La Historia del Héroe Orco
Capítulo 36. El lugar de la boda
«¡Si una chica te invita a un lugar con cierta clase en la quinta cita o después, es una buena oportunidad! ¡Aprovecha esta oportunidad para presionarla!»
Ese día, un sobre llegó a la puerta de Bash. El sobre estaba hecho de cuero bien curtido y bordado con el escudo de la familia real de la Gente Bestia en hilo de oro. En su interior había una gruesa hoja de papel cubierta de pan de oro. Era una carta.
La carta decía lo siguiente:
«Mañana se celebrará la boda de Inuella, la tercera princesa y mi hermana. Siento envidia por ella, ya que todos le han dado sus bendiciones. Espero que nosotros podamos hacer lo mismo, pero todas mis demás hermanas les guardan rencor a los orcos. Incluso si usted y yo nos casáramos, no tendríamos su bendición. Por lo tanto, me gustaría que nos reuniéramos bajo la luna llena en este alegre día al menos. Sólo la luna seguramente nos bendecirá. Por favor, encontrémonos bajo el árbol sagrado cuando Inuella esté dando su discurso. Yo solo deseo la prosperidad para los orcos y la Gente Bestia.
—Sylviana.»
Si Bash y Zell hubieran actuado como normalmente lo harían, no habrían entendido el significado de esta carta. En el mejor de los casos, habrían pensado que debía haber algo de lo que hablar bajo el árbol sagrado. Pero ahora tenían la revista. Sí, la revista también contenía información sobre las frases particulares de la Gente Bestia.
“Jefe…”
“Lo sé.”
“Por fin ha llegado el día, ¿no?”
“Así es…”
Entre todas las frases de la Gente Bestia, había dos de ellas que eran clave:
«Reunión bajo la luna llena.»
«La luna nos bendecirá.»
«La luna llena» era un argot para referirse a la temporada de apareamiento, y «la bendición de la luna» significaba el embarazo. En otras palabras, la traducción literal era que ella estaba en celo y quería dar a luz a su hijo. Era una invitación a tener sexo. No había ninguna duda al respecto. Eso era lo que decía la revista.
“Jefe, voy a comprobarlo de nuevo.”
“De acuerdo.”
“Según la revista, es una trampa bajar la guardia sólo porque una mujer bestia en celo hace tales invitaciones. La posibilidad de conseguir una esposa es bastante alta en este momento, pero también menciona una posibilidad de ser rechazado en el último minuto. Hay que tener esto en cuenta.”
“Por supuesto.”
“También…”
Y entonces Zell miró la última página de la revista. Había una cosa inquietante escrita allí.
…No, no puedo evitar pensar en esto ahora…
Pero Zell lo ignoró deliberadamente. Lo que decía era que, en términos de objetivo, siempre podría haber un hombre tremendamente fuerte como Bash que podría contra todo el ejército, aunque él actuara con la fuerza suficiente. Debían ser conscientes de la posibilidad de que existiera tal persona, pero no tenía sentido que quienes no tenían contramedidas se preocuparan en vano por ello.
Bash también había leído la declaración de la última página. Y lucharía con valentía y de frente, incluso si ese hombre inesperado se pusiera delante de él.
“¡Así que, revisemos todo antes de mañana! Primero, la página 22. «¿¡Los modales son importantes cuando estás en un lugar con clase!? ¡Y ahora me lo dices! ¡Un curso de modales de la Gente Bestia!»”
“¡De acuerdo!”
■
En el centro de la capital de Lycant, el Palacio Real. Allí se reunieron gente de todas las razas de todo el mundo. Gente Bestia, humanos, elfos y enanos. Hombres lagarto, súcubos, arpías, ogros, hadas e incluso démones. Los únicos que no fueron invitados fueron los orcos. Pero, aunque eso era así, igualmente había uno de ellos presente, con el aspecto más digno y propio que se podría esperar. Era Bash, que se presentó con una invitación.
“Hm, veo que incluso Sir Bash, el Héroe Orco está aquí.”
“Conociendo a la Gente Bestia, pensé que eliminarían a cualquier orco que se apareciera por la celebración.”
“Es natural. Con cualquier otro orco no tendrían problema, pero no puedo imaginarme cómo eliminarían a un Héroe como Sir Bash.”
“Me gustaría saludarle…”
“Hmm…”
“Sin embargo, no sería correcto hablar con él tan casualmente…”
Sin embargo, poca gente se acercó a Bash. En particular, los miembros de la Federación de las Siete Razas estaban inquietos, mirando a Bash desde la distancia. Los resultados bélicos de Bash eran tan grandes que incluso las principales figuras de cada país eran reacias a hablar con él. O, tal vez, era así porque había tantos pesos pesados. Si hubiera sido un bar pequeño, o si hubiera sido justo después de una batalla en la arena, habrían estado encantados de acercarse a Bash y pedirle que les contara sus hazañas durante la guerra.
Pero ahora no era el caso. Este era el palacio real de la Gente Bestia. Este era el salón de bodas de la tercera princesa de la Gente Bestia, Inuella. En otras palabras, estaban en una posición diplomática. No podían comportarse como fanáticos del héroe.
La familia real de la Gente Bestia era hostil a los orcos. Si cualquiera de los presentes estuviera de amistoso con él en la boda de la Familia Real de la Gente Bestia, podría causar una animosidad no deseada.
“Mm, ¿qué pasa…?”
Había una sombra acercándose a Bash. Cuando se detuvo junto a él, pudo ver que la figura también tenía un asistente acompañándola.
“¿Hmm?”
Era una elfa. Era la elfa que todos conocían. Y entonces, la tensión se disparó entre los que conocían la conexión entre la elfa y el orco.
“¿¡Je-Jejes ju!?”
Esa voz fue emitida por la elfa. Si se miraba con atención, se podía ver que tenía la boca llena de algo. Las mesas de la sala estaban llenas de comida, y la elfa estaba masticando cada bocado. Sus mejillas estaban tan llenas como las de una ardilla.
Era propio de alguien glotón. Sin embargo, muchos de los elfos que conocieron la hambruna hace 400 años eran así. Sabían que la comida no siempre estaba disponible cuando querían comerla, y que si no comían cuando podían, morirían de hambre sin excepción. Sólo había un elfo que sabía de lo que ocurrió hace 400 años.
“Thunder Sonia.”
“Parece que está algo confundida, de todas formas, ¿qué está haciendo?”
“Creo que está comiendo.”
La elfa, Thunder Sonia, engullía la comida en su boca a gran velocidad, con los ojos en blanco. Otra mujer elfa a su lado limpió su boca y le quitó rápidamente los restos de comida de su ropa. Al parecer, Thunder Sonia no sabía que era Bash y se acercó a él; ella solo estaba recorriendo las mesas con comida en orden y acabó en la que estaba cerca de Bash.
“Mmm…”
El corazón de Bash se aceleró cuando vio a la elfa junto a Thunder Sonia. Aunque en estos momentos estaba en pleno ataque a otra mujer, las elfas seguían siendo las favoritas de Bash, y era inevitable que su mirada se dirigiera a ella.
“¡Oh, el Héroe Orco!”
La mujer elfa también era muy hermosa, muy del agrado de Bash. Sin embargo, su cabeza… tenía un pequeño adorno para el cabello en forma de flor blanca. Era un accesorio de plata ahumada y joyas blancas. No era una flor blanca como tal, pero se parecía a una. Bash estaba convencido de que eso significaba que estaba casada.
Por cierto, sin que Bash lo supiera, la forma de este adorno para el cabello estaba inspirada en una flor llamada campanilla de invierno. En el lenguaje de las flores significaba «Deseo tu muerte». Era el emblema del escuadrón de asesinos del Ejército de los Elfos.
“¿Qué-Qué pasa?”
Miró a Bash, con una mirada tensa en su rostro. Tenía la mano extendida hacia el bolsillo, empuñando una daga. Estaba completamente encorvada. Si el orco que tuviera delante hiciera algo, lucharía. Lucharía, pero… no creía que pudiera ganar, ¿qué debía hacer? Esos eran sus pensamientos.
“Oye, no mires demasiado a mis subordinados. Sé que desconfías de los escuadrones de asesinos, pero no te hará nada. La guerra ha terminado. ¿Y sabes qué? La tengo bajo vigilancia por un pequeño lío que armó el otro día. No va a hacer nada.”
Las palabras de Thunder Sonia hicieron que Bash alejara los ojos de ella. No le servía una mujer casada.
“Coff. Cuanto tiempo de no vernos, Bash, ¿cómo has estado?”
“Cierto, desde el Bosque Siwanasi.”
“Mm. ¡Después de todo, es la boda de mi sobrino, Acónito! Verás, es aquel que salvaste en el Bosque Siwanasi. Al principio pensé en mantener mi verdadera identidad en secreto, ya que mi llegada sería una distracción demasiado grande para él. Aunque, bueno, hubo un pequeño incidente y se terminó enterando enseguida. Cuando llegó, vino a mí y me dijo: “Lady Sonia, usted no tiene que ocuparse de nada, ¿verdad? Por favor, siéntase como en casa”. ¿No crees que podría ser un poco más considerado? ¿Sabes cuántas veces he tenido que limpiar su desorden desde la primera vez que le cambié el pañal? Maldita sea…”
“…Ya veo.”
“Y, además, me entero de que tú también estás aquí. No, no lo digo en el mal sentido. De hecho, pensé que debía reunirme contigo. Puede que a las Seis Princesas no les guste, pero tú fuiste el último guerrero que luchó contra el Héroe Leto. Significa mucho que estés aquí.”
Bash estaba desconcertado. Thunder Sonia le hablaba como si fueran viejos amigos, pero para empezar nunca habían sido tan unidos. Le había propuesto matrimonio, sí, pero ella lo había rechazado. La relación debería haber terminado ahí. ¿O se suponía que las mujeres elfas se hacían cercanas a las personas que rechazaban?
Por supuesto, siendo Bash como era, no se sentía mal. Thunder Sonia tenía un rostro de su agrado. Estaba tan bella y delicada como siempre. Si ella pudiera hacerle perder la virginidad, a Bash no le importaría tener que acostarse solo con ella por el resto de su vida.
No le importaba hablar con ella. Después de todo, le hacía un poco de gracia porque nunca la había visto hablar con tanta elocuencia.
“Me sorprende que sea una persona tan habladora.”
“Sorprendente. Pensé que siempre era gruñona.”
“Oigan, puedo oírlos. Pero se los perdono. Es un día feliz para mí también. Por supuesto que puedo ser habladora a veces. ¿Verdad?”
Thunder Sonia se volvió hacia Buganvilia, la elfa que estaba a su lado, pero ella estaba confusa. La Thunder Sonia que ella conocía siempre era así. Estaba bastante más preocupada de cómo es que podía hablar con Bash con esa franqueza tan habitual.
“Um, Lady Thunder Sonia, ¿es usted cercana a Sir Bash?”
“No, no mucho, ¿sabes? Pero bueno, la guerra ha terminado. ¡No hay nada que me haga odiarlo, así que tendremos que llevarnos bien a partir de ahora!”
Thunder Sonia le dio una palmadita a Bash en el brazo. El contacto corporal casual encendió un fuego en el corazón virgen de Bash. Si no lo hubiera rechazado antes, y si no hubiera estado en una misión, Bash podría haber apuntado a Thunder Sonia una vez más. Se enamoró de ella sólo por ser un poco franco con él. Un virgen era una criatura así de triste.
“…”
Sin embargo, ahora Bash tenía otro enfoque. Su objetivo no era Thunder Sonia, sino otra mujer. No podía permitirse perder de vista su objetivo por distraerse con una mujer que ya le había destruido sus ilusiones. Pero el tacto de su cuerpo era indescriptible. La palma de la mano de Thunder Sonia era fresca y suave. Quería que siguiera tocándolo, que siguiera hablándole. Pero no todo el tiempo. Bash necesitaba salir de esta ceremonia en el momento adecuado e ir a ver a Sylviana. Y allí le esperaba la gloriosa pérdida de su virginidad a manos del voluptuoso cuerpo de la princesa. …Pero, por favor, que siguiera tocando su cuerpo. Por muy grande que fuera la recompensa, la tentación frente a él era siempre poderosa.
Quería ir, pero a la vez no. La expresión de Bash se distorsionó con amargura ante tan conflictivos sentimientos. Al ver esto, Buganvilia se apresuró a inclinar la cabeza.
“Lo-Lo siento. ¡Lady Thunder Sonia ha sido grosera!”
“A-Ay, pero si no le hice tan fuerte, sólo un pequeño golpecito en el hombro… ¿Todavía estás molesto por lo del Bosque Siwanasi? Lo siento. Fui mala contigo en ese momento. Pero no tenía otra opción. Lo sabes, ¿verdad?”
“Sí, no hace falta que te disculpes.”
Bash no entendía realmente por qué se disculpaba, y aunque dijo que sí lo entendía, le dijo con un movimiento de cabeza que no se preocupara.
“Ahora que lo pienso, parece que tú también lo pasaste mal el otro día, con las Seis Princesas poniéndote las cosas difíciles… Si te vuelven a decir algo, tú avísame. No dejaré que te echen esta vez. Yo me encargaré de ello. Puede que no lo parezca, pero no me le quedo callada a nadie.”
Thunder Sonia sacó su delgado pecho. Los ojos de Bash se clavaron en los delgados, pero ciertamente presentes bultos, y su boca se relajó de forma natural. Era como si estuviera escuchando la jactanciosa charla de Thunder Sonia con una sonrisa irónica. La gente que los rodeaba también decía: “Qué amigables que hablan los maestros Thunder Sonia y Bash”, y se chupaban los dedos con envidia. El ambiente en la sala era indescriptible, pero no estaba mal.
“Sé que es un poco tarde para eso, pero seguro que es un buen momento para contarles la vez que luchaste contra el Héroe Leto. Puede que sea un poco tarde, pero estoy segura de que les hará sentir mejor… ¿hmm?”
Cuando Thunder Sonia estaba a punto de sugerir esto, hubo un susurro en el fondo del salón.
“Oh, parece que es hora del discurso.”
“¿Qué? ¿Será la Princesa Inuella?”
“¿Si? Bueno, supongo que será de Inuella. Pero Acónito y la Reina también darán sus discursos.”
Comenzaba el discurso de la princesa Inuella. Bash volvió en sí. La carta decía: “Por favor, encontrémonos bajo el árbol sagrado cuando Inuella esté dando su discurso”. No podía seguir aquí.
“De hecho, yo ayudé a redactar el discurso de la reina. Leona estaba muy ansiosa al respecto, así que hice algunos cambios menores. He tenido muchas oportunidades de dar discursos en estas ceremonias, así que no…”
“Discúlpenme.”
“¿O-Oye? ¿A dónde vas? Está a punto de empezar el discurso. Bueno, está bien si no quieres escucharlo, pero… ¡oh, será que vas al baño! ¿¡Te has estado aguantando!? ¡Lo siento! ¡Vuelve a tiempo para el brindis!”
Bash comenzó a caminar rápidamente hacia la parte trasera del edificio, hacia el gran árbol sagrado. No podía permitirse el lujo de estar demasiado lejos del árbol por si era demasiado tarde.
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