Bastardo Mujeriego
Vol. 6 Capítulo 3. Ryoko, la que se Enganchó a Coger con un Perdedor Solitario a Espaldas de su Novio
—Oye, mira… ¿esa no será Ryoko Yamao, la del equipo de atletismo?
—¿Eh? ¿Quién es esa? ¿Es famosa o algo?
—¡¿En serio no la conoces, idiota?! ¡Hasta salió en una revista hace poco!
—Pues no, ni idea… ¿Por qué te pones tan intenso?
Los susurros emocionados de dos oficinistas resonaron en el vagón del tren, uno de ellos claramente exasperado por la ignorancia del otro. Su mirada se clavaba en Ryoko, quien, de uniforme, contemplaba el paisaje urbano desde su rincón. No era una celebridad al nivel de una idol, pero el hecho de que hasta desconocidos fuera de la preparatoria la reconocieran hablaba de su notoriedad, algo inusual para una estudiante común.
A su lado no estaba Kouta, su novio. Él había insistido en quedarse un rato más, pero Ryoko dijo que debía irse pronto y se separaron en la estación.
Sin embargo, ahora, con el sol a punto de ocultarse, el destino de Ryoko no era su hogar, donde su familia la esperaba.
—Oye, si le pidiéramos un apretón de manos, ¿crees que aceptaría?
—Déjalo, ¿no ves que es una estudiante? Si la abordamos así de golpe, nos tomará por depravados…
Ryoko parecía ajena a las miradas de los hombres. Su expresión, cargada de melancolía, se perdía en el trazo borroso del paisaje de la ciudad tras la ventana.
Esto está mal. Debería dar media vuelta…
El lugar al que se dirigía era uno al que ninguna chica con novio y un mínimo de decencia debería pisar. Ryoko lo sabía. Había dudado una y otra vez, casi girando sobre sus pasos en múltiples ocasiones.
Pero al final, no lo hizo. En una estación, Ryoko bajó del tren y se encaminó hacia un rascacielos residencial tan alto que era imposible adivinar cuántos pisos tenía. Aún con su uniforme, cruzó el vestíbulo y, con un titubeo visible, marcó el número de un departamento en el panel de seguridad.
Una estudiante entrando sola en un rascacielos en el que ni siquiera vivía… ¿Acaso se trataba de eso que llaman sugar dating[1]? ¿Estaría Ryoko a punto de entregar su cuerpo fresco y terso a las fauces de un viejo adinerado y sudoroso que la tenía bajo su control? ¿O quizás la esperaba un hombre aún más apuesto que Kouta, un actor o modelo que la había seducido?
Nada de eso.
Del otro lado del intercomunicador se escuchó la voz de un joven de la misma edad que Ryoko.
—Sí, apartamento de los Kuroki.
Ryoko dudó antes de hablar, pero antes de que pudiera responder, la voz añadió:
—¿Eres tú, Ryoko-chan? Buen trabajo en el entrenamiento. Ahora te abro, pasa.
Justo después, el cerrojo automático se desbloqueó.
El ascensor al otro lado de las puertas automáticas la llevó en silencio a los pisos superiores. Mientras, ella respiró hondo varias veces para calmarse.
—Bienvenida, Ryoko-chan. Te estábamos esperando.
—Ya-ya veo… —Al ver al chico que le abrió la puerta con una sonrisa, Ryoko enrojeció.
Porque estaba completamente desnudo.
Era un edificio de lujo, con pocos departamentos por piso, así que no había riesgo de que alguien los viera en el pasillo porque hubiera mucha afluencia. Aun así, recibirla así era claramente anormal. Pero él —Shinji Seto, su compañero de clase— actuaba con total naturalidad, como si fuera lo más normal del mundo.
Ah… Seto-kun ya está… tan duro.
Sin querer, su mirada se fijó en la enorme vara de carne que sobresalía entre las piernas del chico.
Un falo grueso, grande y duro, con venas marcadas que parecían gusanos, curvado y misteriosamente brillante por un líquido viscoso que lo cubría.
Con la puerta aún abierta, Ryoko preguntó:
—…Seto-kun, ¿qué estabas haciendo hasta antes de abrir la puerta?
—Tenía sexo con Airi-san y las demás. —Lo dijo con la misma naturalidad que si hubieran estado jugando videojuegos—. Únete, Ryoko-chan.
—……
—¿Qué pasa? —Él inclinó la cabeza al ver su vacilación.
—E-es que… Seto-kun…
—¿Qué?
—…No, no es nada. —Sin terminar de decir lo que pensaba, Ryoko tomó su mano. Y así, desapareció dentro del departamento.
La preciada novia de Kouta llevaba tiempo siendo una más en el harén de amigas sexuales del solitario.
Una combinación absurda: un chico ignorado por todos en su clase y una atleta prometedora en el mundo del atletismo. Pero estaban a punto de aparearse.
Por cierto, las otras tres chicas con las que Seto había estado cogiendo antes de que Ryoko llegara ya habían caído, exhaustas por su resistencia sexual. Por eso fue él, y no Airi —la dueña del departamento— quien abrió cuando sonó el intercomunicador. Y por eso no se sentía presencia de nadie más ahí dentro.
Vistiendo su uniforme, Ryoko siguió a Seto hacia una habitación de dormitorio. No el dormitorio principal, donde él había estado cogiendo con Airi y las demás, sino una más pequeña, para invitados. Su polla, aún erecta, se movía levemente al caminar. Al pensar que pronto estaría dentro de ella, el útero de Ryoko ardió por sí solo.
Durante las vacaciones de verano, aunque Ryoko estuvo tan ocupada con entrenamientos y competencias, apenas pudieron verse. Sin embargo, su cuerpo aún recordaba el sabor de la polla de Seto. En el viaje escolar, había perdido su virginidad con él, y fue su miembro el que le enseñó, hasta el último detalle, el placer de un orgasmo, algo que antes desconocía. Era imposible olvidarlo aun si lo intentara.
No solo su vagina, perforada en su himen. Los enormes pechos de Ryoko, esa atlética «transistor glamorosa», habían sido moldeados y acariciados por los dedos de Seto antes que por los de su novio. Su cuerpo fresco y juvenil ya estaba marcado por las huellas de ese chico solitario.
La habitación de invitados donde entraron los dos tenía el aire acondicionado encendido, la cama estaba intacta y el silencio reinaba. El calor sofocante de afuera no llegaba hasta allí. El ambiente era perfecto para concentrarse en el sexo solamente.
—¿Empezamos entonces?
—Sí-sí…
La expresión de Seto era tan despreocupada como la de un niño que iba a jugar con un amigo después de clases. Así como Ryoko amaba correr, él disfrutaba cada segundo del pensamiento de coger con ella, sin rastro de malicia. Por eso, ella no podía evitar asentir a sus palabras.
—Ryoko-chan, quítate la ropa también.
—…De acuerdo.
Mientras ella desabotonaba su blusa con las mejillas encendidas, Seto la observaba.
Aunque sus compañeras de equipo decían que Ryoko era descuidada y confiada, antes de estar con Seto, jamás se hubiera desnudado frente a un chico. Al desabrocharse la mitad de la blusa, sus pechos, contenidos hasta entonces, parecieron aumentar de tamaño cuando los sacó. El sostén rosa pálido que los cubría no era el mismo gris deportivo diseñado para absorber el sudor que solía usar. Si pasó por el problema de haberse cambiado después de ducharse tras la práctica, era solo para que este solitario lo viera.
Tras dejar caer la blusa al suelo, Ryoko se llevó las manos a su falda. La expresión de Seto era serena mientras la miraba, pero su polla palpitaba con venas marcadas.
La polla de Seto-kun… me está diciendo que quiere entrar ya…
Cuando solo le quedaba la ropa interior y los calcetines negros, Ryoko se detuvo. Entonces, Seto posó sus manos sobre sus pechos, aún cubiertos por el sostén.
—Ah… Nnn ♡.
Con solo eso, Ryoko dejó escapar un gemido.
Los enormes pechos de Ryoko —aquellos que no solo los miembros del equipo de atletismo, sino casi cualquier hombre, habrían matado por vislumbrar— habían crecido notablemente desde el último examen médico al inicio del año. Su rostro pequeño los hacía parecer aún más voluminosos, pero no eran simples copas D o E. Probablemente H, incluso I, o quizás más. De hecho, crecían tan rápido que ni siquiera ella sabía su talla exacta.
Más aun, desde que empezó a tener sexo con Seto, su desarrollo se había acelerado aún más. Era la prueba de que sus hormonas femeninas se activaban al hacerlo, moldeando su cuerpo para ser más femenino, más receptivo.
—Ryoko-chan, tus tetas… son más grandes que antes de las vacaciones de verano, ¿no es así?
—Mmm… ♡. Ah… ♡. Sí-sí, quizás… Nnnh ♡.
Sus senos —más voluminosos que los de cualquier modelo— no cabían en las manos de Seto, desbordándose entre sus dedos. Mientras otros hombres solo podían imaginar y especular sobre su tamaño, él lo palpaba directamente: una textura milagrosa, tan suave como malvavisco pero con la firmeza de una pelota de goma.
—Ah… ♡. Ahh… ♡.
Ryoko jadeaba con timidez, pero en su mente pensaba:
Las manos de Seto-kun… apretándome, amasándome… Solo eso me hace sentir tan bien, cada vez más y más sensible… Últimamente, incluso durante los entrenamientos, que mis pezones rocen apenas el sujetador ya me hace sentir que me cosquillean…
Mientras ella se estremecía ante su propio cuerpo, Seto acercó su rostro sin previo aviso y robó sus labios como si fuera la cosa más normal del mundo.
—Mmmff… ♡.
Al principio, Ryoko abrió los ojos, sorprendida, pero pronto sus párpados se cayeron.
Seto-kun… es tan bueno besando… ¿cómo es que puede descubrir cada punto débil…?
Aunque Ryoko seguía en una relación «platónica» con Kouta, una vez cedió a un beso torpe y ansioso de él durante una cita. …Pero comparado con la dominación experta de Seto —brutal pero atenta—, Kouta no le llegaba ni a los talones.
—Hmm, haa… Mmmah… ♡. Haa… ♡.
Durante minutos, las bocas de Seto y Ryoko se fundieron. El silencio de la habitación se rompía solo por los gemidos de ella y el sonido húmedo de sus lenguas.
Seto, sin prisa y de lo más casual, guio la mano de Ryoko hacia su polla, aún manchada de los jugos de amor de las otras chicas. Sus dedos —inocentes e inexpertos ya que nunca habían tocado a otro hombre— comenzaron a moverse arriba y abajo, bombeando con un ritmo que él mismo le había enseñado.
Al separarse interrumpiendo el beso, Seto la miró fijamente:
—¿Estás excitada, Ryoko?
—Hm… ♡. No digas eso… Es vergonzoso…
Él sonrió, disculpándose mientras su mano derecha aplastaba sus grandes pechos. Ryoko bajó la mirada, viendo dos escenas a la vez: Su mano, ordeñando la polla de Seto y las manos de él, deformando sus pechos al agarrarlos. Era una confirmación clara como el cristal: él iba a cogérsela, y ella lo sabía.
Finalmente, Seto desabrochó el sujetador de Ryoko. El delicado sostén rosa pálido cayó al suelo, uniéndose a la blusa y falda que ya yacían allí. Los suaves montículos de carne y grasa, liberados de su prisión, se balancearon con un temblor. Al mismo tiempo, un aroma cálido y embriagador emanó del pecho de Ryoko. A pesar de haberse duchado después del entrenamiento, su metabolismo activo ya había hecho que su cuerpo secretara una notable cantidad de sudor durante el trayecto.
Los dedos de Seto rozaron el clítoris de Ryoko a través de sus bragas.
—…¡¿Nnngggwuuhhh?! ♡♡♡. —Al instante, Ryoko reaccionó como si hubiera recibido una descarga eléctrica. Arqueó la espalda y todo su cuerpo se estremeció en pequeños espasmos—. ¿¡Ah… ah, ah, uagh, aahhh~~!? ♡♡♡.
—Parece que de verdad estás excitada. Con solo tocar tu clítoris, ya has empapado todo de tus jugos de amor.
—Se-Seto-kun, e-espera ♡♡. ¡¿Huguuuhhh?! ♡♡♡♡. Haah, ah ♡♡. ¡No, ahí no! Ah, ah, ah, ah ♡♡. Nngwuuhh ♡♡.
Ryoko intentó empujar el pecho de Seto para crear distancia, pero él ni se inmutó. Aunque parte de su fuerza provenía de los músculos ganados tras tantos encuentros sexuales con otras chicas, la realidad era simple: por más atlética que fuera Ryoko, no podía competir contra la fuerza bruta de un hombre como Seto.
—Voy a hacerte correr solo con esto.
—Basta ♡. Seto-kun ♡. Espera un segundo ♡. Por favor ♡.
Ignorando sus súplicas, Seto continuó acariciando el clítoris de Ryoko sin piedad, llevándola al orgasmo con cruel eficiencia en un corto periodo de tiempo.
—Ah ♡. Ah ♡. Nn ♡. Mmuh ♡. Hyaah ♡♡. Haah ♡. Haah ♡. Haah ♡. Nwuuuuhh ♡♡♡. Ah… ah, ah, ah, ah ♡♡. ¿¡Voy a…!? ♡♡. ¿¡~~~~~!? ♡♡. …Ha ♡. Haa ♡. Haa ♡. —Ryoko se corrió con intensidad, aún de pie, con solo esos pocos minutos de estimulación en su clítoris mientras aún estaba de pie.
Chispas estallaron tras sus párpados, y los fluidos que empaparon sus bragas cayeron en gruesas gotas al suelo. De no haber llevado ropa interior, se habría formado un charco bajo ella de todos los fluidos que se chorreó.
Jadeando, Ryoko se aferró a Seto, las piernas temblorosas de haberse corriedo hacía unos instantes.
Ya-ya hizo que me corriera…
Apenas habían pasado unos minutos desde que comenzaron las caricias, y ya sus rodillas flaqueaban, incapaces de sostenerse.
Seto había seguido puliendo sus habilidades sexuales con otras chicas incluso cuando no estaba acostándose con Ryoko. En ese sentido, la diferencia entre ellos era abismal.
Con un beso, Seto volvió a atrapar los labios de Ryoko, cuyo cerebro aún flotaba en el éxtasis postorgásmico.
—Mmh… Ahm ♡. Seto-kun… ♡.
Ni siquiera al llamar a su novio, Kouta, Ryoko había usado jamás una voz tan melosa. Sus lenguas se deslizaron entre sí, húmedas y ardientes, mientras sus cuerpos se apretaban.
—Haah ♡. Haaah ♡. Mmmh… ♡.
A veces separaban los labios para respirar, pero era cuestión de segundos antes de que volvieran a unirse en un beso profundo, más cercano a un sexo de lenguas que a un simple beso. Sus movimientos estaban perfectamente sincronizados.
Schlurp, chup, slurp, leck.El sexo de lenguas era tan insistente que parecía no tener fin. Los ojos de Ryoko brillaban entre lágrimas, y sus caderas se arqueaban buscando el pene de Seto.
—Puh… Haa… ♡. Mmmh… ♡.
Aunque ya llevaban más de diez minutos, seguían perdidos en el beso.
Las manos de Seto agarraban los hombros de Ryoko, mientras ella aferraba sus bíceps. Además, su erección, dura como el acero, presionaba contra el vientre de Ryoko. Tal arma, poco probable que viniera de alguien con una cara tan simple como la de él, iba a entrar todo lo máximo que pudiera dentro de ella. Ryoko estaba segura de eso.
Finalmente, al separarse, un hilo de saliva conectaba aún sus lenguas.
—Hm, ah, haah… ♡♡.
—Ya estás lista. Es hora de ir a la cama… para que pueda entrar.
—Haah… ♡. Oye, oye, Seto-kun…
—…¿Mmh? ¿Qué pasa?
—Bu-bueno, verás… —Ryoko intentó decir algo, pero la mirada de Seto la silenció y no le permitió seguir hablando.
En realidad, antes de llegar ahí, ella había querido hablar. Quería decirle que esto debía terminar, que era lo mejor para ambos. Pero, una vez más, se dejó arrastrar.
—Hoy, um… quiero que uses condón… —Al pronunciar la palabra condón, Ryoko tragó saliva. Hacía apenas unos meses, siendo aún virgen, jamás habría imaginado siquiera mencionarlo.
—……
—Po-por favor.
—¿Por qué? Antes no lo usábamos.
—Porque si sigues corriéndote dentro de mí… algún día podría quedar embarazada… Mmmh… ♡.
Seto selló sus labios de nuevo.
Tras otros minutos de besos, él preguntó:
—¿En serio eso quieres?
—Hah ♡. Haa ♡. Haa ♡. ……Hm.
Con su mente derretida por el dominio de la labia de Seto, Ryoko estuvo a punto de ceder, de permitir que la penetrara sin protección en sus días fértiles, de decirle que podía correrse dentro todo lo que quisiera si así era como mejor le hacía sentir, incluso si tenía que meter su dura polla sin condón dentro de su coño.
¡Es que Seto-kun pone una cara tan triste y solitaria…! Cuando me mira así, no puedo evitar sentir pena. ¡Eso es hacer trampa~! Pero Ryoko, con firmeza, negó con la cabeza.
—No-no se puede. Nada de bebés.
—¿Por qué?
—¿Como que por qué? Po-porque… ¡todavía vamos al instituto! Si tuviera un bebé, tendría que dejar los estudios… y el atletismo.
Era una respuesta obvia. Aun siendo estudiantes dependientes de sus padres, tener sexo sin protección para llenar su útero de semen con el posible resultado de tener un bebé era impensable.
—Pero, Ryoko-chan… ¿verdad que lo sabes?
—¿Eh?
—Que aquí dentro…
—…… ♡♡.
Seto Susurró, presionando bajo su ombligo, donde estaba el útero.
—…En tu útero… si lo lleno de semen hasta rebosar… los dos sentiremos el mayor placer.
—Que-que sea placentero no significa que debamos hacer un bebé… Además, yo… tengo a Kouta-kun…
—¿Entonces, si usamos condón, sí podemos?
—E-eso sería… —murmuró Ryoko, aunque seguía siendo un problema: ¡estar con Seto era una infidelidad descarada!
Tras darle permiso a Seto de tener sexo pero con protección, Ryoko —arrodillada frente a él— comenzó a colocarle en la polla el condón que había traído. Pellizcó la punta del preservativo (el más grande de venta comercial) y lo deslizó por la erecta polla de su compañero.
Luego, los dos subieron a la cama. Lo único que llevaban puesto, aparte de sus cuerpos, era el condón de Seto y los calcetines negros de Ryoko. Ella, la estrella escolar que hasta había aparecido en revistas, estaba a punto de tener sexo —¿cuál era el número de esta?— con un chico que su novio Kouta hasta consideraba alguien más del montón.
—Ryoko-chan, levanta un poco más el culo…
—Sí-sí ♡. E-entiendo ♡.
Seto, decidido a hacérselo por detrás, vio su pequeño cuerpo con líneas de bronceado gracias a su uniforme de atletismo. Se arrodilló en la cama mientras Ryoko apoyaba codos y rodillas, alzando sus nalgas hasta dejar su coño y ano completamente expuestos. Justo antes de penetrarla, le acarició la suave piel del trasero.
—Hah ♡. Hah ♡. Hah ♡. Haah ♡♡. —jadeaba Ryoko, la lengua fuera, más parecida a una perra en celo en busca de satisfacción que a la idol de atletismo. Pero el momento de la penetración dependía únicamente del macho.
Rápido ♡. Rápido ♡. La polla de Seto-kun, dámela ya… ♡♡♡. Todo lo que Ryoko podía hacer era mover las caderas, suplicando por sexo. Tanto su coño rosado como su ano se contraían ansiosos, rozándose contra el miembro de Seto.
Él era, sin duda, el último en la jerarquía masculina de la preparatoria. Hasta los otakus marginados lo despreciaban, pensando que eran mejores que él porque al menos con ellos había otros que tenían sus mismos intereses y que les prestara atención. …Aunque a lo mejor sería más adecuado decir que ni siquiera notaban su existencia.
Pero, en realidad, la revancha de ese solitario avanzaba en secreto tras bambalinas. La prueba era que, en este apartamento para encuentros sexuales proporcionado por una de sus amigas sexuales —Airi Kuroki, una de las dos gals amigas sexuales que tenía—, planeaba seducir no solo a ella, sino también a la inalcanzable presidenta del consejo estudiantil y a la atlética estrella del equipo de atletismo.
—Voy a meterlo.
—¡Sí-sí! …Ah ♡♡. ¿¡Aaaahhh…!? ♡♡♡.
—¡Kuh…!
Mientras Ryoko gemía sin control, la enorme polla de Seto se deslizó lentamente dentro de ella. La vagina de Ryoko, tonificada por sus entrenamientos, ofrecía una resistencia firme que intentaba rechazar la cabeza del pene del chico. Pero Seto, lejos de molestarse, disfrutaba de esa lucha y empujó hacia adelante.
Aunque mediaba un condón, el roce de su glande rojinegro hinchado de sangre, contra las paredes rosadas de la vagina, eso solo hizo que ambos estremecieran de placer.
—¡Dios…! ¡Ryoko-chan, tu coño me aprieta tanto…! ¡Aaah…!
Seto murmuró eso mientras le agarraba las nalgas —poniendo más fuerza en las palmas de sus manos— y comenzaba a moverse. Su miembro —más largo que el de cualquier otro chico de su clase, incluso el de Kouta— se deslizó sin piedad por el interior ya ansioso de Ryoko.
Ah, aaah ♡♡. Otra vez, Terminé engañando a Kouta con Seto-kun ♡♡♡. El cansancio del entrenamiento había avivado su excitación, y su vagina se contraía ávidamente, empapándose con grandes cantidades de néctar.
—Hah, hm, oh, oh ♡. Uh ♡. Uuuhh ♡♡♡. —Los gemidos de Ryoko no eran los tímidos suspiros que los chicos que nunca habían tenido sexo imaginaban. Eran roncos, varias octavas más bajos que su voz usual, prueba de cuánto la dominaba el placer que le daba el bastardo mujeriego que se lo estaba haciendo con su gran polla. Sus manos aferraban las sábanas, y los dedos de sus pies —envueltos en calcetines negros— se curvaban como si eso fuera a hacerle resistir mejor el placer—. Nngwoh ♡♡. Hm ♡♡. Nnn~… ♡.
—Uuf, esto es increíble.
—Nwoh ♡. Oh ♡. Oh ♡. Huugh ♡♡. Fuu ♡. Fuu ♡. Nwooh ♡♡. Increíble ♡♡. Eres demasiado bueno, Seto-kun ♡♡.
—¡Aah, tus tetas rebotando son lo más excitante…!
Aquellos senos que los compañeros del equipo de atletismo solo podían mirar con envidia, ahora se sacudían exclusivamente para Seto, el solitario sin amigos. Con cada embestida, las firmes pero suaves curvas de Ryoko oscilaban, salpicando gotas de sudor.
La polla de Seto está tan dura ♡. Me golpea hasta el fondo, una y otra vez ♡♡. Ahí, justo debajo del ombligo ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Ah ♡. Estoy gimiendo tan fuerte ♡♡. ¿¡Me corro, me corro, me corrooo…!? ♡♡♡. Ryoko sintió cómo su cuerpo temblaba con un orgasmo vaginal mientras escuchaba sus propios gemidos animalescos.
—¿¡Hoh, ohh, Nngooh~!? ♡♡. Hugh ♡. …Ah ♡. Haah, haah, haa ♡. Hughhh ♡♡♡. Hyiiaaah ♡♡. Ngguuuh ♡♡. —Espasmos intermitentes, incontrolables, la sacudían en una sucesión de orgasmos que apenas podía entender. De no haber estado aferrándose a las sábanas, habría exhibido una pose aún más obscena.
Aunque Ryoko jamás había probado drogas, lo que sentía ahora superaba cualquier éxtasis químico. Era peligroso que una estudiante inexperta descubriera semejante placer; era natural que luego no pudiera escapar. Seto detuvo un momento sus empujes para observar con ternura cómo Ryoko se derretía a orgasmos con su polla.
—Nnoh, ohh… ♡♡♡.
—¿Qué tal? ¿Te sientes bien, Ryoko-chan?
—Sí-sí… Me siento bien…
Ella, con la cabeza gacha, le respondió en un tono formal.
—Me alegra. Entonces te haré sentir aún mejor… hasta que no puedas siquiera poder seguir hablando.
—Ah, nooo… ♡♡.
Cuando Ryoko intentó huir instintivamente, las manos de Seto agarraron sus caderas para impedírselo. Y entonces sus movimientos recomenzaron, cada vez más rápidos, arrancándole nuevos gritos a Ryoko cuando se corría.
—¡Ah, aaaaah! ♡♡. Hughhh ♡. ¡Me corro! ♡♡. ¡Otra vez, me corro! ♡♡. ¡Me estoy corriendooo…! ♡♡.
—¡Yo también! ¡Me voy a correr y te llenaré por dentro, Ryoko-chan! ¡Gughhh!
Finalmente, Seto eyaculó con fuerza, chorros espesos saliendo de su polla erecta.
—¡Guh, uah…!
—Nnngh ♡♡♡. Ah, ooohh… ♡♡.
—¡Aaah, no para…! ¡Está saliendo tanto…!
Su semen era abundante, anormalmente copioso comparado con cualquier otro. La punta del condón se infló como un globo bajo un grifo. De no haber existido esa barrera, el inocente útero de la chica del club de atletismo habría sido inundado sin piedad por el esperma del solitario.
El semen de Seto-kun es tan caliente… ♡. Tan pesado… ♡. Ryoko pensaba entre orgasmos. No puedo dejar que esto siga así. Si no acabo con esta relación que tenemos, ya no habrá vuelta atrás.
Pero antes de que pudiera reaccionar, Seto la giró hacia él y la penetró de nuevo en posición del misionero.
—Eres adorable cuando te corres. Te amo, Ryoko.
—Nngh, fwuaah… ♡. Seto-kun… ♡.
La cama crujió al ritmo de sus embestidas. Las caderas de Ryoko, tan bien entrenadas, se movían en sincronía con las suyas.
Su encuentro continuó durante horas, hasta que Ryoko perdió el conocimiento, abrumada por el placer.
[1] El sugar dating es una relación donde una persona (generalmente mayor y con recursos, (sugar daddy/mommy) brinda apoyo económico, regalos o beneficios a otra (más joven, sugar baby) a cambio de compañía, intimidad o afecto. Se basa en un acuerdo mutuo, pero a menudo genera debates éticos y sociales.
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