El Maestro del Valiente
“¿Estás
bien? ¿Estás herido, Onii-chan?”
“Estoy
bien. No estoy herido.”
‘Hmm… ya veo. Esa Letty…’
La
expresión de Leticia, al preocuparse por wynn, era suave. Una expresión que
finalmente pudo mostrar después de cuatro años de viajar y abrirse como amigos.
Era una expresión que había mostrado delante de Raúl y sus otros compañeros,
pero nunca delante de los demás. Esta era la primera vez que veía a Leticia con
esa expresión en su rostro en presencia de tantas otras personas.
“Lo
siento, Wynn-kun. También me emocioné de más en la segunda mitad.”
“¡No,
yo me siento honrado de poder cruzar espadas con el ‘Santo de la Espada’!”
Las
mejillas de Wynn se sonrojaron e inclinó la cabeza ante Raúl.
“…¿El
‘Santo de la Espada’?”
“De
verdad… Estuve en un mano a mano con el ‘Santo de la Espada’…”
Los
tres estudiantes involucrados murmuraban con caras aturdidas. De ninguna
manera, en realidad este hombre sospechoso de aspecto de vagabundo, era el príncipe
heredero del Reino de Lyon y el héroe Raúl Orto Lyon, quien ostentaba el título
de “Santo de la Espada”. Era natural estar aturdido.
“‘Santo
de la Espada’…”
“Ese
Raúl Orto Lyon…”
Los
estudiantes que se habían reunido allí también estaban murmurando. En un abrir
y cerrar de ojos, no sólo la escuela de caballeros, sino también toda la
capital imperial debió ser consciente de la existencia de Raúl.
“Hmmm…
algo parece haberlos alterado a todos.”
“¡Por
supuesto! ¿Qué crees que estás haciendo?”
“Ugh…”
Leticia
se acercó a Raúl, apuntándole con el dedo.
“¿¡Cómo
puede el príncipe de un país estar en este lugar!? ¡Y más encima estás vestido
así! Si Tiara se entera, se enojará contigo.”
“¿Qué-Qué
tiene que ver Tiara en todo esto?”
Raúl
se estremeció ante la habilidad con la espada de Leticia. Dejando escapar su voz
involuntariamente.
Además,
Tiara Thane y Raúl, la sacerdotisa que servía en el Gran Templo de Emerdia,
llamada “Santa”, eran pareja.
“Eres
el príncipe heredero, ¿y no es eso algo importante ahora mismo?”
“Oh
no, siempre que salgo eso da igual…”
“Hablando
de eso, es cierto…”
Leticia
dejó escapar un suspiro. Recordó que cuando él se unió a su viaje, había
escapado del palacio real por su cuenta y la siguió.
“Bueno,
en parte es porque quería conocer al maestro de Letty. Hay circunstancias que hacen
necesario que también me encuentre contigo adecuadamente.”
“¿Conmigo?”
“Por
ahora…”
Raúl
miró a su alrededor, y luego…
“Sí
que hay alboroto.”
“Es
tu culpa…”
‘Me
pregunto quién destaca más.’
Wynn
pensó lo mismo.
“Supongo
que ya se ha informado de que Raúl-sama está aquí.”
“Onii-chan,
no tienes que corregir tu lenguaje por Raúl.”
“Es
una grosería llamarme Raúl, Letty, ¿no? Bueno, incluso para mí, es más fácil
estar cómodo de esa manera, pero ¿no se podría ocultar ese hecho ahora que estoy
visitando este país?”
“No
creo que se pueda.”
“Lo
sé… bueno, está bien. Yo también tenía que conocer a Alfred. Wynn-kun.”
“¿A
quién?”
“¿Puedes
llevarme a la embajada de nuestro país? No podría ir al Palacio Imperial vestido
así, como se esperaba.”
mirándose
todavía vestida con su ropa de viaje, Raúl se rio.
“Muy
bien, señor. Le conseguiré un carruaje de inmediato.”
“Solo
dime el camino. No me gustan los carruajes y esas cosas.”
“Si
lo dice así…”
“¿Cuáles
son las circunstancias que requerían que te reunieras conmigo?”
Leticia
dijo con una expresión de desaprobación a Raúl, que procedía con la
conversación por su cuenta.
“No
es que tengamos prisa por hablar de ello, y este tampoco es el lugar adecuado. De
todos modos, el palacio imperial servirá.”
“Entonces
tendré que ir al Palacio Imperial también, ¿no?”
Leticia
frunció el ceño descaradamente.
“No
has estado asistiendo a ninguna fiesta nocturna o algo así de todos modos,
¿verdad? Deberías ser más social, ¿sabes, Letty? Después de todo eres muy bonita.
Una hermosa flor debería ser vista y amada por mucha gente, ¿no crees? ¿No
estás tú de acuerdo, Wynn-kun?”
“¿Qué?
Um, yo…”
Wynn
parecía avergonzado y sacudido.
“Es
solo que ya estoy cansada de tantas fiestas nocturnas…”
Las
fiestas nocturnas… las reuniones sociales eran también un lugar de encuentro
para los nobles. Desde su regreso a la capital imperial después de derrotar al
rey demonio, Leticia había asistido a varias de ellas, pero cada vez se había
cansado de los muchos hombres que se habían reunido a su alrededor. No podía evitar
ser el centro de atención de todos los jóvenes nobles de la sala, pero para
ella, que ya estaba enamorada, esas miradas eran simplemente molestas.
“Estoy
segura de que Su Alteza Cornelia asistirá, así que apostaría a que Wynn-kun
también vendrá a la fiesta de esta noche.”
Raúl
miró a Wynn significativamente, y luego le guiñó un ojo a Leticia.
“Ya
veo.”
Si
fuera una fiesta para festejar a Raúl, el príncipe heredero del país vecino,
Cornelia, la princesa, también estaría presente. Si Cornelia asistiera, Wynn,
que se había convertido en su guardaespaldas, también asistiría.
‘Si
Onii-chan va a la fiesta de esta noche, tal vez pueda bailar con él…’
Leticia
le echó un vistazo a Wynn, que tenía un signo de interrogación en su rostro,
incapaz de entender el significado de la mirada de Raúl.
En
medio de la elegante música que tocarían los músicos de la corte, Wynn envolvería
suavemente sus manos alrededor de la esbelta cintura de Leticia, y ella se
inclinaría más cerca de él, bailando tranquilamente al son de la melodía. Mientras
la suave y hermosa melodía fluía, Leticia sin querer se vio imaginando su paso
mientras se dejaba llevar por la torpeza de Wynn.
“…Sí,
tal vez no sea tan malo.”
“¿Qué
sucede?”
Wynn
escuchó el murmullo de Leticia y preguntó con curiosidad.
“…No
es nada.”
Leticia
regresó de su ensueño mientras descartaba el tema.
“Mientras
tanto, yo le llevaré al salón de la nobleza de la Escuela de Caballeros hasta
que pueda conseguirle un carruaje…”
“No
quiero tener que intercambiar saludos con gente importante.”
“Pero
si nos quedamos aquí demasiado tiempo, haremos una escena. En algún lugar
discreto… ¿tal vez la habitación de Onii-chan y de Locke-san?”
“¿Nuestra
habitación? ¿No crees que es grosero mostrarle a Raúl-sama un lugar como ese?”
“Está
bien, solo es Raúl.”
“¡Oye,
Letty!”
Raúl
vio cómo la expresión de Leticia cambiaba de una a otra mientras conversaba con
Wynn, y sonrió, pero cuando apartó la vista, miró al cielo, que se había
iluminado completamente.
“Un
maestro y un estudiante es como una relación padre-hijo. El maestro sólo tiene
que dar a sus estudiantes un poco de ayuda y luego sólo puede vigilarlos. Pero
lo extraño es que el estudiante crece observando al maestro más de lo que el maestro
piensa, y eventualmente el estudiante se superará a sí mismo. Esa es la belleza
de ser un maestro.”
Esas
fueron las palabras que dejó el maestro de Raúl, el anterior “Santo de la
Espada”. Leticia había dicho que fue descuidada por su familia desde que era
una niña. Pero que encontró el significado de la vida en este mundo en la
espalda que seguía mirando. Creció viendo a Wynn, y fue gracias a él que obtuvo
un corazón inquebrantable como El Valiente.
‘Ya
veo… Wynn Bard, eh. Aquel que Letty ha estado observando. Que a su vez ha
estado observando a Letty. Y… la razón por la que pudo luchar contra el Rey
Demonio.’
Raúl
aún tenía presente el día en que conoció a Leticia. Un fragmento del pasado que
todavía podía recordar clara y vívidamente.
Los
ojos de Leticia en ese entonces.
Aquellos
ojos llenos de melancolía y fragilidad, pero cuando empuñaba su espada encarando
a un enemigo, se podía ver un fuerte brillo de voluntad en ellos, un brillo de
voluntad que trataba desesperadamente de resistir un duro destino.
Raúl
quedó fascinado por esos ojos y acompañó a Leticia en su viaje. No los pudo olvidar.
‘Estás
de vuelta donde se supone que debes estar, Letty.’
“Oye,
Raúl, no te quedes ahí parado, ¿vamos?”
“Sí,
sí, está bien. Entonces te pido que me muestres el lugar, Wynn-kun.”
“Me
parece bien, señor.”
“¡Vamos,
Onii-chan, no necesitas ser formal con Raúl!”
“No,
no hay forma de que haga eso.”
Raúl
se rio y los siguió mientras se paraban y caminaban delante de él. Wynn y Leticia
jugueteaban.
‘Si
pudiera… me gustaría que Letty siguiera viviendo una vida pacífica…’
Desde
el fondo de su corazón, Raúl estuvo de acuerdo. Por eso, se comenzaba a enfadar
con aquellos que intentaban involucrarla de nuevo en lo que iba a tener que
decirle.
Por
cierto, cuando Wynn regresó al dormitorio con Leticia y Raúl sin previo aviso,
llamando a la puerta de su habitación, la puerta se abrió desde adentro. Locke
salió de la puerta de su habitación, todavía con los ojos soñolientos y con el
cabello desaliñado, y un sándwich roído en su mano, que probablemente era el
desayuno.
“Oh,
bienvenido de nuevo Wynn… eh, ¡buenos días, Leticia-sama! Siento que me vea
vestido así.”
“No,
no te preocupes, Locke-san. Siento molestarte tan en la mañana.”
“Teníamos
un invitado, y sólo quería mostrarle nuestra habitación.”
“¿Hmm?
¿Quién? Ah, este viejo.”
“¿¡Vie-viejo!?
¡Sólo tengo veinticinco años!”
“¡Locke,
Locke! ¡Este es el Santo de la Espada! ¡El Santo de la Espada-sama!”
“¿Santo
de la Espada? ¿Cómo podría ser el Santo… espera, ¿¡no me digas que de verdad él
es el ‘Santo de la Espada’ Raoul Orto Lyon!?”
“¡Locke,
el Sándwich! ¡El Sándwich!”
Como
era de esperar, se despertó de sopetón. Al oír que el hombre que estaba delante
de él era el famoso “Santo de la Espada”, el sándwich que estaba a punto de
morder casi se le escapa de las manos a Locke, que estaba con los ojos bien
abiertos, y Wynn lo atrapó rápidamente en el aire.
“¡Espera,
espera, usted! ¿¡Por qué está aquí el Santo de la Espada!? Oh, no, no es
extraño, ya que Leticia-sama también está aquí, ¿no es así? ¿¡No es extraño!?”
Finalmente,
cuando Wynn intentó ir a la oficina de la escuela de caballeros para organizar
un transporte a la embajada del Reino de Lyon, le dijo:
“Espera,
espera, espera, yo iré a buscar el carruaje. Tú te quedas en la habitación, ¿de
acuerdo? Leticia-sama está allí y así está mejor.”
Locke
apartó a Wynn mientras casi lloraba. Aunque Wynn también estaba un poco nervioso
con Raúl, él tenía una aliada llamada Leticia, una fuerte aliada que estaba más
que a la altura del Santo de la Espada. En lo que respecta a Locke, Wynn era
aún más capaz de soportar este espacio tenso que sería insoportable para una
persona común.
‘El
Valiente y el Santo de la Espada… una persona ordinaria como yo no puede estar
en la misma habitación, ¡imposible, imposible!’
Salió
corriendo al pasillo para alejarse de la habitación, que se había convertido en
un lugar mágico antes de que lo notara.
‘¡Sabía
que había muchas rarezas alrededor de Wynn! ¡No puedo creer que esté hablando con
el Santo de la Espada de cerca y personalmente de esa manera!’
Sin
embargo, Locke no lo sabía. Después de esto, aunque pudo escapar de su
habitación, que se había convertido en un mundo mágico, sabía que los
estudiantes que se hubieran enterado de la visita del Santo de la Espada, así
como la gente de toda la escuela de caballeros le harían preguntas sobre él….
Ese
día, Locke (Leticia aparte), además de su encuentro con el Santo de la Espada
Raúl, fue constantemente interrogado por estudiantes y colegas curiosos, y
cuando volvió a su habitación después de terminar sus deberes, estaba tan
agotado que ni siquiera pudo comer.
‘Maldición,
ese idiota natural de Wynn…’
Cuando
se desplomó en la cama, Locke hizo un firme voto en su mente de que un día se
vengaría de Wynn.
3 Comentarios
Genial gracias 😊
ResponderBorrarEn primer lugar gracias por revivir la novela, en segunda, quiero más....
ResponderBorrarPobre Locke xD
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