Sasaki y Pii-chan

Vol. 7 Vínculos, Parte Uno Parte 3

Después de separarme de los miembros de nuestra familia de mentira, Pii-chan y yo volamos por el cielo en dirección a la costa. Esa era la dirección de donde escuché la voz del anunciador, el que se hacía llamar la «Oficina» y que probablemente era el administrador del sitio web. Ocultos de la vista gracias a la magia de Pii-chan, manteníamos una altitud de varias docenas de metros mientras observábamos el suelo debajo. Según el distinguido gorrión de Java, un usuario promedio de magia no sería capaz de vernos en este estado.

Volamos durante un tiempo, pero nunca nos atacaron. Asumí que había pocas probabilidades de que equipos modernos como cámaras térmicas y radares hubieran llegado a un espacio aislado.

—Estamos cerca del asentamiento ahora, —dije—. Pero está demasiado oscuro para ver algo.

—Desde mi punto de vista, tu antiguo hogar era demasiado brillante por la noche.

—Sí, supongo que, comparado con tu mundo, aquí hay mucha luz artificial.

Como en otros espacios aislados que había experimentado, este estaba completamente deshabitado. Tampoco había luces dentro de las casas, lo que hacía que el suelo estuviera bastante oscuro. Solo podía vislumbrar el pueblo gracias a unas pocas farolas dispersas. Comparado con una gran ciudad, era, si me permites el juego de palabras, como el día y la noche.

En estas condiciones, encontrar a alguien escondido en la isla sería un trabajo agotador. Les había dicho a los demás que me dieran una hora; tal vez debería haber pedido dos o tres.

—Presumí mucho antes, pero esto podría ser realmente difícil.

—¿Quieres prender fuego ahí abajo?

—Ehh…

La sugerencia del ave sonó casual, pero ¿no era eso algo brutal? Pii-chan a veces tiene ideas bastante atrevidas.

No quería provocar incendios si podíamos evitarlo; probablemente eso atraería a ángeles y demonios no relacionados que nos atacarían. Los recuerdos del ángel de seis alas cortándome con su espada me vinieron de golpe. No es que no confiara en el Sabio de las Estrellas, pero prefería evitar combates innecesarios.

Si nuestros oponentes eran del nivel de Himegami y Eriel, podría superarlos. Pero si aparecía uno más fuerte, como Abadón o la pequeña Mika, no estaba seguro de cómo se compararía mi magia de otro mundo.

Era una broma, —me dijo—. No tienes que ponerte tan preocupado.

—¿Qué? Vamos. Estabas totalmente hablando en serio.

—¿Por qué crees eso?

—Por experiencia pasada.

—…Ah.

¿Ves? Pensé. ¡Sí que hablabas en serio! Vaya, este pajarillo es peligroso.

—Aunque tomemos en cuenta el tiempo que pasamos en el otro mundo, solo ha pasado alrededor de un año desde que te conocí. Pero ahora que lo pienso, quizá el tiempo que hemos pasado juntos no sea tan insignificante como uno podría creer.

—Sí, tendemos a estar mucho tiempo juntos.

Mientras charlaba con mi ave mascota, seguimos volando sobre Miyakejima.

Una carretera municipal bordeaba la costa de la isla, dando toda la vuelta alrededor del Monte Oyama en el centro. A lo largo de esta había casas, restaurantes, supermercados, edificios de oficinas y un aeropuerto. Seguimos la carretera desde arriba.

Al poco tiempo, de repente oímos un ruido. Era agudo, como metal raspando contra metal.

Skreee. Skreeee.

—Percibo la presencia de otros, —dijo Pii-chan—. ¿Qué haremos?

—¿Está bien si vamos a comprobarlo?

—Sí.

Puede que no fuera la Oficina que buscábamos, pero decidí investigar, por si acaso.

Aguzando el oído, logramos localizar la fuente tras unos minutos: un puerto pesquero en el lado oeste de la isla. Había barcos de pesca alineados a lo largo de los muelles, balanceándose suavemente en las olas tranquilas. Más allá de los rompeolas, podía ver las crestas blancas del oleaje entrando y saliendo. Parecía muy tranquilo para ser mar abierto.

No había trabajadores portuarios, por supuesto. Algunos autos estaban estacionados en el lugar, pero al descender para revisar, descubrimos que todos estaban vacíos. Desde el cielo, al menos, parecía que el lugar estaba abandonado.

La única excepción era un almacén cerca del área del mercado. Su persiana estaba doblada y destruida, y el ruido que nos había llamado provenía del interior. Tras descender, miré con mucho cuidado dentro.

—…Hay alguien ahí, —susurré.

—En efecto.

El almacén era bastante grande, y en el centro se estaba llevando a cabo una pelea. De un lado había dos personas con alas que crecían de sus espaldas. Sus ropas extravagantes dejaban claro de inmediato que eran ángeles. Detrás de ellos había otro grupo de dos personas, jóvenes, probablemente de unos veinte años.

Frente a ellos había un solo oponente. Me pregunté si sería un demonio, considerando la situación. Pero su ropa era demasiado normal para eso. Era un hombre asiático de unos treinta años, vestido con una chaqueta de cuero y jeans.

Me preocupaba que no hubiera nadie a la vista que pareciera su Discípulo. Después de todo, moverse en un espacio aislado por cuenta propia, sin tu ángel o demonio, era extremadamente arriesgado. Claro, siempre existía la posibilidad de que estuvieran escondidos cerca.

—Esas personas parecen ángeles, y parece que están peleando contra un humano.

Había oído que los Discípulos eran mucho más débiles que los ángeles y los demonios dentro de los espacios aislados, —dijo Pii-chan—. Pero, según lo que puedo ver, el que parece ser un Discípulo de demonio está superando a los ángeles. Aunque supongo que es posible que no sea humano, sino un demonio.

—Supongo que incluso Abadón parece humano hasta que se transforma en su forma de bola de carne.

La única fuente de luz era la luna que brillaba a través de las ventanas. Con eso, pude distinguir las facciones de las personas.

Si hubiera podido usar un teléfono, habría tomado una foto y se la habría enviado a Abadón para identificarlo. Pero todas las funciones inalámbricas estaban desactivadas dentro de los espacios aislados. Lo había comprobado tan pronto como entramos, pero el terminal parecía estar fuera de alcance.

—¡¿Por qué nos haces esto?! ¡¿Tienes algún tipo de rencor?!

—¡¿Quién demonios eres?! ¡Ningún humano debería poder luchar contra ángeles!

Los que asumí que eran los Discípulos de los ángeles alzaron la voz con sorpresa y preocupación. Parecían bastante alterados, parados detrás de sus compañeros, que estaban encargándose de toda la pelea. Como Pii-chan había señalado, el equipo angelical parecía estar en desventaja. ¿Sería esa la razón de la histeria de sus Discípulos?

Uno de los ángeles sostenía una espada; parecía un hombre de mi edad. Sus facciones eran mucho más atractivas que las mías, claro. Hay muchos ángeles hermosos , pensé. La otra no era la excepción. Parecía tener unos veinte años y tenía un arco y una flecha preparados.

Lo que realmente captó mi atención, sin embargo, fue el estilo de combate de su oponente.

Por más veces que los ángeles atacaran, nunca lograban alcanzarlo. Uno de ellos corría a una velocidad sobrehumana y blandía su espada tan rápido que era imposible seguir el movimiento, pero su oponente lo evitaba con facilidad. Incluso las flechas disparadas por el arco del otro jamás se acercaban a acertar.

Mientras tanto, el hombre desconocido usaba su cuchillo, bastante grande, para cortar a sus oponentes de manera cómoda y sencilla.

Los ángeles no parecían estar conteniéndose. De hecho, sus movimientos eran increíblemente precisos. Sus habilidades físicas superaban incluso a las de la Srta. Futarishizuka. ¿Quién era este hombre cuyo juego de pies era incluso superior al de ellos?

Su velocidad me hacía pensar que podría estar teletransportándose. Eso me llevó a preguntarme: ¿sería un psíquico? Por lo que habían dicho los Discípulos, parecía que creían que el hombre era un humano, no un demonio.

—No tengo ningún rencor contra ustedes, —dijo el posible psíquico—. Ni siquiera me interesan. No valen mi tiempo.

Los dos Discípulos retrocedieron de inmediato.

—¿¡Qué?! ¿¡Estás bromeando?!

—Entonces, ¿por qué haces algo tan estúpido?

—Por eso usé sus nombres como lo hice, —respondió el hombre—. ¿No lo entienden?

Eso captó mi atención. ¿Se refería a los nombres mencionados en el anuncio anterior? ¿Esos nombres pertenecían a estos ángeles y sus Discípulos? ¿Habían salido a buscar a la Oficina, igual que Pii-chan y yo, después de ser señalados?

Si eso era cierto, entonces había muchas posibilidades de que este hombre tuviera algo que ver con la Oficina.

—Diría que estoy impresionado de que encontraran nuestra ubicación tan rápido, pero nome impresiona lo que decidieron hacer después. Puede que sean ángeles relativamente conocidos, pero siempre hay excepciones, supongo.

El intercambio de palabras entre ellos continuó, confirmando mis sospechas. El hombre no dijo nada sobre la Oficina directamente, pero yo estaba armando el rompecabezas con los fragmentos.

—¡Claro que te encontramos! ¿Sabes el ruido que estabas haciendo en una isla vacía como esta?

—¡Eso es! Los otros ángeles y demonios estarán aquí pronto. ¡Estás acabado!

—Oh, para entonces ya me habré ido.

Se escuchó otra serie de sonidos metálicos y agudos. Al parecer, eran los choques de sus armas. La ofensiva de los ángeles se volvió más feroz, como reflejo del pánico de sus Discípulos. Pero su oponente manejaba cada ataque con confianza y facilidad.

—¡No puedes escapar de la clarividencia de mi ángel! ¡Nunca te librarás!

—Ah, sí. Me preguntaba cómo lograron encontrarme.

Uno de los Discípulos ya estaba desesperado. Pero el hombre con el cuchillo simplemente sonrió en respuesta.

Y, en un abrir y cerrar de ojos, las cabezas de ambos ángeles salieron volando.

—¿Eh…?

—¿¡Qué…?!

Los dos Discípulos estaban en shock. Sus mandíbulas prácticamente tocaban el suelo mientras retrocedían horrorizados ante la escena frente a ellos. Yo no era diferente, aunque observaba todo desde fuera del almacén.

Antes de que pudiera comprender qué estaba ocurriendo, las cabezas de los ángeles ya estaban separadas de sus cuerpos. El posible psíquico probablemente las había cortado con su cuchillo. Lo extraño era que no había visto cómo lo hacía.

Un momento antes, él estaba de pie a varios metros de distancia de los ángeles. Pero luego, de alguna manera, apareció en un lugar diferente. Fue entonces cuando las cabezas de los ángeles volaron y cayeron al suelo. Era como si se hubieran desprendido por sí solas.

Golpearon el suelo del almacén con un sonido húmedo. Unos segundos después, sus cuerpos colapsaron.

—¿Qué-qué…? ¿Qué acaba de…?

—¡Esto no puede ser real! ¿Cómo pudo una persona normal derrotar a dos ángeles de un solo golpe?

Los dos Discípulos habían hecho todo lo posible por luchar, a pesar de que su oponente claramente mostraba una ventaja abrumadora. Pero la pérdida de sus compañeros los había dejado completamente descolocados. Ahora, en pánico, ambos retrocedían, temblando. Aunque solo era especulación, tenía la sensación de que ambos eran novatos en este juego de la muerte. De lo contrario, habrían tenido más aliados. Al menos, eso parecía basándome en la legión de ángeles que había atacado a mi vecina en el pasado.

—Bien. Eso es un tercio de ellos. Probablemente debería retirarme, —murmuró el posible psíquico para sí mismo.

Habían anunciado tres nombres de ángeles por el altavoz antes, y parecía que el hombre tenía un asunto con uno de los dos que acababa de matar. Y sobre el término «clarividente», asumí que significaba que el ángel podía ver cosas a gran distancia.

Una habilidad problemática, sin duda, para alguien que realizaba actos malvados a diario. Hoy en día, un talento como ese era mucho más peligroso que simplemente ser hábil en combate. El hombre debió de decidir que tenía que hacer algo al respecto.

¿Pero era esa la única razón para este evento?

Estaba perdido en mis pensamientos. Mientras reflexionaba, la criatura en mi hombro me susurró:

—¿Acaso ese hombre que luchó contra los ángeles no es similar a aquellos con los que trabajas?

—Sí. Creo que es una suposición bastante acertada.

—De ser así, siento una gran curiosidad por el tipo de fenómeno que produjo.

—Se me ocurren algunas posibilidades diferentes.

—¿Oh? Ahora tengo aún más curiosidad. Por favor, ilumíname.

Intercambié información con Pii-chan mientras nos manteníamos ocultos junto a la pared de la entrada del almacén. Mientras tanto, las cosas seguían desarrollándose en el interior.

—Ah, sí. Para recibir una recompensa de los ángeles y demonios, lo que debo hacer es matar a los Discípulos, no a sus compañeros.

—¿Eh? Oye, espera un segundo. ¿De verdad vas a…?

—¡Por favor, no! ¡Nunca más iremos en tu contra, lo prometemos!

Presos del pánico, los dos Discípulos angelicales intentaron huir del almacén. Corrieron hacia donde Pii-chan y yo estábamos escondidos, aunque no podían vernos debido a la magia del gorrión que nos mantenía ocultos. Tuve la sensación de que nuestras miradas se cruzaron, pero no reaccionaron. Habrían hecho algún ruido si nos hubieran notado.

Sin embargo, tras dar solo unos pocos pasos, cayeron.

No fuimos nosotros; no habíamos tenido tiempo de hacer nada.

Como los ángeles, de repente, sus cabezas salieron volando.

—¡…! —El repentino y grotesco espectáculo casi me hizo gritar, pero logré contenerme.

Sus cabezas golpearon el suelo del almacén justo cuando la sangre comenzó a brotar de sus cuerpos decapitados.

Ni siquiera habían gritado. Parecía probable que el hombre los hubiera cortado con su cuchillo, pero no vi nada. Tampoco habíamos notado que se acercara a ellos.

Una vez más, el psíquico apareció en un lugar diferente.

—Esta guerra por poderes prácticamente obliga a usar a jóvenes. Es horrible. Tal crueldad no es digna de un ángel. Un poco de palabrería y se precipitan hacia su muerte. Ni siquiera comprenden su posición. —El psíquico habló con tristeza mientras miraba los restos de los Discípulos. Su pena probablemente era genuina.

Como una persona común, ver esa escena me hizo dudar. Pero lo mismo no aplicaba para el Sabio de las Estrellas.

—Creo que tengo una idea sobre sus métodos.

—Yo creo que deberíamos huir ahora mismo.

—Lo llamaste un poder psíquico, ¿verdad? Sin duda, es asombroso. Por eso me gustaría asegurarme de eliminarlo mientras tenemos la oportunidad. Si existe la posibilidad de que sea hostil hacia nosotros en el futuro, no podemos dejarlo escapar.

—Ehm, Pii-chan, ¿eso significa…?

—Lamento pedirte esto, pero ¿podrías dejarme esto a mí?

—Cla-claro. Está bien. Pero, ¿estarás bien?

—Hiciste bien en sugerir que nos ocultáramos. De lo contrario, esas podrían haber sido nuestras cabezas en el suelo. Pero si logro tomarlo por sorpresa, no saldrá de esta vivo.

—…Sí. Creo que tienes razón.

El ave salió volando de mi hombro y se elevó en el aire antes de colarse por una abertura en la persiana del almacén.

Casi al mismo tiempo, debió de desactivar su hechizo de ocultación, porque el psíquico habló al notar la extraña presencia de la criatura.

—¿Un gorrión? —dijo—. ¿Qué hace aquí…?

—……

Solo pareció confundido por un segundo antes de abrir los ojos con asombro. Su atención se dirigió al lugar donde estaba parado. Una gran cantidad de agua comenzó a brotar desde abajo.

—¡¿Quién eres tú?!

Por alguna razón, el agua no se extendió por el suelo; en su lugar, se reunió alrededor del hombre en forma de esfera, donde se mantuvo. Al ver cómo la esfera se llenaba rápidamente, no pude evitar pensar en alguien siendo ahogado dentro de una pecera.

Me vino a la mente el poder de la Srta. Hoshizaki. Pii-chan probablemente estaba utilizando un hechizo de barrera u otra magia para inmovilizar al objetivo, seguido de un segundo hechizo para llenar el espacio con agua. Había usado la misma estrategia contra las chicas mágicas en el pasado.

Pero esta vez, la intención del lanzador era completamente distinta.

El agua seguía acumulándose a un ritmo alarmante, y en un abrir y cerrar de ojos, prácticamente había engullido al psíquico. Atrapado dentro de la esfera, el agua le llegó al cuello en cuestión de minutos.

—¡No! ¡¿Es ese gorrión…?!

El hombre miró con odio hacia Pii-chan. Como si respondiera, el ave me gritó:

—Tu seguridad está garantizada. Si tienes algo que decirle, hazlo ahora.

—Gracias, Pii-chan, —dije mientras me deslizaba al interior del almacén a través del hueco en la persiana.

Cuando me vio, el psíquico gritó:

—¡Tú! Te he visto en algún lugar antes.

—¿De verdad? —respondí—. No creo que nos hayamos conocido.

—Oh, ya recuerdo.

Supuse que estaba ganando tiempo. Tal vez esperaba que llegaran otros ángeles o demonios, pensé . O quizás tenía otros compañeros.

—Tu foto estaba en la lista de personas que abordaron ese OVNI, —dijo.

—Ya veo. Tiene sentido que algo así ande circulando.

—¿Entonces no lo niegas?

—No. De todas formas, ya todo el mundo lo sabe.

Tomé el control de la conversación, desplazando al gorrión, que regresó a mi hombro.

—¿Qué es ese gorrión que habla? —preguntó el psíquico.

—Hace un tiempo, ese sitio web sobre la guerra por poderes entre ángeles y demonios llamó bastante la atención. ¿Conoces a su administrador? ¿O has venido aquí por otra razón?

Decidí priorizar mis propias preguntas y pasar por alto las suyas. Si estaba en lo cierto, él tenía mucho tiempo para pensar. Nosotros, en cambio, teníamos muy poco margen; no sabíamos cuándo aparecerían más ángeles o demonios. Y si lograba escapar de la pecera que Pii-chan había creado, estábamos acabados.

—¿Podrías sacarme de aquí primero? Entonces hablaré.

—Lo siento, pero no. No hay salvación para ti en este punto.

—……

Me pregunté cuál sería el rango de este psíquico.

Por argumentar, podía asumir que mi rayo y mis hechizos de barrera me colocaban en el rango B. La pequeña Mika, el ángel de seis alas, me había partido en dos con facilidad en un enfrentamiento directo. Ni siquiera fue un combate.

Para enfrentarte a ángeles y demonios más fuertes, necesitarías varios psíquicos de rango B con habilidades orientadas al combate, como mínimo. Pero incluso entonces, tendrías dificultades. Idealmente, necesitarías la ayuda de un psíquico de rango A, como el nerd.

No estaba claro si la Oficina había hecho algún cálculo al respecto. Pero justo ahora, este hombre había derrotado a dos ángeles. Todo el evento había sido organizado con un sitio web y todo. Si estaban siendo precavidos, asumí que habrían puesto a un psíquico de rango A en la pelea.

Dicho eso, los únicos psíquicos de rango A que conocía eran el nerd y la Srta. Futarishizuka, así que no podía asegurar nada. Esta última estaba apenas por encima del rango B, mientras que el primero era claramente un rango A consolidado, lo que significaba que el rango abarcaba un espectro bastante amplio.

Aprovechando el breve silencio, el psíquico comenzó a gritar:

—¡Oye! ¡Chica mágica! ¡Sálvame! ¡Sé que estás viendo desde algún lugar!

Así que hay una chica mágica. Esto respondió mi última pregunta. Probablemente había entrado en el espacio aislado con la ayuda de su Barrera Mágica. Había considerado la posibilidad de que fuera tanto un psíquico y un Discípulo, pero parecía que no era el caso.

Miré a mi alrededor. Mi barrera había estado activa constantemente desde que entramos en el espacio aislado. Pasaron unos segundos, y la «chica mágica» nunca apareció.

—¡Maldita sea! ¡Esa mocosa! ¡Cómo se atreve a huir sola!

—¿Puedo preguntar de qué país es la chica mágica que te está ayudando?

—Si con eso me liberas, claro, te lo diré.

—Oh. En ese caso, olvídalo.

—¡Ugh…!

Por un momento, pensé en Rosa Mágica. Pero ella era enemiga de los psíquicos, jamás ayudaría a uno. Lo que significaba que esta chica mágica era de otro país.

Si es Azul Mágica, eso representa un gran problema. Y su implicación no estaba fuera de consideración.

—Si guardas algún resentimiento hacia tu empleador, dame información para vengarte de ellos, —dije—. Podría hacer que te pongan flores un poco más bonitas en tu tumba.

—Por favor, sálvame. Haré cualquier cosa. Te lo digo en serio. Nunca te traicionaré.

Primero rabia, luego desprecio, después seriedad. Este psíquico estaba muy inestable emocionalmente. Probablemente había estado devanándose los sesos mucho antes de que llegáramos. Cuanto más observaba este comportamiento sospechoso, más seguro estaba de la naturaleza de su poder.

—¿Eres un psíquico? —preguntó—. ¿O un demonio? No puedes ser un ángel.

—Te lo dejo a tu imaginación.

—Esto no tiene ningún sentido. ¿Quién hace mierdas como esta?

—Los únicos que responderían a esa crítica son jóvenes desafortunados como los que acabas de matar. Pareces alguien con empatía, así que podría considerar transmitir tus últimas palabras, si tienes alguna.

—¿Qué? Espera. ¡¿Ellos me tendieron una trampa?!

—No lo sé. Aunque no creo que sea imposible.

—¡Puta madre! ¡¿Qué demonios?! ¡Esto no puede estar pasando!

No estaba seguro a quién se refería con «ellos». Pero mantenía lo que había dicho. Era posible que «ellos» hubieran puesto a este psíquico en esta tarea con la esperanza de que alguien se deshiciera de él.

Después de todo, pensé, su poder es demasiado aterrador para que alguien quiera tenerlo cerca.

Podía detener el tiempo.

—Finalmente obtuve todo este poder… Todo iba tan bien…

—Y es precisamente por ese poder, supongo, que nadie te quiere.

Desafortunadamente, «ellos» seguían siendo una entidad desconocida. Si todas mis suposiciones eran correctas, estábamos jugando justo como querían. Sabía que algo así podría pasar cuando decidí participar en el evento, pero cada vez me preocupaba más hasta qué punto los organizadores habían planeado todo.

Desearía poder ver el panorama completo. Pero los de arriba probablemente han hecho todo para que eso nunca suceda.

—Esta será la última vez que te lo pregunte, —dije—. ¿Quién está intentando controlar la guerra por poderes usando ese sitio web y personas como tú? No te voy a obligar a responder, pero esta es tu última oportunidad de influir en este mundo.

—Vamos… ¿De verdad vas a hacer esto?

—Lo siento, pero sí.

—…Oh.

No podía darme el lujo de ser tolerante con este hombre. Si lo hacía, nos mataría.

Si su poder era una habilidad psíquica, debía tener restricciones. Cuando la Srta. Hoshizaki controlaba el agua, tenía que tocar físicamente el objetivo. Pero si lo subestimaba, podríamos terminar con las posiciones invertidas.

Su poder era demasiado fuerte. No dejaba espacio para negociar. Y probablemente él lo sabía. Sabía que, por mucho que intentara convencerme, yo nunca cambiaría de opinión. En ese sentido, las habilidades psíquicas excesivamente poderosas eran un arma de doble filo.

Mientras lo reflexionaba, me di cuenta de que el nerd probablemente podría hacer lo mismo bajo las circunstancias adecuadas. Tenía que haber algún videojuego con un objeto que pudiera detener el tiempo. Oh, genial. ¿Qué haría contra eso?

La única manera de protegerme de él en ese momento era poner un hechizo de barrera preventivamente. Pero nuestra última pelea me había enseñado que tenía formas de atravesarla. Si me lo encontraba de nuevo sin Pii-chan, estaría en serios problemas. Imágenes de escenas de batalla como las de un manga shounen[1] pasaron por mi mente.

Como resultado, me quedé en silencio. Fue entonces cuando el psíquico comenzó a hablar. Debía haberse preparado.

—Si estás aquí, debes saber sobre el sistema de recompensas, —dijo.

—Lo conozco, —respondí. Los Discípulos recibían recompensas por derrotar a sus oponentes en el juego de la muerte. La Srta. Futarishizuka estaba tratando de acercarse a Abadón precisamente por esa razón.

—Las recompensas en esta guerra decidirán todo. Pueden curar enfermedades incurables, conceder juventud eterna y darte tanto dinero como desees. Hay personas en este mundo que buscan esas cosas. Muchas personas. Personas ricas e influyentes.

—Sí, creo que las hay.

—Si personas como ellos quieren hacerse con más recompensas… Bueno, ya lo entiendes, ¿verdad?

Solo un número limitado de Discípulos podía participar en el juego de la muerte. Si alguien quería acumular más recompensas, tendría que pensar en el mejor orden para eliminar a los Discípulos. Un Discípulo respaldado por alguien específico eliminaría a otro apoyado por otra persona. Sería necesario gestionar estos enfrentamientos si se quería mantener un control estricto sobre las recompensas.

El hecho de que esta fuera una guerra por poderes entre ángeles y demonios ni siquiera importaba. Podía haber sido cualquier cosa.

—Muchos están pensando en eso, —concluyó él.

—Tengo curiosidad por saber quiénes están involucrados exactamente.

—No lo sé con certeza. Es como los custodios globales de acciones. Nuestros contactos agrupan las tareas y las reparten a personas como nosotros en nombre de los inversores reales. Los que estamos en la base no tenemos forma de saber quién está detrás del dinero.

—Sí, es una situación verdaderamente lamentable.

—¿No es así?

Mientras el público criticaba el sitio web de la Oficina y sus fotografías sangrientas, este seguía activo y actualizado. Quienquiera que estuviera involucrado, estaba en un nivel muy alto. De hecho, incluso existía la posibilidad de que la Srta. Futarishizuka estuviera implicada.

—Eso es toda la información que tengo, —dijo él.

—Gracias.

No había aprendido mucho, pero ahora sabía que había personas organizándose a un nivel alto para manipular la guerra por poderes. Su forma original —una batalla entre dos facciones opuestas— era esencialmente irrelevante ahora. Ángeles atacando ángeles, demonios salvando ángeles… Cosas como esas probablemente empezarían a ocurrir con más frecuencia de ahora en adelante.

—Como último acto de misericordia, te enviaré de manera indolora.

—Espera, ¿realmente tengo que morir?

—Como dijimos, sí. Parece que no sabes perder.

—¡Por supuesto que no! ¡Ah, no quiero morir!

Para Pii-chan y para mí, solo habían pasado unos minutos desde que irrumpimos en el almacén. Pero este hombre suplicante probablemente había pasado el doble o incluso diez veces más tiempo preocupándose, completamente solo, tratando de encontrar una forma de sobrevivir. Había crecido barba alrededor de su boca, que al principio estaba perfectamente afeitada. Estaba claro que había estado devanándose los sesos en aislamiento durante un tiempo considerable.

Comparado con los Discípulos angelicales que ni siquiera habían tenido tiempo de darse cuenta de que estaban muertos, este parecía un destino mucho más trágico. ¿Saber que tu vida sin valor está a punto de terminar y tener que dar ese último paso tú mismo? Solo de pensarlo me estremecía.

Muchas personas en este mundo debieron haber enfrentado destinos similares, y muchas más lo harían en el futuro.

—Si iba a ser así de aterrador, —dijo—, ojalá nunca hubiera nacido.

Yo había pensado cosas similares antes: que habría sido mejor si nada hubiera existido desde el principio. Quizás por eso decidí ofrecerle algunas palabras de consuelo.

—No quiero decirlo de esta manera, pero acabas de matar a dos personas. Casi nadie en este país hace algo así antes de morir. En ese sentido, tu muerte es muy especial y, desde el punto de vista de la sociedad, para bien o para mal, tiene valor.

—¿De verdad? Parece una muerte miserable para mí.

—No lo voy a negar. Pero hiciste lo que quisiste en vida, lo cual es más de lo que otros pueden decir. Mucha gente lo piensa, pero no se atreve a hacerlo. No es que crea que deberían, claro.

—…Ya veo.

—Perdón si eso no te sirvió de mucho consuelo.

—El hecho de que me sintiera un poquito feliz, un poquito aliviado, me revuelve el estómago. ¿De esto se trata la religión?

Tenía una expresión extraña, como si estuviera llorando y sonriendo al mismo tiempo. ¿Cómo se suponía que debía responder a eso? Mientras lo pensaba, el psíquico continuó.

—Eres todo un demonio, ¿sabes? —dijo—. Si esto es el final, al menos dime tu nom…

Su cuerpo se estremeció antes de que pudiera terminar la frase. Pii-chan debía haber usado un hechizo.

El cuerpo del hombre comenzó a flotar suavemente dentro de la esfera llena de agua. Mientras su cuerpo se relajaba, perdió la capacidad de mantenerse en pie. Esperamos unos momentos, pero no mostró ninguna respuesta. Simplemente flotaba allí, balanceándose en el agua como un alga marina.

Después de varios segundos, el agua que lo rodeaba cayó al suelo con un chapoteo, y su cadáver se desplomó contra el piso. No respiraba.

—Parece que quienes adquieren estatus, riqueza y fama hacen las mismas cosas en todos los mundos.

—Quiero creer que no todos son así.

Pensar en cosas como esas hacía que las formas de vida mecánicas parecieran sorprendentemente puras y bondadosas, lo cual me preocupaba. No podía evitar pensar que los compatriotas de Tipo Doce sellando sus emociones fue la mejor decisión que pudieron haber tomado.

En cualquier caso, sabía muy bien qué —o quién— estaba representando el mayor obstáculo en el intento de «ellos» por manejar las recompensas de la guerra por poderes. En resumen, era la pareja de Discípulo y demonio que actualmente estaba causando estragos en el juego de la muerte.

—Pii-chan, necesito tu ayuda, y rápido.

—De acuerdo. Deberíamos regresar con los demás.

Solo era una corazonada, pero tenía la sensación de que los principales objetivos de este evento probablemente eran mi vecina y Abadón. Ella ya había eliminado a tantos ángeles y sus Discípulos, y ahora era amiga de Tipo Doce. Las personas en la cima no podían permitirse dejar que un Discípulo con tanta influencia anduviera libremente.

—No me opongo a usar magia de teletransportación, pero me preocupa que nos expulse del espacio aislado. Creo que deberíamos volar de vuelta por ahora e investigar eso más tarde. ¿Tú qué opinas?

—Pensaba justo lo mismo.

Asentí al ave en mi hombro y salí del almacén, indescriptiblemente feliz por lo bien que mi mascota y yo parecíamos entendernos.



[1] Género de manga dirigido principalmente a un público joven masculino, generalmente en la franja de edad de 12 a 18 años. Sin embargo, su popularidad no se limita exclusivamente a este grupo, ya que muchas personas de otras edades y géneros disfrutan de este tipo de historias.


¿Quieres discutir de esta novela u otras, o simplemente estar al día? ¡Entra a nuestro Discord!

Gente, si les gusta esta novela y quieren apoyar el tiempo y esfuerzo que hay detrás, consideren apoyarme donando a través de la plataforma Ko-fi o Paypal.

Anterior | Indice | Siguiente