El Maestro del Valiente

Capítulo 119 - Seri

 

Seri era una medioelfa, nacida de un padre elfo y una madre humana.

En la cerrada sociedad de su aldea, la gente de diferentes razas solía ser condenada al ostracismo. Y si eras un medioelfo sin poder alguno todavía, era probable que fueras un blanco de intimidación.

El padre de Seri también tuvo dificultades para llevarse bien con los aldeanos cuando se casó con su madre. Le dijo a Seri que le costaba hablar con ellos porque él no sabía hablar el idioma humano.

Sin embargo, el padre de Seri era un excelente cazador y también podía controlar la magia.

Cada vez que había que plantar un nuevo campo en la aldea, abrir una nueva vía de agua o atacar a una bestia o bestia demoniaca peligrosa, el padre de Seri utilizaba activamente su magia para ayudar a la aldea. Aunque no sabía hablar el idioma, trabajaba en silencio.

La gente de la aldea confió en su actitud, y cuando Seri tuvo edad suficiente para recordar, la familia fue aceptada como miembro de la aldea de Torque.

 

He recorrido un largo camino, ¿verdad?

 

Después de conseguir agua caliente y refrescarse en el templo temporal, Seri salió a enfriarse un poco.

Para una plebeya como Seri, una bañera llena de agua caliente era un lujo. Ella solía limpiarse el cuerpo con agua caliente. no bañarse en ella, y sólo iba a los baños públicos en sus días libres.

No pudo evitar darse un largo baño caliente y ahora salía a refrescarse.

 

El exterior estaba tranquilo.

Sólo se oía el zumbido de los insectos y el débil sonido del viento.

A poca distancia del templo temporal, había un montón de piedra y madera que parecían ser materiales para la construcción de la catedral. También había una pila de herramientas.

Parecía ser un lugar de descanso para los trabajadores, y bajo una sencilla construcción sólo con un techo, había un gran escritorio de madera y varias sillas rudimentarias, y sobre el escritorio había robustos platos de metal apilados en forma desordenada.

Seri se acercó y se sentó en una de las sillas.

No había más que un techo y ninguna pared, así que cuando miró al cielo, pudo ver que estaba lleno de estrellas y no había ni una nube en el cielo.

 

“Mamá, papá. ¿Pueden creerlo? Ahora estoy en el Reino de Lyon.” Murmuró Seri en voz baja mientras miraba las estrellas parpadeantes. “Hasta hace poco vivía en la pequeña aldea Torque, y la única ciudad grande en la que he estado es Nest. Hasta yo estoy estoy sorprendida.” Bajo el cielo nocturno donde nadie la escuchaba, Seri dejó escapar una pequeña risa. “Y también conocí a Liara-sama. Es una Santa. Parece ser una mujer muy amable. Ella curó las heridas de Liesbert-san en poco tiempo, cuando aún estaban muy recientes.”

 

Si la aldea Torque nunca hubiera sido atacada, Seri aún estaría pasando sus días ahí, ayudando a su padre y a su madre a cuidar los campos.

Tal vez estaría en la ciudad de Nest, o tal vez en una aldea vecina. Su madre habría tenido un yerno, ella habría dado a luz a un hijo y seguiría trabajando con su longevo padre en la aldea mientras cuidaba de su anciana madre. Debió de vivir toda su vida así.

Leticia, Tiara y Liara.

Cuando Seri tuviera hijos, les contaría cuentos para dormir, pero nunca había llegado a conocer a ninguno de los personajes de esas historias.

Estaba honestamente orgullosa de ahora hacerlo, pero…

 

“Papá, mamá, ojalá ustedes pudieran conocer todo esto también… Simurgh, Clennad, Mitos. He visto muchas ciudades. En la ciudad real de Lyon, también hay un océano y muchos barcos grandes flotando. Realmente me gustaría habérselos mostrado…” Seri susurró y se desplomó sobre sus rodillas.

 

Había pasado casi un año desde la destrucción de la aldea Torque y, aunque había pasado sus días trabajando en la Posada del Nido del Pájaro Errante en la capital imperial Simurgh, todavía lloraba por la noche cuando se iba a la cama y recordaba de repente lo ocurrido. Sin embargo, hacía poco que lo había estado superando. En su viaje con Liesbert y Abel había intentado no recordar lo que había pasado con la aldea.

Tal vez fuera porque no quería causar una ansiedad innecesaria a sus dos compañeros de viaje.

Pero hoy, en el templo temporal, recordó a su madre y a su padre, que habían muerto, probablemente porque había visto las caras de Wynn y Leticia.

Ambos eran asiduos a la posada del Nido del Pájaro Errante, y no pasaban ni tres días antes de volver a ir comer a la posada.

Verlos la hizo relajar su tensión.

Seri se sujetó las rodillas y mantuvo la cabeza agachada durante un rato, pero luego levantó la vista y se limpió las lágrimas de los ojos.

 

“No, no es el momento de llorar. Tengo que ser fuerte. Si me vieran así, mi padre, mi madre y el resto del pueblo se preocuparía.” Seri se levantó. Luego cerró los ojos, cruzó las manos y rezó a las estrellas. “Padre, madre. Me voy a Elnasa, la ciudad natal de padre. Voy a ver al abuelo y la abuela que viven allí. Para ser sincera, me da miedo como medio-elfo ir a la tierra de los elfos, pero Liesbert-san y Abel-san irán conmigo. Ahora también tengo a Wynn-san y Leticia-sama… Aunque podría ser irrespetuoso hacerme llamar su amiga. Así que, por favor, no se preocupen y no dejen de mirarme.” Después de decir esta oración, Seri se levantó. Recordando el pasado, sintió que su estado de ánimo deprimido se aclaraba un poco. “Ahora, será mejor volver.”

 

El templo temporal era custodiado por un vigilante nocturno, y una fogata estaba encendida día y noche en la gran entrada.  

El patio de materiales donde se encontraba Seri estaba lejos del fuego, y el área circundante estaba casi completamente oscura.

Tal vez esto fuera una bendición disfrazada.

Cuando estás cerca de un fuego y tus ojos se acostumbran a su brillo, es complicado poder ver a través de la oscuridad.

 

¿Qué? ¿Qué pasa?

 

No era sólo que sus ojos estuvieran acostumbrados a la oscuridad. Con sangre medio elfa en sus venas, la visión nocturna de Seri le permitía ver múltiples figuras moviéndose en la oscuridad.

 

¿Gente del pueblo?

 

El pueblo creado por la gente que se reunió para construir la catedral se extendía al pie del cabo. El emplazamiento de la propuesta de la catedral y el templo temporal donde se encontraba Seri estaban a cierta distancia del pueblo, pero las figuras que se movían en la oscuridad se acercaban definitivamente a la ubicación de Seri.

 

Eso es extraño de hacer para la gente del pueblo.

 

Por un momento, Seri se preguntó si alguien del pueblo había enfermado o se había herido repentinamente y venía al templo temporal en busca de curación, pero rápidamente descartó la idea, ya que no traían ninguna luz consigo.

Aunque tuvieran prisa, no vendrían sin luces por el camino en la noche, cuando no podrías ver por dónde vas.

 

¡Tengo que avisar a alguien!

 

Seri dio un par de pasos hacia atrás y luego se dio la vuelta rápidamente hacia la entrada al templo temporal iluminada por la hoguera. Si se acercaba lo suficiente, podría encontrar a alguien del templo temporal que estuviera vigilando.

Seri estaba a punto de correr.

Una brisa acarició suavemente su rostro.

De repente, sintió la presencia de alguien justo detrás de ella.

 

“Tch, tch, tch, ¿cómo puede una chica joven estar en un lugar tan oscuro a esta hora? Eres una chica mala.”

 

La voz de un anciano le susurró al oído.

Le retorció el brazo a Seri y le tapó la boca por detrás.

Llevaba una túnica que desprendía un extraño olor, y más de la mitad de su rostro estaba oculto, por lo que no podría ver su expresión. Por el sonido de su voz, indicaba que era un hombre mayor.

Seri se retorcía e intentaba gritar desesperadamente, pero tenía la boca tan tapada que incluso le costaba respirar.

 

“Qué lástima, si no hubieras salido tan tarde por la noche, podrías haber muerto sin experimentar ningún miedo.”

 

La boca del hombre se torció en una sonrisa.

Aterrorizada, Seri trató de forcejear aún más, pero el hombre aumentó la fuerza de su agarre, y el dolor finalmente impidió a Seri siquiera moverse.

 

“…u… ugh…”

 

Sin embargo, gracias al dolor, Seri, que había estado al borde del pánico debido al miedo, recuperó algo de compostura.

Se esforzó por mover los ojos, que era lo único que podía mover libremente en su cuerpo torcido e inmóvil, y sus ojos se detuvieron en algo.

En ese momento, la fuerza del hombre reteniéndola se hizo más fuerte.

 

“Tch, tch, tampoco parece ser una sacerdotisa aquí. Ni siquiera estoy seguro de que sea buen material. Supongo que será mejor que nos deshagamos de ella antes de que haga un escándalo.”

 

El hombre susurró y bajó la mano que tapaba la boca de Seri, soltándola un poco solo para poder romperle su delgado cuello. Aprovechando el momento, Seri concentró toda su atención y gritó en su mente.

 

‘¡Viento!’

 

Ni siquiera era un canto de hechizo. 

Sólo una palabra, un grito desesperado pronunciado desde el corazón.

Los espíritus materializaban la imagen que el mago tenía en mente a cambio de poder mágico.

Seri había aprendido esto de su padre.

El hechizo era sólo un complemento de la imagen que tenía el mago. Los espíritus te respondían si eras lo suficientemente fuerte como para imaginar lo que querías y usar tu magia.

Seri era descendiente de elfos.

Su poder mágico era más fuerte y mayor que el de la mayoría.

Los espíritus del viento respondieron a la llamada de Seri con todo su poder mágico, creando una poderosa ráfaga de viento.

 

“¿¡Qué demonios!?”

 

El hombre, que había asumido que Seri era una simple sirvienta, se sobresaltó por la repentina ráfaga de viento y relajó su mano que estaba haciendo fuerza. Ella aprovechó la oportunidad para retorcerse y alejarse finalmente del hombre. Pero el impulso fue demasiado, y cayó al suelo.

Sin embargo, el objetivo de Seri no era asustar al hombre con una ráfaga de viento y quitarse de encima su mano.

Su objetivo era el lugar de descanso de los trabajadores, a poca distancia de donde estaban Seri y el hombre. Allí, sobre un escritorio, había una pila desordenada de platos metálicos.

La ráfaga de viento creada por Seri sopló sobre los platos, que parecían que iban a derrumbarse si recibían el más mínimo impacto.

La vajilla metálica que había salido despedida de la mesa de madera rompió el silencio de la noche y se estrelló contra el duro suelo con un fuerte traqueteo y estrépito.

 

Parecía que el ruido que había hecho Seri había llegado al templo temporal como ella pretendía.

En primer lugar, se vio a un vigilante insomne que los miró, y luego se oyeron las voces de la gente que venía del interior del templo temporal.

 

“Rayos, me sorprendiste. No sabía que usabas magia… Hmm, esas orejas. Tienes sangre élfica en tus venas…”

 

Poco después, gente se acercó a investigar la fuente del sonido.

Sin embargo, el hombre no mostró ningún signo de huir, sino que observaba a Seri tirada en el suelo.

Lo siguiente que supo fue que un grupo de personas subía la colina y se acercaba al patio de materiales donde estaban ella y el hombre de la túnica. Era difícil ver sus caras desde la posición de Seri en la oscuridad, pero parecían ser una mezcla de hombres y mujeres de todas las edades.

 

…Salvación para nosotros.

…Salvación para nosotros.

…Salvación para nosotros.

 

Mientras el grupo se acercaba, sus murmullos llegaron a los oídos de Seri: "Salvación para nosotros". Solo eso repetían.

Sus pasos eran muy lentos, y caminaban cojeando, como un grupo de muertos, lo que dio a Seri escalofríos.

Deberían haber visto el intercambio entre Seri y el encapuchado, pero ninguno de ellos quiso hacer nada. No parecía haber intención en sus ojos.

 

“Tch, tch, tch… Hmmm…”

 

El encapuchado que estaba frente a Seri no prestaba atención a su llegada, y repetía lentamente un pequeño chasquido con la lengua mientras pensaba.

Mientras tanto, Seri se puso en pie tambaleándose.

La magia que había liberado para hacer volar la pila de platos de metal en el suelo le había costado la mayor parte de su magia y su fuerza.

Su cuerpo no le respondía bien.

Aun así, cojeó hacia la luz y cargó con su cuerpo.

Tenía miedo del grupo que estaba detrás de ella y del hombre de la túnica, así que se quedó mirando fijamente la luz del templo temporal.

 

“Tch, tch, habría considerado dejarte ir si aún pensara que eres sólo una sirvienta, pero si puedes usar magia, podrías ser útil. Ahora que lo pienso, nunca he probado con una semielfa.”

 

La voz del hombre con una túnica era pensativa.

Ella estaba demasiado asustada como para girar la cabeza hacia atrás. Seri jadeó, intentando correr desesperadamente.

La boca del hombre de la túnica se torció en una pequeña sonrisa, y levantó una mano que le recordó a un árbol muerto. Entonces, dos hombres se adelantaron del grupo.

 

“Atrápenla.”

 

La orden llegó a los oídos de Seri.

Parecía que la mano de alguien iba a alcanzar y agarrarla por detrás en cualquier momento.

Sus piernas se enredaron y estuvo a punto de caer hacia delante, por lo que cerró los ojos con fuerza.

 

¡Alguien… ayúdeme!

 

¿Ese pensamiento se hizo realidad…?

 

“¡Ha!”

“¡Hijo de puta!”

 

Una voz masculina joven y familiar.

Un golpe sordo.

Una poderosa mano en ambos hombros de Seri.

 

“Hmm… ¿estás bien?”

 

Cuando Seri abrió los ojos, Mito la miraba a la cara con una mirada amable que parecía preocuparse por ella.

 

“¿Estás bien, Seri?”

“¡Qué retorcido de tu parte atacar a una chica en medio de la noche!”

 

Wynn y Abel estaban allí, sosteniendo palos de madera.


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