Dentro de la cueva de las obscenidades
Vol. 3 Capítulo 1 Parte 7
Con los ojos blancos y sin
respuesta, la mitad superior de su cuerpo tembló con fuerza por última vez.
Como si quisiera expresar
su gratitud, su vagina, que se había expandido y contraído como loca, envolvió
suavemente el tentáculo de moco. Cuando el tentáculo se deslizó fuera de esta, su
cuello uterino se cerró para evitar que el esperma liberado se escapara.
—Ah… ah, hi… hi, hyah…
Frederica llegó al clímax cuando sintió ese calor en lo más
profundo de su vientre. Un calor diferente al suyo que se envió a su cuerpo. Y
al mismo tiempo, el calor que se le estaba arrebatando.
Era poder mágico.
La fuente de poder necesaria para usar magia. Le estaba siendo
arrebatado. Su poder estaba siendo drenado.
Esta sensación también se volvió placentera y envolvió todo
el cuerpo de Frederica. El placer quemaba en su cerebro, y mientras se quedaba
sin oxígeno, seguía grabando las sensaciones a fuego en su mente, intentando no
olvidarlo.
Ese semen vertido a la fuerza en su cuerpo se sentía bien. Y
ser privada de su poder mágico.
Se había convertido en un hábito. El hecho de que le drenara
su poder mágico al mismo tiempo que se corría. Era como si se le hicieran
consciente de que era indefectiblemente una mujer.
…Y porque comprendía que el Black Ooze la violaría
hasta que se le acabara el poder mágico.
Shlack. Oyó un sonido seco. Frederica recuperó la conciencia
al oírlo y volvió sus ojos vacíos y nublados por las lágrimas hacia la mitad
inferior de su cuerpo, de donde procedía el sonido.
Allí, un nuevo tentáculo había desatado el cinturón que
sujetaba sus pantalones. A diferencia de la primera vez, no había estancamiento
en sus movimientos. Le arrancó el cinturón con facilidad y los pantalones,
mojados en la zona de la ingle, fueron bajados hasta las rodillas a causa de
que los quitara con brusquedad.
Lo que apareció fue su ropa
interior negra empapada en sus propios jugos de amor y mucosidad del Black
Ooze pegada a su área púbica.
La ropa interior, que
estaba fuertemente pegada a sus genitales, fue apartada para dejar al
descubierto su vagina y la ligera protuberancia que había en la parte superior
de esta.
Ella intentó regular su respiración
mientras miraba la escena con tal agotamiento mental que había perdido la
energía hasta para avergonzarse siquiera.
…Pero más rápido de lo que
Frederica pudo calmar su respiración, un tentáculo de moco levantó ligeramente
la parte de la entrepierna de sus pantalones cortos y con ello atravesó su
vagina.
—Oh… —Un nuevo estímulo
llegó a su cerebro, que ya estaba quemado por el placer.
El estímulo se sintió solo un
poco mejor que los anteriores, pero seguía siendo un estímulo, a fin de cuentas.
Ella dejó salir un gemido.
Me duele la garganta,
pensó Frederica. Ese era el precio a pagar por gritar tan alto ante el
incomprensible placer.
Cuando se dio cuenta, su
cuerpo se estremeció por el impacto de la penetración.
Como una marioneta, dejó de
responder. No, Frederica no se había desmayado, pero su cuerpo no había vuelto
a la normalidad.
La estimulación de la
inserción, la sensación de su vagina siendo penetrada. La conocía, pero sentía como
si las separara una pared.
Los tentáculos movían a
Frederica con destreza y suavidad.
La bajaron al suelo y luego
la pusieron sobre su estómago. Las caderas de Frederica, con las nalgas expuestas,
eran fácilmente accesibles para el coito. Debajo de Frederica estaba Fianna,
que estaba siendo acariciada por todo su cuerpo con los ojos vacíos.
En esos ojos carmesí se
reflejó el rostro de Frederica.
En las profundidades de la
mina abandonada, donde no había espejos, se reflejaba un rostro derretido por
la lascivia.
Frederica no se dio cuenta
durante unos instantes de que era su propia expresión. ¿Cuándo fue la última
vez que se miró al espejo? ¿Fue cuando alquilaron la posada para pasar la noche
en la aldea al pie de la montaña, o cuando se había refrescado en la capital
real antes de emprender su último viaje?
Lo que vio allí fue un
rostro que no reconocía.
Su rostro estaba nublado
por la lujuria, sus cejas fuertes y respingonas estaban caídas, sus labios entreabiertos
estaban embadurnados de saliva y su cara estaba manchada de sudor y mocos. No
era el rostro de una mujer. Tampoco era un rostro que pudiera mostrar a los
demás.
…Ni siquiera una puta tendría
un aspecto tan miserable.
Eso es lo que le pareció
ver en los ojos de Fianna.
—Ah… ha…
Esa cara se rio. Era una
sonrisa, una sonrisa de alegría. Riendo, se acercó al rostro de Fianna que
había perdido toda emoción. Sus labios, aflojados por la caricia de los tentáculos,
se abrieron ligeramente, y no se resistieron.
Sus labios se encontraron.
Eran labios suaves y
cálidos. La sensación que daban era diferente a la de lo moco del Black Ooze,
y sintió que los latidos de su corazón aumentaban ligeramente.
Frederica estaba orgullosa
de su naturaleza sexualmente libertina, pero hasta ahora solo se había centrado
en una vertiente. Sabía que el lesbianismo existía, pero hasta ahora ella sólo
había tenido contacto físico con hombres. No le repugnaban las relaciones
homosexuales, pero al mismo tiempo tampoco le interesaban.
O al menos eso se suponía.
—Nn… hm, hmm…
Llevó sus propios labios
sobre los de Fianna, sobre sus suaves y cálidos… y apestosos labios. Al
principio, sólo se posó sobre ella. Pero cuando lo hizo e inhaló profundamente,
pudo sentir el dulce olor de una mujer, que era diferente del olor a
putrefacción de siempre.
Tal vez porque antes había
estado rodeada del hedor a podrido, la esencia de Fianna era aún más fragante y
encantadora.
Cuando la besó haciendo
presión, la primera en reaccionar fue Fianna, que estaba en un estado de
olvido.
Cuando sintió el beso de
Frederica, sacó la lengua y la aceptó. Sin embargo, no fue con el propósito de
darse un beso con lengua. Sólo aceptó el beso sacando la lengua porque sus
labios fueron estimulados primero. No tenía la intención de seguir con el beso.
Sin embargo, todavía
acarició los labios de Frederica por encima y tocó sus blancos dientes.
Sólo con eso, el pecho de
Frederica tuvo una sensación diferente a la de antes.
—Ja, jaja… No sé por qué,
pero me siento extraña.
Ni ella misma lo entendía.
Tocó con su lengua la lengua estirada de la otra chica, como si la empujara una
emoción que no comprendía.
Al fin y al cabo, eso es lo
único que hizo al principio.
Abrió los labios y dejó que
la lengua los tocara. No era el tipo de beso intenso que se daban los hombres y
las mujeres adultos cuando tenían una aventura. Fue un beso infantil, sólo un
toque, sólo una confirmación de calor.
—Uh… Nn, hmm…
—…Nn, hm.
Cuando Frederica dejó
gotear su saliva a sabiendas, Fianna se la tragó sin rechistar. A pesar de que su
saliva goteaba sobre la lengua de la
caballero y era enviada a su boca poco a poco, Fianna la tragó sin poner cara
de asco en ningún momento. Gulp, gulp. El corazón de Frederica se calentó aún
más cuando escuchó el sonido de su propia saliva siendo tragada por la otra
mujer.
A ella no le gustaban estas
cosas.
Y, sin embargo,
extrañamente, no se sentía desagradada por ello.
Sus amplios pechos se
frotaban entre sí, y sus ropas empapadas de moco hacían un ruido sucio.
Antes de darse cuenta, el
cuerpo de Frederica se estaba frotando contra el de Fianna, y esta última acariciaba
todo su cuerpo. Era como un lavado de cuerpo de mal gusto, como hacían los
aristócratas.
Ella tenía sus dos manos,
pero estaba dejando que otra persona le lavara todo el cuerpo.
Frederica no entendía por
qué esto era algo que se hacía e incluso pensó que era de mal gusto. Pero
cambió un poco de opinión.
Aunque ambas estuvieran
vestidas, el roce con el suave cuerpo de una mujer era una sensación diferente
a la de ser invadida por los tentáculos de un demonio. Era cálida, suave y olía
bien.
Mientras su lengua lamía el
pútrido fluido que manchaba la belleza de Fianna, un sabor indescriptible al
que se había acostumbrado en los últimos tiempos se extendió por su lengua. Al
principio era suficiente para provocarle náuseas, pero ahora podía tragarlo sin
problemas.
Reunió su saliva, la sorbió
y tragó.
De este modo, se tomó el
tiempo de limpiar el líquido putrefacto de sus labios, mejillas y cuello.
No sabía quién de las dos
estaba sirviendo a quién.
Aun sintiéndose extraña,
Frederica limpió el hermoso rostro de Fianna. La limpió, no con el profano líquido
pútrido, sino con su propia saliva. Con estas acciones contradictorias, pensó
que era una pervertida.
Ella fue violada por un
demonio y ella misma ahora violaba a una mujer. Eso la excitaba terriblemente.
—Ja, ja… ah, jaja.
También pensó que algo se
había roto en alguna parte.
Pero, aunque lo pensó, no quiso
detener este acto.
Una hermosa elfa de cabello
plateado, cuya belleza estaba manchada de moco negro, estaba ahora a punto de
ser violada por una persona de su mismo sexo. Y más encima también la violaba un
demonio.
Este hecho la excitaba de sobremanera.
Aunque ella acababa de ser
violada hasta el punto de casi desmayarse, este hecho por sí sólo la excitaba
hasta un grado antinatural.
Su respiración se volvió
errática y los movimientos de su cuerpo se volvieron gradualmente más intensos.
Cuando entrelazó su cuerpo
carnoso con los miembros igualmente carnosos de ella, estos emitieron un sonido
pegajoso, como si todo su cuerpo estuviera recubierto de un líquido especial.
Acarició todo el cuerpo de Fianna mientras hacía ese sonido intencionadamente.
Retorció sus pezones en su túnica
blanca, y movió la rodilla hacia arriba y hacia abajo, tocando con ella la zona
de la ingle de la caballero, que estaba protegida por la parte frontal de la
túnica y su ropa interior.
La sensación era diferente
a la de los tentáculos en sus rodillas al quitarse los pantalones. Se sentía
caliente y más real.
La vagina de la caballero estaba,
como Frederica había esperado, inundada y húmeda con un líquido que no era lo
suficientemente pegajoso como para ser moco del Black Ooze.
Al igual que Frederica, ella
había derramado tanto de sus jugos de amor que tenía su ropa empapada.
Frederica relajó su boca al
pensar en ello y acercó la cara a la oreja de Fianna. Tenía orejas largas,
características de los elfos.
Recordó que hace unos días en
el campamento, cuando la estimuló aquí, su rostro se tiñó de desesperación.
—Eres igual que yo. —Murmuró
para sus adentros y se llevó la oreja a la boca.
Entonces, el cuerpo de
Fianna, que debía estar en estado hipnótico, tembló, fue pequeño pero notable.
No es que los tentáculos hubieran intensificado sus caricias. De hecho, los
tentáculos seguían acariciando todo el cuerpo de Fianna, pero eran algo más
suaves debido a la posición de Frederica.
Fue por sus orejas.
Después de todo, esta elfa
era de orejas sensibles.
Cuando se dio cuenta de
ello, Frederica le masticó suavemente y con alegría la parte inferior de estas.
—…Ahhh… —Una voz
encantadora se escapó de sus labios.
Mientras escuchaba su dulce
voz desde el lugar más cercano, exhaló un aliento caliente en la oreja que
estaba masticando, y lenta pero firmemente pasó su lengua sobre la cera del
oído como si quisiera quitarla. Goteando saliva y emitiendo sonidos a propósito,
pasó la lengua una y otra vez. Del canal auditivo al agujero y de nuevo al
canal auditivo.
—Ha, ah… hu, ah, aah.
—Hii… no. …No, no… ya no…
El cuerpo de Fianna se
estremecía cada vez que Frederica metía su lengua en su oído. ¿Se estaba
resistiendo, o lo estaba rechazando? Sus puños fuertemente apretados temblaban.
Ella lo estaba sintiendo.
Al mismo tiempo, intentaba rechazarlo. Intentaba negarse.
Así eran sus reacciones.
Frederica siguió pasando su
lengua por la oreja y llevó un tentáculo a la otra oreja. Entonces, tal vez
intuyendo la intención de Frederica, o tal vez habiendo aprendido qué otros
lugares además de la vagina y los pechos también podían ser zonas erógenas, un
tentáculo tan grueso como la punta de un dedo meñique se enredó alrededor de la
alargada oreja y se sumergió en el canal auditivo.
—¿¡Hu, aah!? —Fianna se estremeció
especialmente fuerte Dejó escapar su sorpresa y sus ojos, que se suponía no
reflejaban nada, se ensancharon—. ¿¡Qué… pasa!? ¿¡Qué-Qué estás
haciendo!? —La
hipnosis se rompió.
Tal vez fue por un estímulo demasiado fuerte, o tal vez su
poder mágico se había recuperado hasta el punto de que Frederica ya no podía
seguir con su hechizo. De cualquier manera, fue probablemente lo peor que le
pudo haber pasado a Fianna.
—¡No, noo! ¿¡Qué-Qué es esto!? —Incapaz de comprender lo que
estaba sucediendo, se esforzó por hacer que sus miembros restringidos se
movieran salvajemente, pero tampoco pudo hacerlo. Fue incapaz de comprender
dónde estaba, qué le estaban haciendo o qué estaba pasando. Sin entender nada,
sus orejas eran acariciadas, y esta respondía incluso en su anterior estado
hipnotizado. Era irresistible. La estimulación en su cuerpo y sus oídos que
creaban las caricias del Black Ooze.
Frederica nunca podría ganarle por sí misma, en cierto
sentido, Fianna estaba por encima de las nubes a comparación con ella, pero al
ver el comportamiento confuso y violento de esta, surgió en ella algo que no pudo
expresar con palabras… sintió una sensación parecida a la felicidad.
Estaba haciendo que una gran caballero jadeara mientras la
tenía recostada. Era un espectáculo demasiado irreal.
Excitada por esto, dejó que su lengua se arrastrara hasta su
oreja mientras su pecho retumbaba. Al mismo tiempo, estimuló todo su cuerpo al arrastrar
sus dedos por él y, en algún punto, usó ambas manos para estimular su rasgo más
llamativo: sus grandes pechos, desproporcionados para la altura de Fianna.
Los apretó desde abajo y
apretó con los dedos sus pezones, que estaban tan erectos que se veían incluso
a través de su ropa.
—¿¡Ah!? —Con eso, el cuerpo
de Fianna convulsionó de nuevo.
Frederica era una adulta,
pero, aun así, los pechos de Fianna eran demasiado grandes como para caber en
sus manos. No, eran pechos tan abundantes que ni siquiera un hombre de su edad
podría abarcarlos por completo. Cuando hizo presión con sus 10 dedos, estos se
hundieron como si fuera masilla, pero cuando los soltó, volvieron a su forma
original. Incluso a través de su túnica y su ropa interior, ella podía apreciar
plenamente su suavidad, y despertó su interés de cuán suaves serían si los
frotara directamente.
Luego, entre sus piernas,
la pierna que había estado entre las piernas de la caballero, fue atrapada por
Fianna.
Cuando la miró, vio que la
mujer de cabello plateado seguía confundida e incapaz de comprender lo que
estaba pasando.
En otras palabras, era una
reacción natural. Sus piernas, la mitad inferior de su cuerpo, reaccionaron a
las caricias en sus orejas y pechos.
Comprendiendo la intención, Frederica movió un poco la
rodilla y la apretó contra su ingle.
—…Oh… oh.
Por suerte o por desgracia,
parecía que la rodilla estimuló no sólo su vagina, sino también el clítoris por
encima de ella, haciendo que Fianna gimiera y sus caderas temblaran.
Divertida por su reacción, Frederica
volvió a estimular sus orejas con su lengua y sus pechos con sus manos,
mientras también estimuló su entrepierna con la rodilla.
—¿¡Pa-Para… qué-qué estás… deten,
te!? —Fianna gritó con fuerza, confundida. No, no era una voz solo de
confusión, sino que un tinte de miedo mezclado en ella. Sus miembros
restringidos se agitaron, tratando de escapar de alguna manera.
Sin embargo, ni siquiera un
caballero bien entrenado sería capaz de escapar de las ataduras del Black
Ooze. Ni con el poder de Fianna, que no era más que una mujer, y ahora
Frederica se unió a él.
Cuanto más se agitaba
Fianna, más despertaba la necesidad de abusar de ella de Frederica, y sus
caricias eran cada vez más intensas. Le frotaba los pechos con tanta fuerza que
parecía como si estuviera convulsionando o agitándose, mientras introducía su
lengua en sus oídos.
La mitad inferior de su
cuerpo se retorcía de placer, y Fianna no era consciente de que ella misma estaba
presionando su ingle contra la rodilla de Frederica para obtener aún más placer
del que estaba recibiendo ahora.
—Jeje… después de todo,
sólo eres una mujer.
¿Ves?, le dijo. Ligeramente…
pero con intención a la desesperada para Fianna, la cálida lengua se introdujo
en su canal auditivo. Al mismo tiempo, los tentáculos del Black Ooze
también llegaron al canal auditivo opuesto, y probablemente la parte más
sensible, su vagina.
Muy buenas, gente. Aquí Frizcop con una pregunta.
A todos los degenerados presentes: ¿Están dispuestos a pagar por esta novela?
Cómo podrán imaginar, mucha gente me ha pedido que siga la traducción de esta novela, pero para mí no me es rentable hacerlo por amor al arte, pues es una novela que es de paga (sí, sé que está la novela web gratis, pero a mí una novela web y su novela ligera son dos productos diferentes, y la novela ligera, que es la que se empezó traduciendo en Turret Translations, actualmente está solo de paga y en japonés).
Así pues, de ahí viene mi pregunta, ¿están dispuestos a pagar por esta novela?
Por supuesto, si la respuesta es sí, yo compraría el volumen que toque de la novela ligera y comenzaría a traducirlo. Con 10 personas que donaran $5 usd cada una por patreon o Ko-fi, eso cubriría los gastos para comprar la novela, pagarle a #KaiseR, quien es el que limpia y traduce las ilustraciones y obviamente yo sacar un poco de rédito también (Puede comprobar mi calidad de traducción directa desde el japonés al español con las novelas El Maestro del Valiente (Capítulo 62 en adelante) e Invocado por una diosa,).
Como no hubo una respuesta por parte la gente, ya no se traducirá.
Me gustaría escuchar sus opiniones, saber qué les parece esta idea, y espero que no se enojen por sacar esto a modo de teaser, pues esto determinará si se sigue adelante con esta novela. Pueden dar sus opiniones por aquí en comentarios, o directamente por Discord.
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