Remake Our Life!
Vol. 9 Capítulo 5. El Ciruelo Volador Parte 1
Llegó diciembre, y la vida en la casa compartida había experimentado dos cambios.
El primero fue Tsurayuki. Había superado su dificultad con la creación de tramas, que siempre había sido un tema pendiente, y había decidido dedicarse a la escritura con mayor entusiasmo.
Como resultado, aceleró el ritmo de publicación de sus novelas ligeras. Hasta entonces, mantenía un ritmo de un volumen cada cuatro meses, pensando en compaginarlo con sus estudios, pero lo cambió a uno cada tres meses.
Esa diferencia de un mes era significativa. Por supuesto, tenía que aumentar el ritmo de escritura, y eso suponía una carga tanto para el editor, como para el ilustrador y, naturalmente, para él mismo como autor.
Aun así, Tsurayuki tomó la decisión.
Aunque alguien como yo, que solo observaba desde fuera, no tenía mucho derecho a opinar, sentía que el camino que él había escogido le aportaría una buena experiencia a futuro.
Y Shinoaki, por su parte, ya se estaba acostumbrando al nuevo ritmo de trabajo.
—Entonces, Kyoya-kun, lo envío así.
Era por la mañana, en la habitación de Shinoaki. En la pantalla que ella señalaba, se alineaban las ilustraciones especiales para la novela ligera que tenía a su cargo.
—Sí, está bien.
Shinoaki asintió y envió un correo al editor responsable, adjuntando la dirección donde había subido los archivos. Con eso, se había dado por finalizado todo el trabajo correspondiente a ese volumen.
—¡Buen trabajo! Lo hiciste muy bien, Shinoaki.
Cuando le dirigí esas palabras, Shinoaki estiró el cuerpo con un «Nngh» mientras decía:
—Pero no fue nada. Es porque me preparaste un cronograma razonable, ¿sabes, Kyoya-kun?
—No, lo que tiene mérito es que lo hayas cumplido tal como estaba.
Le había pedido a Shinoaki que siguiera un nuevo método de trabajo y un nuevo horario.
Dividimos el proceso de creación de ilustraciones —desde el boceto hasta el arte final— en varias fases, y ella trabajó dentro del tiempo asignado a cada una. Establecer eso desde el principio ayudaba a que quien solicitaba el trabajo pudiera prever los plazos de entrega y facilitaba la organización del cronograma.
Y Shinoaki cumplió con ello a la perfección.
—Bueno, entonces ahora toca descansar un poco hasta el próximo volumen. Te avisaré cuando se acerque la fecha, así que hasta entonces, tómate tu tiempo, Shinoaki.
—Es curioso, ¿verdad~? Antes siempre hablábamos de cuánto se nos iba a extender el tiempo, y ahora resulta que nos sobra. —Diciendo eso, soltó una risita.
—Si así conseguimos más tiempo, también podremos dedicar más a revisar materiales y estudiar, así que quizá sería buena idea enfocarse en eso de ahora en adelante.
—Sí, hay un montón de cosas que quería ver.
Tras ordenar mentalmente lo que haría a partir de ahora, Shinoaki decidió irse a dormir por el momento. Cuando le deseé las buenas noches y me dispuse a salir de la habitación, me detuvo de pronto:
—Kyoya-kun. —Me llamó inesperadamente.
—¿Qué pasa?
—No, no es nada en especial… pero gracias por todo.
Me sorprendieron sus palabras de agradecimiento tan espontáneas, pero respondí:
—¿Qué dices? Yo solo quiero seguir viendo tus obras, Shinoaki. No es nada del otro mundo.
—Kyoya-kun, siempre eres así~.
Ambos nos reímos, y con un «entonces, nos vemos», salí de la habitación. Cerré la puerta, suspiré, y murmuré en voz baja:
—Qué bien… parece que, de algún modo, va a funcionar.
Al principio me preocupaba el nivel de sus ilustraciones. Pero viendo lo que había terminado hoy, parecía que al menos había superado la línea en cuanto a calidad.
La fuerza del arte de Shinoaki no estaba solo en las composiciones o las expresiones. Al sumarle el color y los efectos, su estilo único se volvía aún más característico, algo completamente suyo.
El trabajo comercial siempre venía con límites de tiempo. La diferencia entre poder dedicarse a ello profesionalmente o no, estaba en cómo uno se organizaba y conseguía dar forma al producto dentro de ese margen.
Incluyendo las opiniones de su familia —Jin-san y Yuu-kun— habíamos llegado a un enfoque que parecía el adecuado. Incluso si aún había cosas por pulir, mientras siguiera trabajando, era seguro que eso traería resultados positivos a futuro.
Shinoaki realmente lo estaba haciendo bien.
Los retrasos en el trabajo desaparecieron por completo. El editor estaba genuinamente satisfecho, y llegó incluso a decir: «Si puede seguir entregando a este ritmo, me gustaría recomendarla al resto del equipo editorial sin dudarlo».
Si el nuevo método de trabajo se asentaba del todo, era natural que los encargos empezaran a aumentar.
—Así es… poder trabajar en esto como una profesión es lo más importante.
Recordé las palabras de Matsuhira-san y, al mismo tiempo, reflexioné sobre los sentimientos de quienes nos rodeaban.
Éramos creadores, pero al mismo tiempo, también éramos personas que vivíamos nuestra vida cotidiana. Si uno olvidaba ese punto, poco a poco terminaba perdiendo su vida como ser humano.
Me había dado cuenta de eso. Y como Shinoaki también lo comprendió, fue capaz de aceptar y adaptarse a este nuevo estilo de trabajo.
Entonces, lo que tocaba hacer a partir de ahora ya estaba decidido: ver cómo promocionar a Shinoaki bajo este nuevo enfoque.
—Es difícil, pero tenemos que hacerlo.
Todavía debía haber propuestas que podía plantear. Pensaría bien en ello, con firmeza.
◇
Unos días después. En la sala de estar de la casa compartida, Tsurayuki se encontraba preparándose con entusiasmo.
—Bien, entonces me voy un rato. —Sosteniendo una maleta de viaje pequeña, nos saludó con la mano.
—Sí, cuídate. Ojalá puedas tener una buena charla.
—Claro. También me haré amigo del encargado de las ilustraciones.
La puerta se cerró, y el sonido animado de sus pasos fue apagándose poco a poco.
—…Últimamente, ya se empieza a ver como todo un profesional, ¿no crees? —Suspirando suavemente, Nanako dejó escapar una expresión que parecía de genuina satisfacción.
Justo después de haber tomado la decisión de acelerar el ritmo de publicación, Tsurayuki fue convocado a Tokio.
Gracias a una gestión del editor, le propusieron que tuviera una conversación seria con el ilustrador encargado. Le explicaron que, al estar a punto de aumentar la carga de trabajo, también era necesario que el autor mostrara su respeto y agradecimiento de forma directa. Me pareció algo realmente bueno.
Frizcop: ¿En serio, en serio? Al ilustrador le pagan, y a Tsurayuki también. También, son ellos los que deciden cuando sacar una novela. En ese sentido, los que están incrementando la carga en el ilustrador son ellos, no Tsurayuki, ¿o no? Ellos podrían simplemente aceptar los borradores de Tsurayuki cada tres meses y seguir sacando la novela cada cuatro. Eso se siente más un descargo de responsabilidad por codicia, si me preguntas.
Aunque en ese momento aún tenía clases y residía en Osaka, yo creía que, una vez llegara a cuarto año y se graduara, Tsurayuki probablemente regresaría a la capital.
Originalmente, Tsurayuki había nacido y crecido en Saitama, y no era raro que las editoriales se concentraran en Tokio. Aun así, no podía negar que sentía un poco de tristeza.
Por un instante, me había parecido que el día a día en la casa compartida había regresado a su estado anterior.
Sin embargo, nuevamente, los cambios en cada uno de nosotros comenzaban a alterar esa forma de convivencia.
—Tsurayuki-kun está dando lo mejor de sí~. Yo también tengo que ponerme las pilas para no quedarme atrás… Fuaah. —Tras un pequeño bostezo, Shinoaki dijo «Bueno, nos vemos» y se levantó, regresando a su habitación en el segundo piso. Como acababa de terminar una tanda de trabajo, parecía que había estado desvelándose leyendo todos los mangas y libros de arte que tenía acumulados.
Nanako y yo la despedimos agitando las manos con suavidad.
—Haaah… y de nuevo, yo soy la que se queda atrás. —Nanako se dejó caer boca arriba, en forma de estrella, inflando las mejillas con fastidio.
—¿De qué hablas? Tú ya eres una artista hecha y derecha, Nanako.
Desde que yo dejé de involucrarme directamente, Nanako había cambiado por completo su actitud retraída y se había vuelto mucho más activa.
Publicaba con regularidad sus vídeos cantando covers[1], participaba en colaboraciones, y su estrategia de evitar mostrar el rostro o exponerse en medios estaba funcionando muy bien. Su fama, aunque silenciosa, seguía creciendo.
Probablemente, Nanako no pensaba demasiado en términos de «producción» o imagen pública, pero el resultado estaba siendo más que positivo. A veces me sorprendía pensando que tal vez eso era lo que significaba tener un talento nato para ser una estrella.
Sin embargo, la propia Nanako dijo:
—¿Una artista, eh…? Pero, para que realmente me puedan llamar así, todavía me faltan muchas cosas. —A pesar de mis halagos, no parecía del todo convencida.
—Lo entiendo, de verdad.
Yo también conocía bien sus inquietudes.
Las canciones originales. Para alguien que llamaba tanto la atención con sus covers, seguía habiendo muy pocas composiciones propias.
—Oye, Kyoya. ¿Cómo crees que se puede aumentar el número de canciones originales?
—Pues… yo diría que componiéndolas, básicamente.
Respondí con una obviedad tan grande que Nanako volvió a inflar las mejillas, molesta.
—Vamos~. Me refiero al «motivo» para componer; a ese tipo de cosas. ¿Cómo se consigue algo así?
Sí, lo que pasaba era que, en ese momento, Nanako no tenía una razón para componer canciones originales.
Las canciones de Haru Sora, y también las que habíamos hecho para el concurso de vídeos, eran piezas que yo había encargado como parte de proyectos que había organizado específicamente. Como siempre incluía una imagen detallada y canciones de muestra, creía que eso las hacía relativamente fáciles de componer para ella.
Sin embargo, en ese momento, lo único que tenía era un deseo vago de querer canciones originales. Como Nanako aún no trabajaba profesionalmente en el ámbito musical, necesitaba comenzar desde encontrar una razón para crear.
—¿Qué estás haciendo ahora, Kyoya?
—Mmm… nada en particular. Estoy organizando la situación de trabajo en mi trabajo de medio tiempo.
El proyecto que había decidido emprender todavía no tenía forma concreta. Después de todo, ni siquiera habíamos decidido el rumbo que tomaría. Lo único que se había definido era la intención de crear algo entre todos. No sería sencillo armar algo así de la nada en un abrir y cerrar de ojos.
Decidí que aún no era momento de hablarle a Nanako sobre eso. Si lo hacía en ese momento, temía influir demasiado en su proceso creativo. Justamente ahora, quería dar valor a aquello que surgiera desde su propia iniciativa.
Pero bueno…Eché una mirada fugaz hacia Nanako.
Como siempre, parecía estar sufriendo por no encontrar inspiración para nuevas canciones.
Supongo que no estaría mal si al menos pudiera darle algún tipo de detonante. Yo también, después de varios días pesados, sentía la necesidad de cambiar de aires.
Como la zona cercana a la universidad era bastante rural, pensé que podría estar bien salir un rato a la ciudad.
Con esa idea en mente, me decidí a decirle algo a Nanako.
—Oye, Nanako, ¿hoy tienes tiempo libre?
Ella me lanzó una mirada entre molesta y resignada, con los ojos entornados.
—Kyoya, qué malo eres… ya ves cómo estoy.
Y sí, verla tirada en el kotatsu bebiendo té no daba exactamente la impresión de estar ocupada.
—Pensaba hacer algo así como una pequeña investigación de mercado, ver qué cosas están de moda últimamente. Quería ir al cine, y pensé que… si te apetece…
No había terminado de hablar cuando Nanako se incorporó de golpe con gran energía.
—¿Eh? ¿Ahora? ¿Ya mismo?
—Sí-sí… esa era la idea…
En cuanto respondí, ella revisó rápidamente su rostro y su atuendo, y luego exclamó:
—¡Perdón, dame una hora! ¡Haré lo que pueda y vuelvo!
—Sí, claro…
Apenas lo dijo, salió disparada hacia el baño a toda velocidad.
No sabía exactamente qué tanto planeaba arreglarse, pero lo que sí quedaba claro era que quería ir.
—Bueno, está bien. También le haré una llamada a Kawasegawa.
Desde el principio, había pensado en invitarla también. Siendo una fanática empedernida del cine, sabía que tendría mucho que aportar desde distintas perspectivas, así que quería aprovechar su opinión como referencia.
Así que me puse en contacto con ella y le expliqué cómo iban las cosas hasta ese momento.
—Haaah…—Por alguna razón, soltó un suspiro enorme con una intensidad inesperada.
—¿Eh? Oye, ¿qué pasa? —le pregunté, desconcertado, y entonces me respondió:
—Mira, ya a estas alturas no pienso quejarme de tu torpeza emocional, ni de ese talento natural para confundir a la gente, ni de que sin hacer nada termines rompiendo a quienes te rodean, ni nada de eso.
—¿Entonces qué…?
—¡Pero igual! ¡¡Ya es hora de que aprendas un poco!! ¡¿Cómo se supone que voy a presentarme tan tranquila diciendo «Hola, vengo a ver una peli con ustedes, qué ilusión» cuando Nanako está preparándose así?! ¡¡Piensa un poco, por favor!!—Y en ese punto, colgó el teléfono. Para ser Kawasegawa, había estado bastante molesta.
—¿Qué demonios…? No es como si fuera una cita ni nada… —Y fue en ese momento, de forma increíblemente torpe, que por fin lo entendí.
Fue solo entonces que comprendí lo que Nanako estaba preparando, lo que había sentido, y por qué Kawasegawa se había enojado tanto.
Un sudor frío me recorrió el cuerpo de inmediato.
—Siento que en cualquier momento voy a pisar una mina muy grande…
Durante un tiempo había estado tan centrado en lo de Shinoaki, que no me había dado cuenta.
Pero en ese instante, entendí perfectamente que ya me encontraba caminando en medio de un auténtico campo minado.
—Por ahora… mejor espero arriba… —Decidí quedarme tranquilo al menos hasta que Nanako terminara con sus «preparativos».
◇
Tal como había previsto Kawasegawa —o mejor dicho, tal como todos excepto yo, como el idiota que era, habían previsto—, Nanako apareció con una energía desbordante, completamente volcada en sus «preparativos».
—¡Perdón por la espera! ¡Vamos ya, ¿sí?!
—Cla-claro…
La intensidad con la que brillaba me dejó completamente anonadado. Aun así, nos subimos al autobús que atravesaba los arrozales rumbo a la conocida estación de Kintetsu.
Tuvimos suerte, porque justo llegaba el tren, y corrimos para subirnos a él. Mientras comprobaba el horario de llegada y miraba en el móvil las películas en cartelera, dije:
—¿Eh? La nueva de Pexar que estaban dando hasta hace poco ya terminó.
—Es verdad… la tenía como opción…
Era una película conocida por su CGI de altísima calidad, y que había querido ver desde hacía tiempo.*
Frizcop: O Bolt o WALL-E; aunque yo me inclino más por WALL-E.
—Las demás… no hay nada que realmente llame la atención.
En efecto, las películas del tipo que solían gustarle a Nanako, esas con escenas impactantes y momentos memorables, parecían estar en escasez justo por esos días.
—Hmm… ¿habrá algo más por ahí? —Empecé a cambiar manualmente los cines en la app, buscando si algún título interesante aparecía.
Las producciones más comerciales ya las habíamos visto, o simplemente no resultaban atractivas, mientras que las más independientes, aunque llamaban la atención visualmente, tenían un aire demasiado de nicho como para decidirse fácilmente por ellas.
Aun así, seguí buscando hasta que…
—Ah.
No podría decir que fue como si el destino interviniera, pero justo allí, donde se detuvo mi vista, apareció un título que me hizo reaccionar.
—Esta… creo que sí me gustaría verla.
Era, curiosamente, una película con el tiempo como temática.
Nanako se asomó desde el costado para mirar la pantalla del móvil.
—Un hombre que viaja en el tiempo y lucha por vivir mejor usando la experiencia que ha acumulado… ¿Es una historia emotiva? Suena un poco sosa, ¿no?
—No-no, no es así… seguro también tiene cosas llamativas… creo… —Me pareció que hablaba de mí, y sin darme cuenta terminé defendiéndola.
—¡Entonces, vamos con esa! A ver… ¿la siguiente función es…? —Más fácilmente de lo que esperaba, Nanako aceptó la propuesta, y así decidimos qué película veríamos.
Una vez llegamos a la estación de Osaka Abenobashi, caminamos hasta el Abeno Cinema. Para los estudiantes de Daigeidai, ese cine era uno de los más comunes a los que se podía acceder en tren. Yo también lo había visitado muchas veces antes, pero era la primera vez que iba acompañado solo por una chica.
Compramos las clásicas palomitas y las bebidas, y nos sentamos en asientos contiguos. Tal vez porque era una hora tranquila, el cine no estaba particularmente lleno.
—Oye, Kyoya. ¿No hay como que poca gente? —preguntó Nanako en voz baja, casi susurrando.
—Sí… supongo que no es una película tan popular.
No había revisado reseñas ni comentarios por temor a toparme con spoilers.
—Bueno, no importa. Así la veremos más tranquilos, ¿no?
—Sí, exacto.
Ir al cine siempre tenía un componente de suerte. Si todos los asistentes tenían buenos modales, todo salía perfecto, pero si no, resultaba difícil concentrarse en la película.
Por suerte, en esta ocasión no había nadie sentado cerca de nosotros, así que parecía que podríamos disfrutarla sin distracciones.
Aunque… voy a estar nervioso por otro motivo.Eché un vistazo discreto hacia un lado.
—Estoy emocionada~. Hace mucho que no veía una peli.
Se notaba que Nanako se había preparado a conciencia; estaba más linda que de costumbre.
Y para ser justos, incluso cuando estaba relajada en casa, Nanako ya era lo suficientemente hermosa como para dejarme embobado. Así que si una chica así se arreglaba en serio para salir contigo, era imposible no sentirse consciente de ello.
De verdad… ¿por qué alguien como ella… con alguien como yo?
Sabía que pensar así en exceso podía sonar insultante, pero aun así, no podía evitar pensar que debía haber algún error: que una chica tan encantadora le gustara alguien como yo siempre me parecería una especie de milagro.
—Ah, ya-ya va a empezar.
—¡Oh! Entonces voy a apagar el celular.
Se apagaron las luces del cine y comenzó la película principal.
Tal como decía la sinopsis, la historia giraba en torno al retroceso y la repetición del tiempo, mezclado con una historia romántica entre el protagonista y la heroína.
Parecía que querían darle un enfoque más accesible al público general, así que el romance tenía claramente más peso que el elemento de los reinicios temporales, que apenas si era un eje central.
Aun así, para mí —que realmente había estado viviendo con la capacidad de retroceder en el tiempo—, la película ofrecía muchas cosas interesantes.
En especial, me resultó fascinante cómo se trataba el tema de los recuerdos que se llevaban al pasado.
El protagonista masculino conservaba intactos ciertos recuerdos importantes, como desastres naturales o resultados de carreras de caballos, y gracias a ellos podía cambiar el curso de los acontecimientos de manera drástica.
Eso le permitía ganar grandes sumas de dinero, aunque a veces también se volvía en su contra y lo metía en problemas.
Ahora que lo pienso… yo no tengo ningún recuerdo de ese tipo.
No era algo en lo que hubiera reflexionado antes, pero me di cuenta de que los recuerdos que había traído conmigo al 2008 eran, en su mayoría, experiencias personales, conocimientos sobre entretenimiento, y trivialidades que, aunque las supiera, no influían realmente en nada.
Por supuesto, no recordaba nada relacionado con desastres naturales o apuestas. Cada vez que veía una noticia sobre algo así, apenas si pensaba: «Ah, sí, algo así pasó», y recién entonces lo recordaba vagamente.
No sabía si había una razón detrás de esa limitación de información.
Quizá sí tenga que ver con algo…
El fracaso de Tsurayuki, y mi posterior reenvío al futuro.
Probablemente hubo algo importante en todo eso, pero ahora mismo, ese recuerdo clave había desaparecido por completo de mi mente.
Seguramente, cuando llegue el momento en que lo necesite, regresará de forma natural.
La película ya se acercaba al clímax.
Aunque el protagonista no logró cambiar mucho el mundo al rehacer su vida, al menos logró forjar un fuerte vínculo con la heroína. Fue un final común, sí, pero hermoso.
—Uuuh~, qué bonito fue… snif…
Al mirar al lado, vi que Nanako realmente se había conmovido.
Las historias sobre el tiempo siempre tienen ese aire tan dramático… A pesar de estar yo mismo en medio de una situación parecida, observaba el drama en pantalla como si no tuviera nada que ver conmigo.
◇
Cuando terminó la película, fuimos a una cafetería cercana y decidimos hacer una pequeña charla para compartir nuestras impresiones.
—¡Estuvo buenísima~! Me siento fatal por haber dicho que parecía aburrida. Al final, terminé llorando sin darme cuenta~.
Nanako realmente había disfrutado la película y sentido que había valido lo que costó.
—Sí, esos temas están geniales. Te hacen pensar en cómo sería si uno pudiera rehacer su vida.
Yo también la había disfrutado sinceramente, así que estuve de acuerdo con Nanako. Aunque, claro, si alguien que conociera mi situación me escuchara decir eso, seguro pensaría «Qué cara dura».
Nanako, jugueteando alegremente con el popote de su bebida, dijo:
—Se me ocurrió una canción que quiero componer.
—Oh, ¿sí? ¿Sobre qué?
—Pues mira… Obviamente, esto que estoy viviendo es mi única vida. Pero si pensara que en realidad es una especie de repetición después de haber hecho algo antes, sería interesante, ¿no crees?
—Vaya… suena interesante.
Nanako hablaba, sin saberlo, de algo muy parecido a los mundos paralelos.
—Es una sensación rara. Estoy aquí, haciendo canciones, hablando contigo, pero a veces en mis sueños aparece una versión de mí que sigue encerrada en la casa de mis padres.
Eso me sobresaltó un poco.
Había visto algo muy parecido a eso en el futuro.
—Pero incluso esa versión de mí sigue amando la música. No es algo triste. Simplemente cambian las circunstancias, o el tipo de felicidad, supongo. Por eso pensé que me gustaría hacer una canción sobre todas esas versiones de mí.
Me sentí feliz al oírla.
Nanako ya era alguien capaz de crear cosas por su cuenta.
En el pasado, cuando hablábamos de conceptos o ambientaciones, siempre se quedaba bloqueada, sin saber qué decir. Pero ahora pensaba con entusiasmo en cómo expresar su propio mundo.
Sentí que, en el verdadero sentido de la palabra, ella también se había independizado.
¿No será que también está ocurriendo el patrón opuesto?
Hasta ahora, yo había sido quien armaba los proyectos y les asignaba un papel a los demás.
Pero ahora tanto Nanako como Tsurayuki habían comenzado a construir sus propios mundos.
—Oye, Nanako.
—¿Hmm? —Nanako me miró directo, con una mirada segura.
Pensé que, de verdad, su rostro había cambiado; ahora rebosaba confianza.
—Estaba pensando… ¿qué tal si tomamos la canción que compongas y la desarrollamos como una historia? ¿No sería divertido?
—Ah… —Nanako puso una expresión como si acabara de darse cuenta de algo importante.
—Entonces primero tú compones libremente la canción, Nanako, y a partir de eso Tsurayuki desarrolla el mundo, y luego Shinoaki y Saikawa lo expresan con ilustraciones… —Incluso al decirlo en voz alta, era una idea que me entusiasmaba.
—¡Eso suena increíble, de verdad lo creo, wahwah! —Antes de que pudiera terminar la frase, Nanako me tomó la mano con fuerza—. ¡Sabía que eres un genio, Kyoya! ¡Eso está buenísimo! ¡Hagámoslo! ¡Voy a darlo todo componiendo la canción!
—Sí, entonces queda decidido.
Me alegraba haber podido servirle de inspiración para crear algo.
—Oye, pero entonces… ¿tú qué harás, Kyoya?
—¿Eh? Ah, yo… bueno…
Como había pensado en esa propuesta solo para fomentar la iniciativa de todos, no me había planteado exactamente qué papel iba a tener yo. Es más, si podía, me habría gustado mantenerme al margen.
—¡Bueno, tú como siempre vas a apoyar con todo a todos, ¿verdad, Kyoya?!
—Sí-sí, eso es… exactamente…
Sí, ese debía ser mi papel.
Ser el apoyo de algo que todos crearían como protagonistas.
Este proyecto va a ser complicado.
Era una propuesta sin un objetivo concreto a nivel de contenido, cuyo propósito era impulsar a los creadores. Y ahora me daba cuenta de lo alto que era ese listón.
—Oye, Kyoya… —Nanako habló de pronto, en voz baja—. Crear algo puede ser muy duro, pero últimamente siento muy fuerte que, justamente por eso, hay que darlo todo.
—¿Por qué empezaste a pensar así?
Con una expresión un poco triste, respondió:
—Hace poco… falleció alguien que me cuidó mucho cuando vivía en casa de mis padres. Era joven todavía, fue algo repentino.
Así que algo así había pasado alrededor de Nanako.
—Y entonces me di cuenta de que no tiene ningún sentido reprimir lo que quiero hacer o hacerlo a medias. Si ya me han dado la oportunidad de crear algo, pensé que debía dedicarme a ello con todo lo que tengo. Por eso me dolía tanto no poder hacer una canción original. —El rostro de Nanako se iluminó con una sonrisa clara—. Ya no quiero mentirme a mí misma.
Por un instante, sobre esa sonrisa se superpuso el rostro de Shinoaki.
…¿Eh?
La pregunta del por qué me vino de inmediato con su respuesta.
—Sí, hay que darlo todo, ¿no?
—¡Eso, eso! ¡Es eso de «me juego la vida en esto»!!
Lo decía en tono ligero, pero yo sabía que Nanako realmente había estado sufriendo y, al mismo tiempo, disfrutando de corazón al componer sus canciones.
Ser creador no era como estar en una línea de ensamblaje, produciendo obras automáticamente.
Solo se tiene una vida, y es nuestra única oportunidad.
Mientras observaba a las personas caminando por la calle y los autos que pasaban, lo pensaba.
Si uno no hace lo que puede, con todo lo que tiene, no nace nada.
Si no apuestas algo, no puedes lograr que algo conmueva a los demás.
Pero eso va en contra de lo que piensa Matsuhira-san…
Una gran contradicción, y al mismo tiempo, una energía que intentaba resistirse a ella.
Sentía que algo inexplicable me brotaba desde lo más profundo del cuerpo.
[1] Nueva interpretación o versión de una canción previamente grabada por otro artista. Puede ser fiel al original o con estilo propio. Se usa para rendir homenaje, reinterpretar o adaptar un tema a otro género o público, manteniendo la esencia de la canción original.
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