El Maestro del Valiente

Capítulo 81 - La realidad del mundo

 

“Hemos estado aquí bastante tiempo, ¿no?”

“Me alegra saber que Lina está bien.”

“Vamos a vernos de nuevo.”

“Por favor, invítenme a mí también si lo hacen.”

 

Después de salir de la casa de Laura, Wynn, Leticia y Cornelia caminaban por un pequeño sendero que se extendía entre un pastizal y la granja. A lo lejos, entre las cadenas de montañas, se veía el sol poniéndose.

 

“Pero, además, las personas que fueron secuestradas en los barrios bajos eran también los que podían usar magia.”

 

Las víctimas de los casos de desaparición en los barrios bajos de los que Laura había oído hablar seguían siendo en su mayoría personas que podían utilizar magia. Hubo solo algunos casos que parecían ser diferentes, pero seguían ocurriendo con frecuencia.

 

Los magos que vivían en los barrios bajos vivían recluidos, o ya no podían vivir en la ciudad. Puede que no tuvieran trabajo en la ciudad, pero tenían habilidades que podían utilizarse para ganarles algo de comer. Prácticas de medicina mágica, astrología y, a veces, oficios como guardias para alguien con más dinero. Algunos de ellos, a cambio de una pequeña cantidad de dinero, enseñaban letras, aritmética y magia sencilla, como “Ignición” y “Luz”, que cualquiera podía utilizar.

 

Los magos podían usar magia, así que incluso en los barrios bajos inspiraban cierto respeto y miedo. Si fueran a ser secuestrados, sin duda nacerían rumores en base a eso, incluso tratándose de los barrios bajos, donde las desapariciones eran comunes. Además de que a Laura le era fácil escuchar rumores por el hecho de que viajaba dentro y fuera de la capital por negocios, era especialmente sensible a esos rumores, ya que, su hija, Ifelina, pertenecía a los avian, y podría ser objetivo si las personas equivocadas se enteraban de su existencia. Gracias a esto, Wynn y los demás pudieron obtener mucha información de Laura. Por supuesto, no toda la información de Laura sería correcta, por lo que tendrían que preguntar en los barrios bajos para obtener confirmación, aunque claramente la dificultad de la investigación sería diferente si no tuvieran ninguna información previa.

 

“¿Debo decirle a Locke-san sobre esto y visitar a la persona de la que Laura-san nos contó?”

 

Laura parecía conocer a alguien cercano a uno de los magos desaparecidos y dibujó un mapa del lugar donde vivía esa persona. Wynn asintió a la pregunta de Leticia.

 

“Así es. Un mago que vive en los barrios bajos sería una existencia llamativa, para bien o para mal, y si desapareciera, probablemente empezarían los rumores. Pero…”

 

Cuando Wynn dijo eso, miró a Leticia y a Cornelia. Él nunca había vivido en los barrios bajos, pero había venido aquí a menudo cuando aún era un niño trabajando como aventurero. Era una aldea en si misma llena de gente sin trabajo, muchos de los cuales vivían en simples chozas hechas de madera que ya no servía para nada. Todos ellos se pasaban el día sin nada más que la ropa puesta. Wynn y Locke estarían bien aquí. Los dos eran plebeyos, por lo que si llevaran ropas sencillas, no se sospecharía de ellos mientras fueran vestidos como sirvientes o aventureros que habían venido a comprar algo a la ciudad. Sin embargo, Leticia y Cornelia… Ambas eran auténticas nobles. Las dos destacaban incluso en las calles de la capital imperial. Ni vistiéndose con ropas más humildes que las de Wynn y Locke podrían pasar desapercibidas.

 

“¿Crees que los barrios bajos son demasiado peligrosos para Cornelia-sama?”

“¿Es peligroso?”

 

Cornelia miró a Wynn.

 

“Los barrios bajos son una zona sin ley en la que te pueden robar, asesinar, secuestrar, violar, etc. si te sales del camino y te adentras en las calles secundarias. Ni siquiera guardias y caballeros podrían ir solos por ahí.”

 

Aunque Leticia estaría bien. Aquellos que intentaran actuar de forma insolente con ella aprenderían una dolorosa lección a cambio.

 

“Para caminar por allí, hay que estar siempre atento a lo que te rodea. Nunca debes dejar que los habitantes te afecten. Aunque sean niños, debes estar en guardia.”

“¿Incluso los niños…?”

 

Wynn asintió. En muchas zonas rurales, cuando las cosechas eran escasas, se vendía a los niños para reducir las raciones de comida y obtener dinero para el momento, y también se abandonaba a los ancianos. A ellos también se les podía ver por los barrios bajos, vagando vestidos con harapos y los ojos de la cara hundidos. Ellos también pasaban los días desesperados por sobrevivir. Para conseguir toda la poca comida y el dinero que pudieran, recurrían a actividades delictivas como el carterismo y el robo en tiendas, y a veces incluso formaban bandas de niños para cometer robos.

 

Los niños, impotentes en los barrios bajos, se convertían en la salida perfecta para la violencia de los adultos. Buscaban las sobras y robaban, ganándose el odio de la gente del pueblo, con la mayoría de ellos muriendo antes de llegar a la edad adulta. De los pocos que sobrevivían, todos, salvo unos pocos que se hacían un nombre como aventureros y similares, pasaban a vivir como criminales.

 

“No todo el mundo nace siendo delincuente. Pero no se puede vivir sin cometer un delito.”

 

Wynn se rio ligeramente y dijo: “Si mi destino se hubiera torcido un poco, yo también podría haberme convertido en uno”.

 

“Aun así, ¿podrías mostrarme el lugar?”

“¿Cornelia-sama?”

 

Al sentir un sonido algo serio en el tono de Cornelia, Wynn se detuvo y volvió a mirarla.

 

“He estado pensando en ello durante mucho tiempo. Cuando cumpla los dieciocho años, desempeñaré funciones públicas. Estaré involucrada en asuntos políticos. Si eso ocurre, probablemente no podré ser tan libre como ahora. Nadie podrá mostrarme este tipo de oscuridad…”

 

Cornelia miró fijamente a Wynn.

 

“Es ahora o nunca. Una oportunidad para ver las sombras. Necesito verlo como una persona involucrada en los asuntos políticos del Imperio… Es por culpa de nosotros, los gobernantes del imperio, que hacemos la vista gorda a las sombras, que nuestros súbditos están experimentando tales privaciones y sólo pueden vivir en lugares pobres.”

 

Para sobrevivir a la guerra contra los demonios, el Imperio concentró en su día el poder en manos de la familia real, los nobles y los caballeros. No tuvieron más remedio que elegir un sistema de unificación central. Sin embargo, el poder demasiado concentrado pronto se convirtió en algo que sólo explotaba a los súbditos. A excepción de algunos nobles, habían obligado a sus súbditos a hacer sacrificios sólo para llenarse los bolsillos. Para que esta situación ya no siguiera ocurriendo, Cornelia tenía que analizar la situación actual.

 

“No solo eso…”

 

Leticia, que iba delante, se detuvo y dijo en tono tranquilo.

 

“No solo eso. La disparidad entre las zonas que han sido dañadas por los demonios y las que no, es increíblemente grande.”

 

Incluso en el Imperio Lemmrousell, cerca de la frontera norte, muchas de las ciudades habían sido quemadas hasta los cimientos debido a los ataques de los demonios. Plantaciones se perdieron y muchas aldeas desaparecieron. Al mismo tiempo, hace unos años, hubo una mala cosecha por al mal clima, y el hambre golpeó al pueblo.

 

Sin embargo, irónicamente, fue el ejército el que salvó al pueblo. Las personas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares pudieron obtener alimentos alistándose como voluntarios en el ejército. Como se mencionó anteriormente, el país tuvo que apostar su supervivencia en la batalla contra los demonios, por lo que el ejército se abasteció de suministros como una cuestión de la más alta prioridad. Así, aunque comieras hasta la saciedad, mientras pertenecieras al ejército, no pasarías necesidad de comida.

 

Por supuesto, muchas personas perdieron la vida en batallas contra los demonios. Pero si el destino de morir de hambre era ineludible, y el ejército podía sobrevivir si la suerte estaba de su lado, entonces sólo había una opción.

 

Sin embargo…

 

“Con el rey demonio derrotado, el mando de los demonios se derrumbó, y el ejército de la Alianza Continental Anti-Demonios perdió su necesidad de existir. Pero eso no quiere decir que el poder militar que tenemos ahora vaya a desaparecer pronto. El país, que aún mantiene un enorme poderío bélico, comenzó a buscar un nuevo lugar para soportar el peso de la misma. También es cierto que los comerciantes se enriquecieron con la guerra. Pero con el fin de la guerra llegó la pérdida de una enorme base de consumidores, la falta de ventas, el estancamiento y un gran número de personas que perdieron sus puestos de trabajo… y el caos no muestra signos de disminuir.”

 

Leticia volvió la cara en dirección al sol poniente. Su cabello dorado iluminado por la luz brillaba rojizo y el viento que cruzaba suavemente el prado lo hacía revolotear como si jugara con él.

 

Su apariencia era tan esplendorosa que Wynn y Cornelia se sorprendieron, aunque daba una impresión de tristeza.

 

“La tierra del norte que gobernaba el rey demonio sigue siendo una tierra que se ha vuelto estéril con su miasma. El ejército, que fue su gran enemigo, no tiene espacio para nuevas personas, y los que se vieron obligados a abandonar sus hogares y los que perdieron sus trabajos están a la deriva hacia los países del sur, aferrándose a la poca esperanza que tienen.”

 

Leticia habló en tono tranquilo.

 

“Oye, Onii-chan. La gente de todo el mundo me llama El Valiente y me alaba como su salvadora, pero también soy la fuente del caos actual en este mundo.”

 

Leticia se dio la vuelta. Mientras el sol poniente brillaba, su expresión fue ocultada, viéndose como una sombra para Wynn y Cornelia.

 

Hubo mucha gente que se salvó cuando ella derrotó al Rey Demonio. Mucha gente se alegraba de poder seguir con vida y que tal enemigo hubiera sido aniquilado.

 

Por otro lado, la oferta misma que creó tanta demanda en el campo de batalla creó también un gran número de desempleados. Si pensamos en que algún país no se hubiera enfrentado directamente al rey demonio, el poder militar que tendría se habría estado acumulando sin desgaste, dejando la sensación de estar a la deriva en muchos lugares, con refugiados produciéndose en gran número, superando la capacidad de aceptación de cada país.

 

No cabía duda de que un aspecto de esta agitación social fue creado por Leticia, El Valiente.

 

Sin embargo…

 

Los que han perdido sus casas. Los que perdieron sus empleos. Los que morirán en la próxima guerra.

 

Los débiles, ellos ni siquiera se daban cuenta de que el origen de su situación era El Valiente, y se limitaban a seguir dando palabras de sincero agradecimiento a Leticia.

 

“¿Fui realmente capaz de salvar el mundo? ¿Realmente he hecho algo para que me den las gracias? ¿Acaso no soy solo como el Rey Demonio, aumentando la miseria del mundo?”

“Eso no es cierto, Leticia-sama.”

 

Dijo con fuerza Cornelia, respondiéndole a Leticia.

 

“De hecho, el mundo está en confusión debido a la transformación de la posguerra. Los desempleados y los refugiados inundan las calles, la seguridad empeora, y los países agotados por la lucha contra los demonios se convierten en el blanco del poder militar de los países en mejor situación. Lo mismo ocurre con el imperio: nuestro país también ha perdido muchos recursos humanos, y Petersia está atenta para invadir nuestro país.”

 

Los ojos de Cornelia cayeron en ese momento, pero luego abrazó suavemente a Leticia.

 

“Pero estos no son los problemas de los que Leticia-sama debe ser responsable. Leticia-sama ha eliminado una gran dificultad que no podíamos manejar. Era un problema que nunca podría resolverse, por mucho que los políticos lo intentaran. Pero la situación es diferente ahora. Sí, la agitación en el mundo es muy grande. Pero estos problemas pueden ser resueltos por nosotros, no, tenemos que hacerlo.”

“Oye, Letty.”

 

Leticia miró a Wynn mientras Cornelia la abrazaba.

 

“¿Recuerdas cuando Paul-san dijo: ‘Nuestros hijos están ahora en un mundo donde pueden tener esperanza en el futuro’?”

“Sí.”

“Tú dices que la derrota del Rey Demonio ha provocado el caos social y ha creado muchas nuevas desgracias, pero yo creo que las palabras de Paul-san son lo único que importa. La confusión en el mundo debe corregirse poco a poco. Podemos avanzar hacia un mundo en el que todos sean felices. Es algo muy difícil de hacer, y sé que no es una cosa que se pueda lograr de inmediato. Pero cuando el Rey Demonio estaba cerca, la gente se encontraba en una situación en la que ni siquiera podía pensar en esas cosas. Había personas que no podían ver el mañana. También había gente que se regía por la desesperación…”

 

Una de esas personas era Sarah Ferrule. Una mujer que perdió de vista su fe e intentó acabar con el mundo de una vez por todas invocando al Dios de la Destrucción.

 

“Pero ese no es el caso ahora. El Rey Demonio ha sido derrotado, y la gente tiene más tiempo. Incluso si los problemas difíciles no pueden ser resueltos por la generación actual, pueden ser confiados a la siguiente generación. Tú misma les diste esa oportunidad a las personas de todo el mundo.”

 

◇◆◇◆◇

 

‘Hay demasiadas cosas que desconozco.’

 

En su mente, Cornelia se dijo para sí misma. Fue la curiosidad la que la llevó a ir junto con Wynn y los demás. Quería ver el mercado del que tanto había oído hablar, que era tan vibrante y bullicioso. Quería caminar fuera de la capital imperial con sus propios pies y experimentar el aire y el tamaño de la misma.

 

Locke estaba en una misión de caballero, y Wynn y Leticia fueron al gremio de aventureros para ayudarlo, terminando con Seri presentándoles a Laura. La única razón por la que ella fue era porque Wynn era su sirviente y de esa forma se podrían mover mejor, pero realmente quería satisfacer su curiosidad.

 

Cornelia echó una mirada silenciosa a Leticia, que caminaba delante de ella.

 

Las palabras de Leticia.

 

Se preguntó cuántas cosas podía ver, habiendo sido considerada El Valiente durante sus años de sensibilidad y habiendo visto el mundo. Ella era dos años más joven que Cornelia, pero lo que llevaba en su pequeña espalda era mucho más pesado que ella misma como princesa del imperio. Aunque derrotó al Rey Demonio y salvó el mundo —una hazaña que nadie había logrado jamás—, seguía preocupada por la agitación del mundo que devino de algo que ella misma provocó.

 

‘Yo no sé nada.’

 

Entró en una escuela de caballeros como le dijo su hermano Alfred. Había muchos caballeros, nobles y estudiantes ricos que querían convertirse en magos, e incluso plebeyos como Wynn. Era la primera vez que Cornelia, criada con esmero en lo más recóndito del palacio imperial, entraba en contacto con el mundo exterior fuera del palacio. Comenzó a ir a la ciudad para visitar a su amigo, Wynn. El mundo que conocía Cornelia parecía expandirse poco a poco, pero seguía pareciéndole pequeño.

 

Los barrios bajos en los que se producen delitos con frecuencia.

 

Los que se vieron obligados a abandonar sus hogares debido a las batallas con los demonios, los que perdieron sus empleos y vinieron a la ciudad en busca de trabajo. Allí, el hambre, la enfermedad y la violencia campaban a sus anchas, y los niños y ancianos impotentes eran pisoteados y morían cada día. Incluso bajo los pies de Cornelia, un mundo así se estaba extendiendo cerca. La gente que vivía en el imperio, los que vivían en los barrios bajos, eran iguales. Como uno de los líderes del imperio, ella tenía el deber de protegerlos. Cornelia hizo su resolución mientras miraba la espalda de Wynn y Leticia que caminaba a su lado.

 

No se trataba de algo que le hubieran dicho su padre, Alexei, o su hermano, Alfred, como hasta ahora, sino de su propia voluntad. En el día que estaba por venir, ¿acaso sería ella capaz de lograr algo siendo la Princesa Imperial?

 

…Ella iba a ver el mundo con sus propios ojos.



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