El Maestro del Valiente
Capítulo 113 - PosiciónAunque eran vecinos, al pasear
por la ciudad, el estilo de los edificios, la comida, los productos exhibidos
en las tiendas y las diferencias en la ropa que llevaba la gente hacían darse
cuenta de que estaban en un país extranjero. La embajada imperial, construida al estilo del
Imperio, era visible en la ciudad de Lyon, y seguramente serviría de
recordatorio a los viajeros que llegaban a este país por diversas razones, del
Imperio que era su hogar. Incluso Wynn, que no había salido de Simurgh desde
hacía mucho tiempo, sintió una sensación de alivio cuando el edificio quedó a
la vista. El
edificio de la embajada del Imperio Lemmrousell, país vecino y gran potencia,
parecía ser bastante grande.
Caminaron a lo largo de la
muralla exterior de tres metros de altura y finalmente llegaron a una puerta de
vallas de hierro. Junto a la puerta había una caseta que parecía ser un puesto
de vigilancia, con un solo guardia de pie junto a ella. Cuando el
portero se dio cuenta de que Wynn y Leticia se acercaban, les dirigió una
mirada de advertencia.
“¡Ustedes dos! Quién… ¿¡!?” Preguntó en tono severo, pero se quedó paralizado a mitad de la frase.
Una de las dos personas era una
chica rubia increíblemente atractiva. Y junto con ella venía un joven que
llevaba el uniforme del Cuerpo de Escuderos Imperiales.
“¿¡E-es Mavis-sama!? ¿Entonces ese es el Escudero
Wynn?”
“Sí. Pensé que se habían puesto en contacto con
ustedes de que vendríamos de visita…”
“¡Lo siento mucho!”
Cuando Wynn dijo eso algo
extrañado, el guardia de la puerta se enderezó rápidamente y le saludó.
“Un momento, por favor.” Se movió con
rapidez al interior de la caseta.
Oyeron algunas voces de pánico en
la habitación, y luego el sonido de una puerta que se abría y se cerraba
bruscamente.
“…¿Y
esto? ¿No
tendríamos que haber venido?”
Dijo Leticia con una sonrisa preocupada en su rostro.
Leticia tenía razón en parte,
pero eso era porque Wynn y ella habían venido a pie. Su posición
actual era la de invitados de Estado del Reino de Lyon. Además del valiente,
Leticia era también la hija de un duque, por lo que era normal que llegara en
un carruaje preparado por el reino de Lyon, un carruaje muy fino, nada menos. Y antes de
llegar a su destino, un mensajero debía de informar de su llegada y ser recibida
por el encargado o alguien equivalente. De hecho, cuando salieron del palacio real, les dijeron
que un carruaje estaba listo para ellos.
“Ya que hemos llegado hasta Lyon, queríamos echar
un vistazo a la ciudad.” Wynn rechazó el carruaje, diciendo que irían a pie.
Leticia no tenía problemas para
caminar, además de que ambos querían echar un vistazo a la ciudad. Como
resultado, las personas que trabajaban en la embajada imperial tuvieron
problemas innecesarios.
En resumen… Desde el
punto de vista del personal de la embajada del Imperio Lemmrousell, era un gran
error que la hija del noble de rango elevado del imperio, y más el mayor héroe
de la humanidad, llegara como si nada hasta la puerta.
Al abrirse apresuradamente el
portón, un gran número de personas se apresuró a salir de la oficina
diplomática al mismo tiempo. A la cabeza estaba el jefe de la embajada, el
embajador imperial, el conde Riselman. Este había sido presentado por Cornelia como una
persona que había abandonado el Imperio durante mucho tiempo para ser destinado
al Reino de Lyon, y cuyas habilidades eran muy apreciadas por Alfred.
El conde Riselman se precipitó
hacia las puertas e inclinó la cabeza como si estuviera a punto de arrodillarse
ante Wynn y Leticia.
“Siento mucho, mucho, Mavis-sama, no haberle dado
la bienvenida y haberle hecho esperar en un lugar así. Y a usted también, Escudero
Wynn-dono. Me informaron que llegarían hoy, pero esperaba que los trajera un
carruaje…” El
Conde Riselman se disculpó; sudor en la frente y una mirada desesperada.
Wynn estaba desconcertado por la
disculpa del Conde Riselman. Sabía que estaría desesperado por disculparse con
Leticia. Ya que no querría disgustar al rey y al emperador de un gran país, ni
tampoco ante el ser más cercano a dios, quien ni siquiera se inclinaba ante el sumo
sacerdote de la iglesia. Sin embargo, lo que lo confundió es que la disculpa
del Conde Riselman también eran para él.
No, Wynn era también un sirviente
de Cornelia, la Primera Princesa del Imperio, y mientras fuera acogido como
invitado de estado del Reino de Lyon, debía de ser tratado como un invitado de
honor por la embajada. Sabiendo eso, la reacción de Riselman era natural. Pero,
según la experiencia de Wynn, la reacción de los nobles del imperio hacia él,
un plebeyo, era a menudo simbólica, por consideración a los altos cargos,
Leticia y a veces Cornelia. Dicho esto, pudo percibir que las disculpas del
Conde Riselman estaban siendo dirigidas sinceramente desde el respeto. Algo así nunca
iba a suceder en el Imperio.
Desde su visita a este país, Wynn
había notado que los nobles, militares y civiles del Reino de Lyon le habían
mostrado una cantidad aparentemente excesiva de respeto, pero nunca había
esperado lo mismo de sus compañeros nobles.
“Por favor, levante la cabeza, Conde. La razón por
la que cambiamos nuestro horario original y vinimos aquí a pie se debe a nuestra
propia conveniencia, así que por favor no se moleste.”
“Estoy muy agradecido de escuchar eso. Entonces
déjenme mostrarles la embajada. Por aquí, por favor.”
Debió sentirse profundamente
aliviado por las palabras de Wynn. Se respiraba un aire de alivio no sólo entre el
conde Riselman, sino también entre el personal de la embajada que estaba detrás
de él.
El edificio de la embajada era
grande, a la altura de sus vastos terrenos. Al igual que los demás edificios
del recinto, tenía seis pisos. Había un gran salón para celebrar cenas y bailes
para un gran número de invitados, así como suficientes habitaciones para alojar
a dichos invitados.
“Por favor, relájense en esta habitación.”
Wynn y Leticia fueron conducidos
a una habitación de invitados de la embajada.
La Embajada era la primera línea para
la diplomacia del Imperio con el Reino de Lyon.
La sala de invitados, en la cual
a menudo se llevaban negociaciones para el imperio, aunque no era igual que las
habitaciones de invitados del Palacio Imperial, estaba decorada con muebles y
adornos más elegantes que la residencia de un noble ordinario.
“También es una instalación para dar a conocer el
prestigio del Imperio no sólo a Lyon, sino también a los países extranjeros que
tienen embajadas en este país, así como en el nuestro. Estamos orgullosos de
decir que es tan buena como cualquier casa de huéspedes de nuestro país.” Al
ver que no sólo Wynn, sino incluso Leticia también, dejaban escapar un suspiro de admiración
ante la magnífica decoración expuesta en la sala, el conde Riselman hinchó el
pecho con orgullo.
No había adornos llamativos con exceso
de oro y joyas. Al
parecer, la habitación estaba decorada con muebles que hacían juego con todo el
estilo de la habitación. Hacía sentir un sentimiento de dignidad y calma. Al
mismo tiempo, cada uno de los artículos era de gran calidad, y el espacio
estaba creado con un sentido exquisito que por ningún momento te hacía dudar
del poder del Imperio Lemmrousell.
Si el conde Riselman era quien
había ordenado la disposición de los muebles en esta habitación, podían
entender por qué Alfred le tenía en tan alta estima.
De hecho, el hecho de que el
Reino de Lyon se hubiera puesto del lado de Alfred en el actual conflicto
interno del Imperio se debía en parte al poder del Conde Riselman.
Cuando Wynn y Leticia llegaron a
la mesa del centro de la sala, una mujer que parecía una sirvienta de la embajada
les sirvió el té. Un
té de estilo imperial elaborado con finas hojas de té.
“Me jacto de
ser un aficionado al té, y este té está hecho con las mejores hojas que hemos
podido encontrar. Algunos de los que no valoran tanto la calidad, sino más bien
la robustez y la destreza militar, pueden criticar nuestros gastos como un
despilfarro, pero son necesarios para mostrar el prestigio de nuestro imperio
en esos lugares donde nos enfrentamos a países extranjeros. Por supuesto, el
espíritu de la frugalidad de los que respetan las artes militares es
maravilloso, pero el tiempo y el lugar requieren respuestas y formalidades
adecuadas. Si no lo hiciéramos, se nos faltará al respeto no sólo a las
personas que trabajan en esta embajada, sino también a la organización a la que
pertenecen y al país. Leticia-sama y, por supuesto, Wynn-sama, el Maestro del Valiente,
gozan de una gran fama en este país. Les ruego que mantengan eso en sus mentes.”
Las palabras del conde Riselman,
que en un principio parecían una explicación repentina sobre las hojas de té, parecieron
convertirse en una advertencia, por el hecho de que habían llegado a pie en
lugar de carruaje. A pesar de la cara sonriente del Conde Riselman, Wynn
y Leticia asintieron al ver la seriedad en su tono y en sus ojos.
Cuando estás en una cierta posición, se espera que
te comportes de forma adecuada a ella. Letty y yo debíamos tener cuidado, ¿no?
Tanto Wynn, un plebeyo, como Leticia,
que había sido tratada injustamente por su familia a pesar de ser una noble de
alto rango, se sentían cercanos a la gente de a pie, para bien o para mal. Por
esta razón, no prestaban mucha atención a su comportamiento. Sin embargo, fueron
golpeados con fuerza con el recordatorio al ver el incómodo momento por el que
pasaron las personas que trabajaban en la embajada antes, e inmediatamente
después, recibieron una queja del conde Riselman.
Ahora que lo pienso, el capitán Royce dijo algo
similar antes.
Fue cuando Wynn fue asignado a la
unidad comandada por Royce. Cuando fue convocado por los Caballeros, Wynn
acudió a ellos con su camisa y pantalones desgastados, su armadura de cuero en
mal estado que parecía haber sido recogida en un campo de batalla, y su espada
de caballero desgastada. Royce le pilló in fraganti y lo reprendió.
“Cuando
partamos de la Capital Imperial, muchos ciudadanos acudirán a despedirnos. En
una situación así, tu armadura y tu aspecto tan lamentables serán una vergüenza
para nuestra Orden.”
Esta vez fue lo mismo. Mavis, la famosa
Valiente, llegó a su destino a pie. ¿Qué pensarían los habitantes de otros
países si vieran este hecho? Parecería que el Imperio Lemmrousell y el Reino de
Lyon ni siquiera prepararon un carruaje para el mayor héroe de la historia de
la humanidad, y lo enviaron a pie hasta su destino, incluso si los hechos eran diferentes
y era lo que ella quería. Esa pequeña diferencia de percepción podría llevar a
una debilidad fatal en las relaciones diplomáticas entre países.Si la mala
reputación del Imperio Lemmrousell y del Reino de Lyon por su trato
irrespetuoso hacia el Valiente se extendiera, daría a todo el continente una
mala impresión de los dos países en la diplomacia y el comercio.
El Conde Riselman, en su posición
de gran responsabilidad en la diplomacia, no podía pasar por alto la
indiscreción de los jóvenes, que podría poner al Imperio en desventaja. Por eso les llamó
casualmente la atención a Wynn y Leticia.
Además, en el reino de Lyon, no
sólo se respetaba a Leticia, sino incluso a Wynn como su mentor. La razón fue
que Leticia le dijo a su compañero de viajes, Raúl, que tenía un maestro y que
el manejo de la espada que había adquirido era fruto de sus enseñanzas, lo cual
ahora era ampliamente conocido por el pueblo.
“Parece que mi nombre se está difundiendo como el maestro
del Valiente Mavis… pero de alguna manera me siento avergonzado, como si los
rumores anduvieran solos.”
“Jajaja, si recogiéramos todos los rumores sobre
Wynn-dono que se han difundido por el país, vería que se ha convertido en un
personaje bastante interesante.” El conde Riselman sonrió divertido y les habló de
la imagen del personaje de Wynn que prevalecía entre la gente de este país.
Según estos, Wynn Bird era un
maestro de la espada que una vez se enfrentó al Santo de la Espada de una generación
anterior y al Creador de la Espada Mito. Era un anciano de cabello blanco y
ojos afilados, y mientras vagaba por el continente luchando contra los
demonios, conoció al Valiente Mavis, descubriendo su talento con la espada y
entrenándola como su aprendiz.
“¿De quién se supone que están hablando?”
Wynn murmuró sorprendido, mientras Leticia, sentada a su lado, con
una mano sobre su boca, reía.
“Por supuesto, los que están en la cima del reino
conocen a Wynn-dono, pero los rumores que circulan entre los bardos y la gente
que se informa a través de historias y demás, lo convierten colectivamente en
una persona así.”
“Y ustedes recogen esos rumores en la embajada…”
“Ese es uno de nuestros deberes.”
Wynn asintió profundamente,
dejando escapar un suspiro. Como había aprendido en la escuela de caballeros,
las embajadas en países extranjeros no sólo servían como misiones diplomáticas,
sino también como bases para actividades de inteligencia.
“Aunque los rumores parecen estar muy alejados del
verdadero Wynn-dono, es sin embargo un hecho innegable que es usted el maestro al
que Leticia-sama reconoce. Debería de estar orgulloso.”
Las palabras del Conde Riselman fueron
recibidas con un profundo asentimiento por parte del Valiente sentado junto a Wynn. De hecho,
Leticia nunca habría sido capaz de empuñar una espada ni de aprender magia si
no hubiera conocido a Wynn, así que no había duda de que Wynn era su maestro.
En ese momento, se oyó un ligero
golpe en la puerta de la habitación.
“Discúlpenme.” Tras hacer una ligera reverencia, el conde Riselman
abandonó su asiento y abrió la puerta. Cuando recibió el informe de una mujer que
parecía una sirvienta que llamó a la puerta, hizo una pequeña inclinación de
cabeza y volvió a mirar a Wynn y a Leticia. “Parece
que el invitado del que les han informado ha llegado.”
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