguna chica de primer año? …Ah, ¿me ayudas a abrocharme el sostén? Gracias. En realidad, cuando hablé de ti con ella, pareció que se interesó un poco…

De esa manera, Nana-san me presentó a una estudiante de primer año del club de tenis que parecía interesada en tener sexo.

*

—Uf… ¿esto es todo?

Después de bajar la última carga de mis hombros, me sacudí las manos y murmuré para mí mismo. Luego, eché un vistazo alrededor de la habitación con tatami. Esta sería mi habitación durante el campamento de entrenamiento. Aunque tenía un lavabo, a diferencia de un ryokan, los muebles eran mínimos y ni siquiera había televisor. También tendría que armar y desarmar el futón yo mismo.

Como era el único hombre en este campamento, naturalmente tenía una habitación para mí solo. Sin embargo, el tamaño de la habitación era el mismo que el de las chicas, que compartían entre tres o cuatro. Además, esta habitación también servía como almacén para los artículos necesarios para el campamento. En una esquina de la habitación, había bolsas de pelotas y neveras apiladas.

Aunque yo era torpe para los deportes y nunca antes había tenido relación con un club deportivo, me habían invitado al campamento de entrenamiento de verano del club de tenis. Incluso ahora, estando aquí, todavía me sentía incrédulo.

—…Bien, tengo que esforzarme en mi trabajo como mánager.

Asentí para mí mismo y murmuré para darme ánimos. El recuerdo de los universitarios que me habían provocado en el estacionamiento ya comenzaba a desvanecerse en mi mente. En el pasado, me habría obsesionado con eso y me habría sentido miserable, pero ahora era diferente. Porque, en lugar de preocuparme por cosas triviales, era mucho más importante cumplir con las responsabilidades que se me habían asignado. Así que decidí comenzar revisando el contenido de los suministros que había traído.

—Ah, vaya.

Pero inmediatamente cometí un error. Me di cuenta de que faltaba un kit de primeros auxilios en la carga.

—¿Dónde está? Qué raro, estoy seguro de que lo cargué en el autobús.

Mientras me rascaba la cabeza, revisé apresuradamente las cosas, pero no pude encontrar la caja que contenía vendas, parches y spray frío.

Apenas me había decidido y puesto manos a la obra, y ya me sentía desorganizado. Si Nana-san o Yumi-san me vieran así, se burlarían de mí por ser un mánager poco confiable. Incluso Aya-san, la nueva capitana, seguramente suspiraría decepcionada.

—Estoy en problemas… …¿Hm?

Mientras me rascaba la parte posterior de la cabeza, escuché un suave golpe en la puerta.

Cuando caminé hacia la entrada y abrí la puerta, me encontré con una estudiante de primer año con ropa de tenis. Era Chitose Tojo-chan, con su flequillo recto que le daba un aspecto de muñeca japonesa. Entre las chicas más bulliciosas del club de tenis, Chitose-chan era conocida por ser callada y tranquila.

—Eh, um, senpai.

—Chitose-chan. ¿Qué pasa?

—Eh, senpai, olvidaste algo… —Chitose-chan, con un ligero tartamudeo, me mostró una bolsa que llevaba en sus brazos—. E-esto…

Era, sin duda, el kit de primeros auxilios que estaba buscando.

—Gracias, justo estaba buscándolo.

Cuando le di las gracias, Chitose-chan bajó la mirada con una expresión tímida.

—Pero ¿dónde estaba? Creí que había metido todo el equipaje que estaba en la entrada.

Coloqué el kit de primeros auxilios que recibí de Chitose-chan junto con las otras cosas. Entonces, escuché un clic proveniente de la entrada y me di la vuelta.

—…¿Chitose-chan?

—……

Chitose-chan había entrado a la habitación desde el pasillo y cerró la puerta con las manos detrás de la espalda. Su expresión, ligeramente cabizbaja, estaba oculta por su flequillo negro. Yo, que estaba agachado, me levanté y me acerqué a ella.

—Oye, Chitose-chan.

—……

—¿Dónde encontraste el kit de primeros auxilios?

Mi cuerpo se acercó demasiado a Chitose-chan, hasta el punto de que podía ver la parte superior de su cabeza desde arriba. Y ella respiraba agitadamente, como si acabara de hacer ejercicio intenso.

—Lo-lo siento…

—¿Hm?

—Yo-yo lo escondí… Para que no lo encontraras, senpai.

—Vaaya.

—¡……! —Todo el cuerpo de Chitose-chan tembló levemente.

—Eso es propio de un abusón, ¿por qué harías algo así?

Las manos de Chitose-chan apretaron fuertemente el borde de su falda. Podía ver el sudor en su cuello, brazos y muslos, que quedaban expuestos por su ropa deportiva.

—Ha… ♡. Haa ♡. Haa… ♡.

—Si no me contestas, no lo sabré, Chitose-chan.

—E-es porque quería que me castigaras, se-senpai. —El olor a hembra en celo pareció surgir del esbelto cuerpo de Chitose-chan, que confesaba con voz temblorosa.

Sí, esta es la chica que Nana-san me presentó como la estudiante de primer año interesada en el sexo. No sólo penetré su himen en un hotel del amor, sino que también nos hemos abrazado desnudos y hemos cogido de la mañana a la noche en mi casa cuando mis padres estaban en un largo viaje de negocios. Era callada y parecía la menos propensa de las chicas del club de primer año a meterse en esas cosas, pero su interés y sus ganas de sexo eran más fuertes que los de la mayoría.

Sé lo bien que se siente meter la polla en el apretado coño de Chitose-chan y mover las caderas. El placer de eyacular en su vagina mientras escucho sus gemidos a bajo volumen y ligeramente agudos es irresistible.

—Chitose-chan.

—Di-dime… ♡.

—Lo haremos por la noche, tendrás que esperar hasta entonces para tener sexo…

La cara de Chitose-chan se levantó, y a través de los huecos de su flequillo, pude ver sus ojos húmedos.

—Si dejas la puerta abierta, iré a tu habitación.

—Pe-pero…

—¿Qué pasa?

Agarré la cintura de Chitose-chan, mientras le preguntaba de forma inocente. Luego la masajeé con mis dedos con sutiles cambios en la fuerza que aplicaba. Entonces, solo con eso, ella comenzó a emitir sonidos de placer desde sus labios entreabiertos.

—Ah ♡. Nn ♡. Ooh ♡. Po-por favor, espera ♡. Senpai ♡. Hii ♡. Aagh ♡. Ah ♡. Ah, no hagas eso ♡. A-algo raro viene ♡. ¿¡Ya-ya viene ♡~~~~!? ♡♡♡. Oouh ♡♡. ~~~~♡♡♡.

Con sus caderas firmemente sujetas por mis manos y las suyas encima de las mías, se corrió estando de pie. Sus rodillas se doblaron y se sacudían, y aunque quiso desplomarse en el acto, fue imposible porque yo la sostenía.

Aunque soy completamente inepto para los deportes, últimamente he mejorado bastante en las técnicas para hacer sentir bien a las chicas. Especialmente Chitose-chan, que tiene la cintura sensible, así que, con solo esto, todo su cuerpo se debilita.

—Hah… ♡. Hii ♡. Haa… ♡. Haa… ♡.

—¿Eh? Tan fácilmente te corriste, ¿Chitose-chan?

Cuando dije eso, Chitose-chan, que tenía el pelo alborotado, asintió con la cabeza.

Cuando las sacudidas de la parte inferior de su cuerpo se calmaron, retiré mi mano de su cintura. Le ordené que se subiera la falda. Entonces, desde la periferia de su falda blanca con volantes, salió un aire húmedo que no encajaba con su bonito diseño.

—Huuh ♡. Fuu ♡. Huuh ♡.

—Solo te hice correr un poco, pero ¿no estás demasiado excitada? ¿Quizás es que no te has corrido últimamente? Es malo para el cuerpo si te aguantas demasiado.

—E-es que… hace días que no he podido tener sexo contigo, senpai. Incluso si lo hago sola, no me siento bien en absoluto…

Chitose-chan parecía a punto de llorar. Al verla, yo también me sentí un poco culpable.

Si Chitose-chan había llegado al punto de no poder satisfacerse sola después de haber tenido sexo conmigo, entonces ciertamente yo también tenía parte de la responsabilidad. Asegurarme de satisfacer las necesidades sexuales de mis parejas era casi una obligación para un hombre.

—…Pero, Chitose-chan, ustedes tienen práctica pronto, ¿verdad?

—Sí-sí, pero…

—Entonces, tendremos sexo por la noche. —Volví a proponerlo. Aunque era un campamento de entrenamiento, las noches eran libres. Consideré que pasar tiempo libre con los miembros del club para fortalecer la comunicación era parte importante de las actividades del equipo—. ¿Podrías dejar la puerta abierta y esperarme?

En la habitación de Chitose-chan también había otras chicas de primer año. Si era posible, quería acercarme a ellas también, por eso lo propuse.

La razón por la que Chitose-chan dudaba era porque esas chicas aún no eran mis amigas con derecho. Probablemente estaba imaginando en su cabeza lo que podría pasar si me invitaba a su habitación.

Pero, al final, ella eligió el sexo conmigo por sobre la amistad.

—E-está bien… Haré lo que digas, senpai… ♡. Pero, al menos, antes de ir a la práctica, dame un beso… ♡.

Sonreí, abracé a Chitose-chan con su ropa de tenis puesta y comenzamos a entrelazar nuestras lenguas.


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