Remake Our Life!
Vol. 10 Capítulo 1. La Continuación del Sueño Parte 2
Al final, ese día pasé todo el camino de vuelta a casa —incluyendo el tren— siendo atacado por Takenaka-san con su «¡dime la verdad, dimela ya!»… Pero como me resultaba divertido, no le dije nada. Gracias a eso, terminó zarandeándome tanto que la cabeza me quedó hecha un lío.
Seguro que cuando sepa la verdad, se va a sorprender aún más. Pensando en cuánto disfrutaría esa reacción, abrí la puerta del casa compartida.
—He vuelto~.
Y justo en ese instante…
—¡Kyoya! ¡¡Bienvenido de vuelta!!
Me recibió con el mismo nivel de entusiasmo —o quizás más— que el de Takenaka-san, una chica con una energía desbordante: Nanako, quien me saludó con una enorme sonrisa.
—¡Oye, oye! ¡Ven aquí! ¡Quiero mostrarte algo, Kyoya!
—Eh, espera, Nanako, no me arrastres, ¡ya voy!
—¡Yaaaa! ¡Quiero que lo veas ya mismo! ¡Anda, rápido!
Sin más remedio, me quité los zapatos torpemente sólo con los pies y, llevado por la urgencia de Nanako, me lancé directo a su habitación.
Era la misma de siempre, pero en la pantalla del PC se mostraba el sitio de Nico Nico, con ese diseño algo nostálgico.
Ah, cierto… por esta época era la era del ββ (beta beta).
Mientras pensaba en cómo la interfaz había cambiado muchísimo en estos diez años, Nanako me apuró:
—¡Mira! ¡La parte del ranking!
Apresuradamente dirigí la vista hacia donde indicaba, y entonces…
—Ah… increíble. Es el número uno.
El video musical del tema original de Nanako había alcanzado el primer lugar en el ranking general. Justamente el video que había entusiasmado tanto a Takenaka-san durante el día.
—¡Sí! ¡En los «Probé cantar» [1] o con los videos que hice junto a ustedes, ya había llegado al primer lugar alguna vez, pero esta es la primera vez que algo que pensé y produje yo sola llega a eso! ¡¿No es una locura?!
Algo que ella misma había pensado y creado.
Sí… eso era justo lo que le había estado ocultando a Takenaka-san.
—No, en serio, es increíble. Es completamente una creación tuya, Nanako. De verdad creo que es algo enorme…
Nanako soltó un suspiro de alivio y dijo:
—La verdad… estaba muy nerviosa.
Y con una risa suave, como recordando lo vivido, añadió:
—Cuando me dijiste que esta vez lo hiciera completamente sola, Kyoya, intenté encargarme de todo: desde la idea, hasta escoger a las personas y comunicarme con todos… pero también hubo problemas, y en un punto, de verdad me dieron ganas de dejarlo todo.
Incluso viéndolo desde fuera, el proyecto del video musical de Nanako había parecido una pesadilla logística.
Era cierto: si lograban producir algo con ese grupo, el resultado sería impresionante. Era como esas colaboraciones soñadas que un estudiante de secundaria podría imaginar, de esas que uno piensa «si se hiciera realidad, sería brutal».
No le respondían los mensajes, los entregables no coincidían con lo que ella esperaba… Todo eso que hasta entonces yo me había encargado de coordinar, esta vez Nanako lo hizo completamente sola.
Y aun así, lo logró.
—Pero, sabes, al hacerlo me di cuenta de algo. Cuando uno piensa, prepara y crea algo por sí mismo… la alegría que se siente cuando todo sale bien… es increíble.
Nanako lo dijo temblando de alegría, visiblemente emocionada.
Pensé que, para ella, había sido una experiencia extraordinaria. Haber producido algo por su cuenta, haberlo sacado al mundo y ver que fue bien recibido… Sin duda había dado un paso más hacia un nivel superior.
Ya no quedaba rastro de aquella Nanako que solía llorar diciendo que no podía hacer nada sola.
—Una vez más, felicidades, Nanako.
Le extendí la mano a Nanako para felicitarla. Ella respondió con un «gracias» y, algo avergonzada, me estrechó la mano.
—De verdad, parece un sueño. Antes ni siquiera me gustaba cantar en público, y ahora soy capaz de hacer todo esto… Es gracias a ti, Kyoya.
—No, yo solo… solo fui el que te dio el primer empujón.
Sí, así debía ser.
Desde un principio, ella era alguien que habría podido convertirse en N@NA incluso sin mí. Que mi presencia llegara a minar su autonomía era algo que simplemente no podía permitir.
—Ya tengo decidida la siguiente canción y el video que voy a hacer. Y, ¿sabes…? —Nanako me compartía emocionada sus ideas. Pero ya no lo hacía en tono de consulta, como preguntando «¿será mejor hacerlo así?», sino que empezaba a adoptar el tono de alguien que simplemente venía a informar sobre decisiones ya tomadas.
El día en que Kogure Nanako se convirtiera en N@NA estaba ya a la vuelta de la esquina.
◇
—Qué bien por Nanako, ¿no? Logró el primer lugar. ¡Es increíble~! —Comentó Shinoaki con alegría en la voz, mientras miraba la pantalla.
La noche de ese mismo día en que Nanako nos dio la noticia con tanta alegría, me encontraba con Shinoaki en su habitación, revisando algunos asuntos.
Esa noche, Tsurayuki también estaba trabajando desde casa, y Nanako, agotada, se había dormido temprano. En medio del silencio, solo se oían los sonidos de la tableta gráfica de Shinoaki mientras ambos continuábamos la reunión en calma.
—Con el tiempo, se irá preocupando menos y eso se transformará en confianza. Aunque claro, Nanako siempre fue algo nerviosa, así que puede que esa manía de comerse la cabeza nunca se le quite.
—Sí, ¿verdad~? Esta vez también vino a mi cuarto toda angustiada, diciéndome «Shinoaki, ¿qué hago~?», mientras se quejaba con un gemido.
—¿Ah, sí?
—Sí, sí, después de un rato acariciándole la cabeza para calmarla, se quedó dormida tranquila~.
Qué escena tan pura… Me habría encantado verla.
—Tanto Tsurayuki como Nanako están volviéndose personas increíbles, ¿verdad?
—Sí…
En mi interior, también quise añadir: «Y tú también, Shinoaki».
Con cada vez más editoriales de novelas ligeras solicitando sus ilustraciones, Shinoaki había alcanzado un nivel de reconocimiento que bien podía considerarse el de una ilustradora famosa.
Las solicitudes le llegaban sin distinción de editoriales o compañías de videojuegos, y su nombre comenzaba a aparecer cada vez con más frecuencia cuando se preguntaba por ilustradores favoritos.
Y la reunión de hoy trataba justamente sobre una decisión importante, que coincidía con ese momento en que su notoriedad estaba en alza.
—¿Qué nombre debería usar, eh…?
Mientras hacía girar el lápiz entre los dedos, Shinoaki se quedaba pensativa, haciendo un «hmm».
Hasta entonces, había estado usando el seudónimo provisional de Shino, el mismo que empleaba cuando trabajó en el juego doujin . Pero ese nombre resultaba difícil de rastrear en búsquedas, y existían muchos otros similares o idénticos, lo que lo volvía poco práctico para una carrera a largo plazo.
Por supuesto, yo ya conocía el nombre artístico que adoptaría después, su auténtico seudónimo. Pero eso era algo que pertenecía al mundo futuro que yo había vivido.
Lo único que podía hacer era observar en silencio el curso de los acontecimientos. No tenía permitido intervenir.
No era que estuviera conteniendo el aliento, pero sí me quedé esperando sus siguientes palabras.
—¿Y si me llamo Shinoshino? ¿Qué te parece? —Shinoaki giró su silla hacia mí con una expresión alegre.
—¿Eh…? —El nombre que soltó no tenía nada que ver con lo que yo esperaba. Me dejó totalmente desconcertado.
—Es que, como se repite, suena tierno, ¿no? Y creo que si son dos palabras iguales, sería más fácil que apareciera en las búsquedas. ¿Qué opinas? —Me miraba con los ojos brillando como una niña, esperando un veredicto.
—¿Qué opino…? Eh… bueno… —Claro que me resultaba raro. Yo había sentido admiración por ese otro nombre durante mucho tiempo.
Pero decirlo, o incluso mencionarlo fingiendo que era una simple sugerencia, me parecía algo que no debía hacer.
Aun así, ¿debería permitir que terminara llamándose Shinoshino…?
Ugh… como nombre en sí, me cuesta juzgarlo de forma objetiva…
Mientras me cruzaba de brazos para pensar, Shinoaki soltó de pronto una risita.
—¿Eh? ¿Pasó algo? —Al verla reír tan repentinamente, no lograba entender la razón.
—Perdón, fue solo una pequeña travesura~.
—¿Travesura…?
—Sí, quería ver qué cara ponías si decía un nombre raro aquí.
—¡¿Eh?!
¿E-entonces el nombre de antes era una broma…?
Me había engañado. Jamás habría imaginado que Shinoaki hiciera algo así.
—Qué cruel… Tenía la cabeza completamente llena con lo de ShinoShino…
Cuando protesté, Shinoaki se rio como una niña y dijo:
—Jejé, perdón. En realidad, ya tenía otro pensado. —Dicho eso, tomó su cuaderno de bocetos, pasó unas cuantas páginas y me lo mostró.
—Ah… —Por un instante, me quedé sin palabras. Ni siquiera podía respirar.
—Estaba pensando en usar este… ¿qué te parece?
Allí estaba escrito ese nombre que, desde que Shinoaki había comenzado a dibujar y adoptado el nombre de Aki Shino, parecía estar decidido desde siempre.
Shino Akishima.
Aquel nombre al que siempre había admirado y perseguido estaba ahora ante mí.
—Cuando pensé en empezar a trabajar de manera profesional, creí que tal vez también necesitaría un apellido~. Pero no sé, ¿crees que sería mejor algo más suave?
La voz de Shinoaki me sonaba como si viniera desde muy lejos.
Pensé: Finalmente ha llegado este momento.
En aquel artbook que compré con mis últimos ahorros, en la publicidad de la ciudad, en los finales de juegos, en las portadas de novelas ligeras… yo había visto ese nombre innumerables veces. Me había dado fuerzas y, al mismo tiempo, lo sentía como un ideal inalcanzable.
Y ahora, esa misma persona era quien elegía llamarse así. No había nada que decir.
Pero en ese instante, se esperaba una respuesta de mí. Por mucho que me embargaran los sentimientos, sabía que debía reaccionar.
—Shinoaki.
—¿Hmm~?
Hice el esfuerzo de tomar aire y entonces dije:
—Creo que… es un buen nombre. Sí, es un buen nombre. —Respondí así, cargando con todos esos sentimientos.
—Gracias~. Entonces, usaré este nombre. —Con el cuaderno donde estaba escrito «Akishima Shino» en mano, Shinoaki sonrió con la misma calidez de siempre.
Yo presentía el nacimiento de la ilustradora a la que tanto admiraba, y también, probablemente, su partida, que debía estar cada vez más cerca. Ese pensamiento me hizo sentir un calor intenso en el fondo del pecho.
◇
Tras terminar la reunión con Shinoaki y volver a mi habitación, no logré dormirme con facilidad. Me giré varias veces en la cama y, aunque cerraba los ojos, no conseguía calmar la agitación que me provocaba todo lo que había ocurrido ese día.
Al final, sin haber logrado siquiera cabecear hasta el amanecer, me vi obligado a salir rumbo a mi trabajo de medio tiempo, reprimiendo un bostezo.
En el interior del tren de la línea Minami-Osaka, el asiento cálido no hacía más que aumentar mi somnolencia.
—Fuaa… qué sueño…
Parecía que lo mejor sería dormir una pequeña siesta en algún lugar.
Por suerte, todavía quedaba bastante tiempo antes de que empezara mi turno. Pensé que tal vez podía meterme en un manga café en Tennoji y dormir unas dos horas… y justo mientras lo consideraba, al mirar a mi alrededor:
—¿Eh? —Mi mirada se quedó fija en un rostro claramente conocido.
—¿Eh? ¿Hashiba-senpai?
Era Saikawa.
Debí haberla estado mirando con bastante atención, porque ella también se dio cuenta de mi presencia de inmediato. Como el vagón estaba relativamente vacío, se acercó y se sentó a mi lado.
—¿Vas camino a tu trabajo?
—Sí, así es. ¿Y tú, Saikawa? ¿Tienes algo que hacer?
Le respondí con otra pregunta, y entonces me dijo:
—Tengo trabajo con Million Soft. Me pidieron ayuda para dibujar algo.
—¿Eh, con esa empresa? Eso es increíble.
Million Soft era una de las grandes desarrolladoras de juegos para consolas. Una década después, sus resultados serían superados por Succeed, pero en esta época aún mantenían una amplia ventaja.
Una solicitud de parte de una empresa así, aunque fuera como apoyo, seguramente implicaba una carga de trabajo bastante intensa.
Parece que compaginarlo con el proyecto de Kuroda va a ser difícil…
Justo cuando pensé eso, ella misma sacó el tema.
—Ahora mismo, la parte del anime está en pausa, así que gracias a eso parece que no tendré que preocuparme por quedarme sin trabajo.
—¿Ah, sí?
No había tenido ocasión de hablar directamente con Kuroda, así que me preguntaba cómo iban las cosas.
—Así que, cuando me llegó la propuesta, contacté con Kuroda-san de inmediato, pero me dijo que era una buena oportunidad y que aceptara sin preocuparme por lo otro.
—¿Kuroda dijo eso…?
Me sorprendió un poco.
Ciertamente, había una razón por la cual Kuroda había incluido a Saikawa en el equipo, considerando su crecimiento personal. Pero, por supuesto, lo que debía tener máxima prioridad en el entorno de producción de Kuroda era la obra misma.
Que él hubiera dado prioridad a las actividades personales de Saikawa en ese entorno solo podía significar que algo más estaba ocurriendo. ¿Se habría producido algún estancamiento en la producción? ¿O acaso…?
—¡Como no sabía bien los detalles, le dije «Entonces, me voy» y ya está!
Bueno, en su situación, eso me parecía completamente válido.
Me preocupaba un poco lo de Kuroda, pero él era incluso menos propenso que yo a consultar cosas con los demás, y no había razón para que yo me entrometiera.
Si llega a ser necesario, él mismo dirá algo.
Por eso, no le pregunté nada más al respecto.
—Ah, cierto, hay algo que tengo que decidir, —dijo de pronto Saikawa, dándose una palmada en las rodillas como si lo recordara de repente.
—Estaba pensando que ya va siendo hora de decidir un seudónimo.
—Ah… claro, aún usabas tu nombre real, ¿verdad, Saikawa?
Lo mismo había pasado cuando hicimos aquella tarea de video anteriormente. Saikawa aún no tenía un seudónimo propio.
—Exactamente. Kuroda-san y también la gente de la compañía me lo han estado diciendo. Así que estoy pensando en cuál usar.
Asentí con un «ya veo» ante sus palabras, pero por dentro me sentía algo nervioso.
Yo conocía el seudónimo que ella acabaría usando. O, más bien, el que usaba en un futuro que ya no era el actual. Pero existía la posibilidad de que se lo pusiera también en este mundo; después de todo, ya había ocurrido algo parecido con Tsurayuki.
Aun así, al igual que con Shinoaki, no podía ser yo quien se lo dijera. Por eso no reaccioné más allá de lo necesario.
—Aki-san también se cambió el suyo, ¿verdad? Ahora se llama Shino Akishima.
—Sí-sí… ¿Dónde lo oíste?
—Hablamos por teléfono el otro día. Le dije que me parecía un nombre muy bonito. Es fácil de recordar, suena bien y además… —Saikawa continuó—: También me pareció muy claro el hecho de que invirtiera su nombre y apellido.
No pude evitar dejar escapar un sonido de sorpresa.
—Ah…
—¡Estaba pensando en seguir la misma regla! ¡Por eso de que soy fan de Aki-san!
Minori Saikawa y Ayaka Minori [2] . Aunque algunas lecturas eran distintas, seguían prácticamente la misma lógica de pseudónimo que Shinoaki.
En el futuro donde Shinoaki había dejado de dibujar por un tiempo, el nombre «Shino Akishima» nunca habría surgido en el mundo. Por eso, que en ese momento Minori mencionara algo que insinuaba el nombre de «Ayaka Minori» resultaba bastante interesante.
No sabía bajo qué principios se construía el mundo, ni cómo se resolvía este mundo entrelazado por el tiempo y la causalidad.
Puede que, después de todo, uno simplemente regrese al lugar que ya estaba decidido desde el inicio…
Después de Shino Akishima, estaba a punto de nacer otra ilustradora divina en este lugar.
◇
Al final, ese día fallé en tomar la siesta. Entré a un manga café, reservé una cabina privada, cerré los ojos y me recosté en el asiento, pero no pude dormir ni un segundo.
La razón, por supuesto, era obvia. Demasiadas cosas que conectaban el pasado y el futuro estaban ocurriendo una tras otra, impidiéndome tranquilizarme por completo.
Gracias a eso, al menos no me dormí en el trabajo…
Seguramente estuve como ausente todo el día. Aunque respondía bien y cumplía con mis tareas, si me hubieran pedido generar ideas o proponer algo creativo, no habría servido para nada.
Después del trabajo, tras una animada conversación con Takenaka-san, regresé solo a la casa compartida, y de repente me invadieron el sueño y el cansancio.
Mis recuerdos desde que bajé del bus eran borrosos. Como no quería terminar metido en algún accidente al cruzar la calle, me iba dando palmadas en las mejillas de vez en cuando para mantenerme despierto.
El sueño era mucho más fuerte de lo que había imaginado.
Abrí la puerta de entrada y entré al salón vacío.
Ese día ni Nanako ni Tsurayuki estaban, y Shinoaki había dicho que trabajaría hasta la madrugada.
—Tal vez… tome una siesta.
El reloj acababa de pasar las siete de la tarde. Si dormía un poco, probablemente podría despertarme a medianoche.
Subí las escaleras, abrí la puerta de mi habitación y literalmente me desplomé sobre el futón. En un abrir y cerrar de ojos, el sueño cubrió mi visión.
El sueño de esa noche fue extremadamente vívido.
Fue un sueño del futuro. Tenía el smartphone en la mano, y en una pequeña sala de desarrollo dentro de un edificio comercial, conversaba y trabajaba con un pequeño grupo de compañeros.
Fue un sueño de aquellos días difíciles. Lo que siempre describía como «los días grises», un futuro de 2016 al que nunca querría regresar.
Pensé que otra vez había regresado. Últimamente, cuando soñaba, eran sueños cálidos, suaves, que me aliviaban el corazón. Y ahora, nuevamente, me veía atormentado por ellos. En algún rincón de mi mente, surgía el deseo de apartar el futuro que se desplegaba ante mis ojos.
Sin embargo…
Una sensación extraña disolvía aquellos pensamientos negativos que tenía.
¿Ah, esto…?
Me generaba dudas. Porque, normalmente, al soñar con aquellos días del futuro, me dolía, me angustiaba, y deseaba despertar de inmediato.
Y, aun así, el mundo que se desplegaba frente a mí en ese momento…
¿Por qué se sentía tan reconfortante?
Era una sala de desarrollo sucia y desordenada, en la que los problemas apremiaban tanto hoy como mañana. En su etapa final, bastaba con poner un pie allí para sentirme miserable.
Y sin embargo, el sueño que veía en ese instante mostraba un escenario donde, en medio de esa realidad sofocante, todos nos las ingeniábamos como podíamos, esbozando sonrisas cansadas mientras pensábamos soluciones.
Lo recordé. No era que el sueño embelleciera la realidad. De verdad, existieron días así. Cuando el desarrollo apenas comenzaba, cuando todos nos quejábamos del presidente, y aun así tratábamos de sacar adelante la obra, aspirando a un futuro más allá.
Así es… En esos días, todavía había luz en los ojos de todos…
Recordé el día en que nos dividimos las tareas para buscar personal de ilustración tras múltiples rechazos. El día en que apareció un error fatal en la versión de prueba y, aunque ninguno era programador, uno de los otros miembros halló una solución probando todo a ciegas. El sabor de aquel hot pot que cocinamos entre todos, aportando lo poco que teníamos.
Con el tiempo, todo eso se desvanecería en una oscuridad gris, pero aun así, sin duda alguna, en aquellos días en que repetíamos prueba y error…
Fueron buenos tiempos, ¿verdad…?
El sueño terminó justo cuando todos reíamos juntos, y yo decía: «Bueno, terminó el descanso. Volvamos al trabajo».
—…… —Desperté. Estaba lleno de una incredulidad total.
Ni el sudor nocturno que solía empapar mis sábanas, ni esa sensación de incomodidad estaban presentes. Sin embargo, el hecho de haberme despertado tan cómodamente fue lo que, por el contrario, generó una inquietud dentro de mí.
—Es la primera vez que me pasa algo así.
Aquellos sueños vagos y agradables que había estado teniendo últimamente…
Finalmente se manifestaron en mí con un contenido concreto.
Aunque había pensado que jamás podría mirar atrás hacia esos días con este tipo de sentimientos. Y sobre todo, había creído que no existía ni un solo recuerdo feliz de aquella época.
Pero resultó que eso solo había estado guardado en lo más profundo de mi memoria, y en realidad, siempre había estado ahí.
¿Por qué precisamente ahora, en este momento, esos recuerdos habían vuelto a mí? No se puede elegir el contenido de los sueños. Sin embargo, es común que el estado psicológico actual se refleje en ellos.
Es decir, quizá… algo había cambiado dentro de mí.
—…¿Tendrá algo que ver?
Shinoaki, Nanako y Saikawa… fui testigo del notable crecimiento de las tres, y poco a poco, se acercaban al brillante futuro que yo conocía.
La llamada «generación de platino» empezaba a mostrar con claridad su verdadero potencial.
Si aquella sensación de que ambos mundos —el presente y aquel otro que conocía— comenzaban a coincidir fue lo que hizo que recordara el mundo del que venía originalmente, entonces no podía considerarlo una mera coincidencia.
—No, pero… —Me rasqué la cabeza y traté de regular mi respiración—. Al fin hemos llegado hasta aquí.
Me sentía feliz. Una sensación de plenitud me invadía.
Después de haber estado a punto de arruinarlo todo por mi arrogancia y mi ingenuidad, por fin había conseguido volver al camino que debía seguir. Y eso era, sin duda, motivo de celebración.
Pero empezaba a darme cuenta, poco a poco, de que había algo más, algo que no podía explicarse solo con eso.
Y todavía, no parecía capaz de encontrar esa respuesta.
[1] Original «Utattemita». Género de videos en plataformas como NicoNico o YouTube donde alguien canta canciones populares.
[2] Ustedes no lo están viendo, pero ese Minori en ambos casos se escribe distinto. El primero de Minori Saikawa se escribe 美乃梨, mientras que el de Minori Ayaka se escribe 御法.
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