El Maestro del Valiente

Capítulo 118 - La propuesta de emplazamiento de la Catedral Sarah Ferrule (II)

 

La construcción de la Catedral Sarah Ferrule fue anunciada a los países del continente en nombre del Gran Templo de Emerdia. Esto se hizo con el propósito de reunir mano de obra para la construcción.

 

Uno de los artesanos tenía una casa que era un pequeño taller con un horno. El artesano entonces, ahora supervisor. contrató a varios obreros para que vivieran y trabajaran con él, realizando trabajos de herrería principalmente para pequeños objetos como herramientas y clavos.

 

Con tanta gente reunida y el pueblo expandiéndose día a día, había demanda de una gran variedad de productos de hierro. No sólo se fabricaban herramientas, sino también ollas, hoces, cuchillos y cualquier otra cosa que estuviera hecha de hierro. Los pedidos que llegaban al taller ocupaban el horario de los trabajadores del taller para todo el día.

 

“¡Oh, chicos! ¡Otro pedido de trescientos clavos! ¡Pero todavía hay mucho trabajo que hacer hoy! ¡Sigan con el buen trabajo!”

“¡Sí, jefe!” Los trabajadores respondieron al mensaje del jefe de la herrería con vigor.

 

No era una escena poco común en este pueblo ahora. Había varias profesiones y talleres, pero en todas partes la demanda superaba a la oferta, y cuando se encendía los hornos y las calderas, el pueblo parecía un campo de batalla.

 

Había un hombre llamado Rolf que llevaba dos semanas trabajando en el taller. Llevaba una camisa gris y pantalones gruesos. Era un hombre fornido, con unos músculos formados por el trabajo de herrero que abultaban su camisa. Aunque tenía una barba incipiente, tenía un rostro fiero. Como indicaban sus músculos, se le daba bien el trabajo duro. También era muy bueno con las manos, y su amo le tenía especial aprecio.

 

“Oye, Rolf, ¿quieres ir a tomar una copa o algo ahora? Encontré un lugar con unas chicas bonitas.”

“…No, lo siento. No me gusta salir.”

“¿Qué, y eso por qué?”

“Bueno, de sirve lamentarse. Él no sale de copas. Pero en su lugar, yo saldré contigo.”

“¿Qué? ¿Y a ti quién te invitó?”

“¿Qué, tienes un problema conmigo?”

“Si fuera con Rolf, podría atraer mujeres, pero tú…”

“¿Qué demonios dices? ¡No es como si fueras diferente a mí! Incluso si vas con Rolf, él se llevará a todas las mujeres y terminarás con la tendera en el mejor de los casos.”

“¿¡Ah!? ¡Atrévete a decirme eso de nuevo, desgraciado! ¡Soy mejor que tú! Y te digo que, si quisiera, podría tener una o dos mujeres…”

“¡A otro perro con ese hueso!”

“Ja, ¿quieres que te lo pruebe? Solo observa, imbécil. Me conseguiré una o dos chicas sin Rolf.”

“¡Sí, veámoslo! Oye, Rolf. ¡Dile al jefe que fuimos a tomar un trago!”

“Oh, de acuerdo.”

 

Los dos compañeros, al igual que Rolf, también eran trabajadores, por lo que cuando salían a tomar algo, le pedían que le avisara al jefe. Entonces, se llevaran bien o no, salieron del taller hombro con hombro, gritándose el uno al otro. Después de despedirlos, Rolf se puso a limpiar el trabajo del día.

 

“He oído que Rolf es un ferviente creyente de una especie de dios. Por eso no bebe, aparentemente.”

“¿Qué mandamiento es ese, exactamente? ¿Qué espera de la vida si no puede beber? Si yo fuera él, no querría un Dios que me prohíba beber.”

“Oye, Rolf va a escucharte.”

“Aun así, no sabía que había un dios así.”

“Oh, cuál era… el nombre de ese dios.”

“¿No es Anastasia-sama?”

“No, no. Quiero decir, si Anastasia-sama prohibiera la bebida, el alcohol desaparecería de este mundo…”

“Hablando de eso, tienes razón.”

 

…Es Noale-sama.

 

Las voces de sus dos compañeros se alejaban. Mientras la veía partir, Rolf recitó el nombre del dios en el que creía en su corazón. El sello sagrado en su pecho. Originalmente, Rolf tenía la condición de sacerdote.

 

El nombre de este dios era Noale. Muy poca gente conocía el nombre de este dios. Incluso entre el clero, era probable que sólo un puñado. Sin embargo, fue una figura muy importante en la historia de la creación de este mundo. La contraparte de Anastasia, la diosa de la creación. La gente lo llamaba el dios del fin.

 

Noale, el dios de la destrucción.

 

Destrucción, desaparición y muerte.

 

Noale, el Dios de la Destrucción, tenía una fuerte imagen de dios maligno. Pero de la creación a la destrucción, y de nuevo a la creación. La destrucción que precedía Noale era una destrucción por el bien de la creación, y no estaba relacionada con la destrucción o la ruina según los estándares humanos. Sin embargo, la imagen negativa de Noale no pudo ser borrada y fue olvidada por el pueblo, pero en los últimos años, su nombre había sido susurrado entre ciertas personas. Entre la gente de un país del norte que fue destruido por los demonios. Rolf también era de un país del norte que sufrió ese mismo destino. Mientras vagaba como refugiado, se enteró de la existencia de Noale, el Dios de la Destrucción, por un compatriota. Rolf cambió su religión del dios en el que había estado creyendo y pasó a creer en Noale, recibiendo finalmente el rango de sacerdote. Sin embargo, muchos de sus compatriotas, cuando Rolf se volvió devoto del Dios de la Destrucción Noale, se distanciaron de él.

 

Por otra parte, Noale, el Dios de la Destrucción, no prohibía beber alcohol. Sólo que Rolf, que no era bueno para socializar, utilizaba su fe como excusa para negarse a beber. Como el número de creyentes era reducido, aunque tuviera el rango de sacerdote, no tenía poder en la sociedad.

 

Al igual que muchos refugiados, Rolf tenía dificultades para llegar a fin de mes. Fue entonces cuando oyó hablar de la construcción de un nuevo pueblo. Se iba a construir una catedral con el nombre de la Santa Sarah Ferrule, y alrededor de la catedral se construiría un pueblo. Si iba allí, podría conseguir un trabajo, y si tenía suerte, incluso podría construir una pequeña iglesia al dios Noale en el nuevo pueblo. Con esto en mente, Rolf llegó al futuro pueblo.

 

“Oye, Rolf. Tienes una visita.” Después de limpiar, estaba a punto de cenar e irse a la cama temprano, cuando llegó el hombre que le había contratado.

“¿Una visita?”

“Lo tengo esperando afuera. Ve a verlo.”

“Me pregunto si es uno de mis compatriotas. Muchas gracias.” Le dio las gracias a su jefe. Cuando salió, vio a una persona con una túnica negra-gris de pie. El hombre tenía la capucha de la túnica puesta, así que no pudo verle la cara. Lo único que podía decir es que era un hombre.

“Tch… Rolf, eres tú, ¿no?” 

“Sí, así es, pero ¿quién eres? ¿Te conozco?”

 

Pero el hombre de la túnica no respondió a la pregunta, sino que chasqueó la lengua y se retiró lentamente la capucha para mostrar su rostro a Rolf.

 

“Oye, Rolf. Si es un conocido tuyo que vino de visita, te daré algo de dinero para que salgas a comer con él… ¿Rolf?” El maestro del taller salió pensativo para darle a Rolf algo de dinero para que fuera a comer, pero su empleado y el hombre de la túnica que había venido a visitarle no estaban allí.

 

◇◆◇◆◇

 

El templo temporal de la Catedral Sarah Ferrule era una estructura de madera de dos pisos. En el primer piso estaban la cocina y el comedor, que eran necesarios para la convivencia de un grupo de personas. Era también en el primer piso donde se hacía pasar a los que venían a buscar la salvación, a una sala donde se consagraba una estatua de dios.

 

Wynn, Leticia y Mito fueron llevados a una habitación del segundo piso. Abel, Seri y Liesbert estaban con ellos.

 

En el segundo piso se encontraban las habitaciones y aposentos de los clérigos que trabajaban en el templo temporal. Sin embargo, los seis fueron enviados primero a la habitación de Liara. Como responsable del templo, a ella le tocó la habitación más grande, como era de esperar. En el centro de la habitación había un escritorio, varias sillas y un jarrón con flores. Había una gran estantería contra la pared.

 

“Oye, Wynn. Liara-sama es una Santa, ¿verdad? Una de verdad, ¿no?”

“Sí-sí. Así es.”

 

Abel, sentado junto a Wynn, le susurró emocionado.

 

“¿En serio? Es increíble. Es de verdad. Puedo presumir con mi hermano… no, puedo presumir con los chicos del gremio sobre esto. No puedo creer que haya podido conocer a uno de los miembros del grupo del Valiente que derrotó al rey demonio, ¡e incluso cenar con ella!”

“¿Eh? Oh, ya veo…”

 

Ahora que lo pienso, Abel ha estado inmerso en el gremio de aventureros y no ha vuelto a casa.

 

De hecho, también recibieron la visita de otro de los compañeros de Leticia llamada Tiara en el Nido del Pájaro Errante. Raúl, que incluso se alojó en la posada, no reveló quién era, por lo que su verdadera identidad pasó desapercibida. Sin embargo, Tiara también ayudó a Seri a reparar la choza en la que vivía Wynn cuando se la alquilaron. Y la amiga de la infancia de Abel, Leticia, era también conocida como el “Valiente”.

 

Chicos del gremio… ¿aún no le han contado a Abel lo de Letty?

 

Los aventureros veteranos del Gremio de Aventureros de Simurgh sabían que Leticia, que solía ir y venir del gremio con Wynn cuando era una niña, era en realidad la mismísima Valiente Mavis. Sin embargo, se lo habían ocultado a Abel. Sabían que Abel estaba enamorado de Leticia, y les hacía gracia.

 

“De verdad, es realmente increíble. Tú también lo crees, ¿no? ¿Verdad, Wynn?”

“Ah, claro. Algo así.”

 

A su lado, Leticia luchaba por contenerse la risa.

 

“Pero creo que últimamente me estoy acostumbrando a este tipo de situaciones.”

“Bueno, Wynn, eres un caballero, ¿verdad? Así que tienes la oportunidad de hablar con nobles y gente similar. Pero vamos, te estás reuniendo con Liara-sama. No es para nada igual que reunirse con un noble.”

 

Alfred, el príncipe heredero del Imperio Lemmrousell. La primera princesa Cornelia. Tiara Scyrus Velfa, la Gran Sabia. El Santo de la Espada, Raúl Orto Lyon. Mito, el Creador de la Espada.

 

Wynn había conocido a mucha gente que acabaría pasando a los libros de historia y al folclore, Leticia aparte. Se preguntó si debía explicar eso.

 

Abel miraba a Liara. Sus ojos tenían una pizca de anhelo.

 

“Sí, sé exactamente lo que estás sintiendo.”

 

Para ser honesto, ciertamente ver a Liara Thane hizo que su propio corazón bailara. Pero no sentía que estuviera rígido de nervios frente a ella. Incluso entre los amigos de Leticia, Raúl y Tiara tenían un aire inabordable. No sentía eso con Liara. Ella llevaba una atmósfera de calma que envolvía suavemente a todos. Le pareció comprensible que la llamaran Santa.

 

Las cuatro sacerdotisas, que se estaban acercando a la vejez, les trajeron la comida. Ya que estaban cerca del mar, les sirvieron una sopa de mariscos y pescado blanco. En la mesa había una cesta con pan. A Mito le sirvieron una gran copa de madera hasta arriba de sake.

 

“¡Jojo! ¡Este es un buen sake!” La cara de Mito se arrugó al oler el alcohol.

 

Las sacerdotisas que habían terminado de servir la comida estaban arrodilladas rezando a Liara. Después de la muerte de los canonizados Santos, se construía un templo en su nombre y eran consagrados como divinidades, al igual que Sarah Ferrule. También Liara debía ir al cielo como un dios cuando su vida terminara. Por eso los fieles le rezaban.

 

Mientras Wynn observaba, dirigió su atención a Leticia, que estaba sentada a su lado. Ella acababa de agradecer la cena y estaba a punto de llevarse una cucharada de sopa a la boca. No sólo Liara, sino los grandes personajes que dejaban su nombre en la historia solían ser venerados como dioses después de su muerte. Si lo pensaba, Leticia también encajaba en ese criterio.

 

“¿Qué pasa, Onii-chan?” Leticia se dio cuenta de que Wynn la miraba, y detuvo su mano para llevarse la sopa a la boca.

 

Letty es una diosa… Sonrió amargamente y se encogió de hombros. ¿También bendice la comida? Entonces es la diosa de la cocina…

 

“Mmm… estás pensando en algo grosero, ¿no?”

“Es sólo tu imaginación.” Cuando Leticia le miró con desconfianza, Wynn siguió comiendo con el rostro despejado.

 

 

El espeso follaje de los árboles bloqueaba el brillo de las estrellas, dejando una espesa oscuridad. Si fuera ciego, sería difícil incluso caminar. Lo profundo del bosque era un lugar que la gente se negaba a pisar. Originalmente era un mundo de demonios y bestias nocturnas que vivían en la oscuridad. Las únicas excepciones eran los elfos, que se autodenominaban la estirpe del bosque. Ellos cazaban a los demonios que acechaban en la oscuridad y protegían el orden del bosque.

 

Ese día, Liesbert y sus compañeros notaron algo extraño y se dirigieron al lugar y vieron la escena. Llamas brillando en la profunda oscuridad. Un círculo mágico flotando en el aire. Un esqueleto con una túnica que parpadeaba como el fuego.

 

A la orden del anciano que invocó al esqueleto, éste iluminó sus cuencas oculares sin ojos con una espeluznante luz roja y arrasó con los compañeros de Liesbert. Él también fue gravemente herido por el esqueleto, y cuando volvió en sí, sus compañeros se habían convertido en una masa de carne. Arrastrando su cuerpo herido de vuelta a su aldea, descubrió que los que se habían quedado habían desaparecido, y el retoño del Árbol del Mundo que habían protegido cuidadosamente se había marchitado y muerto por el denso miasma.

 

 

Cuando Liesbert terminó su relato, la sala se llenó de silencio. La expresión pálida del rostro de Liesbert demostraba que no estaba exagerando en absoluto, y que él había sido testigo de un terrible desastre. Intentó hablar con calma, pero cuando habló de las horribles muertes de sus camaradas, en su rostro se vislumbraba la frustración y la ira.

 

“Letty. ¿Podría ser ese demonio esqueleto…?”

 

Una serie de incidentes que Wynn y los demás tuvieron que investigar antes, empezando por el secuestro de una noble. Secuestraron y mataron a personas con poderes mágicos una tras otra. Los cuerpos fueron luego utilizados como marionetas. El demonio llamado “Ruff” que Reynard von Hoffmain, el líder, había invocado cuando se vio acorralado por Wynn y los demás parecía ser el mismo demonio que había mencionado Liesbert.

 

‘Estoy seguro de que es el mismo demonio que yo vi. Así que… ya ha sido destruido por las manos del Valiente…’ Cuando Wynn le contó lo sucedido, Liesbert cerró los ojos y asintió. ‘Pero tengo una pregunta.’ Dijo Liesbert al abrir los ojos. ‘Valiente-sama. Este mago Reynard, no era un demonio, ¿verdad?’

 

Leticia pensó un momento y luego negó lentamente con la cabeza.

 

‘No. No era un demonio.’

‘Si el demonio que nosotros nos encontramos y el demonio que el Valiente-sama destruyó eran el mismo individuo, entonces la persona que lo convocó no pudo haber sido Reynard. Yo lo vi claramente. No podría equivocarme.’

 

En un lugar donde el bosque estaba ligeramente abierto. El invocador que apareció a la luz del círculo mágico que no dejaba de parpadear inquietantemente era el que había dado pesadillas a Liesbert cuando era miembro de la Alianza Continental Anti-Demonios: Era un anciano vestido con un frac, como el de un mayordomo que podría utilizar la nobleza de un país humano. Sin embargo, en su interior había una existencia muy diferente a la de un ser humano. Se trataba de un demonio que se enfrentó y derrotó a Liesbert y al resto del ejército de los elfos él solo.

 

‘No hay manera de que pudiera haber confundido esa cosa. Incluso entonces, sólo pude observar impotente cómo mis amigos eran masacrados.’ La voz de Liesbert tembló. Liesbert, que había rezumado más rabia y arrepentimiento que miedo al hablar del monstruo que había destruido su aldea, se aterrorizó con sólo pensar en aquel demonio que usaba el frac.

 

‘Ese demonio del frac. ¿Cuál era el propósito de su incursión en la aldea de los elfos?’ Mito, que había estado escuchando tranquilamente la conversación, interrumpió. El viejo enano, que tenía más de cien años, era capaz de hablar en élfico de forma fluida. Era mucho más fluido que Wynn, que había aprendido élfico en la escuela de caballeros.

 

‘Cuando recuperé la conciencia y volví a mi aldea, no había rastro de los aldeanos, y el retoño del Árbol del Mundo se había marchitado. Por lo que el Valiente-sama dijo antes, es posible que haya sido víctima de una marioneta de ese mago llamado Reynard.’

‘Hmm… un retoño Árbol del Mundo marchito. ¿Lo recuerdan? Cuando nos conocimos en las Majil, había un retoño del árbol del mundo en la plaza donde estaba el hormiguero.’

 

Una enorme grieta atravesaba el grueso tronco, y todas las hojas se habían caído, dejando sólo las ramas desnudas. Y un gran número de hormigas pululando alrededor de su tronco.

 

‘Es imposible que un retoño del Árbol del Mundo con el poder de purificar el miasma se marchitara sólo porque se hubiera reunido un gran número de demonios hormiga. Esto significaba que algo le ocurrió antes de que aparecieran las hormigas, que provocó que se marchitara.’

‘El retoño en la aldea de Liesbert-san y el retoño que vimos en el camino de la mina abandonado de las Majil estaban ambos marchitos. No creo que sea una coincidencia.’

‘No hay duda de que ese demonio fue el responsable de que se marchitara el retoño de mi aldea, teniendo en cuenta las circunstancias.’ Liesbert miró a todos después de las palabras de Wynn y dijo: ‘Si ese es el caso, ¿es natural pensar que lo que le ocurrió al retoño del camino de la mina abandonado también fue obra del mismo demonio?’

‘Pero, ¿cuál es el propósito exacto de hacer marchitar los retoños del Árbol del Mundo?’ Leticia se puso la mano sobre la boca y pensó en ello.

‘Los retoños del Árbol del Mundo tienen el poder de purificar el miasma liberado por los demonios. ¿Tal vez no querían que eso siguiera pasando?’

‘Las profundidades de una mina abandonada es un lugar al que nadie se acercaría. La única razón posible para que el demonio fuera a ese lugar es por el retoño del Árbol del Mundo. Como dijo Liara, tal vez no les gustaba ese poder de purificación del miasma…. Pero si ese es el caso, ¿por qué destruir los retoños del Árbol del Mundo ahora? Ha habido muchas oportunidades para hacerlo antes.’

‘Es cierto. Si el poder para purificar el miasma fuera demasiado débil, se habría hecho antes de que Letty derrotara al Rey Demonio.’

‘También tengo curiosidad por el hecho de que el dragón que estaba protegiendo el retoño no se veía por ninguna parte.’

 

Cuando Mito fue a la plaza donde crecía el retoño del Árbol del Mundo hace unos meses, había un dragón viviendo allí y ningún nido de hormigas gigantes a la vista. Probablemente, algo debió ocurrirle al dragón cuando el demonio le hizo algo al retoño del Árbol del Mundo. El dragón era la especie más fuerte entre todos los seres vivos. Si hubiera luchado con un demonio, habría sido feroz. Una gran cantidad de miasma debía de haberse dispersado. Ese miasma debió de haber provocado que las hormigas que vivían bajo tierra se convirtieran en demonios. Mito pensó en esto mientras se acariciaba la barba.

 

‘Al oír que hay otros retoños que han muerto, así como el que se encontraba en mi aldea, puede que todavía haya otros retoños del Árbol del Mundo que hayan sido atacados por los demonios. Sea como sea, mañana me dirigiré a Elnasa.’ Dijo Liesbert, con una mirada de determinación en su rostro. ‘Pude curar mis heridas en este templo. Los Altos Elfos de Elnasa deben saber dónde están los demás retoños del Árbol del Mundo. También debemos informar sobre los movimientos de los demonios esta vez.’

 

Leticia asintió.

 

En Elnasa, la capital de los elfos al pie del Árbol del Mundo, estaban los Altos Elfos, la familia real de los elfos. Como los Altos Elfos custodiaban los espíritus del Árbol del Mundo, debían saber dónde estaban los retoños.

 

‘Sí, es cierto. No sabemos qué quieren los demonios en este momento, y si vamos a Elnasa, Tiara estará allí. Podríamos ser capaces de averiguar algo.’

‘Así es.’

 

Liesbert asintió a las palabras de Leticia.

Había un sentimiento de impaciencia en su corazón después de la destrucción de su aldea, pero ahora Leticia iba a ir a la capital de los elfos. Ella tenía razón, no podrían hacer nada sin más información.

Sería mejor ir a Elnasa como se había planeado originalmente y contarle esto a los Altos Elfos y a la “Gran Sabia” Tiara Scyrus Velfa.

 

“O-Oye, Wynn…”

 

Cuando pensó que la historia de Liesbert había terminado, Abel, que estaba sentado al otro lado de Leticia, le preguntó a Wynn en un susurro.

 

“¿De qué demonios acaban de hablar?”

“Oh, cierto…”

 

Todos, excepto Abel, podían hablar normalmente en élfico, por lo que Wynn había olvidado que sólo él no podía hablarlo.

 

“Bueno, para ir al grano…”

 

Wynn le contó a Abel lo que habían estado hablando.

Luego se dirigió a Abel y a Seri, que estaba sentada detrás de él.

 

“Entonces, ¿qué van a hacer Abel y tú ahora?”

“E-Estoy pensando en ir a Elnasa con Liesbert-san.”

 

Seri dijo que tenía abuelos en Elnasa de su padre fallecido.

 

“Ni mi abuelo ni mi abuela saben que mi padre ha muerto. Estoy segura de que nunca podré ir allí a menos que sea en una oportunidad como esta, y voy a verlos.”

“Mi trabajo es escoltar a Seri, así que allí estaré. ¿Y ustedes, Wynn y Letty?”

 

Dijo Abel, mirando a Leticia.

 

“Estamos aquí por un encargo. Tenemos una misión, así que supongo que dejaremos a Abel y a los demás aquí.”

“¿Qué? Yo pensaba que íbamos a ir juntos a Elnasa…”

 

Parecía que Abel pensaba que Wynn y Leticia se unirían a ellos en su camino a Elnasa desde aquí. Abel, que sentía predilección por Leticia, se sintió evidentemente defraudado y decepcionado.

 

“Onii-chan.”

 

Al ver que Wynn y los demás habían terminado de hablar, Leticia se dirigió a Wynn.

 

“Las barreras en el santuario de Sarah Ferrule será levantadas por Liara mañana.”

 

Mientras Wynn explicaba el contenido de la conversación a Abel, Leticia parecía haber explicado las circunstancias de su visita aquí.

 

“El santuario es tan peligroso que ha sido cerrado con llave y sellado mágicamente para evitar que nadie entre sin permiso. También hay un sello mágico que ha colocado la propia Sarah. Yo los acompañaré para levantar el sello y quitar las barreras.”

“Gracias.”

 

Liara sonrió a Wynn, que inclinó la cabeza. Luego miró las caras de los demás y se levantó.

 

“Bueno, creo que ya hemos terminado de hablar. Ya es bastante entrada la noche. Vamos a descansar un poco para mañana. Les he preparado agua caliente. Tómense su tiempo y relájense.”

“¿De verdad? ¡Qué alegría!”

 

Gritó feliz Leticia, y a Seri se le iluminó la cara.

Un baño era el mejor lujo para curar el cansancio de un largo viaje.

 

“Vamos a sudar también. Oye, vamos, Abel. ¿Abel?”

 

Abel, que había estado mirando a Leticia con cara relajada, fue instado a acompañar a Wynn a darse un baño, y él y los demás se dirigieron a la habitación que les habían preparado.


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