Remake Our Life!

Vol. 10. Capítulo 5. La Posición se Tambaleaba Parte 1

—Kuroda, eh… ¿una objeción…?

Esperé sus palabras con cierta tensión.

Si alguien iba a expresar algún tipo de opinión sobre la propuesta de este proyecto, pensaba que sería Kawasegawa o Kuroda.

Sin embargo, en el momento de la explicación del proyecto, ninguno de los dos había mostrado una opinión fuerte, así que creí que podrían aceptar, en líneas generales, la idea principal.

Por eso, que surgiera una objeción en ese momento era completamente inesperado.

Kuroda tomó el plan de proyecto con lentitud y abrió la boca.

—Ciertamente, es un proyecto bien estructurado. Yo no sé mucho sobre juegos, pero veo que se adentra en aspectos reales como cómo aprovechar los recursos y cómo llevar a cabo la creación. Es algo que solo tú, Hashiba, con tu experiencia real en producción, podía lograr.

En general, su reacción podía considerarse positiva.

Sentí un alivio interno al recibir esa respuesta de Kuroda, quien también reflexionaba sobre los proyectos con un ojo crítico.

Pero…

Las palabras que siguieron me conmocionaron profundamente.

—Sin embargo, no puedo sumarme a este proyecto. Si van a seguir adelante, tendré que retirarme.

El ambiente a nuestro alrededor se volvió tenso.

Quizá la reacción positiva inicial había sido solo un preludio. Si decía que se retiraría, debía tener sus razones y fundamentos.

—¿Por qué piensas eso?

Sabía que Kuroda tenía que tener una razón clara para dar esa opinión.

Justo cuando me disponía a escucharla, me respondió con una pregunta.

—Hashiba, ¿cómo percibes tú esta obra?

—Pues… bueno… en Succeed se avecina una reubicación injusta, y para resolver eso hace falta un proyecto; por eso, necesitamos aprovechar la fuerza de todos para crear un plan factible.

Mientras hablaba, Kuroda sacudió la cabeza con fuerza.

—Ahí está el problema. Puedo entender el deseo de ayudar a compañeros y colegas, pero, ¿por qué querrías involucrarnos a nosotros?

Por un instante, me quedé sin palabras.

Ciertamente, toda esta historia había empezado desde ahí. Pensaba que, como último recurso, si podía crear un proyecto que convenciera a Horii-san y a la alta dirección, podríamos encontrar una salida.

Pero eso no significaba que yo quisiera usar a todos como simples herramientas. Jamás habría considerado emplear a mis valiosos compañeros como meros objetos.

—No tenía intención de arrastrarlos. Cuando intentaba formular el proyecto, pensé en crear algo así. Y consideré que sería necesario contar con la fuerza de todos, así que solo pensé en añadirlos al equipo.

—¿Entonces eso significa que seríamos usados unilateralmente por ti, Hashiba? Si es así, ¿dónde estaría el beneficio de participar?

Intenté responder que no era así, pero detuve mis palabras justo a tiempo.

Ciertamente, había algo de razón en lo que decía Kuroda. Por mucho que yo explicara mis intenciones, objetivamente la situación se veía como los que usan y los que son usados.

Si era así, bastaba con explicar claramente los beneficios.

—Creo que esto es una oportunidad. Succeed es una compañía mediana, pero también bastante reconocida. Si nuestros nombres aparecen en su nuevo proyecto, será un plus para la carrera de todos. Por eso…

Succeed se había convertido en una compañía codiciada por quienes trabajan en la industria de los videojuegos y, más ampliamente, en el entretenimiento. Trabajar allí y ver tu nombre asociado a un proyecto representaba una gran ventaja.

Pensando eso, lo dije, pero la expresión de Kuroda seguía siendo severa.

—¿Dices eso a los que ya han comenzado a destacarse como profesionales y ya reciben reconocimiento?

—¿Eh…? —Exclamé con duda.

No importaba de qué manera, cualquier experiencia en un proyecto comercial sumaba a la carrera profesional, eso era obvio.

Pero, ¿por qué lo veía así?

—No es algo que tenga que decir necesariamente, pero bueno, lo diré. —Kuroda dirigió la mirada hacia Tsurayuki y los demás—. Primero, la novela ligera de Rokuonji. Por supuesto, depende de la suerte y no se puede asegurar nada, pero si avanza con normalidad en volúmenes sucesivos, podría convertirse fácilmente en un anime.

—¿Eh…? ¿Tú lees mi novela ligera…?

Tsurayuki se sorprendió, y Kuroda respondió:

—Por supuesto. Es una obra destacada, no hay forma de que no fuera a leerla, —Kuroda continuó—: La música de Kogure, incluso siendo temas originales, si logra posicionarse en los primeros lugares del ranking, tarde o temprano le llegarán propuestas para algún tema principal. No sería extraño que recibiera ofertas en seis meses, o incluso en tres meses si es pronto.

—¿Eh…? Pero todavía no ha surgido nada de eso…

Nanako se mostró desconcertada, y Kuroda asintió:

—Probablemente las propuestas directas al autor llegarán después, pero al menos sé de tres casos donde sus nombres ya aparecen en nivel de proyecto.

Ante esas palabras, Nanako quedó boquiabierta, pero a la vez contenta:

—Ya veo…

La veracidad de lo que decía Kuroda, estando en el mundo profesional y sin necesidad de halagos ni suposiciones optimistas, tenía un peso enorme.

—Sobre Shino y Saikawa, no hace falta decir nada. No tardarán en competir mano a mano con los que están en la cima. Todos conocen su verdadero nivel, —Kuroda terminó de exponer su opinión sobre los creadores presentes en aquel lugar.

Quien los observaba de cerca, al igual que yo —y tal vez incluso más— tenía una opinión formada tras haber visto todo con atención. Me recordó, de manera contundente, que a pesar de no decir nada habitualmente, estaba completamente al tanto de la situación.

Pero, si era así, yo también lo estaba. Justo porque eran tan extraordinarios, había querido usar su talento para crear esa obra.

¿Qué querrá decir Kuroda…?

No podía ser que dijera algo así sin motivo. Sabía que rara vez elogiaba a otros creadores, así que si lo hacía frente a ellos, debía existir una razón concreta.

—Yo también sé que todos tienen un poder increíble. Por eso mismo los puse en el centro de la propuesta y diseñé el proyecto para que sus nombres figuraran.

—Si lo sabes, ¿por qué este proyecto en particular? ¿Por qué está enfocado en la facilidad de producción?

—Porque, primero, lo importante es completarlo; y al demostrar que se puede lograr, será más fácil aprobar el proyecto y dar el siguiente paso.

Justo cuando terminé de explicarlo, Kuroda intervino:

—¿Hashiba, crees que estos chicos son algo tan pequeño?

—¿Eh…?

—¿«Siguiente paso»? ¿De verdad piensas que son tan inexpertos que necesitan etapas para progresar?

—No pienso eso. Pero los juegos, al depender del hardware, requieren ajustes para adaptarse… —Mientras hablaba, reflexionaba.

Confiaba en todos: en su personalidad, su talento y su nivel actual. Por muy difícil que fuera la meta, creía que podrían alcanzarla y aún aspirar más alto.

En la creación del juego doujin y en las competencias de videos, lo que había hecho siempre fue encuadrar estratégicamente los objetivos y conseguir resultados. Y, de hecho, se lograron resultados y se conectaron con los siguientes pasos.

Pero, ¿qué había ocurrido como consecuencia?

En el primer proyecto, Tsurayuki se retiró. Shinoaki perdió su objetivo y Nanako comenzó a depender de otros.

En la siguiente competencia de videos, aunque ganamos, la calidad del trabajo y la visión a futuro no se comparaban con Kuroda, y él fue quien lo llevó más lejos.

Ya veo, eso es a lo que Kuroda se refería…

De nuevo, había reducido el marco de acción y había negado desde el inicio las posibilidades más amplias. Era natural que me reprochara que eso mostraba falta de confianza en ellos.

—…Ah.

Al darme cuenta y callar, Kuroda asintió levemente.

—Parece que te has dado cuenta. —Al mirarme y ver que lo había comprendido, añadió—: Es un desperdicio limitar a estos chicos dentro de este proyecto, —Rascándose ligeramente la cabeza, comenzó a explicar con un semblante serio y diferente al habitual—: En el mundo del anime, a veces te encuentras con talentos increíbles. Un buen productor nunca deja escapar a ese talento. Y no se trata de probarlos con cosas pequeñas; les prepara un escenario grande de inmediato y apuesta todo. Claro que existen contactos en estudios o presiones, pero al final, lo que cuenta es la capacidad. Ante eso, ninguna excusa puede ganar.

Era precisamente por haber visto esos ejemplos que consideraba que un proyecto sin proyección carecía de sentido. Kuroda lo dijo con total claridad.

—Que los viejos que saben poco de dinero y limitaciones piensen en cosas pequeñas es comprensible. Pero, ¿qué sentido tiene que personas como nosotros se rindan desde el inicio? Nuestro deber es pensar en lo que podemos hacer para obtener el máximo resultado. —Después de decir eso, Kuroda comenzó a pasar las páginas de mi proyecto—. Los juegos para dispositivos portátiles, ciertamente, son el estándar del mercado actualmente. Pero, al escuchar tu explicación, Hashiba, no sentí el sentido de hacer esto con este equipo. Los gráficos carecerán de nitidez, moverlos será un desafío, el sonido tendrá limitaciones y la memoria es estricta. Además, este juego no ofrece nada revolucionario propio. ¿Cómo se supone que debamos tener expectativas con esas especificaciones? —Kuroda cerró el proyecto y continuó mirando al techo—: Este proyecto carece del branding [1] y de creación de IP [2] . Todo parece estar sesgado hacia las conveniencias del desarrollo del juego. En cuanto a un proyecto que pudiera rebajar el valor de los textos, la música y los gráficos solo porque los creadores son novatos… —Me miró directamente—. …Yo me opongo.

No pude replicar. Era exactamente eso que dijo.

Branding y creación de IP . Independientemente de cómo fuera el mundo dentro de diez años en el futuro, esos eran elementos imprescindibles para presentar a los creadores ante el público.

Yo lo había pasado por alto. O mejor dicho, lo que creí haber incluido terminó siendo algo impuesto según mis propias conveniencias como productor.

—……… —La reacción de los demás ante la objeción de Kuroda también fue honesta. Permanecieron en silencio, pero su actitud equivalía a estar de acuerdo con él.

Y lo que resultó decisivo para mí fue la reacción de Shinoaki.

—Yo… Creo que estoy de acuerdo con lo que dice Kuroda.

—Shinoaki…

Ella sonrió tranquilamente, como siempre lo hacía.

—La idea de que pensara en los personajes y luego los hiciera para el juego también parece interesante, Kyoya-kun, pero ahora mismo quiero mostrar mis ilustraciones de manera más directa.

No era una perspectiva centrada únicamente en lo creativo.

Eran palabras que reflejaban cómo, desde el punto de vista de la autoproducción que yo creía que era su desafío, ella estaba enfocándose en lo que realmente quería hacer.

—Poder mostrar mis dibujos tal como los hago, y también poder animarlos… ambas cosas son lo que quiero hacer ahora. Ya que por fin puedo mostrar mis ilustraciones de novelas ligeras, quiero cuidar esa imagen por un tiempo.

Escuchaba las palabras de Shinoaki con cierta distancia, como si vinieran de lejos.

Aunque había estado tan cerca de ella, no entendía cómo debía aprovecharla en ese punto tan importante.

Y eso fue lo que más me impactó.

Nadie más habló a continuación. Sin embargo, todos parecían sentir que la declaración de Shinoaki ya había dado una conclusión.

Todos querían valorar lo que estaban creando en ese momento. Naturalmente, yo había intentado imponer algo que chocaba con ese deseo.

—…Kuroda. —Abrí la boca y dije—: ¿Podrías darme opiniones para corregirlo? Quiero ajustar el proyecto y convertirlo en uno que aproveche verdaderamente a todos.

Kuroda permaneció en silencio, pero asintió con calma:

—Sí, esa era mi intención. —Solo dijo eso.

La dirección de corrección que indicó Kuroda fue precisa y sencilla.

—No sé mucho de juegos; los géneros y sistemas no son lo mío. Por eso dejo eso en tus manos, Hashiba. Lo que me interesa es cómo aprovechar al máximo las habilidades del equipo y cómo desplegar lo que se vaya a crear, esos son los dos puntos.

Primero, surgieron solicitudes sobre el hardware del juego:

—La resolución es baja. Si el juego compite solo con la idea, está bien, pero para mostrar bien los gráficos y construir la historia, la información en pantalla es insuficiente. Además, la capacidad de un solo software tampoco alcanza. Se necesita más.

Probablemente habría que considerar desarrollarlo para PS3 o PSP. No sabía si podríamos conseguir ese presupuesto, pero acepté la propuesta.

—Estoy de acuerdo en incorporar animaciones a la historia, pero la forma de usarlas no está bien.

—¿La forma de usarlas?

—En este formato, se ordenaría un anime solo para hacer el juego. Eso haría que el presupuesto se disparara.

Entonces, Kuroda cortó la frase y continuó:

—Aquí hablaremos de la expansión. Desde el principio, pensar en la animación, movernos con ese plan y conseguir dinero de la productora. Ese es el objetivo.

Dado que empezar con una producción televisiva era poco realista, Kuroda sugirió que lo básico fuera desarrollarlo como OVA.

—Por encima de todo, esto debía tener sentido porque es Succeed. Siendo una compañía que hasta ahora había estado casi ajena al media mix [3] , seguramente habría productoras interesadas en enlazarse. Para captarlas, lo mejor será actuar poniendo el nombre de la empresa al frente.

Ciertamente, en los proyectos anteriores de Succeed, aunque a veces realizaban media mix de manera secundaria, nunca avanzaban suponiéndolo desde el inicio.

Si lograba funcionar bien un mecanismo de tipo «primero en Japón», los resultados serían evidentes.

—Además, habrá que llevar el proyecto a fabricantes de productos, editoriales y a quienes sea posible negociar primero. Si conseguimos financiación, entonces ganamos todos; y aun en forma de colaboración, servirá como PR [4] . Así, al involucrar distintos sectores, Succeed no podría cancelar el proyecto por su sola decisión.

Kuroda también abordó temas de reparto y promoción:

—Si el eje es el anime, podremos atraer buenos actores, así que ahí no conviene ceder. En cuanto a la promoción, no solo revistas de juegos y medios existentes, sino también webs populares deben colaborar en el PR. Además…

Sus ideas de expansión me parecieron a veces exageradas, pero en muchas otras asentí con entendimiento.

Esto es algo que originalmente yo debía haber planteado.

El pensamiento desde la perspectiva de creación de IP y branding era algo que originalmente me habría dado ventaja para proponer.

Pero Kuroda, con su experiencia acumulada en el campo y habiendo permanecido allí, tenía un pensamiento mucho más orientado al futuro que el mío, aun sabiendo yo lo que pasaría en el futuro.

Y no se comportó de manera provocadora como antes; señaló de manera lógica los defectos de mi proyecto y, además, propuso soluciones constructivas.

Al igual que Shinoaki, Kuroda también había crecido enormemente.

Era algo obvio, pero yo no me había dado cuenta y me sorprendió.

—Ya veo. Con un proyecto así, también sería buena promoción para las novelas ligeras. —Tsurayuki asintió ante la propuesta de corrección:

—Si es algo así, ¿no podríamos aumentar el número de canciones? O sea, la que suena en medio, ¿cómo se llamaba, Eiko~?

—¿Canción insertada, verdad?

—¡Sí, eso! Creo que eso también se podría incluir~.

Incluso Nanako, de manera inusual, dio su opinión en esta fase preliminar del proyecto.

…Ya veo, este enfoque también sirve para la motivación.

Al expandir los límites del proyecto, era más fácil reflejar las ideas del equipo creativo, y las posibilidades se ampliaron.

Quizá ese también era el objetivo de Kuroda.

Observaba de manera distante cómo todos respondían a sus palabras, sintiéndome como un espectador ajeno.

A pesar de ser una realidad indiscutible, de algún modo me sentía como fuera del círculo, como si estuviera en otro mundo.

Idiota, ¿en qué estaba pensando? Sacudí la cabeza y me concentré en la conversación frente a mí.

Lo que se discutía era sobre el proyecto que yo había presentado.

Yo debía ser el más involucrado de todos, pero ¿por qué sentía que hablaban desde un lugar lejano?

Hasta ahora, algo así nunca había sucedido.

Es extraño… ¿no?

Aunque Kuroda me sorprendía en cierta medida, esa sorpresa no habría debido cambiar mi percepción de la situación.

Debería estar en la fase de comprenderlo al detalle y luego incorporarlo en mi propio trabajo.

Entonces, ¿por qué…? No entendía en absoluto de dónde venía esa sensación de aislamiento, de sentirlo como algo ajeno.

La discusión continuó; se resumieron los puntos señalados por todos y se clarificó la dirección a seguir.

Solo quedaba reorganizarlo todo y presentarlo el día de la exposición.

—Bien, entonces terminamos la reunión aquí. Gracias a todos por hoy, buen trabajo, —anuncié el cierre y me levanté.

Mientras todos me imitaban, Kawasegawa me miró y, con un gesto de la mano, me envió una señal.

¿Podemos hablar un momento después?

Asentí sinceramente, comprendiendo su intención.

Terminada la reunión, Kawasegawa me llevó a la cafetería de siempre.

Nada más sentarnos, ella me habló:

—¿Todavía te está afectando lo que señaló Kuroda? —Fue directa.

—Honestamente, un poco. Pero estoy bien, —Ciertamente, justo después de su negativa sentí ganas de resistirme y, cuando me venció con la lógica, me sentí desanimado.

Sin embargo, escuchar sus palabras me permitió reconsiderar mi perspectiva —lo cual me alegra— y al final lo positivo superó a lo negativo.

—Entonces me alegra, pero al verte como has estado últimamente, temí que pudieras obsesionarte demasiado.

Últimamente, ella no hacía más que preocuparse por mí. Yo no sentía que estuviera llevándome al límite, pero al parecer, desde fuera, la impresión era distinta.

—¿Parecía que iba a abandonar la universidad o algo así?

—Sí, no sería raro que pensaras en algo así.

Kawasegawa dijo eso, pero en realidad, yo sentía justamente lo contrario.

Creía haber acumulado varios conocimientos, pero últimamente me daba cuenta de cuánto aún me faltaba aprender.

La libertad que obtendría al abandonar la universidad era grande, pero para mí, esa magnitud parecía ligada al miedo. Por eso deseaba aferrarme a algo seguro y, aunque no sirviera de mucho, necesitaba el hecho de haberme graduado.

Sentí nuevamente que me perdía, preguntándome quién era realmente.

—Kuroda, ¿eh? Su perspectiva ya es totalmente profesional.

—Sí, tenía una fuerza impresionante.

Me preguntaba qué tipo de pruebas completamente infernales habría superado y qué logros habría conseguido para obtener esa visión a su edad. Incluso con la perspectiva de alguien de 28 años como yo, no podía competir con él.

Y además… Al observar a Kuroda antes, algo me vino a la mente.

Sentía que, dependiendo de su verdadera naturaleza, podría comprender algo. Era como si mi propia vida se viera desde fuera, distante, como si no me perteneciera, y algo permanecía clavado en mi corazón…

—En fin, con esto ya tenemos todo el material; ahora depende de ti cómo lo organices y lo presentes.

Asentí ante las palabras de Kawasegawa.

A partir de ese momento, era mi terreno y debía pensar por mí mismo.

Kuroda también había dicho que me dejaba a cargo de la parte del juego porque no la entendía, así que debía reconsiderarla incorporando sus opiniones.

—Exacto, gracias.

Cierto era que, tras la objeción de Kuroda, sentí como si todo hubiera terminado. Pero en realidad, ni siquiera había llegado a la línea de salida.

—Siempre he sido el que recibe ayuda, ¿eh, Kawasegawa?

—No soy tu mánager, ¿sabes? —ella frunció los labios y me miró con esos ojos críticos de siempre.

Sentí que algún día debía devolverle a Kawasegawa algo de alguna manera.

No sabía cuándo ocurriría, pero me juré firmemente no olvidarlo nunca.

Al volver a la casa compartida y entrar a mi habitación, el cansancio me golpeó de golpe.

Pensé en tomar una siesta corta, cuando de pronto escuché un golpecito suave en la puerta.

—¿Kyoya-kun, estás? —era la voz de Shinoaki, que se escuchaba claramente.

—Sí, aquí estoy. ¿Qué pasa?

—Pensaba ir un rato a la tienda de conveniencia. ¿Vienes conmigo?

—Claro, espera un momento.

Shinoaki no era del tipo que solía guardar cosas en la nevera; por su personalidad, no podía almacenar provisiones y cada vez que quería comer algo, salía a la tienda.

«Piensa en la tienda como una nevera gigante».

Era algo que ella me había dicho antes y me había parecido un razonamiento bastante sensato.

Me preparé rápidamente y abrí la puerta.

—¿No estabas ocupada? ¿Todo bien?

—Acababa de terminar, así que sí.

Bajamos las escaleras juntos y salimos a la calle, iluminada por la brillante luz de la luna. Shinoaki caminaba delante y yo la seguía.

El camino a la tienda de conveniencia lo conocía tan bien que podría haberlo recorrido con los ojos cerrados; lo habíamos hecho tantas veces. Era un momento ideal para hablar de cosas ligeras, así que solíamos charlar sobre todo tipo de cosas.

Normalmente era yo quien iniciaba la conversación, pero ese día:

—Hoy la reunión estuvo dura, ¿eh? —En este día particular, Shinoaki me habló primero, y su preocupación era evidente.

Invitarme a la tienda era algo habitual, pero el momento en que Shinoaki me hablaba estaba casi siempre predeterminado.

Cada vez que había algo que me preocupaba, ella siempre me hablaba en ese momento.

—Lo siento, no entendí para nada lo que estabas pensando, Shinoaki.

Ella había crecido mucho más de lo que yo había percibido.

No darme cuenta de eso me dio más rabia y tristeza que cualquier otra cosa.

—No tienes por qué disculparte. No siempre todos pensamos exactamente igual, ¿sabes?

Shinoaki me tranquilizó con sus palabras, pero no lograron calmar del todo mis sentimientos.

—Kyoya-kun, querías crear eso con ese proyecto, ¿no?

—Claro que sí… pero…

Forzarlo no habría tenido sentido.

—Quería hacerlo con todos de acuerdo.

Si solo yo decía que quería hacerlo, no era más que una lucha en solitario.

Todos querían crear, y yo también quería hacerlo.

Pensé que solo cuando esos sentimientos coincidieran, el proyecto podría moverse.

Hoy, el proyecto no se había concretado porque esos sentimientos no se habían alineado.

—…Ya veo. —Shinoaki giró su rostro hacia mí y dijo—: He estado esperando esto desde que éramos de primer año, así que me hacía ilusión.

Sí, era algo que habíamos prometido.

Pero todavía no se había cumplido.

Este proyecto debía haber sido la oportunidad, pero parecía que tomaría otra forma, y por eso probablemente se pospondría.

La luna se cubrió con nubes y el camino que antes brillaba con claridad quedó oscuro. No había farolas por aquí, así que dependíamos de recordar el camino.

—Shinoaki, ten cuidado con los pies.

—No te preocupes, ya no voy a tropezar.

Antes se tropezaba con cualquier cosa con frecuencia, pero últimamente ya no lo hacía.

Sí, incluso en este pequeño detalle, ella había crecido.

Shinoaki miraba al suelo mientras caminaba ágilmente. Pronto llegamos cerca de la tienda, y cuando la luz del local nos iluminó lo suficiente, dijo:

—Me pregunto por qué sentimos la necesidad de crear cosas.

—¿Eh…?

De repente, dijo algo así.

—Cocinas porque tienes hambre, vistes ropa o construyes casas porque hace frío, pero no entiendo por qué hacemos estas cosas creativas.

Recordé que eso lo había dicho la profesora Kanou a todos cuando éramos de primer año.

Ropa, comida, vivienda. Estas cosas tenían demanda. Pero el entretenimiento no se necesitaba hasta que todo lo demás estuviera cubierto.

Eso era una cuestión de oferta y demanda, pero Shinoaki hablaba desde el lado de quien crea.

—¿Tú tampoco lo entiendes, Shinoaki?

A mi pregunta, ella inclinó la cabeza diciendo «hmm», y con una voz tranquila, casi como la de un monje iluminado, dijo:

—Yo no puedo ser yo misma si no dibujo.

Para mí, que había ido tras ella hasta su pueblo natal, fueron palabras que resonaron profundamente.

No importaba cuánto intentaran otros decirle que Shinoaki era Shinoaki aunque no dibujara; mientras ella misma lo creyera, y probablemente también su madre, nada cambiaría.

—¿Y tú, Kyouya, por qué haces cosas?

Sabía que esa pregunta llegaría y, aun así, no había preparado una respuesta.

¿Por qué?

Nunca me lo había planteado.

Al principio, era envidia. Envidiaba a los creadores de la Generación de Platino que brillaban bajo los reflectores. Quería acercarme, aunque fuera un poco, a aquellos que me habían dado esperanza.

Pero al acercarme a ellos, conocí sus angustias y sufrimientos de manera abrumadora.

Los creadores ya no podían ser solo objetos de admiración.

Aun así, ¿por qué seguía creando cosas yo?

La respuesta todavía no había surgido.

—¿Puedo dejarlo… como tarea para la casa…?

Al final, decidí posponer el problema y confiarlo a mi yo del futuro.

—Está bien. Entonces, queda pendiente.

Tanto la promesa que no había podido cumplir como la respuesta a la pregunta actual.

Me preguntaba cuándo podría responderle.

Me separé de Shinoaki y regresé a mi habitación, volviendo a sentarme frente al PC.

Incorporé las opiniones de Kuroda que había escuchado ese día y empecé a corregir el proyecto.

Como lo que debía hacer estaba claro, no tuve dudas sobre la tarea en sí. Pero en mi cabeza circulaban distintos pensamientos.

Yo había ideado el proyecto y lo había presentado a todos. Luego, Kuroda dio su opinión, y yo la había incorporado para replantear el proyecto.

Si resumía lo ocurrido hoy, era más o menos así. No había nada particularmente anormal, ni algo que cambiara decisivamente.

Sin embargo, en mi interior, sentí que algo había cambiado definitivamente durante el día.

Fue en el momento en que escuché las opiniones de Kuroda y también surgieron comentarios de todos los demás.

¿Era una sensación, o un pensamiento? No podía saberlo, porque no tenía conexión con la verdadera identidad, pero de que había cambiado algo era seguro.

Por eso, no dejé de pensar en ello. Me preguntaba qué había cambiado y qué significaría eso para mí.

—No sé… nada, —incliné la silla y miré al techo.

Cuando pensaba en algo en esta habitación, solía mirar hacia arriba de esta manera. Casi siempre, así se me ocurría algo que podía aplicar en la siguiente tarea.

Pero, curiosamente, sobre esta duda no pude obtener nada. Más bien, la incertidumbre aumentaba, y no parecía haber una pista para resolverla.

—En fin, solo hay que hacerlo, ¿no? —Me senté de nuevo en el escritorio y reanudé la corrección del proyecto.

No hubo grandes cambios en la parte del juego; solo debía ajustar lo que Kuroda mencionó sobre las especificaciones y la expansión hacia los medios.

Había detalles menores, como cifras o fechas, pero era algo que podía hacer poco a poco y no necesitaba pensarlo ahora.

Tras avanzar bastante, cerré el archivo del proyecto por un momento.

Abrí la ventana de la habitación para ventilar el espacio.

El aire cálido y pegajoso del verano entró en la habitación. Pequeños insectos, atraídos por la luz, volaban hacia la ventana y caían al ser detenidos por la mosquitera.

Mientras escuchaba el chasquido de los insectos, volví a reflexionar sobre lo ocurrido antes.

Todo parecía extrañamente plano. No era tristeza ni resignación; era un sentimiento claramente distinto. Tenía motivación para preparar el proyecto para la presentación, y también pensaba en lo que vendría después.

Pero no podía encontrar los sentimientos más allá de eso. No pude evitar pensar que parecía faltar algo que continuara con el deseo de aprobar el proyecto.

—…Quizá…

En medio de un aire denso y pesado, sentí que en mi mente nacía una luz difusa.

Pero aquello estaba muy lejos de ser una luz que iluminara el futuro.

—Tal vez el verdadero futuro estaba aquí.

Desde que había destruido el futuro de Tsurayuki, había seguido reparando el mundo del pasado.

Y ahora, quizás por fin, ese mundo empezaba a volver a su estado original.

Si era así, entonces lo que había sentido en la reunión y los sentimientos que había tenido desde antes podrían tener una explicación.

Es decir, yo…

—…No es momento de pensarlo ahora. —Cerré la ventana, sacudí ligeramente la cabeza y volví a abrir el archivo del proyecto—. Calma… tal vez deba reconsiderarlo.

No sabía si se trataba de reconsiderar sobre el proyecto o sobre mí mismo.

Al final, sin llegar a resolverlo, continué trabajando meticulosamente en las correcciones del proyecto.


[1] Se refiere a la gestión de marca: un conjunto de acciones para crear una marca reconocible, con un nombre, símbolo o diseño que la distinga y la posicione en la mente de los consumidores. Su objetivo es construir conexiones emocionales, generar una percepción específica y un sentido de valor único en el público para influir en sus decisiones de compra.

[2] Conjunto de creaciones intangibles del intelecto, como invenciones, obras literarias y artísticas, símbolos y nombres utilizados en el comercio.

[3] Combinación de canales de comunicación que utiliza una empresa para promocionar sus productos o servicios, como redes sociales, publicidad impresa, televisión y correo electrónico. Es una estrategia de marketing diseñada para maximizar el retorno de la inversión publicitaria y alcanzar a la audiencia de manera más efectiva.

[4] Término usado para referirse a “ public relationship ” o relaciones públicas. Son estrategias para gestionar la percepción y reputación de una organización hacia el público y medios de comunicación.


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