Bastardo Mujeriego
Vol. 7 Capítulo 1. El Grupo de Chicas del Club De Investigación de Misterios se Topó con una Escena de un Mujeriego en Acción Parte 1
—Rokujo, ¿qué es este panfleto?
—Solo míralo, Igarashi-kun.
Igarashi Masahiko fue fulminado con la mirada por una compañera de curso en el salón del club universitario.
Masahiko formaba parte de un club llamado «Club de Investigación de Misterios» en la universidad. Tal como su nombre lo indicaba, se trataba de un grupo que realizaba actividades relacionadas con novelas y obras audiovisuales del género de misterio.
Era un club bastante de nicho, tanto que la mayoría de los estudiantes ni siquiera sabía de su existencia.
Aunque en la lista oficial de miembros aparecían más personas, los senpais estaban ocupados con sus tesis de graduación o la búsqueda de empleo, así que los únicos miembros activos eran Masahiko y dos chicas de su mismo curso. Una de esas chicas era Nanoka Rokujo, la que lo miraba en ese momento.
Nanoka era excepcionalmente hermosa, incluso dentro de su generación. Tenía una gran figura y, si participara en el concurso de belleza del festival cultural, sin duda estaría entre las favoritas. Sin embargo, Masahiko pensaba que su expresión altiva y su actitud difícil le restaban puntos.
Nanoka se apartó con gracia el cabello hacia atrás mientras acercaba una hoja tamaño A4 que estaba sobre la mesa hacia Masahiko.
—Mira este panfleto. Tú también notas algo, ¿verdad?
—¿……? No, no noto nada en particular.
—Increíble. ¿Y aun así dices que eres miembro del Club de Investigación de Misterios?
—Tsk… No tienes que decirlo así.
—¿Decirlo cómo?
Nanoka parpadeó, confundida. Masahiko suspiró levemente y respondió con un «da igual».
La actitud tajante de Nanoka era algo natural. No era que odiara a Masahiko o quisiera herirlo. Tras haber compartido cierto trato como compañeros del mismo curso y del mismo club, Masahiko había llegado a entender eso. Aun así, había momentos en que su actitud lograba irritarlo.
Por eso esta tipa, aunque sea tan linda, no tiene amigas fuera del club…
Pensando que tenía sentido, Masahiko volvió a examinar el panfleto que Nanoka había traído.
En él aparecía un antiguo ryokan en una región montañosa cubierta de hojas otoñales.
—Hmm… Siento que he visto este lugar en algún lado…
—¿En algún lado? ¿Dónde exactamente? Piensa más en serio.
—Ah, ¿será por aquella película?
—Exactamente.
Cuando Masahiko se dio un golpecito en la palma con el puño al recordarlo, Nanoka asintió con expresión satisfecha.
Lo que Masahiko recordaba era una película basada en una famosa novela de misterio, de la serie de El Gran Detective Moroboshi. En su segunda entrega, aparecía una posada llamada Ryokan Jumonji como escenario principal. La fotografía del panfleto tenía el mismo encuadre, casi como si hubieran recortado una escena directamente de la película.
—¡Igarashi-kun, sabía que te ibas a acordar!
—Más que acordarme, es que ustedes me obligaron a ver esa peli aquí en este cuarto hace poco…
Masahiko nunca había tenido un gran interés en el género de misterio, y se había unido al club casi por inercia. Fue ahí donde empezó a relacionarse con Nanoka, a quien solo conocía de vista por una fiesta de integración del curso. Nanoka, junto con la otra chica del grupo, le había recomendado varias veces sus obras favoritas de misterio.
—Lo estuve hablando con Sachiko también, y… ¿qué te parece si aprovechamos el próximo fin de semana largo para visitar esta posada? —dijo Nanoka. Parecía genuinamente feliz de que Masahiko hubiera acertado la «pregunta» que le había planteado, y esbozaba una sonrisa inocente.
Por cierto, la tal Sachiko a la que mencionaba era Sachiko Morimine, la otra chica que formaba parte del club.
—¿Sabías que se puede pasar la noche en esta misma posada, donde se grabó esa película tan famosa? Ayer encontré este panfleto en el comedor y se lo mostré a Sachiko. Cuando se lo conté, también se animó a ir con nosotros.
—¿«Nosotros» vamos a ir…? ¿O sea que también yo?
—Claro, Igarashi-kun, tú también eres miembro de este club, ¿no? Lo lógico es que te invitemos. ¿Por qué te sorprende tanto?
—Eh, no, no es que me sorprenda tanto como que…
—Buenas, Nanoka-chan, Masahiko-kun.
Justo cuando Masahiko seguía confundido, la puerta del cuarto se abrió. Quien entró fue Sachiko Morimine, una joven tan bella como Nanoka.
—Ah, ese panfleto… Nanoka-chan, ¿ya se lo contaste a Masahiko-kun?
—Sí, justo ahora mismo.
—Ya veo. …Bueno, eso… ¿qué dices, Masahiko-kun? ¿Te gustaría venir con nosotras a esa posada? Claro, si tienes algo ya planeado, no queremos forzarte… —dijo Sachiko.
Ella tenía una presencia suave y envolvente, completamente opuesta a la de Nanoka. Incluso ahora, miraba a Masahiko con una expresión considerada.
—Aunque tengas algo, cancélalo. No vas a tener otra oportunidad como esta, ¿sabes?
Nanoka podía sonar un poco mandona, pero no cabía duda de que también era una de las chicas más bellas de la universidad. En esa institución, los chicos interesados en alguna de las dos se contaban por decenas. Ser invitado por ambas a un viaje a una posada con aguas termales… era, sin duda, un privilegio reservado a muy pocos.
Pero entonces…
No, no, no. No vayas a malinterpretarlo.Masahiko se reprendió a sí mismo en su interior. Esto es solo un viaje normal del club, ¿cierto? No tiene nada que ver con que estas dos me vean como hombre ni nada por el estilo.
Para confirmar sus sospechas, Masahiko les preguntó un poco más sobre los detalles del viaje.
—O-oigan, eso significa que, por supuesto… en la posada, nuestras habitaciones van a ser separadas, ¿cierto?
—Obvio, ¿no?
—Eso imaginaba.
—Masahiko-kun, tú tienes licencia de conducir, ¿verdad? Estábamos hablando con Nanoka-chan de que, si alquilamos un coche, podríamos visitar algunas otras locaciones donde se grabó la película, además de ir al ryokan, —dijo Sachiko con una sonrisa.
Masahiko lo entendió: así que era eso después de todo. No existía en el mundo una situación tan convenientemente favorable. Sin embargo, se sintió extrañamente aliviado y respondió:
—…Vaya, no solo Rokujo, tú también eres más astuta de lo que pareces, Morimine. Está bien. Supongo que me encargaré de conducir, ¿no?
—Entonces…
—Sí, iré con ustedes. A esa posada.
Y así, quedó hecho el acuerdo entre Masahiko, Nanoka y Sachiko.
A fin de cuentas, para estudiantes universitarios, no era nada fuera de lo común que chicos y chicas viajaran juntos. Además, visitar esa posada tenía una justificación legítima como actividad del Club de Investigación de Misterios.
Dentro de la universidad, también existían esos círculos sociales frívolos parecidos a los «clubes de ligue», y tal vez alguien de ese tipo esperaría que un viaje así con Nanoka o Sachiko terminara en algo subido de tono. Pero Masahiko pensaba que él no era como esos tipos. Era parte de su orgullo, pero también una especie de excusa disfrazada de dignidad para justificar el hecho de que, a pesar de haber acortado distancias con ellas hasta el punto de que lo invitaran a un viaje, todavía no había logrado nada romántico con ninguna de las dos.
…Aunque… quizá el verdadero error fue haber aceptado ese viaje desde un principio.
—…Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡.
—Nngh ♡. Haa ♡. Ah ♡. Ah ♡.
El día del viaje, mientras Masahiko dormía profundamente envuelto en su futón con el yukata del ryokan, Nanoka y Sachiko estaban siendo cogidas sin piedad por un estudiante más joven que él, un completo desconocido.
—Se-Seto-kun ♡. Así… ahí mismo se siente tan bien ♡.
—Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡♡. Aahn ♡♡. Seto-kun ♡. No solo con los dedos… métemelo otra vez a mí también ♡. Quiero tu polla dura ♡♡.
—Como quieran, Nanoka-san, Sachiko-san. Voy a hacer que se corran hasta que no puedan más.
—Sí ♡. Escuchar eso me hace muy feliz ♡. Aah ♡.
—Seto-kun ♡. Seto-kuuun ♡.
Mientras Masahiko roncaba ajeno a todo, solo separado por una fina pared, las dos chicas con las que siempre se llevaba tan bien gemían como perras en celo, sus coños empapados siendo rellenados sin piedad por la polla palpitante de un chico insignificante que nadie habría mirado dos veces.
*
Al final esto es solo un viaje normal del club, ¿no?A pesar de haberse convencido a sí mismo de que no pasaría nada fuera de lo común, Masahiko no pudo evitar pensar eso cuando se detuvieron en la cascada de camino al ryokan.
La serie El Gran Detective Moroboshi era un suspense de misterio que abordaba temas macabros. Tanto las novelas originales como las películas basadas en ellas no llegaban a ser un fenómeno nacional, pero sí contaban con una base de fans fieles. Dentro de esa serie existía una obra en la que aparecía el Ryokan Jumonji, una posada con una estructura peculiar, y el lugar que Masahiko terminaría visitando junto a Nanoka y Sachiko era precisamente la posada real en la que se había basado ese escenario.
Mientras el auto alquilado que conducía Masahiko serpenteaba por el camino de montaña, hicieron una parada en la cascada que aparecía en la película.
Nanoka y Sachiko están actuando como niñas pequeñas de tan divertidas e inocentes que se ven…
Frente a la mirada de Masahiko, se encontraban Nanoka y Sachiko, comportándose con una alegría desbordante en un mirador salpicado por el rocío de una cascada, tan animadas que no parecían universitarias. Ambas poseían un conocimiento mucho más profundo y especializado que el de Masahiko en cuanto a obras de misterio, y se dedicaban a tomar fotos en cada rincón, discutiendo qué tipo de escena se había filmado en cada lugar.
—¡Nanoka-chan, mira! ¡La vista desde aquí arriba es igualita a esa escena!
—¿¡El verdadero culpable saltó desde aquí!? ¡Caer a la poza desde esta altura y fingir estar muerto hasta el clímax es totalmente imposible!
—¡Me pregunto si la cueva detrás de la cascada existe de verdad!
Las voces de ambas, esforzándose por no dejarse opacar por el estruendo del agua, terminaban elevándose casi de forma natural. Al verlas reír y gritar mientras recibían el rocío de la cascada, Masahiko, agotado por la conducción a la que no estaba acostumbrado, también terminó esbozando una sonrisa.
…Se la están pasando bien.
En ese momento, Nanoka se giró hacia Masahiko.
—¿De qué te ríes tú solo, Igarashi-kun? ¡Ven aquí con nosotras!
—Estoy bien, estoy cansado.
—¿Eh? ¡¿Qué?! ¡No se oye nada!
—¡Que estoy cansado de tanto conducir!
—¡Da igual, tú solo ven!
—¡Oye, espera! Qué manera de arrastrar a alguien…
Cuando Nanoka se le acercó y lo tomó del brazo para jalarlo, Masahiko no pudo evitar sentir que, en el fondo, no era algo tan molesto. Luego de eso, pasaron por un santuario donde sacaron unas fortunas, y finalmente, los tres estudiantes universitarios llegaron a la posada que era su destino. En la obra original —tanto en la novela como en la película— aquella posada se describía como un lugar remoto y difícil de alcanzar. Pero en la realidad, era fácilmente accesible en automóvil, y hasta tenía un amplio estacionamiento. Incluso había una estación de tren en el pueblo termal más cercano.
Cuando Nanoka puso un pie dentro del lugar, empezó a mirar a su alrededor en el vestíbulo y murmuró:
—Hmm, en la película parecía tener una estructura extraña, pero viéndola en persona es bastante normal.
—Sí, todos los que vienen sabiendo que aquí se filmó esa película dicen más o menos lo mismo, —respondió la trabajadora del lugar, una mujer joven vestida con kimono.
—¿Viene mucha gente a hospedarse aquí por la misma razón que nosotros?
—No es que sean muchos, pero sí, regularmente recibimos visitantes así.
Mientras las chicas conversaban con la empleada, Masahiko se quedó observando sin mucho interés la decoración del vestíbulo. Tal como había dicho Nanoka, salvo por el hecho de que el edificio era bastante antiguo, se trataba de una posada completamente normal. Y pensar que la película había logrado transformarla en un lugar cargado de tensión y ambiente criminal… El poder del cine era realmente impresionante.
…Aun así, parece que hoy no hay muchos huéspedes.
Aparte de ellos tres, no se veía a ningún otro visitante en el vestíbulo, lo cual hacía que, para ser un fin de semana largo, el ambiente se sintiera un tanto desolado. Quizá se debía al hotel moderno que había un poco más abajo en el camino.
—Pueden entrar al baño cuando gusten, así que siéntanse libres de hacerlo en cualquier momento. El desayuno se sirve en el salón del primer piso, pero la cena se la llevaremos a su habitación. ¿Qué les parece? ¿Prefieren cenar los tres juntos?
—Sí, por favor. Masahiko-kun, ¿a ti también te parece bien?
—Ah, sí, claro. —Masahiko asintió ante la pregunta de Sachiko.
Después de eso, ellos se dirigieron a sus habitaciones guiados por la encargada del lugar. Nanoka y Sachiko compartían una habitación doble, mientras que Masahiko tenía una individual justo al lado.
—Hmm, el aire es tan puro. En esta época del año ni siquiera hace falta aire acondicionado. Es perfecto.
Nanoka, que ya había dejado su equipaje sobre el tatami de la habitación, se asomó de inmediato por la ventana, sacando medio cuerpo para inhalar profundamente el aire de montaña teñido por los colores del otoño.
Fue entonces cuando soltó una voz desconcertada.
—…¿Eh?
—¿Qué pasa, Nanoka-chan? ¿Hay algo afuera?
—Ah, no es nada. Solo que vi a un chico en el jardín.
—¿Eh? …¿Un chico?
—Parecía más joven que nosotras, tal vez de preparatoria.
Intrigada por las palabras de Nanoka, Sachiko también se asomó por la ventana que daba al jardín trasero. El chico, que parecía estar paseando, tenía una presencia bastante discreta, pero algo en él generaba una extraña sensación de que no podían simplemente ignorarlo.
—Es verdad… ¿Estará alojándose aquí solo?
—Claro que no, no digas tonterías. Seguro vino con su familia o algo así.
—Sí…
En ese momento, se escuchó un golpe en la puerta.
—¡Oigan, ustedes dos!
La voz que se oía al otro lado era la de Masahiko. Cuando Nanoka y Sachiko miraron brevemente hacia la puerta y luego volvieron a dirigir la vista al jardín, el chico ya había desaparecido.
*
—¿Un chico de preparatoria…? Pues, veamos… entre los huéspedes de hoy, no recuerdo a nadie así… Aunque ahora que lo dice…
Cuando Sachiko le preguntó a la encargada, que había llegado para preparar la cena, si sabía algo sobre el chico que habían visto por la tarde, esta inclinó la cabeza, pensativa.
—Lo siento, la verdad no lo tengo muy claro…
—Ah, no se preocupe. Al fin y al cabo, eso sería información personal de otros clientes. Disculpe si pregunté algo fuera de lugar.
—¿Morimine? ¿Qué es eso de un chico?
Fue entonces cuando Masahiko escuchó por primera vez que Sachiko y Nanoka habían visto a un misterioso muchacho.
Pero, aunque les había causado algo de curiosidad, no existía ninguna ley que prohibiera que un chico de preparatoria se hospedara en una posada.
Después de que la encargada se retiró, los tres conversaron sobre el tema mientras cenaban.
—¿No creen ustedes, Morimine y Rokujo, que están demasiado influenciadas por la película? —comentó Masahiko con sinceridad—. Por eso ven cualquier cosa como si tuviera un significado oculto. Pero vamos, eso está bien en la ficción, en la vida real no pasan esas cosas de asesinatos en serie ni nada por el estilo.
—¿Y eso qué quiere decir? ¿Nos estás tomando por tontas?
—No, no es eso, solo que…
Sobre los gozen[1] que tenían delante, hervían pequeños platos de nabe[2] individuales. El ingrediente principal eran vegetales como cebolla verde y carne de jabalí, cazada en las montañas traseras de la posada. Según la encargada de mediana edad que los había atendido antes, «esto les dará energía». Al oír eso, Masahiko sintió que quizá ella había malinterpretado la relación que tenía con las chicas, y no pudo evitar sentirse algo avergonzado. Tal vez como forma de encubrir esa incomodidad, esbozó una sonrisa provocadora dirigida a Nanoka.
—En el panfleto decía que esta posada fue construida en la era Meiji, ¿verdad?
Fue en ese momento que Sachiko cambió de tema de forma repentina y sin relación alguna. Tal vez lo hizo para evitar un posible choque entre Nanoka y Masahiko.
—Pero a pesar de eso, tanto nuestra habitación como la de Masahiko-kun se sienten bastante nuevas.
—Seguro le han hecho algunas remodelaciones con el tiempo, ¿no crees?
Nanoka giró el rostro hacia Sachiko mientras hablaba, y aquello hizo que Masahiko soltara un suspiro de alivio.
Sin embargo, en su interior aún se sentía nervioso e incómodo.
Las dos chicas que estaban sentadas frente a él llevaban yukatas, proporcionadas por la posada. Los yukatas femeninos tenían un diseño en tonos rosa claro. Nanoka y Sachiko estaban arrodilladas sobre cojines colocados sobre el tatami. En general, ambas solían vestir con ropa discreta y sin mucha exposición, pero el tejido de aquellos yukatas era tan fino que delineaba con claridad las curvas de sus cuerpos, haciendo aún más evidente que eran dos de las chicas más atractivas de la universidad.
Masahiko tomó su vaso de té oolong [3] y lo bebió de un trago.
No me había fijado en que estas dos tenían tanto pecho…
Era una visión demasiado peligrosa para alguien como Masahiko, que aún era virgen.
Quizá Nanoka y Sachiko llevaban el yukata directamente sobre la ropa interior, sin una camiseta debajo. Estar así de despreocupadas frente a un hombre como él le parecía un exceso de confianza.
…O quizá, pensó, había algún significado especial detrás de que ambas se mostraran tan desprevenidas delante de él. Que a Masahiko se le cruzara esa idea por la mente era inevitable.
A lo largo de su relación, había intuido que ninguna de las dos tenía mucha experiencia saliendo con chicos. Tal vez por eso su nivel de cautela frente a los hombres era bajo. ¿O tal vez, solo tal vez, esa actitud despreocupada era porque se trataba de él?
Mientras ambas conversaban sin darle demasiada importancia, los pensamientos de Masahiko daban vueltas sin cesar.
Quizá fue por el nabe de jabalí que acababa de comer, pero aunque no había bebido nada de alcohol, sentía el pecho ardiendo.
No, pero… entre ellas y yo no hay nada de eso…Masahiko apretó el puño con fuerza y sacudió la cabeza con decisión.
—¿Qué te pasa de repente, Igarashi-kun?
—¿Te sientes mal o algo?
—No, no es nada. De todos modos, este nabe está delicioso, ¿verdad?
—……¿Eh? Qué raro eres.
Ya en otras ocasiones había estado a punto de verlas como «mujeres». Y cada vez que eso pasaba, lo que lo detenía era ese pensamiento que surgía en él: que ambas eran importantes para él como amigas, y que por eso no quería verlas de forma ligera o superficial.
…Incluso si llegaba a desarrollar una relación más allá de la amistad con alguna de ellas, debía ser algo que ocurriera con el tiempo, conociéndose mutuamente a fondo y siguiendo los pasos adecuados. Además, ¿qué pasaría si terminaba acercándose solo a una de las dos y eso arruinaba la relación que tenían hasta ahora?
En otras palabras, Masahiko era un joven sincero.
Él no era como esos mujeriegos de pacotilla que le echaban mano sin pensar a cualquier chica que se les pusiera a tiro. No iba por ahí acumulando amigas sexuales ni se entregaba sin freno al sexo con una distinta cada día. Ese tipo de comportamiento solo lo tenían los bastardos mujeriegos que ya habían perdido todo control.
Fiel a sus principios, cuando terminó de cenar antes que las chicas, Masahiko se levantó frente a ellas con decisión.
—Bueno… Ya comí, así que creo que iré al baño un rato.
—…Ah.
—¿Qué pasa?
—Ahora que lo pienso, los baños termales de aquí son mixtos, ¿verdad?
—¿¡Ueh!? ¿¡E-en serio!?
—Sí, es raro, ¿verdad? —respondió Nanoka mientras se acomodaba el cabello con naturalidad.
—¿Raro? ¡Eso no se resuelve con un «es raro»!
—Si hablas tan fuerte vas a molestar a los demás huéspedes. …¿Qué hacemos? Ya que estamos, ¿vamos juntos?
De su cabello suave y bien cuidado se desprendía un sutil aroma cítrico.
Por su parte, Sachiko tampoco mostraba una expresión que indicara rechazo a la idea de compartir el baño con Masahiko.
Es decir, esa fantasía que Masahiko había tenido más de una vez —¿y si acaso ellas sienten algo especial por mí?— no era una fantasía en absoluto, sino simplemente la realidad. Si esta era su forma de lanzar una indirecta al lento e indeciso Masahiko para que por fin tomara una decisión, entonces él debía haber reunido valor y dar un paso al frente.
De haberlo hecho, tal vez habría conseguido que alguna de ellas se convirtiera en «su chica».
—…No. —Pero Masahiko usó ese valor de la peor manera posible.
Con voz firme, dijo:
—No, si es así… prefiero ir después de ustedes.
*
El amplio baño termal al aire libre, envuelto en vapor, se encontraba rodeado por la naturaleza de la montaña. Durante la primavera y el verano, ofrecía vistas de montañas verdes; en otoño, un espectáculo de hojas rojizas; y en invierno, un paisaje cubierto de nieve. Al llegar la noche, el cielo se llenaba de estrellas, un cielo que jamás podría verse desde la ciudad.
En medio de aquella ubicación privilegiada, dos jóvenes universitarias en pleno florecer de su edad sumergían sus esbeltos cuerpos en aguas termales cristalinas.
Nanoka y Sachiko tenían, en una sola palabra, el cuerpo ideal. A pesar de tener senos y caderas prominentes, sus brazos y piernas eran delgados, y sus cinturas perfectamente definidas. Además, gracias a las propiedades de la fuente termal, famosa por sus beneficios para la piel, la suya parecía brillar aún más intensamente.
Que Masahiko no las hubiera acompañado era, francamente, un desperdicio. Si lo hubiera hecho, habría obtenido un material de paja mil veces más nítido que cualquier video encontrado en internet. Incluso si hubiera sido a través de una toalla de baño, no era común tener la oportunidad de contemplar con los propios ojos la desnudez de dos bellezas de su edad.
Y justo en ese momento, la conversación entre Nanoka y Sachiko giraba en torno a Masahiko.
—Haa… Al final, Igarashi-kun no vino.
—Sí, tienes razón, Nanoka-chan.
—Cobarde de mierda… Oye, ¿qué pensará ese idiota de ti, Sachiko?
—¿Eh? ¿¡De mí!? Pero más bien, ¿qué piensa Masahiko-kun de ti, Nanoka-chan…?
—¿¡Haah!? ¡Cla-claro que nada!
—¿En serio? Siempre se están riendo juntos, así que yo pensé que…
—¡No te equivoques! ¡Es solo que es fácil hablar con él, eso es todo…! ¡Y no tiene ningún significado raro ni nada por el estilo!
—Yo-yo también solo lo veo como un amigo…
Aunque ambas insistían en lo mismo, no cabía duda de que Masahiko era el chico con quien más cercanía tenían. Y si él llegaba a confesarles su interés, probablemente lo habrían aceptado; al menos, lo tenían en cuenta como posible pareja.
Pero aun así, entre ser «algo» y no serlo, existía un abismo enorme. Dar ese salto requería de un valor inmenso.
—……
—……
Nanoka y Sachiko, de repente, se sintieron incómodas y cayeron en silencio. Durante los minutos que siguieron, lo único que se escuchó fue el chapoteo leve del agua cuando alguna de ellas se acariciaba la piel, y el susurro del viento entre los árboles.
Sin embargo, al cabo de un rato, ambas sintieron que alguien más había entrado al baño termal al aire libre.
—¡¡……!!
Nanoka y Sachiko se tensaron de inmediato, sin moverse del agua. No habían olvidado que aquel lugar era un baño mixto. Masahiko había sido muy claro al negarse, así que estaba fuera de discusión que viniera mientras ellas aún estaban dentro. Eso solo podía significar que había entrado algún otro huésped. Y si ese alguien era un hombre, estarían exponiendo su cuerpo ante un completo desconocido. …Justamente por considerar esa posibilidad, ambas habían decidido bañarse usando toallas, a pesar de saber que iba contra las normas.
—¡Guau, qué baño al aire libre tan grande y bonito!
—Sí, está bastante bien, ¿eh?
Sin embargo, y contrario a lo que esperaban, las voces que se oyeron fueron claramente femeninas. Nanoka y Sachiko se miraron y hablaron en voz baja.
—…Parece que son unas chicas…
—Sí, ¿serán más jóvenes que nosotras?
Una gran roca bloqueaba la línea de visión entre la entrada y el lugar donde estaban Nanoka y Sachiko. Ambas estiraron un poco el cuello para mirar hacia la entrada.
Las recién llegadas eran dos chicas con pinta de estudiantes. Una tenía el cabello negro liso recogido en un moño, con un aire de estudiante modelo y refinada. La otra era todo lo contrario: una rubia platino que gritaba gal con solo verla.
A Nanoka y Sachiko se les cortó la respiración al notar que, a pesar de ser más jóvenes, las dos chicas eran deslumbrantemente hermosas. Ambas intentaban cubrirse con toallas, pero del tamaño de una toalla de mano era imposible ocultar sus partes privadas: si tapaban los pezones, quedaba expuesto la entrepierna, y viceversa. Sin embargo, ni la chica de pelo negro ni la rubia parecían particularmente preocupadas por esconder sus partes íntimas. …Si esto fuera un baño solo para mujeres, no habría problema. Pero sabiendo que es mixto y aun así actuar con tanta confianza… eso era impresionante.
Nanoka y Sachiko no podían evitar mirar a las chicas de preparatoria embelesadas. Las chicas, al igual que ellas antes, comentaban entre sí sobre el paisaje del baño al aire abierto:
—Hmm… parece que no hay nadie más aparte de nosotras.
—Espera, pero en el vestuario había una cesta con yukatas, ¿no…?
—¿Quizás alguien los olvidó?
Las chicas de preparatoria aún no notaban la presencia de Nanoka y Sachiko. La gal rubia, de espaldas a ellas, hablaba con la de cabello negro mientras se apoyaba una mano en la cadera.
—No quiero asustarlas… ¿Deberíamos decirles que estamos aquí? —susurró Sachiko.
Nanoka respondió en el mismo tono:
—No creo que sea necesario llegar a tanto. Al final, somos todas chicas.
—Pero por si acaso… …¿eh
—¿Qué pasa, Sachiko?
—Parece que viene alguien más.
—¿Eh? …¿Será alguna conocida de esas dos?
Justo cuando intercambiaban esas palabras, las estudiantes de preparatoria se giraron hacia la entrada del baño al aire libre. Al parecer, ellas también habían notado la presencia de alguien que se acercaba.
La chica rubia dijo al volverse: «¡Ya era hora!», lo que indicaba que, efectivamente, quien había llegado era conocido suyo.
Al principio, desde la posición de Nanoka y Sachiko, no podían ver a esa nueva persona. Pero en su mente, ambas imaginaron que se trataba de una tercera estudiante de preparatoria, la que faltaba para completar el grupo.
Sin embargo…
—Perdón por la espera, chicas.
La voz que se oyó fue masculina. Nanoka y Sachiko se sobresaltaron al escucharla. Acababan de relajarse creyendo que venía otra chica, por lo que el impacto fue aún mayor.
Y para colmo, el que apareció fue el mismo chico misterioso que habían visto en la tarde. …Pero no era ningún fantasma ni nada sobrenatural. Simplemente era un estudiante de preparatoria poco llamativo y sin amigos, un solitario más.
El chico era regañado por la chica rubia:
—¡Eres más lento que una tortuga, Shinji! ¿Cómo es que tardaste más que nosotras en quitarte la ropa, siendo hombre?
—Lo siento… Es que fui al baño antes de venir, Rurina-san.
—¿¡Qué!? ¿¡Dices que era más importante ir al baño que venir con nosotras!? Aguántate un poco al menos.
—No, no es eso lo que quise decir…
—Jejé, vamos, no discutan. Mejor empecemos a lavarnos, ¿sí?
Ellos hablaban con total naturalidad, como si no estuvieran compartiendo un baño mixto. Y por el contenido de su conversación, quedaba claro que el chico que Nanoka y Sachiko habían confundido con una posible «chica de voz masculina» era, en efecto, un varón.
Shinji —como lo llamaban las chicas— empezó a lavarse junto a ellas en la zona de aseo. Eso era lo normal como protocolo antes de entrar en el agua, sí, pero que un chico estuviera completamente desnudo entre chicas también desnudas era, cuanto menos, inusual.
—Oye, Shinji, pásame el jabón corporal.
—Eh, pero si lo tienes justo frente a ti, Rurina-san. ¿Por qué yo…?
—¡Solo pásamelo!
—Está bien, está bien… Aquí tienes.
—Ajá. Ya que estás, ¿me lavas la espalda?
Desde donde estaban, Nanoka y Sachiko alcanzaban a oír la voz de Shinji, usado a conveniencia por la chica gal. Por el sonido, era evidente que obedecía sin quejarse, y que efectivamente le estaba lavando el cuerpo.
Pe-pero…
¡¿En serio hacen eso aquí?!
Nanoka y Sachiko quedaron paralizadas tras la roca, incapaces de creer lo que escuchaban.
—…Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Sí-sí, ahí ♡. Shinji ♡.
¿Cómo era posible que solo lavando su cuerpo emitiera gemidos tan obscenos?
Si se hubieran asomado en ese momento, habrían visto la espalda de un chico —aparentemente un invisible de bajo perfil— masajeando con jabón los enormes pechos de la gal rubia, sus manos hundiéndose en la carne blanca con avidez.
Sus dedos, sorprendentemente hábiles, habían excitado a la gal —Rurina— en segundos. Pero Shinji no se limitó a sus pechos: recorrió sus brazos y muslos con precisión, usando el chorro de la ducha para limpiar los jugos de amor que brotaban de su empapado coño, arrastrándolos hacia el desagüe.
Shinji había llegado a este ryokan por un «viaje de relax» organizado por sus amigas sexuales, Rurina Nobuoka y Sumika Kanai. Qué cosa que coincidieran con las universitarias del Club de Investigación de Misterios. Mientras Nanoka y Sachiko luchaban por procesar la escena, para Shinji esto era rutina el tontear así con las chicas. Al confirmar que el baño al aire libre estaba vacío, no dudó en manosear a Rurina.
—Rurina-san, levanta las caderas.
—Sí-sí… Así, ¿no…?
En algún punto, los roles se habían invertido: ahora Shinji daba órdenes. Rurina, obedeció al instante, separando su trasero del asiento de plástico. Ella misma había esperado que Shinji se la cogiera en este lugar. Conspirado con Sumika para llevar a Shinji a ese viaje, ansiosa por sentir su polla dentro de nuevo durante el fin de semana largo.
Mientras Shinji observaba el rosa y húmedo coño que palpitaba ante él, ya con su polla dura y pulsante lista para penetrarla, las dos universitarias tras la roca contenían la respiración, atrapadas entre la incredulidad y una curiosidad que las avergonzaba.
—Tu coño está empapado, Rurina-san… Creo que puedo meterla de una vez hasta el fondo.
—Sí, está bien… ¡Dámela ya, no te tardes! ¡Métemela toda!
—Como quieras.
Como buen japonés, Shinji sabía que debía lavarse completamente antes de entrar a las termas. Pero… ¿cómo limpiar las profundidades de ese coño que ningún dedo alcanzaría?
La respuesta era obvia.
Shinji deslizó su polla dura y sin condón directamente dentro de la vagina de la gal.
—¡Uaaah…!
—¿¡Hiiii… guuuuh!? ♡♡♡♡. Nngooo ♡♡♡. Hm ♡♡♡.
Los gemidos, por supuesto, llegaron hasta las universitarias escondidas tras las rocas.
…¿Eh? ¿Eh? ¿Qué-qué son esos sonidos animalescos? ¿¡Qué están haciendo ahí!?
¿¡E-están haciendo el am… ¡no, no puede ser! ¡Imposible!
¿Qué-qué hacemos? O-oye, Sachiko. ¡Oye, dime algo!
¡Na-Nanoka-chan me está mirando! Pero yo tampoco sé qué hacer…
Nanoka y Sachiko, como universitarias que eran, no eran precisamente desconocedoras al sexo. Pero lo que imaginaban bajo el término «sexo» estaba equivocado.
Lo que ocurría ahí no era sexo; era apareamiento salvaje.
—Ahh… qué rico… Tu coño me succiona apenas entro, Rurina-san. ¿Tanto ansiabas mi polla?
—Ho ♡. Hm ♡♡. Fuuuh ♡♡. Guh ♡♡. ¿¡Ngoooh!? ♡♡.
—Bueno, ya qué, supongo. Hoy no hemos cogido aún…
La gal, en una postura ridícula agachada sobre el piso de la ducha, recibía cada embestida de Shinji por detrás. La polla erecta de Shinji bombeaba sin piedad dentro de esos labios rosados y palpitantes, saciando un placer primitivo. La expresión dura de Rurina se derritió al instante, su boca abierta gimiendo sin control mientras el chico se la cogía sin piedad.
—Oh ♡. Oh ♡. Hm ♡♡. Nwoh ♡. Ohhn♡♡.
—…Qué bien se ve eso. Shinji-kun, ¿me das un beso?
—Claro, ven aquí, Sumika.
—Sí ♪. Mmm… Hamu ♡. Juruu…♡. Chuba ♡. Chuba ♡. Chuuu…♡♡.
No es posible que un simple beso produjera un sonido tan húmedo y pegajoso. Mientras Shinji movía violentamente su polla dentro y fuera del coño de la gal, entrelazaba intensamente su lengua con la de la bella joven de aspecto pulcro y cabello negro.
—Nnooh ♡♡. Tu polla ♡♡. La Polla de Shinji ♡♡. Hoo, oh ♡♡. Mi coño, está siendo frotado por tu grueso glande ♡♡. Golpeas en lo más profundo de mi vientre con tu glande ♡. Me hace cosquillas hasta la punta de la cabeza ♡♡. Nnoh ♡. Oh ♡♡. Más ♡. Dame más, Shinji ♡♡.
¡Bachin! ¡Bachin! ¡Bachin! ¡Bachin!
El sonido de los golpes sobre la carne húmeda resonaba claramente en la superficie del agua humeante del baño al aire libre. Cada vez que se oía ese sonido de que la gal estaba siendo torturada, se oían sus gritos de alegría. Cada vez que la cadera de Shinji golpeaba el suave trasero de la chica, la carne ligeramente enrojecida hacía ondulaciones.
¡Bachin! ¡Bachin! ¡Bachin! ¡Bachin!
Este bastardo mujeriego parecía ser capaz de aumentar o disminuir el volumen de ese sonido con solo ajustar el movimiento de sus caderas. Ahora, para que la gal tomara conciencia de que estaba siendo domesticada por un hombre, hacía sonidos deliberadamente fuertes.
—Por cierto, Rurina-san. ¿Es cierto que Inoue-kun te confesó su amor en la escuela el otro día?
—Nnoh ♡♡. Oh ♡♡. Oh ♡♡. Ooohn ♡♡.
—¿Y bien? ¿Le dijiste que querías salir con él?
—Nngh ♡. ¡Po-por supuesto que no le diría algo como eso! ¡Ya lo sabes, sabes muy bien que ya soy tuya! ¡Sabes que no puedo resistirme a tu polla! ¡Así que no me preguntes eso! Hughh, uuuuh ♡♡♡. Hm ♡♡. Me-me corro ♡♡♡. Ahii ♡♡. Nnaah ♡♡.
El sonido se detuvo por un momento y se percibió que el cuerpo de la gal que estaba en cuclillas se sacudía violentamente. …Nanoka y Sachiko, que habían estado escuchando atentamente los sonidos que emitían, también tenían cierta experiencia en la masturbación, pero, por supuesto, nunca habían experimentado un orgasmo tan intenso como para gritar así.
—…Perdona por decir cosas malas, Rurina-san.
—Ah ♡. Ahn ♡.
—Pero… me asustaba la idea de que alguien pudiera apartarte de mi lado.
—Shi-Shinji…♡. Ah ♡. Ahn ♡. Eso que haces ♡. Me encanta que me acaricies los pechos con tanta delicadeza ♡.
—Mientras estemos en este ryokan, vamos a coger mucho.
—Uhh, sí ♡. Por mí bien ♡. Ah, ah, ah, ahn ♡♡.
—¡De momento me correré dentro! ¡¡Guuuh!!
—¡¡Nnn~~~!! ♡♡♡♡.
—Aah… estoy corriéndome mucho… ¡Uuuh! Sumika, espera un poco más. Cuando termine de impregnar a Rurina-san, tú serás la siguiente.
—Sí ♡. Dáselo todo dentro del vientre de Rurina ♡.
Shinji, bajo la atenta mirada de una bella y recatada estudiante modelo, eyaculaba con fuerza dentro del útero de la gal. Como después iban a entrar en el baño termal, era de buena educación eyacular dentro para no ensuciar el agua más tarde. No olvidar preocuparse por los demás durante el sexo era una virtud maravillosa.
Rurina temblaba con fuerza, sus dedos de manos y pies se crisparon mientras llegaba al clímax, pero las manos de Shinji, agarrando sus caderas, la sostuvieron. Sumika, igualmente enamorada de su polla, acarició con ternura el vientre de Rurina.
[1] Comida tradicional servida en bandeja, compuesta por varios platillos pequeños cuidadosamente presentados. Puede incluir arroz, sopa, pescado, encurtidos y guarniciones, todo dispuesto con equilibrio estético y nutricional. Se ofrece comúnmente en restaurantes o ryokan como comida formal, especialmente en almuerzos y cenas.
[2] Plato caliente cocido en una olla al centro de la mesa, donde los comensales agregan y comparten ingredientes como carne, verduras, tofu y fideos en un caldo. Es popular en invierno y tiene variantes como sukiyaki, shabu-shabu y chanko nabe.
[3] Té tradicional chino parcialmente oxidado, con un sabor entre el té verde y el té negro. Su perfil varía de floral y ligero a tostado y robusto, según el grado de oxidación. Es apreciado por su aroma complejo y beneficios para la digestión.
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